Prefacio de Libro “Gran Capital y Militarización en
América Latina” Tomas Amadeo Vasconi
Algunas consideraciones teórico-metodológicas: política y periodización
Si desde el punto de vista de la formulación de un programa y del establecimiento de una línea estratégica es de fundamental importancia definir correctamente el carácter de la formación social y de la sociedad particular a la que tal programa se refiere y donde se inscribe la estrategia, desde el punto de vista de la elaboración de plataformas concretas de lucha es preciso tener una correcta visión del periodo por el que la formación social y la sociedad especifica transitan. Más aun, las prácticas políticas –y político-militares-siempre se llevan a cabo en coyunturas concretas; por lo tanto estas en sus variaciones y en sus cambios deben ser claramente reconocidas. En lo que sigue, trataremos de desarrollar, a modo de prefacio a nuestro trabajo sobre la formación del estado militar en américa latina, las formulaciones generales anteriores con algún grado de detalles. Una formación social –que de aquí en adelante identificaremos con ‘’sociedad concreta’’- reviste siempre un particular carácter que determina una posibilidad revolucionaria de desarrollo futuro y que se define básicamente por dos elementos fundamentales: 1) el modo de producción dominante en ella y, 2) la forma en que ese modo de producción se articula con y subordina a los otros modos de producción presente en dicha formación social. Así, el desarrollo revolucionario de una formación social dominada por el modo de producción capitalista conduce necesariamente a la elaboración de una estrategia de transito al comunismo como modo de producción dominante y, por consecuente, constituye al proletariado como la fuerza motriz de la revolución. Ahora bien, si el modo de producción dominante señala el carácter fundamental de una formación social- y por tanto orienta el carácter de revolución que ha de transformarla- la estrategia ha de estar también informada por el otro elemento capital de una formación social: la forma de articulación de ese modo de producción dominante con los otros modos o formas de producción social coexistentes en la misma. Aclaremos más esto mediante un ejemplo: en una formación social en que domina el modo de producían capitalista, las clases fundamentales (es decir, aquella que van a definir con el resultado de su lucha el destino histórico de su formación social), será la burguesía y el proletariado, y la lucha entre ellas constituirá el núcleo fundamental de la lucha de clases, definirá sus formas principales y sus perspectivas futuras. Sin embargo, en la medida en que dicha formación –y este es el caso general de américa latina- se halle muy extendida (como forma de producción subordinada) la forma de mercantil simple (campesina) y/o el modo de producción servil (aunque transformado por la dominación del capitalismo) tenga aun un peso considerable, el campesinado como clase tendrá una ponderación particular en la formación social y su papel como aliado del proletariado deberá estar inscrito en la estrategia revolucionaria, lo que dará a esta connotaciones particulares. La diferente combinación de modo y forma de producción es una formación social, implicarán la necesidad de inscribir en la estrategia revolucionaria distintas modalidades de alianza de clases. Por otra parte, también el modo de producción dominante se va transformando (dentro de los parámetros que lo caracterizan como un determinado modo de producción). Pasando por distintas ‘’fases’’ (como el transito del capitalismo ‘’concurrencial al capitalismo ‘’monopólico’’), o mostrando formas particulares de su desarrollo (como el capitalismo ‘’dependiente’’). Estos aspectos también deberán ser considerados pues suponen una diferencia estructuración de clases, una especificidad en el sistema de contradicciones, etc. Por todo ello, las estrategias revolucionarias en todas las formaciones sociales en que domine el modo de producción capitalista tendrán un elemento común: el carácter socialista de la revolución, el proponerse un tránsito al comunismo, y el hecho de que el proletariado constituirá la clase revolucionaria por excelencia. Y tendrán un elemento singular, especifico: el tipo de alianza que será necesario impulsar de acuerdo a la combinación histórico-Concreta – y por ende particular y específica – de modo y formas de producción presentes en dicha formación social. El programa estratégico recogerá así esta línea, fundada en el análisis objetivo de la formación social en la que el partido realiza su práctica política. Hasta aquí sin embargo, estamos en un nivel de abstracción considerablemente elevado; introduzcamos algunas precisiones que nos van acercando a la escena en que se inscriben las prácticas políticas. Señalemos, en primer término, un hecho fundamental: toda formación social es