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TERAPIA FAMILIAR TRIGENERACIONAL

Alfredo Canevaro

‘On ne peut vaincre fl nature qu´en

se soummettant á ses lois”

F. Bacon, citado por LeviSstrauss

Dentro de los enfoques que han ido formando escuelas en terapia familiar se
destaca uno, motivo del presente artículo, poco difundido pero terapéuticamente poderoso.
Su relativa difusión tiene que ver, según mi apreciación, con causas conceptuales técnicas y
de la formación de los operadores psicosociales.

Entre las primeras, el hecho de ampliar la unidad de diagnostico e intervención le


confiere un sesgo propio, que dificulta su clasificación tradicional.

Además, por tener entre sus pioneros a destacados terapeutas familiares con
orientación psicodinámica como Bowen, Whitaker y aquellos terapeutas de orientación
psicodinámica que trabajan con los familiares, en función del paciente individual o del
inconsciente familiar.

Entre las causas de origen técnico importa mucho destacar que entre los pioneros
nombrados anteriormente, había una característica común, un mismo contexto clínico de
aprendizaje: pacientes psicóticos y sus familiares. La insatisfacción de estos clínicos con los
resultados terapéuticos obtenidos con el abordaje psicoterapéutico bipersonal, les hizo
ampliar el contexto terapéutico. La gran dependencia emocional, psicológica y fáctica de los
pacientes, con sus familiares significativos, llevó a la incorporación de estos parientes a los
tratamientos, y con ello a la referencia sistemática a los sistemas familiares bien para poder
curar nuestras dificultades psicológicas, aún cuando con nosotros no podrás” se le sucede
el doble mensaje de las familias de los pacientes: “Alívienos de nuestros sufrimientos, pero
sin cambiarnos”. Al desafío existencial del primero se superpone el desafío técnico del
segundo.

FUNDAMENTOS TERAPÉUTICOS

El paradigma esencial de la terapia familiar, que la diferenció de otras disciplinas,


era que para aliviar al paciente sintomático había que modificar su contexto familiar.
Cuando tenemos una visión global del sistema familiar disfuncional vemos que las señales
patológicas se perciben en tres áreas diversas: mente, cuerpo y relación con la sociedad.

No es sólo modificando la dinámica intrafamiliar, sino también su relación con los


macrosistemas sociales que intentan compensar las carencias de la familia nuclear
contemporánea.

El cambio de la estructura tradicional de la familia (convivencia “in situ” o en las


cercanías, de las tres generaciones) unido a la mitificación imperante del individualismo
hizo perder funciones “solidarias’ que esta familia tradicional cumplía, y que todavía no son
provistas adecuadamente por la sociedad actual (ver Zwerling y Boszorrnenyi-Nagy).

Así entonces, convocar a los sistemas familiares de origen es necesario no sólo para
reconstruir una realidad compartida, como los pedazos de un puzzle, que dé sentido a lo
histórico y que ayude a una mejor prevención primaria, sino también para revigorizar
vínculos solidarios con alto poder emocional que canalizados terapéuticamente pueden ser
de enorme ayuda.

Aquí el terapeuta debe ser la enzima catalítica, que active elementos


autoterapéuticos siempre presentes en todo sistema familiar a la vez que pivote integrador
de los ejes diacrónicos y sincrónicos de dichos sistemas.

Así como dice Boszormenyi-Nagy :”La reversión conjuntiva del estancamiento


relacional (relaciones que han sido interrumpidas, negadas, abandonadas, fijadas en forma
rígida, etc.) puede brindar una estrategia más efectiva que los recursos psicológicos no
desarrollados del individuo”

En esencia, el trabajo terapéutico con los sistemas familiares de origen contiene un


elemento altamente paradojal: regresar para partir mejor. La búsqueda de una mejor
diferenciación se logra nutriéndose hasta alcanzar la madurez, como un fruto cuando se
desprende del árbol a su debido momento, y no- para continuar con la metáfora -como
cuando se lo corta aún verde para mejor conservarlo en una refrigeradora: “Dar un paso
atrás para dar dos adelante” significa tomar fuerza de aquella energía mal gastada en
neutralizar desencuentros relacionales y utilizarla para una inserción creadora en la
sociedad.

