Está en la página 1de 6

EL LAGO TITICACA : BASURA,

PLOMO Y MERCURIO
Autor: gsagua.com Fecha de publicación : 6 de marzo del 2017

Pagina web: https://gsagua.com/el-lago-titicaca-basura-plomo-y-mercurio/

Una marejada equivalente a casi 2.500 piscinas olímpicas de aguas negras ingresan
cada año al lago Titicaca sólo desde la bahía de Puno, una de las 23 ciudades cuyos
desagües fluyen al lago que Perú comparte con Bolivia.

Para los más de 750.000 turistas que lo visitan anualmente es un lugar místico; el
lago navegable más cercano del cielo, a casi 4.000 metros de altitud. Para quienes
viven en las orillas, la magia del glorioso pasado incaico no existe.

Hace cuatro meses, una campesina llamada Maruja Inquilla quiso viajar hasta la
casa presidencial de Lima cargada con miles de ranas gigantes del Titicaca que
aparecieron muertas para alertar a las autoridades sobre la contaminación. Sin
embargo, no logró hacer el viaje por falta de dinero.

«Si las ranas hablaran, dirían: ‘por esto me estoy muriendo»’, dice Inquilla
indignada al pensar en los Telmatobius culeus, una especie de la que sólo viven
10.000 animales y aparece en «peligro crítico» en la lista roja de la Unión
Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN). Las autoridades han
prometido solucionar el problema desde hace dos décadas, pero hasta el momento
eso no ha sucedido.

Juliaca, una ciudad cercana donde aterrizan los turistas internacionales en Perú,
produce 200 toneladas diarias de basura y sus habitantes arrojan gran parte a un
río que se ha convertido en una compacta faja transportadora de desperdicios que
llega al Titicaca. Lo mismo ocurre con otras dos decenas de ciudades asentadas
alrededor del lago que tampoco cuentan con plantas de procesamiento de aguas
servidas ni sistemas de recojo de residuos sólidos.

El lago Titicaca es una de las reservas de agua dulce de Sudamérica, pero los
hospitales cercanos lo usan para deshacerse de agujas hipodérmicas y gasas,
mientras que los restaurantes vierten aceite quemado en bolsas. Por ello, los
moradores de la zona lamentan no sólo la suciedad y la pestilencia que genera, sino
el hecho de que la contaminación destruye la flora y fauna.

La otra fuente de contaminación viene de las minas de oro más altas del mundo,
ubicadas a 100 kilómetros cuesta arriba, donde miles de mineros informales usan
hasta 15 toneladas de mercurio por año para purificar el metal dorado y cuyos
residuos tóxicos llegan al lago por un río.

Dos investigaciones científicas realizadas en 2005 y 2014 han mostrado que


algunos peces del Titicaca tienen mercurio y otros metales dañinos para la salud.
En la más reciente, Mario Monroy, doctor en ecotoxicología por la Universidad de
Barcelona, halló mercurio, cadmio, zinc y cobre por encima de los niveles admitidos
para consumo humano en cuatro tipos de peces que son parte de la dieta de la
población. Además, Monroy detectó deformaciones a nivel celular en la sangre de
estos animales, que es ocasionada por la contaminación de metales pesados

El estado de la sangre de los peces es como un termómetro para medir la


contaminación del Titicaca, dijo Monroy a la AP.

Su estudio también encontró que el agua del lago posee plomo por encima de los
niveles permitidos para el consumo y afirma que el efecto de los metales pesados
en quienes lo consumen puede ocasionar anemias, dolores de cabeza, problemas
intestinales, osteoporosis y problemas de desarrollo mental, entre otros. Y aunque
la investigación fue auspiciada y difundida por la gestión anterior de Perú, los
pobladores aseguran que no han sido informados de que podrían comer mercurio y
beber plomo.

El estado de la sangre de los peces es como un termómetro para medir la


contaminación del Titicaca, dijo Monroy a la AP.

Su estudio también encontró que el agua del lago posee plomo por encima de los
niveles permitidos para el consumo y afirma que el efecto de los metales pesados
en quienes lo consumen puede ocasionar anemias, dolores de cabeza, problemas
intestinales, osteoporosis y problemas de desarrollo mental, entre otros. Y aunque
la investigación fue auspiciada y difundida por la gestión anterior de Perú, los
pobladores aseguran que no han sido informados de que podrían comer mercurio y
beber plomo.

María Avila tiene 23 años, es madre de una niña de cuatro y se enfurece cuando
habla de «la contaminación». Frente a su cabaña de adobe hay un lago casi del
tamaño de Puerto Rico y al costado hay un río, pero no puede usar el agua de uno
ni de otro para beber, asearse, lavar su ropa o cocinar. Si la toma, enfermaría de
diarreas agudas; si se baña, le saldrían granos rojos en la piel; si lava una blusa
blanca, ésta adquiriría un color verdoso y si tratara de calentar el agua para
prepararse un mate, la bebida tendría un sabor salado y amargo.

A María no le queda más que esperar la lluvia, pero si no hay precipitaciones debe
remar en su bote unos diez kilómetros hacia el interior del lago para juntar agua en
bidones. Ésta, a diferencia de la que llega hasta la orilla, sí puede usarse para
cocinar, bañarse y beber después de hervirla. María extraña los viejos tiempos:
recuerda que hace una década sólo navegaba cinco kilómetros para recoger agua y
hace 20 podía tomarla de las orillas.

En ocasiones, pese a vivir frente a un lago y un río, se forman colas de hasta 300
personas para recibir agua en bidones que las autoridades llevan en camiones
cisternas.

