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Estrategias

Lasenfu e r z a s
la construcción
A
Federico
Aznar
Fernández-
Montesinos
de las relaciones
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Q
internacionales
 26-39 Estrategia Fuerzas armadas ok.qxp 28/04/2008
s ArmadasIdeas frescas sobre estrategia y diploma-
cia nos llegan desde la Escuela Superior
de las Fuerzas Armadas (ESFAS) por el
conocimiento de este capitán de corbeta
de la Armada Española y profesor de
Estrategia y Relaciones Internacionales.
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L a estrategia militar española contempla un mayor protago-
nismo internacional de las Fuerzas Armadas (FAS) al objeto de
contribuir al logro y preservación de los intereses nacionales co-
laborando en la creación de un escenario de estabilidad. Entre
las líneas de acción propuestas se encuentran algunas relacio-
nadas con la cooperación y prevención militar.
Y es que la naturaleza de las relaciones entre países, como ya
apuntaran pensadores como Kant, Comte, Saint-Simon o David
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estrategias
Ricardo, en buena medida depende de la existencia o genera-
ción de intereses comunes y de la voluntad para alcanzarlos de
modo posibilista.
Las estrategias adelantadas y cooperativas aplicadas al ámbito
de la Seguridad y Defensa permiten superar, aunque sea par-
cialmente, los juegos de suma cero y ofrecer soluciones inter-
medias que refuerzan la cohesión de la comunidad, dificultan-
do la aparición de fuerzas centrífugas. Además, toda interacción
constructiva genera intereses comunes de nuevo cuño que sir-
ven a la realimentación del proyecto en su conjunto.
En este marco, la cooperación militar puede servir como eje pa-
ra el trenzado de acuerdos de variada naturaleza que permitan
la consolidación de las relaciones entre estados aprovechando
la tendencia natural de las instituciones a ampliar las compe-
tencias de que disponen, sus intereses como organizaciones y
la relativa autonomía de la política de Defensa en el ámbito de
la política exterior de los estados.
La ‘Diplomacia de la
Defensa’ pone las ca -
pacidades militares
al servicio de
la Diplomacia y
la Política Exterior
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Así, la historia de las relaciones entre los miembros de la OTAN
y la UE puede ser un ejemplo manifiesto de construcción por
desbordamiento; y es que el amplio espectro de opciones de
negociación disponibles hace que sea fácil tejer sobre tupidos
mazos de hilo cuando están cogidos por sus extremos.
Cada estado puede disponer de un poder semejante (ser equi-
potenciales) a sus homólogas o disimilar (heteropotenciales), y
pertenecer al primero o al tercer mundo. Para este artículo, y sin
perder otras referencias, se va a trabajar en el ámbito de las re-
laciones cruzadas, esto es, entre países heteropotenciales y de
desigual situación de desarrollo.
Ejemplo de lo expuesto son las relaciones hispano tailandesas,
en las que “caeteris paribus”, esto es, en la ausencia de princi-
pio de intereses o rivalidades, se han beneficiado de los acuer-
dos entre las marinas de los dos países, que iniciados en los años
cincuenta y referidos sólo a formación, han contribuido no ya a
importantes adquisiciones de material por parte de aquel país,
sino a la potenciación del marco general de las relaciones inte-
restados.
FAS y Política Exterior
Las Fuerzas Armadas contribuyen y respaldan la política exterior
de los estados, de hecho son una de sus principales herra-
mientas; su actividad es un indicador fiable de la situación de las
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relaciones entre países. No obstante, los mecanismos que per-
miten la articulación de los intereses de la Defensa en el marco
general de la política exterior , le confieren un cierto margen de
maniobra.
Ello posibilita la ‘Diplomacia de la Defensa’, formulación que no
es novedosa y aúna los términos Diplomacia y Defensa en su es-
pacio común, esto es y en aplicación del principio de unidad de
acción del estado, en la puesta de las capacidades militares al
servicio de la política exterior. Así las actividades militares no son
antagónicas a las diplomáticas, sino algo más que complemen-
tarias: en el mismo escenario permiten contemplar simultáne-
amente disuasión, cooperación y prevención.
