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OSCURA
VOLUMEN 01
RELATOS DE TERROR
OCTUBRE 2021
© 2021 LA LOGIA OSCURA. Todos los derechos reservados.
Volumen I, Octubre 2021
Costa Rica
En este volumen:
Fotografía: Frank Herrera
Actriz: Kassidy Pérez Morales
Asistente de fotografía: Karol Sáenz
(Otras fotografías utilizadas han sido acreditadas a sus respectivos autores
en la página correspondiente)
6
ASÍ HABLA EL
GRAN MAESTRE
EDITORIAL
7
MANCHAS DE
AMOR Y MUERTE
WENDY BOLAÑOS
11
LA COLECCIONISTA
DE ALMAS
SUSSY CARBALLO
19 EN LA NOCHE
MARIO D. CHACÓN
EL EXORCISMO DE
25 HORTENCIA
HARRISON
JONATHAN CÓRDOBA
ÍNDICE
35
EL GRUÑIR DE
LOS CERDOS
EFRAÍN DELGADO
43
SALIÓ DE
MI VIENTRE
PABLO DELGADO
49
LA CRIATURA DEL
FLEGETONTE
J.P. HERNÁNDEZ
57
PLAYA
RODELOS
FRANK HERRERA
63
EL SOPLÓN
TADEO STEIGER LAZO
69 AGRADECIMIENTOS
ASÍ HABLA
EL GRAN MAESTRE…
EDITORIAL
Las argollas metálicas van chirriando al cincel para hacerte compañía mientras
deslizarse sobre el travesaño, los últimos realizás alguna diligencia, en un viaje de
murmullos terminan de silenciarse y todos, transporte público o (no recomendamos
a oscuras, aguantan inconscientemente la este último) a solas, de noche y a poca luz,
respiración unos segundos; contra el rayo antes de dormir.
de luz, el polvo que desprenden los
gruesos paños borgoña queda flotando en También tenés el resultado de meses de
microscópicas nebulosas totalmente muchísimo esfuerzo y trabajo de un equipo
ignoradas por las miradas desde el salón enormemente comprometido con entregar
que apuntan hacia el escenario: se abre el un producto de alta calidad, no solo en los
telón. textos, sino en el diseño e imagen. De todo
corazón, los miembros de esta
Lo que ha llegado a tu poder es un Logia Oscura esperamos que disfrutés de
recopilatorio de textos originales e esta revista, así como nosotros lo hicimos
inéditos, creados por un colectivo al escribirla.
subterráneo de escritores costarricenses,
con el principal objetivo de hacerte pasar Shhh… La función ya va a comenzar…
el mejor rato posible mientras navegás por
las olas de nuestros renglones; nueve Frank Herrera
cuentos de terror de los más variados y Director Editorial
exquisitos estilos narrativos, tallados a
E
STAMPÓ sobre aquel lienzo blanco de Cada vez que terminaba un trabajo, el ritual de
cemento el disco de la sierra eléctrica, finalización era correr hacia la pared albina con
ver la marca bermellón que bajaba la hoja de filo dentado chorreando vida y es-
goteando le placía, aumentaba su pre- tamparla, quedarse perplejo viendo como se
ciada colección y elevaba su ego. Tenía cientos plasmaban aquellos dientes tipo engranajes,
de círculos pintados con orillas de diferentes algunos simples, otros más elaborados, en
formas, todas dejaban finas líneas que se unían otras paredes tenía otras formas moteadas
con el de abajo, lo que le daba un aire artístico según la herramienta que usara. Él veía la tinta
y único, de esa misma tinta fresca alimentaba el danzar y unirse a otra que ya llevaba sellada
pincel y escribía dentro de la circunferencia el algunos días de antelación, le hacía brillar el
nombre del dueño, con perfecta tipografía alma a través de los lentes. Hasta ese instante,
manuscrita. Luego pasaba un buen rato con- para su entera satisfacción, aquella sublime
templando su obra, hecha por y para él, aroma- creación por fin estaba lista para ser entregada
tizando la estancia con un café recién molido. a su dueño, que como muchos, se había enlis-
Nadie más conocía esta galería, era su secreto, tado hacía meses a esperar, sin embargo, el
su vida, su razón... resultado valía la pena. Ese era el momento
C
ON casi ochenta años, Lorena Castillo mano le eran indiferentes, lo mismo que el de-
vivía en su finca de diez hectáreas. Un seo, la pasión, alegría o desesperanza. Solo se
hermoso entorno con pasto, cascada y limitaba a colaborar en lo que su madre le so-
bosque en San Miguel de los Cedros. licitaba sin quejarse. Por su parte, Elena dis-
Considerada por muchos como una mujer frutaba de los placeres más bajos, una joven
abominable por su trato con las personas del libertina, egoísta y envidiosa.
pueblo, un buen día decidió poner un anuncio
para arrendar una casa de alto en su Con el tiempo, una familia extranjera que de-
propiedad; dicho anuncio sería publicado en seaba mudarse a un sitio más tranquilo decidió
distintas redes sociales. De tal menester se en- contactar a la dueña de la propiedad; estaban
cargaría Elena. cansados del bullicio de la ciudad. Doña
Lorena, con la ayuda de Elena, les compartió la
Junto con Lorena vivían sus dos hijas. La menor, ubicación y aquellos se dirigieron, ese mismo
de nombre Romina, daba la apariencia de estar día, a conocer el lugar.
muerta interiormente. La ternura le era ajena
así como la aversión. La frialdad y calor hu- Un kilómetro antes de llegar a su destino, per-
Pero, el señor Francisco Barboza y su familia Ana miró a la joven, pero dedujo que su aspec-
eran muy escépticos. Por eso, no era de ex- to exterior no correspondía con el de la mujer
trañar que para ellos aquel hombre no fuese de la foto y mucho menos con su verdadera
más que un loco lleno de supersticiones. Don edad, ya que aparentaba el triple. Le parecía
Miguel, viendo que no cederían ante su insis- más a una momia sin alma. Sin embargo, de-
tencia, les indicó el camino con sumo pesar. cidió ser discreta y colocar de nuevo el por-
tarretrato en su lugar, mientras Elena la ob-
—Allá ustedes. No se atrevan a decir que no se servaba de reojo con una mirada maliciosa.
