Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DIOS NUNCA QUIZO QUE LA MUJER VIVIERA SOMETIDA BAJO LOS MALTRATOS
Y MENOSPRECIOS DE UN HOMBRE, PERO POR EL PECADO QUE ENTRO EN LA
NATURALEZA HUMANA EL HOMBRE LO HA HECHO DURANTE SIGLOS.
Conclusión
El valor de cada mujer ante los ojos de Dios es inmenso y sin
medida.
Somos amadas incondicionalmente, valoradas por nuestra
singularidad y dotadas de un propósito significativo en los
planes divinos.
Nunca debemos olvidar que somos preciosas y valiosas para
Dios, y que nuestro valor no se basa en nuestras acciones o
logros, sino en nuestra identidad como hijas suyas.
En un mundo que a menudo nos define por nuestro aspecto
físico, nuestras habilidades o logros, es fundamental recordar
que nuestro verdadero valor radica en nuestra relación con
Dios.
Él nos ha creado con amor y cuidado, nos conoce íntimamente
y nos ha destinado a cumplir un propósito único en Su reino.
Aceptemos el amor y la gracia de Dios en nuestras vidas y
vivamos de acuerdo con nuestra identidad como hijas amadas.
Busquemos crecer en nuestra relación con Él a través de la
oración, la lectura de la Biblia y la comunión con otros
creyentes.
Valoremos y respetemos a nuestras hermanas, animándolas y
apoyándolas en su caminar con Dios.
Recordemos siempre que somos preciosas para Dios y que
nuestro valor trasciende cualquier estándar humano.