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Javier Sepúlveda Estrada

Egresado de Derecho, Universidad de Concepción

Ayudante CEE UdeC


Cumbre UE-CELAC: Momento Clave
Tras ocho años sin tener una consulta política interregional, sesenta países de ambos
lados del Atlántico se han reunido en Bruselas para retomar una relación birregional
que estaba en pausa. Mucha agua había pasado bajo el puente durante ese tiempo: un
ciclo de políticas latinoamericanas centrífugas, el Brexit, la pérdida de vigencia de
UNASUR, el estancamiento del MERCOSUR y de la Alianza del Pacífico, la pandemia, la
irrupción de populismos de derecha radical en el Viejo Continente y el auge de una
China cada vez más preponderante en las economías latinoamericanas, han hecho una
necesidad imperiosa la realización de esta cumbre.
Así, tanto Europa como América Latina desean obtener mayores espacios de
maniobrabilidad autónoma frente a otros actores, y evitar un escenario de estar entre
la espada y la pared, especialmente de Washington y Beijing. En consecuencia, el
encuentro ha sido clave: ambas regiones lograron un acuerdo final tras una ardua
negociación y la cesión mutua de varios intereses, y que van desde temáticas como la
Guerra en Ucrania, hasta compromisos climáticos e inversión de recursos financieros
europeos en América Latina. ¿Es la mejor declaración que se pudo haber obtenido?
Prefiero decir que es la precisa para volver a retomar una relación de manera clara y
pragmática.
Chile, asimismo, ha tenido un rol destacado. La intervención de Gabriel Boric fue
impecable e ilustrativa de los principios de política exterior que el país ha sostenido a
lo largo del tiempo: respeto al Derecho Internacional, apoyo al sistema multilateral, y
defensa irrestricta a los DD.HH. Y es más, resalta también por la discrepancia que
genera con liderazgos como el de Lula da Silva, que ha sido más ambivalente con el
respeto de estos principios en miras de obtener un rol de negociador en la invasión
rusa en Ucrania, y que le ha causado más críticas que apoyos.
Por otro lado, la intervención fue clave en tres áreas que resultan interesantes. Así,
menciona la importancia de ser autónomos frente a otros actores, especialmente de
EEUU y de China; la confirmación de los compromisos climáticos y el avance hacia una
transición energética justa; y de que Chile sea partícipe de las cadenas de valor
agregado y no solo un mero exportador de materias primas.
Así, Chile y la Cancillería al mando de van Klaveren lo han hecho excelente, y se deben
reconocer los logros y los buenos resultados de una cumbre donde Chile tuvo
protagonismo.

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