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21° conferencia. Desarrollo libidinal y onganizaciones sexuales Seiiores: Tengo la impresién de que Ao he logrado con- Tertlsslcnemente de I ipo de Is perversion nes para nuestra concepcién de Ia sexualidad. Por eso pro. ccuraré, hasta donde me sea posible, mejorar y complementar ‘mi exposicién, 2 No et que las perversiones solas nos compeliefan a intto- ducir en el concepio de sexualidad es modificacion que nos atrajo un disenso tan violento. Todavia mis contribuye a cllo ¢l estudio de Ia sexualidad infantil, y Ia concordancia de arm bas cosas fue decisiva para nosotros. Peto las extevioizaco. nes de la sexualidad infantil, por inequivacas que puedan ser 4 los iltimos aiios de la infancia, parecen ol comienzo per. detse en Jo indeterminable. Quien'no quieta tomar en cuenta |s histotia evolutiva ni el contexto analtco, les impugnaté sy caete realy, « cab, es seu un care renciado cualquiera. Recuerden que por shota no posee ‘mes una sefal universalmente admitide que peemita deter minar Ia naturaleza sexual de un proceso, a menos que otra ‘yea recurramos a su vinculo con le funcién de reproduccién, que tenemos que rechazar por demasiado mezquino. Los er {erios biolégicos, como las periodicidades de 23 y 28 dias es. tablecidas por W. Fliess [1906], son todavia enteramente cucstionables; las’propiedsdes quimicas de los procesos se. 2xuales,cuya existencia estamos autorizados a sospechar, espe. tan atin ser descubiertas. En cambio, las perversiones sexus. Jes de los adultos son algo aprchensible e inequivoco. Como ya To prueba el nombre que se les da, universalmente adm tido, pertenecen sin lugar a dudas a Jn sexualidad. Puede Iamétselos signos deyenerativos o de otro modo, pero na dic hha osado sostener que no son fenémenos de {a vida se. ‘ual, Bllos nos autorizan a formula este aserto: sexulidad ¥ sePtoduccién no coinciden; en efecto, es evidente que to dos ellos desmienten Ia meta de la reproduccién. Neo ahi un paralelismo que no deja de ser interesante ‘Mientras que pata Ja mayoria que de la sexualidad? Responderén ustedes que cl caricter sexual se agrega justamente cuando los genitales em piezan a desempefiar cl papel que les corresponde; lo sexual foineide con To genital. ¥ aun recharardn mi objectn basada fen la existencia de Tas perversiones haciéndome presente que fen Ia mayoria de ellas, no obstante, se alcanza el orgasmo penital, aunque por ottos caminos que la unign de los geni- es. Realmente ustedes se hallarén en mucho mejor posicin si de las notas caracterfsticas de lo sexuel climinan su sefe- tencia a Ia reproduccin, insostenible por la existencia de sversiones, y Ie anteponen, a cambio, Ie actividad ge- tital, Entonces mlestras posiiones no divergen tanto; queda tuna simple oposicién entre los ézganos genitaes y los ots Steaon: Peo, cae acen stds con ios mes ep fiencias que les muestran que los genitales pueden ser sub- topados por otror érganos en Ia ganancia de placer, como 2 [Organs rmino que Fread parece Huber utlizedo por pie mera ver‘en aPasoncy y destino, de pulsigar (19152), AE, 14, fle IL, 9 gue vols £ empleat ca fa Nucrat confeencir dé Witoducin J puicoendlts (1838s), AE, 92, pag 9, Por spacso, i comespondieate coneepto Yu i cia fui dese in cu de los ‘Tres ents (19034); vase, por jeaplo, AB, 1, pl. 179.) 295 jecurre en el beso normal, asf como en las préticas perversas de los libertinos y en le sintomatologla de Ie histeria? En cesta neurosis ¢s lo més corriente que fenémenos de estima laci6n, sensaciones e inervaciones que son propios de los ge ritales —incluso los procesos de Ja ereccin—~ se desplacen 1 otras regiones del cuerpo alejadas de estos (pe), que se trasladen hacia arriba, a la cabeza y el rostro). Convencidos de que no pueden aferrarse a nada en calidad de rasgo ce ecteristico de To que postulan como sexual, ustedes se verdn forzados « seguir mi ejemplo y extender fy designacion de «sexual» también 2 las précticas de It primer sspitan al placer de Srgano. 