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Leyendas mexicanas de navidad

Leyendas en torno al nacimiento de la flor más navideña de todo del mundo,


y endémica de México, La Noche Buena.
Las fechas navideñas siempre han sido celebradas en la historia de la humanidad. Si bien no
con la historia del nacimiento de un salvador de por medio, sí como un símbolo de renovación y
cambio, sobre todo por el poético solsticio de invierno, cuando el día más oscuro sucede para
dar paso a días cada vez más luminosos y largos.

Con un arraigo en estas fechas, en México luego de la conquista fueron creándose historias de
apropiación de la navidad, y en torno a ella existen diversas leyendas, como las que
compartimos.

Sobre el origen de la flor de noche buena

1. La flor de noche buena. Hace muchos años, en un pequeño pueblo de México, todos
los habitantes se reunían en la iglesia cada año durante el nacimiento de Jesús para
dejarle algún regalo.
Un pequeño niño llamado Pablo solo veía como todos iban y depositaban sus regalos
pero él no tenía nada que regalar, él era muy pobre y eso lo hacía sentir mal. Pablo
quiso esconderse para evitar que otro miraran que no tenía nada que dar, fue y se
escondió en un rincón de la iglesia y comenzó a llorar, pero pronto de sus lágrimas que
habían caído al suelo, comenzó a brotar una hermosa flor con pétalos rojos. Pablo
comprendió que aquella flor era un regalo de Dios, para que Pablo se la regalara al niño
Jesús. Contento fue y deposito aquella flor juntos con los demás regalos, pero
manteniendo el secreto que había nacido de sus lágrimas.
2. Sobre el origen de la flor de noche buena
Cuenta la leyenda que había una niña de escasos diez años cuya madre tenía el encargo de
tejer una cobija nueva para el pesebre del Niño Jesús de su iglesia, ya que la que tenía estaba
muy vieja y raída. Ella aceptó encantada la distinción que le confería el párroco, empezó a
elaborarla con gran entusiasmo, pero al caer gravemente enferma no pudo terminarla y la dejó
a medias en el telar.

La niña preocupada intentó acabarla, pero sólo consiguió enredar todos los hilos y las madejas.
Al día siguiente, al atardecer, empezó la procesión al templo de todos los lugareños y la
pequeña escondida detrás de un gran matorral, llorando, los veía pasar con enorme tristeza
pues su madre seguía enferma y no había cobijita nueva para el Niño. De pronto se le acercó
una anciana bondadosa y le preguntó qué le pasaba.

Lucina, que así se llamaba la niña, le contó toda su pena y la buena mujer la consoló diciéndole
que ya no se preocupara pues su mamá ya había sanado y que se apurara a cortar unas ramas
de esa planta que la escondía y se las llevara como obsequio al Santo Niño.

La niñita, no daba crédito a lo que oía, pero obedeció dócilmente a la señora y con un manojo
de aquellas ramas llegó corriendo al templo. Colocó con gran cuidado las varas alrededor del
pesebre, mientras la gente en silencio la observaba.

De pronto todo se iluminó y de cada rama había surgido una enorme estrella roja que entibió
rápidamente el ambiente.

La niña sonrió pues seguramente el divino Niño ya no pasaría más frío. Llena de contento salió
corriendo y vió que todos los matorrales de la calle y las montañas, lucían estrellas radiantes
iguales a las que había en el pesebre y que su humilde presente se había convertido en el más
resplandeciente de todos los regalos.
3. Leyenda islandesa de los 13 hombrecitos de la Navidad para
contar a los niños
Cuenta la leyenda que en Islandia habitaban hace mucho, mucho tiempo, unos jovencitos muy
bajitos llamados jólasveinarnir, a los que les gustaba gastar muchas bromas a los niños, hasta
el punto de atemorizarles. Todos ellos eran hermanos, hijos de una ogra, pero cada uno tenía
una particularidad. Eso sí, les encantaba esconderse entre las rocas, la nieve o los glaciares.

Los niños tenían auténticas pesadillas, y cada vez que veían a alguno de estos jólasveinarnir o
enanitos, salían corriendo a esconderse en sus casas.

