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tiempo, no sé cómo aun sabría cómo transitar otra vez”. Así que
comenzó a pensar en muchos años atrás, cuando era un niñito. Él solía
jugar allá en la ladera, en la ribera por donde desciende el Jordán; y
el valle está allá abajo, donde cultivaban granos. Y él vivía al lado de
la ladera, diremos. Y se acordó de cuán bonito era, y en la primavera,
observar–observar las–las pequeñas flores mientras crecían; y cómo
él recogía pequeños puñados de ellas, y se sentaba y miraba hacia los
bonitos cielos azules.
16 Uds. saben, la ceguera es una cosa horrible. Cuando veo a un
hombre ciego, mi corazón siente algo por él. Pero, sin embargo, yo sé
de una ceguera que es peor: la ceguera espiritual; cómo Dios hizo al
hombre para–para visualizarlo a Él, y ellos no lo pueden hacer.
en ese tiempo en que los ríos estaban más desbordados. ¿Cómo podían
ellos construir un puente alguna vez para cruzarlo? Y el pequeño
Josué, o el pequeño... no Josué.
Sino el pequeño Bartimeo podría decir: “Mamá, ¿cómo lo hizo
Él?”.
29 Dijo: “Cariño, recuerda, Jehová todavía es el Creador. Él sólo
habló, y el...”.
36 Y Eliseo debió haber visto una visión. Él dijo: “Ve, dile, ASÍ DICE
EL SEÑOR, ella va a tener un niñito”. Y, en nueve meses, llegó el
niñito.
lo que tocaba era bendecido. Y así que, recuerden, Pablo no oraba por
los pañuelos. Sólo los tomaban de su cuerpo. Esa era la fe de la gente.
48 Así que, ¿ven Uds.?, él dijo: “Toma mi báculo y (si alguien te
saluda, no lo saludes) y ponlo sobre el bebé”.
49 Pero la fe de la mujer no estaba en el báculo; estaba en el profeta.
Y ella dijo: “No te dejaré hasta que... Tan seguro como vive tu alma,
yo–yo no te voy a dejar”.
50 Así que Eliseo, para deshacerse de ella, tuvo que ir con ella. Así
que él entró y puso su cuerpo sobre el bebé muerto, y él estornudó
siete veces y volvió a vida.
52 “Pero eso fue en los días pasados”, el sacerdote le dice ahora. “Ah,
esos fueron los días cuando Israel tuvo grandes hombres poderosos;
grandes profetas poderosos caminaron sobre la tierra”. Pero los
sacerdotes dijeron: “Uds. saben, Jehová ya no necesita profetas”. No
sólo los sacerdotes dicen eso. Pero–pero ellos sí dijeron eso en aquel
entonces: “Jehová ya no necesita profetas. Él nos dio la ley, y nosotros
edificamos una iglesia, un templo, y eso es todo lo que necesitamos”.
Y es casi de la misma manera que ellos lo creen hoy, pero Jehová
todavía permanece Jehová y no puede cambiar Su manera; Él es Dios,
y no cambia. Ahora ellos creían que eso es–eso es todo lo que
ellos–ellos necesitaban.
53 Y así que mientras él estaba sentado allí soñando despierto, por así
decirlo, pensando en ello, alzó sus ojos ciegos hacia el sol cálido; de
repente, él oye el chasquido de las patas de una mulita viniendo por
el–el camino pedregoso, descendiendo de Jerusalén había adoquines
al entrar. Mientras, y él escuchó atentamente, y había alguien con
sandalias en sus pies corriendo enfrente de la mulita. Y él supo que ese
debía ser un hombre rico, porque viajaba en mula y también tenía un
siervo que guiaba a la mula.
sanidad que se va a llevar a cabo esta mañana en–en Jericó. Tengo que
encontrarme con los hermanos aquí y asegurarme que eso no se lleve
a cabo, o reúna a la gente. Hay un falso profeta en la tierra, ¿ven?
Nosotros estamos... oímos que Él está en Jericó esta mañana, y voy en
camino. ¡Quítate de mi camino!”. El sacerdote. “Y, muy bien, siervo,
sigue tu camino”. Y la pequeña mula se fue trotando otra vez.
95 Dijo: “Y ella le prometió al Señor, que iba a criar a ese bebé para
el Señor, por supuesto”. Y dijo: “Ud. sabe, yo era ese tipo de mujer”.
