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14/2/2019 El poder aeroespacial, su vinculación con la estrategia, la política y la doctrina

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Título: El poder aeroespacial, su vinculación con la estrategia, la política y la doctrina

Fecha: 01/03/1999
Idioma: español

EL PODER AEROESPACIAL, SU VINCULACION CON LA ESTRATEGIA, LA POLITICA Y LA DOCTRINA

Comodoro (R) Jorge Luis Maria Bergamaschi


Licenciado en Sistemas Aéreos y Aeroespaciales
Decano de la Facultad de Educación a Distancia
Instituto Universitario Aeronáutico

Geopolítica Aeroespacial

"Estudio de la incidencia global que sobre el Estado y otros actores internacionales pueden ejercer las condiciones e influjos geográficos,
permitiéndoles a sus órganos de conducción evaluar las pautas políticas a seguir tendientes a consolidar una situación geográfico-política
anhelada en el aeroespacio de interes nacional". (el autor).

¿Tiene nuestro país una visión geopolítica nacional de carácter permanente, con objetivos y estrategias particulares definidas?, responder a
este interrogante implica comprender que la geopolítica influye y colabora a modo de acción orientadora de las políticas internas y externas
de cualquier nación, no solo de la nuestra en particular.

Las políticas internan se basan en el entorno geográfico y sus antecedentes históricos, donde coadyuvan a ese mismo fin factores de poder
tales como el político, económico, sicosocial y militar.

En mi opinión este debiera ser el orígen de la visión estratégica de quienes nos gobiernan cualquiera se la línea de pensamiento político que
los anime, porque en ellos generalmente debe prevalecer claramente la imagen y sentimiento de propiedad de los espacios geográficos
terrestres, marítimos y aéreos que nos asisten a todos (particularmente este último porque cubre a los otros dos por igual sin solución

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de continuidad porque es integral e indivisible)

El orden internacional surgido en la pos guerra fría (sustentado en intereses esparcidos en un escenario estratégico globalizado) ha
determinado que tanto nuestros gobernantes como dirigentes sectoriales experimenten a diario las consecuencias de adoptar decisiones
que pretenden salvaguardar genuinos y vitales intereses nacionales tratando de asegurar nuestra subsistencia como nación y estado
soberano.

Por otro lado el trance traumático interno que actualmente se desarrolla en el seno de toda nuestra sociedad ha despertado nuevas urgencias
y necesidades, ello es consecuencia de la reestructuración y modificación de roles estatales que operados a partir de la última década del
siglo XX varió el relacionamiento preexistente entre los individuos para con él (mutación del estado protector hacia el estado administrador):
tarea aún inconclusa.

Este hecho se complementa con la definida tendencia hacia la integración regional en todos los campos del poder nacional, he aquí una
prueba irrefutable que no admite comentarios porque el novedoso alineamiento internacional abandonando posiciones terceristas hace más
de una década atrás representó un factor determinante en esta ecuación.

Habida cuenta que territorio y población constituyen pilares estructurales y excluyentes de cualquier nación es prudente señalar que
nuestros espacios geográficos no son solo continentales y que nuestra porción marítima es igualmente importante, por ende y de manera
semejante a todas las actividades que guardan relación con la administración de estos dos espacios debe aceptarse que ajustado a derecho la
debida y continuada administración del espacio aéreo jurisdiccional nacional, que cubre a ambos sin solución de continuidad, constituye un
legítimo acto de posesión geográfico-soberana también (vigilancia y control).

Mucho se ha escrito sobre nuestros espacios marítimos y continentales, en cambio no abundan referencias bibliográficas sobre el
aprovechamiento de las potencialidades y protección (defensa) de los intereses que derivan de una correcta administración del espacio
aéreo propio y el espacio ulterior de interés nacional (ambos conforman el aeroespacio).

Cuando de la explotación del aeroespacio persiguimos obtener beneficios la acción de administrar obliga a la elección de un modelo
estratégico particular al igual que los aplicados a otros campos (educativos, de salud, económicos, de producción, previsionales, etc)
apoyado en criterios de ejecución política estables y duraderos que plasmados en principios y normas conforman la doctrina
aeroespacial.

Estrategia Aeroespacial

Nuestro país posee una variada gama de leyes generales y particulares adheridas al derecho internacional y propias de este campo
estratégico, este cuerpo legal establece que la Fuerza Aérea Argentina (FAA) sea la responsable de ejercer autoridad de aplicación en todo
nuestro espacio aéreo jurisdiccional, mientras que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) haga lo propio ejerciendo
similares facultades en el espacio ulterior de interés nacional.

