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La doctrina del cero

¿Qué significa la doctrina del cero? Por lo general la palabra cero se entiende como “nada”,
de ahí que quizás se interprete que la doctrina del cero quiera dar a entender “sin doctrina”.
En realidad, se parece mucho a las enseñanzas del Tao, ya que el Tao no enfatiza ningún
punto de vista. Es neutral, como el cero. No sostiene ningún punto de vista en particular
que pudiera originar una tendencia a concebir una idea. Rechaza cualquier tipo de
extremismo. Por lo tanto, la doctrina del cero es un modo de comprender o definir qué es el
Tao.
Sin embargo, si seguimos hablando de ese modo, se podría caer en el error de pensar que el
Tao no es nada, y que desear estudiarlo constituye una pérdida de tiempo. En realidad, el
Tao lo es todo y aprenderlo es de suma importancia, no importa de qué manera alcances su
comprensión. Para ayudarte a conseguirlo, debo desarrollar más este punto.
En un principio el Tao significa simplemente “el Camino”, era la antigua educación
espiritual. Hace dos mil quinientos (2.500) años se le otorgó una especial importancia, al
reaccionar los sabios de la sociedad ante la confusión reinante en aquella época. Para
ayudar a la gente tradujeron su sabiduría y conocimiento espiritual en palabras o conceptos;
se trataba de su comprensión interior, de ese modo fueron capaces de expresarla. Existían
diferentes maestros, y a medida que enseñaban a sus discípulos fueron apareciendo las
diversas escuelas. En aquella época la más popular fue la de Mo Tse, que enseñaba la
continuación del antiguo taoísmo. Transmitía su interna e intuitiva comprensión dando a
entender a la gente que todo el mundo vuelve a la fe del Cielo imparcial si sigue el Camino
Celestial. Debe entenderse que no se refería a un lugar con nubes, o a un impersonal e
indiferente gigante, sino a vivir una adecuada vida espiritual, a seguir nuestra sabiduría
espiritual, la propia energía interna, el innato conocimiento o conciencia. Significaba que es
preciso ser imparcial ante cualquier circunstancia, sin mostrar favoritismo. Ninguna vida
humana tiene más importancia que otra.
Otra escuela popular en aquella época fue la escuela Yang. Algunas personas afirman que
las enseñanzas de Yang Tse pertenecen a la escuela taoísta, pero están en un error, sus
enseñanzas eran diferentes. La filosofía de Yang Tse partía de una actitud similar a la del
hedonismo, enseñanza de la Grecia antigua. Yang Tse recalcaba la brevedad de la
existencia y sostenía que la misión de la vida es disfrutar tanto como podamos. Creía que lo
más importante era la propia satisfacción. Naturalmente, los seguidores de Yang Tse,
guiados por esta teoría, enfocaron sus vidas a gozar de los placeres sensuales. No
polemizaban sobre qué era verdad o no, ni sobre la responsabilidad o e1 deber, ni sobre el
ayer o el mañana. Hablaban acerca de lo que podían gozar físicamente en aquel momento.
En aquella época dichas enseñanzas eran muy populares. Incluso Mencio, último discípulo
de Confucio, escribió que la mayoría de la gente que ansiaba despertar se consideraba
maoísta o yanguista. Pero Mencio nunca mencionó en sus escritos la escuela taoísta, porque
é1 mismo había asimilado algunas enseñanzas y prácticas de las antiguas enseñanzas del
Tao. Así que los otros taoístas realizados de aquel tiempo lograron mantener la calma y la
serenidad: se mantuvieron al margen, sin involucrarse en las cambiantes oleadas de la
sociedad popular china.
Sin embargo, el confucianismo desarrolló también sus enseñanzas. Surgió después del
período Mo y Yang. Su intención era utilizar reglas, implantar costumbres, sistemas
familiares y monárquicos para imponer el orden la sociedad, tal como se había hecho en
épocas anteriores. Los discípulos de Confucio aspiraban a reformar la sociedad por medio
de normas.
Inevitablemente las tres escuelas mantuvieron largas discusiones, tenían puntas de vista
muy distintos. Toda aquella agitación acabó por motivar al anciano Lao Tse, taoísta
realizado. Respondió al reto que la situación le presentaba escribiendo un libro, el Tao-Te
Ching. Cuando abandonó el centro de la sociedad se lo regaló a un funcionario de un
control de aduanas. Él valoraba sus enseñanzas, por eso Lao Tse le regaló el libro al
abandonar la bulliciosa sociedad en busca de paz y silencio. Tanto Mo Tse como Confucio,
Lao Tse y Chuang Tse propugnaron el Espíritu Integral, aunque con diferentes énfasis.
Todos ellos se impusieron el deber de despertar y armonizar a la gente, pero con una
orientación distinta. El taoísmo puro, diferente del taoísmo de tipo religioso, asumió el
deber de concienciar a las personas sobre las diferencias espirituales del Tao, la sutil
verdad.
Posiblemente te estarás preguntando qué tienen que ver esas tres escuelas con la doctrina
del cero. Bien, si lees con atención el Tao-Te Ching -lo cual recomiendo encarecidamente-
te darás cuenta de que al inicio de su obra Lao Tse menciona que la verdad no es nada. No
quiere decir que 1a verdad no exista, sino que no es un objeto.
No solo lo menciona al principio, sino que lo repite a lo largo de toda la obra. De ahí que la
Verdad Última no sea algo que pueda definirse con palabras. Se puede definir el punto de
vista de una persona, el temperamento, la cualidad de su mente, la educación, las
emociones y las sensaciones. Todo ello aparece cuando alguien se manifiesta y habla de su
comprensión, sus ideas y su definición de la verdad. Pero no significa que sea la verdad. Es
decir, si quieres definir la verdad, tu definición no la define, sino que describe tu punto de
vista sobre ella. La Verdad Última, como el Tao, no se puede definir.

