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LA LOGIA

OSCURA
VOLUMEN 01
RELATOS DE TERROR
OCTUBRE 2021
© 2021 LA LOGIA OSCURA. Todos los derechos reservados.
Volumen I, Octubre 2021
Costa Rica

En este volumen:
Fotografía: Frank Herrera
Actriz: Kassidy Pérez Morales
Asistente de fotografía: Karol Sáenz
(Otras fotografías utilizadas han sido acreditadas a sus respectivos autores
en la página correspondiente)

Todos los personajes, situaciones y hechos narrados en estos relatos


pertenecen a la ficción y son fruto de la imaginación del autor o autora.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
LA LOGIA
OSCURA
VOLUMEN 01
RELATOS DE TERROR
OCTUBRE 2021
ÍNDICE

6
ASÍ HABLA EL
GRAN MAESTRE
EDITORIAL

7
MANCHAS DE
AMOR Y MUERTE
WENDY BOLAÑOS

11
LA COLECCIONISTA
DE ALMAS
SUSSY CARBALLO

19 EN LA NOCHE
MARIO D. CHACÓN

EL EXORCISMO DE
25 HORTENCIA
HARRISON
JONATHAN CÓRDOBA
ÍNDICE

35
EL GRUÑIR DE
LOS CERDOS
EFRAÍN DELGADO

43
SALIÓ DE
MI VIENTRE
PABLO DELGADO

49
LA CRIATURA DEL
FLEGETONTE
J.P. HERNÁNDEZ

57
PLAYA
RODELOS
FRANK HERRERA

63
EL SOPLÓN
TADEO STEIGER LAZO

69 AGRADECIMIENTOS
ASÍ HABLA
EL GRAN MAESTRE…
EDITORIAL

Las argollas metálicas van chirriando al cincel para hacerte compañía mientras
deslizarse sobre el travesaño, los últimos realizás alguna diligencia, en un viaje de
murmullos terminan de silenciarse y todos, transporte público o (no recomendamos
a oscuras, aguantan inconscientemente la este último) a solas, de noche y a poca luz,
respiración unos segundos; contra el rayo antes de dormir.
de luz, el polvo que desprenden los
gruesos paños borgoña queda flotando en También tenés el resultado de meses de
microscópicas nebulosas totalmente muchísimo esfuerzo y trabajo de un equipo
ignoradas por las miradas desde el salón enormemente comprometido con entregar
que apuntan hacia el escenario: se abre el un producto de alta calidad, no solo en los
telón. textos, sino en el diseño e imagen. De todo
corazón, los miembros de esta
Lo que ha llegado a tu poder es un Logia Oscura esperamos que disfrutés de
recopilatorio de textos originales e esta revista, así como nosotros lo hicimos
inéditos, creados por un colectivo al escribirla.
subterráneo de escritores costarricenses,
con el principal objetivo de hacerte pasar Shhh… La función ya va a comenzar…
el mejor rato posible mientras navegás por
las olas de nuestros renglones; nueve Frank Herrera
cuentos de terror de los más variados y Director Editorial
exquisitos estilos narrativos, tallados a

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MANCHAS DE AMOR Y
MUERTE WENDY BOLAÑOS

E
STAMPÓ sobre aquel lienzo blanco de Cada vez que terminaba un trabajo, el ritual de
cemento el disco de la sierra eléctrica, finalización era correr hacia la pared albina con
ver la marca bermellón que bajaba la hoja de filo dentado chorreando vida y es-
goteando le placía, aumentaba su pre- tamparla, quedarse perplejo viendo como se
ciada colección y elevaba su ego. Tenía cientos plasmaban aquellos dientes tipo engranajes,
de círculos pintados con orillas de diferentes algunos simples, otros más elaborados, en
formas, todas dejaban finas líneas que se unían otras paredes tenía otras formas moteadas
con el de abajo, lo que le daba un aire artístico según la herramienta que usara. Él veía la tinta
y único, de esa misma tinta fresca alimentaba el danzar y unirse a otra que ya llevaba sellada
pincel y escribía dentro de la circunferencia el algunos días de antelación, le hacía brillar el
nombre del dueño, con perfecta tipografía alma a través de los lentes. Hasta ese instante,
manuscrita. Luego pasaba un buen rato con- para su entera satisfacción, aquella sublime
templando su obra, hecha por y para él, aroma- creación por fin estaba lista para ser entregada
tizando la estancia con un café recién molido. a su dueño, que como muchos, se había enlis-
Nadie más conocía esta galería, era su secreto, tado hacía meses a esperar, sin embargo, el
su vida, su razón... resultado valía la pena. Ese era el momento

PÁGI N A #7 LA LOGIA OSCURA


cumbre, sin este proceso sería solo un pedazo corriente, Luis gritaba y corría, impotente, per-
de madera admirado, mas no glorificado, pero dido en el dolor, sin poder hacer nada más que
sus clientes eso desconocían. ir donde su madre a contarle la tragedia, en-
vuelto en llanto, congelado, más que por la
Y es que Luis Fernández era conocido como el empapada, por el espíritu de muerte que pasó
mejor ebanista de la región, fue ganando fama a su lado y abrazó a su compañero de aven-
y mucho dinero por las magníficas piezas que turas, a su amado papá. Entre baqueanos y
realizaba, y su buena reputación salió del allegados a la familia emprendieron la
pueblo como el aroma de unos panecillos búsqueda hasta entrada la noche, sin importar
recién horneados. Vivía solo y no parecía quer- que la lluvia arreciara. Su cuerpo fue encontra-
er compañía. Un bosque lo resguardaba, por el do en una orilla, a la entrada de lo que parecía
que caminaba en las mañanas cuando debía ser una pequeña cueva bajo los árboles más
buscar la madera que usaría para trabajar. Así centenarios.
fue como todo comenzó…
Aquel día después de bañarse y almorzar, Lu-
—¡Luchooooo! Ven a almorzar, has pasado toda cho quiso recorrer aquel lugar, no iba hasta el
la mañana afuera jugando, ya tenés que río desde lo sucedido, su madre lo había adver-
bañarte —gritó su madre desde la cocina. tido y él sentía melancolía al acercarse, por lo
—No estoy jugando mamá, construyo un que solo llegaba a unos metros y se devolvía.
camión —la alegría tintineaba en su voz— encon- No obstante, aquella tarde con el viento
tré muchas ramas secas abajo, casi llegando soplando a sus espaldas y los pajarillos invitán-
a… ya verás lo que voy a crear. dole a bajar, cobró valor y se acercó. Perlas
—Más tarde seguís, pasá a bañarte de una bue- brotándole de los ojos le impedían ver el paso
na vez y sabés que no es bueno que vayás por con claridad, llegó como guiado por la brisa a
el río —le regañó entre molesta y preocupada. la entrada de la pequeña cueva resguardada
por añosos guardianes. Se sentó a recordar los
El buen jovencito obedeció y entró a la casa, momentos con su padre y las lágrimas saladas
aunque en el fondo solo quería seguir con su se unían con el agua dulce del caudal, de pron-
importante creación, le encantaba pasear por to un olor a madera fresca brotó a sus espaldas,
el bosque y traer materiales que usaba para sus lo que llamó su atención y se fue a gatas
inventos, podía pasar horas allá, examinando olisqueando como un perro de caza. Dentro el
los recovecos verduscos y pardos. No tenía ambiente estaba seco y cálido, su mano
hermanos y se había quedado sin figura pater- tropezó con un pedazo de madera recién
na hacía algunos años. serrada y una gubia algo herrumbrada con un
mango de fina talla, tenía las iniciales de su
Habían ido, padre e hijo, en busca de leña para padre, podía ser una casualidad, pues nunca
más tarde calentarse, era octubre y hacía frío, fue carpintero, que él supiera siempre se
se entretuvieron cerca del río y los envolvió la dedicó a efectuar los transportes del mercado
lluvia, corrieron entre raíces y piedras para con un camión que pertenecía al municipio.
volver al hogar, con la mala suerte que su
progenitor resbaló y cayó rodando, pegó la Tomó ambos objetos y pasó horas contem-
cabeza en una gran piedra y se lo llevó la plando el relieve tallado en aquella herramien-

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Al visitar la cueva de nuevo, días
después, recogió la figura tallada que

Ese era el momento cumbre, sin había dejado botada y al tocarla se


proyectaron imágenes en su mente, se
este proceso sería solo un le reveló que su padre fue quien le en-
pedazo de madera admirado, vió la gubia de regalo aquella tarde y a
mas no glorificado, pero sus través de sus manos talló la silueta de
clientes eso desconocían su madre, para reclamar su alma en la
eternidad y estar juntos por siempre.
Temió, se sintió culpable, lloró y renegó
ta, hasta que se percató de que la oscuridad ya
contra su padre y comprendió que en ese mo-
se estaba apoderando del día. Entre sus
mento le había heredado un talento, pero tam-
manos tenía, recién esculpida, una perfecta
bién una terrible maldición.
silueta de mujer. Había realizado en el trozo de
madera aquello sin saber cómo, era hermosa,
Decidió trabajar en madera, como desde pe-
digna de un profesional, volvió de aquel trance
queño le gustaba inventar siguió en ello, pues
en el que estaba al darse cuenta de que la
los resultados que obtenía eran magníficos, sin
pieza estaba bañada en sangre, al igual que sus
importar lo que había pasado iba sacar partido
manos. La soltó asustado, no entendía que
de la situación, pues algo bueno tenía que traer
pasaba y corrió hasta la casucha donde apila-
y debía sobrevivir de alguna forma, su padre
ban la leña, se quedó un rato ahí pensando qué
debió haber pensando en las ventajas que le
le diría a su madre o, si era mejor no contarle y
heredaba, no todo podía ser malo. Conforme
pasar directo a asearse para que no viera el
avanzaba ya no renegaba, sino que se sentía
carmesí en su ropa. Después de mucho pensar
agradecido con aquel legado maldito. Siempre
enterró la gubia entre el chamizo y caminó ha-
quedaban sus manos teñidas de escarlata al
cia la casa, todo estaba en silencio, era raro que
terminar una obra, sin importar qué herramien-
no estuviera esperándolo en la puerta de la
ta usara, no ocurría solo con la gubia como
cocina para regañarle por volver tan tarde, ella
creía al principio, ya no estaba en la herramien-
sabría que se adentró en el bosque más de lo
ta, sino en su portador, así que fue implemen-
que debería, así son las madres.
tando nuevas y modernas formas de cortes, el
muchacho era bueno, y aquel poder adquirido
Se quedó sin aliento al encontrarla tirada en el
lo hacía el mejor.
suelo, en un pozo cual jugo de remolacha, qué
había pasado, no lo sabía. Lloró desconsolado
Los vecinos le pedían muebles para sus casas,
sobre su cuerpo, luego se sentó sobre la mesa
negocios y también finas figuras talladas, pero
sollozando, al verla desde arriba admiró aquel-
nunca dejaba ver el proceso, ni permitía el
la nube roja que la rodeaba, era como si un
paso a su residencia. El recuerdo de la mancha
artista hubiera tirado pintura y creado una her-
de sangre enmarcando a su madre le implantó
mosa e imperfecta mancha a su alrededor en-
la idea de crear algo que le recordara los traba-
marcando aquella divina mujer, a quién él
jos que hacía y así plasmar la sangre que cubría
amaba como mamá y sabía que en vida su
sus manos, no solo lavarla y perderla, pues era
padre la amó como a nadie.
parte del espíritu de aquel trabajo, era lo que le

PÁGI N A #9 LA LOGIA OSCURA


daba el acabado final. No quería siquiera En el centro de la estancia, resguardada en una
imaginar el llegar a derramarla y que estuviera vitrina de vidrio, atesoraba aquella silueta per-
ligada a otro ser amado, asesinar con arte a un fecta de mujer que representaba a su madre, su
futuro amor, prefería vivir en soledad y ya era primer trabajo… su maldición.
una decisión tomada. Así que optó por plasmar
en una pared, luego en otra, más adelante fue
remodelando la casa hasta convertirla en una
fina galería de la cual disfrutaría solo.

WENDY BOLAÑOS @gwen08

Nació en Alajuela, desde pequeña se ha inclinado por


áreas artísticas. Estudió Diseño Publicitario, en lo que
trabaja actualmente. En cuanto a la escritura, confiesa
que «escribía para ella» desde hace mucho, sin
embargo, en el 2018 ingresó a un curso con el escritor
Steven Cubillo e inició su camino de escritora ante el
público. En el 2019, participó en la Antología «Avenida
de lo insólito. Algunos relatos trágicos». En el 2020
participó con su cuento «Amor en globo» en el libro «La
isla de mente» de J.P. Hernández. Este mundo literario
la incitó a escribir su libro «Se abre el telón», el cual está
por salir a la venta. Ahora es parte del grupo «Logia
Oscura» tanto de escritora como en el equipo de
diagramación y diseño. Entre sus escritores favoritos
están: Cortázar, Tolkien, Dostoievski, Verne, Lovecraft,
Poe y King.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 1 0


Foto: Javier Rodríguez
LA COLECCIONISTA
DE ALMAS SUSSY CARBALLO

C
ON casi ochenta años, Lorena Castillo mano le eran indiferentes, lo mismo que el de-
vivía en su finca de diez hectáreas. Un seo, la pasión, alegría o desesperanza. Solo se
hermoso entorno con pasto, cascada y limitaba a colaborar en lo que su madre le so-
bosque en San Miguel de los Cedros. licitaba sin quejarse. Por su parte, Elena dis-
Considerada por muchos como una mujer frutaba de los placeres más bajos, una joven
abominable por su trato con las personas del libertina, egoísta y envidiosa.
pueblo, un buen día decidió poner un anuncio
para arrendar una casa de alto en su Con el tiempo, una familia extranjera que de-
propiedad; dicho anuncio sería publicado en seaba mudarse a un sitio más tranquilo decidió
distintas redes sociales. De tal menester se en- contactar a la dueña de la propiedad; estaban
cargaría Elena. cansados del bullicio de la ciudad. Doña
Lorena, con la ayuda de Elena, les compartió la
Junto con Lorena vivían sus dos hijas. La menor, ubicación y aquellos se dirigieron, ese mismo
de nombre Romina, daba la apariencia de estar día, a conocer el lugar.
muerta interiormente. La ternura le era ajena
así como la aversión. La frialdad y calor hu- Un kilómetro antes de llegar a su destino, per-

PÁGI N A #11 LA LOGIA OSCURA


dieron señal y el Waze no funcionaba. Así que pulsión por su olor a sudor, ropa sucia, cabello
decidieron preguntarle a un hombre que vieron desaliñado y boca que denotaba dientes infec-
en el camino por la finca, ya que estaban se- tados que desprendían mal aliento.
guros de hallarse cerca. Pero este, al oír el
nombre de la señora, se santiguó. Ana, la hija del matrimonio, tomaba en sus
manos una foto enmarcada de una mujer muy
—Si saben lo que les conviene, den la vuelta y hermosa.
no regresen. Ella no es una buena mujer, todos
estamos seguros de que esas mujeres están —¿Quién es ella? —preguntó con curiosidad.
poseídas por el mal. Practican la brujería y —Es mi hija menor, Romina —contestó la mujer
rituales satánicos en días de luna llena. rápidamente.

Pero, el señor Francisco Barboza y su familia Ana miró a la joven, pero dedujo que su aspec-
eran muy escépticos. Por eso, no era de ex- to exterior no correspondía con el de la mujer
trañar que para ellos aquel hombre no fuese de la foto y mucho menos con su verdadera
más que un loco lleno de supersticiones. Don edad, ya que aparentaba el triple. Le parecía
Miguel, viendo que no cederían ante su insis- más a una momia sin alma. Sin embargo, de-
tencia, les indicó el camino con sumo pesar. cidió ser discreta y colocar de nuevo el por-
tarretrato en su lugar, mientras Elena la ob-
—Allá ustedes. No se atrevan a decir que no se servaba de reojo con una mirada maliciosa.
los advertí. Nadie que entra en esa propiedad
se le ha vuelto a ver. Esto provocó que Ana experimentara cierta
inquietud. Tuvo la sensación de una corriente
La familia Barboza prosiguió hasta llegar a un fría en la nuca, como si alguien hubiese abierto
cruce donde había un puente que separaba la una ventana con la intención de dejar entrar
propiedad del camino principal. Ahí obser- aire helado. Se frotó los brazos por el es-
varon un letrero que decía «Finca Los Cedros». tremecimiento y se volteó. Antes de voltearse,
Pasaron el puente y, luego de tres minutos en le pareció observar en los labios de Elena una
los que se detenían a admirar el lugar, llegaron risa burlona.
hasta la estancia.
Pronto la tarde oscureció y comenzó una lluvia
Elena y su madre los recibieron con amabili- que confería un ambiente lóbrego, seguida de
dad. Les mostraron la casa que era muy amplia. una neblina espesa que no dejaba ver absolu-
Tenía cuatro cuartos, dos baños, sala, comedor tamente nada.
y un desván, así como un cobertizo para que
guardaran herramientas o lo necesario. Doña Lorena les recomendó pasar la noche ahí.
A Janeth le dio vergüenza ser una molestia,
El precio por el arrendamiento era justo y el pero la mujer le explicó que ella vivía en una
entorno cumplía con los requisitos que la fa- cabaña a quinientos metros de la casa. Luego
milia había anhelado. Doña Janeth estaba le mostró dónde dejar las llaves antes de que
fascinada con aquel sitio, aunque el aspecto se fueran en la mañana y desapareció entre la
físico de la señora le causaba un poco de re- bruma.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 1 2


—¡Por favor, papá, vámonos! No quiero Janeth, Francisco y Ana aguardaban en la sala.
quedarme aquí —insistía la joven de quince Los gritos desgarradores de la esposa se de-
años mientras lo abrazaba con fuerza. jaron escuchar por toda la casa, seguidos de
—No podemos. Es muy tarde y estas buenas súplicas para que los dolores cesaran y
personas nos ofrecieron quedarnos. Para que acabaran lo más rápido posible. Luego de un
estés tranquila te prometo que solo por hoy cuarto de hora en labor de parto, Lorena cortó
pasaremos la noche en esta casa y mañana nos con un cuchillo el cordón umbilical del recién
vamos tempranito. Recuerda que tu madre está nacido.
embarazada y debemos cuidarla. ¿Te parece?
—propuso Francisco para quien la estabilidad Romina se encargaba de cuidar y limpiar a
emocional de su hija era muy importante. Janeth, mientras su madre, con la criatura en-
vuelta en una sábana, le comunicaba a Francis-
La joven asintió con la cabeza. Y todos se di- co que esta había nacido muerta y que su es-
rigieron a sus respectivas habitaciones. La posa se hallaba sin fuerzas porque había per-
noche había caído y la lluvia se apoderó sin dido mucha sangre. Por tanto, no podían viajar
cesar de aquel lugar. Todo transcurría tranquilo hasta que ella se recuperara, pues hacerlo en
hasta que, a las tres de la madrugada, Janeth ese estado le costaría la vida. Ante la angustia,
empezó a tener fuertes contracciones, ella se Francisco aceptó a pesar de la desconfianza
encontraba en el sétimo mes de gestación. que tenía su hija sobre aquel lugar. Su priori-
Cuando los dolores aumentaron se acurrucó dad, en ese momento, era el bienestar de su
en la cama e indicó a su marido que había lle- esposa. Con respecto al bebé fallecido, que era


gado la hora de parir. un varón, las mujeres le propusieron enterrarlo
en un lugar
Francisco que ellas le
se preocupó No se atrevan a decir que no se designarían
p o rq u e s a b í a los advertí. Nadie que entra en en la
que aún no se esa propiedad se le ha vuelto a propiedad.
cumplía
tiempo e intentó
el
ver —Don Francis-
llamar por telé- co, ninguno
fono al 911, pero no había señal. Ana le propu- de nosotros sabemos cuánto tardará la señora
so a su padre buscar un médico en algún Janeth en recuperarse. No es prudente conser-
pueblo cercano, pero al intentar arrancar el varlo, porque pronto el cuerpo comenzará a
carro este no encendía. Regresó de nuevo a la descomponerse.
casa ofuscado. En eso escuchó tocar la puerta.
Al abrirla se encontró con doña Lorena y sus Embargado por la tristeza el hombre aceptó.
hijas. Por la desesperación, el señor no se cues- Ana lamentaba saber que su hermano quedaría
tionó la presencia de aquellas mujeres en ese enterrado en aquella tierra y no en el nicho fa-
lugar a esa hora. Simplemente les pidió que miliar. Pero, no deseaba causar más dolor a su
ingresaran para ayudar a su esposa. padre, por lo que decidió guardarse su
parecer.
En tanto ellas se hacían cargo de la señora