Por otra parte, el fenómeno de la globalización ha determinado
que los países tengan intereses cada vez más interrelacionados
posibilitándose formas de encuentro impensables en tiempos
aun próximos, tanto en el plano bilateral como en el multilate-
ral. La inclusión de la Defensa en el marco más genérico e in-
específico de la Seguridad , así como su naturaleza compartida,
ha restado protagonismo a los ejércitos en beneficio de otros
agentes pero también ha motivado la ponderación de aspec-
tos socioeconómicos, políticos y culturales.
En cualquier caso, los países del Sur (entendido el término no co-
mo una dirección geográfica sino de desarrollo) no pueden
amenazar a los del Norte; la desigual capacidad de las partes ha-
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ce inconcebible la posibilidad de una agresión militar conven-
cional del Sur al Norte. Al mismo tiempo, las diferencias socioe-
conómicas hacen improbable que el Norte quiera responsabili-
zarse del Sur y compartir realmente los recursos del Estado del
Bienestar. Por ello, existe un notable desfasaje, y hasta podría ha-
blarse de diglosia, entre el discurso de Occidente y su concreción
material; en estas condiciones el plano militar parece un marco
propicio de encuentro, por ser un ámbito casi exclusivo de los Es-
tados, por la relevancia política de los interlocutores y porque las
fricciones se darán con más probabilidad en otros planos como
el socioeconómico, que dista mucho de ser un plano de confra-
ternización al primar el interés de agentes particulares.
Ya la OTAN tras la Cumbre de Roma en el año 1991, consciente
de la modificación del escenario internacional formuló, a partir
de la relectura de sus tratados fundacionales, un nuevo concep-
to estratégico basado en el diálogo y la cooperación como cla-
ve de las políticas de Seguridad y Defensa. Dirigido, en principio,
hacia los países del Este europeo, después ha sido trasladado
progresivamente a los de la ribera Norte del Mediterráneo, pro-
moviéndose con ello la apertura de nuevos espacios multilate-
rales que complementan el marco bilateral de relaciones entre
estados.
La contribución de la OTAN a la estabilidad de los países del Es-
te y a la promoción de la democracia y de los Derechos Huma-
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estrategias
nos se encuentra fuera de toda duda y puede calificarse de fun-
damental y exitosa, un paso previo que ha permitido profundi-
zar en las relaciones y armonizarlas posibilitando todo un pro-
ceso de convergencia.
Su gran atractivo radica en su posible integración en la OTAN ,
con todas las ventajas políticas derivadas; pero esto resulta
muy difícil que pueda exportarse más allá de Europa y América
del Norte.
La OTAN tras la experiencia del ‘Diálogo Mediterráneo’, de irre-
gular acierto, y después del éxito del programa de Asociación
para la Paz ha comenzado tras la Cumbre de 2006 en Riga a re-
orientar su esfuerzo hacia el Sur buscando implementar en el
área las lecciones aprendidas, atendiendo a las especiales cir-
cunstancias de la zona. De hecho y a nivel global, mediante el
desarrollo de las organizaciones internacionales sectoriales pre-
existentes, se ha establecido una intrincada arquitectura de diá-
logo multidimensional en cuyos foros se posibilita el acuerdo in-
traplano e interplanos.
Cooperación militar
No debe perderse de vista a la hora de abordar los procesos cru-
zados de cooperación militar que la falta de densidad de las so-
ciedades de muchos países del Tercer Mundo hacen que sus FAS,
mucho más allá de lo que son sus obligaciones en materia de
Defensa, como norma general ocupen un lugar destacado en la
vida política de un país a cuya vertebración y normal funciona-
miento contribuyen, lo que también posibilita en mayor medi-
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da el desbordamiento de las relaciones en materia de Defensa
a otros ámbitos.
Es más, en las estructuras de muchos estados del Tercer Mundo
existe aún una profunda división entre los poderes real y formal;
es posible hablar de un iceberg en el que la parte visible, la cons-
tituyen las instituciones constitucionales, mientras que la parte
sumergida, el poder difuso, serían las elites. De hecho, éstas se
suelen asentar sobre tres grupos sociales: dirigentes políticos de
Miembro del Tercio “Don Juan de
Austria” haciendo entrega de material
humanitario a miembro de la comunidad
(CONGO).