El elemento central de una simbiosis es un profundo desencuentro. La frustración


del pasaje de elementos afectivos psicológicos y funcionales, que caracterizan a la
confirmación de la identidad del otro, a doble vía, es lo que contribuye al stop
transgeneracional, fuente de numerosos conflictos, Este bloqueo es lo que quita
funcionalidad a un sistema, impidiendo su marcha hacia adelante en el proceso de la vida.
En la armonía intergeneracional en la que cada uno cumpla el rol asignado por su momento
evolutivo, está el secreto de la funcionalidad de un sistema familiar.

La trascendencia generacional de los valores afectivos y culturales es lo que


garantiza la supervivencia de las personas más allá de su muerte física. Así como todos los
mayores en esa escala jerárquica tienen derecho a esa trascendencia, todos los que
continúan tienen también derecho a sentirse nutridos por esa fuerza que le viene de sus
raíces.

CREACIÓN DEL CONTEXTO TERAPEUTICO TRIGENERACIONAL

En la investigación clínica y en la terapia se usan permanentemente modelos para


pensar y accionar mejor buscando la solución de los problemas planteados, Representan el
papel de hipótesis que pueden ser verificadas en los hechos y a su vez realimentadas por
éstos. El peligro de los modelos es olvidarse que son siempre simplificaciones de una
realidad más compleja y como tal, en modificación dialéctica permanente.

No obstante, son válidos si poseen fertilidad heurística, es decir, de acuerdo a su


riqueza como fuente de experiencias, hipótesis o nuevas conceptualizaciones.

Un modelo concretiza un paradigma, es una metáfora de ese mismo paradigma para


una lectura de la realidad.

La metodología terapéutica es estrategia y diseña el encuadre del tratamiento. La


táctica es qué hacer para llevarlo a cabo y en qué momento, y la técnica es cómo hacerlo.
Las dos primeras son ciencia y las dos últimas es arte.

En terapia familiar, para ser eficaz, un modelo debería dar cuenta de determinadas
condiciones: (1)

A) Debe exponer una teoría de las relaciones fami1ia

B) Debe aplicar un método invariante de intervención que sea a la vez


diagnóstico y terapéutico.

(1) Como estímulo para esta descripción me han sido útiles conceptos sobre
psicoterapia escritos por Piero De Giacomo en su libro “Sistemas limitados, interacciones
ilimitadas” –p. 192-194, Ed.Ace. Buenos.Aires. 1990.
C) Debe aplicar un conjunto de técnicas terapéuticas.

D) Debe poseer una filosofía terapéutica, o sea, explicitar una teoría del cambio
aplicada a objetivos terapéuticos éticos y posibles.

A) Teoría de las relaciones familiares

Cuando un hombre y una mujer forman una pareja, en realidad unen dos sistemas
familiares de pertenencia, quienes interactúan a través de este vínculo, lo influyen y lo
modifican en un pacto sancionado por la sociedad.

Este vínculo de alianza tiene un valor antropológico cultural, y es diverso del


vínculo de filiación que une a los cónyuges con sus padres, y con los hijos que ambos
tienen al configurar una familia. Estos dos vínculos son esencialmente diferentes,
antitéticos y a la vez complementarios entre sí. Uno es sanguíneo, biológico y endogámico,
el otro es cultural y exogámico. Ambos existen en una relación inversamente proporcional,
es decir que a medida que el vinculo de alianza se consolida creando una serie de reglas
propias, transaccionales, en un cierto clima de complicidad propio de esa pareja, tienden
debilitarse los lazos que los unen con sus respectivos sistemas F.O. y la complicidad
desarrollada con éstos a través de tantos años de convivencia.