PÁGI N A #13 LA LOGIA OSCURA


Al quinto día Janeth logró levantarse, aunque de que nadie hubiera ingresado a la casa.
evidenciaba debilidad. Elena le traía sopa que Luego de cerciorarse, cerró de nuevo el baño
le enviaba doña Lorena para que recuperara las con el picaporte. Como ya era tarde, le sugirió
fuerzas. Por su parte, Francisco trabajaba en un a su hija ir a dormir y continuar con sus deberes
plano que había dejado en la parte atrás de la después.
cajuela, mientras llegaba un mecánico que
Romina había ido a buscar. Esa misma noche en la habitación, Ana se
hallaba vuelta hacia la pared cuando notó mu-
—Papá, ¿no te parece raro lo que ocurrió esa cho brillo en el cuarto. Le pareció inusual,
noche? porque no había lámparas en la estancia. Por
—¿De qué hablas? estar cansada de tanto estudiar, no le prestó
—Esas mujeres llegaron sin que las llamaras. mayor atención y se durmió. Al día siguiente el
¿Qué hacían aquí a las tres de la madrugada? mismo evento se repitió. Eran las tres de la
—No debemos cuestionar las oportunidades. Yo madrugada cuando la despertó un ruido
las veo como ángeles que nos ayudaron en un seguido de una claridad. Eso no le pareció
momento crítico. normal, así que, cuando se giró hacia el lado
—Pero… afuera de la cama, se percató de que el televi-
sor tenía una línea blanca en medio de la pan-
En ese momento don Francisco levantó su talla que irradiaba mucho brillo. Lo que más le
mano en ademán de «hasta aquí», pues no de- sorprendió fue mirar a un lado y descubrir que
seaba hablar al respecto, y mucho menos sobre el cable estaba desconectado. Esto la impre-
esa noche. sionó mucho, en especial cuando la línea que,
al inicio, estaba completamente inmóvil em-
Ana se pasaba ambas manos por la cara cuan- pezó a moverse como generando un tipo de
do recordó que, detrás del asiento, había deja- onda muy similar a los monitores que registran
do su mochila con dos tareas del colegio pen- la actividad eléctrica del corazón.
dientes. La profesora les había dado oportu-
nidad a todos los estudiantes de presentarlas la La joven entró en un pánico que la paralizó por
semana después de las vacaciones de quince completo. Tal fue el susto que solo atinó a colo-
días. carse las cobijas encima de la cara y rezar. Du-
rante las horas posteriores, no pudo dormir
A las siete de la noche le pidió a su padre que esperando el amanecer. Horas, minutos y se-
le ayudara con un ejercicio que no había logra- gundos se le hicieron eternos, hasta que, a las
do resolver. Él se sentó con ella en la escalera cinco de la mañana, escuchó a alguien levan-
para explicarle cuando, de un pronto a otro, se tarse. Agarró valor y corrió en dirección de la
escuchó como si alguien moviera el picaporte puerta sin mirar al televisor, que ya estaba apa-
del baño que estaba a un costado de las gado. Se dirigió donde sus padres y les narró lo
gradas. Ana miró a su progenitor, pero este no acontecido. Francisco ingresó en la habitación,
le dio mayor importancia. Después se escuchó golpeó el televisor, pero nada.
como un ruido parecido a un golpe y la puerta
del baño se abrió sola. Esta vez, Francisco se Después de ese episodio, Ana no quiso dormir
levantó, revisó cada aposento para asegurarse en aquel cuarto, así que se pasó a dormir con

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 1 4



La joven entró en un pánico que
la paralizó por completo. Tal fue
el susto que solo atinó a
colocarse las cobijas encima de
Janeth, horrorizada, se agarró el rostro y
empezó a gritar con desesperación.

—¡Nooooo! ¡Mi hijo no!

Llena de impotencia y dolor, la pobre


la cara y rezar madre se dejó caer en el suelo sintien-
do cómo se volvía loca. Le costaba

sus padres. comprender cómo la maldad, en toda su


esencia, podía anidar en el corazón de una per-

—Fran, creo que debemos irnos, aunque sea a sona. Aquella mujer no era más que un mon-

pie. Le prometimos a Ana no quedarnos y eso struo. De manera torpe se levantó llena de ra-

la está afectando. No me gusta verla tan bia.

nerviosa —comentó Janeth a su esposo estando


en la sala; Ana ya se hallaba profundamente —Eres una maldita. ¡Él era mi hijo!

dormida.
—Comprendo, pero teníamos que esperar que Estaba dispuesta a abofetear a aquella mujer

mejoraras. despiadada y diabólica, pero no pudo porque

—Ya estoy bien, podemos irnos caminando has- un hedor se apoderó del lugar y unas náuseas

ta la calle y ahí le pagamos a alguien que nos incontrolables embargaron a la esposa de

lleve hasta nuestra casa. Francisco a quien no le quedó más remedio


que ir al baño.

Cuando Romina llegó a visitarla, Janeth


aprovechó para preguntarle sobre el mecánico Ana y su padre, que se hallaban afuera, inten-

que habían prometido conseguir. Pero, la joven tando descubrir el desperfecto del carro, inex-

no respondía, al igual que las otras veces solo plicablemente no escucharon nada. Minutos

se quedaba con la miraba perdida. Cansada después, Janeth salió llorando desconsolada y

del silencio, la esposa de Francisco la tomó de les contó el macabro hallazgo.

los hombros para ordenarle que le contestara.


Pero, para su sorpresa, en ese momento llegó Su esposo, indignado, le aseguró que iría a

Lorena quien la miró con las cuencas de sus buscar a aquella mujer para matarla, él sacaría

ojos completamente negras. La amabilidad que un arma que tenía oculta en el carro, mientras

había demostrado al inicio desapareció y, en su que Ana lloraba desconsolada al conocer la

lugar, se puso altanera, demostrando brutali- suerte que había sufrido su hermano. Janeth se

dad en cada palabra que le increpaba. Su aferraba al brazo de Francisco suplicándole

crueldad no tenía límites. desistir de buscar a aquella maligna mujer,


cuando, de pronto, la mesita plegable donde

—Eres una malagradecida. Yo les abrí la puerta tenía las herramientas empezó a balancearse

de mi casa, te cuidé, incluso te alimenté con completamente como si alguien la estuviera

sopas cuya sustancia procedía de la carne de tu moviendo.

propio hijo. Carne pura y fresca.


Ante el asombro de todos, las herramientas

PÁGI N A #15 LA LOGIA OSCURA


fueron lanzadas al suelo por una mano invisible provocaba. Con la respiración cada vez más
y unas letras en negro se remarcaron en la su- agitada y las pulsaciones a punto de explotar,
perficie del pequeño mueble con la frase: lograron divisar el puente y el cruce. Se miraron
«Huyan, salven sus almas». con alegría, sobre todo al escuchar un ruido de
un camión a lo largo, pero al intentar cruzar el
Inmediatamente, todo el lugar fue envuelto por puente para salir de aquella propiedad una
una atmósfera perversa. Al ingresar a la casa barrera invisible se los impidió.
para recoger las cosas para irse, notaron que la
misma estaba diferente. Las escaleras pre- De repente una niebla muy densa se apoderó
sentaban huecos que antes no tenían de los del lugar y una luminosidad insólita surgió de
que emanaba una pestilencia insoportable. En lo más profundo del suelo. Los sonidos que
la cocina los alimentos estaban llenos de ex- habían estado escuchando a sus espaldas se
crementos de rata y en los cuartos las sábanas transformaron en voces que les resultaron fa-
se hallaban cubiertas de sangre. miliares, de personas y niños. No podían identi-
ficar si provenían de sus cabezas o de aquella
No podían creer lo que estaban presenciando. efímera luz que se hacía acompañar de otras.
Con las últimas fuerzas Janeth soltó un grito.
—El señor que nos advirtió tenía razón. ¡Esta Aquellas extrañas esferas de luz comenzaron a
vieja es una maldita bruja! —vociferó aquel arremolinarse para tomar formas. Las personas
hombre que no lograba salir del asombro. nacidas de aquella materia intangible no eran
otros que víctimas de la coleccionista de almas,
No había terminado de decir aquellas palabras, quienes les daban la bienvenida a los nuevos
cuando vieron a la mujer y a sus hijas en lo alto miembros, pues ya no pertenecían más al
de la escalera señalarlos con las manos mien- mundo de los vivos. Desde que ingresaron a
tras gritaban de manera tan estridente que a aquel lugar habían dejado de ser mortales y
Francisco se le heló la sangre. ahora eran prisioneros, como ellos.

—¡Todos afuera, rápido! —ordenó Janeth. Dos días después, aparecía de nuevo un anun-
—¿Y nuestras cosas? cio en el que Lorena arrendaba de nuevo aque-
—El alma no necesita nada, solo ser salvada — lla casa. Esta vez fueron dos hermanos quienes
decían unas sombras que emergieron de la se apersonaron para conocer el lugar. Luego
casa y de afuera. de constatar que todo está en orden, Saúl estu-
vo de acuerdo en firmar el contrato. Mientras lo
Mientras corrían, sentían que aquel lugar les hacía, su hermano Santiago miraba fijamente la
quitaba el aliento, además de una amalgama foto que estaba en un estante que se hallaba
de miedo y angustia. Entre más apresuraban el esquinero.
paso para salir de allí más les dolían los pies,
como si miles de alfileres se les incrustaran. A —Es muy hermosa, ¿verdad? Es mi hija Elena,
tan solo unos metros de donde creían que era pero ahorita no está aquí, se encuentra
la salida escucharon unos ruidos. Sonidos que realizando unas diligencias.
se oían cada vez más cerca; ellos no se atrevían —Cuando veníamos vimos por el puente a una
a mirar atrás para evitar descubrir qué los mujer como de cuarenta años.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 1 6


—Ah, sí, era ella. Al salir de la vivienda, tanto Lorena como
Romina se reunieron con Elena que las espera-
Por respeto a la señora, Santiago no hizo más ba a unos metros.
comentarios y tomó las maletas para instalarse
en su habitación. No entendía cómo aquella —No te preocupes, hija, la vitalidad de estos
chica hermosa que estaba en el portarretrato se jóvenes ayudará a que recuperes tu hermosa
había deteriorado tanto. En ese momento, una juventud.
Romina más rejuvenecida ingresaba a la casa
con una canasta de frutas para darles la bien- Luego desaparecieron entre la bruma.
venida a los nuevos inquilinos.

SUSSY CARBALLO
@sussychx

Más conocida como «La Cazadora». Nació en Heredia


en 1972. Sus estudios universitarios los realizó en la
Universidad Nacional, Universidad Florencio del
Castillo y Universidad de las Ciencias y el Arte donde
sacó la licenciatura. Es docente de primaria y
escritora. Entre sus retos están el rescate del patrimonio
oral, al recolectar historias de miedo y leyendas
urbanas, que contaban nuestros abuelitos, para el
disfrute de grandes y chicos.
Ha publicado, con la editorial Clubdelibros, «La Nueva
Orden y el Retorno de Zytrac», «La Cazadora de
Espantos», «Cazadora de Historias Paranormales» y
colaboró en la antología «Anábasis» junto con varios
escritores de Latinoamérica. Además, ha participado en
las revistas «Letras con sangre» de fantasía y «NIAN20»
de cuento pandémico. Ha realizado colaboraciones
para el fomento lector con entidades nacionales
(Ministerio de Educación Pública, Fundación Tejedores
de sueños) e internacionales (Pólo Biblioteca Souto de
Portugal, la Biblioteca Centro Cultural Nuevo Latir en
Colombia, con la Universidad Xochicalco y con la
Fa c u l t a d d e C i e n c i a s H u m a n a s d e l a UA B C
(Universidad Autónoma de Baja California).

PÁGI N A #17 LA LOGIA OSCURA


EN LA NOCHE MARIO D. CHACÓN

I cajado y pies ahumados por las veladoras que

E
les colocan las pocas devotas que aún se
S T OY recluido en un hospital
acuerdan de ellos. No, no lo soy. Un mártir es
psiquiátrico. Me han dicho que mi
aquel que asume con templanza los males que
mente ya no es capaz de distinguir la
se presentan desde fuera para atormentarle.
realidad de lo imaginario. ¡Ojalá fuera
Mis males no vinieron de fuera, ni los asumí con
cierto!
templanza.

Con los retazos de cordura que logro arañar —


No puedo culpar a nadie más que a mí mismo.
en medio de paredes de un celeste más bien
Nunca he sabido decir que no, ni encontrar el
desteñido y píldoras ámbar— he decidido es-
momento exacto para detenerme.
cribir estas líneas; serán mi testimonio para
cuando todo este sufrimiento, que otros llaman
Nunca.
existencia, haya cesado.

He saltado de obsesión en obsesión durante


No soy un mártir, de esos de semblante desen-
toda mi vida, como si mi alma naufragara y

PÁGI N A #19 LA LOGIA OSCURA


buscara desesperadamente cualquier basura hibidas, yo invertía incontables horas en cono-
otando en el océano para asirse y evitar su- cer hasta el último detalle de cualquier tema
cumbir. que se hubiera apropiado de mi mente en ese
momento: autos antiguos, bandas de rock,
Fui yo, fueron mis decisiones y un estúpido películas de culto, magia, cultos paganos,
juego lo que me trajo hasta acá. Hasta no re- ocultismo, lo que fuera.
conocerme en el espejo. Hasta sobresaltarme
cuando alguien me dirige la palabra. Y —el peor Ahora soy un adulto. Adulto responsable y fun-
de mis sufrimientos— hasta temer irracional- cional. O bueno, eso quería creer, pero estoy
mente la gura de mi esposa, a quien antes seguro de que mi situación actual me desdice.
amé con decisión. Mis ocupaciones diarias son múltiples —o
bueno, lo eran— y eso me deja —o bueno, deja-
¡Ah, mi esposa! Mi pobre esposa. ba. ¿Debería seguir corrigiéndome a mí mismo
acá? Supongo que no; se entiende lo que
Ella no esperaba nada de esto cuando nos quiero decir— me dejaba con muy poco tiempo
casamos hace algunos pocos años. Ya no viene para alimentar mi mente inquieta. Poco a poco
tan seguido por aquí y no la juzgo. No sé qué me fui olvidando de mis obsesiones.
haría yo de encontrarme en su lugar. Lo que sí Cualquiera habría pensado que estaba curado
sé es lo que pasa cuando ella entra con timidez de esa enfermedad. «Ya ha sentado cabeza»,
al salón de las visitas (que debe abandonar dirían.
rápidamente, con lágrimas en los ojos, porque
yo no soy capaz de reprimir un grito de horror). Pero ahora lo sé, mi mente obsesiva estaba
Y es que, por más que trate y quiera, cuando adormitada. Su aparente tregua no significaba,
sus ojos se fijan en los míos, ya no logro verla a en ninguna circunstancia, que mis obsesiones
ella; mi mente viaja tres meses atrás a la noche me hubieran dejado, sino que estaban es-
terrible que me hizo acabar en este sitio. perando el momento justo para volver con más
fuerza. Mi cerebro había sido su hogar y

II querrían retomarlo.

Y volvieron. De a poco, pero con resolución. Al


Ya he mencionado mis obsesiones. Supongo
final, fue precisamente mi más reciente ob-
que en mi infancia no se llamarían así y pare-
sesión la que me trajo directo hasta una
cerían algo «normal». A fin de cuentas, los
habitación con paredes acolchadas —es curioso,
niños en su aventura del autodescubrimiento
siempre pensé que esa era una licencia que se
van explorando diferentes aficiones. ¿O no? Lo
tomaban las películas de clase B para de-
que pasa es que en mí era como un hambre
mostrar la decadencia a la que podrían llegar
desbordada que necesitaba saciarse de
este tipo de lugares. Ahora, con tristeza, sé que
conocimiento sobre el tema particular que
no es así—. Lo que jamás imaginé fue que mi
anidaba en mi cerebro en ese momento.
camino a la locura arrancaría su último sprint en
Mi adolescencia —junto con la posibilidad de
mi propia casa.
navegar con más frecuencia por el internet— lo
dejó en claro. Mientras mis compañeros de
clase se compartían enlaces a páginas pro-

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 2 0


fl
fi
III que tenga al menos diez pisos. Presionas el
botón del cuarto piso, al llegar a él presionas el
del segundo. Una vez en el segundo piso pre-
Cada dos semanas mi esposa debe trabajar el
sionas el botón para el sexto piso, al llegar pre-
turno de noche. Ella administra una de las
sionas nuevamente el botón del segundo.
cafeterías más grandes e importantes dentro
Cuando llegas por segunda vez al segundo
del aeropuerto de nuestra ciudad. Atienden las
piso, presionas el botón para la décima planta y
24 horas del día, por lo que los trabajadores
al llegar allí presionas el botón para el quinto
rotan en tres grupos diarios.
piso. Acá las cosas se ponen interesantes. Al
llegar a la quinta planta, una mujer entrará en
Entonces, cada quince días, cuando regreso de
el ascensor, pero no debes ni hablarle ni mirar-
la oficina a eso de las seis de la tarde, me en-
la. Presionas el botón para el primer piso y si el
cuentro solo en casa. Al principio, el silencio y
ascensor, en lugar de bajar, empieza a subir,
la soledad me agobiaban. Repasé los catálogos
significa que tuviste éxito. El ascensor llegará
de los principales servicios de streaming sin en-
hasta el piso diez y se abrirán las puertas a otro
contrar apenas algo en lo que distraerme. Los
mundo. Para regresar al mundo normal debes
libros se seguían apilando en mi mesa de
realizar la misma combinación en el mismo
noche, a pesar de que no lograba avanzar más
ascensor, pero pocos han podido volver luego
allá de cuatro o cinco páginas en cada uno. Los
de jugar con éxito. Nadie sabe qué ha pasado
eventos televisivos de deportes perdieron todo


con estas personas.
interés para mí.

Aunque está

Y entonces,
Lo que jamás imaginé fue que mi claro que el

sucedió. Mi es- camino a la locura arrancaría su juego del as-


censor es una
posa estaba en último sprint en mi propia casa de las tantas
su trabajo,
creepy pastas
serían las ocho o
que pululan por el internet, me generó una
nueve de la noche. Yo saltaba entre las distintas
sensación de verosimilitud y lamenté no tener
publicaciones recientes en Reddit, mientras me
acceso a un edificio con diez pisos en ese mo-
preparaba alguna comida poco saludable para
mento.
una cena a destiempo. Cuatro palabras
captaron mi atención, haciendo eco en algún
Pero en realidad no fue eso lo que resonó en
oscuro recoveco de mi cerebro: «el juego del
mi mente, sino esa idea de que existen «rit-
ascensor».
uales» que abren puertas a eventos extraordi-
narios disfrazados de inocentes jueguecillos.
Dejé todo cuanto hacía y me fui directo a mi
¿Quién no ha escuchado, al menos alguna vez,
teléfono, rápidamente busqué en Google todo
aquello de decir tres veces Bloody Mary frente a
lo que debía saber al respecto.
un espejo en medio de la noche, con la única
iluminación que da una vela de cera?, ¿o el
El juego del ascensor es así: Ingresas solo a un
famoso juego de «Miguelito» o la tabla ouija?
ascensor en la primera planta de un edificio

PÁGI N A #21 LA LOGIA OSCURA


Una nueva obsesión se había apoderado de mi seguirlos con facilidad:
cerebro. En los siguientes días, invertí todo mi
tiempo libre en recorrer enrevesados sitios de 1. Al ser la medianoche debes apagar todas
internet para aprender todo lo que me fuera las luces de tu casa.
posible al respecto. 2. De inmediato, debes ir al cuarto de baño
y colocarte una venda que te imposibilite
La investigación fue exhaustiva y me llevó a por completo la visión.
saber sobre: Daruma-san, el hombre enca- 3. Luego, debes acostarte en la bañera
puchado, Hitori Kakurenbo, los tres reyes, el vacía.
hombre de la medianoche y muchos otros jue- 4. Entonces, lo único que debes hacer es
gos rituales que no vale la pena listar aquí. esperar hasta las tres de la mañana.
5. En ese momento, debes salir de la tina sin
Con todos estos nuevos conocimientos ron- quitarte la venda que tapa tus ojos y em-
dando en mi cabeza fue como llegué a la pezar a moverte por la casa contando los
noche en que sentí mi último momento de pasos.
completa lucidez. 6. Al contar sesenta y seis pasos debes girar
a la izquierda y caminar seis pasos más.

