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PRESENTA:
Amelia salía todos los días al centro de la comunidad para trabajar en una fábrica
de costuras en un horario muy extendido y el ingreso económico era poco; los niños
por las mañanas iban a la escuela y al regresar la abuelita se hacía cargo de ellos,
además ella se dedicaba a realizar las labores del hogar y a cocinar. Aunque los
recursos económicos eran pocos, nunca faltó que comer en casa.
El 24 de diciembre a partir de las 12: 00 pm, los niños cortaban las frutas para
preparar el ponche, Amelia preparaba tamales y Rosset realizaba el platillo
acordado en días anteriores, a veces preparaba carne en niño envuelto, romeritos,
mixiotes, entre otros. Dejaban reposar los alimentos en casa, mientras la familia iba
a la iglesia del pueblo a dar gracias, pedir posada y romper piñatas.
Al regresar a casa empezaban con la cena de noche buena, convivían, compartían
los alimentos y el delicioso ponche, posteriormente salían al patio para hacer una
fogata con la madera recolectada en días anteriores, los niños quemaban cohetes
y se comían los dulces que habían juntado en la posada. El tiempo pasaba tan
rápido y esperaban con mucha ilusión los cohetes lanzados en el centro de la
comunidad y que alumbraban a los pueblos aledaños, posteriormente se daban un
gran abrazo, llenaban su corazón de esperanza e iban a dormir.
FIN