Los habitantes de este lugar, enfadados con esta actitud, decidieron pedir ayuda al rey o
gobernante del lugar. Al principio éste no les escuchó, hasta el día en que sus propios hijos
recibieron la burla de estos hombrecitos. Harto de esta situación, decidió castigarles de esta
forma: si no querían ser desterrados de por vida de Islandia, debían llevar un regalo a cada
niño, un día al año, como recompensa por todo el mal que les habían hecho.

Los hombrecitos, que eran 13, acordaron llevar los regalos el antes del 25 de diciembre. Y
como eran 13, la Navidad comenzaría trece días antes del día 25. Cada uno de ellos debía
recorrer un largo camino hasta la casa de un niño. Pero como seguían siendo un poco
traviesos, además del presente dejaban también una travesura. Además, decidieron que sólo
dejarían regalo en forma de juguete, libro o dulce a los niños que se habían portado bien. A los
que se habían portado mal, les dejaría... ¡una patata!

Por si eso no fuera poco, también acordaron no renunciar nunca a su carácter travieso y burlón.
Durante esas dos semanas previas al 25 de diciembre, los hombrecitos gastarían bromas en
cada hogar. Y como son invisibles, podrían hacerlo sin disimulo.

Y así es como desde entonces, los niños islandeses no reciben la visita de Papá Noel, sino la
de 13 Papá Noel o 13 hombrecitos que deciden cada Navidad si dejarán regalo o una patata a
los pies del abeto navideño de cada hogar y que de paso gastan alguna que otra broma para
dejar constancia de que pasaron por allí.
4. La Befana, leyenda de Navidad de la 'reina maga' de los niños italianos
La leyenda de la Befana, que es muy antigua, pero muyyy antigua, cuenta que cuando los
Reyes Magos llevaban los presentes para el Niño Jesús hacia Belén, se perdieron en el
camino. ¿Sabes por qué? Los Reyes Magos perdieron por un momento de vista la brillante
estrella que les guiaba, porque unas nubes muy oscuras ocultaron su estela.

Los Reyes, desesperados, comenzaron a preguntar a todas las personas que encontraban por
el camino. Primero fue un pastor, que no supo contestar. '¿Una estrella?', preguntó extrañado el
pastor... '¡Si con estas nubes no se ve ninguna!'.

Andando por el mismo camino, los Reyes Magos se encontraron con un niño, que tampoco
supo contestar a su pregunta. 'Había una estrella muy brillante en lo alto del cielo, pero hace un
rato que dejé de verla, y mis papás nunca me dijeron dónde está ese sitio que buscáis...
¿Belén?... Nunca me llevó con él a ese lugar'...

Los Reyes Magos continuaron preguntando a diferentes campesinos del lugar, pero ninguno
supo contestar... y justo cuando ya estaban a punto de perder las esperanzas, cuando
comenzaban a pensar que estaban realmente perdidos y no llegarían a tiempo de ver al niño
Jesús, se encontraron con una anciana de cabellos blancos y ropa muy oscura: La Befana.

Los niños del lugar le tenía miedo, e incluso le llamaban 'bruja Befana', porque siempre estaba
sola y andaba con ayuda de una vieja escoba por caminos muy largos y misteriosos.

Pues fue justo la anciana Befana la única que les pudo decir a los tres Reyes Magos qué
camino seguir hacia Belén, ya que de tanto andar una vez la anciana Befana consiguió llegar
hasta Belén.

Para agradecerle su ayuda, los tres Reyes Magos invitaron a la anciana a seguir el viaje con
ellos hasta Belén, pero ella rehusó.

Más tarde la anciana Befana, arrepentida de haber dejado pasar la oportunidad de ver al recién
nacido, salió en su busca de los Reyes Magos, pero ya era tarde, y no consiguió dar con ellos.
Fue entonces cuando decidió regalar un dulce a todos los niños que se encontraba en su
camino, con la esperanza de que algunos de ellos fuese el Niño Jesús.