Con el nacimiento de los hijos, se prolonga este vínculo de filiación en un eje


diacrónico que permite el pasaje transgeneracional de ese hilo conductor biológico y
cultural posibilitando la supervivencia de la especie. Esa tensión dinámica que existe entre
ambos ejes, en una complementariedad de los opuestos, constituye el punto nodal del
sistema trigeneracional.

LA INTERACCIÓN ENTRE LOS SISTEMAS FAMILIARES


COHESIVOS Y DISPERSIVOS. Sistemas familiares de origen.

El modo de agruparse de los distintos miembros de un grupo familiar y el estilo de


relación que los caracteriza, ha sido siempre motivo de interés de distintos investigadores
de los sistemas familiares.

Muchos de ellos han sido terapeutas familiares quienes a medida que desarrollaban
sus concepciones acerca e las disfunciones familiares y su tratamiento especifico,
delineaban más o menos explícitamente modelos subyacentes de normalidad. Por ejemplo,
son clásicamente conocidos conceptos tales como divorcio emocional y fusión emocional
de Bowen, familias aglutinadas y desligadas (enmeshed y disengaged) de Minuchin y fuerzas
centrípetas y centrifugas de Stierlin, 1974.

Más recientemente fueron creados modelos más sofisticados de evaluación familiar


entre los que se destacan el modelo de competencia familiar Beavers-Timberlawn y el
modelo circunflejo de Olson y colaboradores.

Estos modelos estudian y diferencian varios tipos de organización familiar en


rangos que varían entre funcionalidad y disfuncionalidad.

En un trabajo exhaustivo de investigación sobre el tema Olson y colaboradores


relacionan alrededor de cuarenta conceptos de seis diferentes campos de las ciencias
sociales que se refieren a la cohesión familiar.

Su definición de cohesión familiar tiene dos componentes: “El vínculo emocional


que los miembros tienen entre sí y el grado de autonomía individual que una persona
experimenta en el sistema familiar. En el extremo más alto de cohesión familiar, el pegoteo,
hay una hiperidentificación con la familia, que se expresa en una unión extrema que limita
la autonomía individual. El limite extremo inferior, el desligamiento se caracteriza por una
escasa unión y una gran autonomía de la familia”. Además se lee;”Este análisis conceptual
de la literatura derivante de diferentes campos demuestra que el elemento cohesión es una
dimensión importante sea para los grupos familiares que para los grupos secundarios (no
familiares).

La relación con diferentes ciencias y disciplinas sociales otorga un tipo de validación


cruzada (cross-validation) de gran importancia y significado.

Olson y colaboradores enumeran distintos conceptos teóricos relacionados con la


dimensión de cohesión familiar y mencionan autores como Bowen, Lidz, Minuchin, Reiss,
Stierlin, Beavers y Wynne.

Todos estos autores definen el estilo de la familia nuclear sin tomar en cuenta a la
familia de origen. Beavers sin embargo en otro articulo de 1981 lo hace cuando dice:
“Desde un punto de vista sistémico todas las familias inician con el comportamiento y
actitudes de al menos una familial de origen usualmente dos.

He subrayado “al menos una familia y habitualmente dos” para resaltar la diferencia
con mi enfoque, como veremos ahora.
Mi contribución original en este tema ha sido la de estudiar la relación entre ambas
familias de origen unidas por sus representantes a través del vínculo de alianza

En un trabajo anterior sobre la ficha clínica familiar (1978) decía: “el cuadro que
resulta de la combinación entre dos personas que por el vínculo de alianza intercambian y
transmiten el bagaje genético y cultural de sus grupos familiares de origen es obviamente
multiforme y estará codeterminado por la influencia directa de los grupos familiares en
cuestión. No obstante esto, el conocimiento que el Psicoanálisis nos ha dado de las
relaciones de objeto intrapsíquicas, o la familia interna, nos permite afirmar que aún cuando
ambos grupos familiares estén en contacto permanente, serán recreados fantásticamente en
la relación, a través de la transferencia entre ambos cónyuges y también con, su
descendencia y personajes significativos que convivan con ellos.

