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En un rincón olvidado de la realidad, donde las dimensiones colisionan y las

líneas del tiempo se entrelazan, existe un mundo paralelo que refleja nuestra
existencia, pero con giros sutiles y oscuros. En este reino de paralelismo, cada
elección toma vida, creando bifurcaciones en la realidad que a menudo pasamos por
alto.

En el corazón de este universo alterno, se encuentra una ciudad idéntica a la


nuestra, pero llena de un silencio inquietante. Las mismas calles que transitamos
a diario se extendían en un laberinto sin fin, donde cada esquina era una
encrucijada entre lo conocido y lo desconocido. En esta ciudad paralela, los
reflejos de las personas eran sombras de sí mismos, y las luces destellaban en
tonalidades extrañas.

Un día, un hombre común, ajeno a la dualidad de su existencia, descubrió un portal


inadvertido. Al atravesarlo, se sumergió en esta realidad alterna. Lo que encontró
fue su propia vida, pero con decisiones distintas que llevaban a destinos
divergentes.

Cada calle que recorría era una narrativa diferente de su propia historia, como si
su vida se hubiera entrelazado con una novela de múltiples finales. Se encontró a
sí mismo viviendo vidas paralelas: una como exitoso empresario, otra como artista
bohemio, y otra como aventurero errante.

A medida que exploraba este paralelismo, también descubría las sombras de sus
elecciones no tomadas. Las caras de aquellos a quienes no eligió amar y los
lugares que nunca exploró. El hombre se veía a sí mismo en un constante estado de
paradoja, donde cada acción creada en este mundo reflejaba sus posibilidades no
realizadas en el nuestro.

Con el tiempo, el hombre se preguntaba si este mundo paralelo era un regalo o una
maldición. ¿Era la oportunidad de corregir errores pasados o un recordatorio
constante de las oportunidades perdidas? En su búsqueda de respuestas, comprendió
que el paralelismo no solo yacía en la realidad que exploraba, sino también en la
dualidad de su propia alma.

Al final, regresó al portal, trayendo consigo las lecciones aprendidas en los


caminos no tomados. Pero el paralelismo, como un eco persistente, lo acompañaría
siempre, recordándole que cada elección en nuestra realidad da forma a un universo
paralelo, donde otras versiones de nosotros mismos viven vidas que podríamos haber
conocido.

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