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Villarrica, cuatro de mayo del año dos mil veintiuno.

VISTO, OÍDO Y TENIENDO PRESENTE:


PRIMERO: Individualización de los intervinientes
Con fecha veintidós, veintitrés y veintinueve de abril del año dos mil veintiuno,
ante este Tribunal de Juicio Oral en lo Penal, constituido por las magistrados,
Adriana Knopel Jaramillo, Presidente de Sala, Alejandra Rosas Lagos y M.
Cecilia Zapata Pavez y; se llevó a efecto la Audiencia de Juicio Oral relativa a
los Autos Rol Único de Causas 1901139015-6, Rol Interno Número
34/2020, seguidos contra ADÁN MARCELO CASTRO CIFUENTES, natural
de Rancagua, chileno, soltero, 22 años de edad, nacido el 29 de noviembre
de 1998, comerciante, cédula nacional de identidad Nº 20.026.725-7,
egresado de enseñanza media, domiciliado en José Miguel Carrera N° 484,
Villarrica.
Fue parte acusadora en el presente juicio el Ministerio Público, con domicilio
en Pedro de Valdivia 09 de esta ciudad, representado por el Fiscal adjunto
Néstor Riquelme Fredes y la Querellante Intendencia Regional de la Araucanía
representada por el abogado Hernán Valdebenito Castillo
La Defensa del imputado estuvo a cargo del Defensor Penal Público Rigoberto
Ortiz Pelizari con domicilio en Camilo Henríquez N° 301, oficina 405, Villarrica.
SEGUNDO: Acusación del Ministerio Público y Acusador Particular.
Los hechos y circunstancias que han sido objeto de acusación por parte del
Ministerio Público, según en síntesis se expresa en ella, son los siguientes:
“Con fecha 21 de octubre de 2019, siendo las 23:18 horas aproximadamente,
en los momentos en que los funcionarios de Carabineros llevaban adelante un
control de identidad a Adán Isaac Marcelo Castro Cifuentes, en calle Vicente
Reyes frente al N°725, de Villarrica, procedió a golpear con golpes de puños
en el rostro al cabo 1° de Carabineros Francisco Javier Rivas Matus, cayendo
éste desplomado al suelo. Acto seguido Castro Cifuentes continuó la agresión
con la ayuda de un tercero y esta vez golpeando de puños en el rostro y ojo
derecho al Sargento Rodrigo Andrés Araya Antilaf. Luego el imputado Castro
Cifuentes continuó su agresión pateando en la cabeza de manera reiterada a
Rivas Matus mientras este permanecía en el suelo, para de esta forma y

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mediante el respectivo tirón cortar el cordón de seguridad del arma y
sustraerle su pistola de servicio, marca Taurus, modelo PT 92, calibre 9 m.m.,
número de serie A10369, con su respectivo cargador.
Producto de lo anterior el sargento Rodrigo Andrés Araya Antilaf, resultó con
contusión ocular de carácter leve.
En tanto, el cabo 2° de Carabineros Francisco Javier Rivas Matus, resultó con
trauma encéfalo craneano de mediana gravedad.
Finalmente, momentos después, siendo las 23:30 horas aproximadamente,
en calle Anfión Muñoz frente al N° 540, de Villarrica, fue sorprendido el
imputado Castro Cifuentes, manteniendo consigo y portando la pistola marca
Taurus, modelo PT 92, calibre 9 m.m. número de serie A10369, con su
respectivo cargador. Lo anterior, sin que el imputado, haya tenido permiso de
portar armas, y sin que haya tenido el arma inscrita a su nombre.”
A su vez la querellante particular fundamento su acusación en idénticos
hechos a los contenidos en el libelo acusatorio.
El Ministerio Público considera que los hechos son constitutivos de los delitos
de ROBO CON VIOLENCIA, PORTE DE ARMA DE FUEGO Y LESIONES LEVES,
previstos y sancionados en los artículos 354 del Código de Justicia Militar,
artículo 9 de la Ley de Control de Armas, artículo 436 del Código Penal y
artículo 416 bis del Código de Justicia Militar, todos en grado de desarrollo de
consumado, en el que le ha cabido participación al acusado en calidad de autor
del artículo 15 N°1 del Código Penal. Agrega que no concurren circunstancias
modificatorias de responsabilidad penal. Solicita por el delito de robo de
material de guerra del artículo 354 del Código de Justicia Militar la pena de
diez años y un día de presidio mayor en su grado medio. En relación al delito
de porte ilegal de arma de fuego del artículo 9 de la Ley de Control de Armas,
la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo, a las
accesorias que correspondan y al pago de las costas. Además, de acuerdo a
lo previsto en el artículo 17 de la Ley 19.970 pide la incorporación de la huella
genética del imputado en el registro de condenados, previa toma de muestras
biológicas.
A juicio del querellante particular los hechos son constitutivos de los delitos
de ROBO CON VIOLENCIA contemplado en el artículo 436 en relación al
artículo 432, 433 y 439 del Código Penal; PORTE ILEGAL DE ARMA DE FUEGO,
previsto y sancionado en el artículo 9 en relación al artículo 2 y 3 de la Ley
17798; UN DELITO DE MALTRATO DE OBRA A CARABINEROS, contemplado
en el artículo 416 bis N° 3 del Código de Justicia Militar; y un DELITO DE

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MALTRATO DE OBRA A CARABINEROS, contemplado en el artículo 416 bis N°
4 del Código de Justicia Militar, todos en grado de CONSUMADOS, en los que
le ha cabido participación al acusado en calidad de AUTOR, del artículo 15 N°1
del Código Penal.
Solicita por el delito de porte ilegal de arma de fuego del artículo 9 de la Ley
de Control de Armas, la pena de tres años y un día de presidio menor en su
grado máximo, por el maltrato de obra a Carabineros de servicio del artículo
416 Bis N°3 del Código de Justicia Militar, la pena de ochocientos días
presidio menor en su grado medio; por el delito de maltrato de obra a
Carabineros de servicio del artículo 416 Bis N°4 del Código de Justicia Militar,
la pena de trescientos días de presidio menor en su grado mínimo, se
condene al acusado al pago de las costas según lo prescrito en el artículo 45
y siguientes del Código Procesal Penal, además se les impongan las penas
accesorias legales y se proceda a tomar su huella genética conforme al artículo
17 de la ley 19.970.
TERCERO: Alegatos de apertura y clausura
En su alegato de apertura el Ministerio Público sostuvo la acusación en los
términos ya señalados, refiriéndose al modo en que cada medio de prueba
permitirá demostrar el hecho punible y la participación del acusado. Solicita
se le condene por los ilícitos de robo con violencia de material de Guerra, porte
ilegal de arma de fuego y lesiones leves en perjuicio de Rodrigo Araya Antilaf,
argumentando que las lesiones sufridas por el funcionario de Carabineros
Francisco Rivas Matus, están subsumidas por el ilícito de robo con violencia
de que fue objeto.
En su clausura, indicó que la prueba rendida en juicio se resume en la violencia
del imputado, la defensa argumenta que no existió ánimo de lucro de parte
de éste, lo que es aseverado por el propio acusado al prestar declaración, lo
que llama la atención porque se trata de una cuestión jurídica, un concepto
técnico que pareciera ser fruto de una declaración aprehendida, el ánimo de
lucro es un elemento objetivo en los delitos de hurto y robo, debe entenderse
presente por el deseo de obtener de la cosa alguna utilidad, el arma estaba
en buenas condiciones de manera que con el sólo hecho de sustraerla y
mantenerla en poder, queda de manifiesto el ánimo de lucro. Agrega que,
según el acusado su intención nunca fue golpear a los funcionarios de
Carabineros, sin embargo, este hecho se acreditó a través de las imágenes
del video y la declaración de los testigos, además es el propio testigo de la
defensa quien explica cómo fue posible que el acusado pudiera golpear a 2

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Carabineros, esto es debido a que practicaba kickboxing, aunque el acusado
lo negó y afirma que ya pagó por estos hechos, porque fue golpeado
posteriormente por funcionarios de Carabineros, lo que es una muestra que
superpone sus intereses a los hechos. A su juicio, los testigos de la defensa
prestan testimonio acomodaticio para apoyar la versión del acusado, respeto
al testigo Martín Muñoz indica que no pudo ver la agresión por un pequeño
muro que se lo impidió, el cual no existe, mientras que Landini no recuerda la
fecha de los hechos y hace referencia a lugares distintos, afirma reconocer al
acusado de este juicio, lo que no se corresponde con las imágenes poco claras
que se aprecian en el video, por lo mismo no puede afirmar que estas
imágenes correspondan a la detención del acusado. Disiente con que el
acusado haya actuado con miedo o arrebato u obcecación, su actuar
simplemente fue violento, si se considera al denominado hombre medio,
jamás reaccionaría como lo hizo el acusado, si bien los funcionarios pudieron
haber evitado algunas situaciones, ello en ningún caso justifica el actuar
desmedido de éste. Se acusó por robo de material de guerra, y estima que
se acreditaron los elementos de un delito de hurto, sumado a la violencia que
le permitió al acusado apoderarse de la pistola que portaba el funcionario, fue
esto lo que le permitió apropiarse del arma, es imposible que en el estado que
se encontraba la víctima hubiera deslizado su mano hacia ésta, que por lo
demás estaba en su funda dentro del cartuchero de seguridad, unida al cordón
de seguridad especialmente diseñado para evitar la sustracción del arma, éste
se encontraba en buenas condiciones y sólo es sustraído en virtud del fuerte
tirón de que fue objeto por parte del acusado, que también es un episodio de
violencia.
Igualmente, considera que concurre el ilícito de porte ilegal de arma de fuego,
no es efectivo que se deshiciera del arma antes de la detención, fue necesario
que funcionarios de la SIP que pasaban por el lugar y tomaron conocimiento
de los hechos practicaran su detención, se trata de una pistola en perfecto
estado de funcionamiento que estaba cargada con 15 municiones, en cuanto
a la seguridad pública queda de manifiesto su puesta en peligro, por la
circunstancias en que fue detenido el acusado, en que los funcionarios
debieron aplicar el máximo cuidado para evitar un situación mayor.
Igualmente resultó lesionado en estos hechos el sargento Araya quien fue
golpeado por el acusado, resultando con lesiones, según da cuenta el
certificado de lesiones, fotografías y la declaración de la víctima

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En su réplica afirma que la defensa ha manifestado que la conducta del
acusado tuvo por objeto defender a su amigo, por el contrario en el video se
aprecia que, el primer Carabinero agredido no está atento al recibir un combo
certero en el mentón propinado por el acusado y, luego agrede al sargento
Araya, la sustracción se produce, después ser agredidos estos funcionarios y
“estar fuera de combate”, su amigo se había liberado ya, pero el acusado
continuó agrediendo con golpes de pie en la cabeza al funcionario Rivas, su
intención no era defender a su amigo sino sustraer el arma.
Asimismo, la Querellante particular refirió que se trató de un control de
identidad en que la respuesta del acusado fue desproporcionada, casi le
provoca la muerte a un Carabinero y le roba su arma, todo lo cual quedó
registrado en un video, sin que las víctimas pudieran defenderse.
Posteriormente, al ser detenido vuelve a golpear a otro funcionario de
Carabineros. Aclara que ha acusado por el ilícito de robo con violencia, por la
sustracción del arma, ilícito por el cual solicita la misma pena que el Ministerio
Público, además de porte ilegal de arma de fuego, por habérsele encontrado
minutos después con el arma en su poder, su intención fue apropiarse de esta
arma y mantener su custodia. En su clausura, argumentó que la persona del
acusado constituye un arma en si mismo, se ofusca en un control de identidad
a propósito que su amigo se negaba a cumplir las órdenes policiales, agrede
a los funcionarios policiales, le sustrae el arma a uno de ellos y se lleva esa
pistola, en conocimiento que es una arma policial y sólo la lanza una vez que
va a ser detenido, siendo muy difícil de neutralizar por los funcionarios que lo
detienen. Existen imágenes clarísimas, no hay duda que golpeó a dos
Carabineros, está claro que el acusado practica artes marciales, aunque lo
niegue, en la especie existió violencia en contra del funcionario policial y
apropiación, respecto a los elementos subjetivos del tipo es importante lo que
el propio acusado declara, salió en defensa de alguien que está incumpliendo
un imperativo legal, se trata de una situación de conflicto, afirma tener miedo
de que lo matarán, sin que exista ningún antecedente para ello, en ningún
momento se aprecia alguna acción de defensa de los funcionario. Afirma que
el porte de arma no es un ejercicio de consumación del robo, la posesión del
arma se independiza en tiempo y lugar del robo, da cuenta de una acción
completa y específica, implica un atentado a la seguridad pública, no está
autorizado por la autoridad fiscalizadora no cumple los requisitos para
portarla, realiza todo el tipo penal, sus afirmaciones sólo tienen por objeto
salir indemne de esta situación. Argumenta que, no existe legitimidad en sus

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actuaciones, sus aseveraciones disienten de la realidad, la conducta realizada
por él en contra de las víctimas constituyen delito. En cuanto a la prueba de
la defensa, las fotografías incorporadas y la demás prueba rendida son
posteriores a estos hechos y deben conocerse en otra investigación, no en
este juicio, por su parte los testigos de la defensa, no aportan mayormente a
los hechos de este juicio, sus testimonios son interesados, uno de ellos es
amigo del acusado y el otro intenta transformar estos hechos en un tema de
derechos humanos en la calidad de comunicador que dice tener, en el video
que filmó no se veía más que sombras, pero él afirma que se veía claramente,
lo que no es verdad.
Al replicar, en relación al principio de congruencia indica que no hay
vulneración, se acusó por todos los delitos por los cuales se está pidiendo
condena. En relación a las lesiones menos graves hace hincapié en que la
vuelta al trabajo del sargento Araya tuvo relación con la circunstancias que
vivía el país, la figura base son las lesiones menos graves, en la especie se
trata que alguien que golpea.
Por su parte, la defensa señaló que, el acusado en la fecha indicada concurrió
a manifestarse al centro de la ciudad, en forma pacífica, luego se retiró del
lugar junto a otras personas, sin que ocurriera ningún hecho relevante
jurídicamente, mientras iban caminando fueron objeto de un control de
identidad, sin justificación alguna, los hechos dicen relación con un contexto
distinto al aseverado por los acusadores, su representado y sus amigos
colaboran pacíficamente a la diligencia de control de identidad, él se deja
registrar y, una vez terminado este control, uno de los funcionarios policiales
comienza a maltratar a uno de sus amigos, frente a lo cual reacciona en forma
equivocada, de lo cual se arrepiente profundamente, al ver maltratar
injustificadamente a su amigo, hechos que atenúan la actuación de su
representado, de su parte nunca hubo la intensión de afectar la seguridad
pública ni mantener como señor y dueño el arma policial, el arma no estaba
en su cartuchera, simplemente la toma sin realizar mayor esfuerzo, luego sale
corriendo, esa conducta fue motivada por el miedo, corre desde Vicente Reyes
hasta Anfión Muñoz, donde es detenido por otros funcionarios policiales,
previo a lo cual lanza el arma, siendo golpeado por los funcionarios policiales.
Solicita la absolución por el ilícito de robo con violencia, no existe funcionalidad
entre la violencia y alguna sustracción de arma, tampoco hubo ánimo para
afectar un bien jurídico protegido por la Ley de Armas. Por otra parte, en la
acusación, existen omisiones importantes, se incumple el artículo 259 letra