Desde entonces, todos los niños reciben en navidad un regalo sorpresa o dulce de la anciana
Befana, en recuerdo del día en el que nació el Niño Jesús.
5. Cuento de Las arañas de Navidad para los niños
Cuenta la leyenda que un día estaban los ciudadanos limpiando sus casas el 24 de diciembre,
pensando en recibir con nuevas energías la llegada de las fiestas.

En una de las tantas casas de Alemania vivía una familia de arañas. Como toda la gente estaba
ordenando sus casas, ellas debían ir de un lado a otro intentando no ser descubiertas.
Observaron entonces una familia que ponía un árbol decorado con muchas esferas de colores,
allí querían poner su nuevo hogar.

Cuando la familia se fue a dormir las arañas bajaron a ver qué era ese árbol de Navidad tan
bonito, pero se pusieron a jugar y se olvidaron de sus telarañas. Papá Noel llegó y vio a las
arañas jugando y se divirtió mucho, pero no podía dejarlas allí, la familia se pondría muy triste si
encontraba todas esas telarañas en su bonito árbol.

Entonces Papá Noel les preguntó si de verdad querían vivir en ese árbol y ante la respuesta
positiva de las arañas, sopló para convertirlos en adornos que se convirtieron en uno de los
accesorios típicos de los adornos navideños del árbol.

Hoy en día hay numerosos tipos de adornos navideños, y cada uno de ellos tiene un estilo
diferente. Sin embargo la leyenda cuenta que todos los adornos nacieron de esta misma
situación en la que Papá Noel eligió que las arañas se convirtieran en esferas y estrellas,
mientras que las telarañas se convirtieron en los espumillones que hoy solemos usar para
decorar el árbol de Navidad.
6. La historia de Tomte, el gnomo de la Navidad
Cuenta una leyenda muy antigua, que en la zona de Escandinavia (Suecia, Finlandia y
Noruega), Papá Noel decidió pedir ayuda para repartir los regalos a los niños a un gnomo muy
habilidoso, pequeño y saltarín, llamado Tomte. Y esta es su historia:

Tomte vivía tranquilo en su frío hogar escandinavo, escondido en medio de un frondoso


bosque. No llegaba al metro de altura y tenía una larga barba blanca. Le encantaba salir de vez
en cuando en la época de Navidad, para contemplar la felicidad de las familias.

Y también le gustaba ayudar a los demás sin que le vieran: se encargaba de devolver las
ovejas descarriadas a su granja, o de iluminar con ayuda de sus amigas las luciérnagas un
claro del bosque para que ningún aldeano se perdiera. A Tomte le encantaba ver la cara de
felicidad de todos aquellos a los que ayudaba.

Una gélida noche de invierno, Tomte había salido a pasear y de pronto vio a un reno en apuros.
Su pata había quedado atrapada entre unas ramas. Le pareció un reno muy extraño: ¡tenía la
nariz roja como un tomate! Tomte no se lo pensó dos veces y acudió en su ayuda. Y así fue
como de pronto se encontró cara a cara con Papá Noel. Acababa de aterrizar con su trineo y su
querido reno Rudolph había introducido sin querer su pata entre unas ramas. Tomte le ayudó a
liberar su pata y Papá Noel se quedó pensativo. Llevaba toda la noche repartiendo regalos y
estaba cansado. El pequeño gnomo le ofreció a Santa un chocolate caliente. Le invitó a su
humilde morada y estuvieron un buen rato compartiendo anécdotas.

A Papá Noel le pareció que Tomte era la persona ideal para ayudarle, y decidió que esa noche
le acompañara para aprender cómo era su trabajo. Al Tomte le encantó. Disfrutó sorteando
obstáculos en las casas al dirigirse hacia el árbol de Navidad, andando de puntillas para no
despertar a los niños... le gustó tanto, que pidió a Santa dejar los últimos regalos de Navidad. A
Papá Noel le pareció bien. Estuvo observando con discreción... Y así fue cómo se dio cuenta de
que Tomte, era, efectivamente, el ayudante que estaba buscando.

Así que esa misma noche, y sin perder tiempo, Papá Noel ayudó a Tomte a hacerse un trineo.
Solo que, al no tener un reno como Rudolph, su trineo no podría volar.

