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infanciasearraigantanprofundamentequenosesimposibleerradicarlas Capítulo 9
aunque empleemos todo el poder de laraz6n y de
la experiencia ["']'
veríamos que más de la
estoy pe.suaAido de que, si las examinásemos,
los hombres se deben a la
mitai ie las opiniones predominantes entre
educación; y támbién
"rtoy,"guto
de que los principios que así abraza- La euforia de Ia Modernidad:
mosimplícitamentetienenmáspesoquelosdebidosalrazonamientoabs.
tracto o a la experiencia. Igual que los mentirosos acaban
por recordar sus el Siglo de las Luces
mentiras a fuetza de repetirlas"'"'26
"
valor. sólo busca su propio beneficio,
'*ú' ; r
"-' ""
i"". ;;il ; JJi" n n q u e no
1s4 E,ntre Ideas La euforia de la Modernidad: el Siglo de las
Luces 155
logran avances en el plano de la técnica; por ejemplo, en la construcción, en la soberano tenga aceptación en sus gobernados.
Tar consentimiento se basa en un
navegación, en la electricidad, etc. Y est¿ línea que se inicia con la revolución buen ejercicio del poder público, y p^tuelro nada
mejor que util¿ar los conoci_
industrial se acentua durante los siglos XIX y XX con la industria pesada (el mientos disponibles. En efecto, ir riglo XVIII no se tra¡la ¿e ..despotismo,,,
fenocarril), el avión, las telecomunicaciones, y la enorme variedad de aparatos sino de "monarca ilustrado" o de"n "rey flilósofo,'; no ," lo déspota o
que hoy nos permiten tener una vida confortable. Supuestamente, entonces, ten- tirano. La legitimidad del rey reside en la posesión "onJJ;;"
de conocimi"nio, qu" werca
dríamos que ser más felices y mejores personas. Pero resulta que el avance técni- en las medidas políticas que toma. Los grandes
Estados se sirven de conocedores
co también desembocó en la bomba atómica, en las Guerras Mundiales, en las de.diversos temas (hoy diríamos: "tecniJos", "expertos');
t" aman con-
peores matanzas,sistemáticas y planificadas de la historia, en las armas de des- sejos, atienden distintas variables. Así surge ra
economía como"r"**",
una ciencia con
trucción masiva, etc. En suma, la idea del progreso material y moral terminó reve- leyes propias. y así la burguesía va ingreiando
en los pu"rro, burocr¿ticos ¿et
lándose como una "gran ilusión'?; esto es, como una esperanz a para la sociedad poder político.
del siglo XVIIL y como un engaño para nosotros, que conocemos sus resultados. concretamente,
en materia económica el rey debe asesorarse
y decidir lo
más conveniente según las leyes naturales del
mercado. La es un terre_
$ 48-. El DnsPorrsMo rLUsrRADo. no que se debe conocer y cuya intervención requiere "conomíu
planeamiená En materia
religiosa, lo racionar se condice con la tolerancia
En los siglos XVI y XVII la Modemidad se configura con la monarquía hacia las distintas creencias, e
incluso hacia formas cercanas al ateísrdo. En lo jurídico
centralizada y autoritaria, el inicio del capitalismo como sistema económico y el ," pa-u.ue una fuerte
modificación del sistema penar, limitando los inhumanos
surgimiento de un nuevo sector social que será cada vez más protagonista: la turas, las ejecuciones, y en ciertos casos la
;.i"os, las tor-
burguesía. La novedad del siglo XVIII consiste en lo que podríamos denominar la abolición "u"tigo; a" u ."r"¡"uitud. De este
modo se intenta garantizar er cumprimiento de
llegada del conocimiento al poder. Los Estados más importantes de Europa man- un conjunto mínimo de derechos.
En todos los ámbitos se tiende a un criterio
tienen la estructura centralizada bajo la autoridad del rey, pero incorporan funcio- uniforme, en parte reJuciendo los
privilegios y caprichos. de Ia nobreza, y en parte
narios, administradores, consejeros, diplomáticos, etc., que provienen del ámbito promoviendo ra iguardad, es
decir, una aplicación más justa de ra ley, una carga
de la cultura, y que ofrecen un conbcimiento específico, acorde con el avance de impositiva más pareja, etc. por
supuesto, las luces no cruzaron el Atlántico,
la ciencia, la técnica y las artes. Se trata de una combinación entre lo viejo y lo ni er Medite*in"o;'r.to, avances
sólo valían para los Estados europeos, no para
nuevo, entre el poder y el saber. A este régimen político se lo llama despotismo las colonias. tr¿ientrasias principa_
les potencias aplicaban para sí los dictados
ilustrado, en el cual conviven el ejercicio de la fuerza pública con la autoridad de ra razón,hacia er exterior mantu-
vieron o reforzaron la política imperialista.
