Josué: Levántate y Anda
Por LewEllyn Hallett
A través de toda su Palabra, Dios le
manda a Su pueblo que se fortalezca. Él no
dice “oren por más fortaleza” o “traten de
ser más fuertes” ¡Dios sabe que está
disponible fortalecerse! Porque Él es
fortaleza y suficiencia para quienes lo
buscan. Cuando hombres y mujeres deciden
obedecer a Dios y actuar sin temor en Su
Palabra, ellos son fuertes en Él.
En el Antiguo Testamento, un
maravilloso hombre de Dios llamado Josué
oyó el mandato de fortalecerse y obedeció.
Cuando Dios le dijo de “levantarse e ir”, él
se levantó y fue. A medida que avanzaba,
Dios le abría el camino, quitando obstáculos
y dándole victoria sobre el enemigo. El
resultado fue que el poder de Dios se
manifestó en Israel y La Tierra Prometida
fue repartida para herencia de ellos.
En la actualidad Dios nos ha dado
tremendo poder y fortaleza en el nuevo
nacimiento. Sin embargo, no necesitamos
esa fortaleza para sentarnos y soñar
despiertos. Al igual que Josué, debemos
esforzarnos para hacer la Palabra de Dios.
Cuando caminamos en las promesas de Dios
y tomamos acción, Dios empieza a trabajar
abriendo paso para nosotros y realizando
grandes cosas a nuestro favor.
Los ejemplos de obediencia y
desobediencia a los mandatos de Dios que se
encuentran en el Antiguo Testamento son
1
para nuestra enseñanza. A medida que
leemos el relato de la vida de Josué,
veremos lo que Dios fue capaz de hacer por
él cuando Josué un siervo de Dios creyó. Si
Dios pudo hacer eso por Josué, tan sólo
piense lo que Él puede hacer cuando
nosotros como hijos suyos respondemos con
obediencia “levantándonos y yendo”
conforme a la Palabra de Dios dirigida a
nosotros.
La primera vez que se le menciona en
la Palabra de Dios, Josué se encuentra con
Moisés y los hijos de Israel viajando por el
desierto desde Egipto a la Tierra Prometida.
Los Amalecitas habían salido a luchar contra
Israel.
Éxodo 17: 9 y 10
Y dijo Moisés a Josué: Escógenos
varones, y sal a pelear contra Amalec;
mañana yo estaré sobre la cumbre del
collado, y la vara de Dios en mi mano.
E hizo Josué como le dijo Moisés,
peleando contra Amalec…
Josué obedeció la Palabra de Dios
hablada a él por Moisés, el hombre de Dios.
El mandato de Dios fue, como a menudo lo
es, “anda” y Josué no permitió que el miedo
y la incredulidad le impidieran ir. A medida
que Josué avanzaba, Dios le daba la victoria.
 Éxodo 17:14
Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto
para memoria en un libro, y di a Josué que
raeré del todo la memoria de Amalec de
debajo del cielo.
¿Por qué Dios mandó a Moisés que
hiciera esto? Para fortalecer a Josué. Con
frecuencia Dios mandaba a los hijos de
Israel que construyeran monumentos de
piedra para que recordaran Sus hechos cada
vez que pasaran por allí. Cada vez que Josué
oyera lo escrito en ese libro, recordaría lo
que Dios había hecho por él cuando
obedeció el mandato de Dios de salir y
luchar. Esto le ayudaría a enfocarse en la
fortaleza de Dios y no en la de sus
enemigos. De esa manera cobraría ánimo y
estaría listo para emprender futuros retos.
Josué fue ministro y asistente de Moisés
durante su travesía por el desierto. Cuando
llegaron a la Tierra Prometida, Josué fue uno
de los doce hombres escogidos para
reconocer la tierra y traer información.
En Números 13:17 Moisés le ordena a
estos doce hombres: “Subid…y subid…”
También les dijo: “Esforzaos” (Números
13:20). Esta es la palabra chazag, usada muy
frecuentemente en este relato. Significa
fortalecerse por medio de aprestarse
conjuntamente o comprometerse firmemente
y se aplica a una mente determinada a actuar
con firmeza y sin temor alguno. Estos
hombres necesitaban mantener sus mentes
firmemente asentadas dentro de los límites
2
de las promesas de Dios, sin permitirse
dudar o temer.
