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El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo

Jesus El Cristo James E Talmage

Su importancia en la historia
Para el estudiante de historia, este Hombre entre los hombres ocupa el primer,
principal y único lugar como personalidad dirigente en el progreso del mundo.
Nunca jamás ha producido el género humano un director de igual categoría.
Considerado únicamente como personaje histórico, es singular.
Tanto el cristiano como el incrédulo reconocen su supremacía como Hombre, y
respetan el significado trascendental de su nacimiento. Cristo nació en el
meridiano de los tiempos;b y su vida en la tierra señaló, a la misma vez, la
culminación de lo pasado y la inauguración de una era señalada por la
esperanza, esfuerzos y realizaciones humanos. Su advenimiento ocasionó un
sistema nuevo en la manera de contar los años; y por consentimiento común,
los siglos que antecedieron su nacimiento han sido contados hacia atrás desde
ese memorable acontecimiento, y han sido designados correspondientemente.
Nos ha sido preservada una breve narración de algunas de sus palabras y
obras; y esta relación, aunque fragmentaria e incompleta, es justamente
considerada como el tesoro más grande del mundo.
Ni se ha escrito, ni puede escribirse una biografía adecuada de Jesús, como
Niño y como Hombre, por la sencilla razón de que no hay abundancia de
informes. Sin embargo, jamás ha habido un hombre de quien más se haya
dicho y cantado, nadie a quien se haya dedicado una proporción mayor de la
literatura del mundo. Cristianos, mahometanos y judíos, escépticos e
incrédulos, los poetas, filósofos, estadistas, científicos e historiadores más
eminentes del mundo—todos lo ensalzan.
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo
Importancia de su nombre
En los nombres y títulos particulares que autorizadamente se aplican a Jesucristo
está manifestada su divinidad. Según el criterio del hombre, no se puede atribuir
mucha importancia a los nombres, pero en la nomenclatura de los Dioses, cada
nombre es un título de poder o categoría.
Jesús es el nombre individual del Salvador, y escrito en esta forma, es de
derivación griega; su equivalente en hebreo era Yehoshua o Yeshua, o como lo
conocemos en castellano, Josué. En su forma original, era bien sabido que el
nombre significaba “Ayuda de Jehová” o “Salvador”. Aunque en la actualidad es
un nombre tan común como Juan o José o Manuel, sin embargo, el nombre fue
prescrito divinamente, como ya se ha dicho. Por tal motivo, el ángel declaró a
José, con quien estaba desposada la virgen: “Y llamarás su nombre JESUS, porque
él salvará a su pueblo de sus pecados.”p
Cristo es un título sagrado y no es una designación ordinaria o nombre común; es
de origen griego y son idénticos su significado y el de su equivalente
hebreo, Mesías, que quiere decir el Ungido

Romanos 5:12,18
12 Por consiguiente, como el apecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la bmuerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos cpecaron.
18 Así que, como por la transgresión de uno solo vino la condenación a todos los
hombres, así también por la justicia de uno solo vino la gracia a todos los hombres
para justificación de vida.
Juan 3:16
16 Porque de tal manera aamó bDios al mundo que ha dado a su Hijo cUnigénito,
para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo
La verdadera Navidad
Por el Presidente Howard W. Hunter (1907–1995)
“De todas las festividades, ninguna [como la de la Navidad] penetra tanto el
corazón humano ni inspira sentimientos más sublimes. Los pensamientos, los
recuerdos, las esperanzas y las tradiciones ligadas a ella se vinculan
colectivamente a la antigüedad y a la nacionalidad, e individualmente a la
infancia y a la vejez. todo ello hace de la Navidad la festividad más anhelada, la
más universal y, desde cualquier punto de vista, la más importante para el
hombre”

La Navidad no es un día ni una estación, sino una condición del corazón y de la


mente.
Si amamos al prójimo como a nosotros mismos;
Si en nuestra riqueza somos pobres en espíritu y en nuestra pobreza somos ricos
en misericordia;
Si nuestra caridad no se gloría en sí misma sino que es sufrida y benigna;
Si cuando nuestro hermano nos pide un pan, nos entregamos a nosotros mismos;
Si cada día nace repleto de oportunidades y muere habiendo logrado algo, sin
importar cuán pequeño sea,
Entonces cada día es de Cristo y la Navidad siempre está próxima.
[En Charles L. Wallis, editor, Words of Life, 1966, pág. 33]

El significado actual de la Navidad


¿Qué sentido tiene hoy la Navidad? La leyenda de Papá Noel, el árbol de
Navidad, las guirnaldas decorativas y el muérdago, así como los regalos, todo
ello nos manifiesta el espíritu del día que celebramos; pero el verdadero
espíritu de la Navidad es mucho más que eso. Se halla en la vida del Salvador,
en los principios que enseñó, en Su sacrificio expiatorio, el cual es nuestro gran
patrimonio.