ante todo un proceso, quiere esto decir que se encuentra en permanente movimiento en permanente reorganización, y que esta ‘’reorganización’’ de las formaciones sociales permite establecer en su decurso cortes temporales, e incluso obliga a ello. En este sentido es posible reconocer la presencia de transformaciones (entiéndase que en todos estos caso hablamos de transformaciones no revolucionarias, es decir, de transformaciones que suponen una continuidad en el cambio) fundamentales, a mediano o largo plazo, que denominamos fases. Este sería el caso de una formación social dominada por el modo de producción capitalista en que éste transita de una fase concurrencial (o de competencia) a una fase monopolista. En este caso se registra una transformación en la base misma de funcionamiento de una formación social, que naturalmente repercutirá en todos los demás elementos que lo componen. Un segundo caso (o nivel, y que se combina de diversas manera con las fases), es el que se refiere más concretamente a las transformaciones en el ámbito político, en las formas de dominación, y que señala en una formación social un periodo político particular. Si consideramos, por ejemplo, que la llamada comúnmente ‘’clase dominante’’ está constituida por un conjunto de clases (v.g burguesía, terratenientes) y fracciones y capas de clase (burguesía industria, comercial, bancaria, gran burguesía, burguesía media, etc.), estas constituyen un bloque de poder dentro del cual una de estas clases o fracciones juega el papel hegemónico; las trasformaciones en el seno de ese bloque señalaran periodos distintos en una formación social. Estos cambios, resultado tanto de modificaciones en la base (económica) de la sociedad cuanto de la forma en que se resuelven las contradicciones entre clase y fracciones en el seno del bloque, señalan ‘’momentos’’ diferentes, periodos, que se expresan en un cambio en las modalidades que asumen la dominación. Y naturalmente unidos a esto, cambios en la forma de funcionamiento de los procesos políticos y en la estructura del aparato del estado: democracia liberal burguesa, estado de excepción (bonapartismo, fascismo, dictaduras miliares, etc.) que no constituyen sino otras tantas formasen que la dominación de la clase realice. Y por último, los periodos se distinguen entre sí por la situación y las prácticas de la clase dominante y las diferentes expresiones que adquiere la correlación de las fuerzas (en sus niveles sociales, políticos y militar) entre las clases dominantes y las dominadas. Así, entre un periodo y otro se produce sobre la base de la contradicción fundamental (entre burguesía y proletariado) una redefinición de las contradicciones secundarias y también una redefinición ente los aspectos principales y secundarios de las diferentes contradicciones. En este nivel, en el de un periodo, el programa (estratégico) del partido se vierte en plataformas de lucha que tiene en común el traducir al momento actual la línea estratégica general entendiendo al carácter que el periodo presenta y que se particulariza con relación a las diferentes clases (proletarios, campesinos, etc.) o capas (pequeña, burguesía, capas medias asalariadas) y grupo (intelectuales, estudiantes, religiosos, etc.) a las que van dirigidas. Todo lo dicho realza la importancia de definir correctamente un periodo para la práctica política del partido revolucionario, es decir, para poner en marcha una acertada combinación de las diversas formas de lucha: legales, semilegales e ilegales. Podemos aun señalar otro nivel mayor de concreción, aunque no nos ocuparemos especialmente de el en este trabajo; se trata de la coyuntura. Señalemos solamente que, en el transcurso de un periodo, y según la dinámica del mismo, puede registrarse un número más o menos grandes de coyunturas diversas. Estas coyunturas no modifican el carácter general del periodo, pero lo especifican de manera particular. Se definen, y diferencian entre si principalmente por los cambios que se registran en la correlación de fuerzas. Como las coyunturas no redefinen el periodo, las formas de lucha del partido revolucionario permanecen vigentes para todas las coyunturas; pero, al mismo tiempo, como las prácticas políticas (y político-militares) del partido siempre se realizan en coyunturas específicas, aquellas formas de lucha se utilizaran en una combinación particular (es decir poniendo mayor énfasis, por ejemplo, en el trabajo político legal o clandestino o en la propaganda armada o en el enfrentamiento militar directo) según el estado de la correlación de fuerzas en esa coyuntura. Los trabajos que seguirán constituyen intentos de caracterización del periodo por el que transitan las sociedades latinoamericanas –muy particularmente las de con sur- y que definimos ya, de una vez, como procesos de contrarrevolución burguesa que asumen el carácter de estados militares.