los advertí. Nadie que entra en esa propiedad
se le ha vuelto a ver. Esto provocó que Ana experimentara cierta
inquietud. Tuvo la sensación de una corriente
La familia Barboza prosiguió hasta llegar a un fría en la nuca, como si alguien hubiese abierto
cruce donde había un puente que separaba la una ventana con la intención de dejar entrar
propiedad del camino principal. Ahí obser- aire helado. Se frotó los brazos por el es-
varon un letrero que decía «Finca Los Cedros». tremecimiento y se volteó. Antes de voltearse,
Pasaron el puente y, luego de tres minutos en le pareció observar en los labios de Elena una
los que se detenían a admirar el lugar, llegaron risa burlona.
hasta la estancia.
Pronto la tarde oscureció y comenzó una lluvia
Elena y su madre los recibieron con amabili- que confería un ambiente lóbrego, seguida de
dad. Les mostraron la casa que era muy amplia. una neblina espesa que no dejaba ver absolu-
Tenía cuatro cuartos, dos baños, sala, comedor tamente nada.
y un desván, así como un cobertizo para que
guardaran herramientas o lo necesario. Doña Lorena les recomendó pasar la noche ahí.
A Janeth le dio vergüenza ser una molestia,
El precio por el arrendamiento era justo y el pero la mujer le explicó que ella vivía en una
entorno cumplía con los requisitos que la fa- cabaña a quinientos metros de la casa. Luego
milia había anhelado. Doña Janeth estaba le mostró dónde dejar las llaves antes de que
fascinada con aquel sitio, aunque el aspecto se fueran en la mañana y desapareció entre la
físico de la señora le causaba un poco de re- bruma.
“
gado la hora de parir. un varón, las mujeres le propusieron enterrarlo
en un lugar
Francisco que ellas le
se preocupó No se atrevan a decir que no se designarían
p o rq u e s a b í a los advertí. Nadie que entra en en la
que aún no se esa propiedad se le ha vuelto a propiedad.
cumplía
tiempo e intentó
el
ver —Don Francis-
llamar por telé- co, ninguno
fono al 911, pero no había señal. Ana le propu- de nosotros sabemos cuánto tardará la señora
so a su padre buscar un médico en algún Janeth en recuperarse. No es prudente conser-
pueblo cercano, pero al intentar arrancar el varlo, porque pronto el cuerpo comenzará a
carro este no encendía. Regresó de nuevo a la descomponerse.
casa ofuscado. En eso escuchó tocar la puerta.
Al abrirla se encontró con doña Lorena y sus Embargado por la tristeza el hombre aceptó.
hijas. Por la desesperación, el señor no se cues- Ana lamentaba saber que su hermano quedaría
tionó la presencia de aquellas mujeres en ese enterrado en aquella tierra y no en el nicho fa-
lugar a esa hora. Simplemente les pidió que miliar. Pero, no deseaba causar más dolor a su
ingresaran para ayudar a su esposa. padre, por lo que decidió guardarse su
parecer.
En tanto ellas se hacían cargo de la señora
—Fran, creo que debemos irnos, aunque sea a sona. Aquella mujer no era más que un mon-
pie. Le prometimos a Ana no quedarnos y eso struo. De manera torpe se levantó llena de ra-
dormida.
—Comprendo, pero teníamos que esperar que Estaba dispuesta a abofetear a aquella mujer
—Ya estoy bien, podemos irnos caminando has- un hedor se apoderó del lugar y unas náuseas
que habían prometido conseguir. Pero, la joven tando descubrir el desperfecto del carro, inex-
no respondía, al igual que las otras veces solo plicablemente no escucharon nada. Minutos
se quedaba con la miraba perdida. Cansada después, Janeth salió llorando desconsolada y
Lorena quien la miró con las cuencas de sus buscar a aquella mujer para matarla, él sacaría
ojos completamente negras. La amabilidad que un arma que tenía oculta en el carro, mientras
lugar, se puso altanera, demostrando brutali- suerte que había sufrido su hermano. Janeth se
—Eres una malagradecida. Yo les abrí la puerta tenía las herramientas empezó a balancearse
—¡Todos afuera, rápido! —ordenó Janeth. Dos días después, aparecía de nuevo un anun-
—¿Y nuestras cosas? cio en el que Lorena arrendaba de nuevo aque-
—El alma no necesita nada, solo ser salvada — lla casa. Esta vez fueron dos hermanos quienes
decían unas sombras que emergieron de la se apersonaron para conocer el lugar. Luego
casa y de afuera. de constatar que todo está en orden, Saúl estu-
vo de acuerdo en firmar el contrato. Mientras lo
Mientras corrían, sentían que aquel lugar les hacía, su hermano Santiago miraba fijamente la
quitaba el aliento, además de una amalgama foto que estaba en un estante que se hallaba
de miedo y angustia. Entre más apresuraban el esquinero.
paso para salir de allí más les dolían los pies,
como si miles de alfileres se les incrustaran. A —Es muy hermosa, ¿verdad? Es mi hija Elena,
tan solo unos metros de donde creían que era pero ahorita no está aquí, se encuentra
la salida escucharon unos ruidos. Sonidos que realizando unas diligencias.
se oían cada vez más cerca; ellos no se atrevían —Cuando veníamos vimos por el puente a una
a mirar atrás para evitar descubrir qué los mujer como de cuarenta años.
SUSSY CARBALLO
@sussychx
E
les colocan las pocas devotas que aún se
S T OY recluido en un hospital
acuerdan de ellos. No, no lo soy. Un mártir es
psiquiátrico. Me han dicho que mi
aquel que asume con templanza los males que
mente ya no es capaz de distinguir la
se presentan desde fuera para atormentarle.
realidad de lo imaginario. ¡Ojalá fuera
Mis males no vinieron de fuera, ni los asumí con
cierto!
templanza.