Por su manera de agruparse podríamos diferenciar empíricamente dos tipos de


grupos: la familia cohesiva.centrípeta y la familia dispersa La combinación de estos dos
grupos familiares de origen, a través del vínculo de alianza, crea un nuevo campo
psicológico.

La presencia o ausencia, física o en el relato, de personajes significativos de esos


grupos familiares, está condicionado un campo estructural real y virtual que, como un
fenómeno de figura-fondo tiene que estar permanentemente presente en el terapeuta”.
Como vemos, ambas familias están tomadas en un mismo nivel da influencia aún cuando
aparentemente una de ellas, como dice Beavers, impone su estilo transaccional sobre la
otra. Yo insistí en 1982 sobre este aspecto en un trabajo sobre el contexto trigeneracional
en terapia familiar: “Es decir, la unión entre dos familias de origen va a ser el telón de
fondo en el que una nueva familia se va a desempeñar, marcando su estilo, tanto normal
como patológico. Estas dos familias de origen van a existir siempre en la configuración aún
cuando haya un solo representante, formando este campo virtual que hay que rastrear”.

LA ESTRUCTURACIÓN DE LAS TRES CONFIGURACIONES


POSIBLES. Creación del contexto terapéutico trigeneracional.

Cuando vemos una pareja en consulta o a una familia nuclear con algún miembro
sintomático construimos el contexto trigeneracional en base a dos instrumentos: el self-
report de ambos miembros de la pareja y la verificación directa de la interacción cuando los
sistemas familiares de origen estén presentes.
No voy a considerar aquí la validez de la evaluación clínica de ambos pacientes
dejando abierta la posibilidad de la implementación de los numerosos instrumentos de
evaluación familiar que ya son standard en el campo.

Simplemente voy a enumerar y definir brevemente los diversos campos relacionales


creados por la interacción de ambos sistemas partiendo de la descripción simple de sus
características.

Los sistemas familiares cohesivos están más orientados hacía el adentro, el afuera es
menos amenazador. Los límites entre los individuos son difusos, La distancia interpersona1
es estrecha: se enfatizan los valores de cercanía y de expresión de los afectos, los hijos se
desprenden relativamente tarde del núcleo familiar.

Los sistemas familiares dispersivos están más vinculados al afuera. Los valores no
están tan referidos a la familia sino más al mundo social. Los límites entre los individuos
son netos y hay más distancia interpersonal, hay más rechazo a la cercanía física y a la
expresión de los afectos, Los hijos se desprenden relativamente temprano del núcleo
familiar.

En la primera configuración (SC + SC) ambos cónyuges pertenecen a dos


sistemas familiares de tipo cohesivo. La dependencia de ambos con sus familias de origen
será muy grande y la relación entre sí tiende a ser frágil e inversamente proporcional a la
cercanía con las familias de origen. Ambos cónyuges tienden a considerarse parecidos y en
general hay mucha similitud en los valores familiares, clase socio-económica, religión,
educación, etc. La intensidad de la relación puede ser muy grande en cuanto a la expresión
emocional de los afectos en los conflictos, pero el grado de solidez de la pareja es frágil.
Son el tipo de pareja habitualmente llamados “inmaduros” y los riesgos de separación y
divorcio son mayores que los otros tipos de configuración sobre todo en los primeros años
de matrimonio.

La simetría de la pareja es explicita y cada uno enfrenta al cónyuge con el respaldo


de su propia familia de origen.

Cuando hay disfunción tienden a descalificarse permanentemente lo que crea un


perfil de autoridad parental confusa y cambiante que es fundamental para comprender los
trastornos de la tercera generación cuando aparecen como miembros sintomáticos.

