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Introducción. Por estas fechas hay muchos que se encuentran alegres porque celebrarán juntos en familia la navidad,
por otra parte hay algunos tristes porque quizás no podrán pasar juntos la navidad, por trabajo, por lejanía, porque
algunos están en la cárcel, porque están secuestrados, porque quizás algunos murieron por diversas situaciones… entre
otras. Sin embargo creo que muy pocas personas se podrían sentir realmente tristes porque aunque muchos estén
juntos o lejos, de todas maneras se perderán la navidad, porque no conocen a Cristo y el Salvador no ha nacido para
ellos. En esta exposición pretendo presentar algunos ejemplos bíblicos de algunos personajes o grupos de personas que
se perdieron la navidad y otro grupo que no se la perdió, ¿Qué hizo que un grupo se la perdiera y otro la viera en su
majestad? es lo que esperamos con la ayuda de nuestro Dios dar a entender en estas humildes líneas
Exposición
Alrededor del nacimiento de Cristo hay muchas personas y grupos de personas que estuvieron de una forma u otra
relacionadas. Pero no todas con las expectativas del nacimiento del Cristo para el cumplimiento del plan soberano de
Dios. En general, estas personas se perdieron la navidad porque estaban enfocadas en sus propias causas, más que en la
causa que partiría la historia en dos, la causa de Dios. Veamos algunos de estos que se perdieron la navidad y las razones
por las cuales se la perdieron.
En esta cita se nos informa que José y su esposa tuvieron que ir a Belén, el lugar de su nacimiento, con el fin de
ser empadronados por orden del emperador augusto cesar, Cayo Octavio por aquella época. ¿Qué era esto de
empadronado? Este empadronamiento era un censo que tenía como objetivo contar a los ciudadanos del reino
para saber cuántos hombres podrían servir en el ejército y además cuántos impuestos deberían recaudar cada
año. Del proceso de empadronamiento es importante decir que se pudo llevar a cabo gracias a la pax romana,
es decir la paz que se vivía por todos lados en el imperio, al tener vías vigiladas y sin enemigos. Por otro lado es
interesante pensar cómo de forma providencial se da el movimiento de José y María por el mandato de un rey
pagano, por motivaciones muy egoístas que hacían viajar a las personas por largas distancias, pero se da el
cumplimiento del plan divino a pesar de la intervención humana, dado que se cumplió lo dicho por Miqueas 5: 2
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en
Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
Así llega José y María a Belén desde la ciudad de Nazareth en Galilea, que según algunas fuentes eran 112 km
(distancia que hay desde Bugalagrande a Cali aproximadamente), por caminos de herradura y terrenos
montañosos, unos viajes realmente extenuantes para María, pues ella se encontraba embarazada y a punto de
dar a luz. Cuando llegan al mesón, muy probablemente un lugar de estadía que estaba a reventar, por la llegada
de viajeros de todas partes de Israel.
i. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre. Se enfatiza que
era el primogénito, lo que implica que no tenía otros hijos antes, esto cumple la profecía, pues fue él
quien abrió una matriz que él mismo creó. Lo envolvió delicadamente en pañales, pequeñas tiras de
tela, mostrando su vulnerabilidad y humanidad, el Dios creador se hizo vulnerable en las manos de una
mujer y con humildad lo acostó en el único lugar que parecía más una cuna, un pesebre lleno de heno,
donde comían las bestias. No fue una cuna de oro como los reyes, ni una cesta como Moisés, el salvador
nació en la modestia, el único digno de toda la gloria, fue acostado en la modestia de un pesebre. Y cuál
fue la razón por la cual tuvo que nacer en este lugar:
ii. porque no había lugar para ellos en el mesón… El que hizo el universo entero con su poder y gloria no
tuvo lugar para nacer en su encarnación. Por causa de que el mesonero no encontró dónde
acomodarlos.
El mesonero se perdió la oportunidad única y sublime de que el salvador, de que la unión de la gloria
con este mundo, el acercamiento del reino de Dios en esta tierra, se hiciera una realidad en su propia
casa. Una oportunidad única, pero este hombre se perdió la oportunidad debido a su indiferencia. Ni
siquiera al ver a una mujer embarazada tuvo misericordia incluso al ceder su propia habitación, sino que
decidió rechazarlos perdiéndose así la navidad.
