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Una de las imágenes más claras de la dimensión humana del Verbo encarnado, nos
presenta Marcos en su evangelio, al traernos a la memoria este pasaje de la vida de Jesús
que estaba pronto a su fin.
Se había retirado con Pedro, Santiago y Juan, algo que era muy normal para Él, a fin de
hacer oración. Por lo mismo dejó a sus acompañantes en el lugar para alejarse un tanto
y cumplir su objetivo diciéndoles: “Me muero de tristeza. Quédense aquí y velen.” Algo
muy poco corriente en Jesús que no mostraba exteriormente lo que bullía en su interior
y eso debe haber producido un impacto en sus discípulos que sólo veían al Maestro y su
fortaleza, lo que tenían muy claramente asumido al acompañarlo en su peregrinar.
Mientras tanto, Jesús dialogaba con su Padre eterno y le presentaba las inquietudes de
su humano corazón. Decía: “¡Abba, Padre! Todo te es posible. Aparta de mí este cáliz de
amargura.” Era el ruego de un ser humano, tal como cuando nos sentimos sobrepasados
por la adversidad y acudimos a Dios pidiendo ser liberados de un mal. La diferencia radica
en el trato deferente de Jesús con su Padre: “¡Abba!”. Esto, en el idioma arameo que Jesús
hablaba, era un trato íntimo que denotaba amor, seguridad y confianza, similar a nuestra
expresión “papito”. Lo que queda demostrado en el reconocimiento que hace de su poder
y el acatamiento que asume de su santa
voluntad.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
deseo, por eso el Señor acercándose toca a Pedro y le
dice: “Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar ni siquiera
una hora?”
Cuando Jesús nos enseña a orar nos pide, antes de todo hacer un reconocimiento de la
paternidad de Dios, poniéndonos en el lugar que nos corresponde y concluye su enseñanza
instándonos a pedir explícitamente a nuestro Padre: “no nos dejes caer en la tentación;
líbranos Señor de todo mal”. Esto lo hace porque está cierto que nuestra debilidad, por el
alejamiento de Él, nos deja expuestos a caer con mucha facilidad, pues, aunque el espíritu
quisiera no incurrir en dicho error, la carne nos arrastra y caemos. Sus palabras lo
ratifican: “El espíritu está bien dispuesto, pero la carne es débil.”
Ello significa, estén alertas, no dejen de orar en todo momento, pues donde abunda el
mal, mucho más abunda la gracia, con la salvedad que ésta no se impone por la fuerza y
espera la disposición de nuestra naturaleza para actuar y mostrarnos todo su poder. Ya
lo decía el gran Santo Tomás de Aquino: “La gracia supone la naturaleza”. Si nuestra
naturaleza no está disponible, estamos inhibiendo la acción de la gracia.
Entonces no debemos estar temerosos ante la tentación, muy por el contrario, pues si
estamos conscientes de nuestra debilidad apliquemos la enseñanza de Jesús que, San
Benito puso en la regla que regía el comportamiento de su comunidad: “ora et labora”.
Vale decir: “reza y trabaja”, pues así Dios estará siempre presente en tu vida y toda tu
acción será fecunda, porque para Dios nada es imposible y su gracia operará maravillas
en nosotros, como lo expresaba nuestra Madre: “...porque ha hecho maravillas el mí el
Poderoso…”
Y para quien ha leído con atención estas líneas: ¡Que la bendición de Dios que es Padre,
que es Hijo y que es Espíritu Santo, descienda abundantemente sobre ti y los tuyos y les
acompañe siempre!
Diácono Ronal Salvo Olave.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
Familia, vive la Palabra de Dios
Viernes 08.12.2023
Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
descendencia de David; el nombre de la virgen era María. El ángel entró
donde estaba María y le dijo: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor está
contigo.” Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba
qué significaba tal saludo. El ángel le dijo: “No temas María, pues Dios te
ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás
por nombre Jesús. Él será grande, será llamado hijo del Altísimo; el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la descendencia de
Jacob por siempre y su reino no tendrá fin.”