'Y ahora admitan ustedes para mi jutficcion ottes dos ‘lucidaciones. Como ya bien saben, Hamamos sexual a las dudosss ¢ indetesminables préctcas placentetas de la. pri- ‘mera infancia porque el camino del andlsis nos lleva a ellas desde Jos sintomas pasando por un material indiscutible- mente sexual. Admito que no por eso tendtian que ser tam. bién sexuales. Pero consderen ustedes un caso andlogo. Su- pongen que no tuviéramos ninguna via para obsetvat desde sus semillas el desarrollo de dos plantas dicotiledéneas, el ‘manzano y la habs, pero que pudiéramos perseguitlo retos- pectivamente desde el individuo plenamente formado hasta el primer getmen provisto de dos eotiledones. Estos presen ‘tan un aspecto indiferente, en los dos casos son del mismo tipo, gSupondtemos que lo son realmente y que la diferencia entre manzano y haba se introduce sslo més tarde en las plantas? ¢O desde el punto de vista biolégico es més correcto creer que exa diferencia preexiatia en el germen, aunque en Jos cotiledones yo no podia discemizla? Lo mis: smo hacemos en el caso de las pricicas del lactante cuando Hamamos sexual al placer. Aqui no puedo examinar si todo placer de drgano debe llamarse sexual o si ademés del pl Ger spa exe ro que no merece ul nombre, SE de masiado poco del placer de érgano y de sus condiciones; ade- sds, dado el cardcter retrocedente del sndlisis, no puedo final me topo con factores por shots no infancia que asombrarme secenincte eis iY algo més! May poco ganarfan ustedes en favor ‘que pretenden afmar, en favor de la puteza sexual de nfo, sun si pudieran convencerme de que serfa mejor no conside- ‘tar sexuales las pricticas del lactante. En efecto, ya desde el tercer afio de vide Ja sexualidad del nifio no da luger a ng de ees dadas, pr est Goce ya epian # Ox arte los gentales y quid scbrevene ieularmente tn Pe odo de masturbacin infantil, 0 sa, de satstaciSn pen tal, Las manifestaciones anfmicas ' sociales de Ia vida sexual 296 ya no se echen de menos; cleccién de objeto, preferencia ticrna pot determinadas personas, y aun la predilecién por uno de los sexos, los celos: he abi fendmenos camprobados por observaciones imparcales hechas con independencia del peicoandlisis y antes de su advesimiento, y que pueden ser onfirmads por cualquier observador que quiere verlor, Me objetarfn que nunca pasieron en duda el temprano despertat de Ie temara, sino s6lo que esta tuviera el caricter de 10 sesexuale. Es verdad que los nifos de entre tres y ocho aifos hhan aprendido 2 ocultarlo, pero si ustedes prettan atencién ppodrin reunir buenas pracbas de los propésitos esensualese de esta teinare yi algo todavia se les excap, as explore clones analticas se lo proporcionarén sin trabajo y en dancia. Las metas sexuales de este petiodo de Ia enttaman de manera fatima con la contemporénes investiga- cin sexual de Ia que les he dado algunos ejemplos Lodge. 289.90). El carder perverso de slgunas de ester metas de- ppende, natucalmente, de Ia inmadurez consttucional del fio, quien no ha descubierto atin la meta del coito. [Mis o menos desde el sexto al octavo sfio de vida en ade- lante se observan tuna detencién y un retroceso en el dess- trallo sexual, que, en los easos més favorables desde el punto de vista cultura, merecen el nombre de perfodo de latencia. Este puede faltar; no es forzoso que taige aparcjada una itera completa de as priciesyos ineress seu les. Las vivencias y mociones animicas anteriores al adve- nimiento del perfodo de latencia son vietinas en su mayors, de la amnesia infantil, ese olvido que ye elucidamos,* que cculta nuestros primeros afios de vida y nos aliena de ellos En todo psicoanflisis se plantea la tarea de recobrar en el recuerdo ese perfodo olvidado de la vids; no podemos de ja de sospechar que los comienaos de vida sexual contenidos en dl proporcionaron el motivo de ese olvido, que, por tanto, serfa un resultado de la represién. Desde el tercer aio de vide, la sexualidad del nifio mues- ‘ta mucha semejanza con Ia del adulto; se diferencia de esta, como ya sabemos, por la falta de una organizacin fia bsjo el primado de los genitales, por los inevitables raxg0s pet vers0s y también, desde luego, por la intensidad mucho me- not de la aspracién en su eonjanto. Pero ls fases del desa- rrollo sexual (o, como decimos nosotros, libidinal) intete- santes pera la teoria se sitian mis atnis de ese punto tem- Pore, Es un desarollo tan répido que Ia observacin ditecta * (CE. 15, pigs, 182 y sign 297 una habta logrado, probablemente,fijar sus imagenes fx stves Selo con ayuda de I explotacin pelounaica de fio nearosi se hito posible colegit unas faxes todavia mds remota del desarrollo libidinal, Pot certo, no son sna cone trucions;empero, ciltivan el peioandiien la précis ustedes