Está en la página 1de 4

GUÍA de la Película: “RECURSOS HUMANOS”

(¡para leer después de ver la película!)

Curso

Proletarios de pollera:
una historia de las mujeres y los varones de la clase
trabajadora en la Argentina del siglo XX

FICHA TÉCNICA
TÍTULO: Recurso Humanos (Ressources humai-
nes)
DIRECCIÓN: Laurent Cantet
GUIÓN: Laurent Cantet, Gilles Marchand
FOTOGRAFÍA: Mathieu Poirot Delpech, Claire
Caroff
MONTAJE: Robin Campillo
INTÉRPRETES: Jalil Lespert, Jean-Claude Vallod,
Chantal Barré, Véronique de Pandelaere, Mi-
chel Begnexz, Lucien Longueville, Danielle
Mélador, Pascal Sémard.
AÑO: 1999
ORIGEN: Francia
DURACIÓN: 100 minutos

Una mirada 1cinematográfica


Por Diana Paladino

Por varias razones, Recursos humanos es un film notable. En principio, sorprende la simplicidad
narrativa, la madurez del lenguaje y el cuidadoso tratamiento que se le concede a los diálogos; tres
cualidades poco habituales en una ópera prima. Cantet no da prioridad a la forma sobre los
contenidos sino que trata de equilibrarlos. Con ello, homogeniza un relato sólido, parejo, sin fisuras ni
estridencias.

Propone un clima de tonos medios en el que los personajes se desenvuelven con absoluta naturali-
dad. Concibe una puesta en escena austera, evita los encuadres y los movimientos de cámara que
puedan distraer la atención del conflicto.

En segundo lugar, es una película notable porque sin pretender encarar la problemática laboral euro-
pea desde una óptica objetiva –cosa que, por otra parte, sería imposible– logra plantearla sin
apasionamientos.

En este sentido, Recursos humanos no es un film de propaganda, ni siquiera un film político. Es un film
que, aún sin enmascarar su propio posicionamiento ideológico, retrata con discreción las posturas de
quienes hoy componen el aparato productivo globalizado (empresarios, sindicatos y trabajadores) y
los hace interactuar. Esto explica, en parte, la decisión del director de contratar a actores no
profesionales para interpretar los roles que suelen desempeñar en su vida cotidiana.

"A los actores los encontré en las colas del seguro de desempleo. Por eso la mayoría de ellos tiene la
vida de sus personajes: Danielle Melador, que interpreta a la delegada sindical que encabeza la huel-
1
ga, es una activista desempleada que vio su participación como una manera de difundir su labor. Jean
Claude Vallod, que hace del padre de Frank, es obrero metalúrgico desde los catorce años, haciendo
exactamente el mismo trabajo que le vemos hacer en la película. Y los elegí porque amo la manera en
que actúan. Quizá no es tan sutil y pulida como la de los actores profesionales, pero es más auténtica:
la manera en que Vallod se para frente a su máquina es algo que nadie podría simular" (L. Cantet). El
único actor profesional del reparto es Jalil Lespert, quien encarna al joven que propone llevar a la
praxis una fórmula aprendida en la universidad para resolver el conflicto con el sindicato.

1
Archivo fílmico-pedagógico. Extraído de http://www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/cepa/rrhh.php

Producción
Recursos humanos es un telefilm que fue ampliado a 35 milí-
metros para poder ser exhibido en los cines. Concretamente, se
realizó para las colecciones temáticas que la cadena de televi-
sión franco-alemana ARTE (productora principal de la película)
coordina con la intención de promover "obras de autor". Es
decir, films que -despreocupados por las normas estandariza-
das que requieren los circuitos de comercialización convencio-
nales- exploran estéticas y/o temáticas diferentes.