II querrían retomarlo.
“
con estas personas.
interés para mí.
Aunque está
Y entonces,
Lo que jamás imaginé fue que mi claro que el
MARIO D. CHACÓN
@queleemoshoy
San José, Costa Rica, 1987. Ingeniero en sistemas y
amante de los libros y la tecnología.
Su primer acercamiento a la publicación fue en el
año 2016 con un compendio de microrrelatos
llamado «A media luz».
Lee todo lo que puede pero no tanto como querría.
En su tiempo libre produce un podcast (y un boletín)
sobre libros, literatura y recomendaciones de lectura
que se llama «Qué leemos hoy?».
LA NOCHE DE
LOS ESPANTOS
PABLO DELGADO
En una fría noche de luna llena, dos figuras caminan en
el monte, es el mismísimo Cadejos que está
acompañado por un duende, ambos se dirigen al
arroyo con un macabro plan para robarle los ríos a la
Llorona.
CAZADORA DE
HISTORIAS
PARANORMALES
SUSSY CARBALLO
Muchos me llaman la Cazadora, porque busco
historias de miedo que se quedaron en el pasado o
en el recuerdo para recuperarlas y traerlas de nuevo
al presente…
L
OS primeros rayos del sol comenzaban el cigarro, te hubiera acompañado —dijo el
a opacar las luces de la ambulancia, padre Esteban, acercándose a la ventana del
cuyos paramédicos terminaban de vehículo y sacando un paquete de cigarros de
cerrar para marcharse. Un carro rojo, su bolsillo.
visiblemente deteriorado, se acercaba con
lentitud hacia la alejada casa de los Harrison, Esteban era el sacerdote de la iglesia católica
en Hone Creek, Limón, tratando de divisar a de Puerto Viejo desde hacía dos años. Sus
quien le había solicitado el servicio de trans- primeros pasos en la labor sacerdotal los había
porte. El chofer estacionó de modo que no es- dado en una pequeña parroquia de Cartago,
torbara a la ambulancia, que salía en ese mo- pero por algunas situaciones personales había
mento, y encendió un cigarro maltrecho, justo rodado por otras parroquias hasta que fue
cuando de la casa salía un hombre vestido de trasladado al Caribe. Era un hombre relativa-
negro. «Maldita sea» exclamó, y apagó el cigar- mente joven, no muy alto, conversón, charlatán
ro. más bien y algo buen mozo. Muy querido en la
zona por todos sus feligreses y respetado por
—Bendito seas, hijo, pero hiciste mal en apagar miembros de otras iglesias, con quienes com-
—¿Qué pasó con los Harrison, padre? —pregun- bautista de Hone Creek, compartían activi-
Siete días atrás, mientras se disponía a cenar —¿Eso es lo que te preocupa amigo mío?
luego de regresar de un retiro sacerdotal, Este- —No. Hay más, padre. Hay más.
ban recibió una llamada a su teléfono celular.
Era Winston Harrison, para pedirle oración por La mañana siguiente, cuando Winston des-
su esposa Hortensia, que estaba algo enferma. pertó, su esposa no estaba en la cama. No era
Sin embargo, el padre notó un dejo de nervio- usual que se levantara antes que él, ya que le
sismo en el tono del señor Harrison que le hizo costaba bajarse de la gran cama matrimonial.
entrar en sospecha. Hortensia era una mujer gruesa, de cara
amable y espíritu alegre, dada a bromear mu-
—Winston, ¿está todo bien? —preguntó. cho, aunque cuando se enojaba era mejor no
meterse en su camino. Vivía acomplejada
Winston era un hombre de sesenta y tantos porque desde niña padecía un problema en la
años, alto, delgado, sus cabellos blancos con- quijada que no le permitía silbar y, a pesar de
paso de los años y la falta de algunas piezas en la casa sin resultados, hasta que nueva-
dentales mermó sus ganas de hacerlo. mente calaron en sus oídos las notas silbadas
de aquella canción. Se asomó por la ventana
de la cocina y ahí estaba Hortensia, en el patio,
Winston se quedó acostado esperando que
tendiendo ropa, pero, ante la mirada incré-
ella regresara, pero se levantó rápidamente
dula de Winston, caminaba como un avestruz,
cuando la escuchó silbar la misma canción
con las rodillas flexionándose al revés, movién-
fuera de la casa. Agitado, abrió rápido la puerta
dose tan extrañamente que le provocó vomitar
de la sala y se detuvo a observar una escena
en el piso de la cocina y supo, entonces, de
que le dejó perplejo: Hortensia estaba a la sali-
dónde provenía el crujido que había escucha-
da de la propiedad alimentando de su mano a
do en el baño.
un grupo de zopilotes, negros como el carbón,
cual si fueran palomas en un parque.
—¿Como un avest...con las…rodillas…pa’tras…
cómo putas? —preguntó confuso el conductor.
—¿Con qué los alimentaba? —dijo asqueado el
—Así como lo oís. Luego el señor Harrison dice
chofer.
que la acostó y al cabo de unos minutos sus
—Con una rata. Una gran rata —respondió Este-
piernas habían vuelto a su estado normal.
ban.
Ya por la noche, luego de muchos intentos, la niebla, apareció en medio del camino un
Winston pudo comunicarse con el padre Este- zopilote gigantesco, con los ojos rojos como
ban y comentarle el calvario que llevaba, desde carbón encendido, levantando sus alas y lan-
días atrás, sufriendo con Hortensia. Habían zando un espeluznante graznido para luego
largo viaje de San José a Limón había resultado padre supo que el demonio estaba presentán-
agotador, pero todo cambió cuando, del fondo dose formalmente ante él.