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b), no hay descripción en los hechos del tipo penal del 354 del Código Militar
no se describe la naturaleza jurídica del arma, se han mezclado ilícitos del
Código Penal y del Código de Justicia Militar, las armas de que trata este
último no son de aquellas que portan los Carabineros, la propia Constitución
en su artículo 101 diferencia entre las fuerzas armadas y las de las fuerzas de
seguridad. En el caso del acusador particular no acusa por este delito
expresamente ni pide pena por él, lo que también justificaría su absolución.
Da cuenta que el acusado es un joven que tiene irreprochable conducta
anterior, proveniente de una familia de esfuerzo.
En su clausura afirma que, en esta causa existe un problema de congruencia
dado por la falta de indicación de los delitos y de solicitud de pena. Lo más
importante en cuanto a los hechos de la acusación aparece en el video, que
estima es bastante claro, los demás elementos contextualizan lo sucedido, en
el video se aprecia que circulan 4 personas por el centro de la ciudad, se
practica un control de identidad que se justifica en el porte de una mochila,
sin que se le sindique a ninguno de ello con algún hecho o indicio objetivo,
para considerarlos sujetos de un control de identidad, se aprecia cómo se les
coloca contra la pared, en ningún momento los funcionarios afirman haber
sido insultados, por el contrario su actitud es colaborativa, hasta que se
produce un altercado con Martín Muñoz, que es amigo de chico del acusado,
sólo a partir de ese momento el acusado se arrebata, su reacción
evidentemente fue desproporcionada, incluso tuvo suerte de que existiera un
video y que no se exagerarán los hechos. Respecto al robo con violencia,
además de no darse el tipo penal, el arma en cuestión no es un arma de
guerra, la realidad es que no se trata de una violencia ejercida para que se
entregue el arma, cuando golpea por primera vez a Rivas, lo hace para sacarlo
y llegar al otro Carabinero que maltrata a su amigo, después que se da cuenta
que éste ya no va a hacer maltratado toma el arma, no existe antecedente de
la fuerza necesaria para romper el cordón de seguridad, es una acción rápida
e inmediata, no hay tiempo de abrir o romper cartucheras, corre con este
elemento poco más de una cuadra, no tiene intención ni de apropiarse de ella
ni de portar el arma, sino sólo cuidar su integridad, su intención siempre fue
entregar el arma, no se justifica en ningún caso que con posteridad haya sido
agredido por estos hechos. En cuanto al ilícito de robo, el ánimo de lucro debe
aparecer de los hechos, su representado no golpea para agarrar el arma, sino
para ayudar a su amigo, su actuación coincide con eso, toma el arma para
arrancar, para no ser objeto de disparo, la distancia es de una cuadra o unos

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metros más, de acuerdo a los funcionarios policiales no pasaron más de dos
minutos y pudo ser menos, tiempo insuficiente para disponer del arma ya sea
para poner en peligro la seguridad pública o para apropiársela, el traslado de
la pistola una cuadra o unos metros no consuma el delito, incluso podría
tratarse de un hurto frustrado. En cuanto a las lesiones, hay que considerar
el resultado de las mismas, no existe un informe de termino de lesiones y, en
ambos casos, éstas son consideradas como leves, se le dio alta al día siguiente
sin complicaciones, en atención al tiempo en que estos se desarrollan podrían
ser considerados como única acción, unidas por el propósito de ayudar a su
amigo y huir del lugar, las cuales se subsumen en el de mayor gravedad, que
sería lesiones menos graves, estableciéndose incluso que estás de acuerdo al
primer informe son calificadas de leves.
En su réplica, indica que se trata de momentos distintos, el acusado sacó a su
amigo y el objeto de tomar el arma es asegurar la huida, no efectuó los golpes
para la entrega de ésta. En relación a las lesiones, ambos funcionarios
policiales fueron golpeados y salen caminando, como se aprecia en el video,
lo que debe considerarse es el tipo de lesiones que presentan.
CUARTO: Declaración del acusado
El acusado, en conocimiento de sus derechos, manifestó su intención de
declarar y manifestó que está muy arrepentido de lo que sucedió y pide
disculpas por ello. Esto ocurrió el 21 de octubre de 2019, ese día fue un día
normal, estuvo trabajando, luego fue a manifestarse con unos amigos, cuando
se percataron que la manifestación se puso peligrosa, porque hubo utilización
de lacrimógenas, decidieron retirarse. Aproximadamente a las 23.20 horas,
iba tranquilamente en compañía de un amigo y se encontraron con otro amigo
y su polola, caminaron por Vicente Reyes, donde Carabineros les hizo un
control de identidad, se comportó respetuosamente al igual que sus amigos,
en ningún momento les faltó el respeto, sacó su carnet de su bolsillo,
tranquilamente, les dijo “Buenas Noches, aquí está mi carnet, pero desde un
primer momento los trataron mal, como si fueran delincuentes, lo empujaron
hacia la reja, y lo revisaron, él no se opuso, primer revisaron a uno de sus
amigos, después a él y, posteriormente, a su otro amigo, a quien golpearon,
eso le dio mucha rabia e impotencia, su amigo no estaba haciendo nada, lo
golpearon de una forma brutal, sin justificación alguna, le azotaron la cabeza
contra una reja metálica, apenas se podía mantener en pie y el Carabinero
siguió golpeándolo y azotándolo contra la reja, ello gatilló su actuar y se
arrepiente de ello, en ese momento se bloqueó, quiso defenderlo y se excedió

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al golpear a los Carabineros, primero golpeó a uno que cayó al piso, después
golpeó al segundo, porque era el que estaba golpeando a su amigo, cuando
golpeó al primer Carabinero se excedió, esta súper claro en eso, nunca debió
hacerlo, en eso vio que éste tenía un arma al lado de su mano, no estaba
enfundada, le sacó el arma sólo por miedo a que le disparara, lo estaba
agrediendo y podía haberlo hecho, su intención jamás fue robarla ni tuvo
ánimo de lucro, sólo salió corriendo con el arma, porque antes vio a
Carabineros disparando para todos lados, cuando lo encontraron estaba
botando el arma en un arbusto, porque sabe que si lo ven con un arma están
facultados para dispararle, la ocultó para botarla cuando no lo vieran, en ese
momento lo detuvieron. Al momento de ser detenido, tiró el arma a un
arbusto, acto seguido lo detuvieron en forma agresiva, lo golpearon, le
pegaron con una escopeta, fue maltratado en el lugar y después en la
Comisaría lo volvieron a golpear, lo amenazaron de muerte, no lo querían
llevar a constatar lesiones, la golpiza que recibió fue mucho mayor.
Interrogado por el Fiscal, refiere que esto ocurrió en Vicente Reyes con Camilo
Henríquez, mide 1,83 y pesa 76 kilos, antes de la pandemia no practicaba
deportes, sólo trabajaba. Ese día Carabineros les hizo un control en que
fueron súper agresivos y los insultaron, ellos los trataron con respeto, pero
mientras le pasaba su carnet, lo empujaron fuertemente, lo tiraron contra una
reja, después golpearon a uno de sus amigos, en forma exagerada, eso fue lo
que lo hizo reaccionar, golpeó al Carabinero, lo pateó cuando estaba en el
suelo, de lado, lo golpeó en el casco, en la cara, tres veces, en ese momento
también lo golpeó un tercero, esta persona también pudo ser quien le
ocasionara las lesiones. Ese día andaba con unas zapatillas North Face, cuando
el Carabinero estaba en el suelo, el arma estaba a su lado y se fijó que su
mano podía agarrarla, temió que le disparara, por lo que había hecho, en
ningún momento se percató que tenía un cordón de seguridad, sólo cuando
quiso botarla, no alcanzó a estar un minuto con el arma en su poder, lo
detuvieron súper rápido, antes de esto ignoraba que existiera ese cordón,
salió corriendo con el arma porque escuchaba perdigones por todos lados,
tenía miedo. Ignora si su amigo, al que golpearon, llevaba una mochila en la
espalda, se llama Martín Muñoz y es como su hermano chico. Explica que,
intentó deshacerse del arma sin que lo vieran y la tiró a un arbusto, en ese
momento lo detuvieron y lo golpearon con patadas, combos, culatazos en todo
el cuerpo, un Carabinero le dijo “hasta aquí llegaste huéon” y le puso una
pistola en la cabeza, después en la Comisaría, lo sacaron de la celda y lo

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volvieron a golpear, existe un video del momento en que lo detuvieron,
mientras arrancaba llevaba la pistola en la mano, apoyada en su pierna
derecha por el lado externo, para que no se la vieran, nunca pretendió
quedarse con ella ni guardarla.
Aclara que, ese día salió con su amigo Martín Muñoz y se encontró con Bryan
Quezada y Valentina Trecañanco, al realizarles el control de identidad, en
primer lugar, registraron a su amigo Bryan, después a él, luego a Martín,
momento en que empezaron a golpearlo, lo que lo motivó a dirigirse en contra
del primer Carabinero, que fue el que cayó al suelo y golpearlo, luego se dirigió
contra el que estaba golpeando a su amigo, a quien tiró hacia atrás de su
ropas y lo golpeó, finalmente se dirigió en contra del que estaba en el suelo y
le dio golpes de pie en el casco, momento en que ve el arma a su lado y la
mano de éste dirigirse hacia donde estaba, por lo que tomó el arma y salió
huyendo.
QUINTO: Prueba del Ministerio Público
En relación con el tipo penal y la participación del acusado, el Ministerio
Público agregó durante la audiencia los siguientes elementos de prueba que
se pasan a valorar:
La declaración de la víctima Francisco Javier Rivas Matus, Cabo 2° de
Carabineros quien refirió que el 21 de octubre de 2019, hubo manifestaciones
en la comuna por lo que estaba en servicio extraordinario, estaba en compañía
del sargento Araya, en calle Vicente Reyes al llegar a Camilo Henríquez,
alrededor de las 23.20 horas, recibieron un comunicado que individuos que
estaban haciendo desórdenes se desplazaban corriendo por Vicente Reyes,
venían varias personas corriendo, de frente se encontraron con 4 personas,
3 hombres y una mujer, procedieron a realizarle un control de identidad, ellos
eran 2 funcionarios.
Hace presente que, por las lesiones que sufrió, no recuerda mucho lo
sucedido, pero sí vio el video, uno de los jóvenes venía con una mochila y se
negó al registro, estaba intentando revisarlo cuando le llega sorpresivamente
un golpe en el rostro (mentón) que lo dejó inconsciente, cayó al suelo y le
patearon reiteradamente en la cabeza, entre 4 y 5 patadas en la parte
posterior de su cabeza, mientras las recibía estaba en el suelo en posición
fetal, después lo trasladaron a un centro asistencial. Además, ese día le
sustrajeron su armamento de servicio, una pistola marca Taurus, modelo PT
92 número de serie A10 369, esta pistola estaba en su funda, adosada a su
pierna derecha, en el cinturón con su respectivo cordón de seguridad de

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material Klevar, este cordón tiene por objeto impedir que se pueda extraer el
armamento, ignora cómo se pudo haber salido de la funda. Despertó al otro
día en la Clínica Mayor de Temuco.
Explica que, en el control de identidad, tenían que revisar la mochila porque
podían andar cometiendo un delito o portar objetos que se usarán para
barricadas u otros desórdenes, esa fue una de las razones por las que
decidieron controlarlo, pero el sujeto que la portaba se negó. Una vez que
cayó al suelo, se aprecia en el video, que el mismo sujeto que lo agredió, se
dirigió en contra de su compañero, junto a otros más. En cuanto al arma,
tiene entendido, que unos minutos después de terminarse la agresión de que
fue objeto, se recuperó la pistola por personal de la SIP a una cuadra y media,
el cordón de seguridad se cortó en su base, fue tirado con bastante fuerza,
está hecho de un material muy resistente que resiste muchos kilos, la pistola
pertenece a la institución al igual que el cordón, la pistola se entrega todos
los días al terminar el servicio, mientras que el cordón queda en poder del
funcionario, ambas estaban en buen estado. La pistola estaba en su costado
derecho a la altura del muslo, dentro de su funda y con el cordón de seguridad.
Agrega que, no conocía a la persona que lo agredió. Fue llevado al hospital
local, después fue trasladado a Temuco, le hicieron exámenes, estuvo 15 días
con licencia y volvió a trabajar, con controles médicos.
Reconoce el cordón de seguridad que le es exhibido como aquel que portaba
el día de los hechos, con su respectiva cadena de custodia, explica que este
cordón es adosado a la pistola y se guarda en el cinturón, es una medida de
seguridad del armamento, se encontraba adosada a la pistola cuando se la
sacaron. Igualmente, en las imágenes contenidas en el video correspondiente
al NUE3864265 refiere que en el video se aprecia que las imágenes fueron
tomadas el 21 de octubre de 2019, indica las 23.15 horas, se aprecian tres
hombres y una mujer caminando por calle Vicente Reyes hacia la
Municipalidad, se ve la calle desierta y un Carabinero que indica que se trata
de su persona, que intercepta a cuatro jóvenes, los controla, y revisa sus
vestimentas, está registrando a la persona que va con la mochila, a lo que se
negó, al ver eso su colega procedió a fiscalizar al mismo joven, forcejean, él
presta cobertura, el imputado lo golpea en el rostro, lo patea una vez en el
suelo, le sustrae el arma de servicio, intenta pararse, pero se cayó, llegó la
cooperación.
Explica que, el control de identidad se hizo por comunicado de la central de
comunicaciones que indicó que jóvenes que estaban haciendo desordenes y