IV 7. Ahí puedes quitarte la venda de los ojos.

Y así lo hice. Luego de la espera más larga de


Era el último día del turno de noche de mi es-
mi vida, con una mezcla de anticipación y
posa. Eso me aseguraba tener la casa a mi dis-
adrenalina, salí de la bañera al escuchar la
posición, pues estaba decidido a probar por mí
alarma de mi teléfono sonando a mi derecha. A
mismo si había algo de verdad en todo lo que
tientas logré llegar hasta el aparato para acallar
había investigado.
el ruido que a esa hora de la madrugada
taladraba mis tímpanos. Sin pensarlo, lo colo-
Descarté, en primer lugar, los rituales más
qué en uno de mis bolsillos, mientras en mis
conocidos. Luego, los que mi criterio con-
pies sentía el frío contacto con el piso del cuar-
sideraba meras invenciones creadas por
to de baño.
seudoescritores en oscuros foros de la red. Por
último, también descarté los que —a pesar de
Conocer a la perfección el entorno en el que
que parecían tener un alto potencial de éxito—
me movía facilitó mucho el caminar con los
me resultaban imposibles de seguir por alguna
ojos vendados. Di pasos lentos y cortos, con-
limitación material.
tando cada uno de ellos, pero sin pensar en
una ruta determinada dentro de la casa. Al
Determiné que la mejor opción consistía en un
sumar sesenta y seis, giré hacia la izquierda sa-
juego sin nombre con unas reglas bastante
biendo que me dirigía hacia la sala; así que
sencillas que, según la descripción, te permite
caminé los seis pasos restantes.
ver una realidad alternativa. Lo conocí por un
podcast en el que, por cierto, también men-
Había llegado el momento: me quité la venda
cionaron el juego del ascensor. Los pasos me
de mis ojos y ahí, justo frente a mí, estaba mi
parecieron sencillos, incluso al punto de poder
esposa con las llaves en su mano derecha,

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 2 2


mientras la izquierda reposaba sobre el in- pantalla: «Llamada entrante», decía, seguido
terruptor de la luz del recibidor, ahora encen- del nombre del contacto «AMOR» y los
dida. Su rostro mostraba el desconcierto de botones rojo y verde para aceptar o declinar la
verme en medio de la sala de nuestra casa, llamada.
quitándome una venda de los ojos, descalzo y
tiritando de frío. Una sonrisa de burla llegó a —¿Aló? —contesté, demasiado confundido.
sus labios, como quien descubre a un niño pe- —Amor, la cafetería está llena porque recién
queño en medio de alguna travesura. llegó un vuelo muy importante. Tengo poco
personal y ando muy atareada, pero me acaban
—Amor —le dije sorprendido—, ¿qué haces aquí? de llamar porque el sistema de seguridad de-
¿No deberías estar en el café? tectó la apertura de todas las puertas en la
casa. ¿Está todo bien por allá?
Sus labios se empezaron a mover para formar
una respuesta, pero el teléfono empezó a tim- El teléfono resbaló de mis manos. Quise gritar,
brar en mi bolsillo. No era una hora regular pero no pude. Lo que antes era la figura de mi
para que alguien me llamara, así que le hice un esposa, se volvió una niebla gris oscura. En el
gesto a mi esposa para pedirle que esperara mismo instante me miró con unos ojos negros y
mientras tomaba la llamada. antiguos, colocó unas manos heladas sobre mi
pecho y susurró en mis oídos: «¡Bienvenido!»
Con mi mano izquierda saqué el móvil y miré la

MARIO D. CHACÓN
@queleemoshoy
San José, Costa Rica, 1987. Ingeniero en sistemas y
amante de los libros y la tecnología.
Su primer acercamiento a la publicación fue en el
año 2016 con un compendio de microrrelatos
llamado «A media luz».
Lee todo lo que puede pero no tanto como querría.
En su tiempo libre produce un podcast (y un boletín)
sobre libros, literatura y recomendaciones de lectura
que se llama «Qué leemos hoy?».

PÁGI N A #23 LA LOGIA OSCURA


LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA

LA NOCHE DE
LOS ESPANTOS
PABLO DELGADO
En una fría noche de luna llena, dos figuras caminan en
el monte, es el mismísimo Cadejos que está
acompañado por un duende, ambos se dirigen al
arroyo con un macabro plan para robarle los ríos a la
Llorona.

Este es el comienzo de una divertida y espelúznate


aventura llena de personajes de leyendas como la
Tulevieja, la Mano Peluda, el Padre sin Cabeza, el
Espantajo Azul, las brujas y muchos más, que recorren
los cafetales, caminos y montes asustando unos a otros
en una noche llena de espantos.

CAZADORA DE
HISTORIAS
PARANORMALES
SUSSY CARBALLO
Muchos me llaman la Cazadora, porque busco
historias de miedo que se quedaron en el pasado o
en el recuerdo para recuperarlas y traerlas de nuevo
al presente…

No tenía idea que me iba a encontrar, pero estaba


completamente segura de que aún quedan leyendas
y relatos impresionantes que esperaban ser
recuperados.

Aquí les presento algunos, para el disfrute de los


amantes del mundo paranormal, donde las historias
e s t á n l l e n a s d e s u c e s o s e x t ra o rd i n a r i o s e
inexplicables. Espero las disfruten tanto, como hice yo
al cazarlas.
Foto: Brebryans
EL EXORCISMO DE
HORTENSIA HARRISON
JONATHAN CÓRDOBA

L
OS primeros rayos del sol comenzaban el cigarro, te hubiera acompañado —dijo el
a opacar las luces de la ambulancia, padre Esteban, acercándose a la ventana del
cuyos paramédicos terminaban de vehículo y sacando un paquete de cigarros de
cerrar para marcharse. Un carro rojo, su bolsillo.
visiblemente deteriorado, se acercaba con
lentitud hacia la alejada casa de los Harrison, Esteban era el sacerdote de la iglesia católica
en Hone Creek, Limón, tratando de divisar a de Puerto Viejo desde hacía dos años. Sus
quien le había solicitado el servicio de trans- primeros pasos en la labor sacerdotal los había
porte. El chofer estacionó de modo que no es- dado en una pequeña parroquia de Cartago,
torbara a la ambulancia, que salía en ese mo- pero por algunas situaciones personales había
mento, y encendió un cigarro maltrecho, justo rodado por otras parroquias hasta que fue
cuando de la casa salía un hombre vestido de trasladado al Caribe. Era un hombre relativa-
negro. «Maldita sea» exclamó, y apagó el cigar- mente joven, no muy alto, conversón, charlatán
ro. más bien y algo buen mozo. Muy querido en la
zona por todos sus feligreses y respetado por
—Bendito seas, hijo, pero hiciste mal en apagar miembros de otras iglesias, con quienes com-

PÁGI N A #25 LA LOGIA OSCURA


partía, incluso, tardes de dominó. trastaban con su piel negra y manejaba un
buen humor. Él y Esteban tenían una relación
El padre encendió el cigarro y brindó otro al de amistad gracias a que ambos jugaban
chofer que sin pensarlo aceptó. dominó los miércoles por la tarde en Puerto
Viejo y, aunque Winston pertenecía a la iglesia

—¿Qué pasó con los Harrison, padre? —pregun- bautista de Hone Creek, compartían activi-

tó confiadamente. dades por ser líderes religiosos y comunales.

—¿Realmente quiere saberlo? —respondió


tirando una bocanada. —Para serle sincero padre, no —contestó el an-
ciano con voz entrecortada.

El hombre asintió con la cabeza. Salió del carro


y abrió la puerta trasera de su lado, haciendo Winston le comentó a Esteban que la semana
un ademán caballeroso para que el padre anterior Hortensia había llegado a casa com-
subiera y le narrara qué había sucedido en la portándose de forma extraña luego de verse
casa de los Harrison. Esteban entró al vehículo con unas amigas. Venía con la mirada diferente,
y se acomodó detrás del asiento del acom- como perdida, como si su cuerpo estuviese ahí
pañante, pues aún faltaba el padre Barahona, pero el resto de ella no. Parecía tener más
cura que vino de emergencia la noche anterior fuerza que antes, pues siempre le costaba subir
proveniente de San José, y que se había las tres gradas que llevaban a la entrada de la
quedado terminando de darle indicaciones al casa, ya que estaba sobre pilotes debido a las
señor Harrison. El padre abrió la ventana para constantes inundaciones en temporada llu-
que el humo saliera y comenzó a contar la his- viosa, pero ese día subió sin dificultad. Sin
toria de Hortensia Harrison y el demonio que la duda alguna, el hecho que más le extrañó fue
poseyó. Sabía que contar eso no estaba bien, que su esposa entrara silbando perfectamente
pero sintió que de esa forma podría sacarse el una vieja canción góspel que cantaban en la
estrés acumulado de los últimos días que pasó iglesia, siendo esto increíble, ya que Hortensia
luchando contra las fuerzas oscuras. nunca aprendió a silbar.

Siete días atrás, mientras se disponía a cenar —¿Eso es lo que te preocupa amigo mío?
luego de regresar de un retiro sacerdotal, Este- —No. Hay más, padre. Hay más.
ban recibió una llamada a su teléfono celular.
Era Winston Harrison, para pedirle oración por La mañana siguiente, cuando Winston des-
su esposa Hortensia, que estaba algo enferma. pertó, su esposa no estaba en la cama. No era
Sin embargo, el padre notó un dejo de nervio- usual que se levantara antes que él, ya que le
sismo en el tono del señor Harrison que le hizo costaba bajarse de la gran cama matrimonial.
entrar en sospecha. Hortensia era una mujer gruesa, de cara
amable y espíritu alegre, dada a bromear mu-
—Winston, ¿está todo bien? —preguntó. cho, aunque cuando se enojaba era mejor no
meterse en su camino. Vivía acomplejada

Winston era un hombre de sesenta y tantos porque desde niña padecía un problema en la

años, alto, delgado, sus cabellos blancos con- quijada que no le permitía silbar y, a pesar de

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 2 6



En ese momento, el padre supo
que el demonio estaba
presentándose formalmente ante
ungüento sospechando que fuera un
calambre. Luego se dirigió al baño para
lavarse las manos y, mientras se miraba
al espejo, escuchó como si algunas ra-
mas o varas de madera se rompieran.

él Regresó al cuarto tan rápido como


pudo para asegurarse que su esposa
estuviese bien, pero ya no estaba en la

que en ocasiones lo lograba vagamente, con el cama. Preocupado, comenzó a buscarla

paso de los años y la falta de algunas piezas en la casa sin resultados, hasta que nueva-

dentales mermó sus ganas de hacerlo. mente calaron en sus oídos las notas silbadas
de aquella canción. Se asomó por la ventana
de la cocina y ahí estaba Hortensia, en el patio,
Winston se quedó acostado esperando que
tendiendo ropa, pero, ante la mirada incré-
ella regresara, pero se levantó rápidamente
dula de Winston, caminaba como un avestruz,
cuando la escuchó silbar la misma canción
con las rodillas flexionándose al revés, movién-
fuera de la casa. Agitado, abrió rápido la puerta
dose tan extrañamente que le provocó vomitar
de la sala y se detuvo a observar una escena
en el piso de la cocina y supo, entonces, de
que le dejó perplejo: Hortensia estaba a la sali-
dónde provenía el crujido que había escucha-
da de la propiedad alimentando de su mano a
do en el baño.
un grupo de zopilotes, negros como el carbón,
cual si fueran palomas en un parque.
—¿Como un avest...con las…rodillas…pa’tras…
cómo putas? —preguntó confuso el conductor.
—¿Con qué los alimentaba? —dijo asqueado el
—Así como lo oís. Luego el señor Harrison dice
chofer.
que la acostó y al cabo de unos minutos sus
—Con una rata. Una gran rata —respondió Este-
piernas habían vuelto a su estado normal.
ban.

El comportamiento extraño de Hortensia no era


Ese hecho provocó que Winston comenzara a
constante, sino por momentos. De hecho,
pensar que lo que había regresado, después
luego de cada situación ella no recordaba nada
de aquella reunión de amigas, no era su es-
y se sentaba a llorar cuando Winston le
posa. Sin embargo, no se atrevió a preguntarle
describía lo que había sucedido. Esto causó
nada, esperando a que fuera algo momentáneo
que entrara en depresión y pasara en cama los
o una broma de mal gusto. Lastimosamente
siguientes dos días, sin situaciones extrañas de
para el señor Harrison no sería ni la una ni la
por medio, hasta que el tercer día sucedió de
otra, pues dos días después se llevaría la im-
nuevo.
presión de su vida.

—Ay padre, eso me suena a que se le metió el


Esa mañana, Hortensia comenzó a quejarse de
diablo.
un fuerte dolor en las rodillas y constantemente
—Eso mismo pensó el señor Harrison. Por eso
se retorcía por toda la cama. Su esposo le dio
me llamó —suspiró Esteban.
medicina para calmar el dolor y le aplicó un

PÁGI N A #27 LA LOGIA OSCURA


—Pero qué raro, porque la señora Harrison es la cama. El lecho era lo suficientemente alto
muy de Dios, siempre metida en cosas reli- para que ella estuviera metida ahí, pero no
giosas –dijo en tono intrigante. había manera de que hubiese podido entrar sin
—Probablemente fue atacada porque al demo- levantar la cama. ¿Pero acaso Winston no la
nio no le hacía gracia su nivel tan alto de reli- había palpado minutos antes? Temeroso, se
giosidad –explicó el padre, que ya encendía su puso en pie y pudo mirar un bulto bajo las co-
segundo cigarro. bijas que asemejaba la figura de su esposa,
pero, al quitarlas, encontró tres enormes zopi-
Hortensia Harrison dedicaba mucho de su lotes vivos pero adormecidos que, minutos
tiempo a labores religiosas en la iglesia al igual después, salieron revoloteando dejando un
que su esposo. Acostumbraba visitar enfermos, enorme desorden a su paso.
recogía víveres para los más necesitados, leía la
biblia a otros adultos mayores, etc. Quizá por Luego de haber sacado a Hortensia de debajo
ese motivo había sido invadida. Los demonios de la cama y ordenar el desastre que habían
sienten un placer bizarro cuando se dedican a dejado los zopilotes al salir, Winston llamó al
destruir las almas que buscan la gracia de Dios. padre Esteban a su teléfono personal, pero no
obtuvo respuesta. Llamó a la casa cural y ahí le
Luego del episodio en la cocina, Winston llevó dijeron que el padre se encontraba en San José
a su esposa a una clínica privada del centro de participando de un retiro para sacerdotes y que
Limón para chequear su salud. Todas sus prue- probablemente estaría de regreso hasta la
bas médicas fueron negativas, los exámenes de noche. Pasó toda la tarde intentando, sin frutos,
sangre revelaron que estaba todo bien. No comunicarse con él y no tuvo más remedio que
parecía tener ninguna enfermedad médica o esperar a que llegara.
psiquiátrica. Incluso, las placas que le tomaron
a sus rodillas no revelaron ningún daño más Por otra parte, Hortensia empeoró su estado.
allá del desgaste por la edad. Los Harrison Se mantenía en cama quejándose de dolores
volvieron a casa muy tarde esa noche y antes en el cuerpo, hablando incoherencias y con
de acostarse rezaron para ahuyentar cualquier temperatura. Winston tenía miedo de llamar a
espíritu maligno que les estuviese molestando. la ambulancia por miedo a que la llevaran a un
manicomio porque, muy en sus adentros, él
Cerca de las 3 de la mañana, Winston se des- sabía que su esposa no estaba enferma y que
pertó a causa de unas risas debajo de su cama. de alguna manera había sido poseída por un
Con nerviosismo, estiró su brazo para tantear a demonio. Lo único que atinó a hacer mientras
su mujer y asegurarse que estuviera a su lado, esperaba ponerse en contacto con el padre,
cosa que constató cuando la percibió bajo las fue ponerle paños con agua en la frente para
cobijas. Las risas continuaban como si estu- bajarle la fiebre y rezar, aunque esto último
vieran cometiendo alguna travesura, entonces evidentemente la molestaba.
Winston, armado de mucho valor, se levantó y
encendió la luz, se puso de rodillas y miró bajo —¿Y por qué el señor Harrison no acudió al pas-
la cama. Ahí estaba Hortensia, su esposa, de tor de su iglesia?
espaldas al suelo mirando hacia el colchón de —Hace muchos años el pastor Karym y la señora

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 2 8


Harrison estuvieron casados. Se separaron y llaves del carro y se marchó, no sin antes haber
Hortensia conoció a Winston —respondió Este- dejado la cena en el microondas.
ban, ante la mirada juzgadora del chofer.
La noche estaba serena y el camino, como
—No me mire así, no es ningún secreto –agregó pocas veces en Hone Creek, sin neblina, pero
el clérigo. unos 300 metros antes de llegar a casa de los
Harrison sucedió algo inexplicable: las esco-
Winston no era el tipo de hombre que ventila- billas del carro se activaron rociando agua en el
ba su vida familiar en el pueblo, a pesar de ser parabrisas y el claxon comenzó a sonar sin to-
muy conocido, le gustaba mantener muchas carlo, de forma intermitente al igual que las
cosas de puertas para dentro. Es por eso que luces internas y externas. Esteban bajó del ve-
los hechos acontecidos desde aquel día, trató hículo para desconectar la batería, pero al
de mantenerlos ocultos, incluso evitó que su levantar la tapa el motor alzó en llamas; rápi-
esposa fuera al servicio dominical aduciendo damente sacó el extintor y lo descargó para
que estaba algo enferma y por supuesto evitó evitar un accidente mayor. La espesa nube que
las visitas a su casa, de esta forma mantuvo en provocó el contenido del extintor y la débil luz
secreto la situación que estaban pasando sin del poste del alumbrado público se confabu-
siquiera levantar sospecha. laron para crear una escena tenebrosa, que
sólo se vio superada cuando, al irse disipando

Ya por la noche, luego de muchos intentos, la niebla, apareció en medio del camino un

Winston pudo comunicarse con el padre Este- zopilote gigantesco, con los ojos rojos como

ban y comentarle el calvario que llevaba, desde carbón encendido, levantando sus alas y lan-

días atrás, sufriendo con Hortensia. Habían zando un espeluznante graznido para luego

quedado de verse la mañana siguiente pues el desaparecer volando. En ese momento, el

largo viaje de San José a Limón había resultado padre supo que el demonio estaba presentán-

agotador, pero todo cambió cuando, del fondo dose formalmente ante él.

de la casa de los Harrison, Esteban pudo es-


cuchar una voz tosca, grosera, masculina, casi Esteban cayó de rodillas y comenzó a orar, pi-
eructando, gruñir: «¡DEJA EN PAZ A LA PERRA, diendo al Señor fuerzas para enfrentar al ene-
NO VENGAS A ESTA CASA MALDITO CURA!». migo que le esperaba, ya que muchas veces
Esa voz provenía de Hortensia Harrison y ape- había escuchado testimonios de sus colegas
nas lo hubo hecho, un olor fétido inundó la sacerdotes sobre la posesión demoniaca, pero
casa, como si alguien hubiese reventado un nunca había estado tan cerca de presenciar
animal con tres días de muerto, tan fuerte que una. De pronto, la oración se vio interrumpida
Winston no soportó y tuvo que salir de la casa cuando una mano se posó en su hombro, era
para terminar de hablar con el sacerdote, que Winston que, alertado por el claxon del carro,
ya se alistaba para salir de inmediato rumbo a había salido a auxiliar a su amigo. Juntos lo-
Hone Creek. El padre aún no se había cambia- graron mover el carro a un lado del camino y,
do de ropa, de modo que sólo tuvo que echar mientras lo hacían, Esteban observó morde-
en el carro algunas cosas que ocuparía para duras en el brazo del anciano que realmente le
atender la situación, buscó su abrigo, tomó las preocuparon, ya que mostraban una dentadura
completa y él sabía que a Hortensia le faltaban

PÁGI N A #29 LA LOGIA OSCURA


algunos dientes. En el trayecto a la casa, tar preparado metódicamente, venía agotado
Winston le contó a Esteban las cosas que de su viaje, pero quería comprobar personal-
habían sucedido en los días posteriores a aque- mente a qué se estaba enfrentando. Cuando ya
lla reunión de amigas y al consultarle sobre las estuvo listo, Winston se encaminó hacia el cuar-
marcas en su brazo le narró cómo, estando to, pero Esteban lo detuvo tomándolo por el
dormido una noche, sintió un fuerte dolor en su hombro y haciendo un gesto para que
brazo y cuando despertó, Hortensia, cuya boca guardara silencio. Algo parecía sospechoso: ya
se había transformado en un horrendo hocico no se escuchaba a Hortensia en el cuarto. Se
de animal, estaba mordiéndolo. mantuvieron quietos unos segundos, cuando
de pronto comenzaron a escuchar a Hortensia
Cuando ambos llegaron a la casa encontraron silbar la canción, pero el silbido no provenía
todo en completa oscuridad, no había fluido del cuarto. Lentamente, Winston alzó la vela lo
eléctrico. Winston encendió una vela y el padre más alto que pudo para iluminar el cielo raso
comenzó a prepararse para ver a Hortensia, de la casa, donde, inexplicablemente, estaba la
que se encontraba en el cuarto bufando y mujer como atraída por imán, desnuda y sil-
gruñendo. El padre Esteban no tenía formación bando. Esteban sacó el crucifijo y lo empuñó
alguna en el tema de los exorcismos, así que hacia ella proclamando la oración que
tendría que improvisar una de las oraciones recordaba y, al hacerlo, provocó que Hortensia
que conocía gracias a compañeros de otros cayera al piso quedando inconsciente unos
sacerdotes formados en este tema. minutos. El resto de la noche no hubo actividad
y ella durmió como si nada hubiese pasado.