—¿Tenía miedo padre? No sé, sólo de imaginar Esteban durmió en casa de los Harrison y se
ver a alguien flotar o que los crucifijos se marchó temprano luego de llamar una grúa
Poco a poco el padre terminó de alistarse y de exorcismos que, luego de vivir algunos años en
darle algunas recomendaciones a Winston en Italia, había decidido volver a Costa Rica, pero
caso de que tuviera que ayudarle. Esteban manteniendo de manera casi oculta su expe-
sabía que poco podría hacer esa noche por la riencia como exorcista.
“
a la casa ungüento, se
de untó un poco
Esteban, Esteban sacó el crucifijo y lo bajo la nariz y
donde más ade- le indicó a
lante serían
empuñó hacia ella proclamando Esteban que
recogidos por
la oración que recordaba lo hiciera
Winston debido también. El
a que el carro de su amigo seguía en el taller. vómito y las
Durante el camino, el señor Harrison le iba con- heces son muy comunes durante un exorcismo
tando a Barahona con lujo de detalles los terri- y muchas veces los oficiantes sucumben ante
bles días que habían vivido él y su esposa, esos olores. Barahona dio la indicación a Win-
tratando de hallar una respuesta sobre cómo ston de esperar afuera y estar listo por si le
había logrado sufrir una posesión. Cuando el necesitaban.
exorcista terminó de escucharle, le respondió
que muchas veces se da cuando se visitan lu- Al entrar al cuarto sintieron la presencia del
gares con presencias demoniacas o se hayan ente y, sin demora, persignaron. Hortensia
llevado a cabo rituales satánicos o actos de yacía en la cama cubierta por una sábana que
brujería. Winston inmediatamente reaccionó a levemente permitía notar la respiración en su
esas palabras, recordando que el lugar pecho. De pronto, se enderezó quedando al
donde se había reunido Hortensia con sus descubierto su rostro, que mostraba cierta des-
amigas solía ser un búnker de drogadictos, en figuración: sus pupilas estaban dilatadas, tenía
el cual muchas veces se encontraron signos de protuberancias en la cara y su dentadura era
prácticas de magia y satanismo. anormal. La mujer comenzó a abrir la boca muy
LA LOGIA
EL TERROR NUNCA OSCURA
ESTUVO TAN CERCA PRESENTA
JONATHAN CÓRDOBA
—E
RES simplemente repulsi- de ser retratadas en su estado salvaje. Se podía
vo, ese maldito olor a hu- precisar que cada movimiento que realizó
mano me destroza, tan aquella gubia se hizo con un cuidado casi ce-
nauseabundo, tan de- lestial. La imponencia de aquel aposento se
sagradable. ¿Será que nunca dejan de sudar magnificaba gracias a unas extensas escaleras
estas asquerosas criaturas? talladas en mármol más fino. Un haz de luz que
penetraba por una hendidura ubicada en el
Eran algunas de las vociferaciones que emana- techo bañaba el trono, creando una imagen
ban desde lo alto de aquel altar de jade, en- podríamos decir que casi angelical.
chapado en oro. El trono, digno de aquel rey.
Aquellos elaborados detalles ensartados en la Aquel pequeño hombre sentado en lo más alto
piedra asemejan divinas criaturas que gozaban de la sala, vestía un traje blanco con adornos
La suciedad del suelo se dispersaba por todos El joven aborigen solo pudo apreciar cómo,
lados debido a las pezuñas descontroladas que mientras su pedazo de lengua caía, una man-
pisoteaban repetidamente aquel cuerpo que cha de pequeños lechones se precipitó deses-
todavía tenía fuerzas para retorcerse del dolor. perada a devorar el trozo de carne, dándole a
Aunque sus gritos eran opacados por el ince- entender que lo mismo podrían hacer con el
sante chillar tormentoso de la piara que llegan resto de su cuerpo a una simple orden del em-
a derramar cantidades impresionantes de sali- perador de esas tierras. No bastó más expli-
va en su frenesí. cación para entender que sus palabras no eran
bien recibidas en aquel reino.
–¡Silencio!
El señor se encontraba justo al lado de aquella
Y en ese momento enmudeció el palacio a la figura que terminaba de moverse. El bravío de
voz de su señor. Con su cara encendida en su cara no se había apaciguado, al contrario, el
odio, llegó a la parte más baja de la escalera, bufar era casi incontrolable. Extendió uno de
mientras que los cerdos le abrían un camino sus brazos hacia el joven, agarrándolo del
hacia el joven. Se postraban inclinando sus codo, y lo levantó al igual que a un trapo sucio.
cabezas en son de respeto en un completo si- Acercó su cara contra la suya, podía sentir el
lencio. Mientras que el joven se retorcía del asqueroso resoplido, caliente y con olor a pu-
dolor que le había propinado tantos golpes de trefacción, como intentaba expresar alguna
aquellos enormes animales que podrían rondar única palabra a su oído, pero la rabia lo en-
mucho más de los cien kilos cada uno. mudeció. Por lo que, mientras sacaba su lengua
ennegrecida y húmeda, no se le ocurrió otra
Revolcándose en aquel suelo lleno de excre- idea que zarpar sus colmillos en su oreja, con
mento, el chico solo podía emitir quejidos. Él tal fuerza que la sangre se desprendía en gotas
sabía muy bien lo que representaba dirigirle la densas, mientras que el señor masticaba con
palabra al Señor. Lo vivió en el sufrimiento por sus muelas cual si fuera una hoja aquel pedazo
cada cicatriz plasmada en su cuerpo con de carne del chico. Así pasó durante un tiempo
aquella vara de metal hirviendo, justo como la mientras escurría la mezcla de sangre y saliva
primera que recibió. Una experiencia que nun- por el cuello del muchacho. Hasta que lo soltó
ca pudo olvidar, de cómo con una fuerza y, viéndolo al rostro, le escupió bañándole la
EFRAÍN DELGADO
@efraindelgadoc
Ingeniero Mecánico especialista en vapor.
Nació en 1984. Escritor costarricense de géneros
como ciencia ficción, fantasía, pero su especialidad
es el terror grotesco y de análisis psicológico.