En el segundo caso (SD +SC) uno de los miembros pertenece a un sistema


familiar de tipo cohesivo y el otro, a uno de tipo dispersivo. Este estilo de formación de
pareja tiende a ser más estable que la anterior y depende mucho de la mejor o peor
aceptación del cónyuge dispersivo por parte de la otra familia de origen. Este cónyuge tiene
la característica de tener un grado aparente de mayor autonomía. Se ha desprendido más
tempranamente de su grupo familiar de origen y ha establecido mayores conexiones con el
afuera Las características personales son: establecer mayor distancia en las relaciones
objetales, expresar menos abiertamente las emociones y tender a una aparentemente mayor
autonomía en sus relaciones sociales y familiares. Digo que aparentemente establece
relaciones más autónomas porque en forma implícita tiene el anhelo de relaciones más
estrechas emocionalmente y se vincula a una familia con características cohesivas por
considerar que ha crecido sin ella o la ha perdido por diversas circunstancias. Le atrae este
tipo de familias porqué son más “unidos”. Cuando hay patología evidente en la relación
con el cónyuge y la otra familia de origen tiende a aislarse emocionalmente y desarrollar
sintomatología psiquiátrica o triangula a algunos de los hijos quien frecuentemente llega a la
consulta cono sintomático (esta sintomatología tiene el valor simbólico de llenar
necesidades afectivas del padre dispersivo no satisfechas en la familia actual o a representar
familiares del sistema dispersivo como una suerte de balanceo o compensación por el
predominio del sistema cohesivo del otro padre).

Si la sobrecompensación se hace hacia el afuera de la familia tiende a trabajar


demasiado, a tener relaciones extramaritales o a comenzar una terapia individual que si no
tiene en cuenta esta especial configuraci6n, fracasará o llevará a una crisis de pareja a veces
irreversible.

La simetría de esta pareja es encubierta y el otro cónyuge, el cohesivo por así


decirlo, frecuentemente desarrolla patologías psicosomáticas producto quizás del tironeo
entre su sistema familiar de origen y su cónyuge.

Por último, la tercera configuración (SD + SD) se tiene cuando ambos cónyuges
pertenecen a sistemas dispersivos. Los cónyuges intentan compensar en su pareja todas las
carencias de vínculos solidarios con su sistema familiar de origen. Esto recarga la exigencia
entro de la pareja y el umbral de frustración es muy bajo cuando generalmente no se
separan.

Con sus hijos tienden a configurar un sistema cohesivo y cuando la sintomatología


se evidencia en la tercera generación, esta carencia de los padres tiene gran peso como
factor cocausal y como dificultad para el proceso terapéutico
B) El método invariante utilizado desde hace muchos años descubiertos a través
de la clínica a través de una manera empírico-intuitiva, fue luego sistemáticamente utilizado
y conceptualizado en 1985 en un artículo sobre el tratamiento de crisis de pareja (10).

Consiste en ver al comienzo de la consulta (otra de las diferencias importantes con


Framo, quien también utiliza un método similar pero con una conceptualización
completamente diferente, tanto en la estrategia como en la fundamentación) cada familia de
origen por separado sin el otro cónyuge presente O sea, luego de la primera sesión para
conocer el problema pre sentado, se efectúan estas reuniones con los FO para completar la
información y pedir la solidariedad de las familias en la solución del problema
aprovechando el momento de la crisis o de la expectativa que se crea al efectuar una
consulta.

Este método diagnóstico, que es altamente movilizador, es por tanto también


terapéutico, y tiene la ventaja de aprovechar el periodo de gracia creado por estas
expectativas. A veces es suficiente para producir modificaciones fundamentales que
resuelven el problema: El objetivo terapéutico es definir la relación entre ambos FO y por
ende dentro del SFN.

Otras veces se sucede a este primer momento de la terapia, la continuaci6n de ésta


con la pareja sola, en otra dimensión, de crecimiento, ya más desprendidos de ambos SFO
o continuando con el SFN cuando se trata de una consulta por un hijo sintomático.

