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LECCION-3.

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UPODERECHO2023

Derecho Mercantil I

2º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad Pablo de Olavide

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
LEC
CIÓN 3ª: EL EMPRESARIO MERCANTIL, IDEAS GENERALES
1. CONCEPTO Y CLASES DE EMPRESARIO
1.1. Concepto
El actual concepto “empresario” es la nueva denominación del llamado hasta ahora por nuestra
legislación “comerciante”. En la Edad Media el “mercader” es una persona que actúa en el
tráfico, entendido como interposición en el cambio de bienes y servicios, que adquiere un estatus
como consecuencia de su inscripción en un registro (el libro de matrícula de mercaderes). Esta
denominación de “mercader” se conserva, pero con el tiempo se produce una equiparación entre
quien simplemente participa en la circulación de bienes (que podría constituir el comercio), al
que ya puede denominarse “comerciante”, y quien interviene en el proceso transformador
(industria).
El término usado por el C. de c. de 1829 y por el vigente, en general, es el de “comerciante”;
por tal puede entenderse aquella persona (no importa si física o jurídica) que en nombre propio
(circunstancia que olvida nuestro Código) ejercita (bien personalmente, bien con la colaboración
de otras personas que puedan representarlo) una actividad de intermediación en el mercado, una
actividad de empresa, generalmente con ánimo de lucro.
Este término está siendo sustituido (por presión de la doctrina y la jurisprudencia) por el más
adecuado de “empresario”. El C. de c. lo define como: “empresario es quien, teniendo la
capacidad legal necesaria, realiza la actividad económica”. Se habla así del empresario
individual, como persona física. A dicha persona física se le exigen dos características: estar
capacitado legalmente, por una parte, y dedicarse al comercio (ejercicio de la actividad), por
otra.
Deben citarse dos nuevos conceptos: el de emprendedor y el de operador económico. Por
emprendedor debe entenderse cualquier persona física o jurídica que desarrolla una actividad
económica empresarial o profesional, en los términos establecidos por dicha ley. En el
Anteproyecto del Código Mercantil, la aplicación de las normas que se dictan para los
empresarios (responsabilidad, representación…) se extienden a los demás “operadores de
mercado” (productores de bienes y prestadores de servicios en sentido amplio), incluyendo a
los profesionales cuyos bienes o servicios se destinen al mercado, a las personas jurídicas que
ejerzan alguna actividad de las expresadas en el texto proyectado e incluso a los entes sin
personalidad jurídica por medio de los cuales se realicen estas.
1.2. Clases
Clases: i) por su estructura: individual y social; ii) por su naturaleza: público o privado; iii) por
su tamaño: grandes, pequeños y medianos; iv) por su estabilidad: establecido y ambulante; v)
por la distribución: fabricante, mayorista o minorista (se vende al consumidor final); vi) por su
internacionalidad: nacional y multinacional.
Atendiendo al criterio de la estructura personal del empresario, que es el que sigue el art.1 C.
de c., pueden distinguirse dos tipos de empresarios: el empresario individual (persona física) y
el empresario social, o sociedades mercantiles que se constituyen con arreglo a las disposiciones
del Código.
Artículo 1 (Código de comercio)
Son comerciantes para los efectos de este Código:
1. º Los que, teniendo capacidad legal para ejercer el comercio, se dedican a él
habitualmente. 2.º Las compañías mercantiles o industriales que se constituyeren con arreglo
a este Código.
Por su naturaleza. Si bien el Código está estructurado bajo la consideración de que el
empresario es un particular, también puede distinguirse entre el empresario, en general, o
empresario privado (particular que ejercita la actividad empresarial) y el empresario público,
en el que la propiedad de la empresa y el control de la misma son públicos. Cuando las

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sociedades creadas por los poderes públicos permiten la entrada en ellas de los particulares, que
arriesgan también su capital, estamos ante los empresarios mixtos.
Considerando la dimensión económica del empresario y su tamaño, se suele distinguir
entre grandes, medianos y pequeños empresarios.
El C. de c. no sigue este criterio de distinción, aunque sí lo hacía el Código de 1829 al separar
las figuras del comerciante al por menor y al por mayor. También se hace así en el Derecho