—¿Tenía miedo padre? No sé, sólo de imaginar Esteban durmió en casa de los Harrison y se

ver a alguien flotar o que los crucifijos se marchó temprano luego de llamar una grúa

vuelquen me pone la piel de gallina —dijo el para llevarse el carro a un taller.

chofer frotándose los brazos.


—Flotar sí, lo de los crucifijos no, eso es un in- Los días posteriores, la casa de los Harrison
vento de los que adoran a satanás. La cruz in- permaneció en completa paz, salvo las oca-
vertida es el símbolo de San Pedro. Cuando iba siones en que Winston rezaba y Hortensia
a ser crucificado pidió que lo hicieran de mostraba cierto desagrado, que ni ella misma
cabeza porque no se sentía digno de morir podía explicar, sin embargo, el padre Esteban
como Jesús. Entonces, básicamente, cuando era consciente de la necesidad que tenían de
usan la cruz invertida, están portando un sím- liberar a Hortensia del demonio que la ator-
bolo católico muy importante. Las películas han mentaba. Por eso se vio en la obligación de
influido en esa falsa creencia —respondió el contactar al padre Barahona, ex compañero del
padre categóricamente. seminario mayor y uno de los pocos sacerdotes
en Centroamérica preparados para realizar

Poco a poco el padre terminó de alistarse y de exorcismos que, luego de vivir algunos años en

darle algunas recomendaciones a Winston en Italia, había decidido volver a Costa Rica, pero

caso de que tuviera que ayudarle. Esteban manteniendo de manera casi oculta su expe-

sabía que poco podría hacer esa noche por la riencia como exorcista.

esposa de su amigo ya que, además de no es-


Esteban y Winston acordaron verse, junto al

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 3 0


padre Barahona, el sábado de esa misma se- Cayendo la tarde arribaron a su destino; ba-
mana para realizar el exorcismo a la señora jaron del carro y aguardaron a que Winston
Harrison. Ambos sacerdotes conversaron sobre llevara el carro a la parte de atrás de la casa.
lo acontecido los días anteriores, tanto a Cuando el anciano regresó para entrar, encon-
Winston como al mismo Esteban, llegando a la tró a los curas inmóviles, con la mirada fija ha-
conclusión de que Hortensia, efectivamente, cia el alero frontal de la casa, donde siete zopi-
estaba bajo la influencia de un demonio. lotes montaban guardia con sus alas extendi-
das, cual gárgolas vivientes. Aquel espectáculo
—Pero, ¿Un exorcismo no lleva mucho trámite? – sólo significaba una cosa: el demonio estaba
preguntó el chofer. presumiendo su poder. Los tres hombres en-
—Sí, pero hay ocasiones en que hacemos ciertas traron lentamente a la casa mientras eran
cosas lejos de los ojos de nuestros superiores. acosados por la mirada del grupo de
Barahona es amigo de toda la vida y Winston carroñeros; una vez dentro, se instalaron y bus-
Harrison acudió a mí por ayuda. No puedo es- caron el cuarto de los Harrison.
perar a que el Obispo autorice un exorcismo
para ayudarlo —contestó mirando hacia la casa Armados con sus albas y estolas, un par de
de su amigo. biblias, crucifijos y agua bendita, llegaron a la
puerta del cuarto. Antes de entrar, Barahona
El sábado por la tarde llegó el padre Barahona sacó de su bolsillo un pequeño frasco con


a la casa ungüento, se
de untó un poco
Esteban, Esteban sacó el crucifijo y lo bajo la nariz y
donde más ade- le indicó a
lante serían
empuñó hacia ella proclamando Esteban que
recogidos por
la oración que recordaba lo hiciera
Winston debido también. El
a que el carro de su amigo seguía en el taller. vómito y las
Durante el camino, el señor Harrison le iba con- heces son muy comunes durante un exorcismo
tando a Barahona con lujo de detalles los terri- y muchas veces los oficiantes sucumben ante
bles días que habían vivido él y su esposa, esos olores. Barahona dio la indicación a Win-
tratando de hallar una respuesta sobre cómo ston de esperar afuera y estar listo por si le
había logrado sufrir una posesión. Cuando el necesitaban.
exorcista terminó de escucharle, le respondió
que muchas veces se da cuando se visitan lu- Al entrar al cuarto sintieron la presencia del
gares con presencias demoniacas o se hayan ente y, sin demora, persignaron. Hortensia
llevado a cabo rituales satánicos o actos de yacía en la cama cubierta por una sábana que
brujería. Winston inmediatamente reaccionó a levemente permitía notar la respiración en su
esas palabras, recordando que el lugar pecho. De pronto, se enderezó quedando al
donde se había reunido Hortensia con sus descubierto su rostro, que mostraba cierta des-
amigas solía ser un búnker de drogadictos, en figuración: sus pupilas estaban dilatadas, tenía
el cual muchas veces se encontraron signos de protuberancias en la cara y su dentadura era
prácticas de magia y satanismo. anormal. La mujer comenzó a abrir la boca muy

PÁGI N A #31 LA LOGIA OSCURA


despacio, dejando pronunciar con voz antihu- la vida personal de ambos padres, pues recita-
mana: «ELLA ES MÍA», provocando que el ba partes de sus vidas, especialmente malas
padre Barahona, con determinación, extendiera actuaciones y secretos terribles, como el hecho
su mano derecha ubicándola cerca de la frente de que el padre Esteban constantemente era
de la mujer y comenzara a exclamar una trasladado de parroquia en parroquia por
oración en latín. Esteban, sin perder tiempo, supuestas relaciones impropias con otras feli-
colocó un crucifijo en su pecho y, con cierta gresas. Al ver la incomodidad de ambos, el
dificultad, otro bajo su espalda. La mujer demonio comenzó a regodearse y reírse de
comenzó a retorcerse con una fuerza desco- forma espeluznante, a la vez que intentaba za-
munal, emanando rugidos y profiriendo todo farse de las ataduras que le habían aplicado,
tipo de blasfemias. Los ojos de los curas no da- tomándole poco tiempo para lograrlo.
ban crédito de cómo el cuerpo de Hortensia,
grande y obeso, se agitaba con tanta flexibili- Barahona sacó de su vestimenta una medalla
dad. El padre Barahona tomó el agua bendita y que exhibió frente a la endemoniada, pronun-
la esparció por todo el cuerpo de la mujer, lo- ciando con fuerza el nombre de San Benito jun-
grando calmarla unos segundos, pero el de- to con la frase Vade retro Satana, que de in-
monio no daba un momento de respiro y volvía mediato hizo entrar al demonio en un trance,
a patalear con más fuerza, vomitando y de- volviendo sus ojos en blanco y elevándose
fecándose, arqueando el cuerpo y lanzando unos 30 centímetros de la cama, para luego
improperios contra Dios y la Virgen, hasta que, hacerse aventada contra una de las paredes,
después de varias horas, lograron hacer que se quedando maltrecha en el piso. Winston,
calmara y pudieron atar sus extremidades a la asombrado de todo lo que estaba presencian-
cama. do, salió del cuarto para llamar una ambulan-
cia, mientras los padres intentaban subir a
Hone Creek es un pueblo caracterizado por la Hortensia a la cama y atarla de nuevo. Cuando
humedad, pero, en la casa de los Harrison, la lo hubieron logrado, la rociaron con agua ben-
temperatura era sumamente baja, tanto, que al dita y comenzaron a interrogarla para saber el
exhalar el aire se podía ver el aliento. Winston nombre del demonio. Saber cómo se llama un
había preparado algo de café, que les ayudaría demonio permite al exorcista tener poder so-
a entrar en calor y retomar fuerzas para lo que bre él y eso lo sabía aquello que habitaba en
se avecinaba. Hortensia, por eso comenzó a dar nombres fal-
sos, incluso nombres de familiares ya fallecidos
Rondando las tres de la mañana, el demonio de los sacerdotes, para tratar de amedrentarlos,
volvió a manifestarse. Comenzó a hablar en pero no con la misma fuerza de horas atrás.
creole, dialecto local, que Esteban manejaba Barahona, notando que el demonio estaba ce-
muy poco, si acaso algunos saludos, y que el diendo, buscó una hostia consagrada que traía
padre Barahona desconocía del todo, por tal consigo y le exigió que le diera su nombre, que
motivo decidieron llamar a Winston, que es- al cabo de casi una hora reveló: Stolas.
peraba tras la puerta. Mientras escuchaba a su
esposa hablar, simultáneamente iba traducien- Los sacerdotes, al escuchar el nombre del de-
do a los sacerdotes sus palabras, que los deja- monio, reconocieron que estaba debilitado y
ba boquiabiertos. El demonio parecía conocer por eso se dedicaron, de ahí en adelante, a

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 3 2


atormentarlo hasta que abandonara el cuerpo tuvieron —respondió el padre Esteban.
de Hortensia. Lo sometieron como a un niño
rebelde que no quiere ir a misa, orando y ro- La puerta de la casa de los Harrison se abrió
ciándole más agua bendita. El demonio su- lentamente, el padre Barahona se asomó para
plicaba para que lo dejaran en paz, pero se ne- decirle a Esteban que pronto saldría. Se había
gaba a abandonar el cuerpo que había poseí- quedado dándole a Winston algunas indica-
do. Le pidieron que se arrodillara y que abriera ciones y terminando de revisar que Hortensia
la boca para recibir la hostia consagrada, a lo hubiese sido liberada completamente. Cuando
que Stolas se resistía aun blasfemando y por fin salió, se subió al carro y echaron a an-
gruñendo, pero no pudiendo más, cedió. Tem- dar. Durante el viaje no hablaron del tema para
blando abrió la boca y consumió la comunión, que el chofer no se diera cuenta de lo sucedi-
pero, cuando Barahona iba a exigir su salida, do, aunque ya lo sabía todo. Casi llegando a
entró abruptamente el grupo de paramédicos Puerto Viejo, Esteban invitó a su amigo a de-
que Winston había llamado tiempo atrás. El sayunar a una pequeña pero acogedora soda,
cuerpo de Hortensia cayó de frente al piso, al fin y al cabo, tantas horas en un exorcismo les
acompañada de un terrible sonido cuando su había abierto el apetito. Se bajaron del carro y
nariz se quebró con el golpe. Los hombres de le dieron la bendición al chofer para luego diri-
la ambulancia rápidamente la levantaron, pero, girse a tomar algo de café. Cuando llegaron,
al encontrarse su cara empapada en sangre, no afuera del local, se encontraba la ambulancia
notaron el estado en el que estaba. El demonio que había acudido a casa de los Harrison. En la
pareció recobrar fuerzas mientras era aco- entrada se toparon paramédicos y sacerdotes;
modada en la cama y, en un último intento, los primeros habían terminado de desayunar e
Barahona exclamó sosteniendo la medalla de iban de salida, pues su turno había culminado
San Benito frente a Hortensia: «¡DÉJALA YA!», luego de atender la llamada de Winston, rápi-
haciendo que se retorciera nuevamente mien- damente se saludaron y despidieron, como
tras era sujetada por aquellos hombres, hasta satisfechos por el deber cumplido.
que de un momento a otro se calmó. De su
boca salió un sonido inexplicable, como si Tras darse la mano para seguir cada quien su
Hortensia estuviera eructando a aquel demo- camino, Barahona y Esteban ingresaron a la
nio. Entonces el padre Barahona puso el crucifi- soda, pero se les erizó la piel cuando es-
jo cerca de la boca de la mujer y ella lo besó, cucharon las notas de la canción, aquella que
cayendo desmayada de inmediato. Luego de Winston les contó que silbaba su esposa, sali-
casi 10 horas, el demonio había abandonado a das de la boca de uno de los paramédicos.
Hortensia Harrison.

—¡Ufff padre!¡Qué intenso estuvo todo eso! ¿Y


ahora qué? —preguntó el chofer, que no salía
del asombro.
—Luego de un exorcismo, la persona poseída
debe continuar una vida espiritual y de oración,
además de ser una buena persona. Muchos
demonios intentan regresar donde una vez es

PÁGI N A #33 LA LOGIA OSCURA


JONATHAN CÓRDOBA
@creepypasta_costarica

«Jönas», es un escritor costarricense del género terror. Su


carrera como escritor comenzó en 2019 cuando auto publicó
su libro «El Libro de Jonas» y a finales de ese año presentó
también «Relatos de Terror en Lugares Ordinarios». En 2020
salió a la luz «El Tercer Libro» y en 2021 su más reciente trabajo
«El Terror Nunca Estuvo Tan Cerca». Todas sus obras son
compilaciones de relatos que abarcan todos los subgéneros
del terror.
Jönas es un escritor independiente y se encarga de toda la
producción, promoción y distribución de sus libros. Pertenece
a un colectivo internacional de escritores llamado «Escritores
del Mundo» que agrupa autores de México, Argentina, Chile,
España, Venezuela y Costa Rica, donde ha participado en la
antología de terror «Relatos de año Muerto».
Actualmente se encuentra trabajando en un quinto libro que
saldrá al mercado en 2022.

LA LOGIA
EL TERROR NUNCA OSCURA
ESTUVO TAN CERCA PRESENTA

JONATHAN CÓRDOBA

El terror, la tragedia, el misterio, el suspenso y lo macabro


se reúnen en más de 150 relatos y microrrelatos ilustrados.

Historias que, sin temor a equivocarme, pueden ocurrir ahí


mismo donde está usted, porque el terror no distingue
lugar, ni hora, ni raza, ni sexo, ni religión, ni condición
económica. El terror sólo quiere alimentarse de su miedo.

Después de leer este libro, querido lector, usted no verá


con los mismos ojos a una muñeca, a una almohada, a un
malabarista o a una gata. Después de leer este libro usted
quedará advertido de que el terror nunca estuvo tan cerca.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 3 2


EL GRUÑIR
DE LOS CERDOS
EFRAÍN DELGADO C
Basado en la leyenda «El Rey de los Chanchos»,
de la tribu Brunca de Costa Rica. Recopilada por Henry Pittier.

—E
RES simplemente repulsi- de ser retratadas en su estado salvaje. Se podía
vo, ese maldito olor a hu- precisar que cada movimiento que realizó
mano me destroza, tan aquella gubia se hizo con un cuidado casi ce-
nauseabundo, tan de- lestial. La imponencia de aquel aposento se
sagradable. ¿Será que nunca dejan de sudar magnificaba gracias a unas extensas escaleras
estas asquerosas criaturas? talladas en mármol más fino. Un haz de luz que
penetraba por una hendidura ubicada en el
Eran algunas de las vociferaciones que emana- techo bañaba el trono, creando una imagen
ban desde lo alto de aquel altar de jade, en- podríamos decir que casi angelical.
chapado en oro. El trono, digno de aquel rey.
Aquellos elaborados detalles ensartados en la Aquel pequeño hombre sentado en lo más alto
piedra asemejan divinas criaturas que gozaban de la sala, vestía un traje blanco con adornos

PÁGI N A #35 LA LOGIA OSCURA


de un bello verde esmeralda. La escena que se caleras, se acomodaba el sombrero de copa,
vivía al final de aquella escalera sobrepasaba lo que se movía por cada resoplido que provenía
infrahumano. En la oscuridad se notaba la silue- desde aquella mezcla entre nariz y hocico tan
ta de lo que se podría describir como un hom- particular de aquel desfigurado rostro, uno que
bre. El costillar se resaltaba en aquella delgada se conformaba de una particular piel rosa, un
fibra de piel, la cual estaba perdiendo su colmillo siempre expuesto, imposible de ocul-
tonalidad morena de tanta ausencia de la luz tar aun para aquellos labios protuberantes.
del sol, volviéndose en un blanco grisáceo,
aunque apenas se podía apreciar su piel deba- —Pero usted, mi poco respetable señor, no se
jo de todo aquel excremento color marrón os- merece más que alojarse en esta sala de mis
curo que cubría todo su cuerpo y que en su aposentos. Esta sala donde mis pequeños
mayoría no procedía de su propio cuerpo. Los vienen a dejar sus mierdas. Mierdas como
pocos dientes que le quedaban se movían con usted.
cada exhalación que emanaba de su cuerpo,
apenas sujetos de sus encías, que combinaban Sus movimientos eran lentos debido a la mez-
una mezcla de pus y sangre ya oscurecida. Se cla extraña que daba aquel cuerpo redondo,
podía apreciar el desgaste que había dejado la con las pequeñas extremidades. Y muchos po-
soga en aquellas muñecas y tobillos destroza- drían pensar que es una descripción muy pare-
dos a tal grado de revelar llagas y tendones cida a la de un cerdo. Pero va más allá, aquella
expuestos. Sus ojos eran simples cuencas sin figura de elegante vestimenta brindaba una
alma que decoraban aquel esquelético rostro. Y impresión chocante y nauseabunda. No se le
aunque el Señor de aquel palacio tenía razón podía sostener la mirada por mucho tiempo.
en destacar el olor a sudor que salía del joven,
era evidente que no era la única peste que —Mira que he sido amable con los de tu raza.
emanaba desde la oscuridad, dado que la in- He permitido que salgan a cazar a los míos en
contable cantidad de cerdos que se movían en mis adorados dominios. Y son pocas las condi-
las sombras, llenaban con sus desechos todos ciones que les pido. Creo que no es nada difícil.
los rincones de aquella sala. Simplemente, que me pidan permiso y que no
dejen malheridos a mis hermosos hijos. Si ocu-
—¿Sabes? Mis hijos suelen ser muy limpios, pan comerlos, que los maten. Entiendo que no
aunque muchos no lo crean así. Ustedes, la ba- puedan controlar su primitivo instinto de comer
sura humana, me les han dado una pésima carne y lo respeto. Si hasta mis descendientes
reputación. Oh, mis pobres bebés que no son felices comiendo carne de vez en cuando.
tienen la culpa de su insolente soberbia. Pero lo que no puedo soportar es que un ser
tan despreciable y lamentable como usted
Aquel elegante caballero empezó a levantarse tenga la osadía, solo por ser pésimo con el arco
de su trono, con un movimiento lento, ayudado y la flecha, de dejarlos lastimados y malheridos
por su exuberante bastón de madero negro, a tantos de mis bebés. Solo tiene que matarlos,
que en la punta ostentaba una figura con la detesto que mis niños sufran.
cabeza de un tigre completamente fundida en
oro, que se adornaba con dos rubís como ojos. La conmoción que se dio por aquellas palabras
Mientras bajaba despacio las extensas es- entre los cerdos hizo que los chillidos ensorde-

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 3 6



He permitido que salgan a cazar
a los míos en mis adorados
dominios. Y son pocas las
condiciones que les pido
descomunal aquel pequeño ser le abrió
la boca con sus manos de tres dedos,
mientras que uno de sus súbditos
blandía la vara incandescente, para di-
rigir aquella punta afilada en dirección
hacia su lengua, cortando, para satisfac-
ción del Señor, tan despacio que se
cedores plagaran el lugar. Era tal el descontrol podía escuchar cómo sonaba el chillar de la
de aquella furia de cerdos, que se movían con carne quemándose, entremezclado con un gri-
un frenesí caótico, causando que muchos to de sufrimiento que parecía que nunca termi-
chocaran entre sí con fuertes embestidas. naría.