Al efecto “invernadero” de la primera etapa, sucede la etapa de crecimiento y


diferenciación de los “retoños” en la segunda.

Este método invariante, tiene la ventaja de introducir una fórmula fija de


intervención y ver cómo el sistema se organiza alrededor de ese punto fijo. A través de esta
información podemos conocer las características del sistema trigeneracional y elaborar las
estrategias más adecuadas para modificarlo.

Como dice De Giacomo, al hablar de su modelo pragmático-elemental: “En otros


términos, introduciendo una perturbación estandarizada en el sistema lo obligamos a
modificarse; la manera con la cual se modifica es el sensor de su organización y de su
funcionamiento; es una vía para conocerlo y por lo tanto modificarlo; una clave que abre
“cajas negras” y “estructuras complejas” (p.194).

La presentación de esta modalidad de tratamiento, las reacciones que provoca en


los integrantes de cada familia y las retroacciones observadas, es ya un elemento importante
de previsibilidad de la intervención terapéutica. Cuando se efectúan las reuniones, se ve
desplegar ante nuestros ojos, cuando sabemos explorarlo, todo un juego interaccional de
cada SFO en general oculto y que está implícito en la patología de la pareja y en el SFN y
que nos permite conocerlo, desde una visión privilegiada, ya que el terapeuta se coloca en
una posición meta que le permite conocer más variables en juego. El hecho de introducir el
secreto de lo hablado en cada reunión permite comprender muchas cosas que a veces
requieren un largo tratamiento antes de que se expliciten y a veces nunca se consigue.

Como me decía uno de los integrantes de una pareja en crisis; “De esta manera no
se puede trampear’.La formula es que ‘Lo que Juan no le cuente a Maria (o viceversa) de lo
hablado en esta sesión, yo no lo diré. Es una reunión amparada bajo el secreto profesional
y tiene el sentido de preservar la intimidad de esta familia”, Para mayores referencias de
esta técnica, consultar en (Canevaro 1985).

Selvini Palazzoli y Prata introdujeron en 1981 el concepto de prescripción


invariante, referida a la prescripción de las “desapariciones” de la pareja. “Inevitablemente,
esta serie de prescripciones invariables produce reacciones diferentes en familias diferentes
y en diferentes miembros de cada familia (S.Palazzoli 1988) (16). E1 esfuerzo de S.
Palazzoli y sus equipos por vencer la situación de”estallo” de la pareja, considerada como la
disfunción más difícil de modificar, puede verse reforzado por esta técnica que según mi
experiencia modifica algunas situaciones aparentemente sin solución.

C) Técnicas terapéuticas

Las técnicas (del griego técké= arte) son el conjunto de procedimientos por los
cuales el terapeuta se incluye en el campo psicológico de la familia, ayudando a crear el
clima emocional adecuado que favorezca un proceso de cambio del que todos puedan
beneficiarse. Las técnicas obviamente están al servicio de una filosofía terapéutica y por lo
tanto “la meta es trascender lo técnico como dice Minuchin (13) para facilitar el proceso de
cambio, como veremos más adelante.

La importancia de la persona del terapeuta reside en el hecho de que en la c-


creación de realidades, como enseña el constructivismo, el uso del si mismo implica un
compromiso profundo del terapeuta. Y en este compromiso profundo se destaca el motor
vocacional que lo lleva a empeñarse en esta tarea.

Algo que generalmente ha sido visto como un estorbo en la tarea son las
problemáticas personales del terapeuta que forman parte de su mundo interno y que
habitualmente son dejadas de lado o modificada en lugar de emplearlas terapéuticamente en
el uso terapéutico del self. El motor vocacional del terapeuta es por tanto una fuerza muy
importante, que en vez de ser negada o desplazada, debe ser puesta a favor de un proceso
de cambio.