doscebritin que son consiruccones neceattsy fi lex. Pronto comprenderdn cémo sucede que fa ptologta pu de revelarnon aqui unos neros que en dl objeto normal pot fuetan pesumos pot alto ‘Ahora podemos indica In conformacién de la vida sexual del ito anes de que ae instaue cl prado de los genitals, este se prepara en le primera poe inant Ia anterior al periodo de latenca, y se organiza de maneta daradera a pe tr de la pubertal: Eo ext prebistri ay una suerte de orgeizacon, laa que Umaremos pregenid. Dero en exe fase no se aitdan cn el primer plano lee pulsonespacciales tentales, sno ls sidicayy ans, La oposiion catre me Sinfonia no ca ia ft age; ope su lugar la oposicion enire activo y pasioo, que puede de finite como la precrsora de a poatdad seas, con la bal tumbige se suella mis tarde, Le que_nos parece masclino las prtcns de esta fas, sla consideramos desde la fae genital, result set expresién de una pulién de apodere fino que feiimente desborde hacia To crcl, Asprslones de meta pesia se anudan ala 2008 erGgena del oficio ana, ‘muy importante cn este ptiodo. La pulsign de very Ix pal Sion de seber despirtan con fuera; fs genitales petifpan tn la vide sexual proplamente dia slo en su papel de Gr fins paral xreg roa tae a puso arial no cascen de objets, pero estos no necesaramente Eoincden en uno solo, La crpastacén sdico-anal esa etapa Sue precede lnmediatamente la fase del primado genital Un estudio més profundizado. mucsra todo lo que de ell se conserve on Ia. postetior confrmacisn.definiva Tos Gaminoc que sat pulsiones paras vieron compeldas a seguir pura insetarse. dentro de In neva ofganteaci6n ital? Por deteis dele fave sfdicoranal del desarrollo I fal obteremon tov Iv de ane tape de ore nizacén més temprana, mis prmitiva an, en que la 2pa fxégena de la boca desompei el papel principal. Pueden colepi ustedes que la practice seaual del chupeteo [pé 2c) ie pencnet y denn deco « sombre oe HS acidad de los atiguos egpccs, cuyo ate catacietizbe al fifo, y también af dios Horus, por el dedo en la boca. Recientemente, Abraham (1916) ha informed aceres Seas 9 TLoego Freud opregS una fase oftlica» ene la sfdizoanal y cig REG ses wm fs 1a sidicoanal y 298 hnuellas que esta fase oral primitiva dejz en Jn vida sexual posterior. Puedo suponer, sefiores, que estas iltimas comunicaciones anfas sobre lat otganizaciones sexuales les han traido mis confusién que esclarecimiento. Quizés otte vez he entrado demasiado en fos detalles. Pero tengan paciencia; To que hun ido les resultsré valioso cuando més tarde lo apliquemos. Por ahora retengan esta impresién: que Ia vida sexual —lo que llamamos ln funcién libidinal— no emerge como algo acabado, tampoco erece semejante a s{ misma, sino que te cotte una serie de fases sucesivas que no presentan el mismo sspecto; ¢s, por tanto, un desarrollo retomado varies veces, como el que va de la crisilida a la metiposs. El punto de viraje de ese desarrollo es la subordinacién de todas las pal- siones parciales bajo el primado de los genitales y, con esi, 41 sometiniento de Ia sexulidad « la funciSn de la tepo: duccién, Antes de ello, hay por asf decir una vida sexual des- compaginada, una prictica aut6noma de las diversas pulsi- nes parcales que aspitan a-un placer de érgano. Esta ansr- quia se atempera por unos esboz0s de organizaciones «pre- enitales», primero Ja fase tidico-anal y, més ateés, la on, Guia Ia ms primitive, A esto se suman los diverses proce- 0s, no conocidos con precisién todavia, que conducen desde tuna etapa de organizacién a la que le sigue inmediatamente, de nivel més alto. En otra oportunidad * averiguatemos 1a importancia que pata Ia inteleccién de las neurosis tiene el hrecho de que I libido recorca un eamino de desarrollo tan largo y accidentedo, Hoy estudiaremos otto aspecto de este desarrollo, a saber, cl vineulo de las pulsiones sexuales parciles con cl objeto. “Maz bien, trzatemos un somero panorama de este desarrollo y. nos detendremos en un resultado bastante tardio de DBecfamos que algunes de los componentes de a pulsign se- sual Uenen desde el pinpio un bjt To sctenen, como a pulsign de apoderamiento (sudismo) y les pulsiones ver y de saber. Otess, ms claramente snudades a deterni- tadas 2onas del cuerpo, lo tenen silo al comienzo, mientas todavia se apantalan en las funciones no sexuales’[ef. pig. 286], y lo sesignan cuando se desligan de estas, Ast, el