Sin embargo, cuando regresaron
trayendo el fruto de la tierra diez de los
espías informaron:”…la tierra a la cual nos
enviaste, la cual ciertamente fluye leche y
miel…Mas el pueblo que habita aquella
tierra es fuerte y las ciudades muy grandes
y…” Entonces, los hijos de Israel
comenzaron a murmurar y a retorcerse del
miedo.
Pero los otros dos espías, Josué y
Caleb, dieron un informe diferente.
Números 13:30
Entonces Caleb hizo callar al pueblo
delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y
tomemos posesión de ella; porque más
podremos nosotros que ellos.
Estos dos hombres habían visto las
mismas ciudades amuralladas y el mismo
poderoso pueblo de Canaán, no obstante,
ellos estaban fortalecidos en lo que Dios
había prometido y no fueron desalentados,
sabiendo que Dios iría delante de ellos.
Números 13:31-33
Mas los varones que subieron con él,
dijeron: No podremos subir contra aquel
pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
Y hablaron mal entre los hijos de
Israel, de la tierra que habían reconocido,
diciendo: La tierra por donde pasamos para
reconocerla, es tierra que traga a sus
moradores; y todo el pueblo que vimos en
medio de ella son hombres de grande
estatura.
También vimos allí gigantes, hijos de
Anac, raza de los gigantes, y éramos
nosotros, a nuestro parecer, como
langostas; y así les parecíamos a ellos.
Eso era exactamente correcto – ellos
se veían a sí mismos demasiado pequeños y
débiles y de poca importancia y así era como
lucían ante todos los incrédulos. De acuerdo
a la información proveniente de los cinco
sentidos que estos hombres habían recabado,
los habitantes de Canaán parecían más
fuertes que Israel. Pero ¿eran ellos más
fuertes que Dios? Dios le dijo a Israel que
fuera y tomara posesión de la tierra porque
Él pelearía por ellos (Deuteronomio 1:30).
Ellos necesitaban esforzarse para creer la
promesa de Dios, eliminar el miedo y
ponerse en marcha. Dios haría el resto.
El pueblo de Israel, no obstante, gritó
y lloró, y hasta querían designar otro líder
para volverse a Egipto. Imagine como esta
reacción afligiría a los hombres que si le
creyeron a Dios. La Palabra dice que Moisés
y Aarón se postraron sobre sus rostros
delante del pueblo. Josué y Caleb “rasgaron
sus vestiduras” lo cual era expresión de gran
pesar y consternación.
Estos hombres sabían que la hermosa
tierra de la promesa simplemente esperaba
por Israel al otro lado del río Jordán y que
literalmente ya les pertenecía. A pesar de
ello, el pueblo de Dios permitió que el
miedo los debilitara y desanimara,
sintiéndose tan quebrantados y abatidos que
no fueron capaces de ir y tomar posesión de
la tierra.
3
Josué y Caleb le recordaron, una vez
más a Israel las promesas de Dios
exhortándolos a ser fuertes y no temer.
Números 14:8 y 9
Si Jehová se agradare de nosotros, él
nos llevará a esta tierra, y nos la entregará;
tierra que fluye leche y miel.
Por tanto, no seáis rebeldes contra
Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra;
porque nosotros los comeremos como pan;
su amparo se ha apartado de ellos, y con
nosotros está Jehová; no los temáis
¿Recuerda cuando aquellos diez
descorazonados espías informaron que era
una “tierra que traga a sus moradores”? En
contraste, Josué y Caleb dijeron que los
habitantes de Canaán eran “pan” para Israel.
¡Qué dramático cambio de puntos de vista!
El informe de los cinco sentidos hizo que la
mayoría tuviera miedo, pero Josué y Caleb
mantuvieron vivas poderosas imágenes de
victoria. Su declaración debía haber sido
profundamente significativa para los hijos
de Israel.
Para comprender lo que Josué y Caleb
quisieron decir al usar la palabra “pan” al
referirse a los habitantes de la tierra
prometida, necesitamos echar una mirada al
pan especial o “maná” que Dios envió a
Israel cuando estaban en el desierto.
Éxodo 16:15 y 21
Y viéndolo los hijos de Israel, se
dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque
no sabían [conocían] qué era. Entonces
Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da
para comer.
Y lo recogían cada mañana, cada uno
según lo que había de comer; y luego que el
sol calentaba, se derretía
Ahora, veamos la profecía que Moisés
declaró a Israel cuando salieron de Egipto y
cruzaron el mar Rojo.