que otorga el conocimiento. En cierto sentido, el despotismo ilustrado representa
Aunque invisible, o al, menos relegado a un segundo
una suerte de registro de la burguesía emergente, de los sectores ilustrados que plano, el papel que
cumplieron las colonias en el desarrolro europeo
luchan por el poder; sin embargo, esa apertura del Estado a los nuevos sectores no resulta crucial. Los tres Estados
más importantes, España, Francia e Inglatena,
lleva al cuestionamiento de la monarquía, o de los privilegios de los sectores se ensancharon geográfica o eco-
nómicamente gracias a la porítica de succión
nobles. Recién con la Revolución Francesa semejante desigualdad se revela abso- de bienes y ,n"tut"r n de Europa.
que para el siglo xvIII, España y Francia pierden "-J
lutamente contraria a los principios de la razón. En lo esencial, la estructura poli' lu:"lr
to de la próspera Inglaterra. pues
argunos rugares respec-
Inglater.u, .on su monarquía parlamentaria(é¿
tica se conserva; las modificaciones conciernen a detalles, a reformas internas al fines del siglo XVII), constituye eimodero
a seguir, ra mo¿ernización, el ejemplo
Estado que tiendan a la eficiencia y a una mayor aceptación. En principio, la idea de tolerancia religiosa y ae nipiaa
adecuación a las leyes d.el mercado. precisa-
no es cambiar la monarquía y abolir las distinciones de clase, sino modernizar al mente, la habilidad para moverse en el
mar y en el tejido de relaciones comercia-
Estado, infundirle racionalidad y orden, de modo que el conocimiento convalide les fue uno de los factore: qy"
colocó en primer prano.s veremos que no casual-
su accionar. mente en ese país se producirá]1la revolución
industrial.
Ahora bien, en una lectura más profunda del despotismo ilustrado encontrai Los déspotas ilustrados se enorgu[ecen por solvenüar
mos que la alianza estratégica entre el máximo poder y la burguesía culta signifiéa y promover la cultura
general. Tal es el caso de_Federico
II, rey de prusia (1740-17g6), conocido como
un cambio sustancial en la fuente de legitimación. En la Edad Media, el rey era. Federico "el Grande" o el "rey
rey por derecho divino. La Reforma protestante puso al rey a la cabeza de la dam, sino también la Academia
nlosoro'i ñ;;"
solo financia una corte en pots-
de ciencias de Berrín, en la cuar Kant ganará un
Iglesia. Las teorías políticas y jurídicas de la Modernidad apuntan a que el poder
,*AV Y, Hisrt¡ria ,niversal, pp.
7
Sábato, E., Hombres .v engrano¡e.s, pp. 6l-63. 53 l-53 s, 549-s5 l, 563- 570.
15ó E ntre ldeas La eufoúa de la l\'{odernidad: el Siglo de las Luces 7s7
premio con su escrito "¿Qué es la llustración?" (1784), donde elogia a Federico "todos somos libres e iguales". En rigor, taiirpoco la burguesía cree totalmente en
II. Ambas instituciones están orientadas a traer de Francia las luces del progreso, su propio lema, dado que el "todos" que promulga incluye sólo a su sector. Más
para equilibrar el retraso en que, según el "rey filósofo", se halla la cultura alema- que "todos somos libres e iguales" debería decir: "todos vamos a ser libres e
na. Por entonces el imperio prusiano todavía posee una estructura casi feudal, iguales", a medida que se vaya extendiendo el progreso de la cultura, la educación
anclada en el campesinado y en la aristocracia. Federióo II aparece como un polí- y la civilización. Pero la visión de la sociedaa sigue siendo piramidal. Esto signi-
tico de avanzada para la época, por su entusiasmo literario y por su capacidad fica que la elite burguesa considera que el conocimiento y la ciencia la autorizan
pragmática para llevar a cabo importantes reformas en la organización social y a ocupar los puestos de poder y a situarse por sobre los demás sectores.r0 Las luces
estatal, estimulando la actividad agropecuaria e industrial, invirtiendo en infraes- del siglo XVIII en principio sólo irradian en los de arriba, mientras que los de
tructura, implantando la tolerancia religiosa y una serie de reformas jurídicas. En abajo por el momento son incultos" iricivilizados, bárbaros, ignorantes, etc., hasta
general, sus medidas políticas combinan lo viejo y lo nuevo, algo de reconoci- que el proceso civilizatorio los transforme en seres aptos.