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barricadas, venían huyendo por Vicente Reyes desde Montt a Camilo
Henríquez, observaron que estos sujetos venían raudamente y uno de ellos
traía una mochila, esta persona no portaba carnet de identidad y se opuso a
que se le registrara la mochila. Sabe que quien lo atacó fue Adán Carrasco
Cifuentes.
Contrainterrogado refiere que todos los días le entregan un arma distinta en
la Comisaría, pero el cordón lo mantiene en su poder, por lo que cada vez que
se le entrega un arma tiene que colocarle el cordón, ese cordón lo tenía desde
2015, la cartuchera del arma está en su cinturón, va entrecruzada con el
cinturón, tiene un broche, ese día la tenía en su cinturón, nunca salió de ahí,
lo que recuerda después del golpe, es lo que vio en el video. Al momento de
hacer el control, fue por la denuncia de desórdenes públicos cercanos a la
Municipalidad, lo que no se veía desde donde ellos estaban, no tuvieron
conocimiento que al imputado se le sindicara específicamente como autor de
destrozos, incendio o daños, el acusado y sus acompañantes venían de forma
rápida, al percatarse de su presencia, comenzaron a caminar, su intención era
fiscalizar al que venía con mochila, a los demás no se les hizo un control tan
minucioso, el indicio es que las personas venían corriendo, desde el lugar en
que se indicó que habían ocurrido los desórdenes y uno de ellos portaba una
mochila, en ese momento también venía otro sujeto con un casco de moto en
la mano. Aclara que, andaba con linterna ese día no sabe que ocurrió con ella,
si el tuviera necesidad de utilizar su arma de servicio esta se mantiene unida
por el cordón de seguridad al cinturón, nunca se despega de él, en este caso
de un tirón lo cortaron y por eso se la pudieron llevar, no recuerda el tirón,
pero sí se aprecia en las fotografías como se movió su cuerpo cuando esto
pasó, el arma estaba cargada.
El testimonio de la víctima, Rodrigo Andrés Araya Antilef, sargento 2° de
Carabineros, quien relató que el 21 de octubre de 2019, a las 23.25 horas
aproximadamente, fue la tercera noche de los hechos más violentos que se
han visto en la comuna dentro del contexto del “estallido social”, esa noche
hubo más de treinta detenidos, de hecho la ropa que usaban ese día no es la
misma que siempre utilizan, en vez de gorro andaban con casco balístico,
chaleco antibalas, armamento, bastón retráctil, su compañero era el cabo 2°
Rivas. Estaban en la intersección de Camilo Henríquez con Vicente Reyes,
como a una cuadra de la Municipalidad, donde se estaban realizando fogatas
y daños al patrimonio público y privado, se les comunicó radialmente que
varias personas descolgadas de la manifestación estaban arrancando del

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lugar, supuso que se dirigían hacia donde ellos estaban, en eso vio pasar un
grupo de seis personas corriendo, se giró y vio al cabo 2° Rivas controlando
a cuatro personas que venían casi trotando, dos de ellos portaban casco de
moto y uno andaba con una mochila, indicios que los obliga a hacerles un
control de identidad investigativo.
Durante el procedimiento, se quedó al lado de su compañero y le solicitó a la
mujer que se quedara a un lado, comenzaron a registrar a los tres hombres,
la mujer y uno de los hombres fueron controlados sin inconvenientes, el
segundo joven se puso contra la pared y fue allanado, en eso se percata que
el tercer sujeto, que era el más bajo y quien portaba la mochila, se negó a ser
controlado, nunca quiso entregar ni abrir su mochila, por lo que si bien
continuó con su labores de registro, estaba pendiente en todo momento de lo
que sucedía con el joven de la mochila que se negaba al control, lo veía que
manoteaba hacia atrás, sin dejarse controlar, no se dejaba allanar, intentó
ponerle una mano en el hombro y éste se la sacó fuertemente, se dio cuenta
que era violento porque, en general las personas no ponen problemas o se
limitan a preguntar porque, entonces intentó ponerle una mano en el pecho
pero era más bajo que el otro sujeto a quien controlaba, por lo que estaba
casi agachado, sabía que si lo soltaba iba a intentar agredirlo, lo sujetó de la
cara, en eso comenzaron a forcejear, no quería soltarlo para evitar un episodio
violento, en ese momento, ve un movimiento y su colega cae, repentinamente
recibe un golpe al interior del globo ocular derecho, pierde el equilibrio y ve a
los dos irse en contra de él, el más bajo que portaba la mochila y al imputado
que es quien lo había golpeado, a partir de ahí lo único que sabe es que cayó
hacia atrás, de estar en la acera realizando el control apoyado en la muralla
de un local comercial, llegó a la mitad de la calzada, mientras el menor lo
seguía para pegarle, en ese momento lo único que hizo fue cubrirse con el
antebrazo, quedó con un moretón por 15 días, los vio salir corriendo.
Reconoce al acusado como la persona que le dio un golpe de puño de lleno en
el ojo, Adán Isaac Marcelo Castro, también él fue quien agredió al cabo Rivas,
mientras controlaba al de menor estatura, vio su movimiento y el momento
en que su compañero cae al suelo, además esta persona pateó a su colega en
el suelo, en mínimo tres o cuatro oportunidades, todas dirigidas hacia su
cabeza, estaba como a tres metros de distancia, en la mitad de la calzada,
pero vio que el acusado tiró algo con fuerza, en ese momento no supo que,
ahora sabe que se llevó la pistola de servicio de su compañero, que fue
recuperada minutos después por personal de la SIP de la Unidad. Describe al

13
imputado como más alto que él y delgado, vestía casaca negra y pantalón
gris, no dijo nada durante el control, estaba empezando a allanarlo, cuando
empezó el problema con el joven de menor estatura y la reacción violenta del
acusado. A raíz de estos hechos resultó con traumatismo ocular de carácter
leve.
Explica que, durante esos días llegaban a la Unidad en la mañana y estaban
de turno todo el día, en espera de las marchas y manifestaciones, la mayoría
pacíficas, después comenzaron las más violentas que ocurrieron frente a la
Municipalidad. Producto de estos hechos, su compañero fue trasladado al
Hospital Clínico de la Mayor en Temuco porque estaba más complicado, perdió
la conciencia, tuvo lesiones de mediana gravedad.
En relación al cordón de seguridad, es de Kevlar, el mismo material que se
fabrican los chalecos antibalas, son bastantes resistentes, no se va a romper
por un tirón normal, ese día no uso su arma de servicio, ni la desenfundó, se
trataba de un control de identidad en base a indicios, pero no más que eso.
Agrega que, todo esto quedó grabado en un video, el cual reconoce como
aquel que le es exhibido, con apoyo de las imágenes, refiere que se aprecia
que el funcionario Rivas Matus, en un primer momento comienza con el control
de identidad, él se acerca posteriormente, allana al primer sujeto sin
problemas y mientras revisa al segundo, el joven que andaba con la mochila
se resiste a la revisión que estaba practicando el cabo Rivas Matus, por lo que
él interviene, lo toma de la cara tratando de evitar que se suelte y se da una
situación violenta, momento en que se percata de la agresión del acusado a
su compañero y, luego siente el golpe en el ojo perdiendo el equilibrio, luego
de lo cual el acusado le da golpes de pie en la zona de la cabeza a su
compañero, que estaba en el suelo. En las fotografías exhibidas, indica que se
aprecia el cabo segundo Rivas tendido en una camilla de la urgencia del
Hospital de Villarrica, se pueden apreciar en el acercamiento marcas de los
golpes que recibió en el costado derecho del mentón y en las cejas, las
lesiones que tuvo en las manos, probablemente provocadas al intentar
protegerse de los golpes. Igualmente reconoce la fotografía de su cara y las
lesiones que presentaba en su rostro con motivo de los golpes, en la imagen
de frente se parecía enrojecimiento e hinchazón del ojo derecho, misma lesión
que se aprecia en la foto de perfil, tuvo una semana con problemas oculares
y el moretón le duró como 15 días.
A las preguntas del querellante refiere que la zona en que se aprecian las
lesiones del cabo Rivas, esto es, en el mentón no cubre el casco, igualmente

14
explica que en ese momento no pudo presentar licencia, por la situación social
se necesitaban a todos los funcionarios trabajando, ignora cuantos días estuvo
su compañero con Licencia Médica.
Contrainterrogado refiere que en las imágenes se aprecian a los cuatro
jóvenes momentos antes en la misma cuadra, no había denuncia en contra de
ellos, el control de identidad se debió a que venían del lugar en que estaban
sucediendo los desórdenes y por la mochila que portaba uno de ellos, respecto
a los manifestantes que arrancaban desconoce si en concreto habían cometido
un delito, pero en ese momento se estaban cometiendo ilícitos frente a la
Municipalidad. Indica que la cartuchera donde va el arma, tiene un broche de
seguridad que nunca sale de la pierna siempre esta adosada. Aclara que, las
lesiones que presentaba en su rostro y su ojo fueron ocasionadas solamente
por el acusado, la otra persona actuó después.
En su calidad de victima hace presente que de estos hechos le causaron mucho
daño al igual que su familia que tuvo acceso al video, manifiesta que le da
pena por la sociedad y se siente agredido como Carabinero.
Lo expuesto por Daniel Harris Maldonado Balboa, funcionario de
Carabineros quien indicó que el día 21 de octubre de 2019 estaba de servicio
prestando cooperación por los desórdenes públicos que habían esos días, en
calle Camilo Henríquez con Valentín Letelier, escuchó un comunicado radial
que informaba que habían sido atacados dos Carabineros por un individuo,
quien había sustraído un arma de servicio, escuchó las características del
sujeto, que vestía chaqueta color negro y pantalón blanco o gris, se
apresuraron y llegaron a calle Anfión Muñoz, vio a varias personas corriendo
en sentido contrario, ellos iban en una camioneta color rojo marca Amarok
por calle Vicente Reyes, a unos 20 metros cruzó un joven alto de contextura
delgada que vestía parka de color negro y pantalón gris, como reunía las
características, se bajaron y se identificaron como Carabineros, se bajaron
preparados porque se trataba de un sujeto que había golpeado a dos
carabineros y sustraído su arma, cree que el sujeto los vio decididos y se
detuvo, se tiró al suelo y lanzó algo, después se percataron que era el arma,
en un primer momento no opuso resistencia, pero luego se negó a ser
esposado y entre tres funcionarios no lograban reducirlo, por lo que cree que
estaba bajo los efectos de alguna droga, cayeron al suelo, incluso se
revolcaron para lograr ponerle las esposas, después pidieron cooperación, fue
trasladado a constatar lesiones y luego a la Unidad. Después del control de
detención quedó con arresto domiciliario total en su domicilio, tiempo después

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nuevamente fue detenido y opuso resistencia, hubo que pedir asistencia para
subirlo al carro, por ello realizó averiguaciones y determinó que practica artes
marciales y boxeo, por eso tiene tanta fuerza y sus golpes son tan certeros,
cree que gracias a que los Carabineros andaban con casco las lesiones no
fueron más graves, ellos llevan harto tiempo en Villarrica y personas que
ubican le contaron que practica artes marciales, sin embargo, él borró de su
Facebook las fotos que dan cuenta de ello.
Agrega que, verificaron que efectivamente se trataba del arma sustraída que
corresponde a una pistola marca Taurus modelo PT92, con su cordón de
seguridad color verde cortado. El sujeto fue detenido alrededor de una cuadra
y media de lugar en que agredió a los Carabineros, lo divisaron alrededor de
tres minutos después de recibir el comunicado y lo detuvieron casi
inmediatamente en Anfión Muñoz como a media cuadra, en ese momento el
imputado portaba la pistola, se deshizo de ella, al principio no se percató que
había lanzado, pero después verificaron que se trataba del arma del cabo
Rivas, esta arma es calibre 9 mm, tiene un cargador que tenía 15 tiros en su
interior, se recuperó con sus municiones y su cargador, este tipo de arma
disparada a corta distancia ocasiona la muerte de una persona, a más de 50
metros con buena puntería puede causar el mismo efecto, tiene un cordón de
seguridad, color verde, el cual tiene entre 200 y 300 kilos de resistencia, su
utilización es precisamente para evitar que sean sustraídos, de material muy
resistente, al igual que los chalecos antibalas. Por su parte, el detenido medía
cerca de 1,80 metros de contextura delgada, su nombre es Adán Castro
Cifuentes a quien reconoce como el acusado presente en la audiencia.
Detalla que, ese día se trasladaba con el cabo Gatica y el cabo Carinao, vieron
al acusado como a veinte metros, al momento de la detención como había
lanzado el arma, ésta fue levantada y fijada posteriormente, porque tuvieron
miedo que si quedaba ahí, el joven la tomara e hiciera uso de ella, lo hicieron
para evitar que pasara algo más grave. Si bien vio al acusado lanzar el arma,
no sabía en un primer momento que objeto era, cuando se acercaron para
detenerlo lo comprobó y el cabo Gatica fue quien la tomó para evitar que lo
hiciera el imputado.
En las fotografías exhibidas indica que se trata del lugar de la detención, calle
Anfión Muñoz, se aprecia un inmueble de dos pisos, la calle Vicente Reyes se
encuentra a la izquierda de la imagen, se aprecian dos postes, el acusado fue
detenido junto a uno de ellos, en la ampliación de la imagen señala el lugar
preciso en que fue detenido el imputado, la calle Vicente Reyes está a doce

16
metros aproximadamente de este lugar, igualmente reconoce el arma
encontrada correspondiente a pistola marca Taurus modelo PT92 con su
cordón de seguridad cortado en el sitio del suceso, en la parte superior tiene
inscrito bajo relieve Carabineros de Chile, ilustra en las fotógrafias las
características del cinturón de servicio que usaba el cabo Rivas en que se
aprecia que está cortado en su parte superior, explica que tiene un extremo
que va colgado al cinturón y el otro extremo va al armamento, un extremo
quedó en el cinturón y el otro en la pistola, se cortó en el extremo superior,
fotografía tomada al cabo Rivas en el servicio de urgencia, estaba inconsciente
en una camilla siendo atendido, imagen del rostro de cabo Rivas en que se
aprecian sus lesiones a la altura de la mandíbula y de la sien derecha, su mano
también presentan lesiones, fotografía del sargento Araya en que se aprecia
las lesiones que tiene en su ojo y región frontal del lado derecho. Igualmente
reconoce el cordón de seguridad que le es exhibido como aquel que portaba
el cabo Rivas, que fue levantado el mismo día de los hechos por el cabo Gatica.
A la querellante refiere que al ser sorprendido el acusado, se lanza al suelo y,
en ese momento, saca de sus vestimentas el arma y la arroja, fue todo muy
rápido, en el lugar hay un arbusto cercano según las fotografías, pero no lo
recuerda bien, cree que debe estar cercano porque fue detenido en el lugar,
no sabe a qué distancia quedó el arma de ese arbusto. Agrega que le llamó la
atención que el joven tenía una fuerza desmedida, ignora si consumió algún
tipo de droga, pero también puede atribuirse a que practica artes marciales y
hacía pesas en el gimnasio municipal de Villarrica, incluso vio fotografías, una
persona de una fuerza normal no podría haber cortado este cordón de
seguridad.
Contrainterrogado refiere que el acusado hacia pesas en el Gimnasio Municipal
en la parte posterior, lo que no es delito, en las fotografías del cinturón del
cabo Rivas explica que se aprecia todo el cinturón con las esposas, lo que
quedó del cordón de seguridad y la cartuchera de la pistola, unos ganchos que
ayudan a apretar aún más esas correas al cuerpo del funcionario, este cinturón
tiene dos ganchos, el material de este no es plástico sino kevlar, lo cortado es
el cordón correspondiente al cable tipo acordeón de este material. Ese día
andaban con chaleco antibalas, sin casco. Refiere que las personas con las
que habló que conocían al acusado le contaron que, después de los hechos, él
borró todas sus fotos practicando kickboxing en Facebook e Instagram, si le
mostraron una foto practicando, pero no la remitió a la Fiscalía porque no le
dio importancia, tampoco sabía este antecedente cuando prestó declaración

