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Vigilia de

Ordenación
Diaconal 2023
VIGILIA DE ORDENACIÓN
DIÁCONAL

Candidatos al Orden de los Diáconos

Erick Joel Ramos García

Cristhian Smith García Peña

Luis Dionicio Salazar Vilca

Danny José Díaz Rojas

Catedral de Tacna, 17 de diciembre de 2023


VIGILIA DE ORACIÓN POR LOS QUE
SERÁN ORDENADOS DIÁCONOS

I PARTE

Monición Inicial.

Queridos hermanos, hemos respondido a la invitación que nos hace


el Señor a estar con Él en esta hora del día para que el corazón esté
abierto y disponible a escuchar la voz de Dios. Hoy queremos
escuchar la petición que hace Jesús a sus discípulos: “pidan al Dueño
de la mies, que mande obreros a su mies”, apóstoles y ministros que
se consagren totalmente a hacer presente su Corazón de Buen Pastor
en medio del mundo y de un modo especial a favor de los pobres.

También vamos a dar gracias al Señor por conceder a nuestra


Diócesis de Tacna y Moquegua cuatro nuevos ministros que serán
ordenados diáconos transitorios.

Unidos en oración como Iglesia diocesana nos disponemos a


participar con devoción y recogimiento de esta vigilia de oración.

Reunida la asamblea, se entona un canto mientras el sacerdote o el


diácono, revestido de capa pluvial y acompañado por unos ministros
asistentes, entra al presbiterio.

Toda la asamblea se arrodilla mientras el celebrante se pone el velo


humeral y camina hacia el Sagrario. Luego, trae el Santísimo
Sacramento, lo pone en la custodia y lo expone sobre el altar.

CANTO

MENSAJERO DE LA PAZ

1. El Señor eligió a sus discípulos


los mandó de dos en dos.
Es hermoso ver bajar de la montaña
los pies del Mensajero de la paz.

2. Los mandó a las ciudades


y lugares donde iba a ir El.

3. La cosecha es abundante,
les dijo el Señor al partir.

4. Pídanle al dueño del campo


que envíe más obreros a la mies.

5. Al entrar en una casa


saluden anunciando la paz.

6. El Reino de Dios está cerca,


a todos anunciarán.

El celebrante se arrodilla delante del altar e inciensa el Santísimo


Sacramento.

A continuación, se inicia la oración:

Oremos:

Señor Dios nuestro,


Tú nos creaste a cada uno para compartir nuestros dones y carismas
en el Cuerpo Místico de Tu Hijo, la santa Iglesia. Te pedimos que
animes a los jóvenes que llamas al sacerdocio y a la vida consagrada a
seguir con valentía tu voluntad.
Envía obreros a tu gran cosecha para que se predique el Evangelio, se
sirva a los pobres con amor, se consuele a los que sufren y tu pueblo
sea fortalecido por los sacramentos.
Te los pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Todos

Amén.
Se hace un momento de silencio. Sigue la liturgia de la Palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

Lectura de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

El Ángel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el


camino que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto.» Él se
levantó y partió.
Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace,
la reina de Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía,
sentado en su carruaje, leyendo al profeta Isaías.

El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro.»


Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó:
«¿Comprendes lo que estás leyendo?»

El respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?»


Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. El pasaje
de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente:
Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja
ante el que lo esquila, así él no abrió la boca. En su humillación, le fue
negada la justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su
vida es arrancada de la tierra?

El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿de quién dice esto el
Profeta? ¿De sí mismo o de algún otro?»

Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la


Escritura, le anunció la Buena Noticia de Jesús.

Siguiendo su camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el


etíope dijo: «Aquí hay agua, ¿qué me impide ser bautizado?» Y
ordenó que detuvieran el carro; ambos descendieron hasta el agua, y
Felipe lo bautizó.

Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y el


etíope no lo vio más, pero seguía gozoso su camino.
Felipe se encontró en Azoto, y en todas las ciudades por donde pasaba
iba anunciando la Buena Noticia, hasta que llegó a Cesarea.

Palabra de Dios.