Hace muchos años, la Primera Presidencia de la Iglesia declaró lo siguiente:

“Para los Santos de los Últimos Días, la Navidad consta de un elemento


recordatorio y de uno profético. Por un lado es un recordatorio de dos
acontecimientos grandes y solemnes, que se recordarán como los sucesos más
poderosos y más maravillosos de la historia de la humanidad. Se [preordenó]
que ambos tuvieran lugar antes de la creación de este planeta. Uno de ellos fue
la venida del Salvador, en el meridiano de los tiempos, para morir por los
pecados del mundo; el otro es la futura venida del Redentor resucitado y
glorificado, para reinar en la tierra como Rey de reyes”
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo
En su breve epístola a los gálatas, Pablo muestra su gran preocupación por la
evidente incredulidad de ellos y su abandono de las enseñanzas sobre el Cristo
cuando les escribió: “Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente
cuando estoy presente con vosotros. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:18–19). En
otras palabras, Pablo manifestó sentir dolor y ansiedad hasta que Cristo fuese
“formado” en ellos, que es otra manera de decir, “[estar] en Cristo”, expresión que
Pablo emplea habitualmente en sus escritos.

Cristo puede nacer en la vida de los hombres, y cuando esta experiencia tiene
lugar, se dice que tal hombre es “en Cristo”, es decir, que Cristo se ha “formado”
en él. Ello presupone que aceptemos a Cristo en nuestro corazón y que hagamos
de Él la mayor influencia en nuestra vida. Cristo no es una verdad general ni un
dato histórico, sino que es el Salvador de los hombres en todo lugar y en todo
momento. Al esforzarnos por ser como Cristo, Él “se forma” en nosotros; si
abrimos la puerta, Él entra; si buscamos Su consejo, Él nos aconseja. Para que
Cristo sea “formado” en nosotros, debemos creer en Él y en Su expiación. Esa
creencia en Cristo y guardar Sus mandamientos no supone obstáculo alguno; más
bien los hombres son libres gracias a ambos. El Príncipe de Paz aguarda para
darnos paz mental, con lo cual podemos convertirnos en conductos de esa paz.

La verdadera Navidad acude a aquel que ha aceptado a Cristo en su vida como


una fuerza impulsora, dinámica y revitalizadora. El verdadero espíritu de la
Navidad yace en la vida y en la misión del Maestro.

El verdadero espíritu de la Navidad:

“Es un deseo de sacrificarse por los demás, de brindar servicio y de poseer un


sentimiento universal de hermandad. Consiste en la disposición para olvidar lo
que has hecho por los demás y recordar únicamente lo que los demás han hecho
por ti; es olvidar lo que el mundo te debe y pensar sólo en… tus deberes desde un
punto medio, y en la ocasión de obrar bien y de ayudar al prójimo desde un
primer plano; consiste en ver que el prójimo es tan bueno como tú y tratar de
mirar más allá del rostro, en el corazón, y en cerrar tu libro de quejas contra el
universo y buscar un lugar donde sembrar las semillas de la felicidad sin que
nadie te vea” [Improvement Era, diciembre de 1919, pág. 155].
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo

PME capitulo 3 pag 36


El profeta José Smith enseñó: “Los principios fundamentales de nuestra
religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a
Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los
cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son
únicamente apéndices de eso” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:
José Smith, 2007, págs. 51–52).
PME capitulo 3 pag 65 La mision divina de Jesucristo
El Padre Celestial envió a la tierra a Su Hijo Amado, Jesucristo, para hacer
posible que todos nosotros experimentemos gozo en este mundo y la vida
eterna en el mundo venidero. “Y este es el evangelio, las buenas nuevas […]:
Que [Jesucristo] vino al mundo […], para llevar los pecados del mundo, y para
santificarlo y limpiarlo de toda iniquidad; para que por medio de él fuesen
salvos todos” (Doctrina y Convenios 76:40–42).

