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El documento analiza los recursos literarios presentes en la rima XXXVII de Gustavo Adolfo Bécquer. Se identifican dos anáforas y el uso frecuente de hipérbatos que le dan suspenso al poema. Los recursos más abundantes son las metáforas, como referirse a la traición como un hierro clavado o aludir a la muerte a través de "las puertas de la muerte". También utiliza antítesis para insistir en el momento en que termina la vida y empieza la muerte.
El documento analiza los recursos literarios presentes en la rima XXXVII de Gustavo Adolfo Bécquer. Se identifican dos anáforas y el uso frecuente de hipérbatos que le dan suspenso al poema. Los recursos más abundantes son las metáforas, como referirse a la traición como un hierro clavado o aludir a la muerte a través de "las puertas de la muerte". También utiliza antítesis para insistir en el momento en que termina la vida y empieza la muerte.
El documento analiza los recursos literarios presentes en la rima XXXVII de Gustavo Adolfo Bécquer. Se identifican dos anáforas y el uso frecuente de hipérbatos que le dan suspenso al poema. Los recursos más abundantes son las metáforas, como referirse a la traición como un hierro clavado o aludir a la muerte a través de "las puertas de la muerte". También utiliza antítesis para insistir en el momento en que termina la vida y empieza la muerte.
Vamos a analizar los recursos literarios presentes en la rima XXXVII de
Gustavo Adolfo Bécquer, que, por su temática, pertenece al tercero de los cuatro bloques en los que se dividen sus Rimas, pues aborda el tema del desengaño amoroso. En esta rima, el poeta parece culpar a la mujer de una traición que le está ocasionando un gran sufrimiento y le dice que, aunque sabe que va a morir antes que ella, está decidido a esperarla en el más allá para que puedan decirse todo lo que en vida se han guardado. En cuanto a los recursos literarios que encontramos en la rima, comenzaremos analizando los que pertenecen al plano morfosintáctico. Así, observamos que se producen dos anáforas: la primera de ellas, entre los primeros versos de las dos primeras estrofas (“Antes que tú me moriré…”), y la segunda, entre el último verso de la primera estrofa y los primeros versos de las dos últimas estrofas (“allí…”). En el primer caso, la repetición le sirve al poeta para poner de manifiesto su obsesión por la muerte que considera inminente para él, mientras que, en el segundo, le sirve para insistir en el lugar donde se piensa reencontrar con la amada para decirse las cosas que nunca se dijeron. Será un encuentro “post mortem” porque ese adverbio “allí” que repite el poeta hace alusión al más allá, al otro mundo, a la vida eterna, al lugar que se encuentra tras las puertas de la muerte. Otra figura del nivel morfosintáctico muy presente en esta rima es el hipérbaton, pues por exigencias de la rima con frecuencia el verbo se coloca en posición final de verso, anteponiéndose a él complementos que normalmente van detrás, como el CD (“ya el hierro llevo”, “tu culpa y tus despojos / la tierra guardará”). Esos hipérbatos unidos a los frecuentes encabalgamientos le confieren al poema cierto aire de suspense, pues en varias ocasiones la idea que quiere expresar el poeta no se capta por completo hasta llegar al último verso de cada estrofa, que se convierte en una especie de aviso para la mujer a la que algún día amó: te estaré esperando, tú también morirás, entonces nos diremos lo que nos hemos callado… Más importantes y abundantes son los recursos que pertenecen al nivel léxico-semántico de la lengua. En este sentido, cabe destacar el uso de la metáfora que hace Bécquer en la primera estrofa del poema para aludir al daño que le hizo la mujer traicionándolo: así, se refiere a esa “puñalada” como a un hierro que lleva clavado en las entrañas y que le ha producido una “herida mortal”. De este modo, alude metafóricamente a esa traición al tiempo que insinúa que ese sufrimiento que oculta va a terminar por matarlo. La mano traidora (“tu mano”) hace referencia a la mujer, por lo que podría considerarse una metonimia (ya habíamos encontrado en otras rimas la referencia a la mujer a través de su “mano de nieve”). También es metafórica la alusión al río Jordán, que se identifica con la muerte porque al morir se expían nuestros pecados (culpa) y el alma se purifica (según la Biblia, las aguas del río Jordán, donde recibió bautismo Jesucristo, también son sagradas y purifican a quienes se bañan en ellas). A la llegada de la muerte se refiere el poeta a través de distintas metáforas a lo largo del poema: “las puertas de la muerte”, “aquella puerta”, “las ondas de la muerte”… Las primeras se basan en la concepción cristiana de la puerta del Cielo custodiada por San Pedro, mientras que las “ondas” recuerdan más a la laguna Estigia o al río Aqueronte de la mitología griega que separaba el mundo de los vivos del de los muertos. Para expresar lo rápido que pasa el tiempo (tempus fugit) el poeta recurre a una gradación (horas-días-años) rematada por una personificación que también puede considerarse hiperbólica: “Con las horas los días, con los días / los años volarán”. Esa estrofa se cierra con una interrogación retórica lapidaria, con la que el autor le recuerda a la mujer que, más tarde o más temprano, todos vamos a morir (memento mori): “¿Quién deja de llamar?”. En las estrofas finales destaca el uso de la antítesis: vida / muerte (v. 17-18), va / viene (v.18-19), se cierra / abre (v. 21-22), callar / hablar (v. 22-23). Las emplea el poeta para insistir de nuevo en ese momento en que se acaba la vida y empieza la muerte (esa puerta) y en que será ahí donde él y la mujer se dirán lo que hasta ahora se han guardado. También son destacables en esta última parte del poema la comparación de los versos 19-20 (“como la ola que a la playa viene / silenciosa a expirar”), una imagen frecuente en Bécquer para hacer referencia a la muerte que se acerca silenciosa, y la exclamación de los dos últimos versos, que, precedida de los puntos suspensivos, se carga de fuerza expresiva y se convierte en la culminación del poema: ese deseo del poeta se nos presenta aquí casi como una exigencia (“…lo tenemos que hablar!”) y la mujer a la que algún día amó queda así emplazada a una conversación “post mortem” de la que no parece que se vaya a poder librar fácilmente. Para concluir, podemos afirmar que los recursos literarios de este poema son característicos de las Rimas de Bécquer y que no tienden a complicar la expresión sino a enriquecerla y a concederle mayor fuerza expresiva. Destacan, en este caso, las figuras pertenecientes al plano léxico-semántico de la lengua, en especial, las metáforas y las antítesis con que el poeta se refiere al final de la vida y al comienzo de la muerte.