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en esta causa, se enteró después, entiende que había una investigación,
quienes se lo refirieron son funcionarios policiales, no dejó constancia de ello
ni realizó labores investigativas al respecto, hizo estas averiguaciones porque
le llamó la atención y lo hizo como cualquier persona, no con orden de
investigar, sabe que no puede hacer diligencias autónomas. Ignora que exista
alguna denuncia en su contra. El día de los hechos, el imputado fue llevado a
constatar lesiones en un carro policial presentó lesiones de carácter leve,
erosiones y una contusión.
El atestado Pedro Gatica Martin, cabo 1° de Carabineros, quien relató que
el 21 de octubre de 2019, a las 23.25 horas aproximadamente, se encontraba
de servicio por las manifestaciones por el estallido social, era el tercer día de
manifestaciones, iban en vehículo por el sector central en calle Camilo
Henríquez, entre Vicente Reyes y Valentín Letelier, cuando escucharon que se
pedía colaboración porque habían agredido a dos colegas, los individuos se
daban a la fuga por Vicente Reyes, ellos iban por Camilo Henríquez, tomaron
dirección al poniente, al llegar a Anfión Muñoz, vieron varios individuos que
corrían, uno de ellos se devuelve, tenía las características que les habían
indicado, lo persiguieron hasta mitad de cuadra, se identificaron como
Carabineros y le ordenaron que se detuviera, él saca la pistola que había
extraído de sus vestimentas y la lanza al suelo, lo vio porque iba conduciendo
el vehículo y él estaba al costado izquierdo, luego el joven se lanza la suelo,
hubo un forcejeo, en eso tomó la pistola, la guardó en sus vestimentas y
continuaron tratando de detener al joven, después llegó el vehículo policial y
lo trasladó a la Unidad.
Detalla que entre que escucharon el comunicado radial y la detención pasaron
entre dos y tres minutos. Ese día, ellos vestían de civil con chaleco antibalas,
andaba con el sargento Maldonado y el cabo Carinao, ellos se identificaron al
joven, le dijeron “Alto, Carabineros”, él sacó el arma de sus vestimentas, y se
tiró al piso, no lograban esposarlo, cayeron al suelo con él, el arma recuperada
fue una pistola marca Taurus modelo PT 92, serie A10369, esta pistola era del
cabo Rivas, su cordón de seguridad estaba cortado al inicio, como en la
primera vuelta. Él iba conduciendo el vehículo policial, lo vio corriendo como
a 10 metros de distancia, le llamó la atención por las características que les
habían dado, vestía parka negra y jeans gris, no recuerda si dijeron algo de
la altura, fue detenido a las 23.30 horas, el arma fue sustraída
aproximadamente tres minutos antes en Vicente Reyes con Camilo Henríquez.

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Contrainterrogado refiere que iban varias personas corriendo, él corrió sólo
hacia la calle Anfión Muñoz, las otras personas siguieron corriendo por Vicente
Reyes, había un vehículo policial que pasó antes y le parece que el sujeto para
evitar ese vehículo se regresó y ahí fue cuando él lo vio, pudieron pasar dos
minutos entre los hechos y la detención.
Las aseveraciones de Iván Torres Bernal, suboficial de Carabineros, armero
artificiero, quien ilustrando en las imágenes exhibidas, refiere que en su
calidad de perito balístico le correspondió periciar un arma de fuego, corta de
puño, del tipo pistola convencional, marca Taurus, modelo PT-92, calibre 9
mm., de procedencia brasileña, semiautomática, venía con su cargador y 15
cartuchos calibre 9 mm compatibles con el arma, en buen estado de
conservación, de uso de Carabineros de Chile, la serie del arma era N°
A10369 visible. El objeto de la pericia fue fijada fotográficamente y
corresponde a las imágenes exhibidas, para ver el estado en que se
encontraba el arma se utilizó un cartucho de prueba, se dio inicio y término al
proceso de disparo, verificando que se trata de una arma en buen estado de
conservación y apta para el disparo. Concluye que la pistola analizada se
encuentra apta para el disparo, ya que con su accionar logra dar inicio y
término al proceso de disparo utilizando para ello cartuchos de calibre 9 mm.
Reconoce su informe N°986/2019. Explica que esta arma tiene un poder de
fuego considerable, tiene 15 cartuchos de 9mm que viajan rápidamente en el
espacio y tiene gran poder de penetración y de daño. Es un calibre que causa
más daño que uno menor y por la forma del cartucho el daño es más aún,
alrededor de un 50%.
Asimismo, el Ministerio Público incorporó a la audiencia los siguientes
documentos:
- Formulario de atención de urgencia Nº 10082276, de fecha 21 de octubre
de 2019, recaído en Francisco Javier Rivas Matus, que consigna su ingreso a
las 23.45 horas, refiere la naturaleza del hecho: agresión, elemento
contundente, para pronóstico médico legal se requieren exámenes
complementarios, diagnostico traumatismo encéfalo craneano, en las
observaciones indica Carabinero lesionado en actos de servicio agredido en
vía pública con patadas, compromiso de conciencia, no recuerda lo sucedido,
repetitivo, compromiso de conciencia cualitativo, Glasglow 15, moviliza 4
extremidades, hematoma temporal derecho, mandibular derecho. Igualmente
se presentó respecto a Rivas Matus informe médico de fecha 23 de octubre
de 2019, suscrito por el médico Dr. Rodrigo Riofrío Montero que certifica que

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Francisco Javier Rivas Matus estuvo hospitalizado por lesiones menos graves
asociados con diagnostico TEC cerrado secundario a golpes, con imágenes de
cerebro normales y sin complicaciones neurológicas asociadas ni riesgo vital,
evaluado por neurólogo se le dio de alta con control.
- Formulario de atención de urgencia Nº 10082343, de fecha 21 de octubre
de 2019, recaído en Rodrigo Andrés Araya Antilaf, diagnostico herida y
contusión ocular, sin lesiones agudas, observaciones herida en acto de
servicio, golpe de puño en región ocular derecha, caída con apoyo de rodilla,
herida erosiva en rodilla izquierda, eritema periocular derecho y conjuntival,
edema en región nasal. Pronostico médico legal carácter leve.
- Formulario de atención de urgencia Nº 10082393, de fecha 21 de octubre
de 2019, recaído en Adán Castro Cifuentes, 01.54 horas, lesión leve,
diagnostico contusión y erosiones, sin lesiones óseas agudas. Observaciones
refiere golpe en región maxilar derecha, periorbitaria derecha, ocular
izquierda, erosiones en mano y golpe en ante pie derecho.
- Oficio de la Autoridad Fiscalizadora, de fecha 28 de octubre de 2019, y
suscrito por Christian Andrés Fernández Opazo, Teniente Coronel de
Carabineros, que da cuenta que Adán Castro Cifuentes no registra inscripción
de arma de fuego en la Dirección regional, no tiene inscripción ni permiso de
porte ni transporte, esta persona no registra ninguna autorización de compra
de Municiones.
SEXTO: Prueba de la Defensa
La Defensa presentó la siguiente probanza:
Los dichos de Martín Askahel Muñoz Manríquez, el que refirió que conoce
a Adán desde cuarto básico, son amigos desde esa época. El 21 de octubre de
2019 ambos fueron detenidos, ese día estaba él, Adán, Bryan y Valentina,
entre las 23.00 y las 00.00 horas andaban en el centro, no recuerda la calle,
iban a dejar al Bryan a su motocicleta, al ver que habían Carabineros se
volvieron por la misma calle, les hicieron un control de identidad, sólo había
una funcionario, al principio les dijo “hacia la pared”, no les dijo que era un
control de identidad, ellos los trataron con respeto, les dijeron que no estaban
haciendo nada, les exhibieron el carnet de identidad, pero ellos lo revisaron,
el sólo obedeció, lo único que les dijo es que no estaban haciendo nada. El
primer Carabinero lo empezó a revisar, en ese momento el que estaba
revisando al Adán, le dijo “que hacis aquí, deberías estar en tu casa” y lo
insultó, le dijo “Guacho culiao”, le pegó un palmetazo, él no se estaba
oponiendo, pero lo siguió golpeando, le agarró la cabeza y lo arrojó contra

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una reja de cemento, quedó como inconsciente, veía borroso, le apreció que
el Adán intentó acercarse a él, pero no lo dejaban, en eso sintió un golpe, que
fue el golpe del Adán al primer Carabinero y después golpeó al segundo
Carabinero, Adán golpea a ambos carabineros, nunca le preguntaron por la
mochila, después salieron corriendo, alcanzó a avanzar como una cuadra y
media y ahí los detuvieron, el Adán estaba como debajo de un techo, al
detenerlos había más de 15 Carabineros, había un policía y 2 Carabineros con
él, lo esposaron y otra persona empezó a grabar y le preguntaba su nombre,
después lo subieron arriba de la patrulla.
Contrainterrogado refiere que fue detenido anteriormente por una agresión,
no recuerda la fecha, tenía como 15 años, ahora tiene 20 años, no recuerda
si fue condenado sólo que debió firmar. Agrega que, vio a Adán golpear a un
Carabinero le dio un golpe de puño y él cayó al suelo, luego golpeó al
Carabinero que lo estaba golpeando a él, que lo soltó, por rabia decidió pegarle
también a ese Carabinero, perdió de vista a Adán en ese momento, después
lo vio golpear al Carabinero que estaba en el piso con golpes de pie, lo pateó,
Adán estaba de pie, pero no sabe en qué parte del cuerpo le dio las patadas,
había un muro de cincuenta o sesenta centímetros de altura en el piso que no
lo dejó ver bien, estaba como a cinco metros de distancia, deben haber sido
entre tres y cinco patadas, se percataron que se acercaban más Carabineros
disparando, así que huyeron. Ha pasado varias veces por el lugar de los
hechos, el murito que le impedía la vista, está en la berma, paralelo a la calle,
tiene cincuenta o sesenta centímetros de altura, es como un macetero, tiene
una extensión entre 1,80 y 2,20 metros. Adán es comerciante, vende joyas
de plata y perfumes, un tiempo practicó kickboxing, es un deporte de acción
que se practica entre dos personas, es como el box, sólo patadas y combos,
se parece al todo vale, lo practicó como tres años, pero no frecuentemente, a
veces una semana y después lo deja, en su casa no en un gimnasio, no sabe
si tiene instructor, no lo considera bueno para los combos, pero todos pueden
opinar diferente, él también ha practicado un par de veces, no lo enseña Adán.
Contrainterrogado por el querellante, refiere que sabe que existe un video, lo
vio un par de veces, aparece cuando le pasó su cédula de identidad a
Carabineros. Aclara que no recuerda sí al ser detenido lo llevaron al Hospital
a constatar lesiones, después del incidente al percatarse que venía
Carabineros, huyeron en el mismo sentido, pero por veredas distintas, luego
Adán cruzó y los detuvieron como a veinte metros de distancia entre ellos, a
él lo detuvo personal de uniforme. Al referirse al primer Carabinero señala

21
que es el que cayó al suelo y el segundo Carabinero fue el que lo estaba
revisando a él.
La declaración de Raúl Ignacio Landini Ebner, el que señaló que conoció a
Adán Castro al día siguiente de su detención, en la audiencia de control de
detención, concurrió para ver su situación procesal, porque le interesa el
respeto a los derechos humanos, no recuerda la fecha. Vive en calle Vicente
Reyes y esa noche, le parece que el 26 de octubre de 2019, estaba en su
domicilio, escuchó unos disparos y sintió golpes contra su propiedad, no tiene
antejardín, temió que estuvieran golpeando u casa o ingresaran a su domicilio,
sacó su teléfono celular para grabar lo que estaba sucediendo. Al salir vio que
Carabineros tenía un joven contra la pared, deduce que los golpes que
escuchó era que golpeaban al detenido contra su propiedad, el joven estaba
esposado al lado de la puerta de su domicilio, le preguntó si era menor de
edad y su Rut para avisarle a su familia, no sabía lo que había sucedido ni por
qué lo detenían, no vio su rostro, igual vio a una persona que iba hacia el
poniente cruzando la calle, escuchó alrededor de 2 ó 3 disparos, al grabar gira
a la izquierda ve al joven de rodillas, le pegan una patada en la espalda que
lo tumba, no vio quien era, pero sí que con la escopeta de servicio lo golpee
en el suelo dos o tres veces, le pareció innecesario y violento, en el momento
habían dos vehículos por lo que calculan que deben haber sido ocho
funcionarios, eran dos personas detenidas, no vio bien donde estaban las
manos de Adán si le parece que atrás. En el video que le es exhibido refiere
que se trata de la detención que presenció ese día, fue él quien lo registró con
su teléfono celular, en calle Vicente Reyes, la persona que se ve más cerca es
Martín y la otra persona es Adán. Detalla que salió de su domicilio, preguntó
si era menor de edad, luego escuchó disparo, ve hacia la izquierda el momento
en que detienen a Adán y lo golpean en el piso, en eso se le acerca una
funcionaria y le dice que ingrese a su domicilio, ella le indica que corre peligro,
que alguien le puede hacer lago.
Contrainterrogado refiere que no recuerda bien el día, el video debería tener
la fecha, durante esos días ocurrieron varios incidentes, pero afuera de su
casa sólo recuerda éste, la persona que aparece detenida en el video es Martín
Muñoz, en el momento escuchó Martín Mercader, en el video se aprecian dos
detenciones, la segunda persona es Adán, lo sabe porque si bien no se le ve
el rostro, por las circunstancias de los hechos y los relatos de Adán, que le
dijo que había sido detenido, tenía moretones en su espalda y rostro, declaró
en el Tribunal que le habían hecho un control de detención, que le dio mucho