Drimer objeto de ios componentes otales de la pulsiéa’'se- xual es el pecho matemno, que sasface la necesidad de nu- Uwiién del Tactante, En el acto. del chupeteo se, wuelven auténcmos los componeates eréticos que se satisfacen jm 4 [Brn te conferenci siguiente] 299 tamente al maar; el objeto se abandons y se sustituye por ua lugar del cuerpo propio. La pulsin oral se vuelve ato. «rétice, como desde el comicnzo lo son las pulsiones anales 4 Tas otras pulsiones erggenes. El resto del desarrollo tiene, expuesto de la manéra més sucints, dos metas; en primer lugar, abandonar el stoerotismo, permutar de nuevo el ob- jeto ‘situado en el cuerpo propio por un objeto ajeno: en segundo lugar, unifcar los diferentes objecos de las pulsio. nes singulates, susituitlos por un objeto tnico. Este. solo puede logratse, desde Inego, cuando dicho objeto vnico e. 4 su vez un cuerpo total, parecido al propio. Tampoco pue- de consumarse sin que cierto niimero de las mociones pul sionales autoerticas se teleguen por inutlizables, Los procesos del hullizgo de objeto son bastante enreda dos, y todavia no han sido expuestos de menera panordmice, Destaquemos, para nuestros propésites, lo siguiente: cuando en Ia infancia, antes de que advenga cl perfodo de latenca, el proceso ha alcanzado un cierto cert, el objeto halledo resulta ser casi idéntico al primer objeto de fa pulsién pla centera oral, ganado por apuntalaento Cen la pulsién, de nutricién].° Es, sino el pecho materno, al menos la medse. Llamamos a la’ made el primer objeto de amor. De amor fhablamos, en efecto, cuando tracmos al primer plano el as. ecto animico de les aspreciones sexuales y empujamos al segundo plano, o quetemos olvidar por un momento, los se- quetimientos pulsionales de carécter coxporal 0 «sensual» ‘due estin en la base. Pata Ia época en que la madre deviene ‘objeto de amor ya ha empezado en el nifio el trabajo pst. quico de Ja represin, que sustrae de s1 saber el conoci miento de una parte de sus metas sexuales, Ahora bien, « esta elecién de fa madre como objeto de amor se anuda todo lo. que en el eclarecimiento pricoanalitico de las neurosis ha ido importancia tan grande bajo el nombre del «com- plejo de Edipo» y que ha tenido no poca partcipacin en la fesistencia contra el pricoandisis® Escuchen una pequefia historia que ocutié en el curso de cesta gueera: Uno de los més empefosos discipulos del psi- Saunt enue en calidad de dco cn frente alemén, en algiin Jugar de Polonia, y despierta Is atencién de sus coleges por haber obtenido un éxito inesperado con deals cae 2% confer, pie, 368.1 ig Tis Le rime mental acs de Bago ita de Fel fo i que figura eo Es Stegrerabe 4 is soos (Bde), AB. ps 7H ane u's blo sto tes ua aa « Mees 3 de ote de 1097 0305, ta 71). vlad, epeeign stole de Egos A ie isda micho,dsputs Wiabe an toe patie de ieee ay 300 un enfetmo, Preguntado,confiesa que tabaja con los medios del pscounlisis,y se declaa dspuesto « comanicar wu saber sus colegas. Ast, cada atatdecer se teinen lee edn oe bal lg eps ua cates tenas de anise vo bien por un tempo pero caando habla sus eyentes del complejo de Bai se evens tno de los jefes y manifet6 que no erels en sot eta eos vlparidad del conferencista contri vemejantes cots chant fhombesvalentes que luchaban por su putin, padtce ce familia por afadidurs. ¥ prohibislacontiuacin de as con. ferencas, Ast terminé todo. El analsta pid. taledo @ otto loge del frente. Yo creo, empero, que mal tad les cosas she triunfo alemén necesita de semejante. companion a‘ nt; y Ia cena alemana no soportat bien sta ofganiacén. hinds plea atop evento ral ¢ste espantoso complejo de Edipo. El nombre se los dice, ‘Todos ustedes conocen Ia saga griega del rey Edipo, con- denado por el destino a matar a su padre y a tomar por ‘esposa a su madre; hace todo lo le por sustraerse de Ja sentencia del oréculo, y por tltimo, al enterarse de que sae ee ee eae pipes Sint dee En s{ mismos el conmovedor efecto de Ia tragedia donde ‘S6focles trata este asunto. La obra del dramaturgo ateniense no hace sino figutar el proceso por el cual el crimen de Ediipo, cometido hace tiempo, se revela poco a poco, mer- ced a una indagacién diferida con maestria y desplegada mediante nuevos y nuevos indicios; en esa medi la, tiene cierto parecido con la marcha de un psicoandlisis. En el curso del didlogo, sucede que Ja obnubilada madte-esposa ‘hecho de que a