Una indiferencia ignorante.
¿Esta indiferencia qué fundamento tiene? El estar ahogado en una multitud de actividades y trabajo, que no le
permitieron ver lo importante. Esta es una indiferencia ignorante claro, porque él no sabía nada de aquel que
nacería, pero al fin indiferencia.
Sobre este pasaje el pastor John MacArthur hace unas preguntas muy interesantes:
“ ¿Dónde están las parteras? ¿Dónde están las personas que supuestamente deben cuidar ese tipo de cosas?
¿Dónde estaba quien estaba a cargo del mesón? ¿Conocía a alguien que podía ayudar? ¿Acaso su esposa no se
preocupó por esto? ¿O no hubo algún tipo de fuente de ayuda para María? Pero, ¿acaso los profetas no habían
dicho que Él sería despreciado y de rechazado? ¿Y no sería verdad que esto podría ser el caso en Su nacimiento?”
¿Cuántos indiferentes hay que no consideran la importancia de aquel que nació, el Salvador por que las pasiones
de este mundo y el deseo del dinero hacen que se pierdan el significado del evangelio y de la salvación que solo es
en Jesús? Inclusive todo lo inútil, todo por lo cual la gente es capaz de entregar sus horas, sus vidas y sus familias,
que los tiene indiferentes frente a Dios. Todo esto los mantiene enfocados en otras cosas que no les permite ver
que tienen las habitaciones de su vida llenas de cosas inservibles, y no hay espacio para el Salvador.
2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y
venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
Herodes, era un rey puesto por el imperio romano, realmente Herodes no era judío sino edomita, de la
descendencia de Esaú, por ello era visto como un usurpador por el pueblo, ya que esperaban que en Judá reinaran
los descendientes de David. Herodes era un desquiciado posesivo con el poder, había llegado a matar hasta a sus
propios hijos, para que no le quitaran su reinado.
Es por esto que la palabra rey en este caso marca el contraste entre las frases de Mateo, pues él como judío sabía
que Herodes era un rey impuesto y obsesivo con el poder, pero Jesús como fue proclamado por estos sabios de
oriente era El Rey de los judíos. No desconocían a Herodes como rey, pero a Cristo fue el único que mencionaron en
la pregunta: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?”, ellos venía a adorar a este rey, a postrarse ante él,
pero no ante Herodes. Evidentemente Herodes se turbó (tarasso (ταράσσω, G5015) que significa perturbar: perder
la tranquilidad) porque él mismo no estaba dispuesto a compartir su trono con nadie, y no solo él se turbó sino toda
Jerusalén con él. El fruto de esta turbación fue un miedo profundo, pero esto no le hizo buscar al rey prometido para
bien, sino para mal, pues decretó una masacre de niños con el fin de matar a aquel que ponía en riesgo su reinado
usurpador. Sin embargo este usurpador sirvió para dirigir a los sabios hacia el Rey de los judíos.
El miedo de Herodes estaba fundado en su egoísmo, ya que estaba dispuesto a quitar del medio a todo aquel que
pusiera en riesgo su reinado, ya que tenía un afán grande por preservar el poder y así no podría reconocer a Cristo
como rey. No era él, Herodes, el único y solo rey de los judíos? ¿No había recibido el nombramiento de Roma?
¿No le había llevado meses, aun años de lucha el hacer que su título se hiciera realidad? Entonces, ¿era éste otro
intento de destronarlo?
En el caso de Herodes este miedo, no partía de la ignorancia, pues sabía muy bien que vendría un Mesías, lo que en
definitiva lo hace más culpable que el mesonero, Herodes padecía de un profundo temor egoísta
Por el afán de mantener su poder, no reconoció a Cristo como rey. Esto no es solo de alguien en la posición de
Herodes, que se perdió la navidad por esta razón, sino que todos aquellos que no están dispuestos a ver a Jesús
como el único rey de sus vidas, actúan como Herodes, no reconocen a Cristo y así se pierden de la verdadera
navidad, porque no pueden servir a dos señores: Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.[a] Por definición en lo que concierne a este versículo cuando amamos más nuestro gobierno sobre
nuestro corazón, aborrecemos el señorío de Cristo y a Cristo sobre nuestras vidas.