Éxodo 15:15
Entonces los caudillos de Edom se
turbarán; A los valientes de Moab les
sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos
los moradores de Canaán
En la versión inglesa, en lugar de “se
acobardarán” aparece el verbo “melt away”
que traduce desaparecerse o desvanecerse.
El maná era duro “como semilla de
culantro” y tenía que ser molido o majado
en morteros (Números 11:7 y 8); a pesar de
ello, todos los días, los israelitas veían como
se derretía o se desvanecía al calor del sol.
Los habitantes de Canaán, aparentemente
duros e invencibles, también
desvanecerían delante de Dios y Su pueblo.
De hecho, la Palabra se refiere a Dios como
“sol y escudo” (Salmos 84:11) y a los que le
aman como “el sol cuando sale en su fuerza”
(Jueces 5:31).
¡Qué imagen le dieron Josué y Caleb a
Israel para fortalecer sus corazones y echar
fuera su miedo! Dios había enviado el maná
y asimismo, entregaría a los habitantes de
Canaán en manos de Israel. Dios haría que
se desvanecieran delante de Israel y
entregaría la tierra a Israel. Su mandato para
el pueblo de Israel fue suban. Entonces Él
podría ir delante y pelear por ellos.
Aún con este estímulo, los hijos de
Israel se mantuvieron rebeldes al mandato
de Dios y no subieron. ¿Qué los detuvo?
Miedo.
Deuteronomio 1: 28-30
¿A dónde subiremos? Nuestros
hermanos han atemorizado [masas-
derretido] nuestro corazón, diciendo: Este
pueblo es mayor y más alto que nosotros,
las ciudades grandes y amuralladas hasta el
cielo; y también vimos allí a los hijos de
Anac.
Entonces [yo Moisés] os dije: No
temáis, ni tengáis miedo de ellos.
Jehová vuestro Dios, el cual va
delante de vosotros, él peleará por vosotros,
conforme a todas las cosas que hizo por
vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
Ciertamente todas las maravillosas
obras de Dios a favor de Israel eran un
se
recordatorio para fortalecer sus corazones en
Su habilidad y disposición de liberarlos una
vez más. Josué y Caleb también habían visto
a los anacitas y las grandes ciudades
amuralladas. No obstante, decidieron
fortalecerse en las promesas de Dios y en Su
habilidad para liberar y rehusaron temer. El
adversario siempre esparce sus dardos de
fuego – palabras destinadas a desanimar al
pueblo de Dios y desvanecer su resolución.
Por eso debemos fortalecer nuestras mentes
con la Palabra de Dios.
4
 Los hijos de Israel, sin embargo,
permitieron ser influidos por las dañinas
palabras de los diez espías. Como
consecuencia de su incredulidad, Dios le
comunicó a Moisés que Israel vagaría por el
desierto durante cuarenta años hasta que
toda esa generación hubiese muerto, con
excepción de Josué y Caleb. Los hijos de los
cuales los incrédulos israelitas pronosticaron
que serían presa en Canaán (Números 14:3 y
31), finalmente irían y poseerían la Tierra
Prometida.
Dios le anunció entonces a Moisés
que sería Josué quien conduciría a Israel a la
Tierra Prometida. Y le ordenó a Moisés
fortalecer a Josué.
Deuteronomio 3:28
Y manda a Josué, y anímalo, y
fortalécelo; porque él ha de pasar delante
de este pueblo, y él les hará heredar la
tierra que verás.
Los supervisores del pueblo de Dios
necesitan estar fuertes para, a su vez,
conducir y fortalecer a su gente. ¿Cómo
fortaleció Moisés a Josué? Repitiéndole
aquellos maravillosos sucesos durante los
cuales el poder, la fuerza y la liberación de
Dios se manifestaron a Israel, y Moisés le
enseñó la Palabra de Dios y cómo caminar
con Dios. Nosotros somos fortalecidos de la
misma manera – oyendo, pensando y
haciendo la Palabra de Dios hasta que Dios
y Sus verdades sean más reales para
nosotros que lo que nos dicen nuestros
sentidos. Los temores o miedos del mundo
se desvanecen a medida que nos levantamos
y andamos.
5
Después de fortalecer a Josué, Moisés
fortaleció a los creyentes, la nueva
generación de Israel. Moisés los ayudó a
deshacerse del miedo y a mantener sus
mentes fijas en Dios y en Su Palabra. No era
fortaleza física o militar lo que ellos
primordialmente necesitaban, sino fortaleza
de corazón y fuerza de voluntad para confiar
en Dios y llevar a cabo Su Palabra. Nuestro
Dios es un Dios de fortaleza y su Palabra
nunca debilita. Únicamente nos fortalece
cuando la creemos y la hacemos.