La suciedad del suelo se dispersaba por todos El joven aborigen solo pudo apreciar cómo,
lados debido a las pezuñas descontroladas que mientras su pedazo de lengua caía, una man-
pisoteaban repetidamente aquel cuerpo que cha de pequeños lechones se precipitó deses-
todavía tenía fuerzas para retorcerse del dolor. perada a devorar el trozo de carne, dándole a
Aunque sus gritos eran opacados por el ince- entender que lo mismo podrían hacer con el
sante chillar tormentoso de la piara que llegan resto de su cuerpo a una simple orden del em-
a derramar cantidades impresionantes de sali- perador de esas tierras. No bastó más expli-
va en su frenesí. cación para entender que sus palabras no eran
bien recibidas en aquel reino.
–¡Silencio!
El señor se encontraba justo al lado de aquella
Y en ese momento enmudeció el palacio a la figura que terminaba de moverse. El bravío de
voz de su señor. Con su cara encendida en su cara no se había apaciguado, al contrario, el
odio, llegó a la parte más baja de la escalera, bufar era casi incontrolable. Extendió uno de
mientras que los cerdos le abrían un camino sus brazos hacia el joven, agarrándolo del
hacia el joven. Se postraban inclinando sus codo, y lo levantó al igual que a un trapo sucio.
cabezas en son de respeto en un completo si- Acercó su cara contra la suya, podía sentir el
lencio. Mientras que el joven se retorcía del asqueroso resoplido, caliente y con olor a pu-
dolor que le había propinado tantos golpes de trefacción, como intentaba expresar alguna
aquellos enormes animales que podrían rondar única palabra a su oído, pero la rabia lo en-
mucho más de los cien kilos cada uno. mudeció. Por lo que, mientras sacaba su lengua
ennegrecida y húmeda, no se le ocurrió otra
Revolcándose en aquel suelo lleno de excre- idea que zarpar sus colmillos en su oreja, con
mento, el chico solo podía emitir quejidos. Él tal fuerza que la sangre se desprendía en gotas
sabía muy bien lo que representaba dirigirle la densas, mientras que el señor masticaba con
palabra al Señor. Lo vivió en el sufrimiento por sus muelas cual si fuera una hoja aquel pedazo
cada cicatriz plasmada en su cuerpo con de carne del chico. Así pasó durante un tiempo
aquella vara de metal hirviendo, justo como la mientras escurría la mezcla de sangre y saliva
primera que recibió. Una experiencia que nun- por el cuello del muchacho. Hasta que lo soltó
ca pudo olvidar, de cómo con una fuerza y, viéndolo al rostro, le escupió bañándole la

PÁGI N A #37 LA LOGIA OSCURA


frente. muy pequeño para aquellas grandes bestias,
pero apenas justo para su ya raquítico cuerpo.
—Estás rancio —le dijo, para después soltar una
fuerte carcajada, que fue aumentando de a Sin pensarlo mucho, se zambulló de lleno por
poco y era interrumpida intermitentemente por aquella tubería infestada de residuos de todo
el gruñido proveniente de lo que podríamos tipo, mientras que uno de los cerdos le logró
llamar como hocico. atrapar de un mordisco justo en uno de sus to-
billos. Con todas sus fuerzas lo pateó como
Todos los demás cerdos lo empezaron a acom- pudo en aquel hocico que borboteaba espuma
pañar con un sonido incesante. Lo que no sabía descontrolada y logró así liberarse y salir
el Señor en aquel goce banal es que, durante la deslizado por la cloaca.
embestida que se había generado anterior-
mente, muchas de las pezuñas afiladas de los Mientras tanto, el Señor se reponía de la impre-
cerdos habían cortado gran parte de la cuerda sión del inesperado golpe, a la vez que su eno-
que tenía prisionero al chico. jo llegaba a puntos inimaginables. Solo pudo
apreciar cómo varios de sus hijos yacían de-
Con un fuerte movimiento de las piedras, logró sangrándose en la habitación oscura del suelo
soltar sus piernas y, aprovechando el momento de piedra cortada. Con el odio de su corazón
de distracción, con un fuerte empujón el chico gritó con todas sus fuerzas:
le pegó un cabezazo al Señor, provocando que
se cayera de espalda de forma brusca. El joven –¡Dobón!
se apresuró a levantarse y buscar algo con qué
defenderse, y logró blandir con su mano una A lo que apareció un imponente tigre, con un
fática vara de metal que por suerte logró pelaje majestuoso, el cual era un claro con-
obtener a tiempo, dado a que pudo percatarse traste de aquella nauseabunda escena.
cómo los cerdos se abalanzaron sobre él con
sus afilados colmillos. Dobón estaba dedicado a vigilar la entrada de
aquel reino. Por lo que a la orden de su amo
Moviendo la vara de un lado hacia otro em- aparecía casi de forma mágica ante su presen-
pezó a cortar sin discreción a todo animal que cia. Apoyándose en el tigre y con la ayuda de
se le acercara. Uno a uno fueron cayendo varios su bastón, el Señor se reintegró con lentitud.
de los atacantes, pero a como caía alguno mal Los pequeños ojos de aquel ser, volvieron a ver
herido aparecían tres más para abalanzarse a su tigre y, sin cruzar una sola palabra, el felino
encima. Viendo que no tenía ninguna posibili- ya sabía qué tenía que hacer.
dad ante tal amenaza, el muchacho empezó a
correr desesperado. Podía escuchar como cien- Ensartando sus enormes garras en el piso, se
tos de animales insaciables lo perseguían, impulsó con gran fuerza y empezó a correr.
mientras que, de una forma un tanto descontro- Con cada paso de aquel enorme animal, las
lada movía su arma intentando hacer retroced- marcas de los zarpazos quedaban profundas
er a todos los atacantes que encontrara de dentro de la piedra.
frente, hasta un punto que en aquella terrible
oscuridad pudo percibir un drenaje, el cual era Y mientras que Dobón se dirigía veloz en per-

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 3 8


secución de su presa, el joven llegaba a zam- Entonces, al saber esta desventaja, no perdió
bullirse en un nauseabundo lago que le llegaba más tiempo y a cómo pudo se dirigió a máxima
hasta la cintura. velocidad hacia el arco. Después de un largo
caminar y ya llegando a los árboles de abeto
Cansado, empezó a apresurarse para intentar que se encontraban más alejados, a la distancia
salir, pero sus lentos movimientos no le per- pudo escuchar un sonido que le paralizó hasta
mitían avanzar a la velocidad que requería. Era la médula. Se dice que aquel sonido deja en-
un suampo lodoso, del cual emanaba el olor a tumecido a cualquiera, y que es así como
descomposición y, para él, también a muerte. A puede atrapar a sus víctimas, pero él nunca es-
como pudo llegó a la orilla, pero estando tan peró experimentarlo de primera mano. El rugi-
agotado solo pudo tumbarse, y se quedó ahí do de aquel tigre casi que congeló todo
por un momento, respirando, hasta que su movimiento de aquel prado, deteniendo hasta
mente le hizo entender que su vida estaba en la brisa. No era posible, tan cerca que se en-
juego. Debía encontrar por dónde lo habían contraba. El felino le lanzó una mirada furtiva y
traído a este lugar. se quedó quieto por un instante. El joven, per-
catándose de que se encontraba bastante ale-
Volvió a ver hacia atrás cómo se erguía majes- jado, solo pudo intuir que, sin importar
tuoso el palacio de mármol, con sus cúpulas cualquier dolor, debía correr con todo lo que
talladas y sus imponentes vitrales que daban a su cuerpo diera, por lo que, sin pensarlo más,
entender que se encontraba en otra dimensión se dirigió hacia la salida sin volver la mirada
completamente ajena a la de su humilde tribu hacia atrás.
en medio del bosque.
El tigre dio un fuerte salto y sin ningún daño
Frente a él, un vasto prado adornado con varios cayó desde una de las torres más altas del
abetos y árboles frutales, cuyos frutos de- palacio. El muchacho debía de llegar al portal
mostraban que habían sido seleccionados y antes de que lo alcanzara, por que el reino es-
cuidados con el mayor detalle para buscar la taba rodeado de unas piedras extremada-
perfección. mente altas, por las cuales no se podía escalar,
por lo que solo contaba con una oportunidad
A lo lejos pudo contemplar un tipo de arco en de escapar.
piedra que se escondía entre varios arbustos.
Su memoria le brindaba la certeza de que Dobón empezó a apresurar el paso, su instinto
había pasado por esa edificación antes, mien- salvaje se había liberado. Mientras que el joven
tras era arrastrado a ese infierno. corría con todo lo que podía, el tigre se acer-
caba a gran velocidad mostrando sus gigan-
Apenas apoyó un pie en tierra más firme, el tescos colmillos sedientos de su presa.
dolor insoportable le trajo el recuerdo de la
mordedura que recibió antes de caer por el Cada vez podía sentir cómo se aproximaba a
ducto y, aunque su cuerpo estuviese lleno de gran velocidad, pero estaba tan cerca de la
llagas y cicatrices, muchas de ellas todavía sin salida, y después del arco pudo divisar que
sanar, esta última estaba demasiado fresca, por unas rocas estaban inestables, por lo que tuvo
lo que le impedía poder correr. la idea de bloquear la entrada con estas. Pero

PÁGI N A #39 LA LOGIA OSCURA


el tigre se acercaba cada vez más. tener. Ustedes simplemente creen que están
por encima de todos los seres vivientes. Solo
El joven, que ya podía escuchar cómo el felino mira lo que le hizo a mis pobres niños. Mire
destrozaba con sus garras todo lo que estaba a qué desastre. Ellos no tienen la culpa de su
su paso, logró poner su mano en el arco de egocentrismo. Muchos murieron y otros están
aquella salida y sin pensarlo se abalanzó enci- malheridos, solo porque usted cree que su vida
ma de las piedras para intentar tapar la entrada vale más que la de ellos. Son una simple peste
y, mientras sentía la brisa del zarpazo rozar su para la naturaleza, usted y todos los de su es-
cara, podía ver cómo el tigre era bloqueado pecie. Pero es que no saben lo frágil que son
por una pila de rocas de todos los tamaños. en realidad. Y creo que se merece que se lo
demuestre.
El muchacho simplemente se desplomó en el
suelo. Podía sentir cómo su pesadilla se había Justo en ese momento uno de sus cerdos le
esfumado para convertirse en un mal recuerdo. puso en sus manos la vara ya preparada, calen-
Por fin podía descansar. Por fin podría volver tada directo al fuego. Y con un movimiento
con los suyos y esperar que esto quedase en el certero el Señor, realizó un corte justo en una
pasado. de las llagas en el abdomen del muchacho, la
sangre y el pus salieron disparados hacia el ros-
Volvió a ver hacia arriba y suspiró aliviado, de- tro del dueño de aquel reino, mientras el joven
cidió quedarse ahí tumbado, necesitaba des- se revolcaba de dolor.
cansar. Después de un breve momento, decidió
que no le iba a dar más largas al tema y se Sin darle mucho tiempo, el Señor llevó su mano
puso en pie. Fue justo cuando sintió la brisa en hacia la herida y con aquellos tres dedos largos
su rostro, que aquellos colmillos despiadados empezó a hurgar entre los órganos de chico,
se ensartaron en el esquelético brazo, moviendo sus dedos por todo el interior hasta
destrozando cada fibra de músculo y tendones que encontró el intestino, sacó una pequeña
que encontraban a su paso. El joven no se per- parte y con él mismo filo de la vara lo cortó.
cató de una sección que las piedras no termi- Podía ver cómo el muchacho se ponía verde, a
naron de bloquear, error que Dobón no iba a punto de descomponerse.
desaprovechar. Y aunque el tigre deseaba de-
vorarlo en ese lugar, tenía instrucciones de su Mientras que con una mano cauterizaba las
amo de llevárselo, por lo que, prensando su heridas, con la otra se llevaba el pedazo de
brazo con su mandíbula, lo llevó arrastrado de órgano a su boca y empezó a masticarlo, lo sa-
vuelta al palacio en presencia del Señor. boreaba como si fuese un platillo gourmet, lo
movía de un lado para el otro pasándolo por
Cuando se encontraba justamente al frente de toda su lengua negra. Hasta que por fin se lo
su amo, el tigre soltó al mal herido hombre casi tragó.
como escupiéndolo.
—Sabes, no está mal. No es de mi gusto per-
—Cómo es posible que creyó que podía es- sonal, pero estoy seguro a quien le puede gus-
capar un humano asqueroso. Es que me sor- tar.
prende la ingenuidad que pueden llegar a

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 4 0


Y con todas sus fuerzas usó el bastón y le dio cacería, espero que nos permitas sustentarme a
un golpe seco en toda la cara. Todo se puso mí y a mi familia.
negro.
A continuación, el joven pudo reconocer el
El joven se fue despertando de a poco, sentía sonido de la flecha que atravesó aquel disfraz
mucho dolor. Por más que intentó abrir los ojos que le habían hecho con los restos de cerdos a
no pudo ver nada, tenía cubierta la cara con los que él había dado muerte en el reino del
algo carnoso. En efecto podía sentir que toda Señor de los Cerdos. Aunque esta solo lo hirió,
su piel se encontraba rodeada de carne y se le hizo pensar el pacto que tienen las tribus, no
encontraba en una posición muy extraña. Fue puedes dejar un cerdo mal herido, debes de
entonces que a lo lejos escuchó de parte de sacrificarlo. Fue entonces cuando escuchó el
uno de sus amigos: arco estirarse para preparar una segunda
flecha.
—Señor de los Cerdos, te agradezco esta

EFRAÍN DELGADO
@efraindelgadoc
Ingeniero Mecánico especialista en vapor.
Nació en 1984. Escritor costarricense de géneros
como ciencia ficción, fantasía, pero su especialidad
es el terror grotesco y de análisis psicológico.
Participó en la antología «Crónica de lo oculto» con
su cuento «Ososcaballo». Coautor de los libros
«Horror, Angustia y Locura» y «Del Horror y Otros
Demonios». Cocreador del libro «Bucaneros de la
Costa», donde también participa con uno de sus
cuentos. Autor del cuento «El paciente 0723» para un
audio-relato del podcast «Qué leemos hoy?» del
escritor Mario Chacón.

PÁGI N A #41 LA LOGIA OSCURA


LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA

LA CAZADORA
DE ESPANTOS
SUSSY CARBALLO
Este libro está dedicado a recuperar nuestro patrimonio
oral, recolectando leyendas que para muchos producen
miedo y son espeluznantes.

Estas historias se transmitían de generación en


generación de forma oral por nuestros adultos mayores,
en especial por nuestros abuelos. Algunas de ellas,
alrededor de fogatas; otras sentados bajo una hermosa
noche despejada donde se podían admirar las estrellas.

Esas tertulias eran maravillosas, mantenían unida a la


familia, que aprovechaba esos espacios para compartir
ratos amenos. Así que aquí encontrarás algunas de esas
historias, que espero disfrutes, aunque te espanten.

SE ABRE EL
TELÓN
WENDY BOLAÑOS
Variedad de historias llenan las páginas de este libro, el
suspenso, la ficción y el erotismo están presentes, no
obstante, nos podemos topar con algo de fantasía,
terror y hasta costumbrismo.

Cuentos que suceden en pueblos costarricenses, así


como otros que podrían ocurrir en cualquier lugar del
mundo, o fuera de él, personajes ficticios, misteriosos,
alocados y algunos cotidianos que podríamos ser usted
o yo.

Si quiere vivir un sube y baja de emociones, pasar de la


muerte al amor, de la nostalgia a la expectación y
disfrutar de la magia de las figuras literarias, viajar a
través de esta alfombra de papel será una buena
opción.
SALIÓ
DE MI VIENTRE
PABLO DELGADO

E
STAR embarazada era lo más como una tonta, yo era la que normalmente
maravilloso que me había pasado en adivinaba cuál conocida estaba en espera y
la vida. Desde que era una niña, ahora que me pasaba a mí, ni siquiera había
soñaba con convertirme en madre. sospechado.
Recuerdo que me metía las muñecas debajo de
la blusa y jugaba a estar embarazada, algo que Apenas salí del trabajo, fui directamente a la
disgustaba mucho a mi madre, ya que estiraba farmacia y compré tres pruebas diferentes,
la ropa. A todas mis hijas (como les llamaba mi quería estar completamente segura.
madre a mis muñecas) les ponía nombre y las
arropaba antes de irme a dormir. El camino a casa se me hizo eterno esperando
a que avanzara el tránsito. Casi me arrepentí de
Al principio ni me lo imaginaba, pensé que es- no haber pedido el baño de la farmacia para
taba enferma, solo llevaba una semana de re- hacerme las pruebas allí mismo, pero no de-
traso y era normal, ya que mi periodo era muy seaba lucir como una desesperada. Además,
impreciso. Fue una amiga de la oficina la que quería que Mario estuviera a mi lado.
me sugirió que me realizara la prueba. Me sentí Llevábamos un año y medio de casados y, a

PÁGI N A #43 LA LOGIA OSCURA


pesar de que habíamos decidido esperar hasta los platos, me atacó de pronto un fuerte dolor
los dos años para intentar tener un hijo, sabía en el vientre. Ya me lo habían advertido, pero
que la noticia le alegraría mucho. no esperaba que fuera tan intenso y que no me
dejara ni hablar. Duró tan solo unos segundos,
Al llegar a mi hogar, Mario estaba allí, esperán- a pesar de que en mi mente sentí que tardó
dome con una taza de café. Esa es una de las horas. Al detenerse, llamé a Mario, con una
ventajas de que tu marido trabaje desde casa. mezcla de susto y felicidad. Apenas él se
asomó por la puerta, empezó el dolor nueva-
Cuando tuve las tres confirmaciones en mis mente. Era tan intenso que apreté mis manos
manos, no lo podía creer. Pensé en darle la con tanta fuerza que las uñas se marcaron en
sorpresa a mi esposo metiendo una de las mi piel. Al acabar, me di cuenta de que mi
pruebas en una caja de regalo, pero al salir del marido estaba llamando por teléfono. Traté de
baño no pude aguantar más y le dije de una levantarme y otra vez llegó el dolor. Sin poder
vez. evitarlo, me caí de un costado al suelo. Con la
ayuda de Mario, me incorporé, como pude me
— ¡Estamos embarazados! alisté y me monté en el carro. Estaba en la se-
mana treinta y ocho, por lo que era posible que
Se me quedó mirando desconcertado, sin el bebé estuviera en camino. Me recosté en los
comprender lo que le estaba diciendo, hasta asientos traseros del auto porque los dolores
que comenzó a saltar de alegría con una gran se hacían cada vez más fuertes, en ocasiones
sonrisa. era como punzantes y en otras con un ardor.
Sentía que en cualquier momento estallaría mi
Los primeros meses me parecieron extraños, vientre.
siempre había imaginado que sentiría algo es-
pecial, pero todo era igual excepto por las El camino al hospital fue complicado, ya que
náuseas y el saber que el bebé estaba allí. Todo había mucho tránsito. Mario trataba de hacer lo
cambió en el momento que comenzó a crecer posible, pitando y gritando a todos, aun así, era
mi vientre, mi cadera se ensanchó, me dolían difícil que avanzáramos. Trataba de resistir
los pies y estaba muy sensible. Por suerte tenía mientras me retorcía de dolor. Cada cierto
a Mario, que me trataba como si fuera una tiempo, él me volvía a ver y afirmaba que todo
reina; complaciendo todos mis antojos, dán- saldría bien. Algo por dentro me decía que es-
dome masajes en los pies y besos a mi vientre. taba equivocado, que algo estaba mal.