Edwin Corrales, médico que trabajó 15 años en la zona, refiere que todos los niños
de la aldea tienen cuadros de diarreas agudas y dermatitis con frecuencia.
Asimismo, dice que la gente «ya se acostumbró» a padecer estas dolencias.

María no está de acuerdo con eso. Según la joven campesina, los vecinos del
Titicaca se resisten a vivir «como cerdos o perros mendigos, porque no somos
eso», asevera mientras endurece los músculos de su rostro tostado por el sol del
altiplano. Como ella, otros pobladores de la zona sienten que los alcaldes, los
ministros y quienes han dirigido el país no han cuidado el lago.

En 2011, el entonces candidato presidencial Ollanta Humala prometió acabar con la


contaminación y construir plantas para procesar las aguas cloacales. Se llevó el 79%
de los votos de la región lacustre, la cifra más alta del país, y no cumplió.

Por su parte, el presidente Kuczynski, que vivió tres meses junto a su padre médico
en una aldea minera a 40 kilómetros del lago cuando tenía 11 años, ha prometido
lo mismo que su antecesor: construir diez plantas de tratamiento de aguas
residuales «para que el lago más bello del mundo sea el más limpio del mundo». El
mandatario, quien afirma que en más de 80 ciudades de Perú los desagües
contaminan los ríos, ha puesto en su lista de prioridades el acceso al agua potable y
el alcantarillado desde que ingresó al poder en agosto.

Desde Bolivia, el presidente Evo Morales ha prometido usar 85 millones de dólares


para descontaminar la parte boliviana del lago, pero los campesinos están hartos
de escuchar promesas y creen que el tiempo se acaba.
Por otro lado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) ha alertado sobre la crítica situación en algunos puntos y ha hecho un
llamado a los gobiernos de Bolivia y Perú, que comparten la soberanía del lago, a
encarar "una acción coordinada y urgente para frenar la degradación ambiental".

BBC Mundo hizo un recorrido por la ribera boliviana del Titicaca y pudo observar
que las aguas residuales de las poblaciones cercanas desembocan en el lago, la
basura es arrojada prácticamente en las playas, y los pobladores, si bien son
conscientes de la contaminación, creen que ellos no son los responsables de la
situación.

Un total de tres millones de personas viven en las cercanías de la cuenca del Lago
Titicaca y, según Naciones Unidas, las principales ciudades ribereñas generan más
de 100.000 toneladas de residuos al año que van a parar al lago.

Según el informe, también contribuyen a la degradación la actividad minera en los


ríos cercanos al lago Titicaca y el calentamiento global.

"El lago está contaminado, en Copacabana por ejemplo los domicilios no tienen
alcantarillado bueno y todo va al lago", dice Sixto Paredes, un dirigente del
denominado sector Lago, a quien BBC Mundo encuentra en una lancha cruzando el
estrecho de Tiquina.

Copacabana es un santuario y un destino turístico situado a orillas del lago. Allí las
aguas tienen un color oscuro y el olor que despiden es desagradable.

Rolando Poma, el oficial de Desarrollo Humano del municipio de Tiquina, lamenta


esta situación, pero asegura que la contaminación proviene de la ciudad de El Alto,
vecina de La Paz, que tiene un millón de habitantes y que evacúa sus aguas
residuales en ríos que luego desembocan en la bahía de Coana, en el lago Titicaca.

Esa bahía es el punto más crítico en el lado boliviano, así como la región de Puno en
Perú.

LOS PECES ESTAN DESAPARECIENDO

Evelyn Taucer , coordinadora del equipo que realizó el estudio de la cuenca del
Altiplano, anticipa que esta contaminación "va a producir daños en la vida acuática
y se está produciendo un cambio en la calidad del agua".
Los pobladores ya han comenzado a sentir esos efectos, sobre todo en la
disminución de los peces.

Rolando Poma cuenta que la contaminación ha provocado "la pérdida del pescado.
Algunas variedades han desaparecido" y otras empiezan a escasear.

Por este motivo, ha empeorado la economía de los habitantes de las riberas del
lago, donde sin embargo, la gente también vive de la ganadería y de la agricultura.

NO SOMOS NOSOTROS

Entre los pobladores hay coincidencia en que el lago está recibiendo basura, aguas
residuales y tóxicos de la explotación minera, pero nadie se siente responsable por
la situación.

Candelaria Villanueva, quien tiene un puesto de venta cerca de la playa, cree que la
contaminación proviene de Copacabana y de Perú. "Por este sector no hay",
asegura.

Rolando Poma cree que "los comunarios no contaminan, los que contaminan son
los pasajeros que vienen".

Sale al paso de estas críticas el turista canadiense Vicente Sentarno. "Lo que no me
gustó es ver todas esas botellas flotando en el agua. Pero eso no es culpa del
turismo. Esa es culpa de la gente del lugar. Los turistas dejan una marca, pero son
los locales en Bolivia los que no tienen todos los conocimientos que tenemos
nosotros sobre el medio ambiente", dice mientras aborda una lancha para cruzar el
lago.

ACCIONES URGENTES

El informe de Naciones Unidas advierte que "es indispensable que ambos


gobiernos (Bolivia y Perú) y sus instancias políticas y técnicas involucradas
mantengan un seguimiento continuo del devenir de este proceso" y que se asuman
las medidas adecuadas.

"Sólo así podrá evitarse el caer en el ya conocido camino del abandono", señala el
documento.
Entre las medidas recomendadas está la coordinación y compatibilización de la
legislación de Bolivia y Perú, así como la construcción de infraestructura y el
racionamiento de la pesca.

También podría gustarte