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Dickinson
Estos fueron escritos en el seminario de Dickinson, fueron los primeros poemas que
escribí en la carrera.
Neptuno
Creces lentamente,
y parece eterno
pero, el tiempo es relativo
cuando tu vida es corta.
Taller 1
Leteo
I.
Es necesario, tan necesario
que trates de usar tus manos.
II.
Tus manos llevarán tu alma
y esta beberá el agua.
III.
El agua mirará tu cuerpo.
frío, sin color
IV.
Tus pálidas manos empezarán a quebrarse,
el peso pasará a tus piernas
V.
Tus piernas estarán magulladas,
tu sangre brotara como ríos.
VI.
El Leteo beberá tus recuerdos.
VII.
Tus recuerdos fluirán con la corriente.
VIII.
Entre la luz cegadora, volverás a nacer.
… (mi primer soneto)
Del único que Dios tuvo piedad fue del elefante que ante ti puede escapar.
Y su odio es tan grande que de ti hizo un devorador de carne humana.
Y si después de la luz,
la oscuridad se llena,
alimenta y bebe.
…
Y la luz que ilumina tu sonrisa
no es luz porque brilla,
sino porque existe.
Y si lo pretendo,
y lo que veo también,
entonces lo que escucho tiene que serlo.
Taller 2
Una tarde
No creo que alguna vez me haya gustado el tacto del pasto sobre mi tobillos, desde mi
escritorio es donde me siento en sintonía con mi cuerpo. Y en esa tarde, soleada y
calurosa, las flores sonreían a mi paso y el camino cada vez se hacía más imperceptible.
Algo casi irreal despertaba, mientras el polen se mezclaba con mi cabello y las gotas
saladas que reposaban en mi nariz trataban de sofocarme. No puedo decir que
comprendo ese momento; aún así, en esa pradera, que no conocía el odio del verano
ardiente, por primera vez reconocí mi rostro. Fue como respirar sin necesidad de
hacerlo, de manera indeseable pude ver todo lo que mi cuarto ocultaba.
…
Es la luz
que me grita
y tu no estás
y sigo aquí
debajo de las colchas
las lágrimas se hacen dueñas
de los ojos que te observan.
Es la estrella nítida
que habla en la ausencia
de la luz del sol
y cuando aparece
él se ríe
se burla
disfruta
del ruido infernal
de sus gritos.
Y aún no entiendo
qué me dice
desesperada ella.
Su voz borrosa
resuena en las pupilas
que se cierran
al letárgico sueño
de la muerte.
…
Y es este espacio,
entre esto y yo,
me recuerda
lo incompleto
de la lluvia.
Y me falta,
lo que nunca he sentido,
entumecido en mi cuerpo,
el fantasma que por medio siglo
habitaba ahí.
Ha sido difícil
acostumbrarse a ser mitad,
entre el humano y lo incompleto,
que consume mis extremidades
y una a una las va carcomiendo.
Seminario de poéticas.
Borrador para una poética.
Octavio Paz
La poesía no es eso que encontramos en los versos que tratamos de escribir, es lo que
nos lleva a hacerlo. Una experiencia que no se conforma solo de pequeños fragmentos
de letras que forman una palabra. Ella pasa por el cuerpo, después por la mente y luego
el alma; y es ahí donde decide que quiere actuar. Se toma su tiempo en encontrar
sentido. No tiene extensión y ciertamente no permite que la silencien, porque en este
espacio es cuando quema más fuerte.
La poesía no está en ello que leemos, sino en las imágenes que escuchamos al hacerlo.
En hojas arrugadas que un poeta decidió tirar a la basura después de mil intentos, en el
lapicero que reemplaza al lápiz en la desesperación de que sea eterno, en la voz que la
recita frente a cientos de personas. Parece casi una puesta en escena de algo intangible
que no encuentra otro medio para escucharse. Un último intento de expresión.
La poesía está ahí, como un baile incesante que deja lo pies adoloridos. Casi necesaria
de manera inexplicable. En los objetos ordinarios que toman vida cuando son vistos. En
lo que no se dice, lo que se oculta, lo que el sol en su inmensidad decide no iluminar. La
poesía está en lo que no consideramos poesía, y desde su incertidumbre observa el
intento de ser creada.