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De Pronto Una Luz
De Pronto Una Luz
1
Y así, su padre le contó cómo los Macabim, unos valientes
guerreros Yehudim, se rebelaron con Emuná en Hashem
contra el rey Antiojus, quien quería obligarlos a abandonar
la Torá y sus costumbres. Le relató, cómo los Macabim
ganaron la guerra a través de milagros y recuperaron el Bet
Hamikdash, donde encendieron la Menorá durante ocho
días, con un pequeño cántaro de aceite que habían
encontrado, el cual contenía suficiente aceite para
encender una sola noche.
2
El papá de David bajó la escaleras que llevaban al sótano
de su casa. Ahí abrió un antiguo cofre que contenía un
regalo muy especial, y se lo entregó a David.
3
¡Wow! ¡Una Janukiá de plata! - Gritó David con gran
emoción.
Es una Janukiá muy especial, pues le perteneció a tu
abuelo. Él me la regaló cuando tenía tu edad y me dijo
que la cuidara para la siguiente generación. Ahora te la
entrego a ti. - Le relató su padre. Esta Janukiá estuvo
presente con nosotros en muchas ocasiones, iluminando
muchas noches en la historia de nuestra familia,
resistiendo épocas difíciles. ¡Esta Janukiá representa
nuestra Emuná y apego a Hashem!
¡Gracias, papi! ¡Es el mejor regalo de Janucá que me has
dado! ¡Me encanta! ¿Podemos encender en ella las velas
de Janucá esta noche? - Le preguntó David deseoso.
¡Claro! Pero antes debo ir a la celebración de Janucá en
el Bet Hakenéset. Recuerda que cada año asisto para
dar una corta plática, todo de manera oculta para no
llamar la atención. Después vendré a casa para que
encendamos juntos las velas. - Le respondió su padre.
¡Bien! Mientras tanto iré preparando el aceite y todo lo
necesario para la Janukiá. - Le dijo David
respetuosamente. ¡Por favor, no tardes mucho!
4
El padre de David salió de casa y se dirigió al Bet
Hakenéset, el cual estaba oculto en un sótano a causa del
peligro que implicaba su existencia. Ahí se encontró con
otros Yehudim que lo esperaban con inquietud para
escuchar sus emocionantes palabras de Torá.
David se quedó solo en casa, preparando el aceite y las
velas para su Janukiá, cuando de pronto se comenzaron a
escuchar duros golpes en la puerta… ¡Era el ejército polaco!
Habían recibido la orden de arrestar a cualquier Yehudí que
pudiera estar festejando Janucá.
5
Aquella mágica noche de Janucá, se había convertido en
una noche de pánico para David…
David tomó su Janukiá y corrió al sótano, cerrando la
puerta tras de él. Los soldados derribaron la entrada de la
casa y comenzaron a registrarla, destruyendo todo a su
paso, en busca de Yehudim que estuvieran festejando
Janucá. No pasó mucho tiempo hasta que encontraron la
puerta que llevaba al sótano, donde David se ocultaba…
David se escondió detrás de unas cajas de madera,
cubriendo su boca y permaneciendo inmóvil, para evitar
provocar cualquier sonido que lo delatara.
6
La única luz que había en ese pequeño y empolvado sótano,
era un destello que pasaba por una pequeña ventana al
final del sótano. Ese destello se reflejaba en la Janukiá de
David.
7
El general entró al sótano y gritó:
¡Niño! ¿Estás ahí? - Le dijo el general, con una voz suave, que
le dio confianza a David.
¿Quién eres? ¿Qué quieres? - Preguntó David asustado.
No tengas miedo, no vengo a hacerte daño. Solo quiero ayudarte.
8
¿Ayudarme? ¿Cómo? ¿Por qué? - Le preguntó David
desconfiado.
Porque yo soy Yehudi al igual que tú. Mi verdadero
nombre es Yosef Jaim, y he estado en el ejército polaco
desde hace mucho tiempo, ayudando así a muchos
Yehudim aquí en Polonia. - Le dijo el general con
sinceridad.
¿Yehudi? ¿Yosef Jaim? ¿Cómo puedo creerte?
Porque sé que eres David, el hijo del rabino de la ciudad.
Esta noche tu papá asistió a una fiesta en el Bet
Hakenéset oculto en el sótano. Por ser un general de
alto rango, me enteré con tiempo y fui a advertirles
antes de que el ejército llegara al lugar y ha sido él quien
me ha mandado por ti. - Le dijo el general, con firmeza.
¿Mi padre? ¿Está bien? ¿Dónde está? - Le preguntó
David sorprendido.
Él está bien, sano y salvo. Ahora se encuentra en el
bosque, junto con los demás integrantes del Bet
Hakenéset. Yo les ayudé a salir del peligro. Vamos,
confía en mí, se nos acaba el tiempo. - Le dijo el general.
9
David se armó de valor y, sin soltar su Janukiá, abrió la
puerta. El general lo tomó de la mano y salieron del sótano,
le puso un abrigo para protegerlo del frío y le ordenó que
corriera con él. Juntos se abrieron paso entre las oscuras
calles, evitando a los soldados que buscaban a los Yehudim.
Cuando llegaron al bosque donde estaban los demás
asistentes del Bet Hakenéset, los recibieron con alivio y
alegría. A lo lejos, el padre de David lo vio y corrió a
abrazarlo.
10
El padre de David le comentó que, con su Emuná y Tefilá,
había conseguido que Hashem los salvara, al igual que en
los tiempos de los Macabim. Después de esto, Yosef Jaim les
dijo que era el momento de encender la Janukiá, para
agradecer a Hashem por el milagro, así que David sacó la
Janukiá que su padre le había obsequiado esa misma noche
y la entregó a su padre para que juntos la encendieran. Esa
noche, todos cantaron y bailaron alrededor de ella,
iluminados por la luz de Janucá. ¡La luz que jamás se apaga!
Porque
cuando la oscuridad está por caer
de pronto, una luz surgirá.
11
Espero que hayas disfrutado de este cuento, que forma
parte de la serie Zak Tales. Si quieres vivir una experiencia
más completa, te invitamos a que escuches nuestro
podcast, donde podrás escuchar este cuento y muchos más
con efectos de sonido y voces de personajes. Zak Tales es un
podcast que te lleva a conocer las aventuras y desafíos de
los Yehudim a lo largo de la historia. Cada episodio es una
oportunidad de aprender y reflexionar. No te lo pierdas,
Zak Tales está disponible en todas las plataformas digitales.