Busquen el verdadero espíritu de la Navidad


Si desean buscar el verdadero espíritu de la Navidad y participar de su
dulzura, permítanme hacerles la siguiente sugerencia. Durante el ajetreo de las
fiestas de esta Navidad, aparten un tiempo para volver su corazón a Dios. Tal
vez en las horas de quietud, en un lugar tranquilo y arrodillados (a solas o
acompañados de sus seres queridos), den gracias por todo lo bueno que hayan
recibido y pidan que Su Espíritu more con ustedes al esforzarse con denuedo
por servirle y guardar Sus mandamientos.
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo

El Cristo viviente el testimonio de los Apóstoles y profetas


Al conmemorar el nacimiento de Jesucristo hace dos milenios, manifestamos
nuestro testimonio de la realidad de Su vida incomparable y de la virtud
infinita de Su gran sacrificio expiatorio. Ninguna otra persona ha ejercido una
influencia tan profunda sobre todos los que han vivido y los que aún vivirán
sobre la tierra.
Él fue el Gran Jehová del Antiguo Testamento y el Mesías del Nuevo
Testamento.
Testificamos solemnemente que Su vida, que es fundamental para toda la
historia de la humanidad, no comenzó en Belén ni concluyó en el Calvario. Él
fue el Primogénito del Padre, el Hijo Unigénito en la carne, el Redentor del
mundo.
Se levantó del sepulcro para ser las “primicias de los que durmieron” (1
Corintios 15:20). Como el Señor Resucitado, anduvo entre aquellos a los que
había amado en vida.
Testificamos que algún día Él regresará a la tierra. “Y se manifestará la gloria
de Jehová, y toda carne juntamente la verá” (Isaías 40:5). Él regirá como Rey de
reyes y reinará como Señor de señores, y toda rodilla se doblará, y toda lengua
hablará en adoración ante Él.
Él es la luz, la vida y la esperanza del mundo. Su camino es el sendero que
lleva a la felicidad en esta vida y a la vida eterna en el mundo venidero.
Gracias sean dadas a Dios por la dádiva incomparable de Su Hijo divino .
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo
El Propósito de la Navidad y el significado del nacimiento de Cristo

Cómo apreciar el verdadero significado de la


Navidad
Por el presidente Dieter F. Uchtdorf

Tomado del Devocional de Navidad de la Primera Presidencia de 2010.

Cuando nos preparamos para la Navidad meditando en su verdadero


significado, nos preparamos para sentir a Cristo y sentir Su mensaje.
Permítanme sugerir tres cosas que tal vez deseemos estudiar, meditar y aplicar
en esta época de preparación.
Primero, regocijémonos en el nacimiento de nuestro Salvador. Celebramos el
nacimiento del Hijo de Dios, el Creador, nuestro Mesías. Nos regocija que el Rey
de Reyes viniera a la tierra, naciera en un pesebre y viviera una vida perfecta.
Cuando Jesús nació, el gozo en los cielos fue tan grande que no se pudo
contener (véase Lucas 2:8–14).
Segundo, meditemos en Su influencia actual en nuestra vida. La Navidad es una
época para recordar al Hijo de Dios y renovar nuestra determinación de tomar
Su nombre sobre nosotros. Es el tiempo para reexaminar nuestra vida y evaluar
nuestros pensamientos, sentimientos y hechos. Dejen que sea un tiempo de
recuerdo, de gratitud y un tiempo de perdón. Permitan que sea una época para
meditar en la expiación de Jesucristo y en el significado personal que tiene para
cada uno de nosotros. Dejen que sea, especialmente, un tiempo de renovación y
de volver a comprometerse a vivir de acuerdo con la palabra de Dios y a
obedecer Sus mandamientos. Al hacer eso, lo honramos mucho más de lo que lo
haríamos con luces, regalos y fiestas.
Tercero, aguardemos anhelosamente Su venida. Si bien la época navideña
suele ser un tiempo para dar una mirada retrospectiva y celebrar el nacimiento
de nuestro Señor, a mí me parece que también debiera ser un tiempo para
mirar al futuro. Miremos hacia adelante. Preparémonos para ese día bendito
cuando Él venga otra vez. Seamos tan sabios como los de la antigüedad, que
velaron por Su venida.

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