Este tipo de producción alternativa en el área audiovisual es


también (paradójicamente) una de las modalidades de trabajo FILMOGRAFÍA DE
LAURENT CANTET
que los años noventa extendieron y profundizaron. Lo cual
ayudó a optimizar costos y resultados productivos pero abrió CORTOMETRAJES
un fuerte debate entre los sindicatos cinematográficos y los 1994 - Tous a la manif
productores de la industria del entretenimiento. 1995 - Jeux de plage

LARGOMETRAJES
Exponente del nuevo cine social francés que se inicia a fines de 1999 - Ressources humaines
los años noventa, Recursos humanos es, además, precursora de (Recursos humanos)
esta corriente en la que se inscriben películas como Todo co- 2001 - L´emploi du temps (El
empleo del tiempo)
mienza hoy (Bertrand Tavernier), Un amor en Marsella (Robert 2005 - Vers le sud (Hacia el
Guédiguian) y El empleo del tiempo (2001), segundo largome- sur)
traje de Cantet. 2008 - Entre les murs (La cla-
se)
2012 - Foxfire (Confesiones de
una banda de chicas)
2012 - 7 días en La Habana
2014 - Retour à
Ithaque (Regreso a Ítaca)
2017 - L'Atelier (Taller literario)
2021 - Arthur Rambo

Premios obtenidos
Recursos humanos tuvo una muy buena trayectoria y cosechó varios premios en los festivales cinema-
tográficos de Amiens, Francia (Mejor Película y Mejor Actor); San Sebastián, España (Premio OCIC y
Premio al Mejor Director de ópera prima); Belfort, Inglaterra (Premio Especial del Jurado y Premio de
la Audiencia) y en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Premio del Público y Premio a
la Mejor Película).

2
Los límites de la huida

Pablo Ghigliani (2001)

E
l punto de partida de Recursos Humanos es la crítica de la desaprensión empresaria; el
punto de llegada, un cuestionamiento radical al capitalismo. Es en este casi imperceptible
deslizamiento conceptual dónde reside el atractivo de la película. Frank, un estudiante de
administración de empresas, obtiene una pasantía en el Departamento de Recursos Humanos de la
fábrica en la que su padre trabaja desde hace treinta años y su hermana vaya a saber cuántos. Su
tarea consiste en colaborar en la implementación de un plan para reducir la semana laboral de 39
a 35 horas, tal como lo dictamina la nueva ley promulgada en Francia. Frank deja entonces París y
retorna temporalmente a su pueblo para alojarse en la casa de su infancia y brindarle a la empresa
sus innovadoras ideas. Pero la gerencia ya tiene un plan: reestructuración y despidos, entre ellos, su
padre. Acción.

Laurent Cantet, guionista y director, no es amigo de las grandes afirmaciones, tanto es así, que Recur-
sos Humanos culmina literalmente con dos preguntas. El que las formula es Frank y el destinatario es
Alan, el obrero negro que trabaja en la misma sección que su padre, y con el que ha intimado durante
el conflicto. Frank está sentado en un cordón a las puertas de la fábrica; Alan se le acerca. Frank
comenta que al día siguiente parte hacia París. A Alan le resulta natural: - “Tienes cosas mejores que
hacer. No vas a pudrirte aquí. Tu lugar no está aquí”, le dice. Travelling. La cámara gira lentamente y
enfoca el perfil de Frank; en segundo plano, el de Alan. No se miran; apenas lo han hecho durante la
breve charla. La cámara se concentra en el primero: - “¿Y tú cuando te vas? ¿Dónde está tu lugar?”.
Final.

Dos preguntas simples y productivas (como la película) que suscitan otras sobre las huidas y los desti-
nos de los personajes que trabajan en la fábrica.

¿De dónde ha huido Frank? En principio del pueblo; habita en París a donde fue a estudiar solventa-
do por el esfuerzo familiar, y al que retorna después del conflicto. Pero también de su destino de cla-
se. Frank es hoy un estudiante al borde de terminar la universidad y con grandes perspectivas labora-
les. Su hermana en cambio vive en el pueblo y trabaja en la misma fábrica que su padre. Ha huido al
menos, de este modo, de su destino de ama de casa a tiempo completo que presagia el personaje de
su madre. Ha huido también de su casa, lo que no es poco, aunque en el fondo, quizás sólo para
reproducirla. ¿A dónde ha llegado Frank? A las fronteras mismas de la burguesía. ¿De qué lugar no
puede huir Frank? De la vergüenza de clase transmitida por su padre.