Participó en la antología «Crónica de lo oculto» con
su cuento «Ososcaballo». Coautor de los libros
«Horror, Angustia y Locura» y «Del Horror y Otros
Demonios». Cocreador del libro «Bucaneros de la
Costa», donde también participa con uno de sus
cuentos. Autor del cuento «El paciente 0723» para un
audio-relato del podcast «Qué leemos hoy?» del
escritor Mario Chacón.
LA CAZADORA
DE ESPANTOS
SUSSY CARBALLO
Este libro está dedicado a recuperar nuestro patrimonio
oral, recolectando leyendas que para muchos producen
miedo y son espeluznantes.
SE ABRE EL
TELÓN
WENDY BOLAÑOS
Variedad de historias llenan las páginas de este libro, el
suspenso, la ficción y el erotismo están presentes, no
obstante, nos podemos topar con algo de fantasía,
terror y hasta costumbrismo.
E
STAR embarazada era lo más como una tonta, yo era la que normalmente
maravilloso que me había pasado en adivinaba cuál conocida estaba en espera y
la vida. Desde que era una niña, ahora que me pasaba a mí, ni siquiera había
soñaba con convertirme en madre. sospechado.
Recuerdo que me metía las muñecas debajo de
la blusa y jugaba a estar embarazada, algo que Apenas salí del trabajo, fui directamente a la
disgustaba mucho a mi madre, ya que estiraba farmacia y compré tres pruebas diferentes,
la ropa. A todas mis hijas (como les llamaba mi quería estar completamente segura.
madre a mis muñecas) les ponía nombre y las
arropaba antes de irme a dormir. El camino a casa se me hizo eterno esperando
a que avanzara el tránsito. Casi me arrepentí de
Al principio ni me lo imaginaba, pensé que es- no haber pedido el baño de la farmacia para
taba enferma, solo llevaba una semana de re- hacerme las pruebas allí mismo, pero no de-
traso y era normal, ya que mi periodo era muy seaba lucir como una desesperada. Además,
impreciso. Fue una amiga de la oficina la que quería que Mario estuviera a mi lado.
me sugirió que me realizara la prueba. Me sentí Llevábamos un año y medio de casados y, a
Al ir a la cita médica, sufrí una decepción, pues Estaba muy asustada no quería que nada malo
el doctor nos indicó que tendríamos un varón. le pasara a mi hijo, aunque también quería que
Siempre había deseado que mi primer hijo todo terminara. Al llegar al hospital, tenía seis
fuera una niña, para ponerle hermosos vestidi- centímetros de dilatación. La doctora me dijo
tos y hacerle mil peinados. Al final si era hom- que teníamos que esperar a que llegara a diez.
bre no importaba, era mi hijo. Una enfermera me recomendó que caminara
para que dilatara más rápido, pero no me sen-
Una noche que me encontraba recostada en el tía en condiciones para hacerlo.
sofá viendo la televisión mientras Mario lavaba
—Aquí viene —dijo una voz que no pude re- Al voltearse Mario, no podía creer lo que esta-
conocer ni me importó. ba viendo, era algo tan irreal que por un mo-
mento no tuve conciencia de lo que estaba
El bebé quería salir y me estaba desgarrando frente a mí. Mi marido tenía una cara de felici-
desde adentro para poder hacerlo. La presión dad y orgullo. Entre sus brazos, envuelto en una
se acumulaba cada vez más y estaba punto de sábana blanca, traía a esa cosa. Era del tamaño
estallar. Después de ese último gran dolor que de un gato adulto. Movía sus largas y delgadas
Cuando regresó, me di cuenta de que no po- Ahora vivo en las calles comiendo de la basura
dría escapar de ese infierno y las cosas empeo- y vistiendo harapos. No puedo volver, ellos no
raron. Percibía un hedor como el que sale al entenderán lo que hice, si me encuentran segu-
aplastar a una cucaracha, emanaba de él e in- ramente me encerrarán. Prefiero esta vida a
vadía toda la casa. Además, empezó a producir tener que estar en su mentira de criar esa cosa
un espantoso zumbido que hacía que me tem- como si fuera mi hijo o hasta que él me termi-
blaran los huesos. nara matando. Por un tiempo estuve tranquila,
hasta que descubrí que lo que había matado
No podía resistir más esto, así que una noche, no era el único, había más como él. Los veía en
mientras Mario dormía, envolví a aquella cosa las calles y los parques, siendo cargados por
con una manta como si fuera una bolsa y salí de mujeres que sí habían aceptado esa mentira.
la casa. Me dirigí a un lote baldío, tomé una Eso me atormenta, no puedo tener paz, no has-
piedra y lo comencé a golpear en el tórax, has- ta que haya matado a todos esos asquerosos
ta que salió de él un viscoso líquido negro. Al bichos.
PABLO DELGADO
@escritorpablodelgado
Alajuela, Costa Rica, 1983. Licenciado en Ingeniería
Industrial y narrador oral. En 2012 publica su libro «La
noche de los espantos». En diciembre de ese año gana
el tercer lugar en el Certamen Nacional de Cuento José
León Sánchez, organizado por Culturacr.net. En 2013
gana una mención honorífica en el concurso Leer es
Pura Vida. También publica los libros, «Lo que me
contó el sombrero», «Horror, angustia y locura» y «Los
Espantos». Ha participado en varias antologías como:
«Penumbras», «Galatea», «Cyberpunk 506», «Crónicas
de lo oculto», «Teman a los vivos», «Bucaneros de la
costa» y «La Risa sana» de la editorial Clubdelibros.
Fuera de Costa Rica, sus cuentos han sido publicados
en la revista chilena «Ominous Tales», en los libros
«Chile del Terror III: Mare Monstrum» y «El foso:
historias desde el abismo» de la editorial chilena
Austrobórea Editores, y el libro «Peces con alas», del
sello argentino Ediciones Croupier.