muchos hombres les es deparado cohsbitar en suefios con su madre, pero los sueiios merecen ser tenidos 2 po Nene a oa suehos tipicos, aquellos que sobrevienen a muchos hombres, y no dudamos de que el suefio mencionado por Yocasta se ‘telaciona estrechamente con el contenido de la ‘saga, que Pfoveca horror y extrafieza. Lo asombroso es que la tragedia de Séfocles no prove. que mis bien en sus espect una indignada repulsa, he fxn parle CE de mse ge a Jitar, y més justificads. En efecto, es en el fondo una pieza inmoral, climina Ia responsabilidad ética del hombre, ‘pre: ‘senta a los poderes divinos como los que ordenan el ctimen 301 yy muestra In impotencia de las inspitaciones éticas del hom: bre que se defiende de cometerlo, De primera intencién se creetia que el tema de la saga quiere ser una acusscién » Tos dioses y a destino, yen manos de Burfpides, el artista ttitico y_peleido con los dioses, probablemente’ se hab Convertido en una acusacién ast, Pero en el pio, Séfoces, ri hablar de este sesgo; mediante una piadosa suileea barre 4 Ia dificaltad: Ia eticided suprema serfa plegatse a lt vo- Tanta de for doses, aunque ella ordene algo criminal, Yo to puedo creer que esta moraleja sea uno de los puntos fuer tes de In plea, pro infrente pare el efecto que extn tltima produce, El espectador no reacciona frente a ell, sino frente al sentido seereto yal contenido de la saga. Reac- cione, entonces, como si hubiera conocido en, el interior de Si por autoandlisis, el complejo de Edipo, y desenmascarase a la volunted de los dioves y al oréculo coma tnos exaltados disfraces de su propio inconeiente; como si él ae acordara de sus deseos de climinar al padre y de suplanterlo tomando por espoca a la madre, y tuviera que hotrotizarse frente a Ells. Entiende ast que Ia voz del artista quiere decise: Ee ape te revels conte soporte, fo que hciste para contrariar esos propésitos criminals, Eres bien culpable, pues no has podido aniguilarls; petsisten todavia inconcientes en tin. Y abl se encirsa una verdad psicolégica, Aun cuando el hombre haya reprimido (dess- {ojado} al inconciente estas mociones malignas y pueda dec se que no cs responsable de ellas, por fuerza suftird esta res- onstldd como un etic de ela cyo fudento 'No cabe duds ninguna de que es licito ver en el complejo de Eiipo una de las fuentes nds importantes de la concien- ‘Ga de culpa que tan a menodo hace penat a los neuréticos Pero todavia més: en un estudio sobre los comienzos de Is religidn y la eticidad, que publigué en 1913 poniéadole por titulo Tétem 9 faba [1912-13], se me ocuttié Ia con jetura de que qui2d la bumanidad ‘como un todo, en los comienaos de au historia, adquiri6 en el complejo de Ealipo invconcencia de calp, est fen stina de la rlgn la eticidad. Me gustaria hablarles mas sobre esto, pero mejor Jo dejo. Es dificil interrampir este tema cuando se Jo ha ini ciado, y tenemos que volver a la psicologla individual {Qué deja ver del complejo de Edipo la observacign di recta del nif en la époce de la eleccién de objeto anterior (CE 15, ple. 193. 302 al perfodo de Intencia? Bueno, se ve con facilided que a ‘varoncito quiere tener a le madre para él solo, siente como imolesta It presencia del padre, se enfada cuando este se permite ternezas hacia la madre, exterioriza su contento Euando el padre parte de viaje © esté ausente. A menudo abt on lbs ot etiam + ire casarse con ella. Se pensaré que ¢s poco en comparacin al crimen de Edipo, pero de hecho es bastante, y en ge men es lo mismo. La observacién se empafa a menudo por Ta circunstancia de que, simulténeamente, el mismo nifio de rmuestras cn otras oportunidades de una’gran ternura hacia cl padre; s6lo que semejantes actitudes afectivas opuestas o mejor dicho: ambivalentes [cf. pég, 3891—, que en el adulto Hevarfan al conflicto, coexisten muy bien’en el Gurante largo tiempo, tal como después hallan un sitio da- radeto en el inconciente wna junto a la otra, También se objetaré que Ia conducta del varoncito responde a motivos egolstas y no justifica la hipétesis de un, complejo erético. Ta madee cuida de todas las necesidades del nfo, y por e10 ato. que en estas situaciones, como en ot interés egotsa® s6lo oftece el apuntlamiento al cu finada la aspzaci6n exética, Si el pequetio muestra la mis Fans caida srl ai mad le dois on ‘or las noches, si presiona para asst a su toilette 0 intenta seductla, como