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El hombre y el lobo

Una conexión especial


Kris SJ
La noche estaba algo nublada.
El frío entraba a través de las rejillas de la
pared.
Me paré para ver si había algún postre para
cenar, pero la alacena estaba vacía, por lo
que agarré una bolsa y me encaminé hacia
el kiosco.
Cuando salí, el día estaba tan lindo que se
me ocurrió que, luego de pasar a comprar,
iría a leer un libro al parque.
Crucé la calle para llegar a la cuadra de
enfrente, donde me encontré con un perro
callejero, al cual saludé a la pasada y
continué mi camino, llegando al kiosco,
donde agarré una caja de fideos y otra de
salsa de tomate, fui a pagar, guardé las
cosas en la mochila y me dirigí al parque.
Agarré un libro que tenía guardado, me
recosté en el césped y me puse a leer un
buen rato.
De pronto, me quedé dormido, un vacío
oscuro se presentó en mi sueño, abriendo
paso a una luz que alumbraba un bosque a
lo lejos.
Sentí una punzada de miedo, pero sin darme
cuenta, y sin controlar mi cuerpo, me
comencé a mover hacia aquel mundo de
árboles a lo lejos de mi vista.
Al llegar, la oscuridad se apagó y apareció
un bosque interminable. Traté de huir
porque tuve una sensación de peligro, pero,
al voltearme, una pared invisible me frenó.
Mi corazón comenzó a latir fuerte, y de
pronto unas voces comenzaron a susurrar
mientras un extraño aire movía las copas de
los árboles.
No podía entender que decían, pero supuse
que era solo un sueño y, si me quedaba
quieto, volvería a despertar pronto, y
procurar que no sea otra de mis pesadillas.
Pero, entre una niebla rosada salió un lobo
negro y pude ver detrás de él un pequeño
cuervo, que lo seguía, en ese momento mi
miedo aumentó, pero pude sentir un poco
de tranquilidad al ver su mirada
tranquilizadora.
No sabía que sucedería, pero cerré los ojos
y dejé que, si tenía que pasar algo, que así
sea. Después de todo era solo un sueño,
supongo, porque era muy raro para ser real.
Pude escuchar unos pasos suaves acercarse,
pero, al abrir los ojos, logré darme cuenta
que el lobo era un alma, y el cuervo era su
compañero. De todas formas, había algo
raro en esa ave. Ella no era un espíritu, ella
se veía con vida.
Me llamó la atención soñar algo así, pero
quizá no era un sueño, porque yo me sentía
como despierta… Solo que estaba en otro
mundo, si no me equivoco. Pero, no, quizá
solo estoy alucinando cualquier cosa.
Al final el lobo solo me olfateó, y el cuervo
largo un graznido para decirle algo a su
compañero.
- Hola, bienvenida a la dimensión
Therian. Eres nueva, ¿no es así? – Dijo
el lobo, haciéndome sorprender, pero no
había nada más porque maravillarme, ya
todo era paranormal, así que relajé mis
músculos y hablé.
- Ehm… ¿Hola? No sé cómo llegué
aquí… De todas formas, me gustaría
decir que, mi nombre es Kris, pero
pueden decirme Evan, y, por cierto,
prefiero los pronombres masculinos.
Pero, todavía estoy algo inquieto, no sé
que sucede o que sucederá aquí. ¿Es
seguro este lugar? – Comenté sin poder
frenar, pero decidí dejar de hablar y
dejar al lobo seguir la charla.
- Un gusto Evan, no sabía que eras un
chico, mil disculpas… En fin, debes ser
un humano especial, ya que
generalmente no hay visitas a estas
tierras de personas como tú. Pero, si
estás aquí, supongo que eres un
theriántropo. Solo los humanos Therian
pueden conectar este mundo. Y sin
haber dicho esto antes, cabe destacar
que yo soy tu vida pasada. Con esto me
refiero a que tu alma es la mía y mi
alma es la tuya. Compartimos espíritus.
- Eh… ¿¡Qué!? Espera, ¿yo fui vos? ¿A
eso te refieres?
- Sí, exacto.
- Eso suena genial, supongo que eso
explica mi amor y compasión por
especies como las tuyas. Eh… Perdón,
no pregunté tu nombre… - Lo
interrogué.
- Mi nombre es Conan, y el cuervo se
llama Raven. Él no habla, solo grazna
para advertir cosas. Pero es el único ser
de aquí que puede verme…
- Espera, y… ¿Cómo te ve él, acaso
Raven también es un alma? ¿O todos
aquí son almas? – Pregunté preocupado.
- Todos aquí somos almas, solo que yo,
no pude volver a unirme con mi antiguo
cuerpo. Si hubiese podido no estaría
solo. Bah… No estoy muy solo, tengo a
mi mejor amigo, Raven…
- Oh, eso no suena muy lindo… Porque,
aunque Raven pueda acompañarte, no
puedes comunicarte con nadie más…
Eso te hace sentir solo…
- Sí, tienes razón… Pero, en fin… Fuiste
traído aquí para poder unir nuestras
almas, y, para lograrlo, tendremos que
cruzar el puente de huellas. Allí,
volverás a tu dimensión, pero, podrás
hablar conmigo meditando.
- ¡Qué interesante!
- Así es…
- Bueno, tendremos que hacer eso, no
creo que sea muy complicado.
- Ehm… Sí, complicado es… Ahora que
recuerdo, me preguntaste si estabas
seguro aquí, pero, la respuesta a tu
pregunta es que, en mi dimensión te
protejo yo, porque acá está lleno de
peligros, y en tu mundo tienes que
protegerme a mí protegiéndote a ti.
- Está bien, pero, si algún ser me ataca,
¿puedo morir en la vida real?
- Ehm… La verdad es que morirías en la
vida real también, sí – Dijo y puse los
ojos como platos.
- Oh, eso no suena tan bien. Pero,
supongo que no me queda otra.
- Exacto… En fin, solo sígueme,
empezaremos la travesía.
- Está bien, ¡Vamos!