Al ir a la cita médica, sufrí una decepción, pues Estaba muy asustada no quería que nada malo
el doctor nos indicó que tendríamos un varón. le pasara a mi hijo, aunque también quería que
Siempre había deseado que mi primer hijo todo terminara. Al llegar al hospital, tenía seis
fuera una niña, para ponerle hermosos vestidi- centímetros de dilatación. La doctora me dijo
tos y hacerle mil peinados. Al final si era hom- que teníamos que esperar a que llegara a diez.
bre no importaba, era mi hijo. Una enfermera me recomendó que caminara
para que dilatara más rápido, pero no me sen-
Una noche que me encontraba recostada en el tía en condiciones para hacerlo.
sofá viendo la televisión mientras Mario lavaba

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 4 4


Me acostaron en una camilla y, por medio de me pareció interminable y que me hizo sentir
una intravenosa, me colocaron suero. La docto- que me estaba muriendo, mi hijo nació.
ra se asomaba cada hora para revisar mi esta-
do, pero siempre me indicaba que aún no. Me Estuve a punto de desmayarme, por fin todo
quedaba mirando el reloj de la pared, re- había pasado, me llené de una gran paz. Me
sistiendo el dolor, esperando que el tiempo quedé por un instante acostada tratando de
corriera más rápido para que volviera a revisar pensar en nada, aún sentía dolor, pero era in-
y que por fin fuera mi turno. Después de once significante comparado con lo que acababa de
agonizantes horas había dilatado lo suficiente vivir.
para que me llevara a la sala de partos.
Estaba a punto de quedarme dormida y en se
Estaba tan inmersa en mi dolor que ni siquiera instante sentí que algo faltaba, tenía los ojos
me di cuenta del momento en que se me cerrados aun así estaba atenta a todos los
rompió la fuente. Acostada, solo podía ver una sonidos a mi alrededor. Escuchaba a la doctora
fuerte luz y a la enfermera que corría de un que me estaba cosiendo, el zumbido de las
lado a otro preparándolo todo. Me sentía máquinas y a la enfermera que estaba traba-
mareada por el dolor y el olor a desinfección. jando, pero no estaba el llanto de mi hijo.
Estaba agotada, no había podido dormir ni ¿Acaso había pasado algo que no querían de-
comer nada, sentía que no me quedaban cirme? Busqué la mano de mi esposo, pero no
fuerzas para terminar. Mario estaba a mi lado estaba. Abrí los ojos muy angustiada y pregun-
sosteniéndome la mano y aguantando cada vez té por mi hijo.
que se la apretaba por las contracciones.
—No te preocupes, amor, aquí lo tengo y es
—Mamita, sé que está cansada, pero necesito hermoso —respondió mi marido que estaba de
que haga el último esfuerzo. Su bebé está casi espalda a mí—. Se parece tanto a ti —dijo, soste-
afuera —me dijo la doctora, que me miraba por niendo un bulto en sus manos.
encima de mi entrepierna.
Ansiaba verlo, contar cada uno de sus pe-
Solo quería que todo aquello terminara, ya sea queños deditos, ver si tenía todas sus uñas,
que diera a luz o que me muriera. Nuevamente, sostener su cabeza y oler su pelo, descubrir
un fuerte dolor, más intenso de lo que había que cosas tenía de mi familia, sentir el calor de
sentido antes, me invadió. Grité a todo pulmón, su piel en mi pecho, darme cuenta de que no le
mientras empujaba con las pocas fuerzas que faltaba nada y de que era perfecto tal y como
me quedaban. lo había soñado.

—Aquí viene —dijo una voz que no pude re- Al voltearse Mario, no podía creer lo que esta-
conocer ni me importó. ba viendo, era algo tan irreal que por un mo-
mento no tuve conciencia de lo que estaba
El bebé quería salir y me estaba desgarrando frente a mí. Mi marido tenía una cara de felici-
desde adentro para poder hacerlo. La presión dad y orgullo. Entre sus brazos, envuelto en una
se acumulaba cada vez más y estaba punto de sábana blanca, traía a esa cosa. Era del tamaño
estallar. Después de ese último gran dolor que de un gato adulto. Movía sus largas y delgadas

PÁGI N A #45 LA LOGIA OSCURA


que lo miraba con ternura. Sus delgadas

antenas rozando las mejillas de mi marido,

patas se movían sin cesar. Al darme en cuen-


ta de lo que estaba viendo, retrocedí
horrorizada casi cayéndome de la camilla.
El bebé quería salir y me estaba
desgarrando desde adentro para
poder hacerlo

Todo empeoró al llevarme a casa con esa cosa.


Para no verlo, me quedaba encerrada en mi
—¿Qué pasa, amor? ¡Es nuestro hijo! —dijo él,
habitación, con la excusa de que estaba muy
mientras me acercaba esa cosa. Las tenazas de
cansada. Mi madre y mi suegra se turnaban
sus mandíbulas se dirigían a mis pechos, como
para bañarlo con agua tibia, mudarlo con la
si quisiera que lo alimentara.
ropita que me habían regalado para mi hijo,
prepararle el biberón, sacarlo para que reci-
Le grité que lo alejara de mí y me protegía con
biera el sol y jugar con aquella cosa como si
mis manos. La enfermera tomó a esa cosa y se
fuera lo más normal del mundo. Yo les trataba
la llevó. Por su parte, la doctora le indicó a
de explicar lo repulsivo que era para mí ver
Mario que saliera de la sala de partos, ex-
cómo cuidaban a ese ser, pero ellas no me
plicándole que yo necesitaba descansar. Me
comprendían, nadie parecía hacerlo. Me mira-
quedé acostada llorando del susto hasta que
ban con rencor, como que si yo fuera el
me dormí. Estaba tan agotada que no me di
monstruo por no amar lo que había salido de
cuenta en qué momento me pasaron a la sala
mi vientre. Para ellas no era digna de llamarme
de maternidad.
mujer, lo veía en sus miradas. Hasta Mario me
trataba diferente, apartándose más cada día. Le
Al despertar, estaba en un cuarto con varias
dije que aquello no era nuestro hijo sino un
camas separadas por cortinas, algunas estaban
insecto gigante, pero él me tomaba por loca.
vacías y otras con mujeres esperando dar a luz.
Yo no era la loca, ellos lo eran.
A solo unos cuantos centímetros de mí, en una
pequeña cuna, estaba aquella cosa que se re-
De noche, no lograba dormir. Podía oír como
torcía y hacía un desagradable ruido. Grité y las
eso dejaba la cuna para trepar por las paredes
mujeres que estaban cerca de mí me miraron
hasta el techo de la casa. En varias ocasiones,
asustadas.
estaba segura de haber visto sus grandes ojos
amarillos asomarse por la puerta. Sabía que
Dos enfermeras llegaron corriendo preguntan-
estaba esperando encontrarme dormida para
do qué me pasaba. Les pedí que alejaran esa
así alimentarse de mis pechos o regresar por
cosa de mí. Me miraron extrañadas y, con una
donde había salido. Eso era lo que más de-
naturalidad que me sorprendió, una de ellas lo
testaba de todo, pensar que eso había salido
alzó con cuidado de la cuna y lo cargó en sus
de mí o, por lo menos, eso era lo que todos
brazos como si fuera un bebé. No podía creer-
trataban de hacerme pensar.
lo, ¿era acaso que no podían ver el repulsivo
ser que llevaba? No era solo ellas, eran todos.
Dos semanas después de haber regresado a mi
Hasta a mi madre le parecía hermoso. Era como
casa, trajeron a un doctor. Él me dijo que no
estar atrapada en una pesadilla o en un cuento
aceptaba al niño porque yo tenía una depre-
de Kafka.
sión, así que me recetó algunos medicamentos.
Traté de seguirle el juego, tal vez tenía razón,

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 4 6


todo estaba en mi cabeza y, si me tomaba mi principio, chilló como si estuviera gritando,
medicina, podría salir de esta pesadilla. Por después del tercer golpe se calló. No lo negaré,
algunos días, mi madre se llevó aquello para disfruté cada golpe. Descargué toda mi rabia y
que pudiera descansar, esos días tuve mucha no paré hasta que todo se convirtió en una
paz. . masa. Enterré los restos y me marché.

Cuando regresó, me di cuenta de que no po- Ahora vivo en las calles comiendo de la basura
dría escapar de ese infierno y las cosas empeo- y vistiendo harapos. No puedo volver, ellos no
raron. Percibía un hedor como el que sale al entenderán lo que hice, si me encuentran segu-
aplastar a una cucaracha, emanaba de él e in- ramente me encerrarán. Prefiero esta vida a
vadía toda la casa. Además, empezó a producir tener que estar en su mentira de criar esa cosa
un espantoso zumbido que hacía que me tem- como si fuera mi hijo o hasta que él me termi-
blaran los huesos. nara matando. Por un tiempo estuve tranquila,
hasta que descubrí que lo que había matado
No podía resistir más esto, así que una noche, no era el único, había más como él. Los veía en
mientras Mario dormía, envolví a aquella cosa las calles y los parques, siendo cargados por
con una manta como si fuera una bolsa y salí de mujeres que sí habían aceptado esa mentira.
la casa. Me dirigí a un lote baldío, tomé una Eso me atormenta, no puedo tener paz, no has-
piedra y lo comencé a golpear en el tórax, has- ta que haya matado a todos esos asquerosos
ta que salió de él un viscoso líquido negro. Al bichos.

PABLO DELGADO
@escritorpablodelgado
Alajuela, Costa Rica, 1983. Licenciado en Ingeniería
Industrial y narrador oral. En 2012 publica su libro «La
noche de los espantos». En diciembre de ese año gana
el tercer lugar en el Certamen Nacional de Cuento José
León Sánchez, organizado por Culturacr.net. En 2013
gana una mención honorífica en el concurso Leer es
Pura Vida. También publica los libros, «Lo que me
contó el sombrero», «Horror, angustia y locura» y «Los
Espantos». Ha participado en varias antologías como:
«Penumbras», «Galatea», «Cyberpunk 506», «Crónicas
de lo oculto», «Teman a los vivos», «Bucaneros de la
costa» y «La Risa sana» de la editorial Clubdelibros.
Fuera de Costa Rica, sus cuentos han sido publicados
en la revista chilena «Ominous Tales», en los libros
«Chile del Terror III: Mare Monstrum» y «El foso:
historias desde el abismo» de la editorial chilena
Austrobórea Editores, y el libro «Peces con alas», del
sello argentino Ediciones Croupier.

PÁGI N A #47 LA LOGIA OSCURA


LA CRIATURA
DEL FLEGETONTE
J.P. HERNÁNDEZ

A
menudo la gente se pregunta recordado porque traje justicia a un desdicha-
sobre el significado de la vida, el do, porque traduje a «vivo» lo que me relata-
famoso «¿para qué estamos ban en «muerto», porque hice florecer la her-
aquí?» o «¿cuál es el propósito mosa flor de la verdad en medio del inhóspito
de nuestra existencia?». A través de los años he desierto de la mentira, porque propalé luz en
visto dos vertientes: la primera es aquella una ciudad que se regocija en la oscuridad
gente gris que no tiene idea o, al menos en al- como una piara de cerdos en una pocilga. Los
gún lapso, tuvo cierta revelación o iluminación crímenes que se me asignaron para resolver,
del porqué de sus días; y la segunda pertenece desde el primero hasta el penúltimo, fueron
a las personas que siempre supieron el objetivo para mí el motor que me impulsaba a seguir
que deseaban alcanzar con cada respiración, cerrando casos como un lector empedernido
dichas auras resplandecen. Yo, desde muy que concluye los libros que colecciona.
joven, pertenezco a este grupo.
Sin embargo, el último de ellos marcó el debili-
Con cada agenda que acabo, estoy más cerca tamiento en la creencia de mi destino autoim-
de conseguir mi meta: que mi nombre sea puesto, al punto que ya no encuentro razones

PÁGI N A #49 LA LOGIA OSCURA


por las cuales continuar viviendo después de Caminé hacia la margen oeste, el fricandol se
esta carta, la cual no deseo en ninguna manera colaba entre la arboleda de las montañas que
que sea tomada como la que deja el intrépido conforman esta curiosa ciudad. Ella fue erigida
suicida antes de su cobarde acto. Sino como el en las orillas del río V., que no son ni más ni
receptáculo foliar donde deposito la moti- menos que el dobladillo de las largas faldas de
vación de mis días que ya no está en mí, convir- la serranía en el corazón de este país. Llegué
tiéndome, al terminarla, en feligrés de la aquí por casualidad y me enamoré de estas
primera vertiente. curvas después de recorrerlas de principio a fin
un par de veces. Me enteré de que había un
El señor A. me telefoneó, no se hizo esperar; puesto disponible como investigador para-
me contactó al celular —renunció hace mucho a normal y apliqué. La señora J., requiescat in pace,
llamarme al teléfono fijo, pues con costos per- me entrevistó y me contrató de inmediato.
nocto en casa—. De hecho, me encontraba en el Siempre preferí los trabajos en solitario, sin
tercer puente que encadena los dos arcenes de embargo, hubo un par donde tuve que echar
esta sinuosa ciudad como una espiral pegajosa mano de las finas observaciones de D. y de la
mantiene unidos los radios de una intrincada opinión crítica de E., a cuya residencia ruaba
telaraña. Instantes previos a que el móvil desasosegado.
repicara, un tenso escalofrío me tundió la nuca
tan fuerte que tuve que bajar la cabeza y cerrar —Sabés que la bibliomancia no me gusta, pero
los ojos, me vi forzado a dejar de admirar la no puedo negar que W. ha acertado en varias
luna llena que estaba a punto de ser cubierta ocasiones y, esta vez, desearía que estuviera
por un nubarrón gris. equivocada, K.

—Aló —contesté seco, tajante, quería hacerle Dijo el señor A. aún más nervioso después de
entender que me incordió lo importuno de la que le contestara la segunda llamada que me
llamada. hacía esa noche. Cuando algo lo perturbaba, su
—¿Lo sentiste? —el señor A. ignoró mi molestia, voz se volvía fregonamente aguda. Solo en dos
siempre lo hace. ocasiones previas lo oí así, cuando falleció la
—¿Qué creés? señora J., su mujer, y cuando el colega H. estu-
—Siempre lo hacés, en especial con estos así — vo a punto de ser asesinado por un ente que
aunque trataba de disimular la tensión en sus apenas pudimos devolver al báratro. Este era el
cuerdas vocales, se oía nervioso—, sin embargo, magnetismo que me mantenía adherido a esta
no logré percibir el origen, ¿vos? ciudad: al estar aislada de la mundana civi-
—Tampoco —respondí inquieto—, pero creo que lización, la magia nemorosa brotaba como los
estoy cerca, un escalofrío como este no surge tulipanes en los jardines de Estambul.
por cualquier cosa.
—Rondá la zona, hablaré con W. para ver si ella —Mi corazonada me ha guiado al departamento
distingue dónde está la escena del crimen. de E. —le interrumpí.
—Seguiré una corazonada —corté, me puse de Hubo un largo silencio, tan extenso que me
pie y levanté el cuello de mi gruesa gabardina permitió llegar al edificio donde nuestro amigo
negra, de repente, la gélida brisa ya no me era vivía.
grata.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 5 0


—Mierda… La voz que entonó el interfono era tenor y rápi-
—¿Habrá regresado? —pregunté intranquilo. da, las características de la a veces desesper-
—Ya te envío a D. para que te ayude, porque me ante voz de D., sin embargo, en aquella
temo que es una posibilidad seria. ocasión, lo que provocó en mi espíritu fue cal-
ma. Sin dudarlo ni responderle, le abrí la entra-
Colgamos la llamada al mismo tiempo, toqué el da principal del edificio. A los pocos segundos,
botón del intercomunicador correspondiente al ya estaba empujando con suavidad la puerta
apartamento de mi colega, mas no obtuve que yo vigilaba como gárgola negra. El som-
respuesta alguna ante los cuatro intentos que brero y la gabardina siempre han incomodado
realicé. Cuando estaba a punto de forzar la en- a D., aquella vez no fue la excepción.
trada, una anciana vecina llegaba con unas
compras en las manos, le ofrecí mi ayuda y la —¿Qué has encontrado? —inquirió boquiabierto.
aceptó. No sabemos nuestros nombres, pero —Caos.
nuestros rostros nos son amenos. Siempre nos —¿Y percibido?
saludamos con una gran sonrisa —las únicas —Opacidad.
veces que lo hago— y, por eso, ella me guio
hasta su puerta, la cual quedaba justo enfrente Yo me quedé quieto a la par del desayunador,
de la de E. manos en los bolsillos y callado. El método de
D. es distinto al mío, él prefiere subirse a un
—Tenga buena noche, joven —se despidió de lugar alto y escanear la escena con los ojos físi-
mí. cos cerrados, pero con los oídos y párpados
—Eso espero, señora. espirituales bien abiertos. Él tiene la capacidad
de apercibir las energías remanentes de las
Le di un suave toque a mi sombrero y me di acciones ocurridas, a veces hasta logra re-
media vuelta fingiendo que me dirigía al ele- construir paso a paso un crimen o la ruta de
vador y ella cerró la puerta, me devolví con sigi- escape del sospechoso. Para este caso en es-
lo leonino hasta alcanzar el llavín del aparta- pecífico, estaba tan compungido como yo,
mento 13 y pude entrar sin problemas. El lugar pero tenía una claridad mejor que la mía. Antes
estaba hecho un caos, no había objeto que es- de hablar, vi que su trigueña piel se tornaba
tuviese intacto. Era como si una vorágine hu- verdosa.
biera dado rienda suelta a toda su violencia
dentro de aquellas cuatro paredes. Rebusqué —Ya comprendo tu pesadumbre —me volvió a
moviendo cosas para hacerme un trillo en ver con ojos brillosos—. E. ha sido…
medio del desorden, quería encontrar a E.,
mas, no lo logré. Después de estar unos veinte Intenté dar un paso hacia él con un trillo nuevo
minutos registrando la escena, el timbre sonó y y me detuve de golpe al ver una falange deba-
me hizo brincar del susto. Estaba tenso, in- jo de una pequeña estantería que fue arrojada
tentaba abrir la mente para percibir la menor de la pared. Fue ahí donde los pelos se me
seña de mi amigo o del culpable de aquel fár- pusieron de punta y comencé a vislumbrar to-
rago. dos los lugares donde lo que quedó de E. es-
taban. Escribo esto no sin asco y temblando
—K. ¿estás ahí? como si tuviera Parkinson, E. fue comido y solo

PÁGI N A #51 LA LOGIA OSCURA


cuatro dedos, cinco dientes y una oreja fue —Revisando los volúmenes de magia negra,
todo lo que quedó de él. La falta de rastros de necromancia y demonología —humeé las
sangre se debía a que D. atisbó cierta sombra palabras con mi cigarrillo—, lo más probable es
monstruosa que absorbía cada gota del elixir que haya sido una de las criaturas que nadan
carmesí, no dejó ir ni una sola. De hecho, tanto en el río Flegetonte.
los dedos como la oreja estaban exangües y —¿Creés capaz a E. de invocar un demonio del
arrugados como dulces dátiles. séptimo círculo del erebo?
—¿Vos no?
—Este, este no es el mismo monstruo que casi
nos deja sin H. —D. retomó el aliento, un poco—, Decepcionado, incrédulo —más por no querer
este es mucho peor. aceptar lo obvio— y nervioso, D. comenzó a
ahondar conmigo más y más en los legajos y
Llamamos a S. y a M. para que limpiaran la mamotretos que rescatamos del desastre que
escena, la policía carnal no iba a inmiscuirse en era el apartamento de E. Aunque todo estaba
un caso como este. Irían al fin del mundo en destrozado, nos llamó la atención que ninguno
busca de un asesino humano y lo único que de los libros que hablaban de estos estigios
hallarían es un motivo de peso para archivar el tópicos estuviera siquiera rasgado a pesar de
caso. No obstante, D. y yo nos pusimos manos a que los encontramos tirados debajo del caos.
la obra y recabamos todas las pistas que en-
contramos. Cada hallazgo nos profundizaba en Leímos durante días, casi sin parar, apenas para
el laberinto más intrincado que jamás pisamos; dormir, no obstante, nuestras ensoñaciones
cada recoveco era una pregunta sin respuesta; taladraban cada vez más profundo en los nive-
cada hipótesis era un callejón sin salida que les de la gehena, haciendo de nuestras pe-
nos obligaba a regresar sobre nuestros pasos sadillas de lo más traumatizantes, al punto que
para doblar en la próxima vuelta. ninguno de los dos deseaba estar solo cuando
los párpados pesaban toneladas y las mi-
Descubrimos que E. estaba más involucrado crosiestas comenzaron a ser recurrentes.
con las fuerzas oscuras de lo que pensamos,
sabíamos de antemano que a él le gustaban los Una tarde, un aguacero se cernía furibundo
casos difíciles de resolver y entre más lóbregos encima de la ciudad, las gotas repicaban salva-
fueran, mejor para él. Nos sorprendíamos cada jes en las ventanas de mi apartamento que
vez que lograba dar con los responsables de tenía sin cortinas, pues la sala donde D. y yo
los crímenes que se proponía esclarecer. Y no terminábamos de estudiar los libros de E. daba
solo eso, sino que era capaz de atrapar a la a la empinada ladera de una montaña, cuyo
demoniaca entidad con relativa facilidad y de- bosque era tan espeso que la vista desde
volverla a donde debería cumplir la condena afuera era imposible. Estaba yo leyendo sobre
que le correspondía. uno de los demonios que tienen por hogar ese
infame río que fluye rojo y ardiente por los
—Con este, sin duda, no pudo —subrayó D. lo malditos cauces del averno, D. estaba recosta-
evidente mientras elucidábamos quién podría do en el sofá reclinable con un documento que
ser el culpable de la muerte de nuestro amigo. parecía un folleto intonso en las piernas, cedió
ante el sueño que lo acechaba. Estaba sudando