Desde entonces, Papá Noel delega cada año su trabajo a Tomte, y este pequeño gnomo es el
encargado, gracias a su trineo y a las indicaciones que Papá Noel le dio en su día, de llevar
todos los regalos a los niños escandinavos.
7. El cuento navideño de Artabán, el cuarto rey mago.

Melchor, Gaspar, Baltasar y Artabán, eran cuatro ilustres magos de oriente a los que les
encantaba observar las estrellas. Los cuatro magos descubrieron una estrella diferente al resto.
Tras varios estudios, llegaron a la conclusión de que esa estrella les marcaba un camino que
terminaba en Belén, lugar en donde estaba a punto de nacer el niño Jesús.

Los cuatro magos decidieron partir de inmediato hacia allí. Pero antes, debían reunirse en un
punto concreto de Babilonia, para ir todos juntos. Melchor llevaría oro. Gaspar, incienso, y
Baltasar, mirra. Artabán decidió llevar como regalo unas piedras preciosas: un diamante, un
rubí y una perla.

Pero de camino a Babilonia, Artabán se encontró con un pobre hombre al que habían asaltado
unos bandidos. Conmovido, le entregó el diamante.

Cuando llegó al punto de encuentro, los otros magos habían partido hacia Judea. Él fue detrás,
pero al llegar allí, tampoco estaban. En su lugar, se encontró con un panorama desolador:
Herodes había mandado matar a todos los recién nacidos. Al ver a un soldado a punto de matar
a un pequeño, le ofreció un rubí a cambio de que dejara vivir al niño. Pero otros soldados, al ver
lo que hacía, le cogieron prisionero y le encarcelan en Jerusalén.

Después de 33 años entre rejas, el rey mago Artabán recupera la libertad. Entonces le dicen
que Jesús va a ser crucificado y decide ir allí. Pero de camino, Artabán se encuentra con una
mujer que está a punto de ser vendida, y decide entregar la perla que le quedaba a cambio de
su libertad.

Cuando Artabán, cansado y con muy pocas fuerzas, se encuentra en el monte Gólgota con
Jesús, ya crucificado. Ambos se miran y Artabán le dice:

- Perdona, Jesús, porque llegué tarde.

Jesús entonces le dice lo siguiente:

- Artabán, tú hoy estarás conmigo en el reino de los cielos, porque cuando tuve hambre, me
diste de comer, y cuando estuve enfermo, me cuidaste. Cuando me cogieron preso, me
liberaste...

- Pero Señor, ¿cuándo hice yo todo eso?- preguntó Artabán sorprendido.

- Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí- contestó Jesús.
8. El ayudante de Santa Claus, cuento suizo.
Papá Noel recibe cada año todas las cartas de los niños, de todos los países del mundo, y él
las va archivando según lo que piden: muñecos, videojuegos, ropa... Pero tenía una carta que
no podía clasificar... en ella, una niña suiza, Erika, no pedía ni juegos, ni ropa ni material
escolar. Decía lo siguiente:

'Querido Papá Noel: este año no quiero que me traigas ningún juguete, porque mi hermano es
tan malo que siempre me los rompe. Sólo quiero que mi hermano sea bueno y no me moleste
más, ni a mí ni a mi perrita, porque siempre le está haciendo trastadas'.

Papá Noel estaba conmovido. ¿Qué podía hacer para conceder el deseo de la pequeña? Lo
primero que hizo fue buscar en la lista de niños buenos. Y ahí estaba Erika, entre los primeros
nombres. Según ponía en la descripción, Erika ayudaba en casa, hacía sus deberes, se
esforzaba por sacar buenas notas, y por si eso fuera poco, ayudaba a los ancianos y nunca se
peleaba con sus amigos.

Después buscó el nombre de su hermano. Lo que se suponía: Hans no estaba en la lista.

Papá Noel pensó qué hacer. Y entonces se le ocurrió una idea. Recordó que muchos niños
suizos le pedían en sus cartas que atrapara a Krampus, un demonio de grandes cuernos y
dientes afilados, que paseaba a sus anchas por el campo atemorizando a todos y llevándose en
un saco gallinas y ovejas.