A
menudo la gente se pregunta recordado porque traje justicia a un desdicha-
sobre el significado de la vida, el do, porque traduje a «vivo» lo que me relata-
famoso «¿para qué estamos ban en «muerto», porque hice florecer la her-
aquí?» o «¿cuál es el propósito mosa flor de la verdad en medio del inhóspito
de nuestra existencia?». A través de los años he desierto de la mentira, porque propalé luz en
visto dos vertientes: la primera es aquella una ciudad que se regocija en la oscuridad
gente gris que no tiene idea o, al menos en al- como una piara de cerdos en una pocilga. Los
gún lapso, tuvo cierta revelación o iluminación crímenes que se me asignaron para resolver,
del porqué de sus días; y la segunda pertenece desde el primero hasta el penúltimo, fueron
a las personas que siempre supieron el objetivo para mí el motor que me impulsaba a seguir
que deseaban alcanzar con cada respiración, cerrando casos como un lector empedernido
dichas auras resplandecen. Yo, desde muy que concluye los libros que colecciona.
joven, pertenezco a este grupo.
Sin embargo, el último de ellos marcó el debili-
Con cada agenda que acabo, estoy más cerca tamiento en la creencia de mi destino autoim-
de conseguir mi meta: que mi nombre sea puesto, al punto que ya no encuentro razones
—Aló —contesté seco, tajante, quería hacerle Dijo el señor A. aún más nervioso después de
entender que me incordió lo importuno de la que le contestara la segunda llamada que me
llamada. hacía esa noche. Cuando algo lo perturbaba, su
—¿Lo sentiste? —el señor A. ignoró mi molestia, voz se volvía fregonamente aguda. Solo en dos
siempre lo hace. ocasiones previas lo oí así, cuando falleció la
—¿Qué creés? señora J., su mujer, y cuando el colega H. estu-
—Siempre lo hacés, en especial con estos así — vo a punto de ser asesinado por un ente que
aunque trataba de disimular la tensión en sus apenas pudimos devolver al báratro. Este era el
cuerdas vocales, se oía nervioso—, sin embargo, magnetismo que me mantenía adherido a esta
no logré percibir el origen, ¿vos? ciudad: al estar aislada de la mundana civi-
—Tampoco —respondí inquieto—, pero creo que lización, la magia nemorosa brotaba como los
estoy cerca, un escalofrío como este no surge tulipanes en los jardines de Estambul.
por cualquier cosa.
—Rondá la zona, hablaré con W. para ver si ella —Mi corazonada me ha guiado al departamento
distingue dónde está la escena del crimen. de E. —le interrumpí.
—Seguiré una corazonada —corté, me puse de Hubo un largo silencio, tan extenso que me
pie y levanté el cuello de mi gruesa gabardina permitió llegar al edificio donde nuestro amigo
negra, de repente, la gélida brisa ya no me era vivía.
grata.
W. tomó uno de los libros que yo estaba leyen- En ese instante cayó un rayo y pude ver todo
do, lo abrió donde fuera e inició la lectura del como en cámara lenta, desde el inicio de la luz
primer párrafo que se topó. blanca hasta que la habitación en que es-
tábamos se transformó en la que D. levitaba, lo
J.P. HERNÁNDEZ
@jphernandez_escritor
Nacido en San José el 19 de diciembre de 1991. A
partir de 2017 decide darle rienda suelta a su
imaginación y comienza a escribir cuentos propios,
influenciado por grandes autores como Edgar Allan
Poe, H. P. Lovecraft y Stephen King. En 2018
selecciona y acomoda varios de sus cuentos en un
libro llamado «El circo y otras historias un tanto
reales», en 2019 publica «Manicomio para cuentos» y
participa en la antología «Avenida de lo insólito.
Algunos relatos trágicos». En 2020 continúa
publicando a pesar de la pandemia y saca «La isla de
mente». No se detiene y para 2021 publica su
primera novela «El circo: orígenes y perpetuidades»;
además, participa en la segunda edición de la revista
Liinzu con el cuento «Su majestad negación» y en la
primera de La Logia Oscura: Volumen I con el cuento
que acaban de disfrutar.
EL CIRCO
Y OTRAS HISTORIAS UN
TANTO REALES
J.P. HERNÁNDEZ
Monstruos temibles, despreciables, comunes e
inusuales, seres repugnantes e impensables, duendes,
hadas e inclusive la Tulivieja tan reales como
mitológicas. Pesadillas mortales, mordaces y ominosas,
almas penantes y aciagas, brujas tan poderosas como
malignas, odios con y sin fundamentos, ademas de
terriblemente profundos, magias de diferentes tipos y
orígenes, pero con el mismo fin execrable; hacer el
mayor daños posible.
EL CIRCO
ORÍGENES Y
PERPETUIDADES
J.P. HERNÁNDEZ
Este libro cuenta la historia de Óscar y Rodrigo
Figueres, dos hermanos que por diversos motivos
terminaron administrando un circo dominado por una
deidad que consume almas para perpetuar su
existencia.
E
L pavimento detiene en seco tu caída más nerviosa y más amable, todo está fuera de
libre mientras la gente, teléfono celu- lugar y hay una tensión atmosférica que ahoga
lar en mano, corre a rodearte. a cualquiera. Todos lo saben, todos están pre-
Despiertas en una bocanada sintien- ocupados y atemorizados en medidas iguales.
do la cama mecerse como si de verdad hu- Llegas al estudio, no hay casi nadie pero la
bieras caído desde un cuarto piso. Es todavía móvil está lista para que el camarógrafo y tú
muy temprano para levantarte, pero muy tarde salgan a la carga. El camarógrafo te va ponien-
para volver a dormir; además, algo de lo que do al día con los pocos detalles que tiene sobre
tomaste anoche está intentando viajar a con- el suceso: los indigentes tomaron las playas.
tramano. Te sientas un poco para que la Aunque nadie lo dice, todos lo piensan: «¿Por
gravedad le ayude a tu esófago, tomas la chu- qué no se les había ocurrido antes?». Si tuvieras
peta electrónica, abres lo primero que toca tu que dormir en la calle, ¿no sería mejor un lugar
pulgar, pero de pronto una llamada entrante cálido, con las olas arrullándote y arena suave
invade toda la pantalla. como cama en lugar del concreto ingrato de la
ciudad? Claro que está el asunto de la dificul-
—Buenos días. Sí, estoy leyendo en este mo- tad para encontrar drogas, pero eso es cosa del
mento. Voy para allá. pasado; ahora se consiguen con igual o mayor
facilidad en las costas: más turistas con efectivo
El tránsito no es el de siempre, la gente está para limosnas y la receta está lista.