Escribo mis libros para presentar los puntos de vista de la mayoría de los sabios realizados.
¿Por qué? Lo hago con la esperanza de que al leer y comprender muchos de los distintos
puntos de vista que los sabios realizados mantenían sobre el Tao, descubras aquello que las
palabras son incapaces de definir. Tu comprensión del Tao no se limitará a un grupo de
palabras, sino que será mucho más profunda.

E1 primer capítulo del Tao-Te Ching señala la identidad y unión de la verdad. El segundo
muestra que todo tiene dos caras, y que ambas se complementan mutuamente.
El tercero continúa diciendo que a pesar de que las cosas tengan dos caras, es importante
tener una actitud madura. Las personas todavía han de madurar su desarrollo intelectual o
conceptual, y ello puede durar toda una eternidad.
Así que todas las discusiones entre las tres escuelas, entre los diferentes puntos de vista o
grupos de palabras son innecesarias. Son sólo distintos puntos de vista sobre lo mismo,
sobre algo que es indiscutible. En cierto modo todas tienen razón, aunque ninguna la tenga
del todo, puesto que el Tao no se puede definir. Es como intentar describir la comida a una
persona hambrienta. Puedes hablarle acerca de los ingredientes, los colores y las
temperaturas de los alimentos y otros pormenores, pero escuchar la descripción no es lo
mismo que sentarse a la mesa y saborear la comida. Así que ¿por qué dedico tanto tiempo a
escribir libros que hablan sobre el Tao? Para estimular tu apetito hacia él. Pero en este caso
es mucho más que una simple comida; si no consigo despertar tu apetito quizá te conformes
con algo menos valioso.
Una persona indigente nunca discute sobre las diversas definiciones del Tao; sabe que cada
persona tiene un punto de vista distinto, que depende de su edad, sexo, desarrollo personal,
experiencia, educación y demás peculiaridades. Estas diferencias no se pueden resolver con
una discusión. Las discusiones sobre el Tao sólo se relacionan con las palabras, y no con la
realidad subyacente a ellas.
Pero todavía no he explicado el significado de Ia doctrina del cero. Te lo mostraré con un
ejemplo. En la mayoría de las aulas hay una pizarra. Cuando un maestro enseña algo, para
ayudar al alumno a entenderla mejor, necesita algunas veces dibujar un diagrama en la
pizarra. Cuando la pizarra está llena ¿qué hace? Borra todo lo que hay en ella para poder
utilizarla de nuevo. A eso se llama doctrina del cero. Significa volver a la quietud, pureza,
vacuidad o cero. El cero significa un punto entre lo negativo y lo positivo. Por ejemplo,
cuando conducimos un coche podemos ponerlo en punto muerto. Desde este punto seremos
capaces de avanzar o de retroceder. Es un punto neutro de equilibrio, desde el cual es
posible tomar una decisión clara. Cuando proponemos la doctrina del cero, nos referirnos a
enseñar a volver al punto de claridad y a mantener la mente flexible. Pero si se ha adoptado
una doctrina, la mente ya no es flexible. En lugar de intentar progresar y crecer, se centra
uno en ella y ahí es donde el individuo muere, si persiste en hacerlo. Si se tiene una mente
flexible se puede corregir en una determinada situación, renovarla, desarrollada y encontrar
una nueva idea o solución.

