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144 E ntre Ideas

infanciasearraigantanprofundamentequenosesimposibleerradicarlas Capítulo 9
aunque empleemos todo el poder de laraz6n y de
la experiencia ["']'
veríamos que más de la
estoy pe.suaAido de que, si las examinásemos,
los hombres se deben a la
mitai ie las opiniones predominantes entre
educación; y támbién
"rtoy,"guto
de que los principios que así abraza- La euforia de Ia Modernidad:
mosimplícitamentetienenmáspesoquelosdebidosalrazonamientoabs.
tracto o a la experiencia. Igual que los mentirosos acaban
por recordar sus el Siglo de las Luces
mentiras a fuetza de repetirlas"'"'26

se instalan ficciones, ideas nojustificadas ni por la


A través de la educación
mente humana de por vida'
experiencia ni por la razón, que acaban gobernando la
termina creyéndo-
Así como el mlntiroso, tras iepetir una y otra vez sus fábulas,
las ideas impuestas, recordadas y repetidas $ 47-. Pnocnnso y oprrMrsMo.
las, los individuos terminan creyendo
creencia, y la creencia en tales nocio-
desde niños. La costumbre se refuerza como Después de doscientos años de gestación, crecimiento y desarrollo, la Mo-
de la experiencia o de la
nes resulta ser más fuerte y arraigada que las enseñanzas dernidad alcanza su plenitud, su madurez, su momento más propio y representati-
que se le muestre lo
razón. No importa que la realidad la contradiga, no importa vo, en el siglo XVIII, también conocido como "siglo de las luces", "Iluminismo"
eso, dice Hume,
al estar tan afianzada esa creencia, nada la remueve. Por o "Ilustración". Se trat¿ de un siglo optimista, en el cual se cree que la razón
"""ir"¡", edad en reglas y
il; ;"dr* procuran educar a sus hijos desde la máso temprana a la cultura en la
ofrece un gran futuro por delante, siempre mejor que el presente y el pasado. La
prirrcipios morales -muchas veces contradictorios, acotados apuesta al progreso, a la ciencia, a las revoluciones políticas y econémicas, son
todavía
;;" ; vive_, de modo que s¿ implanten en su naturaleza, en su carácter signos de un tiempo histórico que va a colocar a la burguesía en El centro del
virgen y maleable.2T poder. ¿Por qué se lo llama "Iluminisrno"? L¿s luces refieren al conocimiento y a
" t os pasajes citados muestrañlcuán pasivo, cuán influenciable, y cuán amor- larazén; lo contrario de la luz es la oscuridad, la ignorancia, y lo contrario de la
de una naltxaleza
fo es el sujeto en la concepción empirista de Hume. Al carecer razón,la fe. Los modernos del siglo XVIII viven su época como la salida definiti-
diflrencien los demás, de talentos o de virtu-
p."pf", áe'"aracterísticas que lo de v¿ de la "edad oscura", Ia Edad Media. Quieren reemplazar a la religión por la
llegue a ser proviene de su formación y del
des, etc., todo lo que el individuo ciencia. Considerar¡ que ha llegado el tumo del conocimiento racional, capaz de
pone nada de sí' porque nada trae: más
moldeamiento que reciba. Este sujeto no resolver todos los problemas humanos. La ciencia está encarrilada en la senda del
afuera, y fija ideas y huellas que
bien a |a inversa, la educación se |e impone desde progreso y, tarde o temprano, resolverá todos aquellos enigmas que la religión y la
modo que un niño que se
permanecerán en su carácter para siempre, del mismo filosofia habían dejado como "rnisterios" en el terreno de la fe.
Las impresiones, y en especial las primeras
iu"Inu con fuego jamás se 1o olvida. En gran medida, los rasgos que atraviesan el Iluminismo y que desplegare-
i-fr"rlon"r, sJgiuUun profundamente. En suma, para el empirismo la educación mos más abajo giran en torno de tres conceptos bá;sicos: sujeto, razóny progreso.
nacemos' crecemos y
I U "ott,*Ure pueden h"""-ot ser cualquier cosa' Como ideas y
Táles conceptos se hallan entrelazados y provienen de los siglos XVI y XVII. En
ío. en un determinado contexto;recibimos valores y creencias, efecto, la Modernidad se caracterizapor el centramiento en el sujeto ($ 3l), el yo
"du"u-os determinado
opiniones, prejuicios y sentimientos, que ese contexto sociocultural cartesiano que se auto-postula como fundamento ($ 39), el yo de la Reforma, el
no parEce tateafácllpata
considera relevantes. Ro*p", con esa-pesada herencia burgués emprendedoq el científico que recorta la realidad, etc. ($$ 32-34). En
un'a naturaleza humana tan domesticada' todos los casos, se trata de un individuo aislado, separado de los demás, qu"e se
define como átomo o unidad independiente y, por lo tanto, que rompe con los
l¿os comunitarios de pertenencia y no echa oí."r
Gaudio, M., Entre ideas. Una mirada filosófico-pedagógica, Buenos Aires, Jarmat, ningún lado. Este sujeto
t¡odemo se adjudica tanta libertad que se distancia de"ntodo el afuera y no recono-
2011. ce en sí mismo el influjo de los otros, con los que se puede asociar o disociar
segrin le convenga. Este sujeto moderno que piensa y constituye la realidad se
auto-describe como una estructura universal, y todo aquello que lo conecte o vin-
rr' Hume , Tralado, I., PP- 231-233'
17 Hume, Tralacl<t' Ill, P- 728'
La euforia de la Modernidad: el Siglo de las Luces 1s1
1so Entre Ideas
etc.) resulta perfección, la liberad plena, la resolución de todos los enigmas del conocimien-
cule con los otros (la lengua, la cultura, la familia, la comunidad, to, etc. Se trata, sin dudas, de una utopía, de un ideal, p€ro que no queda encerrado
secundario. De ahí qu" el siglo XVlll se extienda el cosmopolilisrno, visión
"n- a_ningún lugar. en los libros, sino que motoriza e incentiva a la acción. El ideal de progreso im-
,"gn" f" cual el sujeio es "ciudadano del mundo" y no pertenece pulsa a las prácticas transformadoras, a modificar la realidad hasta moldearla se-
ella
er'i-ir*o, ese dist¿nciamiento con la na1xalezalo habilit¿ a apoderarse de que en gún la razón. Suele suceder -y, de hecho, sucedió- que el optimismo enceguece
pfisa a ser su objeto a dominar. De ahí
puo,u"urí" provecho. Lanaísraleza un poco, que la realidad no es tan dócil como parece, y que el futuro prometedor
un gran meca-
.t.igto XVtit tamUi¿n se extienda elmecanicismo:lanafuralezaes selecciona a quiénes deja ingresar y a quiénes no. En principio, la promesa de
piezas perfectamente articuladas' Basa-
nisá ¿e causas y efectos, un conjunto de ($ los progfeso se abre a todos, es decir, a todos los no-privilegiados, los que no eran
($ 40), Galileo y Newton 34),
dos el enfoqu! cuantitativo de oescartis nobles, aristócratas o eclesiásticos; sin embargo, al final el todos se termina redu-
"r, y el universo entero, son máquinas
iluministas consideran que el cuerpo humano ciendo a la burguesía. Ahora bien, sin esa fuerte creencia en el progreso y en que
o efecto sobre el resto. Se
donde cada parte se puede separar y opera como causa la realidad se puede cambiar, gran parte de los avances y acontecimientos del
como el reloj'
trata de un ünjunto de engáajes qui funciona automáticaments, siglo XVIII no üendrían sentido. El progreso es el prisma ilustrado, el enfoque
con el sujeto-átomo la idea
Esta visión *""áni"u de la naturaleza tiene en común brísico con el cual el sujeto se pone por encima de la naturalezapara, mediante la
quebrando su con-
de que los elementos se diseccionan y analizan por separado' razón, conocerla y transformarla.t A continuación, analizamos algunos pensamien-
entre sí y serán fuerte-
texto de relaciones y vínculos. Ambas ideas son coherentes tos qLle dan cuenta de la corrvicción de que el progreso conduciría a un bienestar
mente rechazadas en el siglo siguiente'
y a la ieligión, tanto material, como intelectual y moral-
Larazóny la ciencial el cJnocimiento como lo opuesto a la fe El optimismo del siglo XVIII se torna evidente en una de las frases que
Iluminismo. La fuetza que motiva esta ten-
configuran otro pilar conceptual .del
resumen el pensamiento del filósofo racionalista G Leibniz (1646-1716r: esta-
rechazo al dogma,
dencá por racionalizar y conocerlo todo reside en el decidido nxos en el mejor de los mundos posi.bles. Sin dudas Leibniz deduce esta afirrna-
El Iluminismo se presenta como
a la auüridad eclesiástica, a los privilegios, etc.
ción de una serie de considEraciones sobre [a nat¡raleza de Dios. El razonamiento
todo sujeto puede acceder' porque
el momento de la luz del conocimiento al cual teológico sería así: dado que Dios es el ser más perfecto, más sabio, rnás bondado-
razón'"está bien repartida' Por ende' el burgués bien
-como decía Descartes- la para poner en cuestión
so, más poderoso, etc., su conocimiento infinito lo tuvo que llevar a elegir. entre
formado y educado se encuentra con capacidaá suficiente todos los mundos posibles, el más perfecto. La perfección, la sabiduría, la bon-
como u¡ movimiento
y ,"nrtu, ía palabra de la lglesia. El lluminismo se posiciona dad, etc., del creador se manifiesta en sus obras. ¿Por qué Dios elige lo más per-
que todavía perduran
crítico hacia lo establecidó, hacia los residuos y costumbres fecto? Porque responde a su esencia, a su entendinriento, a su orden. ¿Por qué
es, preci-
y provienen de la Edad Media. Lo que permiteoponerse a lo tradicional nosotros, los humanos, vemos por todas partes imperfecciones y desgracias? Por-
aclarar que
,um"nt", la posesión de conocimientos fundados, racionales. cabe que -responde Leibniz- no podemos comprender el plan en su totalidad, sino sólo
este auge de la razón propio del siglo xvlll, al que algunos llaman genéricamente
una,parte. Lo que para una persona o para un momento determinado parece malo,
iiu"ion"ulir-o", abafeaünto u la-teoría iniciada por Descartes como al empiris- en la economía global del todo termina revirtiéndose en algo positivo. Lo que
y ser raciona-
mo. La ciencia moderna abrazapor igual latazó¡ y la experiencia, parecemalo al final termina sirviendo al bien del conjunto.2 ¡Cómo nos sorprende
todo, defenáer el conocimiento frente a la
lista en el siglo XVIII significu, unte este optimismo de Leibniz! Desde luego, algunos contemporáneos se burlaron de
síntesis defrnltiva de razón y experiencia la llevará a
cabo Kant ($
religión. La
s4). rlrbmanna,
P., Historia de lafilosoJía III,pp.282-283; Tacca, ," "EI siglo de las luces: el diecio-
Hasta aquí, los r€Ngos del Iluminismo no resultan muy novedosos. Quizris.el cho", pp" 73-84; Forster, R., en ltinerarios de la modernidad, pp.24l-262; Solé, J., "El sueño de la
y representativo del
tercero de sus pilare s, el progreso' sea el aporte más genuino
Ilustración", pp. 15-30. El excelente estudio de Solé, además de ofrecer las características genera-
progr"to mezcla con el optimis' les, explicita las particularidades que adquiere la llustración en los principales países: Inglaterra,
sigto XVltt. t-a confianzu ciJga en la sendá del
se
Por' Fiancia y Alemania: pp. 16-20. Por otra parte, J. Garcia-Borrón recoge la siguiente definición sobre
prometedor'
mo sobre un presente mejor q:rre el pasado y un futuro
aún más
efisiglo XVIII: "es un periodo cultural que se distingue por los esfuerzos de algunas personalidades
han enca"
que para los ilustrados, onu ui, que el conocimiento y la humanidad
se diiigentes para hacer de la razón el ordenador absoluto de la vida humana, y esparcir la luz del
paso t:q*o: conocimiento sobre la mente y conciencia de cada individuo", en Hisloria de laflosofia III, p. 945.
,riluio en la marcha del progresó, nada podrá detener o arruinar ese !'Leibniz,
sentido, al Monatlobgía,$$53-55,pp.38-39; DiscursodemetaJísica, l-6,pp.65-71;30,pp. l0l-
a lo sumo, se lo podrá retrasar o contener un breve tiempo. En este 103. Como bien señala J. Solé, el optimismo del siglo XVIII se concentra en la confianza hacia la
progreso se lo podría gr"n"u. como una linea recta y aicendente'
donde cada
razón, dejando de lado las cuestiones teológico-metafisicas que motivaron a Leibniz. En "El sueño
de esa recta ascen-
punto muestra rrna me.¡Jría respecto del anterior. En el destino de la Ilustración", pp. 20-21.
en su mayor grado de
dente estaría la felicidad, el bienestar material. el hombre
152 Entre Ideas La eu foúa de la Modernidad: el sigro de
ras Luces 153
é1,mostrando las desgracias y sufrimientos por los que pasamos en esta vida.3 por John Locke en el siglo XVII. Según esüa teoría, el ser humano es un
Pero en líneas generales la época deja de lado el componente teológico, y adhiere
átomo
que se asJcia.con otros por conveniencia"
al triunfalismo, ala creencia de estar en el camino hacia el mejor de los mundos Í::".:::.:i:i*::lÍ'_"*:¡
una vida más tranquira y segura. Er condimenro
para togrbr