El diálogo y la coopera-
ción son claves en la
política de Defensa
y Seguridad de la
OTAN desde la Cum-
bre de Roma de 1971
los partidos en el poder, altos cuadros de la Administración y
grandes empresas nacionales o nacionalizadas, y altos cuadros
de las FAS.
En conclusión, las relaciones cruzadas entre FAS se llevan a ca-
bo entre interlocutores ubicados en diferentes planos de la je-
rarquía de poder (las FAS de Occidente están subordinadas al po-
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estrategias
der político y su cuota de poder es sensiblemente inferior), lo
que puede desequilibrar el diálogo, pero también puede hacer-
lo más interesante, ventajoso y global al servir para vehicular,
por ejemplo, propuestas democráticas.
El diálogo interestados en materia de Seguridad y Defensa com-
plementa además otros procesos cooperativos; este resulta sin-
gularmente fructífero también por los valores compartidos, la
afinidad ideológica, el conocimiento mutuo y la interpenetración
cultural de los interlocutores, lo que hace que sea más fácil la
profundización. Y es que las FAS actuales están construidas, ma-
yormente y con sus salvedades, en torno a conceptos, materia-
les y métodos occidentales.
Los ámbitos en que este proceso se desarrolla son, entre otros,
el formalista o diplomático, el de personal, el tecnológico o el in-
dustrial, lo que favorece su expansión a otras esferas, al facilitar
la exploración de una nación en las posibilidades de otra y obli-
gar a equilibrar los intercambios en su conjunto. De este modo,
no sólo sirve para deshacer equívocos o promover la confianza
mutua, sino que contribuye a ensanchar los espacios comunes
y a la realimentación del sistema.
El límite del proceso se encontraría en los intereses vitales im-
plicados o, para ser exacto, en la forma en que esta implicación
es percibida por las partes. En el caso, por ejemplo, de las rela-
ciones hispano tailandesas no existen tales límites al no haber,
en principio, intereses vitales que puedan verse singularmente
afectados.
El concepto de cooperación supone una actuación coordinada y
en pie de igualdad de los países operantes. El problema es que,
a veces en las relaciones cruzadas puede ser una fórmula eufe-
mística con la que se trate de encubrir la incapacidad material
de quien realmente es asistido. Esto determina que se trate de
un acuerdo desigual y por ello implica, por definición, una rela-
ción de subordinación política, aunque sea implícita.
En consecuencia, encubre en sí mismo los peligros de una ree-
dición de la política de “independencia en la interdependencia”
que se pretendió imponer, por ejemplo, con el fin de la expe-
riencia colonial francesa en el Norte de África y que ya enton-
ces no fue aceptada por las antiguas colonias por las connota-
ciones de subordinación anejas.
Acuerdos multi o bilaterales
La cooperación multilateral al diluir las diferencias individuales
pude servir como medio de contrarrestar los desequilibrios en
las relaciones de poder entre las partes, ya que reduce la pérdi-
da de soberanía implícita a cualquier relación pactada y la dota
de una dimensión más igualitaria y, por ende, más democráti-
ca.
Los acuerdos multilaterales permiten una mejor articulación de
los intereses, amplían el marco para la negociación y el inter-
cambio confiriéndole, además, un carácter estable y duradero
(la OTAN ha sobrevivido al logro de los objetivos que justifica-
ron su creación); un hecho derivado es que limitan el alcance de
las controversias entre las partes con intereses enfrentados co-
mo consecuencia natural de los límites impuestos por el marco
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Tanto durante la República como durante el
Imperio Romano fue práctica común la en-
trega de rehenes como garantía del cumpli-
miento de los acuerdos internacionales. Estos
eran los hijos de los notables de las naciones
o tribus signatarias que no sólo servían como
aval sino que, al ser educados a la manera
romana, se esperaba que a su retorno con-
tribuyeran a la romanización de sus socieda-
des, influyendo positivamente en las decisio-
nes.