María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre? El
ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra, por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente
Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos
tenían por estéril; porque para Dios nada es imposible.”
María dijo: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices.”
Y el ángel la dejó.
Una vez más nos encontramos con el relato de San Lucas acerca del momento sublime
de la encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de la virgen María y cada
vez que lo hacemos podemos contemplar no sólo la aparición de un ser celestial, como el
ángel que se hace presente en la vida de un mortal, sino la sencillez y humildad de dicho
mortal, engrandecido por Dios al extremo de llamarla “llena de gracia” que es el saludo
que el ángel le tributa.
Ciertamente María era la llena de gracia, vale decir, llena de la acción fecunda de Dios,
quien la había elegido para ser la puerta de entrada para que su Hijo amado ingresara en
el mundo, asumiendo la naturaleza humana.
Esto María lo ignoraba razón por la cual el saludo que aquel personaje celestial le dirigía
la llenó de confusión, pues en su sencillez no se sentía
acreedora a ser mencionada de dicha manera, ni a ser
merecedora de tal saludo: “Salve, llena de gracia, el
Señor está contigo.”
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
El ángel, por su parte, continuó dándole a conocer lo que
estaba establecido por Dios en relación con ese hijo que
aún no concebía: “Él será grande, será llamado hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su
reino no tendrá fin.” Una vez más estaba a prueba su
docilidad frente a su Dios, pues en su humildad, no cabía
en su imaginación pudiera ser la madre de un rey.
Ya nada podría inquietarla, pues estaba cierta de estar en las manos de su Dios y Señor
a quien amaba sin condiciones, por ello sus labios pronunciaron el sí de su consentimiento
al decir: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices.”
¡Qué gran prueba de amor! Pone todo su ser a disposición del Dios eterno, sin ningún tipo
de condiciones, sin especular con cavilaciones del por qué o el cómo, sólo haciéndose
instrumento dócil en las manos de su Señor. No se anula a sí misma, sino superpone a
sus propios proyectos la voluntad de su Dios, acogiendo con todo su corazón, toda su
alma, toda su mente, todas su fuerzas y capacidad de obrar, el proyecto que el Altísimo
tenía para la humanidad.
Por la enseñanza de la fe sabemos del bien y del mal, pero no siempre hacemos el bien.
Por la doctrina de Jesús sabemos lo que Dios quiere y no lo asumimos. El ejemplo de
nuestra madre nos insta a actuar con fidelidad.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
Familia, vive la Palabra de Dios
Domingo 10.12.2023
Nos dice San Marcos en su evangelio que la buena noticia que representaba la venida de
Jesús correspondía a lo anunciado con mucha antelación en la voz del profeta Isaías,
reafirmado por el profeta Malaquías que nos habla del mensajero enviado por Dios que
irá delante de su Mesías.
La voz de los profetas, la tenía clara el pueblo de Israel que esperaba al Mesías liberador,
pero su interpretación era más libre, pues al estar sometidos al imperio romano,
esperaban ser liberados por el Mesías prometido del yugo que representaba un gobierno
extranjero. Nadie pensaba en la vida interior.
En este contexto aparece Juan que era un asceta que vivía en el desierto en donde
experimentó el llamado de Dios para anunciar el cumplimiento de la promesa, la llegada
del Mesías anunciado por los profetas y dada la radicalidad de su formación, exigía, a
quienes le escuchaban y estaban dispuestos a asumir sus recomendaciones, un cambio
radical en su manera de vivir. Pedía, no, una renuncia formal y externa, sino un cambio
real, en cuyo caso los bautizaba sumergiéndoles en el agua del río Jordán. De esta manera
la región de Judea, que era el lugar de su predicación y
los habitantes de Jerusalén que acudían a él, fueron
bautizados. Muchos judíos de todos los niveles sociales
recibieron de él el bautismo. Reconocían sus pecados,
invocando el perdón de Dios, el que recibían
públicamente por el gesto de ser sumergidos en las
aguas del río.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
No se arroga la misión del Mesías
anunciado, presentándose como indigno
siquiera de servirle. Decía a la gente:
“Detrás de mí viene el que es más fuerte
que yo. Yo no soy digno ni de postrarme
ante Él para desatar la correa de sus
sandalias. Yo los bautizo con agua, pero
Él los bautizará con el Espíritu Santo.”