posibles. mo consiste en acentuar su aspecto económico:


quÉ t"
"c..c" se
ar liberaris_ ¡;;
el ser human-o caracteriza..por
El padre fundador de la economía política moderna, Adam Smith (1723- la tendencia a permutar, cambiar y negociar
una cosa por otra,,. Los animales no
1790), también celebra el avance del progreso, en este caso asociado con la divi- intercambian, no retacean, no sacan beneficios
para sí. Sólo el hombre se dedica a
sión del trabajo y la productividad. La diferencia entre las comunidades salvajes y engañar a los demás en el comercio. Gracias
a este tipo de relaciones donde cada
las civilizadas -según Smith- reside en que las primeras trabajan mucho y produ- ' uno sigue únicamente su propio interés
la sociedad entera progresa.5 por
cen poco, mientras que las últimas trabajan menos y producen mucho más. ¿por ' gjemplo, dice Smith, en una tribu de "goí.ru, un individuo
se da cuenta de su
qué las sociedades civilizadas son tan productivas? ¿Por qué ofrecen comodida- habilidad para hacer y flechas; al"urádor".
des y prosperidad? La clave está en la división del trabajo, que a su vez requiere
" biar sus productos conarcos dedicarse a esa tarea específica y al cam_
otros, obtiene mayores beneficios que si él
mismo hubiese
de un capital inicial a invertir. Por ejemplo, en un p"qrr"Ro taller donde los obre- cazar' siguiendo su propio interés, se especiariza
,, ]11 1 en algo, y la división de
ros realizan un trabajo artesanal --cada uno produce el objeto completo, de princi- , tT:as contribuye al progreso y a ra productividad der conjuntJ. ¿í";; qu" el indi_
pio a fin- el rendimiento es muy limitado. En cambio, en una gran fiíbrica donde de esa rribu se parece demasiado a un
.r' yi9uo burguér Smirh no
los obreros sQlo hacen una parte del objeto y complementan su trabajo con una le interesa que sea cierto, sino que sea creible. y ""d;iirt;,-;;
" no hay
para los lector"s de Smith
máquina, el nivel de productividad aumenta considerablemente. Un obrero que nada mejor que creer en el progreso
sostenido por el egoísmo. Es la teoría que
esa
recién empiezay no 'ta sido ad,iestrado" -dice Smith- en el contacto con la má- ; clase social emergentequiere icuchar. pu"r, *
olras parabras, sostiene que no se
quina, apenas puede producir él solo unos veinte alfileres por día. Pero en una debe interferir en el libie desanollo de las
fuerzas prod.uctivas, es decir, que el
fábica donde los obreros conocen su oficio y se han perfeccionado en el desem- mercado se regula solo, y cuanto menos intervenga
er Estado mejor. El mercado
peño de una partecita del trabajo total,a se pueden producir hasta 4800 alfileres ' se equilibra mediante.las leyes de oferta y demanda: cuando ,ute
por obrero por día. Al dividir el trabajo, cada obrero mejora en la tarea que le toca, sube el precio; por ende, miísproducto... i*xcemandu,
qrr"rr,irroi*i]i";;;]Ji"runr" *unun_
ahorra tiempo y se enfoca en el objeto. cia e.invertirán capital en el objeto deseado. y
ar revés, cuando cae la demanda o
hay demasiada oferta, Ios
Además, con el aporte de la máquina las tareas se simplifican y coordinan,
_capitares
migran hacia otro *b*-E;;;i!i"u
uuro.,"-
lo cual contribuye a mejorar el nivel de productividad. La máquina a vapor (el ,Bulación de] mercado recibió el nombre de "rnano invisible,,6, y selonvirtió
uno de los dogmas der liberalismo, dogma en
gran invento que genera la revolución industrial) representa un ahorro de fuerza que comparte la actuar teoría neolibe_
ral. Mls abajo nos ocuparemos del inclpienie
¡
humana por ende, de costos. Ahora bien, para poner una f;ábrica se requiere de, , concepto de derrame.
un capital inicial, que es lo que por otra parte justifica la ganancia del empresario. En consecuenci4 la confianza
,' .
" u-t-d1, al bienestar materiar, sino también "n "l
progr"ro invorucra no sóro a la caridad
La paradoja que se encargará de señala¡ Marx apunta a que el progreso del capita-
'9" a la calidad a" ru, mismas. p"*as
lismo, en vez de ponerse al servicio del ser humano, en vez de contribuir a su 'Implícitamente, la noción de "progreso" un sentido material y un senti-
bienestar y felicidad (esto es lo que promete el siglo XVIID, coloca al hombre -o do moral- Al aplicar "onti"n"
,ono"irnilnto científrco
"l a ra producción de objetos, se
sea, al obrero; al servicio del capital, de la máquina y del ocio del capitalista. Por. ¿l nombre recrama casi siempre la ayuda
de sus semejantes, y en vano puede esperarra
el momento, el optimismo de Smith se concentra en la gran productividad que benevolencia de los demás. La
conseguirá con ,n"yo. prábubilidad si logra
de Ia sola
interesarlos a favor de sí
genera la división $el trabajo y la implementación de la maquinaria. .mismo, mostrándoles que es ventajoso para ellos haér Io que
él les pide. Quien ofrece un trato a
otro le hace este tipo de propuesta:
. Sucede que Adam Smith retoma y profundiza el liberalismo inglés fundado 0enevolencia der camicero- der
<dame ro qu" n""esito y tendrás lo que
cervecero o a"t punua.iá, de donde esperamos
deseas> [...]. No es la
I Por ejemplo, Voltaire en Cándido o el oplimismo narra las desventuras de un joven ingenuo (Cán:. la nuestracena, sino de
de su propio interés. No Ji.igi.". a su sentimiento humanitario, sino a su
dido) que, en compaúía de su maestro de filosoña (el Dr. Pangloss), viaja por el mundo atravesando
-consideración
egoísmo, "".
y iamás le habramos d_e¡¡estras necesiááíef
iino d" .u, ventajas,,. smith, Za riqueza de
las- naciones,
las peores catástrofes; irónicamente Voltaire pone en boca de sus personajes --en especial, Panglo. L. I, cap. 2, pp.
26-27.
'Smith, Z¿ riqueza de
ss- frases como "estamos en el mejor de los mundos posibles".
a "Un
las nacio.nes,
lndividuo se propone promover el interes piblico,
y
L. II, cap. 7 10. En L. IV. cap. 2, p.456,dice: ,Ningún
obrero estira el alambre, otro lo.endereza, un tercero Io corta, un cuarto hace la punta;.un. niiare lo está promoviendo. Al preferir el
quinto lima el extremo donde recibirá'lacabeza; [...] X de esta m¿nera, el importante trabajo de apoyo a la industria doméstica "u¿nto
antes q_ue a la extranjerá, sólo se_ orienta a su seguridad; y
ta tndustria de tar al dirigir
hacer un alfiler queda dividido en unas dieciocho operaciones distintas". Smith, A., lz tnquiry inlo manera ou".ru, p.oáu"to, ,.ngun'.r mayor
the nalure and causes ofthe wealfh tf'nalions flnvestiga<'ión sobre la naturaleza y las causas de la'
riqueza de las nacionesf, L. I, cap. l, p. 15. [iljil";"1llL'l'" T;H;ry' ;;' ;;; ;;il ¡