El paciente designado, “terapeuta fracasado” de su propia familia se encuentra con


el terapeuta, a su vez “terapeuta fracasado” de la suya. De este encuentro especular e
isormórfico, nace la modificación de un sistema que lleve a que ese paciente, ahora
reforzado, pueda ser acompañado en su intento de ayudar a su propia familia.

Cuando este intento es exitoso, al final del camino, el paciente designado deberá
enfrentar al terapeuta ahora rival, quien consiguió lo que él no pudo, y en ese
enfrentamiento, se desprenderá y podrá recuperar su identidad, ahora enriquecida.

En este modelo de abordaje de las disfuncionalidades familiares las técnicas se


suceden en fases distintas y están obviamente condicionadas por el estilo interaccional de la
familia, No obstante podemos dividirlas en dos grandes momentos

El diseño del método es altamente estratégico y paradojal, las técnicas de abordaje


de la familia son reestructurantes y experienciales, privilegiando el encuentro emocional. El
hecho de involucrar a ambas FO por separado, es ya un elemento discriminador de la
simbiosis de la pareja, porque redefine a cada uno de sus integrantes, como miembros de
cada FO. Intenta disolver las coaliciones ocultas, prescribiendo explícitamente la alianza
con cada FO y es a la vez un factor altamente provocador, porque presupone que cada uno
de los miembros no esta todavía maduro, y necesita volver a las fuentes”. Esto provoca por
lo general un mecanismo de rebote que permite restaurar en la pareja una dimensión
coterapéutica (es necesario aquí incluir conceptos que trataré en otro artículo donde defino
las dos dimensiones centrales de la pareja: el amor romántico y el amor coterapéutico).
Todas estas modificaciones se producen por la mera implementación de un método de
tratamiento y no comprometen el margen de maniobra del terapeuta. Es decir, el terapeuta
es altamente directivo en la diagramación del encuadre terapéutico, y en las maniobras
estructurales y experienciales y absolutamente neutral en cuanto a los cambios que se
producen y que dependen de los vectores psicológicos y emocionales en juego, perturbados
por esa intervención contextual.

Es de señalar la importancia de integrar recursos terapéuticos que contribuyan junto


con las técnicas de ref1exión a estimular la creación de un campo emocional de alta
intensidad que permitan la confrontación y el encuentro persona a persona entre los
familiares. Me refiero a las técnicas de acción terapéutica específicas para estos fines
(cambio de lugar para favorecer el encuentro entre determinadas díadas que se quiera
explorar, girar las sillas, tomarse de las manos y mirarse a s ojos, etc.). Técnicas que
impiden la evasión, la racionalización y la triangulación del terapeuta, y/o otros y que
obligan a romper estereotipos interaccionales, a veces verdaderos rituales creados para
impedir el encuentro esclarecedor, antídoto de las simbiosis.

Cuando se tiene éxito, sucede una verdadera abreacción emocional, y el clima


(susurros, lágrimas, abrazos, etc.) es similar al de los funerales. Los duelos congelados,
comienzan a elaborarse y “las lágrimas se vuelven dulces” corno decía una paciente.

Cuando se logra esta dimensión es más fácil la reestructuración de los subsistemas


yl a diferenciación intergeneracional, distorsionadas habitualmente en las familias
disfuncionales. Cuando ello no es posible, o en las primeras etapas de un proceso
terapéutico, es necesario utilizar técnicas indirectas de movilización como las técnicas
paradojales, entre las que se destaca la connotación positiva creada por el llamado grupo de
Milán (S.Palazzoni, Prata, Boscolo y Cecchin) que sigue siendo un excelente recurso
terapéutico cuando es bien utilizada.

El inadecuado empleo masivo de los antibióticos no descalifica el uso prudente y


adecuado de ellos, cosa que a veces salva una vida.

