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LA VOLUNTAD
El día de hoy toca ver uno de los requisitos de los actos jurídicos que se desprende
lógicamente del código civil (artículo 1.444) y del principio de la autonomía de la voluntad,
a saber, valga la redundancia, la voluntad.
Se ha visto en el trayecto del curso que el acto jurídico lo caracterizamos a primera
vista como “un hecho VOLUNTARIO de la persona”, lo que hace tomar distancia de los
hechos naturales o propiamente tales.
En virtud de ello, para que se cumpla con este requisito elemental del Acto Jurídico
es menester que se cumplan con dos requisitos copulativos:
- La voluntad debe manifestarse, es decir, que pueda ser conocida y
- La voluntad debe ser seria. En otras palabras, debe perseguir un fin tutelado por el
derecho.
SERIEDAD
Respecto a este requisito, se cumple cuando se emite con el propósito de producir
efectos jurídicos, esto es, de producir un efecto práctico sancionado por el derecho.
Por ende, manifestaciones de voluntad que no cumplirían este requisito sería la que
se hace por cortesía o con animus iocandi, etc., ahora, respecto a ello, la persona encargada
de determinar si tal manifestación cumple con este requisito, será el juez a cargo del litigio.
Expresa o Directa
Se manifiesta o exterioriza la voluntad en forma expresa a través de una
declaración, contenida en palabras (lenguaje hablado o escrito) o incluso en gestos o
indicaciones de manera consciente y deliberadamente, un modo dirigido a hacer conocer
la propia voluntad, sin que sea necesaria la ayuda de ninguna circunstancia concurrente.
Ejemplo: la celebración de cualquier contrato por escritura pública; alzar la mano en
una votación.
Respecto del declarante, pesa sobre este la obligación de hablar claro, sin
ambigüedades. Este deber es impuesto al declarante en virtud de la buena fe (artículo
1.546) y por lo mismo, en caso de que no cumpla con la claridad, sufrirá los perjuicios que
devengan de esta falta.
Por ello, conforme al art. 1566 las cláusulas ambiguas dictadas por una parte se
interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de la falta de explicación
que le sea imputable.
Tácita
La declaración de voluntad es tácita cuando ésta se infiere del comportamiento del
sujeto, esto es, de un hecho positivo concluyente e inequívoco.
Concluyente significa que el hecho debe tener un significado irrebatible, e
inequívoco, que no se presta a diversas interpretaciones.
Ejemplo: si en una tienda una persona coge un objeto y pide al empleado que se lo
envuelva, ninguna duda cabe que, a pesar de no haber abierto la boca, la voluntad de ese
sujeto es comprar la cosa.
En el modo de adquirir el dominio ocupación podemos encontrar un ejemplo de
acto que es percibido por los demás por un simple comportamiento: El ocupante,
concurriendo los requisitos legales, por el solo hecho de aprehender la cosa con ánimo de
hacerla suya —comportamiento o conducta concluyente— adquiere el dominio, aunque
este hecho no sea conocido por otras personas, e inclusive aunque lo haga en secreto.