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valor. sólo busca su propio beneficio,

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1s4 E,ntre Ideas La euforia de la Modernidad: el Siglo de las
Luces 155
logran avances en el plano de la técnica; por ejemplo, en la construcción, en la soberano tenga aceptación en sus gobernados.
Tar consentimiento se basa en un
navegación, en la electricidad, etc. Y est¿ línea que se inicia con la revolución buen ejercicio del poder público, y p^tuelro nada
mejor que util¿ar los conoci_
industrial se acentua durante los siglos XIX y XX con la industria pesada (el mientos disponibles. En efecto, ir riglo XVIII no se tra¡la ¿e ..despotismo,,,
fenocarril), el avión, las telecomunicaciones, y la enorme variedad de aparatos sino de "monarca ilustrado" o de"n "rey flilósofo,'; no ," lo déspota o
que hoy nos permiten tener una vida confortable. Supuestamente, entonces, ten- tirano. La legitimidad del rey reside en la posesión "onJJ;;"
de conocimi"nio, qu" werca
dríamos que ser más felices y mejores personas. Pero resulta que el avance técni- en las medidas políticas que toma. Los grandes
Estados se sirven de conocedores
co también desembocó en la bomba atómica, en las Guerras Mundiales, en las de.diversos temas (hoy diríamos: "tecniJos", "expertos');
t" aman con-
peores matanzas,sistemáticas y planificadas de la historia, en las armas de des- sejos, atienden distintas variables. Así surge ra
economía como"r"**",
una ciencia con
trucción masiva, etc. En suma, la idea del progreso material y moral terminó reve- leyes propias. y así la burguesía va ingreiando
en los pu"rro, burocr¿ticos ¿et
lándose como una "gran ilusión'?; esto es, como una esperanz a para la sociedad poder político.
del siglo XVIIL y como un engaño para nosotros, que conocemos sus resultados. concretamente,
en materia económica el rey debe asesorarse
y decidir lo
más conveniente según las leyes naturales del
mercado. La es un terre_
$ 48-. El DnsPorrsMo rLUsrRADo. no que se debe conocer y cuya intervención requiere "conomíu
planeamiená En materia
religiosa, lo racionar se condice con la tolerancia
En los siglos XVI y XVII la Modemidad se configura con la monarquía hacia las distintas creencias, e
incluso hacia formas cercanas al ateísrdo. En lo jurídico
centralizada y autoritaria, el inicio del capitalismo como sistema económico y el ," pa-u.ue una fuerte
modificación del sistema penar, limitando los inhumanos
surgimiento de un nuevo sector social que será cada vez más protagonista: la turas, las ejecuciones, y en ciertos casos la
;.i"os, las tor-
burguesía. La novedad del siglo XVIII consiste en lo que podríamos denominar la abolición "u"tigo; a" u ."r"¡"uitud. De este
modo se intenta garantizar er cumprimiento de
llegada del conocimiento al poder. Los Estados más importantes de Europa man- un conjunto mínimo de derechos.
En todos los ámbitos se tiende a un criterio
tienen la estructura centralizada bajo la autoridad del rey, pero incorporan funcio- uniforme, en parte reJuciendo los
privilegios y caprichos. de Ia nobreza, y en parte
narios, administradores, consejeros, diplomáticos, etc., que provienen del ámbito promoviendo ra iguardad, es
decir, una aplicación más justa de ra ley, una carga
de la cultura, y que ofrecen un conbcimiento específico, acorde con el avance de impositiva más pareja, etc. por
supuesto, las luces no cruzaron el Atlántico,
la ciencia, la técnica y las artes. Se trata de una combinación entre lo viejo y lo ni er Medite*in"o;'r.to, avances
sólo valían para los Estados europeos, no para
nuevo, entre el poder y el saber. A este régimen político se lo llama despotismo las colonias. tr¿ientrasias principa_
les potencias aplicaban para sí los dictados
ilustrado, en el cual conviven el ejercicio de la fuerza pública con la autoridad de ra razón,hacia er exterior mantu-
vieron o reforzaron la política imperialista.
que otorga el conocimiento. En cierto sentido, el despotismo ilustrado representa
Aunque invisible, o al, menos relegado a un segundo
una suerte de registro de la burguesía emergente, de los sectores ilustrados que plano, el papel que
cumplieron las colonias en el desarrolro europeo
luchan por el poder; sin embargo, esa apertura del Estado a los nuevos sectores no resulta crucial. Los tres Estados
más importantes, España, Francia e Inglatena,
lleva al cuestionamiento de la monarquía, o de los privilegios de los sectores se ensancharon geográfica o eco-
nómicamente gracias a la porítica de succión
nobles. Recién con la Revolución Francesa semejante desigualdad se revela abso- de bienes y ,n"tut"r n de Europa.
que para el siglo xvIII, España y Francia pierden "-J
lutamente contraria a los principios de la razón. En lo esencial, la estructura poli' lu:"lr
to de la próspera Inglaterra. pues
argunos rugares respec-
Inglater.u, .on su monarquía parlamentaria(é¿
tica se conserva; las modificaciones conciernen a detalles, a reformas internas al fines del siglo XVII), constituye eimodero
a seguir, ra mo¿ernización, el ejemplo
Estado que tiendan a la eficiencia y a una mayor aceptación. En principio, la idea de tolerancia religiosa y ae nipiaa
adecuación a las leyes d.el mercado. precisa-
no es cambiar la monarquía y abolir las distinciones de clase, sino modernizar al mente, la habilidad para moverse en el
mar y en el tejido de relaciones comercia-
Estado, infundirle racionalidad y orden, de modo que el conocimiento convalide les fue uno de los factore: qy"
colocó en primer prano.s veremos que no casual-
su accionar. mente en ese país se producirá]1la revolución
industrial.
Ahora bien, en una lectura más profunda del despotismo ilustrado encontrai Los déspotas ilustrados se enorgu[ecen por solvenüar
mos que la alianza estratégica entre el máximo poder y la burguesía culta signifiéa y promover la cultura
general. Tal es el caso de_Federico
II, rey de prusia (1740-17g6), conocido como
un cambio sustancial en la fuente de legitimación. En la Edad Media, el rey era. Federico "el Grande" o el "rey
rey por derecho divino. La Reforma protestante puso al rey a la cabeza de la dam, sino también la Academia
nlosoro'i ñ;;"
solo financia una corte en pots-
de ciencias de Berrín, en la cuar Kant ganará un
Iglesia. Las teorías políticas y jurídicas de la Modernidad apuntan a que el poder
,*AV Y, Hisrt¡ria ,niversal, pp.
7
Sábato, E., Hombres .v engrano¡e.s, pp. 6l-63. 53 l-53 s, 549-s5 l, 563- 570.
15ó E ntre ldeas La eufoúa de la l\'{odernidad: el Siglo de las Luces 7s7
premio con su escrito "¿Qué es la llustración?" (1784), donde elogia a Federico "todos somos libres e iguales". En rigor, taiirpoco la burguesía cree totalmente en
II. Ambas instituciones están orientadas a traer de Francia las luces del progreso, su propio lema, dado que el "todos" que promulga incluye sólo a su sector. Más
para equilibrar el retraso en que, según el "rey filósofo", se halla la cultura alema- que "todos somos libres e iguales" debería decir: "todos vamos a ser libres e
na. Por entonces el imperio prusiano todavía posee una estructura casi feudal, iguales", a medida que se vaya extendiendo el progreso de la cultura, la educación
anclada en el campesinado y en la aristocracia. Federióo II aparece como un polí- y la civilización. Pero la visión de la sociedaa sigue siendo piramidal. Esto signi-
tico de avanzada para la época, por su entusiasmo literario y por su capacidad fica que la elite burguesa considera que el conocimiento y la ciencia la autorizan
pragmática para llevar a cabo importantes reformas en la organización social y a ocupar los puestos de poder y a situarse por sobre los demás sectores.r0 Las luces
estatal, estimulando la actividad agropecuaria e industrial, invirtiendo en infraes- del siglo XVIII en principio sólo irradian en los de arriba, mientras que los de
tructura, implantando la tolerancia religiosa y una serie de reformas jurídicas. En abajo por el momento son incultos" iricivilizados, bárbaros, ignorantes, etc., hasta
general, sus medidas políticas combinan lo viejo y lo nuevo, algo de reconoci- que el proceso civilizatorio los transforme en seres aptos.
miento para los sectores bajos y diplomacia y acuerdo con los sectores altos. Aun- En esta visión piramidal de la sociedad se fundamenta el ideario pedagógico
que se lo presente como el ejemplo de reformista ilustrado, las acciones de Fede- ilustrado, es decir, el soporte teórico de Ia escuela tradicional y normalista, donde
rico II no concuerdan totalmente con sus ideas; más bien se trata de un gobemante el docente (la luz) ocupa el lugar de autoridad incuestionable, y donde el alumno
arbitrario, controlador, y que no suele consultar sus decisiones. Se considera a sí tiene que adquirir hábitos y costumbres que la sociedad -o mejor, que el sector
mismo "el primer servidor del Estado"; o sea, un súbdito más, pero con una res- social que se encargue de definir el sistema educaüvo- considera que debe tener.
ponsabilidad mayor, un rey que también puede sei un padre -de ahí su política El proyecto pedagógico-civilizatorio es vertical y unilateral (va de arriba hacia
paternalista-; sin embargo, más que un servidor, es un déspota. Y pese a que abajo), y busca impregnar al resto de la sociedad de los valores y costumbres de