Ella dijo: “No podía tener hijos, mi esposo y yo”. Y dijo: “Le prometí
al Señor, si Él me daba un bebé, que lo criaría para Él”. Dijo: “Él me
dio un bebé”. Y dijo: “Yo crié a ese muchacho lo mejor que pude, para
que sirviera al Señor”. Ella dijo: “Pero, Ud. sabe”, dijo, “se metió con
la compañía errada, y contagió una–una enfermedad en su cuerpo”. Y
dijo: “El doctor ya le ha dado todas las inyecciones que le pudo dar. Y
14 DIOS TIENE UN CORDERO PROVISTO
10 4Ella dijo: “Él–él piensa que está allá en un mar oscuro, perdido. Y
dice, sigue diciendo que está ‘perdido, allá en el mar’, y no puede
encontrar su camino. Piensa que está remando una barca”. Dijo: “Él
ha estado haciendo eso por dos o tres días”. Y dijo: “Yo–yo
simplemente no puedo dejarlo morir así”. Dijo: “¿Oraría por él?”.
Yo dije: “Sí, señora”.
10 5Comencé a hablar acerca de la sanidad. Ella no estaba interesada
en eso. Sólo quería oír que él dijera que era salvo. Eso es todo en lo que
estaba interesada, que él fuera salvo. Y yo–yo dije que él está...
Yo allí parado mirando eso, y pensé: “Sí, sí, eso es”. No importa
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cuánta vergüenza él le ha traído a la familia, cuán alejado esté, no
importa en qué problema esté, él todavía es el ‘bebé de mamá’”.
ella. Decía que él era un hombre casado, tenía una esposa, y una niña
que nunca había visto. Ella tenía más o menos esa edad entonces,
como de dieciséis años. Él nunca la había visto. Decía lo que él hacía
para–para...
124 Uds. saben, uno tiene que tener algo un poco diferente que el otro
hombre, cuando está mendigando, o no puede atraer la atención de la
gente. En la India, ellos–ellos hacen que una de estas pequeñas
mangostas maten una cobra, y alguna otra cosa que ellos puedan hacer
para atraer la atención. Yo vi un–un mono coger una vara y sólo
golpear una pelota por toda la calle, o alguna otra cosa, para captar la
atención, entonces ellos les dan dinero.
125 Y decía que Bartimeo tenía dos pequeñas palomas que hacían,
daban maromas, como pequeñas... una sobre la otra, y eso divertía a
la–la gente, a los turistas, y ellos le daban dinero.
126Y decía que una noche su–su esposa se puso muy enferma. Y ellos
habían traído al doctor, y el doctor dijo: “Bartimeo, no hay nada que
puedo hacer. Ella, yo no puedo hacer que esa fiebre baje”.
127 Y decía que él caminó a tientas al lado de la pared, y salió afuera
de la casa, y dijo: “Jehová, yo te amo. Te creo. No tengo nada qué
ofrecerte. Tengo dos pequeñas palomas aquí, por las que me gano la
vida. Pero si sólo permites que mi amada esposa se quede conmigo
para ayudar a criar a mi hija; y yo estoy ciego, y no puedo ver; si tan
sólo permites que mi esposa sane para que me ayude a andar, te
prometo, que mañana haré un gran sacrificio. Llevaré mis pequeñas
palomas allá, una ofrenda para mi ofrenda”.
128 Bueno, ellos dicen que su esposa se recuperó. Él tomó las palomas
y las ofreció.
129 Un tiempo después de eso, su niña se enfermó. Ella también estaba
a punto de morir, así que él salió afuera a orar otra vez. Él dijo:
“Jehová, no me queda nada, pero tengo mi cordero”. Y en aquellos
días, un cordero guiaba a un ciego como un perro lazarillo lo hace
ahora, eran entrenados para guiar a los ciegos. Y él tenía un cordero
que lo guiaba a su puesto donde mendigaba. Él dijo: “Lo único que me
queda, Jehová, es este cordero”. Y dijo: “Si sólo permites que mi niña
viva, aunque nunca la he visto, pero ella es tal consuelo cuando le
acaricio su cabello con mis manos”. Y dijo: “Ella me ama, y yo la amo”.