“
pero cuando alcanzabas la gloria de la vista de bién, antes de que se descargara su teléfono?
la tarima ya ¿Se habrá
eras un ido? De pron-
mar de lágrimas
Los imaginas como zombis to se escucha
y mocos, y imantados por alguna feromona un motor, el
llorabas con de un indigente reina, una masa de la móvil.
alaridos hasta enorme y viscosa rodeada por Saltas para
que te sacaban
cientos de transeúntes en mirar en la
de ahí. Ahora dirección del
estás aquí,
harapos sonido y ves
parpadeando a l c a m a r ó-
mucho para sostener las lágrimas, pero con la grafo haciéndote señas para que vayas, pero
misma claustrofobia de la infancia; la con cada salto cedes distancia. Si el grupo que
muchedumbre te lleva a su ritmo. Tu teléfono escuchó la noticia se hubiera puesto de acuer-
vibra. do, tal vez habrían podido resistir un poco la
inercia de la multitud, pero ahora están todos
—¡Salgan de ahí! esparcidos, apenas logras ver a dos o tres
—¿Qué sucede, jefa? luchando inútilmente. La cacería se convirtió en
—En una... Gobierno... ¡...gan de Playa Rodelos! un escape imposible. Escuchas la móvil
—No le entiendo, ¿quiere que nos vayamos? ponerse en marcha.
Pero aún no tenemos nada de información.
—¡Sal...! ¡Corran, no hay ti...! Cuando saltas para ver al camarógrafo yén-
dose, notas que viene en tu dirección. Está in-
FRANK HERRERA
@frankherrera_escritor
Enamoradamente costarricense, nacido en 1987,
músico autodidacta, comediante, fotógrafo,
publicista de formación y científico en el alma. Autor
de «Biblioteca de ficciones» y productor del podcast
«Taller literario».
Algunas publicaciones incluyen la colaboración
para plataformas digitales, en particular
www.microcuento.es, y algunos textos para
antologías y revistas de cuento y poesía.
LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA
BIBLIOTECA
DE FICCIONES
FRANK HERRERA
Como si se tratara de una estantería con docenas de
libros que nunca leíste, este libro te llevará por el
mundo, el tiempo y dimensiones imposibles sin más
vehículo que sus propias palabras. Un niño y su
golondrina, una chica del Medio Oriente que cruza el
océano, un saxofonista perdidamente enamorado de un
imposible, un escritor paranoico y una pequeña nota
musical son algunos de los actores en este escenario.
BUCANEROS
DE LA COSTA
EFRAÍN Y PABLO DELGADO
Maravilloso libro que narra desde la visión de 13
reconocidos autores de Costa Rica, las vivencias de
auténticos piratas que surcaron mares costarricenses.
Desde Henry Morgan, Anne Bonny y hasta Francis
Drake.
HORROR,
ANGUSTIA Y LOCURA
EFRAÍN Y PABLO DELGADO
Para aquellos que deseen adentrarse en los secretos
que se ocultan en las páginas de este libro se les
advierte, están a punto de entrar en un mundo de
oscuros pasajes donde habitan despiadados seres
que buscarán atarte a un destino peor que la muerte,
que es la locura.
L
A cuerda latigaba el suelo al momento tra el armario, con vista a la ventana minúscula,
en que el pelirrojo y dientón Lázaro y observaba con el rabillo del ojo a los niños,
daba el salto para escapar de su que no se les ocurriese entrar a la casa mientras
golpe, mientras sus dos vecinos, uno el su amable vecina le venía a dejar sus favores.
del enfrente, el otro el de la esquina, hacían Benjamín era apasionado normalmente con su
mover las suizas dobles al compás dicho latiga- amante, ese día su mente, sin embargo, estaba
zo, gritando: intranquila. La tomó con más violencia, es-
perando volver al furor, y Laura gimió con dolor
—¡Chilillo, chilillo! apoyándose en la pared, mientras él la tomaba
por los senos para acomodársela mejor. Ter-
Plac, plac, plac… minó y al apartarse, lo primero que pasó por su
cabeza fue que quién putas le ponía a un niño
En el cuarto superior de la casa de Benjamín, «Lázaro ».
desde la ventana el mismo don Benjamín
aprovechaba el tirón de la cuerda y el escánda- Mientras Benjamín se asomaba por la ventana,
lo juvenil de los vecinos. Con ese mismo tirón vigilando y poniéndose el pantalón, Laura se
de la cuerda, Benjamín agarraba a Laura del vistió a sus espaldas. Al Benjamín voltearse,
cuello, oliéndole la coronilla de la cabeza, esperando solamente tener que besarle la
mientras arremetía su cuerpo con el suyo con- mejilla para que se fuese, la encontró de pie
Benjamín solo asintió, trató de tomarla entre ¿Ahora qué hace esta loca?, se preguntó Ben-
sus brazos, enervado por aquella bizarra jamín. Claudia no era ajena a despilfarrar
reacción. Llevaban meses en eso, ¿por qué le dinero, no era como que no lo tuviese. Venía de
importaría ahora Claudia? ¡Claudia! Pronto lle- una familia de clase alta, él se había pegado la
garía de sus compras con su hermana, así que lotería. Era galerista, graduada con honores.