Cuanta diferencia con lo que ocurre en nuestro entorno donde prima el compadrazgo, la
amistad o el compromiso social o político, a fin de obtener beneficios. Juan nos muestra
la otra cara, la del compromiso formal con el Dios que nos ha otorgado el ser y nos
sostiene en él; que respeta al otro ocupándose de su persona en un aspecto integral, no
sólo de formalidad externa, sino viendo y velando por su vida interior, donde radica el
primer valor de la persona humana. Ejemplo: “el que tiene dos capas que regale una”.
Por eso su llamado es a una conversión radical e integral, no sólo de palabras o signos
externos, sino al cambio de las estructuras íntimas del ser, lo que deja demostrado al
llamar al reconocimiento de los pecados para implorar el perdón de Dios; exigiendo gestos
que respalden lo que se ha expresado en palabras, antes de someterlos al baño bautismal.
Al igual que la Santísima Virgen María estuvo disponible absolutamente para hacer la
voluntad de Dios, Juan deja su lugar de retiro y se entrega a la misión que estima le ha
sido encomendada, transformándose en un predicador que anuncia la venida cercana del
Mesías prometido, sin pedir nada a cambio y entregándose por entero hasta dar la vida
realizando su objetivo.
Y para quien ha leído con atención estas líneas: ¡Que la bendición de Dios que es Padre,
que es Hijo y que es Espíritu Santo, descienda abundantemente sobre ti y los tuyos y les
acompañe siempre!
Diácono Ronal Salvo Olave.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
Familia, vive la Palabra de Dios
Domingo 17.12.2023
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como
testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él.
No era él la luz, sino testigo de la luz. … Los judíos de Jerusalén enviaron
una comisión de sacerdotes y levitas para preguntar a Juan quién era. Él
confesó rotundamente: “Yo no soy el Mesías.” ellos le preguntaron:
“Entonces, ¿Eres tú, acaso, Elías?” Juan respondió: “No soy Elías.”
Volvieron a preguntarle:” ¿Eres el profeta que esperamos?” Él contestó:
“No.” De nuevo insistieron: Pues, ¿quién eres? Tenemos que dar una
respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?” Entonces
él, aplicándose las palabras del profeta Isaías, se presentó así: “Yo soy la voz del que
clama en el desierto: rectifiquen el camino del Señor.” Algunos miembros de la comisión
eran fariseos. Éstos le preguntaron: “Si no eres ni el Mesías ni Elías ni el profeta esperado,
¿por qué razón bautizas?” Juan afirmó:” Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes
hay uno a quien no conocen. Él viene detrás de mí, aunque yo no soy digno de desatar la
correa de sus sandalias.” Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan
estaba bautizando.
San Juan evangelista, con su sensibilidad acostumbrada para interpretar los hechos de
los que fue testigo presencial, nos habla de Juan el Bautista presentándolo como un
testigo de la luz que es el Señor Jesús, de quien es el precursor. Por ello acentúa que no
es la luz sino un testigo de ésta.
Para la gente del tiempo del Bautista, éste era una incógnita que inquietaba incluso a los
jefes religiosos de los judíos, ya que había aparecido predicando un bautismo de
conversión, práctica común entre la comunidad de los esenios a los que pertenecía Juan.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
“Si no eres ni el Mesías ni Elías ni el profeta
esperado, ¿por qué razón bautizas?” Juan
les hace ver que lo que hace es un gesto con
agua que ratifica una determinación real de
cambio de vida para recibir al Mesías, ya
expresado en su primera respuesta:
“rectifiquen el camino del Señor”,
agregando: ”Yo bautizo con agua, pero en
medio de ustedes hay uno a quien no
conocen. Él viene detrás de mí, aunque yo no
soy digno de desatar la correa de sus
sandalias.” Cuanta llaneza y sinceridad
encierra su respuesta, haciendo ver lo que nosotros diríamos: “no soy nadie” frente al que
está en medio de ustedes y que no pueden identificar porque no le conocen.