SALMO 99, 2- 5

R. Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando .

Aclame al Señor toda la tierra,


sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.

Reconozcan que el Señor es Dios:


él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entren por sus puertas dando gracias,


entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.

¡Qué bueno es el Señor!


Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.

Oración en silencio.

Aclamación Antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,


para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.

R. Aleluya.
Evangelio

Celebrante:

El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

Jesús dijo a sus discípulos:


«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos,
permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea
perfecto.

Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he


amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo
servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los
llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi
Padre.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a
ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea
duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo
concederá.

Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.

Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

A continuación, el celebrante dice una breve reflexión.


Terminada la homilía, todos se ponen de pie.

El celebrante: Oremos a Dios Padre, de quien procede todo bien, para


que bendiga a nuestra diócesis de Tacna y Moquegua y llene con sus
dones a nuestros hermanos que serán ordenados diáconos.

Lector:
— Por la Iglesia universal y por el Santo Padre Francisco que la
preside en el amor, para que sea ante el mundo signo y anuncio de la
salvación de Cristo, y no le falten las vocaciones sacerdotales y a la
Vida Consagrada que necesita para cumplir su misión, roguemos al
Señor.

— Por nuestra Diócesis de Tacna y Moquegua, para que cada uno de


sus fieles crezca en el sentido fraterno y sinodal, acercándose a todos,
compartiendo con todos y anunciando el Evangelio, roguemos al
Señor.

— Por nuestro Obispo Marco Antonio Cortez Lara, que nos preside
en la caridad, para que el provecho de su grey sea el gozo eterno de su
pastor, roguemos al Señor.

— Por nuestros seminaristas quienes han sido llamados a colaborar


en el ministerio diaconal en nuestra Iglesia diocesana, para que el
Buen Pastor les conceda un corazón como el suyo, dispuestos a servir
a sus hermanos, especialmente a los más necesitados, roguemos al
Señor.

— Por los religiosos, religiosas y todos los miembros de Vida


Consagrada de nuestra diócesis, para que sirvan al Señor con fervor,
vivan según la perfección evangélica y sean signo de fe en nuestra
comunidad, roguemos al Señor.

— Para que, como fruto de nuestra oración, haya muchos corazones


jóvenes que estén dispuestos a seguir el llamado del Señor en el
servicio sacerdotal y en la vida consagrada. roguemos al Señor.
Se pueden añadir otras intenciones.

Celebrante:
Movidos por el Espíritu Eterno, en el que tu Hijo Jesucristo consumó
su oblación sacerdotal en la cruz, te pedimos, Padre de bondad, que
santifiques a tu pueblo y escuches nuestra oración.
Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.

PADRE NUESTRO

El celebrante dice o canta:

Oremos juntos como Cristo nos enseñó:

Todos: Padre nuestro…

Oremos.
Señor, Dios nuestro,
enséñanos a vivir en nuestros corazones
el misterio de la Pascua de tu Hijo,
por el cual, Tú redimiste al mundo.
Cuida amorosamente los regalos de gracia
que por tu amor hemos recibido
y llévalos a su culminación
en la gloria del cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO

Después el celebrante se arrodilla enfrente del altar, delante del


Santísimo Sacramento. Mientras se arrodilla se entona el canto
Tantum Ergo (o cualquier otro himno Eucarístico apropiado)
mientras se inciensa el Santísimo Sacramento.
CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES

Cantemos al amor de los amores,


cantemos al Señor;
¡Dios está aquí! Venid, adoradores,
adoremos a Cristo Redentor.

Gloria a Cristo Jesús;


cielos y tierra, bendecid al Señor;
honor y gloria a Ti, Rey de la gloria;
amor por siempre a Ti, Dios del amor.

Unamos nuestra voz a los cantares


del coro celestial;
¡Dios está aquí! Al Dios de los altares
alabemos con gozo angelical.

Sacerdote: Les diste el Pan del Cielo. (T.P. Aleluya)

Todos: Que contiene en sí todo deleite. (T.P. Aleluya)

Sacerdote: Oremos.

Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos


dejaste el memorial de Tú pasión, te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios de Tú Cuerpo y de
Tú Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el
fruto de Tú Redención. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.

Todos: Amen.

Una vez dicha la oración, el celebrante toma el velo humeral, hace


genuflexión, toma la custodia y, sin decir nada, traza la señal de la
cruz con la custodia.
Bendito sea Dios.
Bendito sea Su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea Su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea Su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en Sus Ángeles y en sus Santos.
Amen.

A continuación, el que preside hace la reserva del Santísimo


Sacramento, mientras se puede entonar algún himno o canto
apropiado.

Señor
toma mi vida nueva
antes de que la espera
desgaste años en mí,
estoy dispuesto a lo que quieras
no importa lo que sea
tu llámame a servir.

Llévame donde los hombres


necesiten tus palabras
necesiten
mis ganas de vivir
donde falte la esperanza
donde todo sea triste
simplemente por no saber de ti
Te doy
mi corazón sincero
para gritar sin miedo
lo hermoso que es tu amor
señor
tengo alma misionera
condúceme a la tierra
que tenga sed de ti.

II PARTE

Terminado el momento de oración, se inicia la segunda parte de la


vigilia. Para ello se dispone lo necesario (una sede que ocupará el
obispo o su delegado, el formulario de profesión de fe, el libro de los
evangelios y la documentación que firmarán los candidatos a recibir
el sagrado orden del diaconado.)

Monición

En estos momentos los elegidos para recibir el orden sagrado del


diaconado, N…, harán ante nuestro obispo Mons. Marco Antonio
Cortez Lara, la profesión de fe. Con ello los candidatos manifestarán
públicamente su fe, que un día recibieron en el bautismo; y a la vez
harán su adhesión plena a las enseñanzas y autoridad de la Iglesia,
escuchemos.

Monición

Seguidamente escucharemos el juramento de fidelidad que los


futuros diáconos realizarán delante de nuestro Padre y Pastor, Mons.
Marco Antonio Cortez Lara, como signo de su entrega fiel y solicita
en el ministerio que se les conferirá.
JURAMENTO DE FIDELIDAD
AL ASUMIR UN OFICIO
QUE SE HA DE EJERCER EN NOMBRE DE LA IGLESIA

Terminado lo anterior, se invita a la asamblea a la oración y


bendición final

Monición.
Hermanos, con la alegría puesta en el Señor, nuestro Buen Pastor, por
que nos dará nuevos diáconos para el servicio de nuestra Iglesia
diocesana, nos disponemos a concluir nuestra vigilia con la oración
final y la bendición que nos impartirá nuestro Obispo.

Oración Vocacional

Señor Jesús, que has llamado a quien has querido, llama a muchos
de nosotros a trabajar por ti, a trabajar contigo. Tú, que has
iluminado con tu palabra a los que has llamado, ilumínanos con el
don de la fe en ti.

Tú, que los has sostenido en las dificultades, ayúdanos a vencer


nuestras dificultades de jóvenes de hoy.

Y si llamas a algunos de nosotros, para consagrarlo todo a ti, que


tu amor aliente esta vocación desde el comienzo y la haga crecer y
perseverar hasta el fin.

Amén.
(Juan Pablo II)

BENDICIÓN FINAL
CANTO

QUIERO DECIR QUE SÍ.

1. Quiero decir que sí, como tú, María,


como tú un día, como tú, María;
quiero decir que sí, quiero decir que sí,
quiero decir que sí, quiero decir que sí.

2. Quiero negarme a mí, como tú, María,


como tú un día, como tú, María;
quiero negarme a mí, quiero negarme a mí,
quiero negarme a mí, quiero negarme a mí.

3. Quiero seguirle a Él, como tú, María,


como tú un día, como tú, María;
quiero seguirle a Él, quiero seguirle a Él,
quiero seguirle a Él, quiero seguirle a Él.

4. Quiero entregarme a Él, como tú, María,


como tú un día, como tú, María;
quiero entregarme a Él, quiero entregarme a Él,
quiero entregarme a Él, quiero entregarme a Él.

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