22
miedo y corrió, también declaró que golpeó a un Carabinero, sabe que se
produjo una situación en la que se golpeó a un amigo de Adán y éste golpeó
a un Carabinero, no sabe si a otra persona, tampoco sabe cómo los golpeó ni
que sucedió con el arma, sí sabe que él dice que tomó el arma porque le dio
miedo que le dispararán. En el video identifica a Martín, indica que no se ve
el rostro de Adán, sólo se ve su fisonomía, la calidad de la imagen no es la
mejor, pero contrastándola la imagen concuerda físicamente con él, días
posteriores a su control de detención lo contactó para hacerle entrega del
video, también lo tuvo el defensor, nunca declaró en la Fiscalía, la detención
que aparece en el video es en calle Vicente Reyes entre Matta y Anfión Muñoz.
A las preguntas del querellante refiere que se dedica al desarrollo de entidades
corporativas logotipos, como diseñador gráfico, es independiente, al momento
de los hechos trabajaba para la Universidad Católica, los días posteriores vio
el video en que participó Adán, momentos previos a su detención, en que
agrede a un Carabinero, se enteró que pateó a un Carabinero en el suelo. En
el video que tomó ve el perfil de Adán, su corte de pelo, su perfil, lo que le
hace pensar que es él, no le hizo filtro a las imágenes. Aclara que, al salir de
su domicilio prendió la cámara de su celular, en primer lugar ve a Martín ya
detenido y acto seguido ve a Adán en el suelo, es golpeado, cae al suelo donde
es nuevamente golpeado por Carabineros de uniforme, luego lo suben al carro
policial. En cuanto a la calidad del video que se exhibido, es la misma que la
que él ha visto.-
Igualmente se agregó a la audiencia Set de 6 fotografías de las lesiones de
Adán Isaac Marcelo Castro Cifuentes, que dan cuenta de sus lesiones, en la
foto de frente se parecían lesiones en el costado derecho de su rostro, en que
se aprecian en detalle en la fotografía de costado derecho consistentes en
escoriaciones, enrojecimiento e inflamación, en la fotografía de perfil
izquierdo se aprecia un corte en la sien y enrojecimiento de la parte interna
del ojo.
SÉPTIMO: Hechos acreditados
Habiéndose valorado las pruebas rendidas durante la audiencia de juicio oral
con libertad, pero sin contradecir los principios de la lógica, las máximas de la
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, se adoptó la
decisión unánime de condenar al acusado, teniéndose por acreditados, más
allá de toda duda razonable, los siguientes hechos:
Con fecha 21 de octubre de 2019, siendo las 23:18 horas aproximadamente,
funcionarios de Carabineros llevaban adelante un control de identidad a Adán

23
Isaac Marcelo Castro Cifuentes, en calle Vicente Reyes de Villarrica, contexto
en el cual éste procedió a agredir con golpes de puños en el rostro al cabo 1°
de Carabineros Francisco Javier Rivas Matus, cayendo este desplomado al
suelo. Acto seguido Castro Cifuentes agredió con golpes de puños en el rostro
y ojo derecho al sargento Rodrigo Andrés Araya Antilaf. El imputado Castro
Cifuentes continuó su agresión pateando en la cabeza de manera reiterada a
Rivas Matus mientras este permanecía en el suelo, dio un tirón al cordón de
seguridad del arma que éste portaba y le sustrajo su arma de servicio, marca
Taurus, modelo PT 92, calibre 9 m.m., número de serie A10369, con su
respectivo cargador.
Producto de lo anterior el sargento Rodrigo Andrés Araya Antilaf, resultó con
contusión ocular clínicamente leve, mientras que el cabo 2° de Carabineros
Francisco Javier Rivas Matus, resultó con trauma encéfalo craneano de
mediana gravedad.
Posteriormente, en calle Anfión Muñoz de Villarrica, fue sorprendido el
imputado Castro Cifuentes, manteniendo consigo y portando la pistola marca
Taurus, modelo PT 92, calibre 9 m.m. número de serie A10369, con su
respectivo cargador. Lo anterior, sin que el imputado, haya tenido permiso de
portar armas, y sin que haya tenido el arma inscrita a su nombre.
La convicción de este Tribunal se sostiene fundamentalmente en los
antecedentes de que dieron cuenta los testigos presentados por la acusadora,
quienes prestaron declaración de manera coherente y circunstanciada, sin
existencia de contradicciones entre ellos y acordes a como se habrían
desarrollado los hechos, sin que afloren de sus palabras intereses gananciales
o alguna razón en virtud de la cual hubieren distorsionado la realidad de los
acontecimientos, lo que se vio corroborado además por las imágenes
contenidas en el video que da cuenta de los hechos y los documentos
incorporados.
En efecto, los hechos ocurrieron el 23 de octubre de 2019, esto es, tres días
después de iniciarse el denominado Estallido Social, según lo expusieron los
funcionarios de Carabineros, cabo 1º Francisco Rivas Matus y sargento
Rodrigo Araya Antilaf, quienes refirieron que ese día se desarrolló en el centro
de la ciudad de Villarrica una manifestación pacífica que derivó en incidentes
violentos, consistentes en barricadas y daños al frente de la Municipalidad de
Villarrica. Es en estas circunstancias que Rivas Matus y Araya Antilaf se
desplazaban por calle Vicente Reyes, según relato de este último, en un
contexto distinto del cotidiano en esta comuna, lo que implicaba que su

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indumentaria era diferente, portaban chalecos antibalas, cascos y bastón
retráctil. Aproximadamente a las 23.20 horas recibieron un comunicado radial
que informaba que personas involucradas en los disturbios huían del sector
de la Municipalidad, como se encontraban como a una cuadra del lugar,
supusieron que se dirigían hacia ellos, unos instantes después pudieron ver
un grupo de jóvenes que venía corriendo, entre ellos el acusado de este juicio
en compañía de dos hombres y una mujer, lo que efectivamente se aprecia
en las imágenes contenidas en el video correspondiente al NUE 3864265 en
que a las 23:18:13 horas, se les ve aparecer corriendo y mirando hacia atrás
continuamente, para después aminorar la marcha y caminar por la vereda,
igualmente se aprecia en la imágenes que el de más baja estatura porta una
mochila, indicios que, según explicaron los funcionarios Rivas Matus y Araya
Antilaf, justificaron realizar a su respecto un control de identidad investigativo,
que fue llevado a cabo por parte de estos mismos funcionarios.
En tal sentido, es primeramente el cabo Rivas Matus quien se acerca al
acusado y sus tres acompañantes, tres hombres y una mujer, según él lo
indicó y se aprecia en las imágenes, en las cuales también se puede observar
que se produce una conversación entre ellos, luego de lo cual se acerca un
segundo funcionario, que corresponde al sargento Araya Antilaf, momento en
que las personas controladas se paran junto a la reja que cubre la vitrina de
un negocio ubicado en el lugar, cuyas luces interiores permiten observar
adecuadamente lo sucedido. Así, en total concordancia con lo indicado por
Rivas Matus y Araya Antilaf, se aprecia en las imágenes que éste último revisa
las vestimentas del primero de los jóvenes, sin que se produzcan
inconvenientes, luego continúa con el registro del acusado quien viste
pantalones claros y chaqueta negra, mientras a su lado se encuentra el joven
de menor estatura que porta la mochila, quien es registrado por el funcionario
Rivas Matus, aseverando ambos funcionarios que esta persona, que
corresponde al testigo de la defensa Martín Muñoz, se niega al registro de su
mochila, lo que provoca que Araya Antilaf, en un primer momento, se muestre
atento a lo que está sucediendo, para luego asumir el control de la situación,
colocando a este joven con la espalda hacia la reja mientras le sujeta el rostro,
mientras esto sucede se puede ver en las imágenes como el cabo Rivas Matus,
sin uso de violencia, se mantiene prestando cobertura a su compañero y en
conversaciones con el acusado y el tercer joven, unos segundos después se
aprecia que Martín Muñoz, mientras era afirmado hacia la reja del local
comercial, empuja al sargento Araya Antilaf produciéndose un altercado,

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momento en que el cabo Rivas Matus se voltea hacia ellos, desatendiéndose
del acusado, quien le da un golpe de puño en la zona de la cabeza, por lo que
cae al suelo, inmediatamente después Castro Cifuentes se dirige en contra del
sargento Araya Antilaf a quien agrede con golpes de puño en el rostro en tres
oportunidades, lo que provoca que éste pierda el equilibrio y retroceda hacia
la calzada, dirigiéndose el acusado nuevamente contra Rivas Matus que
continuaba tirado en el suelo y le da cuatro golpes de pie consecutivos en la
zona de la cabeza, para luego huir del lugar, llevándose consigo el arma de
servicio del funcionario, luego de romper mediante un tirón el cordón de
seguridad de ésta.
Esta agresión a los funcionarios de Carabineros Rivas Matus y Araya Antilaf,
se aprecia claramente en los términos referidos en las imágenes proyectadas,
las cuales son coincidentes con lo expresado por ambos funcionarios durante
el juicio, quienes describen igual secuencia de hechos, en el caso del Cabo
Rivas Matus reconoce expresamente que producto de los golpes y la pérdida
de conciencia que sufrió, no recuerda lo sucedido después de la primera
agresión, por lo que su relato se basó fundamentalmente en lo que apreció en
el video, mientras que el sargento Araya Antilaf dio cuenta de lo sorpresivo
de la situación, en que mientras intentaba reducir y registrar al joven que
portaba la mochila, siente un movimiento y ve caer a su compañero, acto
seguido recibe un golpe al interior del globo ocular derecho propinado por el
acusado Castro Cifuentes, a quien reconoce como el acusado presente en la
audiencia, refiriendo expresamente que fue él quien le dio un golpe de puño
en el ojo, lo que lo hace perder el equilibrio y retrocede hasta la calle donde
es agredido por un tercero, momentos en que puede ver a Castro Cifuentes,
patear la cabeza de su colega en el suelo en tres o cuatro oportunidades, para
luego tirar un objeto de éste con fuerza y huir del lugar.
Es así, como estos funcionarios de Carabineros, además de exponer
consecuencialmente la dinámica de los hechos, reconocen a la persona del
acusado Castro Cifuentes como quien los agredió, siendo claro tanto en el
reconocimiento de éste como en que fue la única persona que les ocasionó las
lesiones descritas, en el caso del sargento Araya Antilaf, éste diferencia
claramente los golpes de puño que recibió en un primer momento mientras
realizaba el control de identidad, que fueron dirigidos a su rostro por el
acusado de este juicio y los que habría recibido a mitad de la calle, por parte
de otro joven en el antebrazo, momentos después. En el mismo sentido, tanto
del testimonio de este testigo, como de las imágenes exhibidas aparece de

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manifiesto que la única persona que agredió al Cabo Rivas Matus fue el
acusado Castro Cifuentes, sin que se aprecie a ninguna otra persona en varios
metros alrededor, desestimándose con ello las aseveraciones del acusado en
que, si bien reconoce la agresión que propinó a ambas víctimas, argumenta
que mientras golpeaba a este funcionario en el suelo, también realizaron esta
acción terceros que pudieron ocasionarle las lesiones, aseveraciones que no
tienen asidero en la prueba rendida. Tal es así que incluso el testigo de la
defensa Martín Muñoz Manríquez, coincide en afirmar que observó el momento
en que, mientras él era objeto de control por parte de los funcionarios de
Carabineros, se percató que el acusado golpeó tanto al Carabinero que se
encontraba con él como a quien se encontraba su lado, agregando que, luego
de eso él también agredió a uno de los funcionarios, mientras Castro Cifuentes
pateaba al otro en el suelo, aunque afirmó no haber apreciado el lugar
especificó del cuerpo afectado, por existir un pequeño muro que le tapaba la
visión.
Así la cosas, una vez que el acusado huye del lugar y, según dan cuenta ambos
funcionarios policiales, el cabo Rivas Matus quedó tendido en el suelo,
apreciándose en el video que si bien hace el intento de pararse, ello no le es
posible y pierde el equilibrio siendo ayudado por su colega el sargento Araya
Antilaf, quien refirió que lo encontró prácticamente inconsciente y que,
momentos después, llegó cooperación, siendo ambos trasladados al hospital
local, lugar en el que, según da cuenta el Formulario de atención de urgencia
Nº 10082276, de fecha 21 de octubre de 2019, fue ingresado el cabo Francisco
Javier Rivas Matus a las 23:45 horas, en este documento se especifica que la
naturaleza del hecho que ocasionó las lesiones que presentaba fue una
agresión con elemento contundente, sin pronunciarse respecto al pronóstico
médico legal por requerirse exámenes complementarios, sin embargo, se le
diagnosticó traumatismo encéfalo craneano, además se deja constancia en las
observaciones que se trata de un Carabinero lesionado en actos de servicio,
agredido en vía pública con patadas, que presenta compromiso de conciencia,
sin recordar lo sucedido, se consiga hematoma temporal derecho, mandibular
derecho, siendo trasladado precisamente por las lesiones que presentaba a
Temuco, donde fue evaluado por un neurólogo y se le tomaron imágenes,
dándosele el alta con control ambulatorio, según da cuenta el informe médico
de fecha 23 de octubre de 2019, suscrito por el médico Dr. Rodrigo Riofrío
Montero; igualmente las lesiones sufridas por esta víctima constan en las
fotografías incorporadas, en que se le aprecia tendido en una camilla

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recibiendo atención en el hospital y las lesiones que presenta en su mandíbula
y sien derechas.
Por su parte, las lesiones provocadas por el actuar del imputado al sargento
Araya Antilaf constan en el formulario de atención de urgencia Nº 10082343,
de fecha 21 de octubre de 2019, en que consta que fue atendido a las 01:11
horas, se le diagnosticó herida y contusión ocular, sin lesiones agudas, en las
observaciones se consigna herida en acto de servicio, golpe de puño en región
ocular derecha, caída con apoyo de rodilla, herida erosiva en rodilla izquierda,
eritema periocular derecho y conjuntival y edema en región nasal, con un
pronóstico médico legal de carácter leve, igualmente estas lesiones fueron
referidas por el propio Araya Antilaf y se aprecian en forma evidente en las
fotografías de su rostro exhibidas en la audiencia.
Se concluye que la agresión proferida por el acusado a los funcionarios de
Carabineros individualizados es constitutiva de dos ilícitos independientes de
maltrato de obra a Carabineros causando lesiones menos graves, para ello se
tiene presente que aparece de manifiesto tanto de las declaraciones de las
víctimas como del video incorporado que no es el acusado quien se acerca a
estos funcionarios, sino que es el funcionario Rivas Matus quien al ver que el
acusado y sus acompañantes venían desde el lugar en que se estaban
cometiendo desmanes y uno de ellos portaba una mochila, decide realizarles
un control de identidad, es dentro de este contexto que el acusado reacciona
en forma violenta, en primer lugar en contra de este funcionario golpeando
en el rostro mientras se encontraba desprevenido y, posteriormente en contra
de Araya Antilaf con golpes de puño, sin que ninguno de los dos refiriera que
les hubiere solicitado la entrega de su arma de servicio ni alguna otra especie,
lo que unido a la rapidez con que sucedieron los hechos y la violencia
desmesurada, reconocida por el propio acusado con que éste actuó sobre las
víctimas, llevan necesariamente a concluir que su intención era derechamente
la de agredir a cada uno ellos, lesionándolos como efectivamente ocurrió, a
fin de resistirse a la autoridad, es así como de acuerdo a los informes médicos
incorporados el funcionario Rivas Matus resultó con lesiones clínicamente
menos graves, mientras que a Araya Antilaf le fueron diagnosticadas lesiones
clínicamente leves.
Así las cosas, también se acreditó que los funcionarios de Carabineros
Francisco Javier Rivas Matus y Rodrigo Andrés Araya Antilaf, se encontraban
en ejercicio de sus funciones, al momento de ser agredidos por el acusado,
tanto por sus propias afirmaciones en tal sentido, al explicar que en esos