la madre tan a menudo To comprue- bia y lo cuenta siendo, la naturaleza ex6tica del vineulo con la madce queda certfcada fuera de toda dude, Tampoco es Tico olvidar que la madee despliega igual solicitud hacia sus hijtes sin provocar ete mismo efecto? y que el padre rvaliza con ela harto« menudo en ss cuidados hac vat sin Togtar conquistare la misma importancia que Ia madre. En suma: gue ninguna extica puede climinar de la situacin el factor de la predileceién sexual. Desde el punto de vista del interés egofsts,etia tonto de parte del pequetio que no pre- firese tolerar dos pereonas a su servicio en vex de una soa. Como ustedes notan, sélo he pintado la relacin del toncito con su padre y" su madte, Con las nectar mod ficacionss, ls cose son en un todo semejantes en cl caso de la nite pequeda® La actitud de terna dependencia hacia el 4 [Beta expresiin aparece repetidas veces en Ia, 26% conference, onde ich algunor comertatios sobre ela (Bég. 377n,).] * Cyéase, sin embargo, ln note siguiente} 10'[No for sing. muchos aioe después que Fred adguii6 cabal conciencia de I asmetea en Tas tclaciones edicts de ls dos sexs; ‘lin te etboas en «Alguner consecuencles pofquics de ls diferencia 303 padze, Ie seatida necesided de eliminar por supectiua a la madre y ocupar sv puesto, ona coqueterfa que ya trabaja con Ios secon de Ie postion feminidd, dan por tenado justamente en la nia pequefia una imagen encantadora, que tos acs lviar Ia scriedad de exta itn inant ls posibles consecvencias graves que esconde. No dejemos de ‘agregar que con frecuencia los propios pads ejercen una in fluencia decisiva para que despierte en el nfo In actitud del lg: se dn Has cs mio or anc Sena ¥, donde hay varios hijos, el padre otorga de [a manera sms nftide su preferencia en la ternora a su hijita, y le madre 41 su hijo. Pero ni siquiera este factor pone setiamente en ‘duds Ia naturaleza esponténes del complejo infantil de Edipo. Ente se amplia hasta convertise en un complejo familiar ‘cuando se suman ottos nifios. En tales casos el perjuicio cegofsta proporciona un nuevo apuntalamiento para gue esot hhermanitos sean recibidos con antipatia y sean eliminados sin risericordia en el deseo. E incluso, por regla genetal, los nifos expretan verbalmente estos sentimientos de odio mucho més que lot provenientes del complejo parental. Si uno de e108 deseos se cumple y la muerte vuelve a llevarse a corto plizo al bebé no descado, un andisis permite averiguar des pués cudn importante fue pera el nfo esa vivencia, por mis que no haya permanecido edherida a su memoria, El nifo desplazado a un segundo plano por el nacimiento de un her ‘manito, y casi aislado de la madre por primera ver, diffll mente olvidaré este relegamiento; le nacen sentimientos que cen el adulto se dirfan de grave inquina, y que a menudo pa sao a ser la base de un distanciamiento duradero, Ya men- cionamos [pégs. 290-1] el hecho de que la investigacién se- sual, con todas sus consecuencias, suele anudarse a esta ex- petiencia vital del ni. Cuando estos hermanitos creer, la actitud para con ellos sue importantisimas mudanzas, El chico puede tomar a le hermans como objeto de amor en sustituciéa de le madre inficl; entre varios hermanos que sompiten por una hermanita més pequefia ya se presentan las situaciones de rivalidad hostil que cobrerin significaién tas tnd en a vida, Ung iit encuenten en el hermano mayor un snetituco del padre, quien ye no ze ocupa de ella con la ternra de los pimetos acs, © toma a una hes ‘menor como sustituto del bebé que en vano dese del pad Todas estas cosas y muchas més de la misma naturale Tes mosttaré a observacién directa de los nifos y el estudio Be a are oe ea al ime omen ay) eet oe re ee 1 eet eat gee Hes clone, oe 304 de Tos recuerdos de infancia conservados con clardad y no influidos por el anilisis, De abi extraerdn, entre otras, esta conclusién: Ia posiciin de un nio dentro de Ie serie de Jos hijos es un factor relevante para Ia conformacién de su vida ulterior, y siempre es preciso tomatlo en cuenta en Ia des- cctipcién de una vida. Pero, lo que es més importante, en vista de estos esclatecimientos, que sc obticnen sin dificul- tad, no podrén ustedes recordar sin tefrse las tesis que ha propuesto le ciencia para explicar la prohibicién del inces- to." iQué no se ha inventado! ;Se afitmé que la inclinacién sexual se aparta de los miembros del otto