incorpora como funcionarios de gobierno a conocedores o expertos (Kant los lla- los sectores dominantes. Si el educando forma parüe de esa clase social, entonces
mará "doctos'), nunca abandona el personalismo. De todos modos, Federico II será preparado para tomar decisiones, para mandar; si forma parte de la clase
nos dejó una frase que resume la visión social del despotismo ilustrado: "Todo trabajadora y tiene la suerte de que el Estado se ocupe de su tbrmación, será
para el pueblo, nada por medio dgl pueblo".e preparado para la obediencia y subordinación.
Aquí debemos señalaralgo importantísimo. En primer lugar, la Modernidad
S 49-. E¡,
pnovrcro pno^lcócrco-crvrlrzAroRro. plantea desde sus comienzos -con comenio ($ 35) la propuesta de educar a
-
todos, ricos y pobres, niños y niñas, inteligentes e ignorantes, etc. En segundo
En la lucha entre los sectores nobles en decadencia y la burguesía enriqueci- lugar, el siglo XVIII genera una mirada sobre el conocimiento y la sociedad a tono
da y con mayor peso político, la ilustración y la promesa de progreso se vuelven con los avances de la época, y en los escritos de los principales pensadores ilumi-
y
un instrumento ideológico, una idea que seduce al pueblo lo pone del lado de los nistas sobresale una característica, la de incorporar los aportes de la ciencia mo-
burgueses. Ambos sectores están en contra de los privilegios de la noblez4 de la derna y reformar las enseñanzas orientándolas hacia saberes útiles. Así, por ejem-
pesada carga impositiva y de un Estado que muy rarayez atiende sus intereses. plo, sólo Alemania conservó las lenguas clásicas (griego y latín) o la formación
Sin embargo, los burgueses consideran que son ellos, en tanto portadores del sa- teológica. El resto de los Estados marcharon al compás del progreso, absorbiendo
ber, los que deben conducir el destino de la sociedad en su conjunto. Mientras el lo nuevo. En tercer lugar, la preocupación pedagógica del sigloXVIII, su proyec-
pueblo no esté alfabetizado, cultivado, civilizado, etc., no será libre por lo tan- ¡ to cultural-civilizatorio, recién tendrá lugar en el siglo siguiente. Lá escuela tradi-
to, no podrá tomar decisiones por sí mismo. Dicho de otra manera, el Iluminismo cional, emblema distintivo del sistema educativo, se vuelve obligatoria y masiva
se presenta como un proyecto "para todos", pero ese "todos" se encuentra al ftnal, a.fines del siglo XIX. Sin dudas, hereda del Iluminismo la conceplión piramidal y
como un ideal o meta a alcanzar en el futuro. En el siglo XVIII sólo unos pocos
están "iluminados". La gran mayoría pernanece en Ia ignorancia (pueblo), en la
la división de clases, la confianza en la ciencia y en el progr.ro i.
la iazón(posi- ,
tivismo).
fe (eclesiásticos) o en las viejas prácticas aristocráticas (nobleza). Sólo unos po- Pero, entonces, entre el proyecto pedagógico ilustrado y la realidad educati-
cos, una elite, goza de la luz de la razón y del conocimiento. va del siglo XVIII hay un abismo. Que los pensadores de la época (Diderot, con-
Esos pocos iluminados ya empiezan a integrarse al poder político, a un Es- dorcet, Rousseau, condillac, Helvecio, Lessing, F.Ierdeq Kant) escriban tratados
tado que mantiene su estructura feudal, porque no reconoce el principio moderno sobre educación no significa que sus ideas tuvieran eco en la práctica. por ejem-
e III, p.298. AAW, Hisloria universal,
En Lamanna, Hi^sloria de la.filoso/íct PP. 564-565. Tonelli'
"La filosofia alemarra desde Leibniz hasta Kant", pp. ll6-118. 'u Lefebvre, G., La Revolut'ión Franii:esa .v el Imperio, pp. 34-35.
G.,
La euforia de la N{odernidad: el Siglo de las Luces 15e
1sa Entre Ideas
"prima- cima de la pirámide esté iluminada basta para que el progreso arrastre al conjunto
plo, en Inglaterra y en Francia la escuela elernental -lo que hoy llamamos de la sociedad, y de ese modo a cada uno le toque lo que le debe tocar según su
política pública" ni de la iniciativa priva-
iiu'i-.urino existe, ni forma parte de la posrclon.
que enseñan en su casa a los
da. Apenas algunas escuelas parroquiales, o mujeres Por lo tanto, la frase sarmientina que tan bien representa el proyecto peda-
media, o algunas congre-
nlnor ¿"t banio, o cursos preparatorios para la escuela gógico del lluminismo, "educar al soberano", tiene un sentido muy restringido y
Todos
gaciones religiosas que se ocupan de los pobres, completan el panorama' acotado: educar a los hijos de la elite dirigente. Ahora bien, si con "soberano" se
calcula que en
Jstos buenos intentos son pocos, aislados y carentes de eficacia.
Se
pretende señalar al pueblo, entonces habrá que esperar al futuro para encontrarlo
Francia más del 90 Yo de lós niños de 7 a 16 años prácticamente no recibía ningu-
en la condición civilizada. Por el momento (siglo XVIII) el pueblo está sumergido
na educación. Tampoco la escuela media tuvo gran concurrencia: sólo
los secto-
en la ignorancia. Se supone que el progreso será generoso, y la propagación de la
res económicamente más prósperos (la burguesía floreciente la
y nobleza) podían
cultura llegará hasta las capas más postergadas de la sociedad. Esta ilusión -en el
pagarla. Por cierto, la educación de losjóvenes no se presenta como una
política
doble sentido de la palabra- nos reconduce a la teoría económica de Adam Smith,
ie-Estado. Algunas escuelas superiores o academias se dedican a formar a los
que permite comprender cómo se distribuyen no sólo los bienes materiales, sino
hijos de la eliie dirigente, y en ellas se implementan reformas modemizadoras,
también el conocimiento:
cómbinando el arte con las nuevas ciencias, la cultura con la utilidad'
En este
la tendencia democrática y la o'La
sector se percibe la influencia de las ideas ilustradas' gran multiplicación de las producciones en todas las diferentes artes,
'necesidai de llevar el saber a cosas útiles. Pero el alcance social se reduce a los como consecuencia de la división del trabajo, es lo que ocasiona, en una
sectores mas pudientes. Las universidades,.por su parte, permanecen al margen sociedad bien gobemada, esa opulencia universal que se derrama hasta
del movimiento iluminista. las clases inferiores del pueblo. Todo obrero dispone de una cantidad
En verdad, aunque algunos pensadores se hayan dedicado al tema, en
los mayor de su propia obra [...] y como cualquier otro trabajador [...] está
pedagógi- en condiciones de cambiar una gran cantidad de sus propios bienes por
hechos la educación universá no constituye una prioridad. El proyecto
en que así sea' una gran cantidad de bienes creados por otros [...]. Se suministran uno a
co se enfoca sólo en unos pocos, y la elite ilustrada está de acuerdo
prima- otro lo que tienen, con lo cual se difunde una abundancia general en todos
Más aún, ni al Estado ni a la mayofía de la elite les interesa abrir escuelas
son demasia- los rangos de la sociedad".12
,ius pu.u'los sectores bajos, e incluso consideran que las existentes
los pobres resulta inútil, pues únicamente deberían apren-
das y que alfabetizar a El optimismo de Smith sobre las fuerzas naturales del mercado para repar-
tódo caso, lo que motiva el diseño de un pequeñísimo
¿". ofr"ior manuales. En tir los bienes en los distintos sectores de la sociedad refleja la visión elitista y
en especial a
sistema educativo estatal es quitarle espacio a los grupos religiosos, piramidal del lluminismo. Con el ejemplo de la copa que, al rebalsar, Ilega hasta
losjesuitas, expulsados de Francia en 1764. Parece que esta propuesta tuvo acep-
lo m¿is bajo, se justifica la gran riqueza de los sectores dominantes. Para graficar
extiende más que a los sectores pudientes'
tación en la época. Sin embargo, no se la teoría del derrame, mejor que el ejemplo de la copa es el del volcán, porque la
Debemos tener en cuenta q.ri t" carencia de una formación básica dificulta o
prosperidad llega, como la lava, primero a los más acomodados, y en menor can-
directamente imposibilita el acceso a estudios superiores'rr tidad a la base social. ¿Qué sucede si el volcán detiene su erupción? Si la econo-
'
No deja de sorprender que el siglo de las luces caiga en semejante contradic- mía se estanca -para Smith, porque la sociedád no está'bien gobernada"-, el
ción: ¿cómo se compatibiliza el fomento de la cultura, el progreso del
género
derrame de riqueza se concentra en la cirna.
igual-
humaio, el camino a la felicidad y al bienestar, los principios de libertad e
. Este mismo esquema puede trasladarse a los bienes culturales. La luz del
elemen-
dad, etc-, con este desprecio hacia la educación masiva y hacia la escuela conocimiento y de la civilización se encu€ntra en la cúpula dirigente y, con el
tal? Laexplicación .uy sencilla: la luz no llega a todas partes' En última ins- tiempo, debería derramarse hacia los grupos sociales bajos, oscuros y posterga-
", jerarquía social, las
tancia, los iluministas son coherentes, porque mantienen la dos, ignorantes y bárbaros. El sector dueño de laverdad, también posee la bondad
que la
distinciones de clase, la cultura y el conocimiento para unos pocos. Con y la belleza, de modo que cumple con la trilogía de Ideas platónicas.rr En la pers-