Deuteronomio 11:8
Guardad, pues, todos los
mandamientos que yo os prescribo hoy,
para que seáis fortalecidos, y entréis y
poseáis la tierra a la cual pasáis para
tomarla
Luego de declararles la Palabra de
Dios, Moisés le entregó a Josué la
responsabilidad del liderazgo.
Deuteronomio 31: 7 y 8
Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en
presencia de todo Israel: Esfuérzate y
anímate; porque tú entrarás con este pueblo
a la tierra que juró Jehová a sus padres que
les daría, y tú se la harás heredar.
Y Jehová va delante de ti; él estará
contigo, no te dejará, ni te desamparará; no
temas ni te intimides.
“Esfuérzate [chazag] y anímate
[amats]” es una expresión que se encuentra a
través de todo el Antiguo Testamento. Aquí
está de nuevo la palabra chazag, esforzarse,
afirmarse. Esta palabra a menudo aparece
junto a la palabra amats que significa actuar
con vigor y valentía, predominar o fortalecer
las rodillas débiles y los pies vacilantes a fin
de que no nos puedan derribar. Estas dos
palabras tienen similar significado de
manera que usadas juntas forman la figura
literaria llamada sinonimia. Ellas enfatizan
la mente determinada, resuelta y libre de
temor que se requiere para llevar a cabo la
Palabra de Dios inclusive en tiempos de
adversidad.
La segunda parte de este mandato es
“no temas ni te intimides”. “Intimides”
corresponde a la palabra chathath que
también se traduce como “desanimado”.
Significa estar tan abatido y quebrantado,
tan descorazonado, que resulta imposible
emprender alguna acción. El miedo hace que
una persona se desanime y se quebrante. La
fortaleza y el miedo no pueden existir
juntos. Para poder ser fuertes, con una mente
resuelta a actuar, debemos eliminar el
miedo.
Tan pronto como le transfirió la
autoridad a Josué, Moisés murió.
Josué no solamente tuvo que vivir sin
el liderazgo, consejo y amistad de Moisés,
sino que tuvo que seguir los pasos de Moisés
como supervisor del pueblo de Dios. Para
ello, ciertamente necesitó retener en su
mente las palabras de Moisés y fortalecerse
en la verdad de que Dios no lo dejaría ni lo
desampararía.
Este fue un tiempo de gran aflicción y
opresión al pueblo de Dios. Todos lloraron y
guardaron luto por Moisés, pero cuando el
tiempo de luto se cumplió, Dios le habló
directamente a Josué.
6
Josué 1:2
Mi siervo Moisés ha muerto; ahora,
pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo
este pueblo, a la tierra que yo les doy a los
hijos de Israel
Moisés se había ido. Era hora de que
Josué se levantara y se pusiera en marcha.
En este momento de dificultad, el pueblo de
Dios necesitaba avanzar y reclamar Sus
promesas. Sin embargo, no era una tarea
fácil la que Josué tenía ante él. El río Jordán,
que los separaba de la tierra prometida,
estaba crecido. ¿Cómo haría para lograr que
la gente lo atravesara? Y ¿Qué haría con el
enemigo una vez que estuviera en el otro
lado?
Bueno, Dios aún no le había revelado
todos los detalles. Él le había dicho que se
levantara y fuera y a medida que avanzara,
Dios iría eliminando los obstáculos. Los
obstáculos no deberían detenernos en el
camino a recorrer, deberíamos mantenernos
en movimiento. A medida que nos movamos
sobre la Palabra de Dios, Él puede apartar
los obstáculos de nuestro camino o nos
mostrará la manera de rodearlos.
Dios también fortaleció a Josué con
estas maravillosas palabras de promesa,
exhortación e instrucción.
Josué 1:3 y 4
Yo os he entregado, como lo había
dicho a Moisés, todo lugar que pisare la
planta de vuestro pie.
 Desde el desierto y el Líbano hasta el
gran río Éufrates, toda la tierra de los
heteos hasta el gran mar donde se pone el
sol, será vuestro territorio.