Y dijo: “Jehová, si le permites vivir, yo–yo te daré mi cordero, para un
sacrificio”.
130Y su niña se recuperó. Y aquí estaba él, yendo allá al templo con el
cordero. Y el sacerdote salió y se paró en el balcón, y dijo: “Ciego
Bartimeo, ¿adónde vas, esta mañana?”.
131 Él dijo: “Voy al templo, a ofrecer este cordero para sacrificio”.
18 DIOS TIENE UN CORDERO PROVISTO
132 “Oh”, dijo él, “ciego Bartimeo, tú no puedes hacer eso”. Dijo: “Te
daré algo de dinero, y ve a los–los establos, y compra un cordero y
ofrécelo”.
133 Él dijo: “Yo nunca le prometí a Dios un cordero. Le prometí a Dios
este cordero”.
134Él dijo: “Pero, ciego Bartimeo, tú no puedes dar ese cordero,
porque ese cordero es tus ojos”.
135Él dijo: “Si obedezco mi promesa a Jehová, Él proveerá un cordero
para mis ojos”.
136 Él lo hizo, esta mañana fría de octubre, un Cordero había sido
provisto para los ojos ciegos de Bartimeo. Dijo: “Tráiganlo aquí”. Él
puso Sus manos sobre sus ojos, y ese Cordero de Dios provisto le abrió
sus ojos.
137 Amigos, Uds. saben, mucho más pudiera ser dicho de esta historia
acerca de Él yendo a la crucifixión, pero tomaremos eso en alguna otra
ocasión después. ¿Saben Uds., ese mismo Cordero ha sido provisto
esta noche para sus ojos, también? Ese mismo Cordero está aquí esta
noche. Dios lo proveyó. Él no tiene otro, nunca tendrá otro. Ese es el
Cordero provisto por Dios. ¿Creen Uds. eso? [La congregación dice:
“¡Amén!”–Ed.].
138 Miré mi reloj, ya me faltan veinte minutos para las diez, y yo iba
a tratar de parar a las nueve, salir a las nueve y media, a la hora
normal.
139 Pero inclinemos nuestros rostros sólo un momento. Quiero todo
ojo cerrado ahora, y sus rostros inclinados. Sean muy reverentes por
un momento.
140 “Oh Jesús, Hijo de David”, clamó el mendigo, “ten misericordia de
mí”. Y él no se quedaba callado. Él–él debía... él–él debía atraer Su
atención. Y ¿no creen esta noche que nuestro mismo clamor lo volverá
a traer a la escena? Lo hizo en aquel entonces. ¿Por qué no lo volvería
a hacer?
141 Ahora mientras inclinan sus rostros y sus corazones, quiero que
clamen a Él: “¡Jesús!”. No lo llamen Hijo de David, porque Él no es
Hijo de David para Uds. Él es Señor. “Jesús, Señor, ten misericordia
de mí. Abre mis ojos ciegos. Yo he oído a este ministro que está con
nosotros esta noche, decir que prometiste manifestarte Tú mismo a la
Simiente de Abraham, en los últimos días, de la manera que lo hiciste
con Abraham y su simiente de aquel día. Tú lo prometiste, que Tú eres
la Palabra”.
142 “En las últimas pocas noches, yo–yo he estado fijándome en cosas
extrañas. Él dijo, en San Juan, yo sé, 14:12: ‘El que en Mí cree, las
20 de junio de 1964, servicio en la noche 19
173 La señora sentada al lado de ella, ¿lo cree con todo su corazón? Ud.
está sufriendo también. ¿Cree que Dios me puede decir cuál es su
problema? Un problema de riñón. Si eso es correcto, menee su mano.
174La señora sentada al lado de ella, ¿cree Ud.? Ud. sufre de un
problema nervioso, y con sus ojos. Si eso es correcto, menee su mano.
175La señora sentada al lado de ella, ¿cree, hermana? Ud. está
sombreada. Tiene un problema estomacal, es cáncer en el estómago.
¿Cree que Dios la sanó? ¡Amén!
176 ¿Creen Uds.? ¿Pueden ser abiertos sus ojos y creer que Él es el
Hijo de Dios? Entonces, si creen, pónganse de pie y acéptenlo, y
créanlo con todo su corazón, que Él es el mismo ayer, hoy, y por los
siglos. “¡Oh Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”.