@ fu pedagogía,pp.371,383-386. Lamanna, p., Historia ¿le Ia 1-.lr,Smith, La ritlue?a de las naciones, L. I, cap. I,p'22. El subrayado es nuestro.
' pp' 137:'
III,pp.304-30S. Tonelli, G., "La filolofiu uürnunu desdé Leibniz hasta Kant"'
"JitosoJía
i':,'¡ Erto no significa que bien, verdad y belleza sean una sola cos¿, como en Platón, sino que los
140. En Francia la escuela primaria recién se funda en 1793, con
la Revolución, y con las siguientes' r:rportadores de lo uno y lo otro son los mismos. En el siglo XVlll se produce la separación definitiva
años se eliminaron la .!,'..dé las esferas de la ética, del conocimiento y de la estética. Padín, L., Estétic'a.t'venJad en la Edad
características: obligatorialgratuita y laica. Lamentablemente en un par de
R.evolttción Fran-
oúfig"tori"aua y la g*ratuidadi desrn"nt"lundo l" propuesta inicial. Lefebvre, C., La .Moderna, pp. l8-30.
tlt j
r:1,:

Historia de Ia Revolttt'ión Franc'esu, p' 254' :li


,l lrrp"iio,f,p. V2-A3. Hampson, N., social
""rí:,
.t.:l;
La eu foria de la Modermdad: el Siglo de las Luces 1ó1
160 Entre Ideas
culan las principales obras e ideas del momento. El Iluminismo apuesta a lo que
pectiva del progreso, el avance de la ciencia desemboca en el bienestar, en la
Kant denominará"gran público", al espacio cultural compartido por diversos su-
felicidad; además, para los ilustrados sólo unos pocos tienen buen gusto, un sen-
jetos y actores sociales. El ágora del siglo XVIII consiste en la publicación de
tido para detectar la belleza de las obras de arte.ra Por tanto, sólo la élite conoce la
libros y de diarios, y nace como contrapeso del despotismo ilustrado, como ins-
verdad, el bien y lo bello. En contraste, el pueblo es ignorante, malo y feo o de mal
tancia de acceso de la burguesía al conocimiento.
gusto. Estas nociones equivalentes forman parte de una mirada ideológica sobre
En este marco urbano, donde confluyen pensadores de diverso origen y don-
la sociedad. Los pobres reciben, por su situación, este tipo de calificativos, y la
de se publicita el saber, nace el movimiento conocido como "Enciclopedia". Es-
barbarie condensa ignorancia, maldad, fealdad. De ello se deriva la propuesta de
critores, filósofos, científicos y artistas se reúnen con un determinado fin: cons-
domesticarlos, adiestrarlos u ocuparlos en oficios manuales, en instituciones de
truir una obra monumental que compile todo el saber, una suerte de diccionario
encierro. Y de ello se deriva el siguiente argumento fundamental: al ser ignoran-
exhaustivo que dé cuenta del conocimiento acumulado hasta el momento. Figuras
tes, los pobres se encuentran imposibilitados para tomar decisiones, para madurar
como Diderot, D'Alembert, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, y muchos otros
y alcanzar lo que Kant denomina la "r¡ayoría de edad". El pueblo no es libre, no colaboran con diversos artículos, y la Enciclopedia se publica (entre 175l y 1772)
se puede gobernar a sí mismo.
en sucesivos volúmenes, con el siguiente título: Diccionario razonado de las cien-
En otras palabras, los ilustrados piensan que el conocimiento nos hace li-
cias, artes y oficios, por una sociedad de gentes de letras. Este megaproyecto
bres.lJnapersona ignorante no Sabe, no puede, no tiene elementos para elegir; su
tuvo fuerte resistencia en las autoridades políticas y eclesiásticas (en especial, los
repertorio de posibilidades es tan reducido que termina eligiendo 1o poco que jesuitas), y a su vez una grata recepción en los sectores ilustrados de la burguesía.
conoce. Si conociera más, podría elegir mejor. Si se cultiva, educa e ilustra, se le
Precisamente, los sectores ilustrados ven con muy buenos ojos la difusión de
abre un nuevo mundo, el mundo de la libertad. En tal caso, ya no necesita que otro
ideas científicas y del saber racional, porque representa la liberación del conoci-
le diga qué hacer; ya no resulta ingenua, crédula o fácil de manipular. En suma, el
miento de las garras de Ia tradición, porque se dan a luz las nuevas ideas y descu-
proyecto pedagógico del Iluminismo apunta a que, cuando el conocimiento, la
brimientos, y porque genera un escenario de argumenüación y de ampliación de la
cultura y la educación se extiendan al pueblo y éste internalice los valores morales
cultura. En este siglo racionalista y empirista la ciencia viene a reemplazar a la
y las aptitudes cívicas (o sea, "se civilice'), recién entonces estará en condiciones
religión. Con la Revolución Francesa -inspirada en Rousseau, Voltaire y la Enci-
de decidir por sí mismo. Ilustrarse, cultivarse o conocer, es la condición para clopedia-,larazón reemplaza la fe, ocupa el lugar de "Ser Supremo" y se la llama
hacerse libre, para ser mejor persona y, por ende, un ciudadano capaz de elegir y
"diosa razón". Por eso, la Enciclopedia sería"la nueva Biblia", la fuente de ver-
votar. Pero este proyecto se mantiene como un ideal, un punto de llegada que' dad de los ilustrados.15
supuestamente, se conseguirá en un futuro, gracias a la marcha segura del progre-
Lo que se gest¿ por debajo de la cara visible de la Enciclopedia es un intenso
so. Mientras tanto, el pueblo debe confiar en que la luz suprema continúe encen- movimiento de apropiación y de discusión, una notable efervescencia de lo que
dida, para que le llegue alguna vez, medianté el efecto derrame. hoy forma parte del 'oespacio público" o espacio de la "opinión pública". Desde
Ll cut,ruRA Y EL EsPACIo PúBLIco.
luego, los puntos de encuentro no siempre son lugares abiertos; por ejemplo, los
$ 50-.
salones o las sociedades literarias están financiada"s por familias aristocráticas, en
El lluminismo es un fenómeno urbano. Así como la Edad Media present¿ general por una mujer. A este tipo de lugares asisten los miembros de la nobleza y/
una mentalidad arraigada en 1o natural-campesino, donde todo permanece estable o de la burguesía enriquecida y se convoca a las principales figuras del momento,
o casi idéntico, la Modemidad en especial el siglo XVIII* considera que la
-y como inviüados o direcüamente como intelectuales solventados por la corte. Rous-
movilidad, el cambio; el futuro, larazón, eslán en la ciudad. En la ciudad se cris. seau, por ejemplo, de origen plebeyo, mucho tiempo fue mantenido por damas de
taliza elprogreso intelectual y técnico. A la ciudad concurren las principales figu- honor. En las reuniones, aristócratas e ilustrados hacen gala de sus conocimientos
ras y en ella nacen los grupos literarios, los cafés, los museos. Poco a poco va y de la puesta a tono con las novedades, porque conocer -y más aún lo nuevo, lo
surgiendo el intelectual, el pensador que puede vivir de su propio trabajo como último- da prestigio, es un símbolo de status social.