Papá Noel buscó a Krampus y le encontró en una granja. Era enorme, y muy peludo, y cargaba
a su espalda un enorme saco lleno de gallinas.

- Krampus - le dijo al demonio - Necesito que vengas conmigo. Necesito un ayudante para
asustar a los niños que se han portado mal. Pero en lugar de gallinas, les llevarás carbón.

A Krampus le gustó la idea. Le encantaba asustar a los demás, y más aún a los niños. Así que
aceptó.

Esa nochebuena, Hans recibió la visita de Krampus. Él pensó que había sido una pesadilla,
porque se presentó mientras dormía, pero al ver sus regalos a la mañana siguiente, se dio
cuenta de que fue real. En lugar de juguetes, sólo había recibido un montoncito de carbón. Con
este gesto, aprendió la lección, y no volvió a portarse tan mal en casa nunca más.

¡FELIZ NAVIDAD!
9. Tradiciones navideñas mexicanas

En México no sufrirás de frío durante el invierno, ya que las tradiciones navideñas se encargan de darle
calor a una de las temporadas más coloridas y animadas del año para los mexicanos.

Tal como sucede en muchas partes del mundo, el último mes del año se aprovecha para reunirse con
amigos y familiares en celebraciones que inundan las casas de colores, sabores y aromas típicos. Para
muestra, aquí te decimos los que hace tan especial a las "fiestas decembrinas" de México.

Las Posadas

Las Posadas duran nueve días; inician el 16 de diciembre y terminal el 24 del mismo mes en vísperas de
la Navidad. Estas celebraciones hacen alusión al peregrinaje de San José y la Virgen María en busca de
una posada donde descansar.

Tradicionalmente, los anfitriones de la fiesta toman el papel de posaderos, mientras los invitados, con
velas encendidas, hacen la petición de posada en la entrada de la casa entonando versos
musicalizados, los cuales son contestados de la misma manera por los anfitriones, hasta que estos
últimos abren las puertas para dejar entrar a los peregrinos y comenzar la fiesta.

Las piñatas

Un actor protagónico de las Posadas son las piñatas. Para su elaboración artesanal se recurre
a diferentes diseños y materiales; aunque hoy en día existen muchos diseños de piñatas, la más
tradicional es aquella que representa una estrella, de la cual se desprenden siete picos o rayos de luz
que simbolizan los siete pecados capitales.

La piñata puede ser de barro o cartón y se prepara rellenándola con dulces confitados y frutas de
mexicanas de temporada como lo son los tejocotes, caña de azúcar, mandarinas, naranjas, jícamas y
cacahuates.

Una vez que la piñata está lista, se utiliza una cuerda para mantenerla suspendida en el aire,
mientras los invitados, uno a uno, se turnan para tratar de quebrarla con un palo y los ojos vendados, al
tiempo que los demás animan a romperla cantando:

“dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino”

Cuando finalmente alguien logra quebrar la piñata, el contenido cae sobre el piso y todos se abalanzan
sobre el botín entre bromas y risas.

El Nacimiento

El Nacimiento o Belen es algo muy típico en los hogares durante estas fechas. El Nacimiento es una
representación plástica del nacimiento de Jesús; consiste en la colocación de figuras de cerámica que
representan a la Sagrada Familia dentro de un pesebre, el cual simboliza el lugar del alumbramiento de
la Virgen María.

También se recrean escenas con pastores y personajes bíblicos como los Reyes Magos. Hay
Nacimientos sencillos y otros más elaborados que llegan a un grado de detalle sorprendente. En esta
galería te mostramos cómo es un típico nacimiento mexicano.

Pastorelas
Una tradición muy arraigada durante las fiestas decembrinas es la puesta en escena de las Pastorelas.
Estas representaciones teatrales evocan la anunciación del nacimiento del Niño Dios a los pastores.
Tradicionalmente, los personajes encarnan la lucha entre el bien y el mal, pero las obras varían
dependiendo del contexto y la región del país en donde se realizan.

Cena de Noche Buena

En México se sigue la costumbre de preparar una cena abundante la noche del 24 de diciembre en
vísperas de la Navidad.