Las normas internacionales reconocen el derecho de propiedad que tiene un estado sobre su espacio aéreo, entendiéndose por tal a aquel
que cubre los espacios terrestres y marítimos propios hasta sus líneas fronterizas internacionalmente reconocidas por otros estados (el
límite superior esta dado por el comienzo del espacio ulterior).

En el espacio ulterior el derecho espacial internacional no reconoce la propiedad de ningún Estado Nación desalentando el desarrollo de
actividades militares ofensivas y lo preserva para uso pacífico de aplicaciones domésticas multinacionales (está considerado patrimonio de

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la humanidad).

Cualquier estrategia se explica y define por el simple hecho de pasar de las ideas a la acción, cuyo requisito descansa en dos factores
excluyentes en el momento de diseñarla:

Políticas que la sustenten.

Fundamentos doctrinarios derivados.

Recuerdese que el estado necesita ejercer el poder estratégico nacional para asegurar su autonomía como nación, siendo este uno de sus
campos de manifestación particular.

En consecuencia la administración del espacio aéreo propio y del aeroespacio de interés nacional en su conjunto plantean una
problemática que merece un tratamiento puntual y detallado: "porque mas allá de las decisiones que el estado adopte en cuanto a la
administración de otros tipos de espacios geográficos ninguno de estos dos podrán ser modificados en esencia y tampoco en cuanto
a las posibilidades de su explotación".

Las variantes surgen cuando la situación estratégica cambia de paz a crisis, crisis a conflicto y de conflicto a guerra, por lo tanto no queda
otro camino que considerar las mismas desde le paz a modo de sustento efectivo de la estrategia aeroespacial que se adopte oficialmente.

¿Suena esto a utopía?, desde luego que no, para nuestro país es menos difícil hoy optimizar la administración de su espacio aéreo
jurisdiccional (vigilancia y control) que otros países como Colombia, Israel, Indonesia, la Ex Yugoslavia, Irak, países centroafricanos o la ex
URSS; porque los innumerables y escabrosos problemas que tienen entre manos esos estados (a los que deben sumarse los de orden étnico,
religioso, narcoterrorismo, políticos, culturales, fronterizos e históricos), no se compadecen en nada con los que tenemos por resolver
nosotros.

Precisamente nuestro Plan Nacional de Radarización (PNR) fue concebido en 1995 como una herramienta de alto valor y apoyo estratégico en
esta ecuación, en cuanto al fortalecimiento de los mecanismos que persiguen salvaguardar la vida humana en el aire, contribuyendo al
mismo tiempo a dimensionar los alcances del ejercicio pleno de nuestra defensa nacional en ese mismo espacio llegado el caso, valor que se
ha sobrepotenciado por los efectos derivados de los acontecimientos ocurridos el pasado 11 de Setiembre de 2001 en EEUU (desde este
punto de vista la radarización completa de nuestro espacio aéreo es un mandato de la realidad que no admite mayores comentarios).

Debe recordarse que en extensión territorial y marítima somos la octava nación a nivel mundial, la cuarta en el continente americano y
segunda en sudamérica, donde además por nuestra ubicación geográfica desempeñamos un rol preponderante en el cono sur, y que
apoyándonos en nuestra infraestructura aeroportuaria estamos en condiciones de proyectar y recibir personas y cargas por modo aéreo
desde y hacia cualquier punto del globo terráqueo sin mayores limitaciones.

En este esquema, dentro del bloque comercial regional, somos el único país del Mercosur que limita con todos los países del Mercosur y
consecuentemente poseemos el espacio aéreo mayormente sobrevolado con este fin.

Lo que estoy queriendo señalar es que para alcanzar objetivos políticos en el aeroespacio es preciso proteger nuestros intereses mediante el
ejercicio continuado de su correcta administración, donde la proyección y vigilancia de los mismos forman parte de la Estrategia Aeroespacial
(capacidad que tiene el estado para actuar a través del aeroespacio en un momento determinado en procura del logro de sus
objetivos políticos).

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La referencia al factor defensivo-ofensivo no está ausente dentro del contenido de este razonamiento porque por mandato expreso de la Ley
de Defensa Nacional (Nº 23.554, Art 2º) es nuestra Fuerza Aérea el único instrumento idóneo que en nombre del Estado Nacional debe estar
en condiciones de brindar respuesta por y desde el aire (disuadir por presencia u acción efectiva) lo cual impone la adopción de una
actitud estratégica operacional previa.

