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Filosofía de la escritura.

Reseña

Filosofía de la Escritura: paisajes estenográficos nos lleva a reflexionar sobre el arte de escribir
filosofía, sobre cómo debemos de redactar este tipo de contenidos. Un libro imprescindible
para toda persona interesada en el arte de “hacer filosofía”.

El presente texto se ciñe a nuestra política de textos reseñados.


¿La escritura filosófica debe siempre de ser clara? Esta pregunta intenta ser respondida por
Carlos Hernández Mercado en su libro Filosofía de la Escritura: paisajes estenográficos. Para
ello, el autor nos presenta sus ideas en cinco bloques principales, con los que busca que el
lector, ya sea alguien que pretenda escribir filosofía, o leerla, descubra algunos matices sobre
este tipo de textos.

Pero antes de avanzar más allá, debo confesar que para mí este es un libro más enfocado en
quién busca generar textos filosóficos que en quién pretende leerlos. La primera parte de su
libro se enfoca al texto y su función, nos habla de las características de los mismos, nos lleva a
reflexionar y pensar sobre la valía de saber balancear un texto. Critica, y al mismo tiempo
aplaude, el uso de lenguaje técnico y especializado. Nos habla sobre la importancia y realidad
de que todo escritor, quiera admitirlo o no, escribe para una audiencia, incluso cuando esta
esté por venir.

Volvamos a la pregunta inicial: la claridad. Sobre este punto, que es la parte medular del libro
de 207 páginas editado por la Universidad Iberoamericana, Hernández Mercado nos tiene
mucho que decir. Antes que nada, y como buen docente, nos explica los conceptos de claridad
y oscuridad en las líneas filosóficas, y el cómo muchos textos tienen una parte esotérica (como
algo privado, misterioso) y otra exotérica (abierto, de fácil comprensión). Todo texto, aunque
el autor se centra en los filosóficos, pueden colocarse en alguna de estas dos categorías, que
de hecho las subdivide en otras cuatro, en una especie de mezcla entre ambas, para dar como
resultado líneas que pueden tener mensajes muy obvios, otros que son de difícil acceso, y
otros tantos que pueden tener mensajes cifrados, o que necesitan de lecturas lentas y
meditadas.

Una vez aclarados estos puntos, Carlos Hernández Mercado explora más allá. Y en un buen
rebote de ideas, tiene una sección dedicada a ir en contra de los textos oscuros, y otra en que
los defiende. Entre uno de los varios argumentos que presenta en contra, me quedo con el
efecto gurú: una especie de sensación que crea un autor en sus lectores porque habla de
forma rimbombante y aparentemente profunda. Una oscuridad que lo único que busca es
venderse como interesante, cuando no necesariamente un texto complejo es sinónimo de
excelencia; por el contrario, a favor de ella tiene lo que llama la oscuridad pedagógica,
concepto que me encantó, y es aquella que busca y pretende no ser clara para propiciar que el
lector, sobre todo los estudiantes, lleguen a conclusiones.

Los textos son parte de la formación del filósofo, pero cuando son la única fuente, los textos
solitarios son insuficientes.

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Sobre este apartado, quiero profundizar un poco más. Pone un énfasis particular en reflexionar
sobre cómo muchas veces los alumnos —o cualquier persona— llega a conclusiones increíbles,
pero por la forma en la que nos han formado, se necesita buscar a otro autor para validar
nuestro hallazgo. La educación filosófica debiera estar enfocada, para el autor, en generar
personas capaces de buscar respuestas, de generarlas, y no solo limitarse a aprenderse y
repetir lo que algunas personas han dicho hace algunos años. Y, frente a lo anterior, Carlos
Hernández Mercado, celebra los textos oscuros, intencionales, aquellos en los que su autor o
autora los redactó de dicha manera, sin ser claro o dejando preguntas al aire, para que su
futuro lector o lectora buscara más.

Finalmente, el libro cierra con recomendaciones sobre cómo leer entre líneas. Nos ofrece
algunos consejos, tomando autores como Leo Strauss, para que esos textos que pudieran
asustarnos al inicio por ser oscuros, no nos repelan. Pero aquí, como he dicho al inicio, creo
que estas recomendaciones las podemos coger a la inversa, es decir, tomar como una hoja de
ruta sobre el cómo escribir, si queremos o necesitamos hacerlo (por cuestiones políticas, por
ejemplo) textos que no pueden ser claros, líneas esotéricas.

Sin lugar a duda Filosofía de la Escritura: paisajes estenográficos es un texto con calidad de
imprescindible para toda persona que se dedique a la filosofía. Reflexionar sobre el escribir, o
sobre el peso que tiene la escritura de la mano del filósofo mexicano, nos abre un mundo
totalmente nuevo para valorar y atesorar cada letra escrita, ya sea que nosotros la escribamos,
o la leamos.

Muchas gracias a la Universidad Iberoamericana por facilitarnos una copia para la realización
de esta reseña. Puedes adquirir el texto en la librería de la editorial.

El presente texto se ciñe a nuestra política de textos reseñados.


BIBLIOGRAFÍA

Hernández, C. (2019). Filosofía de la Escritura. Paisajes estenográficos. Universidad


Iberoamericana.

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