Todos los sacerdotes, escribas y fariseos hacían parte de lo que era el liderazgo religioso de Israel, el sanedrín.
Todos ellos supieron del nacimiento del Rey de los judíos, pero realmente no les importó mucho, pues ellos solo
le dijeron a Herodes donde había de nacer el niño, pero no fueron a contemplar este nacimiento tan
importante y esperado por el pueblo de Israel, el mesías y salvador. La pregunta surge a la vista: ¿Cómo es que
los líderes religiosos de Israel, que sabían que vendría el salvador y cuándo, no estuvieron en ese momento tan
clave? Repuesta: porque tenían una religiosidad enceguecedora, que no les permitía creer y escuchar la voz de
Jesús como el salvador desde el inicio. Ellos estaban más enfocados en sus ritos que en creer a la palabra, en
su conocimiento más que en la práctica de él genuinamente.
De la misma forma Jerusalén estaba tan enfocado en sus propios ritos que no fueron a contemplar al niño que
les había nacido. Todo porque su enceguecedora religiosidad, que los llevaba a su propia justicia ante Dios que
parecía que no necesitaban un salvador. Y cuando le dieron un ingreso de rey en Jerusalén (Marcos 11), luego de
eso lo quisieron crucificar (Mateo 27: 15-22), lo que implica que no era el rey que esperaban, no era lo que
querían entonces lo desecharon hasta el día de hoy. Así de pragmática es la gente religiosa, todos están hoy en
día dispuestos a experimentar con todo aquello que les funcione, pero un supuesto salvador que dice ser el
enviado por Dios y que nace en un pesebre de padres pobres y poco influyentes y luego que es capturado por el
imperio que debía vencer, estando a punto de ser asesinado por ellos, no es algo que realmente ellos quisieran
como líder, así que mejor lo desecharon, por su religiosidad su ceguera y su pragmatismo.
Una religiosidad enceguecedora.
Hay quienes ahora mismos se encuentran en el debate de si tener un árbol es cristiano o no, si tener luces es de
cristianos o no, si tener pesebre es bíblico o no, pero el espíritu de ello no es que Dios sea glorificado sino tener
la razón. En últimas nuevamente la religiosidad enceguecedora es una forma de egoísmo que hace que las
personas finalmente se pierdan la navidad o lo realmente importante de ella.
Por otro lado cuántas personas repiten oraciones que no entienden en estas fechas, según la tradición católica
romana, pero desconocen el real sentido de lo que fue la navidad y el nacimiento del salvador. En definitiva la
religiosidad hace que muchos se pierdan la verdadera navidad.
¿Eres tú de aquellos que por la tradición, por las costumbres de estos días, todo lo externo y lo aún decorativo
hacen que termines perdiéndote de meditar profundamente en lo que implica la navidad para nosotros, el
que Cristo haya venido a la tierra, el que este tiempo nos recuerde que tenemos a un Dios cercano?
Cuántos pueden estar aquí como asistentes, pero sus corazones se han endurecido de tanto escuchar, de
tener cierta familiaridad con la navidad, con los hechos, que ya no lo contemplamos con asombro con amor lo
que sucedió con el Salvador. Al menos Herodes se asustó con la realeza del niño y el mesonero era un
ignorante, pero este sanedrín, tenía el conocimiento pero estaban ciegos, tenían una familiaridad religiosa
con el hecho de que el Mesías vendría. Que esa familiaridad con los relatos de la navidad, que forma
corazones religiosos y ciegos, no hagan que te la pierdas.
El problema más grande que tenían los miembros del religioso sanedrín es que, el últimas, pensaban que no
tenían un problema en ellos mismos, por eso no necesitaban un Salvador en su concepto. La familiaridad
religiosa nos hace pensar que ya no necesitamos a ese salvador, este es un engaño que se soluciona cuando
recordamos el evangelio en nuestra vida, qué fue lo que Cristo hizo, y cómo nosotros no lo merecemos.