Este tipo de planteamientos, hoy felizmente
superados, eran formulaciones hobbesianas
de las relaciones internacionales, por lo de-
más muy primarias. Como elemento negati-
vo señalar que facilitó la identificación de las
debilidades del Imperio a agentes potencial-
mente hostiles; así, conviene no pasar por al-
to que grandes enemigos de los romanos,
como Atila o Antioco Epifanes, entre otros,
fueron rehenes.
Y es que el conocimiento genera confianza
mutua y la interacción, generalmente, afini-
dad hacia la sociedad de acogida. Así, los be-
neficios de la cooperación en materia de en-
señanza se encuentran en aspectos como las
relaciones personales, el intercambio de co-
nocimientos y experiencias, el cambio de
perspectiva y ejes de referencia en la aproxi-
mación a los problemas, el conocimiento de
la organización, los medios y posibilidades
de la nación de acogida, la socialización, la
empatía…. Además, la presencia de puntos
de vista foráneos enriquece los cursos en que
participan alumnos extranjeros y los presti-
gia.
Esto también es propio de programas inter-
nacionales de enseñanza parecidos al ERAS-
MUS, aunque los programas militares resul-
tan más eficientes, por la cualificación y po-
tencial profesional de los seleccionados (lla-
mados en el futuro a dirigir los destinos de
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La enseñanza militar como forma de cooperación
sus FAS), la especificidad de las organizacio-
nes para las que se ha diseñado, el perma-
nente control sobre el personal, la comuni-
dad de valores sobre las que se afianzan y el
carácter elitista de los cursos ofertados.
El proceso de cooperación puede afectar a las
tres clases militares (oficiales, suboficiales y
tropa) y a todos los niveles de enseñanza (en
su denominación española actual, formación,
perfeccionamiento y altos estudios militares).
Otra opción es el intercambio de profesores,
pero no es equivalente ni resulta tan eficaz
como la interrelación generada por los alum-
nos.
Lo más eficiente sería la enseñanza de for-
mación de oficiales, tanto por su duración co-
mo por la edad del alumno. El problema es
que los planes de estudio incluyen procedi-
mientos nacionales e información clasificada,
y el alumno precisa conocer las FAS y la doc-
trina de su propio país para convalidar real-
mente sus estudios. En cualquier caso, el nú-
mero de países implicados en estos progra-
mas tanto en el lado de la oferta como de la
demanda se muestra empíricamente reduci-
do.
El carácter más técnico de los cursos de per-
feccionamiento y su menor duración hace
que su demanda sea alta, pero la capacidad
física y la reserva de alguna de las materias
limita las posibilidades de oferta. Por sus cir-
cunstancias particulares los efectos transver-
sales antes aludidos son más limitados.
En el caso de los altos estudios militares, en
su muy difundida modalidad de Estado Ma-
yor, su naturaleza politológica y generalista
así como el hecho de desarrollarse a nivel es-
tratégico operacional (antes, los cometidos
de los alumnos suelen ser tácticos), con los
que se forma a quienes van a llevar a cabo
tareas de apoyo a la decisión, hacen que con-
fluyan, en buen grado, oferta y demanda.
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Estos cursos, en su condición de foros de en-
cuentro y debate, son marcos de intercambio
idóneos; quienes participan en ellos no son
sólo estudiantes, sino concurrentes por los co-
nocimientos que aportan. Además, puede
ampliarse horizontalmente con alumnos civi-
les que proporcionen otras perspectivas tras-
nacionales, como la diplomática.
En general, las Escuelas de Estado Mayor es-
tán interrelacionadas, pero los contactos son
más intensos en la misma
área cultural. Es más, muchos
Estados mantienen programas
orientados a áreas concretas
(como en los cursos para oficia-
les iberoamericanos impartidos
en el CESEDEN español o en el
Centro Hemisférico de la Defen-
sa de EE.UU). Reseñar que países
en vías de desarrollo (Marruecos,
Argelia, Túnez…) llevan a cabo
cursos de este tipo orientados a su
entorno estratégico, lo que los
convierte en puentes entre dos
mundos.