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comparado, pero no en la actual regulación española. También dependiendo del tipo de sociedad,
se exige o no la presencia de un letrado asesor en el órgano individual o colegiado de
administración; letrado que no será imprescindible en sociedades pequeñas, pero que sí lo será
en aquellas (más grandes) con capital superior a 300.000€, volumen de negocios superior a
600.000€ y plantilla superior a 50 trabajadores.
De cualquier modo, este criterio de división no está de manera definitiva consolidado y sólo
teóricamente o desde puntos de vista muy concretos y con finalidades precisas pueden
distinguirse estos 3 tipos empresariales que en cada caso serán difíciles de concretar, pues la
distinción viene en la realidad y no en la Ley. Al no existir criterios unánimes ni tampoco las
soluciones en el Derecho comparado, se buscó la Recomendación de la Comisión Europea,
PYME (Pequeña y Mediana Empresa), que sugiere considerar como tales a las empresas:
- Con menos de 250 empleados, un volumen anual de negocios de menos de 50 millones
de € y un balance general anual de 43 millones de € (mediana empresa);
- 50 empleados y un volumen de ventas o un balance inferior a 10 millones de € (pequeñas
empresas); - 10 empleados y 2 millones de € (microempresas).
Esta Recomendación, sin embargo, no resuelve definitivamente la variedad de tipos en cada una
de estas clases de empresas.
Asimismo, según su estabilidad puede distinguirse entre empresario establecido y empresario
ambulante. El primero exige un soporte físico, establecimiento, tienda o almacén, y es el
considerado por el C. de c. que, atendiendo a la localización del establecimiento, determina el
domicilio mercantil o la competencia territorial del registrador. También es frecuente la
actividad del llamado “empresario ambulante”, sin sede física, y aun dentro del concepto
general, puede distinguirse entre comerciantes de ferias o mercados, comerciantes sobre
muestrario y comerciantes ambulantes.
Mención especial merece el llamado “empresario artesano”, encuadrado generalmente dentro
de la categoría de pequeño empresario. Tradicionalmente la artesanía, o el artesano, y el Derecho
Mercantil han sido conceptos que se han excluido, por señalar el C. de c. que no se reputarán
mercantiles las ventas que de los objetos construidos o fabricados por los artesanos hicieren
estos en sus talleres, y de la jurisprudencia que ha negado el carácter de comerciante a los
artesanos. Sin que se le pueda considerar empresario en sentido estricto, el artesado (también
llamado “maestro artesano”) fue contemplado por el Decreto de Ordenación de la artesanía de
1968 como una figura peculiar con su propio estatuto, que se asemeja notablemente con el
propio de los empresarios. Según el criterio basado en la distribución que realiza la empresa de
sus productos, distinguimos entre fabricantes, mayoristas y minoristas.
Los distribuidores suelen tener una relación comercial con los fabricantes que representan. El
distribuidor se convierte en el punto directo de contacto con la fábrica para los posibles
compradores de ciertos productos. Los representantes mayoristas y minoristas generalmente
buscan a los distribuidores para comprar productos para su reventa.
Los mayoristas generalmente compran una gran cantidad de productos directamente de los
distribuidores. Muchos distribuidores ofrecen descuentos para un cierto número de artículos
comprados o por la cantidad total gastada en mercancías. Los mayoristas adquieren mercancías,
tales como teléfonos, computadoras, bicicletas, ropa, televisores y muebles. Las mercancías son
frecuentemente destinadas a los minoristas.
Los minoristas consisten en pequeñas y grandes empresas con fines de lucro que venden
productos directamente a los consumidores. Por lo general, un minorista puede comprar

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pequeñas cantidades de un artículo de un distribuidor o un mayorista. Por ejemplo, un
comerciante minorista que quisiera comprar una docena de lámparas puede contactar con
distribuidores de iluminación para preguntar por los precios. Por último, por su
internacionalidad, distinguimos entre empresario nacional o internacional.
2. LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO
El empresario mercantil, como cualquier sujeto privado, está sometido a un régimen de
responsabilidad (art.1101 C.c.). En este sentido, al igual que las demás personas, el empresario

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responde del cumplimiento de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros
(art.1911 C.c.); tiene una responsabilidad patrimonial personal e ilimitada (la llamada
responsabilidad contractual). Esto provoca en la realidad que las empresas se pongan a
nombre de personas jurídicas en lugar de personas físicas para evitar dicha responsabilidad y
limitarla a los bienes titularidad de la persona jurídica.
Y no sólo va a responder el empresario en caso de incumplimiento de las obligaciones
contraídas con terceros, sino que su responsabilidad se extiende a las acciones u omisiones en
las que, interviniendo culpa o negligencia, se causa daño a otra persona (responsabilidad
extracontractual, recogida en el art.1902 C.c.).
En la actualidad, y en virtud de nuevas tendencias doctrinales, jurisprudenciales y legislativas,
el empresario responderá igualmente cuando, en el desarrollo de su actividad, dañe a terceras
personas. Es lo que se llama responsabilidad objetiva o sin culpa. Se aplica esta
responsabilidad a los empresarios que desarrollan actividades que implican un riesgo para los
demás (p.ej., las contempladas en la Ley de Energía Nuclear o de Navegación Aérea),
extendiéndose en nuestros días al daño que, sin intervenir culpa o negligencia (sólo por el
mero hecho de producirse), se cause a los consumidores, en concreto, daño por productos
defectuosos. La limitación de la responsabilidad hace que muchos empresarios opten por
fórmulas societarias. Opción de la sociedad mercantil unipersonal, o el empresario individual
de responsabilidad limitada introducido por la Ley de Emprendedores. Así, se constituyen
sociedades mercantiles unipersonal para salvaguardar los bienes de la persona física y que
estos no se pongan en juego si el negocio sale mal; y, además, la Ley de Emprendedores (2014)
crea la figura del empresario individual de responsabilidad limitada, es decir, con unos
condicionantes, la persona puede inscribirse en el registro mercantil con esta condición y
limitar así su responsabilidad.

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