No me pases, oh bondadoso Salvador,
Oye mi humilde clamor;
Mientras a otros Tú estás llamando,
No pases de mí.
Tú eres el Torrente de todo mi consuelo,
Más que vida para mí,
¿A quién tengo yo en la Tierra aparte de ti?
O ¿a quién en el Cielo sino a Ti?
177 ¿Qué ha sucedido? La fe de Uds., así como la de ese mendigo ciego,
lo ha llamado a la escena. ¡Amén! ¿Lo creen? [La congregación dice:
“¡Amén!”–Ed.]. Oh, no hay necesidad para una fila de sanidad.
¿Cuántos creen que están sanados, de todas maneras? ¡Levanten su
mano, alábenle! ¡Amén! Uds. están sanados.
178 Jesucristo está en medio de nosotros, el Mismo que caminó por
Jericó, que conocía a Zaqueo por nombre, que conocía a Bartimeo. El
mismo Señor Jesús, en la forma del Espíritu Santo, está aquí, esta
noche, haciendo las mismas cosas que Él hizo, infaliblemente,
probando que Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. No permitan
que los credos, y las teologías, y olas de frío, los sofoquen. Uds. están
en la Presencia de Jesucristo, que es hecho manifiesto entre Uds.
¡Amén! Lo creo con todo mi corazón. ¡Amén!
179 Acepten su sanidad, digan: “¡Alabado sea el Señor! Yo lo acepto”.
Cantemos las alabanzas a Él entonces. “Yo le amo, yo le amo”. ¿Le
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aman Uds.? [La congregación dice: “¡Amén!”–Ed.]. “Porque Él a mí
me amó”. ¿Le aman Uds.?
Yo le amo,...
Adórenle ahora en Su Presencia. Uds. saben que Él tiene que estar
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aquí.
24 DIOS TIENE UN CORDERO PROVISTO
...le amo,
Porque Él a mí me amó,
Y me compró mi salvación
18 2Eso es la sanidad también. Eso es parte de su salvación. ¿En dónde
lo hacen? En la cruz del Calvario–Calvario. ¡Con todos nuestros
corazones!
Yo le amo, yo le amo,
Realmente háganlo en serio. ¡Adórenle!
Porque Él a mí me amó,
Y me compró mi salvación
Allá en la cruz.
18 3Oh, ¿no le aman a Él? [La congregación dice: “¡Amén!”–Ed.].
Estrechen manos con alguien, diciendo: “¡Alabado sea el Señor!”. Si
Uds. se aman los unos a los otros, Uds. lo aman a Él. Sólo dense la
vuelta y estrechen manos con alguien, diciendo: “¡Alabado sea el
Señor! ¡Alabado sea el Señor! Estamos contentos de estar aquí,
hermano, contentos que estamos en la Presencia del Señor Jesús”.
¡Amén! ¡Amén! ¡Maravilloso! ¡Oh!
Pablo dijo: “Si canto, canto en el Espíritu”. Adoremos en el
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Espíritu, otra vez. Cantemos en el Espíritu.
Yo le amo, yo le amo (¡aleluya!),
Porque Él a mí me amó,
Y me compró mi salvación
Allá en la cruz.
18 5 Oh, ¿no le aman? ¿No es Él maravilloso? ¡Canten!
Oh, maravilloso, maravilloso, Jesús es para mí,
Un Consejero, Príncipe de Paz, Dios Poderoso es Él;
Oh, Él me salva, me guarda, de todo pecado y vergüenza,
Maravilloso es mi Redentor, ¡alabado sea Su Nombre!
Oh, maravilloso, maravilloso, Jesús es para mí,
Él es el Consejero, el Príncipe de Paz, Dios Poderoso es Él;
Él me salva, oh, me guarda, de todo pecado y vergüenza,
Oh, maravilloso es mi Redentor, ¡alabado sea Su Nombre!
18 6 ¿Qué podría suceder ahora mismo en la Presencia de Dios, así?
Una vez estaba perdido, ahora he sido hallado, libre de
condenación,
Jesús da libertad y una salvación completa;
Él me salva, me guarda, de todo pecado y vergüenza,
Oh, maravilloso es mi Redentor, ¡alabado sea Su Nombre!
20 de junio de 1964, servicio en la noche 25