miento para los sectores bajos y diplomacia y acuerdo con los sectores altos. Aun- En esta visión piramidal de la sociedad se fundamenta el ideario pedagógico
que se lo presente como el ejemplo de reformista ilustrado, las acciones de Fede- ilustrado, es decir, el soporte teórico de Ia escuela tradicional y normalista, donde
rico II no concuerdan totalmente con sus ideas; más bien se trata de un gobemante el docente (la luz) ocupa el lugar de autoridad incuestionable, y donde el alumno
arbitrario, controlador, y que no suele consultar sus decisiones. Se considera a sí tiene que adquirir hábitos y costumbres que la sociedad -o mejor, que el sector
mismo "el primer servidor del Estado"; o sea, un súbdito más, pero con una res- social que se encargue de definir el sistema educaüvo- considera que debe tener.
ponsabilidad mayor, un rey que también puede sei un padre -de ahí su política El proyecto pedagógico-civilizatorio es vertical y unilateral (va de arriba hacia
paternalista-; sin embargo, más que un servidor, es un déspota. Y pese a que abajo), y busca impregnar al resto de la sociedad de los valores y costumbres de
incorpora como funcionarios de gobierno a conocedores o expertos (Kant los lla- los sectores dominantes. Si el educando forma parüe de esa clase social, entonces
mará "doctos'), nunca abandona el personalismo. De todos modos, Federico II será preparado para tomar decisiones, para mandar; si forma parte de la clase
nos dejó una frase que resume la visión social del despotismo ilustrado: "Todo trabajadora y tiene la suerte de que el Estado se ocupe de su tbrmación, será
para el pueblo, nada por medio dgl pueblo".e preparado para la obediencia y subordinación.
Aquí debemos señalaralgo importantísimo. En primer lugar, la Modernidad
S 49-. E¡,
pnovrcro pno^lcócrco-crvrlrzAroRro. plantea desde sus comienzos -con comenio ($ 35) la propuesta de educar a
-
todos, ricos y pobres, niños y niñas, inteligentes e ignorantes, etc. En segundo
En la lucha entre los sectores nobles en decadencia y la burguesía enriqueci- lugar, el siglo XVIII genera una mirada sobre el conocimiento y la sociedad a tono
da y con mayor peso político, la ilustración y la promesa de progreso se vuelven con los avances de la época, y en los escritos de los principales pensadores ilumi-
y
un instrumento ideológico, una idea que seduce al pueblo lo pone del lado de los nistas sobresale una característica, la de incorporar los aportes de la ciencia mo-
burgueses. Ambos sectores están en contra de los privilegios de la noblez4 de la derna y reformar las enseñanzas orientándolas hacia saberes útiles. Así, por ejem-
pesada carga impositiva y de un Estado que muy rarayez atiende sus intereses. plo, sólo Alemania conservó las lenguas clásicas (griego y latín) o la formación
Sin embargo, los burgueses consideran que son ellos, en tanto portadores del sa- teológica. El resto de los Estados marcharon al compás del progreso, absorbiendo
ber, los que deben conducir el destino de la sociedad en su conjunto. Mientras el lo nuevo. En tercer lugar, la preocupación pedagógica del sigloXVIII, su proyec-
pueblo no esté alfabetizado, cultivado, civilizado, etc., no será libre por lo tan- ¡ to cultural-civilizatorio, recién tendrá lugar en el siglo siguiente. Lá escuela tradi-
to, no podrá tomar decisiones por sí mismo. Dicho de otra manera, el Iluminismo cional, emblema distintivo del sistema educativo, se vuelve obligatoria y masiva
se presenta como un proyecto "para todos", pero ese "todos" se encuentra al ftnal, a.fines del siglo XIX. Sin dudas, hereda del Iluminismo la conceplión piramidal y
como un ideal o meta a alcanzar en el futuro. En el siglo XVIII sólo unos pocos
están "iluminados". La gran mayoría pernanece en Ia ignorancia (pueblo), en la
la división de clases, la confianza en la ciencia y en el progr.ro i.
la iazón(posi- ,
tivismo).
fe (eclesiásticos) o en las viejas prácticas aristocráticas (nobleza). Sólo unos po- Pero, entonces, entre el proyecto pedagógico ilustrado y la realidad educati-
cos, una elite, goza de la luz de la razón y del conocimiento. va del siglo XVIII hay un abismo. Que los pensadores de la época (Diderot, con-
Esos pocos iluminados ya empiezan a integrarse al poder político, a un Es- dorcet, Rousseau, condillac, Helvecio, Lessing, F.Ierdeq Kant) escriban tratados
tado que mantiene su estructura feudal, porque no reconoce el principio moderno sobre educación no significa que sus ideas tuvieran eco en la práctica. por ejem-
e III, p.298. AAW, Hisloria universal,
En Lamanna, Hi^sloria de la.filoso/íct PP. 564-565. Tonelli'
"La filosofia alemarra desde Leibniz hasta Kant", pp. ll6-118. 'u Lefebvre, G., La Revolut'ión Franii:esa .v el Imperio, pp. 34-35.