Conan corrió lejos de mí, mientras el Raven


lo siguió en silencio. Yo, al no saber dónde
ir, me apresuré a seguirlos.
El bosque comenzó a oscurecerse. Pude ver
a Conan parado mirando el cielo.

- Al parecer se aproxima una tormenta.


Por lo que hay que acampar en alguna
madriguera que veamos. Por cierto,
siempre asegúrate de que las
madrigueras estén vacías, porque si hay
algún animal grande puede ser
peligroso.
- Oh, bien, estaré atento.
- Bien.

Continuamos corriendo, y de pronto el lobo


oscuro frenó en seco, y el cuervo comenzó
a graznar.

- ¿Sucede algo? – Pregunté preocupado.

El lobo me calló con un bufido.

- Ven – Susurró empujándome a una mata


de al lado.

De pronto apareció un portal, y de allí


salieron unas esferas de luces con un ojo en
el medio.

- Mira, ellos son llamado Esfera


luminosa. Ellos aparecieron hace poco,
pero son muy peligrosos, vienen en
busca de seres que no pertenecen a este
mundo, como tú, y luego los dejan
atrapados en un mundo donde solo hay
oscuridad. – Susurró Conan.
- Oh, eso da miedo.
- Así es.
- Bien, ¿y qué hacemos entonces?
- Primero, mi pregunta es, ¿qué traes en
esa mochila? – Preguntó en un susurro
el lobo.
- ¿Qué mochila?
- La que llevas puesta en tu espalda.
Supongo que la traes de tu dimensión.
- Oh, la verdad es que no lo había notado.
Debe de ser la costumbre de llevarla
siempre – Seguí su charla susurrando.
- Ah, bien. Fíjate si tienes algo con luz.
- Está bien, déjame ver. – Aseguré
revisando mi mochila. – Ehm… Tengo
un cuaderno de dibujos, un lápiz, y…
Acá está, una linterna láser. ¿Sirve?
- Sí, mucho mejor.
- Bien, ¿ahora qué hago?
- Alumbra con el láser el ojo que posee
esta especie.
- Bien…

Hice lo que él me dijo y, al alumbrarlo, su


ojo se volvió rojo, y el cuervo comenzó a
graznar, llamando, así, la atención de la
Esfera luminosa.

- Shh… - Le tapó la boca Conan con la


cola a Raven.
- Chicos, creó que nos vio… - La Esfera
comenzó a disparar una especie de rayo
rojo. Yo me levanté de mi lugar detrás
del arbusto, y comencé a correr. La
Esfera hizo un silbido y luego me marcó
a mí con su ojo, preparándose para
disparar. Yo traté de seguir corriendo,
pero la Esfera se teletransportó en frente
mío, haciéndome frenar en seco y
retroceder de a poco hacia atrás.
- ¡Evan! – El lobo corrió, para ponerse en
frente mío. Y Raven se adelantó,
picoteando a la esfera, a lo que ésta, se
dio vuelta y disparó un rayo en su
defensa, dándole a la pequeña ave en el
ala - ¡No, Raven! – Exclamó rápido y se
volteó hacia mí. - ¡Evan, rápido,
alumbra el ojo de la Esfera! Eso la
matará…
- Está bien – Dije poniendo una mirada
seria y concentrándome, logrando
apuntarle justo en el ojo de la Esfera.
Está comenzó a oscurecerse, apagando
su luz, y haciéndose cenizas, las cuales
se llevó el viento.

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