Benjamín apuró a Laura a salir por la puerta Traía a veces las más extrañas cosas a casa.
trasera. El juego de suiza había terminado para Pero Benjamín estaba hasta el culo del arte
cuando lo hizo, el dientón Lázaro ya no estaba moderno, de los cuadros de orinales al revés,
en su vista de la ventana. de las fotos de mujeres emplastecidas y ensan-
grentadas. Él tal vez no era tan intelectual como
Unos minutos después, llegó Claudia por la Claudia, pero no le hacía gracia alguna.
puerta, despidiéndose de su hermana Sandra,
mientras Benjamín se bebía una cerveza en el Claudia terminó de dar instrucciones y, pronto,
sofá. Ah, Claudia. La Claudilla de ojos azules, la su casa se llenó de cuadros repetidos, Xerox de
macha de su juventud. Puta Claudia había lle- labios rojos grafiados, planos, no sensuales,
gado con ese vientre enorme oculta en un pero labios de mujer. Al cabo de un rato, Clau-
vestido ancho blanco y con cajas de cajas que dia mientras indicaba donde se debían colgar,
Sandra ayudó a meter a casa. Claudia solía ser se volvió a Benjamín con aquella sonrisa que
hermosa, o eso le parecía a Benjamín, pero un día lo había seducido, una sonrisa amplia y
desde que se embarazó, Benjamín solo pensa- emocionada.
ba en que aquel coño se abriría para alguien
más, para un dientón Lázaro propio, y Claudia —Los compré porque la galería los tenía en
no volvió a acariciarlo como antes, ahora solo bodega.
se acariciaba su panza enorme con una sonrisa. —Claudia, no necesitamos más arte en la casa.
Era su culpa, en realidad. Había descuidado —Uy, el señor «recorte de cultura» —le dijo con
tremendamente a Benjamín, o eso se decía él, un pícaro tono, dándole un beso en la mejilla,
se decía que se sentía solo, sin la compañía de desapareciendo entre las escaleras.
su esposa —no es como que no le hubiese es-
tado mirando las tetas a Laura desde que se Eso hubiese funcionado unos años atrás. Clau-
mudó—. Pero no podía pensar ahora en su dia actuaba como si lo supiese todo, como si
amante, Claudia había llegado a casa con su fuese la reina de la pieza, siempre había sido
cabello recién alisado, su panza enorme y cajas así. Al principio, Benjamín había quedado
—¡Mentiroso!
Lo volvió a escuchar, en su cabeza, esa horrífica Esos malditos labios rojos que empapelaban
voz artificial y aguda. Maldita Laura, la había las frías paredes blancas de su hogar lo volvían
comido el remordimiento. loco. Pero le revelaban la verdad, la verdad de
que había un soplón cerca. Los días que
Bajó corriendo las escaleras, para ese entonces siguieron Benjamín siguió escuchando ese gri-
la puerta se había cerrado, Laura no estaba y to chillón, esa voz fantasmal que lo acusaba,
solo venía Claudia caminando por la sala. pero solamente él podía oír. Sin embargo, de
salir de los labios de alguien más, su esposa
—¿Qué te dijo? —le preguntó Benjamín. definitivamente lo oiría. No quería un divorcio,
—Que lo sentía —respondió Claudia. su estatus era bueno junto a Claudia, seguía
—Clau, no entiendo, yo… siendo sexy, aunque diese a luz en un mes. La
quería en un macabro sentido, y no iba a re-
Claudia ladeó la cabeza y sonrió breve. nunciar a ella. Más que todo, porque no desea-
“
tambaleando y sordo ya de un oído por el Volvió a casa corriendo, llorando a lágrima viva.
mareo. No Se encerró en
pudo más. su palacio
Salió desesper-
Los días que siguieron Benjamín blanco y
ado a tomar aire siguió escuchando ese grito corrió hasta
al patio, y vio a chillón, esa voz fantasmal que lo su habitación,
sus niños veci- acusaba, pero solamente él podía pero los
nos jugando.
oír labios habla-
ban desde las
El pelirrojo paredes.
Lázaro estaba buscando señal con su teléfono
mientras en su boca sostenía el palillo de una —¡Engañador! ¡Infanticida!
chupa. Al ver a su vecino adulto, Lázaro sonrió
con sus grandes dientes, teñidos de rojo. Poco sabía que Claudia nunca dejó la casa ese
día, se quedó encerrada en su estudio, con una
—¡Don Soplón! —chilló el niño, y se echó a reír, lamparilla febril iluminando su vejado rostro
con la paleta en la boca. chorreando lágrimas mudas sobre un libro de
arte. Pero con la boca firme, dura. Y los cuadros
La paleta de cereza le había dejado una man- a su alrededor susurraban:
cha roja alrededor de los labios, el residuo pe-
gajoso escarchaba la boca del niño, sonriente —¡Mentiroso, mentiroso!
con el celular en mano. Y Benjamín supo que —¡Se está subiendo al banquillo!
había encontrado a su culpable.
2
La mayoría de los autores presentes en la revista tenemos libros publi-
cados, si te gustó el estilo de alguno en particular podés buscar nuestros
productos y comprarlos.
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tades lectoras.
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tos y decinos qué te parecieron.
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la revista, esto también nos ayuda a tener mayor visibilidad en la comu-
nidad lectora.
AGRADECIMIENTOS
Este primer volumen de La Logia Oscura ha llegado hasta tus manos gracias a la
colaboración y el trabajo arduo de muchas personas.
Queremos iniciar agradeciéndote a vos, que nos regalaste tu tiempo y atención leyendo
este volumen.
Además, queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a todos los que, con su
aporte, hicieron posible esta entrega.
Krysia Badilla
Diseño y maquetación
Liz Castillo
Mario Chacón
Nana González
Wendy Bolaños
Sergio Picado Arias
Yamilah Solano Trailer
Jonathan Córdoba
Revisión filológica
Allan Zúñiga B. - La coleccionista de almas
Publicidad y difusión
Gabriel Álvarez - En la noche
Eduardo Vega Argüello
Karolina Calvo - La criatura del Flegetonte
Sussy Carballo
Vecca Preetz - El exorcismo de H. Harrison
Dirección editorial
Fotografía
Frank Herrera
Frank Herrera
VOLUMEN 01
RELATOS DE TERROR
OCTUBRE 2021
LA LOGIA
OSCURA
OCTUBRE 2021