También España instrumentó fórmulas de co-
operación la matriz de las cuales se encuen-
tra dentro del Plan de Cooperación en Mate-
ria de Enseñanza Militar actualmente en vi-
gor, que se ve complementados por los
acuerdos bilaterales a los que llegan los Ejér-
citos. En él se establece un generoso sistema
de becas.
Este sistema primero se exportó para los paí-
ses iberoamericanos y una vez constatado su
éxito, a los del Magreb. En el ciclo
2006/2007 se ofertaron 186 plazas a alum-
nos de 30 países no OTAN en todas las cate-
gorías y modalidades de enseñanza, a las
que habría que añadirles las resultado de
acuerdos interejércitos y las de países OTAN.
Desde 1999 en que se creo el Curso de Esta-
do Mayor en la Escuela Superior de las FAS
(ESFAS) en su versión actual lo han realizado
más de 900 alumnos nacionales y 280 ex-
tranjeros de 33 nacionalidades. En el año es-
colar 2006/2007 han cursado estudios 36
alumnos, 13 de la OTAN , 5 procedentes de
países del Magreb y Norte de África, 12 ibe-
roamericanos y 5 de Asia.
Recíprocamente, España también envía a
sus oficiales a formarse en el extranjero con-
curriendo a múltiples cursos, nacionales y
OTAN, tanto de perfeccionamiento como de
altos estudios militares (en torno a 14 suelen
realizar el curso de Estado Mayor anualmen-
te).
A esto se añade a los cerca de 4500 extranje-
ros miembros de las FAS españolas (mayor-
mente iberoamericanos, a los que se forma y
así se aleja de las pandillas urbanas o “ma-
ras”) y a la labor desarrollada por los 2700
soldados desplegados en el extranjero; de
hecho y desde 1999, el programa Cervantes
ha permitido que más de 10.000 personas
de Líbano, Kosovo, Afganistán o Bosnia ha-
yan aprendido lengua y cultura española,
junto a otras materias, de la mano de las tro-
pas allí desplazadas. Pero estos son otras
cuestiones.
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estrategias

(piénsese p.e. lo que hubiera sido sin la OTAN la relación de Gre-
cia con Turquía, o de nuestro país con Gran Bretaña).
Uno de los principales problemas de las actuaciones multilate-
rales estriba en la dificultad de alcanzar un consenso del nivel
adecuado, razón por la que se las tilda de inoperantes (p.e. el
ejemplo de la OTAN en la guerra de Kosovo); no obstante, la na-
turaleza ejecutiva y sustancial de la Seguridad y Defensa obliga
a adoptar resoluciones claras y a progresar en la dirección ade-
cuada ante el riesgo de colapso del sistema o, incluso, del de-
sastre. No obstante, sí la suma de las potencias de las partes y
del efecto sinérgico anejo a toda unión no supera un determi-
nado umbral, las fuerzas centrífugas, muchas veces atávicas,
unidas a intereses transversales no permitirán un funciona-
miento eficiente o siquiera formal del acuerdo. Así, los acuerdos
multilaterales entre estados del Tercer Mundo se han mostrado
empíricamente más débiles que sus homólogos de Occidente,
la Unión del Magreb Árabe (UMA) es un buen ejemplo de ello.
El hecho de que se amplíe el abanico de opciones de negocia-
ción da más cancha al encuentro, lo que a su vez legitima las de-
cisiones que afecten a cualquiera de los miembros, no sólo con
su aquiescencia, sino también con la fuerza del concierto de vo-
luntades de una comunidad de naciones formado a partir de los

Desde 1954, casi to-

das las promociones
de oficiales de la
Armada cuentan
con un marino
tailandés entre
sus compañeros de
promoción

Miembros de la VII Bandera del Tercio

Don Juan de Austria de la Legión conver-
san con un lugareño (CONGO).

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las marinas española y tailandesa
Las relaciones hispano tailandesas no sólo
gozan de buena salud sino que sobresalen en
el marco de las que España mantiene con el
resto de países del sudeste asiático y han ser-
vido como puerta de acceso a la zona. La es-
cenificación de tan buen momento han sido
varios cruces de visitas de miembros de las
respectivas familias reales.