G.,
La euforia de la N{odernidad: el Siglo de las Luces 15e
1sa Entre Ideas
"prima- cima de la pirámide esté iluminada basta para que el progreso arrastre al conjunto
plo, en Inglaterra y en Francia la escuela elernental -lo que hoy llamamos de la sociedad, y de ese modo a cada uno le toque lo que le debe tocar según su
política pública" ni de la iniciativa priva-
iiu'i-.urino existe, ni forma parte de la posrclon.
que enseñan en su casa a los
da. Apenas algunas escuelas parroquiales, o mujeres Por lo tanto, la frase sarmientina que tan bien representa el proyecto peda-
media, o algunas congre-
nlnor ¿"t banio, o cursos preparatorios para la escuela gógico del lluminismo, "educar al soberano", tiene un sentido muy restringido y
Todos
gaciones religiosas que se ocupan de los pobres, completan el panorama' acotado: educar a los hijos de la elite dirigente. Ahora bien, si con "soberano" se
calcula que en
Jstos buenos intentos son pocos, aislados y carentes de eficacia.
Se
pretende señalar al pueblo, entonces habrá que esperar al futuro para encontrarlo
Francia más del 90 Yo de lós niños de 7 a 16 años prácticamente no recibía ningu-
en la condición civilizada. Por el momento (siglo XVIII) el pueblo está sumergido
na educación. Tampoco la escuela media tuvo gran concurrencia: sólo
los secto-
en la ignorancia. Se supone que el progreso será generoso, y la propagación de la
res económicamente más prósperos (la burguesía floreciente la
y nobleza) podían
cultura llegará hasta las capas más postergadas de la sociedad. Esta ilusión -en el
pagarla. Por cierto, la educación de losjóvenes no se presenta como una
política
doble sentido de la palabra- nos reconduce a la teoría económica de Adam Smith,
ie-Estado. Algunas escuelas superiores o academias se dedican a formar a los
que permite comprender cómo se distribuyen no sólo los bienes materiales, sino
hijos de la eliie dirigente, y en ellas se implementan reformas modemizadoras,
también el conocimiento:
cómbinando el arte con las nuevas ciencias, la cultura con la utilidad'
En este
la tendencia democrática y la o'La
sector se percibe la influencia de las ideas ilustradas' gran multiplicación de las producciones en todas las diferentes artes,
'necesidai de llevar el saber a cosas útiles. Pero el alcance social se reduce a los como consecuencia de la división del trabajo, es lo que ocasiona, en una
sectores mas pudientes. Las universidades,.por su parte, permanecen al margen sociedad bien gobemada, esa opulencia universal que se derrama hasta
del movimiento iluminista. las clases inferiores del pueblo. Todo obrero dispone de una cantidad
En verdad, aunque algunos pensadores se hayan dedicado al tema, en
los mayor de su propia obra [...] y como cualquier otro trabajador [...] está
pedagógi- en condiciones de cambiar una gran cantidad de sus propios bienes por
hechos la educación universá no constituye una prioridad. El proyecto
en que así sea' una gran cantidad de bienes creados por otros [...]. Se suministran uno a
co se enfoca sólo en unos pocos, y la elite ilustrada está de acuerdo
prima- otro lo que tienen, con lo cual se difunde una abundancia general en todos
Más aún, ni al Estado ni a la mayofía de la elite les interesa abrir escuelas
son demasia- los rangos de la sociedad".12
,ius pu.u'los sectores bajos, e incluso consideran que las existentes
los pobres resulta inútil, pues únicamente deberían apren-
das y que alfabetizar a El optimismo de Smith sobre las fuerzas naturales del mercado para repar-
tódo caso, lo que motiva el diseño de un pequeñísimo
¿". ofr"ior manuales. En tir los bienes en los distintos sectores de la sociedad refleja la visión elitista y
en especial a
sistema educativo estatal es quitarle espacio a los grupos religiosos, piramidal del lluminismo. Con el ejemplo de la copa que, al rebalsar, Ilega hasta
losjesuitas, expulsados de Francia en 1764. Parece que esta propuesta tuvo acep-
lo m¿is bajo, se justifica la gran riqueza de los sectores dominantes. Para graficar
extiende más que a los sectores pudientes'
tación en la época. Sin embargo, no se la teoría del derrame, mejor que el ejemplo de la copa es el del volcán, porque la
Debemos tener en cuenta q.ri t" carencia de una formación básica dificulta o
prosperidad llega, como la lava, primero a los más acomodados, y en menor can-
directamente imposibilita el acceso a estudios superiores'rr tidad a la base social. ¿Qué sucede si el volcán detiene su erupción? Si la econo-
'
No deja de sorprender que el siglo de las luces caiga en semejante contradic- mía se estanca -para Smith, porque la sociedád no está'bien gobernada"-, el
ción: ¿cómo se compatibiliza el fomento de la cultura, el progreso del
género
derrame de riqueza se concentra en la cirna.