En consecuencia debe asumirse que la estrategia aeroespacial es el nexo entre la gran política que define los objetivos superiores del estado y
el campo concreto de las realidades aeroespaciales tangibles porque ella determina quien hace que cosas en el aire, con qué, porqué y
para qué.

En cuanto al modelo particular de aplicación mi apreciación final es que nuestro país mantiene vigente un modelo estratégico aeroespacial
de tipo indirecto : "se ejecuta cuando los medios son insuficientes, el espacio a proteger es amplio, el tiempo no apremia y la
libertad de maniobra temporal es suficiente".

Política Aeroespacial

Los instrumentos de poder estratégico nacional están subordinados a las decisiones del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) y todos ellos se
despliegan aplicando estrategias particulares manifestándose en hechos concretos según su esfera de responsabilidad sectorial.

Este razonamiento amerita un análisis cuidadoso tanto de nuestros objetivos como de las políticas nacionales que se instrumenten, porque
obligadamente influyen factores tales como:

Su relación con los de otros Estados.

Posiciones relativas de los países implicados.

Actitud de la comunidad internacional.

Las urgencias generadas.

Evaluación de nuestro propio potencial nacional.

Luego de los lamentables sucesos ocurridos en diciembre de 2001 las autoridades nacionales estan empeñadas en el saneamiento de nuestra
economía, la cual vino condicionando nuestra normal evolución desde hace no menos de cuatro décadas atrás hasta que finalmente se
desarticuló provocando la quiebra financiera del estado.

Esta severa limitación podría dar lugar a pensar que nuestras metas y actividades aeroespaciales se hayan cumplido parcialmente en cuanto
a sus objetivos durante este período y no es muy dificil explicar que ello realmente haya sido así, al respecto referiré tres casos puntuales:

1 - Plan nacional de radarización:

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Considerando que nuestro país es último depositario de vuelos internacionales, intercontinentales e interoceánicos de todo tipo en el cono
sur americano, que la política de cielos abiertos provocó la aparición de nuevas líneas aerocomerciales nacionales y extranjeras y que el
notorio incremento de vuelos domésticos, regionales e internacionales potenciaron la demanda sobre mayores facilidades de infraestructura
aeroportuaria, debemos aceptar que en estas circunstancias si bien los recursos en manos del estado son insuficientes para proteger
eficazmente los intereses derivados de esta actividad en el espacio aéreo propio el plan nacional de radarización pretendió acompañar la
superación de esta falencia incipiente.

Si sobrevolar 1 milla en nuestro espacio aéreo tenía un costo de servicio o tasa de valor determinado sin asistencia radar en grandes sectores
de nuestro espacio aéreo jurisdiccional ¿porqué no pensar que una vez completado e instalado el sistema la calidad y confiabilidad del
servicio de tránsito aéreo se hubiera incrementado y el valor de su prestación también?.

De este modo la inversión inicial gradualmente se hubiera recuperado contribuyendo en modo directo a la obtención de recursos financieros
genuinos para su mantenimiento y la incorporación de mejoras progresivas (el efecto secundario hubiera sido que tecnológicamente
avanzaramos notoriamente equiparándonos con los países más desarrollados en este aspecto).

2 - Plan espacial:

En el campo espacial hemos dado pasos importantes, los argentinos debemos sentirnos orgullosos de los adelantos obtenidos y los beneficios
consecuentes, somos el tercer país del continente americano (luego de EEUU y Canadá) que investigó, desarrolló, produjo y puso en órbita
sus satélites domésticos en modo asistido.

En la actualidad poseemos cinco y vamos en camino a conformar la primera constelación satelital concebida por el hombre junto a países
líderes en este campo, gracias a ello hoy nuestra sociedad dispone de información estratégica satelital de diversa índole:
Condición y evolución de sus suelos en diferentes áreas geográficas favoreciendo al desarrollo de nuestras economías regionales.

Mayor oferta de nuestras facilidades en telecomunicaciones.

Predicción confiable del volumen de cosechas en base al testeo de las superficies cultivadas.

Detección de variaciones de cauces o cambios que naturalmente observan ríos limítrofes o interiores (el Pilcomayo, por ejemplo).

Alertas meteorológicas oportunas para todo tipo de actividad y en particular a nuestra población en su conjunto.

3 - Industria aeronáutica:

La industria aeronáutica merecería un análisis profundo pero en lo inmediato debe aceptarse que en la actualidad practicamente no existe,
aunque existan iniciativas estatales y privadas tendientes a su reactivación.