escritor. Poco a poco florece la prensa, la difusión de información y el periodis' Ahora bien, si ampliamos el foco, encontramos que en el siglo XVIII se
mo. Poco.a poco se multiplican ios espacios colectivos donde se comentan y cir- fundan importantes museos, se extiende la costumbre de reunirse en los cafes
para conversar, y se produce un auge de la prensa. Por cierto, tales fenómenos se
. n u*-.u¡ot',u, *n.i, uunq* n. pri*ipios del gusto sean universales, [. . .l pocos están caltflcaou'
para pronunciar unjuicio de gustó sobre una obá de arte o establecer su propio sentimiento acorde '' Lamanna, P., Hisl.oria de laJilosoJía III, p.294. AAVY Historia ttnir!ar,\a/, p. 550.
al criterio de la belleza". En "Del criterio del gusto", p. 62.
La eu fona de la Nlodernidad: el Siglo de las Luces 163
16s Entre Ideas
En el campo de las ciencias, durante el siglo XVIII la maternática sigue
dan sólo en grandes ciudades, en aquellas con algún grado de libenad y de movi-
siendo un instrumento indispensable para la fisica (Eulea Lagrange, Bernoulli), la
lidad económtca.La creación de los museos de Londres y de París significa la
astronomía confirma y profundiza las teorías vigentes (Halley, Herschel, Lapla-
apertura del arte al público, la exposición de obras que anteriormente sólo circu-
ce), se dan los primeros pasos en la manipulación de la electricidad (coulomb,
laban entre los sectores nobles o aristocráticos. Las primeras cafeterías aparecen
Volüa, Galvani), nace la química modema con el principio de conservación de la
en las principales ciudades de Europahacia fines del siglo XVII; en el XVIII
materia (Lavoisier), y en biología se alcanza una clasificación detallada de los
rnuchos filósofos e intelectuales (Diderot, Rousseau, Voltaire) frecuentan estos
seres vivos (Linneo) y una primera formulación de la supervivencia de las espe-
lugares, que se convierten en puntos de encuentro y de difusión de ideas. Además,
cies según su adaptación al medioambiente (Buffon). En el ámbito de la técnica,
una variedad de publicaciones empiezan a circular en el espacio público: diarios
se perfeccionan los üelescopios, se construyen termómetros, se invenüa la pila y,
políticos, gacetillas morales, periódicos de anuncios, revistas de interés general, junto con el manejo de Ia electricidad, el granhallazgo del siglo es la máquina a
revistas para la mujer, de humor, etc. Todo esto resulta posible gracias al perfec-
vapor (Papin, watt). El uso del vapor como fuerza motora resulta ser el puntapié
cionamiento técnico de las máquinas de impresión y, por supuesto, al hecho de
de la revolución industrial. Por otra parte, se mejora notablemente la navegación,
que haya lectores. En este siglo nacen los diarios propiamente dichos, y el gran
gracias a la arquitectura naval y los métodos de orientación.ts Estos dos últimos
alcance de la prensa (el "cuartO poder') genera presiones, persecuciones' opera-
elementos son fundamentales para el despegue de la primera potencia, Inglate-
ciones, censuras, comrpción, y hasta impuestos para que los pobres no puedan
ITA.
acceder a ella. Recién a fines del siglo XVIII se presentarán leyes para proteger la
Pero la revolución industrial no se explica por el progreso de la ciencia y de
libert¿d de expresión.16
la técnica. La máquina a vapor no implica una gran innovación, dado que nace de
Aquí cabe preguntarse cómo se compatibiliza el auge de la prensa con la
combinar las máquinas existentes en la producción de algodón. En verdad., se
escasa educación o el alto analfabetismo. En la Revolución Francesa, por ejem-
trata de un invento tan sencillo que se hubiera podido rearizar con los instrumen-
plo, la rapidez con que circulan las noticias resulta asombrosa, y se combina con tos disponibles en el 1500. A su vez,pararnanejarla no se requiere mucho conoci-
il fu"rt" protagonismo del pueblo, o sea, de los que no saben leer.rT Pero el espa- miento, no se necesita una mano de obra calificada. Tampoco requiere d,e gran
cio público es mucho más que lo ettrito, o que ir a un museo; es el lugar donde se inversión económica.re si la máquina a vapor es tan sencilla y barata,
proáu"" la comunicación boca a boca, y basta con que uno sepa leer para que el ¿por qué no
se inventó antes? ¿Por qué en Inglaterra? ¿Por qué hablamos de "revolución"
iesto se entere de la noticia. Al fin y al cabo, el ágora del siglo XVIII, el ámbito de industrial?
encuentro y de discusión, conserva lafserzade la oralidad. Por diferentes medios
Según el historiador E. Hobsbawm, la revolución industrial se explica por
la cultura se derrama hacia nuevos sectores sociales, y entonces esaplaza griega a varios factores, entre ellos: la acumulación de excedentes de capital (o sea, dinero
la que únicamente concurrían los ciudadanos, ahora se agranda, surcando cauces para invertir) durante doscientos años, Io cual fortalece el mercado interno; las
talvez inesperados. Lo fundamental está en el grado de involucramiento que se colonias cautivas, que proporcionan materia prima barata (con mano de obra es-
genera con ese espacio, en la participación. clava) y mercado para vender los productos elaborados; y el hecho de que para
fines del siglo XVIII se hizo redituable la industria del algodón, por lo que subie-
$ 51-. L.t CIENcIA Y LA REvoLUc¡Óx Ixousrrunr,.
ron las expectativas de ganancia. En Inglaterra
-más que en ningún otro lugar- la
con la alabanza a la ciencia, el progreso y larazón, uno podría imaginar a política se pone al servicio de la economía; la corona atiende los intereses de los
simple vista que en el siglo XVIII se produjo una oleada de descubrimientos cien' empresarios, pues las guerras y la expansión marítima le permiten conquistar y
tíficos y adelantos técnicos. Sin embargo, si se lo compara con el siglo XVII y con someter a las colonias, asegurándose el monopolio de la provisión de materia
lo que vendrá después, la época del Iluminismo no ofrece una revolución, sino prima y la colocación de productos elaborados. Al controlar las redes de circula-
qu" más bien continúa la línóa inaugurada por Galileo y Newton y allana el cami- ción, Inglatera se asegura lo que necesita para producir y la venta de lo que pro-
no puru las importantes innovaciones de los siglos XIX y XX' duce. De este modo, madura la idea de convertirse en la gran "fábrica del mun-
do'2; por ende, la burguesía encuentra condiciones propicias para invertir en la
',itI;"!;;':;';H:;;:ii;i,i,';l-i];" h Revorttción France:ia.p.36. Hampsen ,N.,ui,to,iy
manl"
social tle la Revolución Francesa, p. 154. El revolucionario M. Robespiege (1758'1794) se -----
',L@oI]I'pp.273-282.AAWHisloriottniversal,pp.540-54l.
es
fiesta claramente a favor de la libertad de expresión: "Que se delibere en voz alta: la publicidad. a
't',.:":'