Los ángeles eran espectadores, pero no se quedaron allí, sino fueron los primeros el proclamar el evangelio ante
los pastores. Ante el temor de aquella aparición, a estos bienaventurados pastores se les dice No temáis, y la
razón por la cual no debían tener temor era : porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el
pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Estas nuevas de
gran gozo, era que les había sido dado este niño. Los ángeles no se presentaron ante el religioso sanedrín, sino
ante los desechados pastores, que eran considerados como una comunidad de bajo rango en la época, quizás
eran de aquellos que cuidaban los rebaños que tenían las ovejas del sacrificio, sería muy significativo que el
cordero de Dios les fuera presentado, como el último sacrificio. Así el Salvador es presentado a estos pastores
que se consideran enfermos del pecado y con la necesidad del Salvador, ante este anuncio no solo se dice que
fueron a verlo Lucas 2:16 16 apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Su diligencia evidencia su entendimiento y su fe al anuncio, no cuestionaron lo dicho porque se tratara de un
niño en un pesebre. Vieron sus ojos bienaventurados la gloria de Israel y creyeron no porque vieran señales sino
por su necesidad de Él.
Qué efecto les trajo su visita a aquel humilde lugar: Lucas 2:20 Y volvieron los pastores glorificando y
alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. Los pastores glorificaron
al Dios de Israel por lo que había pasado. Estos pastores no se perdieron la navidad. Estuvieron en el mismo
lugar porque tenían necesidad de médico:
Mateo 9:12-13 Reina-Valera 1960
12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id, pues, y
aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento.
Los que fueron llamados en primer lugar al arrepentimiento ante estas buenas nuevas fueron los desechados
pastores.
Conclusión
Todos aquellos que se perdieron la navidad, tienen algo en común y es que todos tienen un egoísmo profundo en sus
corazones que acompaña a la naturaleza humana. Qué hace que una persona tenga todo aquello que hace que se pierda
de la navidad, de conocer a Cristo es porque de su corazón sale: indiferencia, temor, religiosidad e idolatría, que fueron
los síntomas del mesonero, Herodes, el sanedrín y el imperio romano, surgen del egoísmo en diferentes
manifestaciones.
Aquel que es indiferente, básicamente lo hace porque está más preocupado por su propio beneficio que por el de los
demás, que el de ocuparse de aquello que viene de Dios, de Cristo específicamente, y así solo se enfoca en aquello que
le trae un beneficio momentáneo, el indiferente no tiene razón considerar algo que le haga perder su comodidad en esta
tierra.
Aquellos que padecen del temor de perder lo que los une a este mundo, de perder el señorío y control sobre las cosas
que le provee, rechazan al Salvador porque no están dispuestos a entregar el control de sus vidas.
Aquellos que son religiosos, solo piensan en satisfacer sus ideales y ritos, porque no están dispuestos a no tener la razón
acerca de un tema. Cuando las costumbres tienen un peso más fuerte que la verdad es lo que hace que estas personas
se pierdan de la verdad, se pierdan de Cristo, de su navidad.
Aquellos que son practicantes de la idolatría básicamente lo hacen porque quieren cambiar a Dios y hacer uno a su
imagen que se acomode a sus pretensiones, en últimas la idolatría es una forma de egoísmo, donde el hombre le dice a
Dios que está tan equivocado que él mismo tiene que hacer uno nuevo, perdiéndose así del verdadero plan soberano de
Dios, de un Dios que no quieren conocer.
Los que no se perdieron la navidad, tenían en común una humildad reverente ante Dios, que contrario a los que se la
perdieron, podían ver su necesidad de la venida de este magnífico Salvador, que se encontró en ese pesebre
indefenso y al mismo tiempo lleno de Gloria, la Gloria del omnipotente que se puso al nivel de un recién nacido, para
demostrar cómo se vence desde la debilidad, para identificarse con la pobreza y desdicha humana, y así llevar al
hombre a la gloria inmarcesible de su eterna compañía, todo lo cual empezó con la navidad.
¿En cuál de los dos grupos puedes decir que estás hoy? ¿En el de aquellos que se pierden la navidad debida a su
ególatra egoísmo o en aquellos que contemplan ese momento con la alegría de una humildad reverente, la cual
entiende su necesidad del maravilloso Salvador?
Sobre todo recuerda: que si te pierdes la navidad realmente es porque estás perdido. Los que se perdieron la
primera venida de Cristo, se perderán en la segunda. Por tanto ven ahora, celebremos su nacimiento, su
muerte y su resurrección.