Esto que Juan plantea en su tiempo, hoy, también podemos apreciarlo en nuestro tiempo,
pues el Señor que ya se hizo presente una vez en medio de este mundo, está a las puertas
de su segunda venida y Él mismo nos ha entregado pautas para que podamos identificar
el tiempo de su venida. Esta vez no es la voz en el desierto la que nos orienta, sino “los
signos de los tiempos” a los que el Señor nos pide estar atentos.
Pero al igual que en tiempos de Juan en que el Mesías caminaba en medio de ellos y no
se percataban de su presencia, también en nuestro tiempo está muy cerca nuestro y no
lo detectamos, aún cuando ha sido muy claro para decirnos que, al ser misericordiosos,
oiremos de Él estas palabras: “Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis
hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.” Y si nos negamos a actuar con
misericordia, oiremos: “Les aseguro que cuando dejaron de hacerlo con uno de estos
pequeños, dejaron de hacerlo conmigo.” Mt 25, 40. 45.
Por eso cobra fuerza el llamado de Juan a la conversión que el Señor Jesús hace suyo,
instándonos a dar este paso para franquear las puertas del reino y escuchar su voz
invitándonos a pasar. La condición es el cambio radical de vida, poniéndole a Él en el
centro de nuestra existencia y desechando todos los ídolos de la cultura moderna que
obnubilan nuestra visión, impidiéndonos apreciar la luz que ilumina la vida de los
hombres que es nuestro Salvador Jesucristo.
Si damos este paso, con seguridad podremos distinguir los signos que nos anuncien la
llegada del Señor y en el intertanto ir descubriendo su presencia en todo cuanto nos
rodea, pues su luz hará más clara nuestra visión, para que su compañía sea la tónica de
nuestra vida.
Cultivemos, como nos lo pide Jesús, un corazón de pobre, capaz de poner al centro de
nuestra atención, no las riquezas materiales, sino la voluntad del Padre que siempre nos
dará lo mejor para nuestra vida, pues es providente, tal como lo vivió Juan cuya misión
fue hacerse servidor del Salvador
Y para quien ha leído con atención estas líneas: ¡Que la bendición de Dios que es Padre,
que es Hijo y que es Espíritu Santo, descienda abundantemente sobre ti y los tuyos y les
acompañe siempre!
Diácono Ronal Salvo Olave.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
Familia, vive la Palabra de Dios
Domingo 24.12.2023
La narración del evangelista Mateo nos presenta el dilema que enfrentó José el
prometido de María, al enterarse de que ella estaba esperando un hijo antes de haber
tenido relaciones conyugales. Nos dice el evangelista que José era un varón justo, por lo
que no podía pasar por alto algo así, por la fidelidad que exigía el compromiso
establecido. Como su amor por María era sincero y leal, no quiso exponerla al juicio
público, prefiriendo asumir el hecho como si fuera su culpa, por lo que decidió
abandonarla en secreto.
Esta solución, a su entender, era lo mejor, pues así todo quedaría en secreto, María no
sería expuesta y el aparecería frente al resto como el responsable, lo que, aún no estando
bien, no traería las consecuencias que afectaban a la mujer si era encontrada culpable.
Con estos sentimientos se entregó al descanso nocturno.
Ya dormido, en medio de su sueño apareció el ángel del Señor que le habló, diciéndole:
“José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa, pues el hijo que espera
viene del Espíritu Santo.” Esto era algo que su mente no podía elaborar y lo que continuó
diciendo el ángel: “Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a
su pueblo de los pecados”, arraigó en él la determinación que debía proceder como le
había sido dicho en el sueño. Por eso al despertar asumió el sueño como la voluntad de
su Dios y acogió a María como su esposa,
confiando en que era obra del Todopoderoso
todo lo ocurrido.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
la promesa que Dios había hecho a su
pueblo, la venida de un Mesías liberador y
el ángel le había dicho que el hijo que
María esperaba era el que salvaría a su
pueblo. Ello era una certificación de que
María era la virgen elegida y él respetaría
y velaría por su virginidad.