.,, .,:.'t
'tHobsbawm, 8., Indusfria e imperio, pp.
39, 55-59; En torno los orígenes tle la revolución
Los hombres libres quieren que el pue¡lo
el sostén de la virtud, la salvaguardia de la verdad [...]. :l;,'{j
in¿lustrial, pp. 76,94, 107- 108.
sea testigo de sus ideas", en Libertad, igualdad, Jiaternidtrl, p.72; también p' 77'
:. -:::,2
La euforia de la Modernidad: el Siglo de las Luces 1ós
164 Entre Ideas
tores medios y bajos. En líneas generales, si el despotismo ilustrado se manifiesta
industria más que en otros rubros'20 como una combinación de lo viejo y lo nuevo, la Revolución Francesa viene a
Ahorabien'¿quétuvoderevolucionariotodoesto?Básicamente,unatrans-' tensar y quebrar esa unidad contradictoria. Mientras Inglaterra prospera y se em-
formación abrupta en el plano económico
y social' porque' por un lado' suben barca en la revolución industrial, Francia se endeuda: en la década de 1780 una
su etapa triunfal, qne desencadena en
todos los indicadores. El iapitalismo inicia serie de reveses económicos (caída de los precios de los productos agrícolas, se-
el siglo XIX una grun y explosión de las ganancias. La simple máquina quías, inflación en los bienes básicos) junto con la torpeza de Luis XVI y sus
en la primera
;;";; ;" aplica-a la "*p;n.ión
industria áel carbón y' luego' al hierro' Así'
revolución industrial' la fase
medidas tendientes a complacer a la aristocracia, preanuncian la crisis del Anti-
etapa de la
mitad del siglo XIX comienza la segunda y cien-
guo Régimen. Por entonces el Estado francés se compone de tres estamentos: la
En adelante, los progresos técnicos
de la fabricación pesada: el fenocafrl. iglesia, la nobleza y "el resto" (el "Tercer estado", un conglomerado muy diverso,
otro lado' a partir de aquí se establece
tíficos prosiguen en escala ascendente' Por en el que sobresale la burguesía).22 Los dos primeros estamentos gozan de impor-
a estar dividida en capitalistas y obre-
un nuevo sistema social: la sociedad pasa tantes privilegios; por ejemplo, pueden frjar impuestos, cobrar diezmos, comisio-
ros, se instaura la fábrica como lugar
de la producción _sustifuyendo al taller' de nes, contribuciones extraordinarias, dictarjusticia, realizar confiscaciones, etc., y
obligados a interactuar con las
connotación familiar, p* *u.ur íe truta3aaores capi-
todo ello con la venia del rey, que bajo las "razones de Estado" exige a sus subor-
máquinas-, y lu entera queda suSeta a la ganancia y acumulación dinados mayor recaudación.23 EI rufillo dehartzzgo, de saturación de un sistema
".onol,ía injusto, parece aunar fuerzas en contra del Antiguo Régimen. La Revolución se
talistas.Porcierto,qu"to'indicadoreseconómicossemantenganenalzanosig-
nificaquelostrabajado,".'""jo'"nsuscondicionesdevida.Enefecto,losobre- consuma el 14 de julio de 1789. Pero, aunque en esos días los franceses tienen
tecnológicos, porque entienden
ros reaccionan negad;;;ente a los desarrollos muy en claro qué no quieren, rápidamente florecen todas las dificultades habidas
El "boom" del sistema capitalista sólo
que la máquina los.'.r$" fr"r"indibles. y por haber en la búsqueda de un sistema político distinto. Así se recrudecen las
benelrciaaunospo"o,,peromodificaíntegramentelascondicionesdevida.2l disputas por el poder, las facciones y las intrigas, los acomodamientos de la bur-
En suma, drr.unt" .t XVIII y.* lu técnica se
el progreso de la ciencia guesia. La aparición de grandes masas (los sans-culottes)2a de trabajadores urba-
'igto
revelamáscomounapromesaque"o-o.,nu,"alidad.Larevoluciónindustrialse nos y campesinos en las calles de París empuja decisivamente los profundos cam-
evidentes con
y,]os cambios profundos se toman
explica por factores bios políticos, económicos y sociales.
""onó-ico' Dejando de Iado fechas y detalles, observemos algunos ejemplos de la trans.
sus consecuenclas.
formación revolucionaria: se erradican los derechos feudales, la esclavitud,?5 los
FIG*TER¡{IDAD'
$ 52-. LrnnnuDr IGUALDADT títulos de nobleza, las cargas impositivas regresivas; se garantiza la provisión de
político más extraordi-
El Siglo de las Luces se cierra con el acontecimiento ?2 El l"Tercer estado" se compone en su gran mayoría de burgueses de profesiones relacionadas con
Francesa. Se trata de un fenómeno
nario de la historia -od"*ut la Revolución y [a burocracia administrativa, y en menor medida de banqueros, terratenientes e indus-
el derecho
y aspiramos.a esbozar algunos aspectos triales. Como es evidente, no tiene ninguna relación con el pueblo, sino más bien con los sectores
sumamente comple¡oy laberíntico, sólo soporta más enriquecidos de la burguesía. Lo que quiere el Tercer estado es una apertura del poder político
el "Antiguo Régimen"
generales. Apartir de has yen los añoss,r."rirroa, y una racionalización económica acorde a sus intereses. Hampsen, N., Historia social de la Revolu-
unbrevetiempodeagoniahastacaerdefinitivamente'.L¿RevoluciónFrancesa cnn l'rancesa, pp. /J-ló.
e incorpora'
y el poder terrenal de la lglesia, 2r
Lefébvre, G, La Revoluciótt Francesa .rt el Imperio, pp. 19-22. Fontana, 8., "La democracia y la
barre con tu *onurq.rii, la aristocracia la alt¿'
democrática muchos sectores -desde revolución francesa", pp. 120-137 . Goubert, P., "El <climo> institucional de la Francia del Antiguo
a la discusión política y a la práctica Régimen", "El Estado contra las sociedades". Vovelle, M., Introducción a la hisforia de la Revolu-
que realizan su primera experiencia
burguesía hasta las pftí*u. filas del pueblo- en ción Francesa, pp. I l-33.
nru*it"^.Clubes-,'Comités' en las ciudades y en el campo'
p"*i"ü"fit" "n
zla
Los sans-culolfes, según una definición de la época, son "los que nada tienen", los pobres, los que
están acostumbrados a trabajar con las manos. Hampsen, N., Hístoria social de la Revolución Fran-
cualquierrincón¿erranclu.ElgradodeebulliciónySuscoilsecuenciasnotienen cesa, p. 153.
antecedenies. :5
¿También en las colonias? En I 791 la Asamblea y varios revolucionarios justifican la esclavitud
paracomprendercómosellegaalaRevoluciónFrancesa,hayqueecharuna' en las colonias francesas. La posición de Robespierre es ambigua: por un lado, rechaza toda forma
aportes de los sec--
mirada sobre la p"rná., del Estado despótico, que recargalos de esclavitud; por otro, afirma: "Que perezcan las colonias, si los colonos quieren, amenazándonos
forzamos a decretar lo que conviene a sus intereses", en Labica. C., Robespierre: una política de la
a los orígenes cle la revolución indus- frbnJía, p. 41. Cf. Robespierre, M., Por la Jblicidad y la libertad, pp. 86-88. Poco después, en
pp' 34-49; En lornr¡
' .agosto de I 791, se produce el levantamiento de los negros en Santo Domingo, colonia que represen-
pP. 7 5,78' 86, 93, 103- 108'
lrial, tt orígenes rJe la revohtción indus- 'ta más de un tercio de los ingresos de Francia. Se trata del inicio de las revoluciones americanas,
rr Hobsbawffi, E., Industria e imperio' pp' 64-69; En Iorno lo.r

lrictl,pP.92, lll Yss'