sex0 de lami mma familia en vietod de la convivencia en la inf ‘que una tendencia biolgica a evita el apateamiento conten: guineo halla su representante psiquico en el horror inna- to al incesto! En esto se olvids que no hana falta una pto- hibicién tan inexorable mediante:la ley y las costumbres si existicran unas burteras naturales seguras contra Ia tents én del incesto. En lo contrario se encicrra Ia verdad. La primer clcsién de objeto es, por lo general, incestuosa; en ‘el hombre, se dirige a la madre y a las hermanas, y se re- quieren las més terminantes prohibiciones para impedir que ‘se haga realidad esta persistente inclinacién infantil. Entre ‘Jos primitivos que sobreviven en nuestros dias, los pueblos salvajes, lay prohibiciones del incesto son todavia més ter minantes que entre nosotros; y hace poco Theodor Reik, en un brillante trabajo [1915-16], ha mostrado que los ritos de pubertad de los salvajes, que figuran un renacimiento, tienen el sentido de cancelar el vinculo incestuoso del ma- ‘chacho con su madre y de reconciliarlo con su padre. La mitologia les ensefia que cl incesto, frente al cual su- puestamente tanto se horrorzan los humans, 2 concedia sin fepato alguno a los dioses; y por la historia antigua pueden sveriguar que el matrimonio incestuoso con la hermana eta un precepto sagrado Ja persona del gobernante (entre ‘os antiguos faraones y los incas del Perd). Es, entonces, un ptivilegio dencgado a los hombres comunes. EJ incesto con 1a madte es uno de los crimenes de Edipo; l paricdio ex el otro. Mencionemos de pad qu son tam bign los dos grandes cxfmenes prohbides por el totemismo, Jn primera institucién sociotreligiosa de los hombres.’” Volvémonos ahora de Ia observaciéa dicecta del nfo # fa cexploracién analitica del adolto que ha contrafda neurosis, "1041 ole 192) 21 Tada 2) aotenra 305 Jen qué contibuye el ands al utetiot conocimiento del Complejo de Edipo? ‘Bien; puede responderse muy breve. snente, Lo sevela tal como fa sage To cuenta; muestra que da uoo de estos neurdics fue a su ver un Edipo o, lo flue viene-a set Io mismo, se ha convertido en un Tamet én le reacién frente al complejos* Desde luego, Ia exposi- tite enlites del complejo de Edipo es una yrsida sumer {ade y ampliada del esbozo infant, Hl odio hacia el padte, dos deseoe de que mac, ya no ininiantimidamest ternurs hacia da madre confess como su meta el posetsla fn calidad de mujer. ¢Nos es Ito atribui realmente estas flagrant y extcmnas mociones afectvas « aquelioetirmos afor del ifancia,o cl ands ns engufa por Ia inzom tiga de un facior nuevo? No et difll descabric un faor ‘st Toda ver que in hombre informa sabre el pedo, sn tise trata de un historiador,debemos tomar en cuenta Io Gus inadverlamense pone en él dese el presente 0 de 650. Gs intermedia, faieando asl su imagen, Yen el cao del nea tear su ot atin opin tareaca de peoponto; tis eelant averiguaremos les i0- tivos que ensten para cso y justificaemos el hecho del fa taseartetospectivos (Rilcipbenaseren)™" hasta el leno pedo. Tambien descibrimos ficlmente que el odio al pa {te ep reforzdo por cierto nimero de motives que prov nen de Spocts vinculos més tardlos, y que ow desos rales ca le madre se wuloan en formas que al nfo le fon por fuerza todavia sjents. Pero vano sela el empetio de expicar todo cl complejo de Edipo por un fantscat te trospectivo y de rferilo a Gpoces més tardies, Su nécleo infant, y aun sus elementos scceorios en mayor © menor tuedida, gucdan en pie, come To confine Ia cbservacién direst ito “Ahota ben, el cho cinco que nos sale al pato tras Ja forma del complejo de Edipo establecida por ef andlss os dle gran impoctancia peictic, Nos entetunos de que et la poen de la pubertad, cuando In pulsign sexi panies eeiacatian por pattern ves en toéa'sw farm, koa vitor ob jetosfamilares incesaosos son setomsadose invstdos = tee Bape any coat ae bens cs Ls herp der Sees Oe ee mts np 7 tel ois pec ete nc at ae faecal epee Los ope se it, Te a CE a aan ee ee ‘siguen.] 