El Tao no se puede definir por las diferencias entre lo que está delante o detrás. La mente
taoísta tampoco actúa de ese modo. Una actitud taoísta sana siempre vuelve al punto
muerto. Por ejemplo, cuando nos damos cuenta de que experimentamos pensamientos o
emociones hacia cierta cosa o persona, una vez hemos creado cualquier tipo de acritud
hacia algo, debemos siempre dejarla a un lado y volver al punto cero. Debemos aspirar al
cambio. Una actitud rígida impedirá ese cambio o mejora; una actitud de “punto muerto” o
cero nos dará la flexibilidad para fluir con la situación, sea la que sea. No podemos tener
una impresión, una remembranza o actitud hacia algo ya formada, establecida o rígida,
porque ello obstaculiza el movimiento positivo, el crecimiento o cambio…
La rivalidad y el conflicto existen tanto entre la gente de las altas corno de las bajas esferas.
Los más ínfimos problemas siempre surgen al tener ideas preconcebidas. Aparecen si
alguien no vuelve al punto cero o desconoce la doctrina del cero su valor. La verdad del
Tao es el punto cero, el punto desde el cual todo puede producirse. De ahí surgen todas las
cosas, ¿Lo comprendes desde el punto de vista espiritual?

Es importante que las personas tengan compasión. Se puede aprender de quienes la tienen y
recuperar la flexibilidad de la mente. No aprendas de la gente que produce y retiene toxinas.
De hecho, las toxinas afectan al corazón. En el mundo podemos observar que existe mucha
gente con una mente tóxica. Son pocos los que pueden recuperar el frescor, la viveza y
flexibilidad de la mente. Como estudiantes de la doctrina del cero, conocemos realmente el
valor de una mente flexible. ¿Te das cuenta? Toda la vida se origina de la no-vida. Todas
las ideas surgen de la no-idea. Todas las religiones proceden de la no-religión. Todo se
inicia a partir del punto cero.

Puesto que las cosas del mundo cambian, no hay razón para aferrarse a ninguna enseñanza
o tradición de dos mil o tres mil años de antigüedad. Sólo se deben seguir los útiles
principios que se enseñaron, porque los principios no varían. Todos los buenos principios
pueden fusionarse en uno excelente, existente antes de la aparición de cualquier enseñanza.
Se trata del Tao. Un buen ejemplo es que cualquier principio capaz de volver al cero,
aunque sea por una vez tan sólo, ha cumplido su labor.
Sin embargo, la doctrina del cero no es excitante, carece de emoción, pero es auténtica. Es
muy saludable, algo así como comer tofu u otros productos de la soja.

Aunque no sea nada excitante, éste es mi mensaje.


(21: 119-126).
21: Internal Growth through Tao

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