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momentos estaban de servicio en el centro de la ciudad y, en función de ello,
fue que controlaron la identidad del acusado y sus acompañantes; como por
las imágenes contenidas en el video exhibido y en las fotografías incorporadas
en que se aprecia que encuentran de uniforme siendo consignado en los
formularios de atención de urgencia de ambos que fueron ingresados como
lesionados en actos de servicio, lo que es coincidente además con lo
manifestado por los funcionarios de la SIP de Carabineros que también
estaban de turno ese día, Daniel Harris Maldonado Balboa y Pedro Gatica
Martin, quienes escucharon el comunicado radial a las 23:25 horas que daba
cuenta de la agresión de dos colegas de servicio en el centro de la ciudad y
con la circunstancia de estar el cabo Rivas Matus en poder de su arma de
servicio, la cual sólo le era proporcionada por la institución, mientras ejercía
sus funciones como Carabinero.
En este orden de ideas, la prueba incorporada fue igualmente suficiente para
acreditar que, luego de agredir a los funcionarios de Carabineros, el acusado
Castro Cifuentes toma el arma de servicio que portaba Rivas Matus marca
Taurus, modelo PT 92 número de serie A10 369, y se la lleva consigo,
rompiendo para ello el cordón de seguridad que unía esta pistola al cinturón
que portaba el funcionario, sistema de seguridad que se utiliza precisamente
para evitar su sustracción. Así el sargento Araya Antilaf expuso que pudo ver
el momento en que el acusado tiro algo del cuerpo de su colega, si bien en un
primer momento no supo que era, al acercarse se percató que se trataba de
su arma de servicio, lo que es corroborado por el propio Rivas Matus que
indicó que, cada vez que entra de servicio, la institución de Carabineros le
proporciona un arma para cumplir con sus funciones, el día de los hechos se
le suministró una pistola marca Taurus, modelo PT 92 número de serie A10
369, que le fue sustraída coetáneamente a la agresión que sufrió el día 21 de
octubre de 2019, de igual forma si bien el video exhibido relativo a estos
hechos, no se aprecia claramente la pistola, sí se ve que el acusado toma algo
desde el cuerpo de la víctima que está tendida en el suelo y el tirón que da a
una especie de cordón para salir corriendo del lugar, siendo estas
circunstancias reconocidas por el propio acusado, quien al prestar declaración,
señaló expresamente que, una vez que golpeó a los Carabineros, vio el arma
de servicio de aquel que estaba en el suelo y la tomó, si bien afirma que ésta
estaba suelta en el suelo y que lo hizo porque le vio mover la mano y tuvo
miedo que la usara en su contra, lo cierto es que se acreditó que el arma en
cuestión estaba unida al cinturón de seguridad, que estaba en buen estado,

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según las afirmaciones de Rivas Matus, quien lo conservaba en su poder,
siendo cortado a consecuencia del tirón que le propinó el acusado al llevarla
consigo, lo que puede apreciarse al examinar este elemento que fue
incorporado la juicio y que efectivamente se encuentra cortado en su parte
superior y guarda coherencia lógica con las fotografías incorporadas y lo
manifestado por los funcionarios Maldonado Balboa, Gatica Martin, Araya
Antilaf y Rivas Matus quienes explicaron que este cordón es de material kevlar
que es un material muy resistente, por lo que debió ser tirado con mucha
fuerza para romperlo, acción que realizó el acusado, quien se hizo con el arma
y se fue del lugar.
Si bien el Ministerio Público al deducir acusación en contra de Carrasco
Cifuentes estimó que la concurrencia de lesiones en la persona del funcionario
Rivas Matus, seguida de la sustracción de su arma de servicio configuran un
ilícito de robo con violencia, como se razonará en los considerandos siguientes
de este fallo, en concepto de estas sentenciadoras, no se encuentra dentro de
los hechos contenidos en la acusación ni se acreditó con la prueba rendida en
juicio que existiera de parte del acusado apropiación con ánimo de lucro de
esta especie y, tampoco que la violencia desplegada en contra de los
funcionarios policiales tuviera algunos de los objetivos exigidos en el tipo
penal, sino que del contexto en que esta sustracción se produjo es dable
concluir que ello se debió a la intención del acusado de portarla consigo y,
eventualmente, utilizarla en caso necesario.
Lo anterior, se concluye de las circunstancias que rodearon este hecho, en
primer lugar, resulta inverosímil sostener que Castro Cifuentes, en un acto
casi reflejo, toma el arma por haber visto que el funcionario Rivas Matus
intentaba tomarla y temiera por su vida, por el contrario se aprecia claramente
en las imágenes que ambas manos de la víctima estaban extendidas
horizontalmente en la zona superior de su cuerpo, igualmente aparece de
manifiesto que tampoco habría estado en condiciones de realizar tal acción,
de hecho a pesar de los golpes de pie que recibe en su cabeza prácticamente
no se mueve, permanece en la misma posición, solo se aprecia el movimiento
reflejo de las piernas producto de los golpes de pie de que es objeto,
desplazándose solo a raíz de la fuerza ejercida sobre él, lo que debió resultar
evidente para el acusado que estaba inmediatamente a su lado, igualmente
el arma permaneció en su cartuchera adosada en su muslo derecho, sin que
se tampoco se aprecie movimiento alguno de sus manos hacia esta parte de
su cuerpo, siendo retirada por el acusado quien se dirige directamente, la

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toma y le da el tirón al cordón de seguridad, huyendo del lugar con el arma
en su poder, es inmediatamente después de este tirón que el funcionario
policial, en un movimiento reflejo, lleva su mano hasta el lugar en que
momentos antes portaba su arma de servicio.
En este sentido, el ilícito en cuestión es de comisión y su eje central está en
la acción de portar, esto es, incorporar el arma al área de potestad de quien
la detenta, de forma tal que pueda disponer de ella y con el conocimiento que
no tiene la autorización legal para ello y pueda ser utilizada, a su voluntad,
para lo que estime pertinente y, especialmente, para el destino que fue creada
(animus detinendi), siendo relevante al efecto el informe pericial 986/2019
emitido por el perito armero artificiero Iván Torres Bernal, quien examinó
el arma que portaba el acusado el día de los hechos y afirmó que es un arma
de fuego, del tipo pistola convencional, marca Taurus, modelo PT-92, calibre
9 mm, semiautomática, con su cargador y 15 cartuchos calibre 9 mm
compatibles con el arma, en buen estado de conservación, de uso de
Carabineros de Chile, N° de serie A10369 visible que se encuentra apta para
el disparo, ya que con su accionar logra dar inicio y término al proceso de
disparo utilizando para ello cartuchos de calibre 9 mm., hecho que
necesariamente era conocido por el acusado al tener plena conciencia de su
procedencia y de que se trataba del arma de servicio de un funcionario de
Carabineros en funciones, con ello se acredita la aptitud lesiva del arma
portada por el acusado, lo que se ve reforzado por lo manifestado tanto por
este perito como por testigos perteneciente a la institución de Carabineros en
cuanto a que esta arma tiene un poder de fuego considerable, gran poder de
penetración y de daño que puede ocasionar la muerte o grave daño a la
integridad física de las personas.
En el mismo sentido, la conducta atribuida al acusado es la de portar
ilegalmente un arma de fuego, que debe diferenciarse de la conducta
constitutiva de tenencia, que pareciera requerir continuidad en el tiempo y
que incluso pudiere cometerse manteniendo la disposición del arma sin tenerla
materialmente, en contraposición el porte es personal y requiere para su
consumación, precisamente que el autor lleve consigo un arma, sin la
competente autorización, lo que lo coloca en disposición de llevar de disponer
de ella, sea o no utilizándola, en cualquier lugar en que se encuentre, poniendo
de esta forma en peligro el bien jurídico protegido por este ilícito, sea
concebido éste como la seguridad ciudadana o el monopolio del Estado en el
control de las armas.

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Refuerza la concurrencia de la figura típica de porte del arma de fuego por
parte del acusado, el hecho acreditado de mantenerla en su poder, a pesar de
avanzar al menos una cuadra y media, pudiendo perfectamente deshacerse
de ella, conducta que no realizó a pesar de tener el tiempo y lugar físico
suficiente para ello, sin que se aportara antecedente alguno que dé cuenta
que algo se lo impidiera. Por el contrario, se desplaza por el centro de la
ciudad, que particularmente esa noche tenía gran número de transeúntes, con
un arma cargada en su poder, poniendo en peligro la seguridad pública y la
de los transeúntes que circulaban por el lugar, sin que ello lo motivara a
deshacerse del arma, manteniéndola a su disposición desde calle Vicente
Reyes a Anfión Muñoz de esta ciudad, hasta que personal de la SIP de
Carabineros, que escucharon la alerta radial que daba cuenta que un
compañero había sido agredido y sustraída su arma de servicio, por un joven
con pantalones claros y parka negra, descripción que coincide con las
vestimentas del acusado esa noche, lo visualizan, saliendo en su persecución
por algunos metros y le ordenan detenerse, siendo recién frente a esta
situación que el acusado se deshace del arma que aún llevaba consigo y la
arroja al suelo, creando con ello una nueva situación de peligro, que motiva
al funcionario Gatica Martín a tomar dicha arma y guardarla en sus
vestimentas para evitar un mal mayor.
A su vez, se verificó por estos funcionarios que el arma que el acusado portaba
en calle Anfión Muñoz esa noche corresponde a aquella que le fue sustraída a
Rivas Matus, que la misma estaba cargada con 15 municiones compatibles y
presentaba el cordón de seguridad cortado, esta misma arma fue remitida con
posterioridad al perito armero artificiero Torres Bernal, quien verificó que se
encuentra apta para el disparo. Igualmente se acreditó mediante Oficio de la
Autoridad Fiscalizadora, de fecha 28 de octubre de 2019, suscrito por Christian
Fernández Opazo, Teniente Coronel de Carabineros, que Adán Castro
Cifuentes no registra inscripción de arma de fuego en la Dirección Regional,
no tiene inscripción ni permiso de porte ni transporte, ni autorización de
compra de municiones.
En estos términos serán rechazadas las alegaciones de la defensa, en cuanto
estima que la conducta del acusado no configura el ilícito de porte ilegal de
arma, fundado principalmente en las afirmaciones de su representado, quien
aseguró que sólo tomó esta arma por miedo a que fuera utilizada por el
funcionario de Carabineros que agredió y, que no se deshizo de ella porque
escuchaba a Carabineros disparar por todos lados, hasta que encontró un

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arbusto para ello, período de tiempo que, a su juicio, es corto para estimarse
cometido el ilícito, por el contrario de la prueba rendida en juicio, aparece de
manifiesto que el acusado al hacerse del arma mediante su sustracción,
voluntariamente la mantuvo en su poder y se fue con ella del lugar,
desplazándose por una cuadra y media por el centro de la ciudad, por calles
que el día de los hechos estaban especialmente concurridas, hecho que era
conocido del acusado quien indicó que ese día había una manifestación
ciudadana, no existe antecedente alguno que dé cuenta que durante este
trayecto Castro Cifuentes hubiese sido perseguido por funcionarios policiales
y, menos aún objeto de disparos; por el contrario, según las aseveraciones
del testigo Gatica Martín, el acusado iba junto a otras personas por calle
Vicente Reyes, lugar por el que pasó otro furgón policial, lo que habría
motivado al acusado a huir en sentido contrario hacia Anfión Muñoz, donde
fue divisado por este testigo que manejaba un vehículo civil perteneciente a
la SIP de Carabineros, que salió en su persecución y logró su detención. De
hecho los funcionarios, Maldonado Balboa y Gatica Martín observaron el
momento en que Castro Cifuentes se deshace del arma, si bien el primero
indicó que, en las fotografías podría apreciarse un arbusto, ninguno de ellos
manifestó que el arma fuera arrojada en este lugar, por el contrario, el cabo
Gatica Martín, que fue quien la recogió, señaló expresamente que lo hizo
porque el acusado podía tomarla y agravar la situación, así es injustificable
que Castro Cifuentes portara durante todo este período el arma, además en
su mano, según él mismo lo afirmó, teniendo la posibilidad cierta de
deshacerse de ella mucho antes, por el contrario la mantuvo consigo y con
ello la posibilidad de utilizarla, pudiendo concretar fácilmente el peligro que el
tipo penal en comento pretende evitar.
En cuanto al tiempo transcurrido entre los hechos y la detención, la defensa
sostiene que sería de dos minutos, sin embargo, lo que indicaron los
funcionarios de Carabineros que sorprendieron al acusado portando el arma
fue que el tiempo transcurrido entre que recibieron el comunicado y este
momento fue de dos a tres minutos, no desde los hechos, fijando la detención
a las 23.30 horas, mientras que, de acuerdo al video incorporado, los hechos
habían ocurrido entre las 23.18 y las 23.20 horas, lo que unido a la
circunstancia que en la filmación no se aprecia que en forma inmediata la
llegada de otros funcionarios a prestar ayuda a los lesionados que tomarán
conocimiento del hecho, por lo que necesariamente debieron transcurrir varios
minutos más, desde que se produce la sustracción hasta el momento en que