igual-
humaio, el camino a la felicidad y al bienestar, los principios de libertad e
. Este mismo esquema puede trasladarse a los bienes culturales. La luz del
elemen-
dad, etc-, con este desprecio hacia la educación masiva y hacia la escuela conocimiento y de la civilización se encu€ntra en la cúpula dirigente y, con el
tal? Laexplicación .uy sencilla: la luz no llega a todas partes' En última ins- tiempo, debería derramarse hacia los grupos sociales bajos, oscuros y posterga-
", jerarquía social, las
tancia, los iluministas son coherentes, porque mantienen la dos, ignorantes y bárbaros. El sector dueño de laverdad, también posee la bondad
que la
distinciones de clase, la cultura y el conocimiento para unos pocos. Con y la belleza, de modo que cumple con la trilogía de Ideas platónicas.rr En la pers-
@ fu pedagogía,pp.371,383-386. Lamanna, p., Historia ¿le Ia 1-.lr,Smith, La ritlue?a de las naciones, L. I, cap. I,p'22. El subrayado es nuestro.
' pp' 137:'
III,pp.304-30S. Tonelli, G., "La filolofiu uürnunu desdé Leibniz hasta Kant"'
"JitosoJía
i':,'¡ Erto no significa que bien, verdad y belleza sean una sola cos¿, como en Platón, sino que los
140. En Francia la escuela primaria recién se funda en 1793, con
la Revolución, y con las siguientes' r:rportadores de lo uno y lo otro son los mismos. En el siglo XVlll se produce la separación definitiva
años se eliminaron la .!,'..dé las esferas de la ética, del conocimiento y de la estética. Padín, L., Estétic'a.t'venJad en la Edad
características: obligatorialgratuita y laica. Lamentablemente en un par de
R.evolttción Fran-
oúfig"tori"aua y la g*ratuidadi desrn"nt"lundo l" propuesta inicial. Lefebvre, C., La .Moderna, pp. l8-30.
tlt j
r:1,:
.,, .,:.'t
'tHobsbawm, 8., Indusfria e imperio, pp.
39, 55-59; En torno los orígenes tle la revolución
Los hombres libres quieren que el pue¡lo
el sostén de la virtud, la salvaguardia de la verdad [...]. :l;,'{j
in¿lustrial, pp. 76,94, 107- 108.
sea testigo de sus ideas", en Libertad, igualdad, Jiaternidtrl, p.72; también p' 77'
:. -:::,2
La euforia de la Modernidad: el Siglo de las Luces 1ós
164 Entre Ideas
tores medios y bajos. En líneas generales, si el despotismo ilustrado se manifiesta
industria más que en otros rubros'20 como una combinación de lo viejo y lo nuevo, la Revolución Francesa viene a
Ahorabien'¿quétuvoderevolucionariotodoesto?Básicamente,unatrans-' tensar y quebrar esa unidad contradictoria. Mientras Inglaterra prospera y se em-
formación abrupta en el plano económico
y social' porque' por un lado' suben barca en la revolución industrial, Francia se endeuda: en la década de 1780 una
su etapa triunfal, qne desencadena en
todos los indicadores. El iapitalismo inicia serie de reveses económicos (caída de los precios de los productos agrícolas, se-
el siglo XIX una grun y explosión de las ganancias. La simple máquina quías, inflación en los bienes básicos) junto con la torpeza de Luis XVI y sus
en la primera
;;";; ;" aplica-a la "*p;n.ión
industria áel carbón y' luego' al hierro' Así'
revolución industrial' la fase
medidas tendientes a complacer a la aristocracia, preanuncian la crisis del Anti-
etapa de la
mitad del siglo XIX comienza la segunda y cien-
guo Régimen. Por entonces el Estado francés se compone de tres estamentos: la
En adelante, los progresos técnicos
de la fabricación pesada: el fenocafrl. iglesia, la nobleza y "el resto" (el "Tercer estado", un conglomerado muy diverso,
otro lado' a partir de aquí se establece
tíficos prosiguen en escala ascendente' Por en el que sobresale la burguesía).22 Los dos primeros estamentos gozan de impor-
a estar dividida en capitalistas y obre-
un nuevo sistema social: la sociedad pasa tantes privilegios; por ejemplo, pueden frjar impuestos, cobrar diezmos, comisio-
ros, se instaura la fábrica como lugar