306 de nuevo libidinosamente. La eleccién infantil de objeto n0 fue sino un débil preludio, aunque sefero, de la eleecién de ‘objeto en la pubertad. En esta se despliegan procesos afex tivos muy intensos, que siguen el mismo rumbo dei com- plejo de Edipo o ce slinean en una reacién frente 0 él, No butant, 7 por el hecho de que su premier ve hen wucho insoportables, esos procesos tienen que permanceer en buena parte alejados de la conciencia. Desde esta época en adelante, fl individao huumano tiene que consagrarse a Ta gran tarca de desasirse de sus padres; solamente tras ese suelta puede ‘dejar de ter nifo para convertirse en miembro de Ie coms. nidad social. Para el hijo, la tarea consiste en desesit de la ‘madre aus deeeos Ibidinosos a fin de emplearios en la elec cién de un objeto de amor ajeno, real, y en reconcliase con el padte si sigui6 signdole hostl o en liberarse de_su pre si6n si se le sometié como reaccién frente a su sublevacién infantil, Estas taress ee plantean para todas las personas; es digno de rotar cuén raramente se fiiguitan de Ia maneca ideal, ex decir, correcta tanto en lo psicolégico como en lo social. Pezo los neuréticos no eleanzan de ningtin modo esta solucién; el hijo petmanece toda ‘a vide sometido a le au- toridad del padre y no esté en condiciones de trasferic su libido 1 un objeto sexual ajeno. Esta misma puede ser, 1 ‘cando Ia relacién, Ja suerte de Ia hija, En este sentido, el complejo de Edipo es considetado con acierto como el i eo de las neurosis. Tmaginarin ustedes, sefiores, cuin sometamente he 10- sado gran nimeo. de crcunstancs, inporante, para fo teorfa y para la préctica, relacionadas con el complejo de Eipo, ‘Tampoco fe entrada a considerar aus variacones ni su inversiGn posible” Con respecto a sus nexos més ele- ines do quer nda oan gue sche rl mo ctcrminans en gaio' samo, pe ten ‘Otto Rank ha mostrado, en un meritorio libro [1912], que tos dramatrgs de eds is tempos fun tomado ay asia Imente del complejo lipo y complejo. incest, de sus variaciones y disfraces. Tampoco debemos dejar de consignar que los das deseos crlminales del comple. jo de Edipo fueron reconecidos mucho antes de la época del Psicoanslisis como los genuinos representantes de la vida pul- 48 (Eto habla sido sostenido por Fieud con ficcucicle en ef ‘quso de lor aot anteriores. "Ye aparece en ne nota del ca del ‘Hlomive de fas Ratese (19094), AE, 10, pig, 16dn TE le en gue Freud se aco’ tbnente de exo ting ‘evel capitulo TIT SEF yo yo ello (19230), AE, 19, igs. 33 9 sigs] 307 sional no inhibida. Entre los escritos del enciclopedista Di decot hay un famoso diflogo, Le nevew de Rameau, vertido al alemin nada menos que pot Goethe, Ahi pueden leer este asombroso pasaje: «Si le petit sauvage étit abandonné & lu ‘méme, qu'il conserodt toute son imbécillté et qu'il rbunit au pew de raison de Venfant au berceau ta violence des pas- sions de Pbomme detente ant, ordre col 3 on pre et concherait avec sa méres.© Beto hay otra cosa que no puedo omic. No seré en vano que le madre-esposa de Edipo nos haya hecho parar mientes en al sto. ¢Recuerdan todavia el reuado de nuestros anéisis de suefios, a saber, que los deseos que los forman Son, con hurts frecuencia de natussesa pervetsa,incestosa, © delatan tna insospechada hostilidad hacia pasientes pré- ximos y queridos? En aquel momento dejamos sin escla- tecer la proveniencia de estas mociones malvadas. Ahora us tees miss posden sean. Son unas, clociions (Us. terbringung) de la libido y unas investiduras de objeto de Ja primera infancia, hace tiempo resignadas en Ta vide con ciente, ls que durente Ta noche demuestran estar ain pre- sentes y ser capaces de operat en cierto sentido, Pero como todos Jos hombres, y no s6lo Tes neurétcos, tienen esos sue. fos perversos, ineestuosos y asesinos, estamos autorizados a concluir que también los que hoy son normales han recoztido Ja via de desarrollo que pasa por las perversiones y las ine wetidurs de objeto del compleo de Edipo, que ea via es le del desatrollo normal y que fos neurdticos no hacen més {que mostrarnes aumentado y ampliado Jo que el andliss de los suefios nos revela tambign en las personas sanas. Y este 3 uno de los motivos por los cuales hemos ‘hecho que el estudio de los suefios precediera al de los sintomas neu 6ticos. = {68) el pequetio salvaje forca abandonado a sf mismo, conse- ees toda ‘tu"imbeeilidad y sumara «Ta escaea tenia, del aida en fe una It volencis de In prsines del hombre de treate aos, lor ‘ety dl coello a na padre'y se acostarie con su maces) 1 [Fteud walvig'a cite ete pasje (en In vers lemana de Goathe)'en aE ditamen' de ls Facultad en ¢l proceso Hlamann® SBD en francs) en ws Brqnere Sel pba (Abe). 18 (COTS, pls. 131.) 308,

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