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DB MICROCLASE

1.- Las estructuras narrativas

¿Qué es la estructura narrativa y


cuántos tipos existen?
Nov 4, 2020 | Artes y Oficios

Si eres un apasionado de la lectura, la literatura, la escritura o el arte de las letras en general,


seguramente habrás llegado aquí en busca de respuestas. La estructura narrativa es el esqueleto
de cualquier obra literaria. Gracias a ella, los autores construyen sus historias, de ficción, teatrales,
de ensayo o incluso biográficas. ¿Te preguntas qué es exactamente la estructura narrativa y
cuantos tipos podemos encontrar? ¡Genial! Te lo explicamos todo a continuación. Además,
recuerda que en nuestro centro podrás encontrar el máster en escritura, redacción y narración
creativa.
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La estructura narrativa ayuda a que nos interesemos por una historia hasta el final, ya
sea un libro, una película o un videojuego. Hoy hablamos de la estructura de los tres
actos y los puntos de giro.

Llevamos miles de años contando historias, ya sea en torno al fuego, en un


anfiteatro griego, contando cuentos a los niños antes de dormir, o a través de la
literatura, el cine o los videojuegos.
Tenemos interiorizada la estructura narrativa, y sabemos que cualquier narración o
historia tiene un principio, un medio y un fin.

Sin embargo, en la estructura narrativa de un guion suele haber ciertos elementos que
impulsan el interés de esa historia. Al menos en las películas que suele ver
mayoritariamente el público.

Y de eso os hablo en este artículo: de los tres actos, los tipos de finales, y cómo
utilizar esta estructura narrativa en la práctica.

Pero primero, vamos a definir qué es la estructura narrativa.

Qué es la estructura narrativa


Es el orden en el que se van sucediendo todos los acontecimientos de una historia, ya
sea una película, un videojuego, un cuento o una novela.

Es decir, la estructura es el esqueleto de una obra narrativa, y está relacionada con


la temporalidad del relato.

Y para hacer interesante una historia, el narrador decide cómo y cuándo muestra la
información al espectador o lector.

 1 ¿Qué es la estructura narrativa?


 2 Tipos de estructura narrativa
o 2.1 Estructura lineal
o 2.2 Estructura narrativa no lineal
o 2.3 Estructura circular
o 2.4 Estructura interactiva
o 2.5 In media res
o 2.6 Narración inversa
o 2.7 Estructura narrativa desordenada o antiestructura
o 2.8 Estructura sin final
o 2.9 Doble clímax

 3 Estudiar escritura y narración creativa online con Esneca

¿Qué es la estructura narrativa?


Leer de izquierda a derecha, y de arriba abajo siguiendo un orden determinado. Así estamos
acostumbrados a leer novelas, guiones de teatro, biografías o ensayos. Para construir una obra de
literatura (y cualquier otro tipo de escrito) necesitamos establecer una estructura narrativa, la
herramienta que nos permitirá expresar o explicar lo que queramos transmitir.
La estructura narrativa de un texto es lo que lo divide en partes pero lo que a su vez permite que
sea una sola unidad. La estructura de la narración es aquello que nos permite identificar las
diferentes partes de una historia o mensaje pero a su vez nos da una idea general de lo que
estamos leyendo. ¿Cuántos tipos de estructura narrativa existen? Lo analizamos a continuación:

Tipos de estructura narrativa


¿Quién no se acuerda de cuando escribía redacciones para el colegio o el instituto? O, ¿quién de
nosotros no ha escrito un correo electrónico o carta larga? En todos nuestros textos aplicamos una
estructura narrativa concreta que nos permite expresarnos. Sin embargo, si hablamos de literatura,
los tipos de estructuras narrativas son más y, por supuesto, más complejos. Veamos algunos
ejemplos de tipos de estructura narrativa que podemos reconocer fácilmente:
Te puede interesar: Ejercicios de escritura para mejorar tu estilo

 Estructura lineal
Típica y tópica, la estructura narrativa lineal es la más famosa y fácil de reconocer. Aunque todo
esto no signifique que funcione igual para todas las historias o que debamos usar esta estructura en
todas nuestras obras. La estructura narrativa lineal es la que nos presenta los hechos de manera
cronológica. Generalmente, empieza presentando a los protagonistas (introducción), su historia o
problema (nudo) y su solución (desenlace).
 Estructura narrativa no lineal
El narrador compone la historia dando saltos en el tiempo atrás (pasado) o adelante (futuro) para
acabar explicando los hechos. Pueden aparecer personajes contemporáneos o aparecer personajes
de diferentes épocas que, entre todos, configuran la narración final.
 Estructura circular
La característica principal de la estructura narrativa circular es que la historia empieza con la
misma acción con la que acaba. En esta estructura suele utilizarse el recurso literario de la
repetición, dándole al lector la sensación de “esto ya lo he leído” y dejándolo en el punto de partida.
 Estructura interactiva
Este tipo de estructura narrativa le da al lector la oportunidad de crear su propia historia con su
propio final. Convierte la literatura en un tipo de juego interactivo en el que la historia avanza según
la decisión del lector.
Sin embargo, ya hemos comentado anteriormente que hay muchos tipos de narraciones. Lo bonito
de juntar palabras es no solamente crear historias, sino crear historias únicas. A continuación,
vemos algunos tipos de estructura narrativa poco convencionales que han logrado cautivar a los
amantes de la literatura.