de la producción _sustifuyendo al taller' de nes, contribuciones extraordinarias, dictarjusticia, realizar confiscaciones, etc., y
obligados a interactuar con las
connotación familiar, p* *u.ur íe truta3aaores capi-
todo ello con la venia del rey, que bajo las "razones de Estado" exige a sus subor-
máquinas-, y lu entera queda suSeta a la ganancia y acumulación dinados mayor recaudación.23 EI rufillo dehartzzgo, de saturación de un sistema
".onol,ía injusto, parece aunar fuerzas en contra del Antiguo Régimen. La Revolución se
talistas.Porcierto,qu"to'indicadoreseconómicossemantenganenalzanosig-
nificaquelostrabajado,".'""jo'"nsuscondicionesdevida.Enefecto,losobre- consuma el 14 de julio de 1789. Pero, aunque en esos días los franceses tienen
tecnológicos, porque entienden
ros reaccionan negad;;;ente a los desarrollos muy en claro qué no quieren, rápidamente florecen todas las dificultades habidas
El "boom" del sistema capitalista sólo
que la máquina los.'.r$" fr"r"indibles. y por haber en la búsqueda de un sistema político distinto. Así se recrudecen las
benelrciaaunospo"o,,peromodificaíntegramentelascondicionesdevida.2l disputas por el poder, las facciones y las intrigas, los acomodamientos de la bur-
En suma, drr.unt" .t XVIII y.* lu técnica se
el progreso de la ciencia guesia. La aparición de grandes masas (los sans-culottes)2a de trabajadores urba-
'igto
revelamáscomounapromesaque"o-o.,nu,"alidad.Larevoluciónindustrialse nos y campesinos en las calles de París empuja decisivamente los profundos cam-
evidentes con
y,]os cambios profundos se toman
explica por factores bios políticos, económicos y sociales.
""onó-ico' Dejando de Iado fechas y detalles, observemos algunos ejemplos de la trans.
sus consecuenclas.
formación revolucionaria: se erradican los derechos feudales, la esclavitud,?5 los
FIG*TER¡{IDAD'
$ 52-. LrnnnuDr IGUALDADT títulos de nobleza, las cargas impositivas regresivas; se garantiza la provisión de
político más extraordi-
El Siglo de las Luces se cierra con el acontecimiento ?2 El l"Tercer estado" se compone en su gran mayoría de burgueses de profesiones relacionadas con
Francesa. Se trata de un fenómeno
nario de la historia -od"*ut la Revolución y [a burocracia administrativa, y en menor medida de banqueros, terratenientes e indus-
el derecho
y aspiramos.a esbozar algunos aspectos triales. Como es evidente, no tiene ninguna relación con el pueblo, sino más bien con los sectores
sumamente comple¡oy laberíntico, sólo soporta más enriquecidos de la burguesía. Lo que quiere el Tercer estado es una apertura del poder político
el "Antiguo Régimen"
generales. Apartir de has yen los añoss,r."rirroa, y una racionalización económica acorde a sus intereses. Hampsen, N., Historia social de la Revolu-
unbrevetiempodeagoniahastacaerdefinitivamente'.L¿RevoluciónFrancesa cnn l'rancesa, pp. /J-ló.
e incorpora'
y el poder terrenal de la lglesia, 2r
Lefébvre, G, La Revoluciótt Francesa .rt el Imperio, pp. 19-22. Fontana, 8., "La democracia y la
barre con tu *onurq.rii, la aristocracia la alt¿'
democrática muchos sectores -desde revolución francesa", pp. 120-137 . Goubert, P., "El <climo> institucional de la Francia del Antiguo
a la discusión política y a la práctica Régimen", "El Estado contra las sociedades". Vovelle, M., Introducción a la hisforia de la Revolu-
que realizan su primera experiencia
burguesía hasta las pftí*u. filas del pueblo- en ción Francesa, pp. I l-33.
nru*it"^.Clubes-,'Comités' en las ciudades y en el campo'
p"*i"ü"fit" "n
zla
Los sans-culolfes, según una definición de la época, son "los que nada tienen", los pobres, los que
están acostumbrados a trabajar con las manos. Hampsen, N., Hístoria social de la Revolución Fran-
cualquierrincón¿erranclu.ElgradodeebulliciónySuscoilsecuenciasnotienen cesa, p. 153.