A pesar de que Josué aún no había
pisado la tierra prometida, Dios le dijo que
Él ya le había entregado todo lugar que la
planta de su pie pisara. Esta promesa
revestía gran importancia para Josué debido
a una costumbre de aquella época, si un
hombre le vendía o le daba una porción de
tierra a alguien, debía quitarse su sandalia y
entregarla al nuevo propietario. Esto era para
significar que le transfería la propiedad.
Luego, el nuevo dueño “toma posesión” de
la tierra caminando a través de ella usando
sus propias sandalias. Dios le estaba
diciendo a Josué, en términos que él pudiera
entender bien, que la propiedad de la tierra
ya había sido transferida a Israel. Josué
sencillamente tenía que caminar y tomar
posesión de lo que le pertenecía legalmente.
¡Qué ánimo y qué confirmación!
Dios le entregó a Josué todo lugar que
él pudiera pisar. Tan solo piense en los
derechos y promesas sobre los cuales
nosotros podemos caminar conforme a lo
que Cristo Jesús logró para nosotros.
Estamos sentados con Cristo en los lugares
celestiales y todas las cosas están debajo de
nuestros pies. Nuestra victoria ha sido
ganada. Y la grandeza de lo que legalmente
nos pertenece se manifiesta en nuestras
vidas cuando andamos en la Palabra de
Dios.
Josué 1:6
Esfuérzate y sé valiente; porque tú
repartirás a este pueblo por heredad la
7
tierra de la cual juré a sus padres que la
daría a ellos.
De esa misma manera, nadie puede
hacernos frente cuando nos paramos por
Dios. Romanos 8:31 dice: “Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?”
Seguidamente, Dios le ordena a Josué
a mantener su mente firme y resuelta,
decidido a actuar sin miedo y con
perseverancia.
Josué 1:6
Esfuérzate y sé valiente; porque tú
repartirás a este pueblo por heredad la
tierra de la cual juré a sus padres que la
daría a ellos
Josué había oído esta exhortación con
anterioridad, pero necesitaba escucharla de
nuevo. Hoy en día dentro de la casa
creyente, nosotros también continuamos
recordándonos a nosotros mismos y
recordándole a los demás la necesidad de
fortalecernos. Y Dios por su maravilloso
amor, diseñó las manifestaciones de
adoración para edificarnos, recordándonos y
animándonos a un esfuerzo más digno.
Momento a momento, regresamos nuestras
mentes a Dios y a Su Palabra a fin de no
vacilar por debilidad sino de fortalecernos
en Él para cumplir Su voluntad.
Josué 1:7
Solamente esfuérzate y sé muy
valiente [valientemente valiente], para
cuidar de hacer conforme a toda la ley [La
Palabra de Dios para Israel] que mi siervo Este versículo da instrucción
Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a específica para el éxito y para actuar
diestra ni a siniestra, para que seas sabiamente de acuerdo a la Palabra de Dios.
prosperado[sakal – actuar sabiamente] en Josué tenía que invertir tiempo estudiando la
todas las cosas que emprendas. Palabra para saber lo que ella decía. Después
era necesario que pensara la Palabra y se la
Por demás interesante, es el hecho de
repitiera a sí mismo una y otra vez todos los
que Dios no le mandó a Josué que se
días a fin de poder “cuidar de hacer
esforzara para que pudiera conducir al
conforme a ella”. De esta manera Josué
pueblo a través del crecido río Jordán o que
actuaría con sabiduría y alcanzaría con éxito
alistara sus fuerzas militares a fin de vencer
la meta que Dios había puesto delante de él.
a todos sus enemigos, en primer lugar, Josué
debía ser fuerte y “valientemente valiente” Josué 1:9
para hacer la Palabra de Dios. Entonces
Mira que te mando que te esfuerces y
dondequiera que fuera, él podría actuar con
seas valiente; no temas ni desmayes, porque
sabiduría. Sabiduría es conocimiento
Jehová tu Dios estará contigo en
aplicado. Josué tendría el conocimiento que
dondequiera que vayas.
necesitaba y sabría que hacer con él en cada
situación. En la versión inglesa de este versículo
comienza preguntando: “¿No te he mandado
Permanecer en la Palabra de Dios
yo?” De esa manera, Dios enfatiza su tercer
requiere esfuerzo y valentía. Hay
mandamiento a Josué para que se esfuerce y
demasiadas cosas en el mundo diseñadas
sea valiente. La intención de esta
para tratar de desviarnos a la izquierda o a la
interrogación retórica es captar la atención
derecha, pero nosotros no nos apartamos de
de Josué. ¿No te he mandado yo? Por
ella ni siquiera un poco. No nos
supuesto que le había mandado. Bien, ahora,
comprometemos y como resultado de ello,
¡Hazlo! ¡Esfuérzate!
prosperamos y actuamos con sabiduría.