Tal vez esta sea una consecuencia no deseada surgida del proceso de reestructuración del estado que culminó con el concesionamiento o
privatización no solo de la ex Fábrica Militar de Aviones (Córdoba) sino con la casi totalidad del complejo industrial en el cual se sustentaba
nuestra producción para la defensa nacional.

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Durante el desarrollo del IVº encuentro nacional de estudios estratégicos realizado en la escuela de defensa nacional en el mes de Setiembre
de 2001 se abarcó la problemática de investigación y producción para la defensa (llamativamente fueron mayoritariamente analistas
civiles quienes más propugnaron por su puesta en marcha en lo inmediato).

En este aspecto la ex fábrica militar de aviones mereció una consideración preponderante habida cuenta que fue reconocida como madre de
industrias del país (1927), porque a comienzos de la década del 50 bajo su amparo surgieron la industria automotriz nacional, las fábricas
de motores diesel para camiones, de uso naval y ferroviario y otras tales como de producción de tractores, heladeras, motocicletas, boogies y
vagones de ferrocarril, etc (verdaderamente dió orígen al primer polo industrial de nuestra nación).

Indistintamente de los casos analizados percibo que el objetivo engendrador de nuestra actual política aeroespacial podría ser enunciado
como el ejercicio soberano efectivo en el espacio aéreo propio participando activamente en la explotación del espacio ulterior de
interés nacional..

Este enunciado tiene pleno sustento jurídico en la Ley de Defensa Nacional (Nº 23.554, Art 2º y 5º), Ley de Policía Aeronáutica Nacional
(Nº21.521, Art 10º), en el Código Aeronáutico (Ley Nº 17.285) y el Decreto PEN Nº 995/91 creando la Comisión Nacional de Actividades
Espaciales (CONAE).

El tiempo de realización de los proyectos que surjan, la asignación de los recursos y la fijación de prioridades es responsabilidad y atribución
excluyente del superior gobierno de la nación, mientras tanto la Comisión Nacional de Actividades Espaciales por sus funciones
jurisdiccionales y la Fuerza Aérea Argentina por las competencias legales y responsabilidades operacionales que la asisten, uyen las dos
únicas organizaciones idóneas con capacidad ejecutiva para desarrollar la política aeroespacial en nombre del estado nacional.

Doctrina Aeroespacial

No es sencilla de interpretar y definir porque a cada época le corresponde una que habitualmente se documenta por escrito, debe aceptarse
que puede sufrir modificaciones si las circunstancias lo aconsejan porque ella emerge de la interpretación de las distintas manifestaciones
del poder aeroespacial nacional (relación establecida entre al personal, material, infraestructura y los servicios que de su interrelación
se derivan, para dar una capacidad de volar a la Nación con medios públicos, privados, sin fines de lucro, deportivos, científicos,
comerciales, civiles y/o militares).

Los conceptos políticos derivados del poder aeroespacial nacional encierran una cuestión de mucha importancia porque el estado siempre
afronta las exigencias de la sociedad respecto al usufructo de su capacidad de volar, esta premisa se puede explicar citando la siguiente
declaración de principios : "cada estado es dueño del transporte aéreo de lo que produce; el derecho a transportar las riquezas
nacionales a través del aire es tan propio de los Estados como los bienes mismos".

Su creador fue el Doctor Enrique Ferreyra en oportunidad de participar en la primera reunión de derecho aeronáutico internacional
finalizada la IIGM, hoy se la conoce mundialmente como la Quinta Libertad del Aire o Doctrina Ferreyra. Sin duda Ferreyra fue un gran
argentino al igual que tantos otros como los doctores Coca, Damianovich, Mosquera Ubios o Delich (especialistas que han sabido defender
nuestros intereses nacionales con sobrados principios de rectitud y sabiduría en este campo).

Cabe puntualizar que cuando un concepto se convierte en doctrina se produce una cierta indecisión porque antes de escribirlo comienza a
circular entre los especialistas y además porque convive con la doctrina que aún tiene vigencia legal.

Este razonamiento viene a colación de que finalizada la IIGM nuestras autoridades nacionales de entonces vislumbraron la necesidad de

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jerarquizar funciones y tareas de algunos organismos que tenían y aún conservan relación con las diversas manifestaciones del poder
aeroespacial nacional (en junio de 1944 autorizaron la creación de la Escuela Superior de Guerra Aérea y en 1945 la tercera de las Fuerzas
Armadas de la Nación, la Fuerza Aérea Argentina, surgida inicialmente en 1912 como un arma de apoyo en el seno de nuestro Ejército).