antecedenies. :5
¿También en las colonias? En I 791 la Asamblea y varios revolucionarios justifican la esclavitud
paracomprendercómosellegaalaRevoluciónFrancesa,hayqueecharuna' en las colonias francesas. La posición de Robespierre es ambigua: por un lado, rechaza toda forma
aportes de los sec--
mirada sobre la p"rná., del Estado despótico, que recargalos de esclavitud; por otro, afirma: "Que perezcan las colonias, si los colonos quieren, amenazándonos
forzamos a decretar lo que conviene a sus intereses", en Labica. C., Robespierre: una política de la
a los orígenes cle la revolución indus- frbnJía, p. 41. Cf. Robespierre, M., Por la Jblicidad y la libertad, pp. 86-88. Poco después, en
pp' 34-49; En lornr¡
' .agosto de I 791, se produce el levantamiento de los negros en Santo Domingo, colonia que represen-
pP. 7 5,78' 86, 93, 103- 108'
lrial, tt orígenes rJe la revohtción indus- 'ta más de un tercio de los ingresos de Francia. Se trata del inicio de las revoluciones americanas,
rr Hobsbawffi, E., Industria e imperio' pp' 64-69; En Iorno lo.r
alimentos, la intervención del Estado parÍr que los comerciantes no especulen con el "incorruptible". Algunas reflexiones de Robespierre:
los precios, la f,rjación de precios máximos para los bienes de primera necesidad;
"El gobiemo de la Revolución es el despotismo de ra ribertad contra ra
primero se limita y condiciona al rey, hasta que finalmente se lo condena a muer-
tiianía". "Los enemigos de la libertad se agitan en vano para desgarrar
te; se confiscan las propiedades de la lglesia, cuya actividad fue prohibida y sus el
seno de su patria. Les será más fácil detener el curso deisol qu"-"|
miembros perseguidos o exiliados, pero luego se promulga la liberüad de cultos; .urro
de la razón humana". "Al definir la libertad, el primero de ros bienes
der
se inventa un nuevo calendario, partiendo del año I de la República; se efectua la hombre [...], han dicho, con toda razón, que estaba limitada por los
dere_
"Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano", en la que se estable- chos de los demás, pero no han aplicado este principio a la propiedad,
que
cen los principios de libertad e tgualdad,el respeto por la propiedad, a los cuales es una institución social. Nuestra declaración parece hecha, no para
lós
se agrega -sin mucho éxito- el principio de fraternidad. En consecuencia, las ' hornbres, sino para los ricos, para los monopolizadores y para ros
transformaciones apuntan a las raíces de la sociedad, a un cambio absoluto, a un ladores".26 "rpecu-
comienzo desde cero, a una refundación de las instituciones, tomando como guía
la luz de la raz6n. Inspirado en conceptos de la época, Robespierre combina una gran
dosis de
Sucede que la claridad y evidencia de los mandatos racionales se tiñeron de
moralismo (en efecto, quiere llevar a cabo una revolución ética, delodo que
la
República se cornponga de seres virfuosos) con una total intransigencia
sangre. En apenas dos o tres años el clima se ensombrece tensando oposiciones. política.
Las reweltas, levantamientos y exigencias de las acciones populares (preparadas Más que ningún otro, quiere aplicar rarazón a la realidad, eso implique
corregir la realidad con sangre, sudor y lágrimas. pero los "unqu-"
o esponfáneas) se combinan con los sectores que luchan por el poder político; las hechos no son presa
divisiones, enfrentamientos, sospechas y rumores de contrarrevolución enrarecen
fácil. Durante el gobierno revolucionario el despotismo le ganó largamente
a la
Iibertad, el progreso de la razón tuvo como desenlace el icrror, y la
la atmósfera y, mientras tanto, la cosa política se polariza cada vez más. En ver- igualdad
económica no ñre más que un paliativo transitorio, un sacarle u
dad, el lema completo de la revolución dice: "libertad, igualdad, fratemidad, o la íos ,iós paru
repartirlo entre los pobres, y no una solución de fondo. serán muy interesantes
muerte"; lo cual significa: esto o nada, a favor o en contra. No hay espacio parala los
discursos de "el incom¡ptible"; en la práctica las cosas son más complejas
moderación o el término medio. En este sentido, el papel del pueblo resulta cru- y las
ideas toman otro color.