Dios también le ordenó no temer ni
Josué 1:8
desmayar. Recuerde, el miedo y la fortaleza
Nunca se apartará de tu boca este no pueden existir juntos en la mente. Si
libro de la ley, sino que de día y de noche Josué permitía que el miedo lo invadiera, no
meditarás en él, para que guardes y hagas podría esforzarse. Pero Dios estaba con él
conforme a todo lo que en él está escrito; dondequiera que iba y esa es la razón por la
porque entonces harás prosperar tu cual él pudo esforzarse, libre de miedo y de
camino[saleach – exitoso, pasar y alcanzar abatimiento.
la meta], y todo te saldrá bien [sakal –
actuar sabiamente].
8
 Antes de dirigirse al Jordán, Josué
envió dos espías a reconocer la ciudad de
Jericó. A su regreso ellos informaron.
Josué 2:24
Y dijeron a Josué: Jehová ha
entregado toda la tierra en nuestras manos;
y también todos los moradores del país
desmayan [se derriten] delante de nosotros.
Los corazones de los habitantes de
Canaán se estaban derritiendo. La promesa
que años antes Dios había hecho estaba
cumpliéndose porque Israel decidió
esforzarse y creer que Dios pelearía por
ellos. Ya no lucían como “langostas” ante
sus propios ojos o a los ojos de los
habitantes de Canaán.
Josué y los hijos de Israel se
levantaron y fueron. Tan pronto sus pies
tocaron el río Jordán, Dios detuvo las aguas
como en un montón (Josué 3:15 y 16). El
pueblo pasó en seco, pero tuvieron que dar
ese primer paso antes de que la tierra seca
apareciera. Y Josué tuvo que creer que el
agua permanecería amontonada hasta que la
última persona pasara. Él no permitió que la
duda, la preocupación o el miedo infiltraran
su creencia.
Cuando llegaron a Jericó, Josué y el
pueblo siguieron las instrucciones de Dios.
Los grandes muros de la ciudad cayeron e
Israel pasó y tomó posesión de ella.
Mientras Israel se mantuvo fuerte en
el Señor y continuó avanzando, Dios siguió
luchando por ellos. Dios expulsó al enemigo
9
delante de ellos y les dio victoria tras
victoria en la Tierra Prometida.
Josué 11:23
Tomó, pues, Josué toda la tierra,
conforme a todo lo que Jehová había dicho
a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas
por herencia conforme a su distribución
según sus tribus; y la tierra descansó de la
guerra.
Cerca del término de su vida, Josué
exhortó a Israel a continuar fortaleciéndose
en el Señor recordándoles la fidelidad de
Dios.
Josué 23:14
Y he aquí que yo estoy para entrar
hoy por el camino de toda la tierra;
reconoced, pues, con todo vuestro corazón y
con toda vuestra alma, que no ha faltado
una palabra de todas las buenas palabras
que Jehová vuestro Dios había dicho de
vosotros; todas os han acontecido, no ha
faltado ninguna de ellas.
Todo cuanto Dios había prometido fue
cumplido para ellos. Hemos visto lo que
Dios hizo por Josué en el reino de los
sentidos cuando luchó contra enemigos de
carne y hueso al conducir al pueblo de Dios
a reclamar su herencia, la Tierra Prometida.
Consideremos ahora lo que Dios ha
hecho por nosotros en esta Administración
de Gracia. ¡Él nos ha bendecido con toda
bendición espiritual! Somos redimidos,
justificados, justos y santificados y tenemos
el ministerio de reconciliación. Dios quiere
que nos esforcemos, que actuemos conforme
a estos derechos filiales y que hagamos Su
Palabra de manera que podamos vivir
abundantemente y cumplir Su voluntad.
En nuestra administración, el deseo de
Dios es que hombres y mujeres actúen sobre
las promesas que nos ha dado para nuestra
época. Como Josué, quien enfrentó cada reto
sin miedo ni desánimo porque se mantuvo
10
firme en la Palabra de Dios, nosotros
también podemos levantarnos e ir,
reclamando para nosotros la vida abundante
y proclamándola a otros.
Tomado de The Way Magazine
(Sep/Oct, 1992)
The Way International (N.K. OH)