Y es que aunque en 2005, sólo había 290 re-
sidentes españoles y 64 no residentes y pese
a la distancia, existe una intensa relación co-
mercial e importantes flujos turísticos, y has-
ta vuelos directos. Tal vez, el liderazgo de al-
gunos oficiales de marina de los años cin-
cuenta y su visión de futuro no sean ajenos
al actual escenario.
La construcción de las relaciones entre esta-
dos es una tarea larga y ajena a afanes cre-
matísticos. En 1951 en los inicios del proceso
de retorno de España a la comunidad inter-
nacional, presentó sus credenciales ante el
jefe del estado el enviado extraordinario y
plenipotenciario de Tailandia. En 1954 se es-
tableció una misión diplomática en Madrid
coincidiendo con el ingreso en la Escuela Na-
val Militar del primer aspirante tailandés fru-
to de los acuerdos bilaterales entre las dos
marinas. En 1961 la misión se convirtió en
Embajada.
Los alumnos tailandeses cursaban previa-
mente un año de estudios en la academia
naval de su país y eran seleccionados de en-
tre los mejores. A continuación estudiaban
durante otro año el idioma en España. Desde
1954 casi todas las promociones de oficiales
de la Armada cuentan entre sus miembros
con algún compañero de la marina tailande-
sa, creándose un vínculo entre ambas Arma-
das que puede sorprender a quienes no co-
nozcan sus fuentes y gestación. Los oficiales
españoles sienten a sus compañeros tailan-
deses, alguno de los cuales ha sido número
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Las relaciones entre
uno de su promoción, como camaradas, sin landia también ha comprado barcos de me-
distingo alguno. nor porte en otros países cooperantes); de
Hasta la fecha han obtenido sus despachos igual forma ha adquirido de segunda mano
50 oficiales de la marina tailandesa y 4 de la a España aparatos Harrier y estudiado la po-
de Guinea Ecuatorial, sin que por distintas ra- sible construcción de otros buques de tamaño
zones, hayan prosperado otras iniciativas de medio.
igual signo. No pocos de estos oficiales han La capacitación del personal tailandés que
alcanzado la categoría de almirante y alguno había de operar con ellos la ha realizado la
ha llegado hasta a dirigir su marina como je- Armada y su doctrina tiene raíces españolas.
fe del Estado Mayor. Una comisión española estuvo en Tailandia
Y aunque el plan de cooperación en materia completando todo este proceso de adiestra-
de enseñanza actualmente en vigor ha abier- miento y existe una línea logística perma-
to muchos centros a la enseñanza de miem- nentemente abierta. Es más, la presencia de
bros de las fuerzas armadas de otros países, España en el sureste asiático se ha reforzado
no puede negarse el carácter pionero y exi- con la venta de submarinos a Malasia o bu-
toso de la iniciativa de la armada. La marina ques a Australia.
tailandesa se ha adherido a él y oficiales tai-
landeses cursan distintos estudios, entre ellas
el curso de estado mayor, con lo que periódi-
camente refrescan su relación con España.
La estabilidad de este programa de coopera-
ción es palmaria; no sólo se ha adaptado a
los importantes cambios políticos acaecidos
en España sino que ha sobrevivido a los so-
bresaltos de la vida política tailandesa y, ade-
más, se ha expandido horizontal y transver-
salmente fortaleciendo el marco general de
relaciones.
Es más, del análisis de éste proceso de diálo-
go transnacional se deduce el relevante pa-
pel que pueden adoptar las FAS para el mu-
tuo entendimiento y la vehiculación de los in-
tereses de los estados. Así, si se observan los
intercambios de visitas de alto nivel, puede
apreciarse claramente su carácter asimétrico;
sí del lado tailandés predominan las visitas
de militares, del español predominan las mi-
siones comerciales.