Quedando organizada como tal a partir de ese año y como resultado de poder satisfacer necesidades propias del progreso aeronáutico y
evolución doctrinaria que se estaba operando en el mundo de pos guerra, nuestra Fuerza Aérea se consolidó como una nueva herramienta
del instrumento militar de la defensa nacional (o sea la expresión del poder aéreo militar del mismo en similitud con aquellos
principios que ya sustentaban el poder militar terrestre y poder naval integral respectivamente).

La revisión y cambios de estrategias aéreas operacionales comenzaron a ser analizadas y evaluadas sin solución de continuidad sentándose
principios doctrinarios para la formación y perfeccionamiento de cuadros, de organización y empleo operacional consecuente: "cuyo epílogo
fue nuestro glorioso bautismo de fuego en 1982 durante el Conflicto del Atlántico Sur".

Debe tenerse muy presente que la doctrina aeroespacial emana del cuerpo jurídico legal vigente y por lo tanto da origen a principios y pautas
de acción para obtener resultados, porque en él se establecen funciones y responsabilidades a los diferentes estamentos orgánicos estatales o
privados, incluyendo a las personas en su condición de sujetos jurídicos individuales (encausando y delimitando obligaciones en este
campo de expresión sectorial del poder estratégico nacional).

El otro ingrediente a tener en cuenta es el progreso tecnológico, porque para que la doctrina conserve vigencia tanto su contenido como los
diferentes modos de manifestación obligadamente deben concordar con la tecnología soporte de la cual se vale.

Estas dos causas señalan que no debe ser considerada absoluta y menos aún inmutable (debe ser actualizada), el problema es vislumbrar
el momento oportuno porque ella se nutre de la experiencia y la historia, y estos dos últimos ingredientes no se agotan y/o detienen
nunca:"máxime cuando pretendemos plantearla en términos absolutos de raíz nacional".

Debe convenirse entonces que la doctrina aeroespacial es el modo más idóneo de abordar, con base en la experiencia, la preparación y
empleo del poder aeroespacial en períodos que van desde la paz, hasta aquellos de crisis, conflicto o guerra, con el único fin de optimizar la
autonomía del poder estratégico nacional.

Conclusiones

De las consideraciones geopolíticas desarrolladas respecto a las estrategias, políticas y doctrina aeroespacial vigentes en nuestro país
podríamos inferir las siguientes:

(1) - Actualmente la victoria de las armas no es condición absoluta para lograr objetivos políticos en una disputa entre partes, las guerras
entre naciones tienden a ser reemplazadas por batallas limitadas, no declaradas y de origen regional.

Este hecho internacionaliza el conflicto determinando que las decisiones fundamentales queden en manos ajenas a los verdaderos
protagonistas porque inmediatamente se constituyen en parte los organismos multinacionales o coaliciones de circunstancia que
maniobran en forma directa o indirecta con un inmenso potencial unipolar contundente y eficaz.

La Guerra del Golfo Pérsico primero y Kosovo después son claros ejemplos en el escenario estratégico globalizado de pos guerra fría : "en
ambos casos se ejercitó la doctrina de cero muertos por parte del bando más poderoso aplicándose mayoritariamente la teoría del
dominio aéreo efectuando cirugía desde el aire".

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(2) - A partir del 11 de Setiembre de 2001 la novedosa manifestación del terrorismo internacional como amenaza global debe hacernos
reflexionar fría y serenamente.

Si deseamos mantener nuestro actual modelo estratégico aeroespacial (saber quien hace que cosas en el aire, con qué, porqué y para qué)
debemos adoptar una actitud que no debe ser copiada de otro estado nación, ella debe responder a un modelo original fundamentado en el
efecto que deseamos producir en la región dentro del contexto de las realidades donde se inserta el concepto de disuación (Ley de Defensa
Nacional Nº 23.554, Art 2º y 5º).

De este modo el poder aeroespacial nacional contribuirá a mantener nuestra integridad territorial y al mismo tiempo a proteger la vida y
libertad de nuestros ciudadanos brindando respuestas a nuestras necesidades externas e internas (aspectos consagrados en los mismos
artículos de la Ley antes citada).

(3) - En la medida que la República Argentina progrese y se desarrolle incorporará nuevos intereses nacionales y por consiguiente deberá
protegerlos: "en el campo aeroespacial algunos ya se manifiestan y a futuro estarán contenidos en él muchos de los que surjan".

Fuente:
Ponencia preparada para el V Encuentro Nacional de Estudios Estratégicos, Buenos Aires, 1 al 3 de octubre de 2002

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