Esos rasgos que aparecen en la vida de Jesús, son los que nos permiten conocer más de
la vida de sus padres, pues la pureza de su alma nos transmite como en un libro abierto,
lo que éstos representaron en su vida. Él mismo usará esto como ejemplo cuando habla
del corazón del ser humano: “No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé
fruto bueno. Cada árbol se conoce por sus frutos...El hombre bueno saca el bien del buen
tesoro de su corazón, y el hombre malo, de su mal corazón saca lo malo.” Lc 6,43-45.
Y para quien ha leído con atención estas líneas: ¡Que la bendición de Dios que es Padre,
que es Hijo y que es Espíritu Santo, descienda abundantemente sobre ti y los tuyos y les
acompañe siempre!
Diácono Ronal Salvo Olave.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
Familia, vive la Palabra de Dios
Domingo 31.12.2023
La escena que narra Lucas nos muestra que, María y José, fieles cumplidores de la
norma establecida, acatan con sencillez lo dispuesto. Sin dar a conocer que el tesoro
que portaban, el Hijo de Dios y la virginidad de la madre que era purísima, hacían
innecesario dicho ritual. No obstante, lo asumen con humildad, acogiéndolo como la
voluntad de su Dios y Señor.
Al llegar al templo les sale al encuentro Simeón, un hombre justo y piadoso que
esperaba el cumplimiento de una promesa que en visión había recibido de parte de Dios:
“que no moriría sin antes ver al Mesías prometido”.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023
los días y las noches en el templo rindiendo culto
a Dios con ayunos y oraciones y al ver al niño
comenzó a dar gloria a Dios, hablando del niño a
todos cuantos esperaban la liberación de Israel.
Esto llenaba sus almas de inmensa alegría, pero también les hacía comprender la
magnitud de la responsabilidad que conllevaban todos estos anuncios sobre la grandeza
que auguraban sobre su hijo, ya que tenían clara conciencia de su procedencia: era el Hijo
de Dios.
Todo esto podría haberlos inhibido, pues la empresa era superior a sus fuerzas, pero su
confianza en la misericordia del Dios infinito acicateaba todo su ser para arrojarse en los
brazos del Todopoderoso, adhiriéndoles con más fuerza a su plan divino. Cierto era que
entre todas las maravillas que oían decir de su pequeño también había una nube que se
dejaba ver en las palabras de Simeón: “A ti misma una espada te atravesará el corazón.”
Pero ello no alteraba su apego a su Señor, pues el ángel Había dicho: “Para Dios nada es
imposible.” Eso les permitían descansar en Él, pues Él les daría la fuerza y la sabiduría
para llevar a cabo la misión encomendada, en su Hijo amado.
Esta manera de creer y confiar en su Providencia es lo que nos hace falta en el presente,
pues nos hemos acostumbrado a la vida fácil, la del menor esfuerzo, ya que los avances
tecnológicos ponen a nuestra disposición todo tipo de soluciones y concluimos
descartando la acción de la gracia cual si fuese una utopía. El pensamiento materialista
nos lleva a pensar que es el hombre quien debe encontrar las soluciones, aunque éstas
estén en contra de los valores esenciales, como la vida.
María y José nos muestran con su vida, la docilidad que hemos de tener frente a la
voluntad divina, aceptando sin reservas el inescrutable plan Dios que puede hacernos
instrumentos dóciles en sus manos, tal como, por amor, puso en débiles manos humanas,
la vida de su Hijo amado encarnado.
Y para quien ha leído con atención estas líneas: ¡Que la bendición de Dios que es Padre,
que es Hijo y que es Espíritu Santo, descienda abundantemente sobre ti y los tuyos y les
acompañe siempre!
Diácono Ronal Salvo Olave.
La Palabra en mi Vida
Diciembre 2023