166 Entre Ideas La eu foúa de Ia Modernidad: el Siglo de las Luces 1ó7

alimentos, la intervención del Estado parÍr que los comerciantes no especulen con el "incorruptible". Algunas reflexiones de Robespierre:
los precios, la f,rjación de precios máximos para los bienes de primera necesidad;
"El gobiemo de la Revolución es el despotismo de ra ribertad contra ra
primero se limita y condiciona al rey, hasta que finalmente se lo condena a muer-
tiianía". "Los enemigos de la libertad se agitan en vano para desgarrar
te; se confiscan las propiedades de la lglesia, cuya actividad fue prohibida y sus el
seno de su patria. Les será más fácil detener el curso deisol qu"-"|
miembros perseguidos o exiliados, pero luego se promulga la liberüad de cultos; .urro
de la razón humana". "Al definir la libertad, el primero de ros bienes
der
se inventa un nuevo calendario, partiendo del año I de la República; se efectua la hombre [...], han dicho, con toda razón, que estaba limitada por los
dere_
"Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano", en la que se estable- chos de los demás, pero no han aplicado este principio a la propiedad,
que
cen los principios de libertad e tgualdad,el respeto por la propiedad, a los cuales es una institución social. Nuestra declaración parece hecha, no para
lós
se agrega -sin mucho éxito- el principio de fraternidad. En consecuencia, las ' hornbres, sino para los ricos, para los monopolizadores y para ros
transformaciones apuntan a las raíces de la sociedad, a un cambio absoluto, a un ladores".26 "rpecu-
comienzo desde cero, a una refundación de las instituciones, tomando como guía
la luz de la raz6n. Inspirado en conceptos de la época, Robespierre combina una gran
dosis de
Sucede que la claridad y evidencia de los mandatos racionales se tiñeron de
moralismo (en efecto, quiere llevar a cabo una revolución ética, delodo que
la
República se cornponga de seres virfuosos) con una total intransigencia
sangre. En apenas dos o tres años el clima se ensombrece tensando oposiciones. política.
Las reweltas, levantamientos y exigencias de las acciones populares (preparadas Más que ningún otro, quiere aplicar rarazón a la realidad, eso implique
corregir la realidad con sangre, sudor y lágrimas. pero los "unqu-"
o esponfáneas) se combinan con los sectores que luchan por el poder político; las hechos no son presa
divisiones, enfrentamientos, sospechas y rumores de contrarrevolución enrarecen
fácil. Durante el gobierno revolucionario el despotismo le ganó largamente
a la
Iibertad, el progreso de la razón tuvo como desenlace el icrror, y la
la atmósfera y, mientras tanto, la cosa política se polariza cada vez más. En ver- igualdad
económica no ñre más que un paliativo transitorio, un sacarle u
dad, el lema completo de la revolución dice: "libertad, igualdad, fratemidad, o la íos ,iós paru
repartirlo entre los pobres, y no una solución de fondo. serán muy interesantes
muerte"; lo cual significa: esto o nada, a favor o en contra. No hay espacio parala los
discursos de "el incom¡ptible"; en la práctica las cosas son más complejas
moderación o el término medio. En este sentido, el papel del pueblo resulta cru- y las
ideas toman otro color.
cial. En sus primeros años la Revoiución Francesa es conducida por la burguesí4
cuando la teoría choca con la realidad, para Robespierre y los jacobinos
en alianza con los sans-culottes; pero, poco a poco; la presión de las masas se la
equivocada es la segunda. El gobiemo revolucionario consideiu qul
hace sentir, y la conducción política se radicaliza. Entre los grupos revoluciona- nada debe
oponerse a su ejercicio del poder; por lo tanto, todo obstáculo tienelue
rios, la lucha se acentua cuando los "girondinosl'quieren mantener con vida al rey ser elimi_
nado. No casualmente se definen como un "gobierno de guerra"
y los "montañeses" quieren condenarlo por sus tratativas con otros reyes de Euro- y se afianzan en
los,organismos de seguridad y vigilancia. ia misma tolica que
pa para detener la revolución. Este hecho permite comprender que sólo se plan- los condujo al
poder la emplean de manera ferrea y extrema, declarandó
tean dos opciones: o se está a favor de la República y la revolución, o se está en .n"-igo de la revolu_
ción a todo aquel que no esté de acuerdo o se resista a obedecerlas
contra y se desea volver a la monarquía. Así, cada grupo razonade modo tal que, medidas del
gobierno. En estos tiempos la guillotina se afila con sangre.
quienes no estén de acuerdo con sus propuestas, son agentes de la contrarrevolu-. La excusa del .,com-
plot del extranjero" hace rodar cabezas. Mes a mes crece
ción y enemigos públicos. La sola sospecha basta para mandar a los rivales a la el número de condena_
dos a muerte, y cualquiera puede ser perseguido y sentenciado
guillotina. Mientras tanto, las dificultades económicas (inflación, falta de bienes, sin juicio previo,
sin pruebas concreras. La sola sospecha deviene realidad.
especuiación, salarios congelados, etc.), la gueffa interna o externa, inquietan al En esta lóiica, también
los reclamos populares pasan a interpretarse como contrarrevolucionarios.
pueblo, que con frecuencia se moviliza por sus reclamos, y por 1o general esa Ni bien
el gobierno demuestra sus excesos y la incapacidad para
movilización desemboca en una matanza. entender la perspectiva
del pueblo, su suerte está echada. En efecto, ios jacobinos
En 1793 asciende al poder el grupo más extremo de la revolución, que viene fueron consumiáos por
gu propia lógica, y el mismo Robespierre
agitando las aguas desde el "Comité de Salvación Pública": los jacobinos (una terminó decapitado en 1793.21
-" Kobespierre,
extracción de los montañeses), con M. Robespierre ala cabeza, también llamado M.. Liberrad,. igualdad, fraternidad, pp. rg, 47 y 52-53, respectivamente.
¡]t Lefebvre, G., La Revorución Francesá y er trrperii,pp. 106-129.sobre er rerror,
que dará lugar a la independencia de Haití en 1804. Se trata, además, de la primera revolución en pp. r24-r25
Lefebvre afirma: "en la naturareza der complejo reuoír"ion".io y
"negra" o afroamericana, que obliga a la Revolución a ser coherente con sus principios, Y que el{considerarj que los tibios e.<indiferentei'iueran
del <climu a, g;.o civil estaba
sospechosos [...]. Durante ri'eses detuvieron a
cuestiona en qué sentido la luz está siempre en Europa. La esclavitud finalmente es abolida en que qu¡sieron". Hampsen, N., Historia .soc'ia! de la Re't'olución Francesa,
1794. Grüner, E., "Un bicentenario reprirnido. La revolución haitiana, o la modernidad maldita"' ;;:ri:1":l"r:.
¿+). Vovelle, Intro.Iucción a la historiq de la Revolu<.ión Franc.esa,
pp.228_
pp.43_56.
16a Entre Ideas
lJnayezconcluido el "Gran Terror" y la paranoia de los jacobinos, la Revo- Capítulo 10
lución -bajo la nueva conducción girondina- vuelve sobre sus pasos y, por ejem-
plo, regenera las condiciones beneficiosas para el enriquecimiento de la burgue-
sía, desplaza alos sans-culottes de los cargos administrativos o políticos, y com-
prime la democracia, dado que se reinstala el "voto censatario" según el cual sólo La"mayo ríade edad".
los propietarios de tiena acceden al sufragio.zs
En consecuencia, la Revolución Francesa resume toda una gama de contra- El conocimiento y
dicciones. En términos históricos, representa el ascenso de la burguesía al poder, la concepción sociopolítica de Kant
pero con una compañía incómoda: el pueblo. La plena confianza en el progreso'
en la razón y en la aplicación de los principios que ella dicta (libertad, igualdad, o
muerte),degenera en el Gran Terror, un regimen cruelmente despótico y, luego, en
una serie de restauraciones conservadoras. En apenas cuatro años ( I 789- I 793), el
país "del primer pueblo del mundo", de la civilización y de la superioridad que
otorgan la democracia y la libertad,2e huele a sangre. $ 53-. Le supen¿,cróx DEL RAcroNALrsMo y DEL EMprRrsMo.

En la tribuna filosófióa se debate el tema del conocimiento y el rol del suje-


to. De un lado, los racionalistas defienden el aporte de la razón y la actividad
construchiva del sujeto. Del otro, los empiristas restifliyen la experiencia y presen-
tan un sujeto receptor y pasivo. Immanuel Kant (1724-1804), un filósofo tran raro
como excepcional, se encarga de conciliar y superar esta polémica. Kant pasó su
vida en un pueblo perdido en el norte de Europa, Kónigsberg; trabajando como
docente privado o en la universidad. Sus obras más importantes, Ia crítica cle la
razón pura (1781; 1787), Crítica de lu razón práctica (1788) y Crítica deljuicio
(1790), las escribe y publica en la madurez de su vida, junto con muchas otras.
Las anécdotas lo pintan como un ser especial, rutinario, dedicado, puntual, obse-
sivo, amable, anfitrión,r que no formó familia5 y que le llevó diez años meditar y
resolver el problema de la crítica de la razón pura. Y es excepcional porque se
destaca en todas las disciplinas filosóficas: conocimiento, ética, política, religión,
estética...; se trata de un magnífico exponente del siglo XVIII y un referente in-
eludible para toda la filosofia posterior.
Aquella esperanza de Francis Bacon ($ 3l) según la cual el progreso en la
ciencia consiste en proceder como abejas (y no como las arañas racionalistas, que
sólo producen los objetos desde sí; ni como las hormigas empiristas, que sólo
recolectan experiencibs) se cumple. en la teoría de Kant. Las abejas digieren el
material sensible y lo transforman en algo nuevo; es decir, combinan lo dado en la
experiencia con la actividad del sujeto. Ésta es la médula del planteo de Kant. En
efecto, en el plano del conocimiento, Kant propone una síntesis superadora del
racionalismo y del empirismo; para ello, acepta y rechaza simultáneamente as-
pectos de una y de otra corriente, generando como resultado una nueva concep-
rB Lefebvr€, G.,La Revolución Franc'es(t v el Imperio, pp. I 38- I 39 y ss. Hampsen, N.,, Hislorn ción. La estrategia parte de ubicar a las otras dos corrientes como aniecedentes de
socialclela Revolución Francesl, pp. 248 y ss. Vovel le, Introrittccion a la hisÍoria de la Revolución ' Un extraordinario cuadro de la personalidad de Kant se halla en el opúsculo de De Quincey, Los
Francesa, pp.60 Y ss. últimos clías de Kanl,más allá de si las anécdotas y caracterizaciones son verídicas o ficcionales.
re Robespierre, M., Libertad. igttuldad, .fi'aternidacl, pp. l 5- 16, 7 5-76.

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