cial. En sus primeros años la Revoiución Francesa es conducida por la burguesí4
cuando la teoría choca con la realidad, para Robespierre y los jacobinos
en alianza con los sans-culottes; pero, poco a poco; la presión de las masas se la
equivocada es la segunda. El gobiemo revolucionario consideiu qul
hace sentir, y la conducción política se radicaliza. Entre los grupos revoluciona- nada debe
oponerse a su ejercicio del poder; por lo tanto, todo obstáculo tienelue
rios, la lucha se acentua cuando los "girondinosl'quieren mantener con vida al rey ser elimi_
nado. No casualmente se definen como un "gobierno de guerra"
y los "montañeses" quieren condenarlo por sus tratativas con otros reyes de Euro- y se afianzan en
los,organismos de seguridad y vigilancia. ia misma tolica que
pa para detener la revolución. Este hecho permite comprender que sólo se plan- los condujo al
poder la emplean de manera ferrea y extrema, declarandó
tean dos opciones: o se está a favor de la República y la revolución, o se está en .n"-igo de la revolu_
ción a todo aquel que no esté de acuerdo o se resista a obedecerlas
contra y se desea volver a la monarquía. Así, cada grupo razonade modo tal que, medidas del
gobierno. En estos tiempos la guillotina se afila con sangre.
quienes no estén de acuerdo con sus propuestas, son agentes de la contrarrevolu-. La excusa del .,com-
plot del extranjero" hace rodar cabezas. Mes a mes crece
ción y enemigos públicos. La sola sospecha basta para mandar a los rivales a la el número de condena_
dos a muerte, y cualquiera puede ser perseguido y sentenciado
guillotina. Mientras tanto, las dificultades económicas (inflación, falta de bienes, sin juicio previo,
sin pruebas concreras. La sola sospecha deviene realidad.
especuiación, salarios congelados, etc.), la gueffa interna o externa, inquietan al En esta lóiica, también
los reclamos populares pasan a interpretarse como contrarrevolucionarios.
pueblo, que con frecuencia se moviliza por sus reclamos, y por 1o general esa Ni bien
el gobierno demuestra sus excesos y la incapacidad para
movilización desemboca en una matanza. entender la perspectiva
del pueblo, su suerte está echada. En efecto, ios jacobinos
En 1793 asciende al poder el grupo más extremo de la revolución, que viene fueron consumiáos por
gu propia lógica, y el mismo Robespierre
agitando las aguas desde el "Comité de Salvación Pública": los jacobinos (una terminó decapitado en 1793.21
-" Kobespierre,
extracción de los montañeses), con M. Robespierre ala cabeza, también llamado M.. Liberrad,. igualdad, fraternidad, pp. rg, 47 y 52-53, respectivamente.
¡]t Lefebvre, G., La Revorución Francesá y er trrperii,pp. 106-129.sobre er rerror,
que dará lugar a la independencia de Haití en 1804. Se trata, además, de la primera revolución en pp. r24-r25
Lefebvre afirma: "en la naturareza der complejo reuoír"ion".io y
"negra" o afroamericana, que obliga a la Revolución a ser coherente con sus principios, Y que el{considerarj que los tibios e.<indiferentei'iueran
del <climu a, g;.o civil estaba
sospechosos [...]. Durante ri'eses detuvieron a
cuestiona en qué sentido la luz está siempre en Europa. La esclavitud finalmente es abolida en que qu¡sieron". Hampsen, N., Historia .soc'ia! de la Re't'olución Francesa,
1794. Grüner, E., "Un bicentenario reprirnido. La revolución haitiana, o la modernidad maldita"' ;;:ri:1":l"r:.
¿+). Vovelle, Intro.Iucción a la historiq de la Revolu<.ión Franc.esa,
pp.228_
pp.43_56.
16a Entre Ideas
lJnayezconcluido el "Gran Terror" y la paranoia de los jacobinos, la Revo- Capítulo 10
lución -bajo la nueva conducción girondina- vuelve sobre sus pasos y, por ejem-
plo, regenera las condiciones beneficiosas para el enriquecimiento de la burgue-
sía, desplaza alos sans-culottes de los cargos administrativos o políticos, y com-
prime la democracia, dado que se reinstala el "voto censatario" según el cual sólo La"mayo ríade edad".
los propietarios de tiena acceden al sufragio.zs
En consecuencia, la Revolución Francesa resume toda una gama de contra- El conocimiento y
dicciones. En términos históricos, representa el ascenso de la burguesía al poder, la concepción sociopolítica de Kant
pero con una compañía incómoda: el pueblo. La plena confianza en el progreso'
en la razón y en la aplicación de los principios que ella dicta (libertad, igualdad, o
muerte),degenera en el Gran Terror, un regimen cruelmente despótico y, luego, en
una serie de restauraciones conservadoras. En apenas cuatro años ( I 789- I 793), el
país "del primer pueblo del mundo", de la civilización y de la superioridad que
otorgan la democracia y la libertad,2e huele a sangre. $ 53-. Le supen¿,cróx DEL RAcroNALrsMo y DEL EMprRrsMo.