Los resultados de esta colaboración pueden
calibrarse; España ha construido para Tailan-
dia el portaeronaves “Chakry”, algo real-
mente infrecuente por su importancia (Tai-
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Militar del PRT español en Qala i Naw (AFGANISTÁÁN),
imparte clases de español a los alumnos del instituto
Hansala de la capital de la provincia de Badghis.
principios de diálogo y cooperación. La existencia de un foro per-
manente e institucionalizado de debate convierte el acuerdo en
una organización intergubernamental; sus estructuras permiten
modular el conjunto del proceso y facilita la creación de canales
informales que contribuyan al afianzamiento del sistema y de las
relaciones interestados. Además son mesas permanentes y ar-
bitradas para el encuentro político y la resolución de todo tipo de
problemas comunes.
Así el Consejo de Cooperación Euroatlántico promovido por la
OTAN para los países del Este y su programa de Asociación para
la Paz , son todo un ejemplo de las ventajas de los acuerdos mul-
tilaterales de geometría variable en cuanto a la relación con las
partes. Sus objetivos son de carácter político-militar particulari-
zados a cada uno de los miembros mediante programas espe-
cíficos; básicamente se trata de promover la democratización de
los países simultáneamente a la reforma y modernización del
sector seguridad.
De todo lo expuesto es un hecho empíricamente constatado que
los acuerdos militares son los más estables en el tiempo, segui-
dos después por los de índole económica y, por último, de los re-
gionales. Es más, puede afirmarse que los acuerdos militares no
solo gozan de una gran estabilidad sino que contribuyen a la
pronta recuperación de las relaciones diplomáticas interestados
tras cesar la causa que ocasionó su perturbación.
Y es que han demostrado ser capaces de soportar las modifica-
ciones en las coyunturas políticas de las partes y aun del esce-
nario internacional, ya que las relaciones entre las FAS de un mis-
mo entorno estratégico afectan directamente a sus intereses vi-
tales.
Otras razones están en la cultura de los ejércitos como organi-
zación, en el prosaísmo de la rutina castrense y su tendencia a
perpetuar lo que ya está en marcha, así como en la aparición de
redes informales de relaciones personales cooperativas.
La naturaleza de los acuerdos bilaterales depende sustancial-
mente del potencial de las partes; normalmente proporcionan
un mayor respaldo político, pero son más frágiles. En caso de que
sean manifiestamente heteropotenciales hacen que difícilmen-
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Los acuerdos mili-
tares son los más
estables en el
tiempo, segui-
dos por los de
orden econó-
mico y, de muy
lejos, por los
regionales
te la relación pueda ser biunívoca y se establezcan mecanismos
de compensación adecuados, por lo que generan una gran de-
pendencia del más débil.
Articulación de acuerdos militares
La forma clásica de instrumentación de los acuerdos bilaterales
son las comisiones mixtas de alto nivel Ministerio de Defensa-
Ejércitos marco en el que se abordan transversalmente todas las
áreas de cooperación. En los multilaterales las mesas perma-
nentes.
En general, la cooperación militar se desarrolla, básica y progre-
sivamente, en tres áreas que implican un nivel de confianza cre-
ciente: ‘Medidas de Fomento de la Confianza y Seguridad’, per-
sonal y material. Surgieron en la Conferencia para la Cooperación
y Seguridad en Europa que daría luego paso a la OSCE y supu-
sieron un notable avance en el proceso de distensión durante la
guerra fría . Se encuentran en el llamado ‘Documento de Viena’.
En ellas se establecen estadios progresivos para la generación de
confianza primero y seguridad (un concepto más avanzado)
después; a ellas pertenecen los aspectos de personal que se tra-
tarán aparte.
No obstante, su transposición directa a otros ámbitos, a juicio de
los expertos, no ha sido del todo exitosa por las especificidades
de sus orígenes y el carácter convencional del armamento de los
países del Sur; según algunos de ellos, sólo han resultado viables
las medidas relativas a programas de contacto y observación que
abarcan desde visitas, a la participación en ejercicios (intercam-
bio de información, maniobras conjuntas...).