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es detenido el acusado. De hecho, aun cuando el tiempo transcurrido fuera
muy breve, como se ha razonado en la especie, la conducta ilícita es de porte
no de tenencia, por lo mismo esta circunstancia no altera en nada, el hecho
concreto que el acusado mantuvo en su poder dicha arma cargada, con
conocimiento tanto de este hecho como que no tenía permiso ni capacitación
para portarla, provocando con su accionar un evidente peligro para la vida y
la integridad de la gran cantidad de personas que transitaban por el lugar y la
seguridad pública, siendo incluso probable que su accionar provocara un
enfrentamiento con los Carabineros que procedieron a detenerlo.
Finalmente, en cuanto a los hechos referidos por el acusado y ocurridos con
posterioridad a su detención en que afirma haber sido objeto tanto él como el
testigo Muñoz Manríquez de malos tratos y amenazas por parte del personal
de Carabineros, si bien se incorporó formulario de atención de urgencia Nº
10082393, de fecha 21 de octubre de 2019, recaído en Adán Castro Cifuentes,
que indica lesión leve, contusión y erosiones, sin lesiones óseas agudas y en
la observaciones refiere golpe en región maxilar derecha, periorbitaria
derecha, ocular izquierda, erosiones en mano y golpe en ante pie derecho, así
como fotografías del rostro de éste que dan cuenta que efectivamente
presentaba lesiones, dichos hechos escapan a aquellos sometidos al
conocimiento de este Tribunal y, de acuerdo a lo informado en la audiencia de
juicio oral, están siendo conocidos y juzgados por las autoridades
competentes. Por su parte, la declaración del testigo Raúl Landini Ebner sólo
permite acreditar que presenció y filmó la detención de dos personas, una de
ellas el testigo Muñoz Manríquez, por cuanto éste señala su nombre en voz
alta y fue posible a estas sentenciadoras entender su nombre completo,
distinta es la situación que se produce respecto a la otra persona
supuestamente detenida, frente al domicilio de Landini Ebner, hecho que no
se aprecia claramente en el video, menos aún la identidad de esta persona y,
aun cuando el testigo afirma que se trataría del acusado de este juicio, existe
duda razonable de que sea así, fundamentalmente por cuanto tanto Castro
Cifuentes como los funcionarios de la SIP, Gatica Martín y Maldonado Balboa
afirman que la detención de éste se produjo en calle Anfión Muñoz, no en
Vicente Reyes como lo afirma el testigo, igualmente estos afirman
coincidentemente que quienes detuvieron al acusado eran funcionarios
pertenecientes a la sección SIP de esta ciudad vestidos de civil, mientras que
Landini Ebner vio una detención llevada a cabo por funcionarios de uniforme,
tampoco en el formulario de atención de urgencia del acusado incorporado al

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juicio y realizado con posterioridad a su detención se consignan lesiones en
su espalda, siendo que este testigo afirmó que presenció cómo era golpeado
en esta zona de su cuerpo con escopetas, diferencias relevantes entre ellos
establecidos y no discutidos por el acusado y su defensa y que llevan a estas
sentenciadoras a desestimar que una de las personas cuya detención afirma
haber presenciado el testigo Landini Ebner, fuera la del acusado de este juicio.
En cuanto a las supuestas faltas de congruencia alegadas por la defensa, en
lo que dice relación con el ilícito de robo con violencia de material de guerra,
éstas serán desestimadas por cuanto se le absolverá de este acápite de la
acusación, por el contrario los hechos por los cuales se le ha condenado
aparecen reseñados y detallados exhaustivamente en el libelo acusatorio,
posibilitando con ello el pleno ejercicio del derecho a defensa, mientras que
respecto a la falta de solicitud de pena del querellante en relación al ilícito de
porte ilegal del arma de fuego, ello carece de relevancia toda vez que el
acusador fiscal le ha imputado los mismos hechos, con idéntica calificación
jurídica y ha expresado fundadamente la pena que solicita aplicar por este
ilícito.
OCTAVO: Calificación Jurídica
Los hechos descritos previamente constituyen dos delitos de Maltrato de obra
a Carabineros causando lesiones menos graves previsto y sancionado en el
artículo 416 Bis N° 3 del Código de Justicia Militar en contra de los funcionarios
Rodrigo Araya Antilaf y Francisco Rivas Matus y el delito de porte ilegal de
arma de fuego previsto y sancionado el artículo 9 en relación a los artículo 2
de la Ley de Control de armas, todos en grado de consumado,
correspondiéndole al acusado participación en calidad de autor, por haber
intervenido de manera inmediata y directa en su ejecución.
En virtud de lo previsto en el artículo 341 del Código Procesal Penal, se llamó
a las partes a debatir respecto a la calificación de las lesiones, en tal sentido
el Ministerio Público basándose en los informes de lesiones de las víctimas, la
declaración de éstos y el video exhibido que, en el caso de Rivas Matus, las
lesiones sufridas por éste son menos graves, a su juicio lo mínimo es darle
esta calificación, en cuanto a las lesiones del funcionario Araya Antilaf,
argumentó que si bien estas son clínicamente leves, el Tribunal podría darles
una connotación de mayor gravedad. Por su parte la querellante, señaló que
la excepcionalidad de las lesiones dice relación por un lado con aquellas que
se consideran y se tipifican como graves y, en segundo lugar las lesiones
leves, en el caso que se reúnan los requisitos de esta figura privilegiada, las

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lesiones menos graves es la figura básica y residual, estima que respecto al
funcionario Rivas Matus no hay duda sobre el carácter de sus lesiones, pero
respecto a Araya también tiene dicho carácter porque no puede estimársele
meras faltas, no solo debe considerarse el tiempo de incapacidad, sino
también la forma y tipo de lesiones que recibió, su entidad no es mínima, la
persona que los agredió sabia golpear y por la forma que lo hizo puede
ocasionar una gravedad aún más profunda. Por su parte la defensa argumenta
respecto a Matus Rivas que, no se acreditó por cuanto tiempo estuvo
incapacitado, no existe un informe del Servicio Médico Legal, lo único que se
incorporó fueron los formularios de atención de urgencia y un certificado
médico entre los cuales hay una diferencia de dos días, considerar que sólo
porque se trata de funcionarios policiales justifica una sanción mayor afecta
el non bis in idem, estima que en base a la prueba rendida, sólo puede
estimarse que respecto de ambos funcionarios existen sólo lesiones leves.
Lo cierto es que la figura base de las lesiones propiamente tales, es la de
lesiones menos graves, ello queda de manifiesto en la frase empleada por el
legislador al disponer que “las lesiones no comprendidas en los artículos
precedentes se reputan menos graves, diferenciándolas de las lesiones graves
en base a la intensidad del daño que se traduce en incapacidad laboral o
enfermedad por más de 30 días”, siendo esta la única diferenciación legal que
dice relación con una cantidad cierta de días o el carácter clínico de las
mismas, que de no concurrir califican el hecho de lesiones menos graves, a
menos que concurra la figura privilegiada de lesiones leves, la cual tiene un
componente subjetivo que dice relación con las circunstancias del hecho o la
calidad de las personas involucradas. La aplicación de esta calificación
privilegiada no tiene asidero en estos hechos, por el contrario en las imágenes
se aprecia y es reconocido por el propio acusado que los golpes que profirió a
ambas víctimas fueron de considerable magnitud, el funcionario Rivera Matus
fue objeto de golpes de puño, cayó al suelo y, sin poder defenderse, fue objeto
de 4 patadas en su cabeza, lesiones calificadas como menos graves
clínicamente, siendo irrelevante jurídicamente en este ilícito un informe de
termino de lesiones, por cuanto, como se indicó, la calificación de éstas es
exclusivamente jurídica. Misma fundamentación que se aplica a las lesiones
sufridas por el funcionario Araya Antilaf que recibió golpes de puño del
acusado, en al menos 3 oportunidades, incluso haciéndolo trastabillar y
dejándolo a merced de ser agredido por terceros, si bien las lesiones que
presentó Araya Antilaf fueron clínicamente leves y continuó su trabajo, lo

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cierto es que estas fueron dirigidas directamente a su cara y, las máximas de
experiencia, indican que un hematoma como el que se aprecia en la victima
en su ojo derecho, no desaparece en unos pocos días y causa inconvenientes
físicos y sociales al ofendido.
En cuanto a las afirmaciones de la defensa referidas a que los ilícitos de
maltrato de obra a Carabineros podrían estimarse como unidad de acción y
configurar un delito continuado, como es sabido tal figura o categoría no se
encuentra regulada en nuestro Derecho positivo, siendo una creación
doctrinaria de los prácticos italianos y se ha entendido que concurre respecto
de varias acciones ejecutadas en tiempos diversos, cada una de las cuales,
considerada en forma independiente, realiza completamente las exigencias de
tipos delictivos de la misma especie; no obstante, lo cual han de ser tratadas
como un todo y castigadas como un solo hecho punible, en virtud de la relación
especial que media entre ellas (Enrique Cury Urzúa, Derecho Penal, Editorial
Jurídica, 1985, tomo ll, página 275).
A nivel de nuestra jurisprudencia, la figura en comento ha sido aplicada más
allá de ausencia de reconocimiento legal como una manera de morigerar
penas para casos relativos a delitos contra la propiedad, o en que existe
indeterminación procesal, vale decir, no es posible tener por acreditadas y
separar en el tiempo las distintas acciones ejecutadas por el agente.
Ahora bien, para evaluar su procedencia, debieran concurrir una serie de
requisitos o presupuestos que dicen relación con la existencia de varias y
distintas acciones u omisiones, la unidad de ley violada y la identidad del
sujeto pasivo, además de la unidad de propósito, intención o dolo, los cuales
no se encuentran presentes en este caso, cada uno de los delitos cometidos
por el acusado consisten en los hechos en “el que hiriere o maltratare de obra
a otro”, no es disponible, es de carácter personalísimo y, además, no existe
indeterminación procesal alguna respecto de cada agresión, no advirtiéndose
unidad de dolo y tratándose además de sujetos pasivos distintos.
En cuanto al ilícito de porte ilegal de arma, este se configuró, según lo
razonado en el considerando anterior, por la acción del acusado de llevar
consigo el arma de fuego, tipo pistola marca Taurus, modelo PT 92 número
de serie A10 369, sin contar con la autorización necesaria para ello,
encontrándose facultado para disponer libremente de ella, utilizándola para
los fines que fue creada, toda vez que se encontraba en buen estado de
conservación y apta para disparar las 15 municiones con las que se encontraba
cargada mientras el acusado la portaba consigo por el centro de la ciudad de

37
Villarrica, conducta que constituye una vulneración al bien jurídico protegido
por este delito de peligro.
NOVENO: Fundamentos Absolución por el delito de robo con violencia
de material de guerra.
Nadie puede ser condenado, sino cuando el tribunal que lo juzgare adquiriere,
más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente se hubiere
cometido el hecho punible y que en él hubiere correspondido al acusado
participación culpable y penada por la ley, razón por la cual se absolverá al
acusado de aquella parte de la acusación que le atribuía responsabilidad como
autor del delito de robo con violencia de material de guerra, toda vez que
apreciando la prueba con libertad, sin contradecir los principios de la lógica y
las máximas de experiencia, no cabe sino concluir que ésta es insuficiente
para acreditar los requisitos del tipo penal por el cual se acusó.
En efecto, el ilícito de robo con violencia previsto y sancionado en el artículo
432 inciso primero en relación al 436 del Código Penal, establece una figura
pluriofensiva, no protege únicamente el patrimonio, sino que también ampara
la vida, la integridad física y la libertad de las personas, lo que le da una
fisonomía propia independiente de los ilícitos de lesiones y hurto considerados
separadamente, esto quiere decir que tiene que existir una vinculación
subjetiva entre las vías de hecho y la apropiación, en términos tales que la
violencia constituye un medio que posibilita la apropiación, ya sea que se
ejerza para obtener la cosa o se indique donde se encuentra, o bien, para
impedir la resistencia para que el agente pueda apropiársela, lo que se traduce
en requerir que el ejercicio de violencia en contra de una o más personas, se
traduce en vías de hecho dirigidas en contra de su integridad física, señalando
expresamente el tipo penal que ésta puede ser ejercida “antes del robo para
facilitar su ejecución, en el acto de cometerlo o después de cometido para
favorecer su impunidad”.
Sin embargo, ninguna de estas hipótesis se configuran en base a los hechos
acreditados ante este Tribunal, la violencia impetrada en este ilícito debe ser
de tipo coercitivo respecto de la víctima y tener una conexión funcional con la
apropiación, en este caso no existe unidad de acción entre los actos violentos
del acusado en contra de los funcionarios de Carabineros que se tradujeron
en golpes de pie y puños, ocasionándoles las lesiones expuestas
precedentemente y su actuar posterior, consistente en tirar el cordón de
seguridad del arma de servicio del funcionario Rivas Matus y llevársela
consigo, por lo que no es dable sostener, más allá de toda duda razonable,

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que la agresión de parte del acusado tuvo por objeto obtener la apropiación
del arma, por el contrario de los elementos de convicción incorporados
aparece de manifiesto que la violencia ejercida fue muy superior a aquella
necesaria para obtener la entrega de la cosa, no hubo forcejeo, tampoco exigió
la entrega de la misma, ni desarrolló labores de registro y, si bien sustrajo el
arma, ello fue posible por la posición en que quedó la víctima luego de ser
golpeada en la cabeza, de costado y con el arma adosada a su pierna derecha,
por lo que tomarla fue fácil y rápido para el acusado, que se limitó a darle un
fuerte tirón para llevarla consigo.
Por otra parte, la conducta de sustracción realizada por el acusado, si bien fue
sin la voluntad de su dueño, no es posible sostener indubitadamente que fue
realizada con ánimo de lucro, aun cuando se entienda éste en un sentido
amplio, como el simple propósito de obtener algún provecho, por el contrario,
del contexto de los hechos aparece de manifiesto que el accionar del acusado
fue motivado, en un primer momento por un actuar impulsivo, manteniéndola
en su poder presumiblemente para un eventual uso, ya sea en forma ofensiva
o defensiva, lo que afortunadamente no se concretó, sin que sea posible
apreciar pecuniariamente este objetivo. Sin perjuicio de lo cual, de la lectura
de los hechos contenidos en la acusación fiscal y particular, no se encuentra
los supuestos fácticos que den cuenta de la presencia de ánimo de lucro, en
la persona del acusado, circunstancia de hecho que debe acreditarse para
estimarla concurrente, por lo que aún en el evento de que la prueba
incorporada al juicio diera cuenta de este elemento, esta omisión implicaría
en el evento de considerarse por el Tribunal una vulneración al principio de
congruencia y, por ende al derecho a defensa del acusado.
DÉCIMO: Debate Audiencia artículo 343 del Código Procesal Penal
En la audiencia del artículo 343 del Código Procesal Penal, el Ministerio Público
indicó que, a su juicio, no concurren circunstancias modificatorias y mantuvo
su solicitud de pena en relación al ilícito de porte ilegal de arma de fuego y,
respecto del delito de maltrato de obra a Carabineros, solicitó la pena de
quinientos cuarenta y un días por cada uno de los funcionarios lesionados.
Respecto a lo dispuesto en la ley 18.216 se opone a la concesión de penas
sustitutivas. Por su parte la querellante, solicita la aplicación de 800 días por
cada uno de los delitos de lesiones menos graves, ello por las circunstancias
que rodearon los hechos, que no justifican la aplicación del mínimo, en cuanto
al ilícito de porte ilegal de arma, solicita la aplicación de una pena de cuatro
años en su grado máximo y el cumplimiento efectivo de las penas a aplicar,