D) Filosofía Terapéutica

Todo este empleo de técnicas tiene un sentido, como hemos dicho anteriormente, y
es el alcanzar los objetivos terapéuticos, trazados junto con la familia,

Sin embargo, tanto sea hablar de técnicas como de objetivos terapéuticos, son
conceptos un tanto descarnados, que no reflejan toda la complejidad que se simboliza de
manera mejor, con el término Filosofía terapéutica. Con esto quiero significar una
concepción que engloba no sólo la epistemología te del terapeuta y el conjunto de técnicas
desarrolladas para alcanzar objetivos terapéuticos éticos y posibles, Es además la amalgama
de este sistema cognitivo del terapeuta, con su propia historia vital y sus sistemas de
creencias y valores. Sus propios sentimientos son la urdimbre afectiva que funciona de
soporte y entrelaza todos estos conceptos y que sirve de resonancia emocional frente a la
tarea.

Su orientación, que como dijimos anteriormente estuvo al servicio de una


disfuncionalidad de su propio sistema de pertenencia, pasa luego de superar esa frustración
original, a convertirse en motor vocacional de su propio quehacer.
Como me decía un viejo paciente del hospicio: “Del más sucio estiércol, puede
brotar la más fresca lechuga’.Esta fuerza del terapeuta es la que le viene de sus propios
ideales, y su arte será ponerla al servicio de los ideales de los pacientes, para constituir un
crisol común que los aune. Como dice el aforismo: Aquel que trabaja con las manos es un
operario. Si al trabajo manual le une la inteligencia, es un artesano. Si a todo esto le une el
corazón, es un artista.

Parte de este par se describe entre los Fundamentos terapéuticos de este artículo.

Nuevamente quisiera enfatizar que el punto nodal del sistema trigeneracional, o sea
la confluencia entre los ejes vinculares de la alianza y la filiación es obviamente la pareja
sobre la cual recae no sólo el peso de las tensiones, las más de las veces, sino también el
esfuerzo terapéutico que permitirá reestructurar el sistema,

Hablábamos de que el vínculo de alianza es inversamente proporcional l vínculo de


filiación. Es decir, que la pareja al establecer este vínculo de alianza y estrecharlo cada vez
más, va marcando una mayor distancia con ambas familias de origen primero y también
con sus propios hijos después. Eso es lo que marca la diferenciación intergeneracional, que
como todos sabemos cuando se perturba aparecen síntomas disfuncionales por los cuales
somos consultados.

Las claves de nuestro trabajo es entender cómo este eje vincular regula el fluido
paso del tiempo y el crecimiento tanto de los sistemas como de las personas que lo
componen.

El reforzamiento de este vínculo de alianza es esencial para la diferenciación de los


sistemas intergeneracionales en la línea del vínculo de filiación, tanto con una generación
como con la otra. Cuando este fenómeno es inverso se produce las coaliciones
intergeneracionales, expresión de un achatamiento o de una escisión de ese eje antes
descrito, y la emergencia de síntomas en cualquiera de las tres generaciones, según el
problema predominante.

La falta de la Armonía entre las generaciones y la presencia de ciertos stops,


bloquean la vivencia del paso del tiempo y la trascendencia de sistemas de valore y de las
personas mismas en este devenir.

Cuando somos capaces de ayudar al desbloqueo y fluidificación de este eje, los


síntomas desaparecen solos, pues son la expresión de la perturbación del flujo de la vida
misma y de la consecuente dificultad de la inserción creadora de los individuos en la cultura
circundante, tarea esencial de la familia.

Por estos motivos considero que la búsqueda de la armonía intergeneracional de los


sistemas observados es también ética, dado que el beneficio de una terapia debe ser para
todos no para unos en perjuicio de otros. Para esto es necesario el encuentro emocional
que dé calor y fuerza al proceso de diferenciación ya que las simbiosis ocultan un profundo
desencuentro Dice un viejo proverbio chino que solo puede desprenderse lo que ha sido
unido previamente, y esto es el objetivo terapéutico que en un fenómeno de reprogresión,
permita regresar para mejor partir.

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