Para la ocasión, las familias se reúnen para celebrar la Natividad y agradecer por las bendiciones
recibidas durante el año.

Los platillos típicos de la temporada navideña son muy variados, entre los más populares están los
romeritos con mole y camarones, el bacalao a la vizcaína, el pavo, también llamado guajolote, la
ensalada de navidad, tamales, atoles de diferentes sabores, ponches de frutas y buñuelos.

Cena de Año Nuevo

Para darle la bienvenida al año nuevo, la noche del 31 de diciembre se prepara una cena especial. Tal
como sucede en la celebración de Noche Buena, se acostumbran platillos especiales como el lomo de
cerdo adobado, el pozole, la pierna de cerdo horneada y sidra para brindar.

También se tiene por tradición comer uvas durante las tradicionales campanadas que marcan
los primeros 12 segundos del año; cada uva representa un deseo por cada mes del año que comienza.

Otra tradición, relativamente nueva, consiste en salir a dar una vuelta por la calle cargando las maletas,
pues se cree que de esta manera el año nuevo traerá consigo muchos viajes.
10. Las posadas: procesiones y celebraciones en comunidad

Las posadas son una tradición muy importante de la cultura mexicana. Estas celebraciones inician 9
días antes de la Navidad, aproximadamente a mitad del mes de diciembre. En ellas se hace una
representación del recorrido que San José y la Virgen María hicieron hasta Belén buscando un lugar
para hospedarse antes del nacimiento del Niño Jesús.

Durante la procesión, los participantes encienden velas y cantan villancicos, y finalizan el recorrido en la
casa de uno de los participantes, la cual se ha elegido con anticipación (cada noche es una casa
diferente).

La celebración puede ser pequeña o familiar, o incluir vecinos y amigos. En algunos lugares como
Veracruz, los niños hacen una versión similar a las posadas que se conoce como “Las Ramas”, llevando
altares decorados llenos de ramas, figuras de la Virgen y San José y juguetes, mientras cantan
villancicos, y piden dinero para los aguinaldos.

Las piñatas: Símbolo cultural por excelencia

Las piñatas son uno de los símbolos más representativos de México, y en Navidad nunca pueden faltar.
Se dice que la tradicional piñata fue introducida por los frailes españoles durante sus esfuerzos de
evangelización, en los que la piñata con una forma de estrella de 7 picos representa los 7 pecados
capitales. De esta, forma al romperla, se vence al pecado y los dulces demuestran la recompensa por la
voluntad, la virtud y la fe.

Los nacimientos: Representaciones del pesebre de Belén

En la cultura mexicana, además del popular arbolito de Navidad y las decoraciones con guirnaldas, son
imprescindibles los nacimientos. Estos son representaciones de la escena en el pesebre, que se ponen
desde el 16 de diciembre y se guardan el 2 de febrero cuando termina la temporada navideña. La figura
del Niño Jesús solo se pone el 24 de diciembre en la noche, lo cual representa el día del nacimiento.

En algunas regiones de Michoacán, estas figuras se fabrican de forma artesanal con maderas
provenientes de Morelia o Jacona y textiles de San Lorenzo Purenchecuaro. Además de esto, las
figuras se adornan acorde a las tradiciones y etnias de la región, y se rodean por otros personajes
representativos de la región como pescadores, indígenas o bailarines de danzas típicas michoacanas.

Reyes Magos: Una fecha especial para los más pequeños

Aunque la fecha de reyes magos es ampliamente conocida en Latinoamérica, en México también


comprende una tradición importante, que alegra mucho a los más pequeños de la familia. La fecha
celebra la llegada de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, a conocer y a honrar al Niño
Jesús.

Los niños pequeños escriben cartas previas a la fecha, haciendo peticiones a los reyes de los regalos
que desean, y se levantan la madrugada del 6 de enero a recibirlos con emoción.

Compártenos cuál es tu tradición mexicana favorita durante la época de Navidad y en qué lugar de
México celebras esta época tan especial. Si aún no conoces algunas de las tradiciones de estos sitios,
¿qué esperas para visitarlos?

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