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agregando que a la fecha no existe pronunciamiento del Tribunal
Constitucional, lo que debe unirse a que la suma de las penas supera los cinco
años y un día, por lo que no es posible que cumpla la pena en forma
alternativa.
Por su parte la defensa solicita se reconozca la circunstancia atenuante del
artículo 11 N° 6 del Código Penal, incorporando al efecto su extracto de
filiación y antecedentes sin anotaciones penales pretéritas. También solicita
se le reconozca la atenuante de colaboración sustancial, en base a la
declaración prestada por el acusado, reconociendo expresamente los hechos
que se dieron por acreditados, esto es, el golpear a las víctimas y portar el
arma en cuestión. Incorpora informe social elaborado por Juan Fuentes
Millahual que da cuenta de sus estudios, enseñanza media completa, sus
antecedentes familiares, dando cuenta que vive con sus padres, contrato de
trabajo del acusado y da cuenta de su red familiar y social. Agrega que, no
obstante lo dispuesto en el artículo 1 de la ley 18.216, la Corte de Apelaciones
de Temuco ha acogido la concesión de recursos de apelaciones por la negativa
a otorgar estas penas alternativas acogiendo los argumentos de la defensa.
Solicita que por los delitos de lesiones menos graves se le aplique una pena
de 61 días de presidio menor en su grado mínimo, en atención a las
circunstancias minorantes concurrentes y por estos ilícitos y el delito de porte
ilegal de arma de fuego una pena única de 4 años de libertad vigilada
intensiva, en todo caso cualquiera sea la decisión sobre el ilícito de porte ilegal
de arma de fuego, por los delitos de lesiones menos graves, se le sustituya la
pena por la medida alternativa de remisión condicional de la pena.
El Ministerio Público se opone al reconocimiento de la minorante de
responsabilidad consistente en la colaboración sustancial de acusado, por
cuanto siempre instó a una absolución en relación al ilícito de porte, su versión
fue diversa a aquella finalmente establecida, su declaración fue acomodaticia.
Igualmente, el querellante indica que las afirmaciones del acusado, no
tuvieron por objeto aclarar los hechos ni reconocer el núcleo fáctico, los
hechos no se establecieron como afirmó el acusado, agrega que la Corte
Suprema ha confirmado que los Tribunales de fondo no tienen análisis
constitucional, lo cierto es que las normas contempladas en la ley de Control
de Armas y la Ley 18.216 hacen improcedente medidas alterativas
UNDÉCIMO: Circunstancias Modificatorias de Responsabilidad Penal.
Objetivamente favorece al acusado la minorante de responsabilidad de
irreprochable conducta anterior, contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código

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Penal la que se tendrá por configurada por el sólo mérito de su extracto de
filiación y antecedentes que se encuentra libre de anotaciones penales
pretéritas a la fecha de los hechos.
Igualmente le favorece la atenuante del artículo 11 Nº 9 del Código Penal,
sólo en relación a los ilícitos de Maltrato de obra a Carabineros causando
lesiones menos graves, toda vez que, desde un primer momento reconoció
estos hechos, actitud que mantuvo en la audiencia de juicio oral al prestar
declaración y proporcionar un relato detallado de lo ocurrido, reconociendo
expresamente que su acción fue desmedida y violenta, manifestando su
arrepentimiento, además de aceptar expresamente ser él la persona que se
observa en las imágenes contenidas en el video incorporado, lo que elimina
cualquier duda respecto a su autoría, tomando en consideración que no fue
detenido en el acto y que el reconocimiento de los funcionarios policiales pudo
haberse dificultado por las lesiones sufridas y, si bien fue detenido con el arma
en su poder, la defensa podría haber cuestionado su participación en los
hechos previos y afirmar que se hizo de ella con posterioridad, lo que habría
dificultado el trabajo de los acusadores y el correcto establecimiento de los
hechos. Por el contrario, en relación al ilícito de tenencia ilegal de arma, su
actitud no fue colaborativa, argumentó que la tomó mientras estaba tirada y
se limitó a recogerla, siendo que resulta evidente en el video que le dio un
tirón al cordón de seguridad de ésta, que resultó roto según se aprecia en las
fotografías y la propia evidencia material, misma situación que se presenta
respecto al momento en que se deshizo del arma, argumentando que lo hizo
cuando encontró el lugar adecuado en un arbusto, siendo que lo concreto es
que la mantuvo en su poder por, al menos una cuadra y media, existiendo en
su trayecto múltiples lugares en que pudo haberla escondido o lanzado, sólo
lo hizo una vez que fue sorprendido por los funcionarios de la SIP que
practicaron su detención, de manera tal que sus aseveraciones
contrariamente a esclarecer los hechos tuvieron por objeto dificultar esta
labor.
No es concurrente en la especie la atenuante de responsabilidad de haber
obrado por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido
arrebato u obcecación, respecto a ninguno de los ilícitos cometidos por el
acusado, en cuanto a las lesiones ocasionadas al sargento Araya Antilaf y al
cabo Rivas Matus, en ningún momento se aprecia una actitud violenta de
alguno de ellos en contra del acusado como éste lo refirió y, si bien se observa
un altercado entre Araya Antilaf y el amigo del acusado Martín Muñoz, que

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pudo haber sido estimada por éste como violenta, la atenuante en comento al
utilizar el vocablo “naturalmente” objetiviza está atenuante, por lo mismo
debe relacionarse la reacción del acusado con lo que haría la generalidad de
las personas, el denominado hombre medio, una persona común, en su lugar
y lo cierto es que, no es dable sostener que su particularmente violenta
reacción sea la que probablemente asumiría otra persona en su situación,
frente a un acto de autoridad aun cuando considere el mismo violento o
injusto, de hecho presentes en la acción hay 2 personas más, que no
reaccionan de esta forma y observan impávidos los golpes que el acusado da
a ambas víctimas primero con sus puños y, luego a Rivas Matus con patadas
en la zona de su cabeza, mientras se encontraba prácticamente inconsciente
botado en el suelo. Por idénticas razones no beneficia esta atenuante al
acusado en relación al ilícito de porte ilegal de arma de fuego, a lo que cabe
agregar que, como se razonó previamente, al momento en que Castro
Cifuentes sustrae esta arma, ya no existía control de identidad ni altercado
alguno entre él, o alguno de sus amigos y los funcionarios de Carabineros,
precisamente fue el actuar del acusado lo que puso término a esta situación,
los únicos funcionarios presentes habían sido agredidos y se encontraba
absolutamente impedidos de actuar en contra de éste, por lo que su decisión
de tomar este objeto y llevárselo objetivamente hablando fue una decisión
que puede estimarse impulsiva, pero no motivada por un arrebató u
obcecación.
DUODÉCIMO: Determinación de la pena
Constando la pena asignada al porte ilegal de arma de fuego de varios grados
de una divisible y favoreciendo al imputado una atenuante, sin perjudicarle
agravantes, el Tribunal al imponer la pena no podrá imponerla en su
máximum, determinándose su entidad especifica en base a la atenuante
concurrente y a la extensión del mal causado, en la especie la conducta del
acusado fue suficiente y necesaria para configurar el ilícito, sin que su
conducta implicara un riesgo aún mayor que el contenido en aquel, de acuerdo
a lo dispuesto en el artículo 17 A inciso final de la Ley de Control de Armas.
En relación al ilícito de Maltrato de Obra a Carabineros en perjuicio de Araya
Antilaf, consta la pena asignada de varios grados de una divisible y
favoreciendo al imputado dos circunstancias atenuantes, sin perjudicarle
agravantes, el Tribunal al imponer la pena la rebajará en un grado, para
imponer finalmente aquella que se considera más plausible a las
circunstancias minorantes concurrentes y a la extensión del mal causado, que

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fue descrito por la propia víctima y dice relación, además, de las lesiones
constatadas que afectaron su rostro y que, de acuerdo a las fotografías
incorporadas y las máximas de experiencia, debieron demorar varios días en
desaparecer en los cuales tuvo que desempeñar sus funciones en estas
condiciones, afectaron psicológicamente tanto a esta víctima directamente,
como a su familia que, según señaló, vieron en las redes sociales la importante
violencia de que fue objeto.
Finalmente, el ilícito de Maltrato de Obra a Carabineros en perjuicio del Cabo
Francisco Rivas Matus, consta la pena asignada de varios grados de una
divisible y favoreciendo al imputado dos circunstancias atenuantes, sin
perjudicarle agravantes, el Tribunal al imponer la pena, la rebajará en un
grado para imponer finalmente aquella que se considera más plausible a las
circunstancias minorantes concurrentes y a la mayor extensión del mal
causado, estimándose que sufrió una afectación mayor, producto de los golpes
de pie que recibió en la cabeza, perdió el conocimiento y el recuerdo de lo
sucedido, incluso manifestó que en la actualidad sólo sabe lo ocurrido por
haber visto el video de los hechos, a lo que debe agregarse la tensión
emocional que necesariamente debió implicar para él y su familia su
hospitalización y los exámenes que se le practicaron para descartar daño
neurológico, además del tiempo que permaneció con licencia médica y
controles periódicos.
En relación a los ilícitos de maltrato de obra a Carabineros, en atención a la
pena que se impondrá al acusado por cada uno de ellos, se hará aplicación de
lo dispuesto en el artículo 74 del Código Penal por ser más favorable al
acusado, igualmente se le concederá al acusado la posibilidad de cumplir la
pena en forma alternativa, decretándose la remisión condicional de éstas por
el término de un año, considerándose al efecto que el informe social
incorporado emanado del profesional Juan Fuentes Millahual y que da cuenta
de la situación personal y laboral del acusado, así como de su arraigo familiar
y social es suficiente para estimar que se dan los requisitos del artículo 4 de
la Ley 18.216.-
Por su parte, el artículo 1 de la ley 18.216, establece la imposibilidad de
ejercer respecto del acusado la facultad de sustituir la pena a aplicar por
alguna de las penas alternativas contempladas en dicha ley respecto del ilícito
de tenencia ilegal de arma de fuego, estando privado este Tribunal de realizar
un pronunciamiento sobre la constitucionalidad del citado artículo y siendo

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éste ley vigente, no se beneficiará al acusado la posibilidad de cumplir esta
pena en forma alternativa.
Por las consideraciones anteriores y lo dispuesto en los artículos 1, 11 N° 6 y
N° 9, 14 y 15 N° 1, 18, 21, 24, 26, 28, 50, 62, 68, 69, 74, 76, del Código
Penal; artículos 1, 4, 36, 45, 275, 295, 297, 309, 314, 323, 325 y siguientes,
340 al 344, 348 del Código Procesal Penal, artículo 416 bis del Código de
Justicia Militar, artículo 2, 9 y 17 A de la Ley de Armas.
SE RESUELVE:
I. Que, se absuelve a ADÁN MARCELO CASTRO
CIFUENTES, ya individualizado, de la acusación deducida en su
contra como autor del delito de robo con violencia de material de
guerra, supuestamente cometido el día 21 de octubre de 2019, en
esta ciudad.
II. Que, se condena a ADÁN MARCELO CASTRO
CIFUENTES, ya individualizado, a la pena de TRES AÑOS Y UN DÍA
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MÁXIMO, a las accesorias
de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos mientras dure la
condena y a pagar las costas de la causa como autor del delito de
porte ilegal de arma de fuego, cometido el día 21 de octubre de 2019,
en esta ciudad.
III. Que, se condena a ADÁN MARCELO CASTRO
CIFUENTES, ya individualizado, a la pena de TRESCIENTOS DÍAS
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MINIMO, a las accesorias
de suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la
condena y a pagar las costas de esta causa como autor del delito de
maltrato de obra a Carabineros, en perjuicio de Francisco Rivas
Matus, cometido el día 21 de octubre de 2019, en esta ciudad.
IV. Que, se condena a ADÁN MARCELO CASTRO
CIFUENTES, ya individualizado, a la pena de DOSCIENTOS DÍAS
DE PRESIDIO MENOR EN SU GRADO MINIMO, a las accesorias
de suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la
condena como autor del delito de maltrato de obra a Carabineros, en
perjuicio de Rodrigo Araya Antilaf, cometido el día 21 de octubre de
2019, en esta ciudad.
V. Que no se le sustituirá la pena a aplicar respecto al
ilícito de porte ilegal de arma de fuego, por ninguna de las

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contempladas en la Ley 18.216, modificada por la Ley 20.603, por lo
razonado en el considerando duodécimo de este fallo. Por lo anterior
deberá cumplir la pena impuesta en forma efectiva, sirviéndole de
abono los 562 días que ha permanecido ininterrumpidamente privado
de libertad por esta causa, esto es, detenido el 21 al 23 de octubre
de 2019 y desde esta última fecha con la medida cautelar de privación
parcial de libertad en su domicilio desde las entre las 20:00 y las
08:00 horas del día siguiente; según consta en el auto de apertura,
además de los días que restan para que esta sentencia se encuentre
firme y ejecutoriada.
VI. Que, cumpliéndose los requisitos del artículo 4 de la
ley 18.216 modificada por la Ley 20.603, se sustituye al sentenciado
el cumplimiento de la pena privativa de libertad impuesta por los
delitos de maltrato de obra a Carabineros por la pena de REMISIÓN
CONDICIONAL por el tiempo total de ambas condenas, debiendo,
cumplir durante el período de control, con las condiciones del artículo
5° de esta Ley. El sentenciado deberá presentarse al Centro de
Reinserción Social de Gendarmería de Chile, dentro del plazo de cinco
días, contados desde que cumpla la pena privativa de libertad efectiva
o desde que sea puesto en libertad, en su caso. Si la pena sustitutiva
impuesta fuese revocada o quebrantada el condenado cumplirá
íntegra y efectivamente la pena privativa de libertad impuesta, o se
dispondrá la intensificación de las condiciones decretadas. En estos
casos, se someterá al condenado al cumplimiento del saldo de la pena
inicial, abonándose a su favor el tiempo de ejecución de dicha pena
sustitutiva, sin que existan otros abonos a considerar, toda vez que
éstos serán imputados a la sanción más gravosa.
VII. Que las penas impuestas al condenado, deberán ser
cumplidas en forma sucesiva, comenzando por la más gravosa.
En su oportunidad, cúmplase por el Juzgado de Garantía de Villarrica con lo
dispuesto en el artículo 468 del Código Procesal Penal, en relación al artículo
113 del Código Orgánico de Tribunales.
Téngase por notificados a los intervinientes y al sentenciado de este fallo en
la presente audiencia.
Redactada por la Magistrado Alejandra Rosas Lagos.
Regístrese, y ARCHÍVESE, en su oportunidad.
ROL ÚNICO: 1901139015-6

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ROL INTERNO 34/2020

Dictada por las Juezas del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Villarrica,
ADRIANA KNOPEL JARAMILLO, ALEJANDRA ROSAS LAGOS y M. CECILIA
ZAPATA PAVEZ.

Con esta fecha se notificó por el Estado Diario la resolución precedente.


Villarrica, 04 de mayo de 2021.

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