Las medidas de personal, que supone un estadio más avanzado
en las relaciones, abarcan un espectro de actividades que van
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estrategias

desde la asistencia sanitaria (muy apreciada por los miembros

de las FAS y sus familias en su tránsito por España) hasta tareas
de formación e integración en unidades; pueden implicar desde
un mero intercambio de puntos de vista a todo un proceso de so-
cialización.
La compraventa de armamento constituye una opción estraté-
gica por la dependencia en términos logísticos que genera y las
graves consecuencias que puede llegar a tener la introducción
de una tecnología foránea dotada de su propia lógica y medios;
por ello, implica la creación de canales y foros permanentes de
comunicación que tienden a estabilizar las relaciones diplomá-
ticas.
Estas servidumbres, junto a las condiciones fijadas para su en-
ajenación (uso contra terceros, garantías comerciales…), hacen
que las naciones tiendan a una relativa diversificación de los su-
ministradores, siempre limitada por la eficiencia de un gasto que
se ve notablemente incrementado al hacerse necesario esta-
blecer casi tantas cadenas logísticas como suministradores.

Conclusiones
En el ámbito de las relaciones heteropotenciales, el plano de
la Seguridad , siendo realista, es un plano de encuentro más
que de confrontación, pues no es viable un conflicto conven-
cional interestados y, además, es un plano de carácter com-
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26-39 Estrategia Fuerzas armadas ok.qxp 28/04/2008 19:29
Entre los instrumentos
de cooperación a largo
plazo sobresale la
Enseñanza Militar
por su capacidad pa-
ra generar vínculos
permanentes
partido y de políticas nacionales. Esta conclusión no puede tras-
ladarse a esferas como la socioeconómica ya que, desde la
perspectiva de mercado dominante, la capacidad de actuación
de los estados es limitada al primar los intereses los agentes
particulares guiados por su propio beneficio.
Una de las ventajas de este plano de encuentro radica en que
los interlocutores se integran directamente en las élites go-
bernantes y, muchas veces, son los actores más próximos a Oc-
cidente de sus respectivas naciones; al mismo tiempo, sus FAS
contribuyen significativamente a la vertebración nacional, sir-
viendo para la canalización de los intereses de sus sociedades
y a la articulación de sus necesidades.
Por estas razones, el diálogo en materia de Defensa y Seguri-
dad trasciende el ámbito al que se encuentra circunscrito y per-
mite no solo exportar la democracia sino el fortalecimiento y
la consolidación de las relaciones entre estados pudiendo, in-
cluso, llegar a servir hasta de base para su construcción sí se
aprovechan factores como la tendencia natural de las institu-
ciones a ampliar sus competencias o la relativa autonomía con
que cuentan estas políticas en el marco general de la política
exterior de los estados.
En este ámbito, los acuerdos multilaterales permiten la fijación
de un marco estable con el que se neutralizan al menos par-
cialmente los desequilibrios motivados por la diferencia de po-
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tencial de las partes y los inconvenientes de la naturaleza no
biunívoca de las relaciones. Sobre esta base, puede comple-
mentarse con acuerdos bilaterales que atiendan a los intere-
ses objetivos de los estados y sirvan al reforzamiento del sis-
tema en su conjunto.
De entre los instrumentos de cooperación, en el largo plazo,
sobresale el papel desempeñado por la Enseñanza Militar por
su capacidad para generar vínculos permanentes entre Esta-
dos y los beneficios derivados del conocimiento y la interac-
ción personal.
El referente que ha sido el caso de las relaciones entre Espa-
ña y Tailandia como exponente “caeteris paribus” de sus po-
tencialidades índica que su exportación a otros ámbitos, con
las debidas cautelas, siempre puede resultar provechosa.
En España convergen simultáneamente distintas realidades
que contribuyen a su definición identitaria: Europa, África, el
Mediterráneo e Iberoamerica.
De ello cabe concluir que nuestro país es, por su propia na-
turaleza, un foro para el encuentro de culturas y una puerta
para la entrada natural de las que faltan, a lo que ayuda la
universalidad del idioma y el carácter abierto de la sociedad.
Aunque todo tiene sus límites, la cooperación en materia de
enseñanza militar y cursos como los de Estado Mayor cuen-
tan aún con mucho camino por recorrer. –
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