Madre Teresa de Calcuta: Una mirada crítica a su legado y

solidaridad

Agnes Gonxha Bojaxhiu, o mejor conocida a nivel mundial como Santa Madre
Teresa de Calcuta, fue una monja católica de origen albanés que pasó a la historia
como uno de los íconos más importantes del siglo XXI. Su relevancia se ve
cimentada en su solidaridad y servicio a los más necesitados, acompañada de su
labor de evangelización y predicación de la religión a la que pertenecía. Su
fallecimiento no fue un impedimento para que sus fieles permitieran que su legado
pase al olvido y continuaron idolatrando la imagen que ella construyó de sí misma en
sus años de vida. Sin embargo, la realidad de este personaje no es como había sido
pintado. Documentos y testimonios han dejado a la luz la verdadera cara de la
supuesta santa, que la sociedad y la iglesia trataron de esconder, mas la verdad
terminó por imponerse. Por eso, bajo mi punto de vista, la Santa Madre Teresa de
Calcuta no debería ser tan idolatrada por la Iglesia ni el mundo que la tiene en un
pedestal.

La fe de la Madre Teresa, la cual fue promovida en todos los rincones que visitaba
con tanta devoción y seguridad, escondía en realidad un contexto hipócrita y
contradictorio. Correspondencia revelada en el libro “Madre Teresa: Ven, sé mi luz”
(2003) y publicada por el sacerdote Brian Kolodiejchuk evidenciaba los
pensamientos más profundos de la santa. En una carta remitida al reverendo
Michael van der Peet expresaba lo siguiente: “Jesús tiene un fuerte amor por ti,
¿pero para mí? Los silencios son demasiados. Miro y no veo. Escucho y no oigo. Te
pido que reces por mí. Ruégale que me eche una mano”. Con este fragmento del
libro podemos darnos cuenta de la escasez de creencia y crisis sobre su propio
dogma y el cual utilizó para la construcción de su congregación. La “oscuridad” que
experimentaba, a pesar de su disciplina en sus actos religiosos de solidaridad, la
acompañó la mayor parte de su vida, algo que suena de forma negativa tomando en
cuenta todos sus discursos referentes a este tema (fueron muchos), los mismo que
impulsaron a la unión de muchos fieles y la hicieron una reconocida figura pública en
la Iglesia Católica. ¿Cómo una persona que promulgaba el amor de Dios hacia los
demás dentro de sí misma sentía la ausencia constante de este mismo sentimiento?
Por otro lado, el estado de las diferentes casas de acogida pertenecientes a la
Madre Teresa es uno de los temas más polémicos cuando nos referimos a este
emblemático personaje. En su libro 'The Missionary Position: Mother Teresa in
Theory and Practice', el periodista y escritor británico Christopher Eric Hitchens
detalla un problema que revela el incorrecto manejo de los recursos destinados a
personas cuya vida estaba condenada a dejar la Tierra. A pesar de recibir
donaciones sustanciales, las casas de acogida no lograron proporcionar
adecuadamente los materiales y espacios salubres que se esperaban. Es antiético
que la congregación afirme y reciba premios y reconocimientos por llevar a cabo
actos de caridad en favor de los más necesitados, utilizando dinero recaudado de
individuos que creen en la causa, cuando la realidad de estos lugares contradice
estas afirmaciones, esta propaganda que oculta la negligencia de que esta
congregación cometió. Esto no significa que no debamos valorar los pequeños actos
de solidaridad; sin embargo, la transparencia de la organización sobre la verdadera
situación de sus centros es esencial cuando se trata de personas que esperan
desesperadamente ayuda. Además, mantener la credibilidad como representación
de una religión y una fe mundial es crucial, algo que la líder de este proyecto
humanitario no pudo realizar,

En base a los argumentos dados con anterioridad, la imagen de Madre Teresa de

Calcuta es mucho más compleja de lo que se suele retratar cuando su nombre es
mencionado. A pesar de su reconocimiento por sus actos de devoción y caridad, la
evidencia sugiere que su vida estuvo marcada por discursos contradictorios y la
gestión inadecuada de las casas de acogida que se encontraban a su mando. Esto
causa una disonancia en sus discursos, tratándose una persona que sentía vacío en
relación a la fe que promulgaba, y la autenticidad de ella como una modelo
espiritual. Además de plantear preocupaciones éticas en relación al estado de sus
casas de acogida, aquellas que se encontraban lejos de la expectativa que se
pintaba gracias a las generosas donaciones que se realizaban, poniendo en duda la
transparencia y responsabilidad no asumida de estos lugares que servían a los más
pobres.
En conclusión, la crítica a este ícono mundial y ganador de un Premio de la Paz no
busca desacreditar todos sus actos que sin duda ayudaron a mucha gente, no
obstante, una visión crítica a su legado nos demuestra que idolatrar ciegamente a
una figura pública puede exonerar de nuestra mente aspectos importante a lo hora
de cometer este descuido. Invito a la reflexión de examinar con más cuidado estos
aspectos, recordar la importancia de la transparencia, la coherencia entre hablar y
actuar, y la búsqueda de la buena ejecución de las organizaciones benéficas que
influyen significativamente a nuestra sociedad. Que el legado de la Madre Teresa
sirva como un recordatorio de la importancia de abordar estas cuestiones con
atención y responsabilidad para lograr un impacto genuino en la ayuda a quienes
más lo necesitan y la promoción de valores éticos.