¿Y Alan? ¿Puede irse Alan del pueblo, puede huir Alan de su clase? Tal vez, aunque improbable. El
destino de Jean-Claude parece un presagio. En la vida de Alan, además, existen otros lugares que
efectivamente no abandonará jamás: Alan no podrá dejar su condición de negro entre blancos mien-
tras siga en Francia. Y podemos aventurar que si está en París es porque su familia ha huido previa-
mente. Alan, tal vez, para entrar a la fábrica ha debido cruzar también una frontera de clase. Ha llega-
do a Francia como desclasado y transformarse en proletario debe haber sido su meta, y lograrlo, por
tanto, un triunfo. Aunque un triunfo peculiar si nos atenemos a sus palabras: le repugna la fábrica
desde el primer día que entró en ella; él y muchos otros resisten, nos dice Alan, y en ello consisten sus
vidas. Resisten, y en ocasiones, luchan abiertamente. Jean-Claude en cambio, el padre de Frank, pa-
rece ubicado en su justo sitio. Las preguntas que formula su hijo no parecen adecuadas para él. Ser
obrero es su lugar, hace treinta años que lo habita. Sin embargo, Jean-Claude siente vergüenza de su
condición de clase. Su hijo se lo echa en cara; su comportamiento, además, lo evidencia, Adivinamos
que Frank es su propia huida.

3
Así como Jean-Claude se objetiva en el mueble que cons-
truye con paciencia proletaria en el taller de su casa en sus
horas de ocio, objetiva en su hijo la huida de su clase. Je-
an-Claude mira a Frank como a su obra terminada. Como
mira a sus maderas. Como no puede mirar a pesar de
treinta años de esfuerzo cotidiano, las frías piezas que
suelda en esa fábrica en la que no es más que un movi-
miento necesario de la valorización del capital. Un movi-
miento que no le pertenece y que lleva treinta años; tanto
como le ha llevado la construcción de su obra-Frank. Je-
an-Claude mira a su hijo desde la máquina cuando Rouet,
el jefe, lo felicita; se lo nota orgulloso de su obra. Lo mira
mientras completa la encuesta diseñada por su hijo que
camina entre las mesas supervisándolos; de alguna mane-
ra, Jean-Claude ha logrado por fin auto-supervisarse. Y lo
mira cuando Frank se sienta a almorzar con los ejecutivos;
mesa en la que presentimos que jamás ha logrado sentar-
se. Pero también lo mira, aunque esta vez (otra vez) lleno
de vergüenza, cuando un Frank rebelde y a los gritos es echado a los empujones por el jefe de la
planta durante el conflicto. Todo su plan, todo su esfuerzo, su obra de treinta años, se desmorona.
¿Qué siente Jean-Claude en ese preciso momento? ¿Nunca imaginó gritarle en la cara al patrón?
¿Oponerse, decir basta, aún a riesgo de ser arrojado a la calle a empellones? ¿Creyó Jean-Claude que
podía salir indemne? ¿Cuántos obreros fueron descartados frente a sus ojos? ¿Es el grito de Frank,
después de todo, su propio grito? Tal vez, porque la huida ideada por Jean-Claude lo ha llevado final-
mente a un lugar por él inesperado: al piquete de huelga en el que juega con sus nietos y al que com-
parte con su hijo.

Aunque hay algo más en ese final. Una sospecha lo recorre: que en realidad no es Alan el objeto de
los interrogantes; que Frank no espera una respuesta de él; que se trata de un simple desafío retóri-
co. Si esto es así, ¿a quién le formula estas preguntas Frank? ¿Qué sucede con ellas cuando se dirigena
la clase obrera como sujeto histórico, a los asalariados que vivimos de nuestro trabajo, a los que no lo
tienen? Llegados a este punto, los límites contingentes de las huidas individuales parodian el límite
estructural de esa gran huida colectiva iniciada en la posguerra a la que llamamos, en ausencia de
mejores motes, estado de bienestar. ¿Dónde está nuestro lugar?

También podría gustarte