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 5 2



…traté sin éxito de recitar los
conjuros que me sé de memoria
para atrapar a los seres que no
deberían estar en nuestro mundo
Una creatura de unos tres metros
de alto, de piernas y torso anchos,
de largos brazos y de una cabeza
que parecía una rana, caminaba
encorvada hacia el levitante D. El
y, de vez en cuando, daba pequeños brincos monstruo tenía escamas de lava y
como si estuviera esquivando algo. unas agallas en el tórax que al aspirar parecían
fumarolas volcánicas. Con una de las zarpas
«Está teniendo una pesadilla liviana», dije para igníferas y palmeadas arañó con suavidad las
mis adentros al levantarme a hacerme una taza ropas de mi colega, no tardaron nada en pren-
de café. Me estiré y giré la cabeza hacia el derse en fuego y envolver a D. en una bola de
vidrio que me permitía mirar la densa arboleda llamas infernales.
siendo castigada por el diluvio que caía. Cuan-
do me disponía a dar el primer paso hacia la En ese momento, me desgalillé y traté sin éxito
cocina, atisbé un movimiento casual en la copa de recitar los conjuros que me sé de memoria
de un gran roble. Pudo haber sido cualquier para atrapar a los seres que no deberían estar
cosa, lo primero que se me ocurrió fue un ani- en nuestro mundo. Todo fue tan repentino que
mal, pues lo que vi con el rabo del ojo fue una no me esperaba nada, no estaba preparado, el
sombra veloz adentrarse en el tupido follaje despiadado demonio asestó su mortífero golpe
justo antes que un rayo me encegueciera por cuando tenía la guardia baja, de manera que
unos instantes y que el trueno reventara logró escapar a penas un rayo de la tormenta
aterradoramente cerca. Oteé el árbol que me de afuera le abrió un portal adentro del
llamó la atención y no observé nada fuera de lo apartamento, lo cruzó como quien penetra en
común, no obstante, una incomodidad en mí una iglesia: respetuoso y confiado.
germinó. A esto se aunó el hecho que la
corriente eléctrica se fue como un gato que Otra potente descarga eléctrica me cegó de
huye de uno al cruzarse en la alameda. nuevo y cuando volví a ver bien —que no fueron
menos de cinco segundos lo que tardé rascán-
Me di la vuelta y me alejé del ventanal, di dos dome los ojos— me percaté que el microondas
pasos sin percatarme que la estancia en la que marcaba la una de la madrugada y, y… estas
estaba había cambiado de forma radical. Nada palabras son vomipurgantes para mí… la sala
estaba donde se suponía que debía estar, las estaba desacomodada tal y como D. y yo la
paredes mudaron de lugar y D. estaba flotando manteníamos en medio de nuestras pesquisas,
en el centro de aquella habitación nueva. Los mas, él… a pesar de estar acostado en el sofá
colores del ambiente eran fríos, todo fluctuaba reclinable… tenía el mismo tono de piel dorada
entre un azul oscuro y el negro. Me sentía como que el que agarra una pata de cerdo después
caminando dentro de una piscina y la res- de treinta y seis horas en un horno. Estaba
piración me era dificultosa, mas, no porque al- desnudo y tostado desde los pies hasta las ore-
gún líquido me rodeara, sino porque el terror jas, sin embargo, el rostro estaba intacto, pero
me amortajaba de pies a cabeza como las ven-
das de lino a una momia petrificada.

PÁGI N A #53 LA LOGIA OSCURA


preñado de una expresión que era el acabose —Aphibian flamma flumen et pluviālis —se detuvo,
del dolor, el pavor y el sufrimiento. La barbilla tomó aire y tradujo el texto—, es un demonio
le encajaba en la curvatura del manubrio del que habita en el río Flegetonte, el que, según
esternón, el labio de abajo plegaba las mejillas Dante Alighieri, recorre el sétimo círculo del
en tres plisados y dejaba al descubierto la den- infierno y cuyas aguas no son sino sangre
tadura inferior. D. no era belfo, pero dicha ex- hirviente, es afluente del gran río Aqueronte.
presión lo hacía ver así, pues el labio superior Dice, además, que domina la lluvia de sangre,
estaba tan constreñido que se ocultaba por esto explicaría la creencia de Dante —W. hizo un
debajo del delgado mostacho que cuidaba con gesto de comprensión y continuó con la lec-
esmero. De igual manera, los párpados estaban tura—. Esta criatura se encarga de proporcionar
tan retirados de los ojos que parecían minibo- torturas indescriptibles a los condenados por
las de boliche: brillantes, duros y agujerados delitos relacionados con la violencia.
por un horror tan punzante como ninguno.
—Como detesto la bibliomancia —espetó el
Cuando me disponía a dar el grito más fuerte señor A.—, pero cuando tenés razón, no hay
de toda mi vida, el celular timbró. Lo agarré en nada en el mundo que pueda contradecirte.
automático y contesté. —Pero ¿D. era culpable de algún crimen violen-
to? —inquirió H. contrariado. Él había ido por
—¿Lo sentiste? —preguntó el señor A. sin salu- una sábana para cubrir los restos de quien con-
dar, la voz estaba empapada en un miedo cer- sideraba un maestro en el arte detectivesco de
val. lo paranormal.
—Lo estoy viendo —titirité. —No —replicó W. con certidumbre inequívoca y
—Ya vamos para allá. sin dejar de hojear el legajo—, pero aquí dice
que el demonio es capaz de poseer a alguien
No sé cuánto tiempo pasó, lo que sé es que no que tiene una fuerte inclinación a la furia, la
moví un dedo hasta que el señor A., W. y H. lle- crueldad y la brutalidad.
garon a mi apartamento. Quedaron tan im-
pactados como yo, deseaban respuestas —yo En ese momento me volvieron a ver, y si hu-
siendo el primero— y no sabían cómo con- biera tenido un espejo frente a mí, también me
ducirse ante mí. Yo era el sospechoso número hubiera dirigido esa mirada de susto vestida de
uno de tan atroz crimen. Traté de explicar lo reproche. La lluvia arreciaba y las gotas
mejor que pude lo que ocurrió, pero estaba tan volvieron a azotar mis ventanas.
trabado que parecía un extranjero balbucean-
do el idioma local. Para cuando terminé mi —Por favor, váyanse —no tengo claro qué expre-
forzada narración, el sol comenzó a hendirse sión hice, pero la de mis colegas era incon-
entre las nubes del pesado otoño que insistía fundible: miedo.
en que amaneciera lloviendo. —K. —fue todo lo que pudo decir W.

W. tomó uno de los libros que yo estaba leyen- En ese instante cayó un rayo y pude ver todo
do, lo abrió donde fuera e inició la lectura del como en cámara lenta, desde el inicio de la luz
primer párrafo que se topó. blanca hasta que la habitación en que es-
tábamos se transformó en la que D. levitaba, lo

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 5 4


cual, poco a poco, mis tres colegas repitieron. brazos abiertos y con los que trabajé durante
Sin embargo, lo que me ocurría a mí… sentí un años, formando una familia que… sé que nunca
calor fulminante en mis adentros, era como si tendré de nuevo. Soy incapaz de describir las
tuviera quinientos soles por tripas. Los vellos se torturas que el monstruo del Flegetonte es ávi-
me transformaron en diminutas lenguas de do para realizar y que me obliga a llevar a cabo
fuego y los poros de mi piel en escamas mag- a personas que nunca conocí.
máticas. De repente estaba contrastando con el
negriazul del cuarto donde W., H. y el señor A. Sin más propósito en este mundo que detener
flotaban esperando una muerte que el espanto a este demonio, me recluiré en una caverna en
y la atrocidad decorarían, tal cual los novios de el corazón de las montañas que rodean la ciu-
plástico en un pastel de bodas. dad que decidió erigirse en los márgenes del
río V. Al final de cuentas, nunca seré un feligrés
No quiero aquí exponer lo que fui capaz de de la primera vertiente…
hacerle a las personas que me recibieron con

J.P. HERNÁNDEZ
@jphernandez_escritor
Nacido en San José el 19 de diciembre de 1991. A
partir de 2017 decide darle rienda suelta a su
imaginación y comienza a escribir cuentos propios,
influenciado por grandes autores como Edgar Allan
Poe, H. P. Lovecraft y Stephen King. En 2018
selecciona y acomoda varios de sus cuentos en un
libro llamado «El circo y otras historias un tanto
reales», en 2019 publica «Manicomio para cuentos» y
participa en la antología «Avenida de lo insólito.
Algunos relatos trágicos». En 2020 continúa
publicando a pesar de la pandemia y saca «La isla de
mente». No se detiene y para 2021 publica su
primera novela «El circo: orígenes y perpetuidades»;
además, participa en la segunda edición de la revista
Liinzu con el cuento «Su majestad negación» y en la
primera de La Logia Oscura: Volumen I con el cuento
que acaban de disfrutar.

PÁGI N A #55 LA LOGIA OSCURA


LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA

EL CIRCO
Y OTRAS HISTORIAS UN
TANTO REALES
J.P. HERNÁNDEZ
Monstruos temibles, despreciables, comunes e
inusuales, seres repugnantes e impensables, duendes,
hadas e inclusive la Tulivieja tan reales como
mitológicas. Pesadillas mortales, mordaces y ominosas,
almas penantes y aciagas, brujas tan poderosas como
malignas, odios con y sin fundamentos, ademas de
terriblemente profundos, magias de diferentes tipos y
orígenes, pero con el mismo fin execrable; hacer el
mayor daños posible.

Estas son las villanías que se desarrollan en la pacífica y


mágica Costa Rica y que le suceden a personas
comunes y corrientes que deben encararlas y reunir
todo su valor para intentar que finales trágicos no
tengan lugar en sus ordinarias vidas.

EL CIRCO
ORÍGENES Y
PERPETUIDADES
J.P. HERNÁNDEZ
Este libro cuenta la historia de Óscar y Rodrigo
Figueres, dos hermanos que por diversos motivos
terminaron administrando un circo dominado por una
deidad que consume almas para perpetuar su
existencia.

Llegan a Costa Rica y un evento inesperado ocurre, el


cual abre una nueva etapa en el circo que causa
pavor en toda América Latina.
PLAYA RODELOS
FRANK HERRERA

E
L pavimento detiene en seco tu caída más nerviosa y más amable, todo está fuera de
libre mientras la gente, teléfono celu- lugar y hay una tensión atmosférica que ahoga
lar en mano, corre a rodearte. a cualquiera. Todos lo saben, todos están pre-
Despiertas en una bocanada sintien- ocupados y atemorizados en medidas iguales.
do la cama mecerse como si de verdad hu- Llegas al estudio, no hay casi nadie pero la
bieras caído desde un cuarto piso. Es todavía móvil está lista para que el camarógrafo y tú
muy temprano para levantarte, pero muy tarde salgan a la carga. El camarógrafo te va ponien-
para volver a dormir; además, algo de lo que do al día con los pocos detalles que tiene sobre
tomaste anoche está intentando viajar a con- el suceso: los indigentes tomaron las playas.
tramano. Te sientas un poco para que la Aunque nadie lo dice, todos lo piensan: «¿Por
gravedad le ayude a tu esófago, tomas la chu- qué no se les había ocurrido antes?». Si tuvieras
peta electrónica, abres lo primero que toca tu que dormir en la calle, ¿no sería mejor un lugar
pulgar, pero de pronto una llamada entrante cálido, con las olas arrullándote y arena suave
invade toda la pantalla. como cama en lugar del concreto ingrato de la
ciudad? Claro que está el asunto de la dificul-
—Buenos días. Sí, estoy leyendo en este mo- tad para encontrar drogas, pero eso es cosa del
mento. Voy para allá. pasado; ahora se consiguen con igual o mayor
facilidad en las costas: más turistas con efectivo
El tránsito no es el de siempre, la gente está para limosnas y la receta está lista.

PÁGI N A #57 LA LOGIA OSCURA


Lo que sigue siendo un misterio, te explica aho- —Estamos ubicados en la comunidad de Santo
ra la directora por teléfono en el camino hacia Tomás, específicamente en Playa Rodelos. Lo
Playa Rodelos, es qué fue lo que detonó la mi- que podemos ver, y que ustedes pueden ob-
gración. Esa es la noticia, esa es la presa. Un servar a mis espaldas, es una enorme cantidad
medio independiente, sin amigos en un go- de personas que han ocupado todo el espacio
bierno enmarcado como extremista, no tiene de este destino turístico tan importante en la
más que uñas y dientes, entonces la cacería es región.
más complicada. El camarógrafo, que también
es el chofer, va refunfuñando porque olvidó »Podemos asumir que tanto locales como turis-
cargar su teléfono en la noche. Por el tas han desalojado el lugar, quizás ahuyentados
parabrisas de la móvil se ven algunos cami- por los habitantes de calle que se han
nantes en una procesión lenta pero segura, desplazado desde la capital y que siguen
más habitantes callejeros que se unirán a la viniendo, como pudimos constatar durante
ocupación. Los imaginas como zombis imanta- nuestro trayecto hasta esta localidad. Les man-
dos por alguna feromona de un indigente tendremos al tanto de los acontecimientos en
reina, una masa enorme y viscosa rodeada por otro avance. Reportó para ustedes…
cientos de transeúntes en harapos. Encontrar a
la reina es la misión. Te quitas el monitor de la oreja mientras el ca-
marógrafo se apresura a buscar algo de agua
El calor salino se te lanza encima al abrir la para los dos. El olor del ambiente es tan fuerte
puerta de la móvil; sientes las gotas de sudor e inevitable que en cuestión de diez minutos ya
lagrimearte por los poros de la frente y sobre el ambos están aclimatados, pero de tanto en tan-
labio superior, pero el bochorno del espectácu- to llega un tufo nuevo y el instinto te lleva a
lo visual es aún más perturbador. Hordas de taparte la nariz. Sigues caminando, empinas la
peatones silenciosos y fétidos abarrotan toda la botella de agua, cuyo contenido cae como una
playa, que hierve bajo el sol de las diez de la bendición, e intentas rastrear algún foco más
mañana. Hay colchones jironados, zapatos denso de caminantes que den la pista sobre
desgajados, gorras descoloridas y otros fan- quién es el responsable. De pronto, algo te
tasmas de sociedad tirados por todas partes; el llama la atención: no hay ni un solo oficial de
camarógrafo está terminando de armar su policía ni ninguna autoridad de gobierno local.
equipo con la camiseta subida a modo de mas-
carilla sobre la nariz y te dice que te prepares El camarógrafo te sigue, equipo al hombro,
para hacer el primer avance en vivo. Usas el mientras tú tratas de hablar con estos seres
espejo del vehículo para acomodarte el cabello hipnotizados, pero ninguno alza siquiera la mi-
y te secas un poco el sudor con un pañuelo, rada para interactuar contigo, todos se ven in-
pero en cuestión de segundos este ya está creíblemente agotados por el viaje. Notas que
volviendo. algunos ya han caído desmayados bajo el sol y
se te ocurre buscar entre las sombras de un
—Sísifo —murmuras. grupo denso de palmeras, a unos doscientos
metros; tal vez ahí estén los primeros en llegar.
Con la mano, el camarógrafo te muestra tres
dedos, luego dos, uno. —Yo lo escuché de alguien más, pero el rumor

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 5 8


es que ayer llegaron algunas personas anun- Pones el altavoz y levantas el aparato en un
ciando que iban a darnos comida, ropa y que primitivo intento de antena. Giras para darte
nos iban a vacunar a todos contra un virus que cuenta de que acabas de perder de vista a tu
viene del sur. La mayoría venimos solo por la compañero.
comida y la ropa.
—¡Jefa, por favor repita lo que me acaba de de-
Intentas guglear el tema del virus, pero en el cir!
lugar no hay mucha cobertura celular. La mujer —...bierno les tendió una trampa... Virus que...
que acaba de hablarte se pierde entre la gente Minutos. ¡Salgan ahora!
y, antes de que mires al camarógrafo, ya te está
esperando con los hombros encogidos. La llamada muere por completo y quienes te
rodean acaban de escuchar lo mismo que tú.
Vuelven a ponerse en marcha, la cacería está Todos se miran con ojos como platos e intentan
apenas comenzando, pero ya hay huellas. De- correr contra la corriente, pero apenas pueden
masiadas. La cantidad de gente es insoportable mantenerse en el mismo sitio, la fuerza de la
y apenas hay campo para moverse. Recuerdas marabunta es inexpugnable.
que tu papá te llevaba a conciertos de bandas
infantiles y hacía que te escurrieras en medio Gritas el nombre del camarógrafo; no hay
de esa gelatina humana hasta llegar al frente, respuesta. ¿Habrá recibido una llamada tam-


pero cuando alcanzabas la gloria de la vista de bién, antes de que se descargara su teléfono?
la tarima ya ¿Se habrá
eras un ido? De pron-
mar de lágrimas
Los imaginas como zombis to se escucha
y mocos, y imantados por alguna feromona un motor, el
llorabas con de un indigente reina, una masa de la móvil.
alaridos hasta enorme y viscosa rodeada por Saltas para
que te sacaban
cientos de transeúntes en mirar en la
de ahí. Ahora dirección del
estás aquí,
harapos sonido y ves
parpadeando a l c a m a r ó-
mucho para sostener las lágrimas, pero con la grafo haciéndote señas para que vayas, pero
misma claustrofobia de la infancia; la con cada salto cedes distancia. Si el grupo que
muchedumbre te lleva a su ritmo. Tu teléfono escuchó la noticia se hubiera puesto de acuer-
vibra. do, tal vez habrían podido resistir un poco la
inercia de la multitud, pero ahora están todos
—¡Salgan de ahí! esparcidos, apenas logras ver a dos o tres
—¿Qué sucede, jefa? luchando inútilmente. La cacería se convirtió en
—En una... Gobierno... ¡...gan de Playa Rodelos! un escape imposible. Escuchas la móvil
—No le entiendo, ¿quiere que nos vayamos? ponerse en marcha.
Pero aún no tenemos nada de información.
—¡Sal...! ¡Corran, no hay ti...! Cuando saltas para ver al camarógrafo yén-
dose, notas que viene en tu dirección. Está in-

PÁGI N A #59 LA LOGIA OSCURA


tentando abrirse paso poco a poco para no como una bofetada: puños de gente subida en
herir a nadie, pero esa muestra de humanidad el techo del vehículo y el cuerpo inerte del ca-
hará imposible el rescate, según calculas. En- marógrafo aplastado contra el vidrio del acom-
tonces caes en cuenta de algo que hasta ahora pañante. Varias docenas de personas intentan
el instinto de supervivencia no te había dejado meterse a la cabina para huir en el vehículo,
pensar: aunque logres huir, ¿qué va a ser de que ahora es imposible de conducir. Todos gi-
estos cientos de miles de personas que, por lo ran la cabeza hacia la playa y tú con ellos: un
que pudiste descifrar, el gobierno intenta ex- escuadrón de helicópteros formados en una
terminar con algún tipo de arma biológica? «v» perfecta avanza en su dirección.
Cambias de estrategia.
El descontrol alcanza su mayor nivel, la gente
No hay tiempo para explicaciones razonables, salta unos sobre otros, los más fuertes brincan
así que con las palabras más alarmantes que como salmones río arriba mientras los demás
encuentras lanzas la bomba que inmediata- van armando un pavimento blando. Tienes
mente causa gritos y desesperación, pero tam- menos de un segundo para decidir si serás
bién una ola expansiva con la noticia. En salmón o pavimento. Los primeros pisotones
cuestión de pocos minutos la masa de gente sobre carne humana son los más de-
que trata de escapar es suficiente para resistir y sagradables, pero la adrenalina se ocupa del
vencer el flujo original; a empujones y entre resto. Llevas la vista nublada en un llanto que
gritos y olores ingratos y lágrimas y zapatos no has podido desaguar, entonces cuando gi-
ajironados y mocos la contramarea logra avan- ras para ver los helicópteros solo ves unos
zar sus primeros metros. Intentas llegar a la manchones negros que dejan caer un humo
móvil y salir en busca de ayuda. Se te viene a la anaranjado. La niebla anaranjada es densa, y
memoria que en uno de aquellos conciertos le rápidamente da cacería a los salmones rezaga-
soltaste accidentalmente la mano sudorosa a tu dos que van cayendo entre toses y espasmos
papá. exagerados. Los helicópteros rompen forma-
ción hacia los flancos, entonces vuelves a poner
Él había avanzado apenas unos pasos cuando la vista al frente desde donde unas luces
reaccionó, pero al girarse hacia ti no tenía el parpadeantes hacen juegos de colores en tus
pánico o el enojo que esperabas. Con mucha ojos aguados. Parecen ambulancias.
calma te hizo unas señas que entendiste a la Te secas las lágrimas con el dorso de la mano y
perfección. De modo que decides aplicar esa las esparces por tus mejillas calientes. No son
misma técnica en este momento: te lanzas al ambulancias; son vehículos del cuerpo de
suelo sobre manos y rodillas y gateas a todo lo bomberos desde los que unos hombres con
que puedes en medio de las piernas de los máscaras antigás descargan el mismo humo
demás; la resistencia es mucho menor y avan- color naranja de los helicópteros. Dejas de
zas bastante más rápido guiándote por el ruido correr. La niebla ocupa todo tu horizonte y los
del motor, que se mezcla con miles de voces gritos toda tu mente. Cierras los ojos, abres los
desesperadas. brazos como recibiendo lo inevitable y tomas
una gran bocanada de niebla anaranjada.
Llegas a unos cincuenta metros de la móvil y te
incorporas, pero la escena te da en la cara La primera reacción es toser un poco, pero

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 6 0


luego tu cuerpo se rinde en caída libre sobre el cuerpo, pero la consciencia se resiste a la lla-
pavimento humano. Piensas si, como otras ve- mada de auxilio. Lo último que logras imaginar
ces, intentarás respirar con fuerza hasta desper- es la mano de tu papá levantándote al final de
tar en tu cama. Pero esta vez no. Abres la boca tu carrera a gatas.
para tragar aire, sin éxito. Sientes los espasmos
exagerados, sientes la superficie blanda bajo tu

FRANK HERRERA
@frankherrera_escritor
Enamoradamente costarricense, nacido en 1987,
músico autodidacta, comediante, fotógrafo,
publicista de formación y científico en el alma. Autor
de «Biblioteca de ficciones» y productor del podcast
«Taller literario».
Algunas publicaciones incluyen la colaboración
para plataformas digitales, en particular
www.microcuento.es, y algunos textos para
antologías y revistas de cuento y poesía.

LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA

BIBLIOTECA
DE FICCIONES
FRANK HERRERA
Como si se tratara de una estantería con docenas de
libros que nunca leíste, este libro te llevará por el
mundo, el tiempo y dimensiones imposibles sin más
vehículo que sus propias palabras. Un niño y su
golondrina, una chica del Medio Oriente que cruza el
océano, un saxofonista perdidamente enamorado de un
imposible, un escritor paranoico y una pequeña nota
musical son algunos de los actores en este escenario.

Así que, bienvenido a la inverosímil Biblioteca de


ficciones, una colección de historias donde el
protagonismo salta del papel al lector cuando menos lo
esperas.

PÁGI N A #61 LA LOGIA OSCURA


LA LOGIA
OSCURA
PRESENTA

BUCANEROS
DE LA COSTA
EFRAÍN Y PABLO DELGADO
Maravilloso libro que narra desde la visión de 13
reconocidos autores de Costa Rica, las vivencias de
auténticos piratas que surcaron mares costarricenses.
Desde Henry Morgan, Anne Bonny y hasta Francis
Drake.

Cuentos llenos de tesoros, batallas, traición, muerte,


romance, pero sobre todo historias contadas con
pasión.

HORROR,
ANGUSTIA Y LOCURA
EFRAÍN Y PABLO DELGADO
Para aquellos que deseen adentrarse en los secretos
que se ocultan en las páginas de este libro se les
advierte, están a punto de entrar en un mundo de
oscuros pasajes donde habitan despiadados seres
que buscarán atarte a un destino peor que la muerte,
que es la locura.

Una joven desea descubrir por qué los caballos bajan


con trenza de un cerro, un grupo de amigos buscarán
la forma de pedirle un deseo al Diablo, una mujer
buscará la manera de comprarse un macabro antojo,
un libro maldito revelará un siniestro secreto y un
hombre deseará nuca haber descubierto lo que
escode la Piedra Blanca.

Estos son algunos de los relatos fantásticos nos


ofrecen Pablo Delgado y Efrain Delgado esta
colección de oscuras historias.
EL SOPLÓN
TADEO STEIGER LAZO

L
A cuerda latigaba el suelo al momento tra el armario, con vista a la ventana minúscula,
en que el pelirrojo y dientón Lázaro y observaba con el rabillo del ojo a los niños,
daba el salto para escapar de su que no se les ocurriese entrar a la casa mientras
golpe, mientras sus dos vecinos, uno el su amable vecina le venía a dejar sus favores.
del enfrente, el otro el de la esquina, hacían Benjamín era apasionado normalmente con su
mover las suizas dobles al compás dicho latiga- amante, ese día su mente, sin embargo, estaba
zo, gritando: intranquila. La tomó con más violencia, es-
perando volver al furor, y Laura gimió con dolor
—¡Chilillo, chilillo! apoyándose en la pared, mientras él la tomaba
por los senos para acomodársela mejor. Ter-
Plac, plac, plac… minó y al apartarse, lo primero que pasó por su
cabeza fue que quién putas le ponía a un niño
En el cuarto superior de la casa de Benjamín, «Lázaro ».
desde la ventana el mismo don Benjamín
aprovechaba el tirón de la cuerda y el escánda- Mientras Benjamín se asomaba por la ventana,
lo juvenil de los vecinos. Con ese mismo tirón vigilando y poniéndose el pantalón, Laura se
de la cuerda, Benjamín agarraba a Laura del vistió a sus espaldas. Al Benjamín voltearse,
cuello, oliéndole la coronilla de la cabeza, esperando solamente tener que besarle la
mientras arremetía su cuerpo con el suyo con- mejilla para que se fuese, la encontró de pie

PÁGI N A #63 LA LOGIA OSCURA


frente a la cómoda, con sus botones de la blusa y cajas que entre Sandra y empleados unifor-
mitad hechos, y el puño de la mano en su pe- mados trajeron a la sala.
cho. Benjamín endureció el ceño, Laura miraba
la foto de Claudia en vestido de novia, al lado —¿Clau? —preguntó Benjamín, observando a
de Benjamín, y como si se diese cuenta de que Claudia dando indicaciones de dónde poner
había sido atrapada, miró con prisa a sus es- las cajas.
paldas, y lo atestó con sus ojos llorosos. —Un segundo, mi amor… Aquellas arriba, si me
hace el favor —le dijo Claudia al uniformado,
—Ya me voy —dijo Laura, bajando la cabeza. quien hizo eso mismo.

Benjamín solo asintió, trató de tomarla entre ¿Ahora qué hace esta loca?, se preguntó Ben-
sus brazos, enervado por aquella bizarra jamín. Claudia no era ajena a despilfarrar
reacción. Llevaban meses en eso, ¿por qué le dinero, no era como que no lo tuviese. Venía de
importaría ahora Claudia? ¡Claudia! Pronto lle- una familia de clase alta, él se había pegado la
garía de sus compras con su hermana, así que lotería. Era galerista, graduada con honores.
Benjamín apuró a Laura a salir por la puerta Traía a veces las más extrañas cosas a casa.
trasera. El juego de suiza había terminado para Pero Benjamín estaba hasta el culo del arte
cuando lo hizo, el dientón Lázaro ya no estaba moderno, de los cuadros de orinales al revés,
en su vista de la ventana. de las fotos de mujeres emplastecidas y ensan-
grentadas. Él tal vez no era tan intelectual como
Unos minutos después, llegó Claudia por la Claudia, pero no le hacía gracia alguna.
puerta, despidiéndose de su hermana Sandra,
mientras Benjamín se bebía una cerveza en el Claudia terminó de dar instrucciones y, pronto,
sofá. Ah, Claudia. La Claudilla de ojos azules, la su casa se llenó de cuadros repetidos, Xerox de
macha de su juventud. Puta Claudia había lle- labios rojos grafiados, planos, no sensuales,
gado con ese vientre enorme oculta en un pero labios de mujer. Al cabo de un rato, Clau-
vestido ancho blanco y con cajas de cajas que dia mientras indicaba donde se debían colgar,
Sandra ayudó a meter a casa. Claudia solía ser se volvió a Benjamín con aquella sonrisa que
hermosa, o eso le parecía a Benjamín, pero un día lo había seducido, una sonrisa amplia y
desde que se embarazó, Benjamín solo pensa- emocionada.
ba en que aquel coño se abriría para alguien
más, para un dientón Lázaro propio, y Claudia —Los compré porque la galería los tenía en
no volvió a acariciarlo como antes, ahora solo bodega.
se acariciaba su panza enorme con una sonrisa. —Claudia, no necesitamos más arte en la casa.
Era su culpa, en realidad. Había descuidado —Uy, el señor «recorte de cultura» —le dijo con
tremendamente a Benjamín, o eso se decía él, un pícaro tono, dándole un beso en la mejilla,
se decía que se sentía solo, sin la compañía de desapareciendo entre las escaleras.
su esposa —no es como que no le hubiese es-
tado mirando las tetas a Laura desde que se Eso hubiese funcionado unos años atrás. Clau-
mudó—. Pero no podía pensar ahora en su dia actuaba como si lo supiese todo, como si
amante, Claudia había llegado a casa con su fuese la reina de la pieza, siempre había sido
cabello recién alisado, su panza enorme y cajas así. Al principio, Benjamín había quedado

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 6 4



Ahora solamente lo repudiaba,
reprochaba su intelecto, reprochaba
su sagacidad
interrumpió su manierismo hacia la
entrepierna, una voz febril, añeja
pero aguda:

—¡Mentiroso!

mesmerizado. Ahora solamente lo repudiaba, Benjamín se enderezó, aspaventado.


reprochaba su intelecto, reprochaba su sagaci- Claudia seguía dormida, no había oído eso.
dad. Rechazaba, muy por sobre todo, sus ab- Benjamín se pasó una mano por el rostro
surdas ocurrencias, ahora que su casa estaba cristalizado en sudor, pero lo volvió a escuchar,
plagada de labios rojos, sin alteración en color, esta vez a voces dobles:
solo en su fondo, todos en serie, como un
maldito prostíbulo. Benjamín se postró frente a —¡Mentiroso!
uno de los cuadros idénticos, de fondo azul
marino. Los labios artificiales se entreabrían Benjamín se levantó de la cama, con una mano
como dos tiras de regaliz, con algunas grietas en el pecho. Lo había escuchado claro como el
entre el labio inferior. No dijo nada, les dio la cristal. Pero no había nada en la habitación más
espalda. que los labios encarcelados en los marcos de
madera y su esposa durmiente al lado.
Se fueron a dormir. Claudia se quitó su vestido
y durmió desnuda a su lado, mientras Benjamín A la mañana siguiente, Benjamín bajó a de-
miraba el techo, pues las paredes estaban pla- sayunar. Claudia, con el cabello en un moño,
gadas de esos extraños labios carnosos. hacía el café y se lo puso en la isla de granito.
Pensaba en Laura, en Claudia, en esa dicotomía Benjamín, mientras sorbía su café, recibió unas
que lo atormentaba. La verdad es que le duras palabras de Claudia:
gustaba Laura porque estaba domesticada,
Claudia nunca logró someterse a la vida que él —Benja, ¿mañana qué haces?
quería. La miró de reojo, era realmente bella. Le
metió una mano entre las piernas y le intentó Claudia nunca le preguntaba su rutina, estaba
besar el cuello, pero Claudia aun a ojos cerra- demasiado inmersa en lo suyo. Los domingos
dos negó con la cabeza. ella normalmente se iba todo el día a casa de
su madre, una ricachona de Guachipelín, y
—No, me duele la cabeza. El otro finde mejor. pasaba allí todo el día mientras él dejaba entrar
a Laura. La palidez se expandió sobre su rostro
Benjamín se relamió los labios y volvió a mirar exangüe, a lo cual Claudia rio.
el techo, resignado. ¿Por qué tenía que dormir
desnuda si solo lo iba a rechazar? Típico de —No es para arrastrarte a la casa de mi mamá,
Claudia, le encantaba hacerse la difícil. Al cabo es para ver si tenés tiempo de ayudarme a col-
de un rato esa elegancia en su porte se mini- gar el resto de los cuadros.
mizó al roncar. Benjamín no dormía aún. Sus- —Ah, claro que sí, amor. Yo te ayudo.
piraba, se iría a masturbar aprovechando que
su costal dormía, pero entonces una vocecilla El día lo pasaron cada uno en lo suyo, pero

PÁGI N A #65 LA LOGIA OSCURA


Benjamín percibía miradas de reojo, en esos —Rompió mi plancha de vapor —le dijo,
azules y afilados ojos de Claudia hasta los encogiéndose de hombros—. Esta muchacha, lo
suyos. Lo miraba. Algo sabía. Alguien le había juro, no tiene cuidado de nada.
dicho. Los labios rojos eran todo lo que se
venía a la cabeza de Benjamín, pero eso era Y Claudia se fue a la cocina. Benjamín sintió
solo un síntoma de sus nervios y lo sabía muy una corriente de aire caliente soplar a su cuello.
bien. Las horas pasaron, hasta que cayó la Estaban jugando con él, lo sabía. Había un so-
noche, y el timbre sonó. plón, una soplona, mejor dicho. Y una vez que
vio a Claudia ocupada en realizar una exótica
Claudia fue a abrir la puerta, el corazón de Ben- receta, salió a la calle, donde encontró a Laura
jamín se fue a su garganta al ver que era Laura a medio camino, entre la oscuridad, camino a
en el umbral, con las manos entremezcladas casa.
una con la otra, y un ceño lastimero. Claudia
ladeó la cabeza y la recibió con calidez, pero Benjamín la interceptó, agarrándola del brazo,
Laura no quiso pasar. Benjamín, desesperado y la asió violentamente hacia sí. Al verla, la
por interrumpir, pero sin poder hacerlo y tomó del cuello, acercando su rostro al de él, y
quedar incriminado, fue corriendo al piso supe- le dijo:
rior, y miró desde la ventana a Laura charlando
con su esposa, con mirada adolecida, —Usted habló, ¿verdad? ¡Le dijo a mi esposa!
apologética, y de labios pintados de rojo. —¡No he dicho nada! —chilló Laura, con los ojos
agrietados en venas rojas del espanto.
Laura nunca usaba maquillaje, —o eso pensaba
el pobre bastardo—, era lo que le encantaba de Benjamín encontró pánico en su tono, no sabía
ella. Pero incluso desde lejos vio esos labios si por haberla descubierto, pero sus ojos eran
pintados de cereza, como una más de los honestos. Teniéndola tan cerca, pudo detectar
cuadros. con más obviedad el labial rojo sobre sus cur-
vos labios. Benjamín se lo limpió de un mano-
—¡Mentiroso! tazo, y volvió a su casa.

Lo volvió a escuchar, en su cabeza, esa horrífica Esos malditos labios rojos que empapelaban
voz artificial y aguda. Maldita Laura, la había las frías paredes blancas de su hogar lo volvían
comido el remordimiento. loco. Pero le revelaban la verdad, la verdad de
que había un soplón cerca. Los días que
Bajó corriendo las escaleras, para ese entonces siguieron Benjamín siguió escuchando ese gri-
la puerta se había cerrado, Laura no estaba y to chillón, esa voz fantasmal que lo acusaba,
solo venía Claudia caminando por la sala. pero solamente él podía oír. Sin embargo, de
salir de los labios de alguien más, su esposa
—¿Qué te dijo? —le preguntó Benjamín. definitivamente lo oiría. No quería un divorcio,
—Que lo sentía —respondió Claudia. su estatus era bueno junto a Claudia, seguía
—Clau, no entiendo, yo… siendo sexy, aunque diese a luz en un mes. La
quería en un macabro sentido, y no iba a re-
Claudia ladeó la cabeza y sonrió breve. nunciar a ella. Más que todo, porque no desea-

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 6 6


ba verla ganar. No quería quedar como el Cruzó la calle, tomó al niño de las mechas, y lo
cabrón que le dio vuelta, porque ella entonces llevó a un lote baldío. El pequeño Lázaro se
quedaría como la prístina niña rica que siempre quejaba, pero Benjamín había endurecido sus
fue, siempre sería. Inmaculada, astuta, in- ojos, tanto como deseaba endurecer el oído
teligente, bella Claudia. No, él no podía dejarse para detener a las palabras chillonas de pene-
vencer. trar en su cabeza, pero no lo lograba. Calló a
Lázaro con un golpe en la cara, y lo silenció por
Al cabo de unos días, Claudia fue a visitar una completo con varios más, hasta que su sangre
galería. Benjamín se quedó solo, sin escribirle quedó sellada en sus nudillos, en su anillo de
siquiera a Laura, preso del miedo, enloquecido bodas, y los dientes de Lázaro se quebraron
por las voces de las paredes. hasta astillarse como madera y el residuo de la
paleta de cereza engominado se diluyó hasta
Seguían chillando, pujando entre las hendijas mezclarse con la sangre.
de las puertas. Ni por un segundo se
apaciguaron, hacían eco de los incesantes gri- Benjamín retrocedió, espantado. Pero creyó
tos que Benjamín oiría en un futuro próximo de seguir escuchando la voz, le destrozó la boca al
un bebé, como burlándose de él. Debía encon- niño, ahora muerto en el césped, y seguía
trar al chismoso, solo de esa forma se irían a oyéndola.
callar, y podría estar en paz. Recorrió la casa,


tambaleando y sordo ya de un oído por el Volvió a casa corriendo, llorando a lágrima viva.
mareo. No Se encerró en
pudo más. su palacio
Salió desesper-
Los días que siguieron Benjamín blanco y
ado a tomar aire siguió escuchando ese grito corrió hasta
al patio, y vio a chillón, esa voz fantasmal que lo su habitación,
sus niños veci- acusaba, pero solamente él podía pero los
nos jugando.
oír labios habla-
ban desde las
El pelirrojo paredes.
Lázaro estaba buscando señal con su teléfono
mientras en su boca sostenía el palillo de una —¡Engañador! ¡Infanticida!
chupa. Al ver a su vecino adulto, Lázaro sonrió
con sus grandes dientes, teñidos de rojo. Poco sabía que Claudia nunca dejó la casa ese
día, se quedó encerrada en su estudio, con una
—¡Don Soplón! —chilló el niño, y se echó a reír, lamparilla febril iluminando su vejado rostro
con la paleta en la boca. chorreando lágrimas mudas sobre un libro de
arte. Pero con la boca firme, dura. Y los cuadros
La paleta de cereza le había dejado una man- a su alrededor susurraban:
cha roja alrededor de los labios, el residuo pe-
gajoso escarchaba la boca del niño, sonriente —¡Mentiroso, mentiroso!
con el celular en mano. Y Benjamín supo que —¡Se está subiendo al banquillo!
había encontrado a su culpable.

PÁGI N A #67 LA LOGIA OSCURA


—¡Usará una cuerda!
—¡No, una corbata!
—¡Que se cuelgue, que se cuelgue…!
—¡Ay, que se colgó!

Claudia las escuchó soplarle al oído, y siguió


leyendo.

TADEO STEIGER LAZO


San José, Costa Rica, 1983. Es graduado de
composición musical y bachiller en enseñanza de la
música. En el 2020 incursionó en la escritura con
una serie de relatos breves de terror que giran
alrededor de Paganini, un excéntrico demonio de
música. En el 2021 decide escribir «El soplón»,
mientras continúa trabajando en proyectos
enfocados en la música contemporánea.

LA LOGIA OSCURA PÁG I N A # 6 8


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Mario Chacón
Nana González
Wendy Bolaños
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Yamilah Solano Trailer
Jonathan Córdoba
Revisión filológica
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Sussy Carballo
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Dirección editorial
Fotografía
Frank Herrera
Frank Herrera

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LA LOGIA
OSCURA
WENDY BOLAÑOS
SUSSY CARBALLO
MARIO D. CHACÓN
JONATHAN CÓRDOBA
EFRAÍN DELGADO
PABLO DELGADO
J.P. HERNÁNDEZ
FRANK HERRERA
TADEO STEIGER LAZO

VOLUMEN 01
RELATOS DE TERROR
OCTUBRE 2021
LA LOGIA
OSCURA
OCTUBRE 2021

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