 In media res
No sabemos quiénes somos, ni dónde estamos, ni qué ocurre. La historia que se basa en la
estructura narrativa in media res empieza, literalmente, en medio de la nada. Avanzamos
mediante flashbacks (miradas al pasado) para descubrir qué nos ha llevado a la situación en la que
nos encontramos.
 Narración inversa
Empezar por el final e ir avanzando desde el pasado para llegar al principio. Así funciona la
estructura de narración inversa, que puede sumergirnos en un pasado constante (englobando toda
la historia) o ir dando diferentes saltos en el tiempo pasado.
 Estructura narrativa desordenada o antiestructura
El maestro Cortázar y su Rayuela son el gran exponente de esta estructura que no tiene ni
principio, ni final, ni un orden determinado. El libro está compuesto por capítulos que pueden
leerse de principio a fin (de manera cronológica), del revés (empezando por el final) o en un orden
aleatorio.
 Estructura sin final
Sí, tal como has leído. La estructura narrativa sin final es la historia que no acaba, que nos deja con
un final abierto. Podemos dejar el conflicto principal solucionado, pero no cerrar todos los hilos o,
por lo contrario, cerrar algunos hilos pero no la historia principal. Las estructuras narrativas sin final
nos dejan con interrogantes y pueden dar paso a una segunda parte o, simplemente, a una reflexión
por parte del lector.
 Doble clímax
Típico de historias de superhéroes en las que, una vez ha vencido al villano, aparece un
supervillano, más poderoso, más peligroso, más fuerte. Una historia que, cuando parece que ha
acabado, resurge de su historia y se relanza para seguir con la narración. Una estructura también
usada en videojuegos.

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2.- Los metodos aplicados a la narracion

Narrativa y conocimiento en ciencias sociales

En las últimas décadas han surgido algunas discusiones en torno a la narrativa como
método de investigación para las ciencias sociales, como las proporcionadas por
(Blanco, 2011); (Salazar Henao y López Moreno, 2016); (Guillaumet, Amorós,
Ramos, Campiño y Martínez, 2018); (Pérez Villalobos-Clameria y Melo-Hermosilla,
2019); entre otros. El conocimiento que se construye sobre los fenómenos sociales
exige al investigador realizar procesos metodológicos enmarcados en el análisis y la
interpretación no solo de los hechos y problemas a los que se enfrenta en la realidad
social, sino sobre los discursos que se crean y circundan en aras de brindar
descripciones y explicaciones claras sobre dicha realidad. En este sentido, en la
construcción del conocimiento en el campo de las ciencias sociales, el investigador
asume un compromiso tácito con el lenguaje, sus reglas y usos, dado que este es
condición de posibilidad para el conocimiento, además de ser condición necesaria en
la naturaleza del fenómeno social.

Las instituciones sociales son creadas a través del uso del lenguaje y de la acción.
Los hechos y problemas sociales tienen en su naturaleza o base a la institución social
del lenguaje. A través de los actos de habla se crea intencionalmente la realidad social
(Searle 1969, 1980, 1995, 1998 y 2010). En este sentido, el lenguaje no solo es
condición de posibilidad para el conocimiento, sino para la construcción de la realidad
social, además de ser una condición necesaria para la circulación y validación de los
enunciados y teorías que se construyen sobre los fenómenos sociales.
Ahora bien, la subjetividad ontológica de la realidad social ha llevado a que,
erróneamente, algunos teóricos opten por considerar que el conocimiento que se
construye en las ciencias sociales es también de carácter subjetivo y que con ello, todo
lo que se diga en torno de un hecho social se torne válido. No obstante, los estudios
lógicos realizados por Wittgenstein (2009a); Concha, Barriga y Henríquez (2011) y
Rodríguez (2018) muestran que tales apreciaciones no son más que infortunios al
realizar inferencias sobre la construcción del conocimiento de lo social. Como lo
sostiene Searle (1995, 1998 y 2010), la realidad social es ontológicamente subjetiva,
de eso no hay duda, pero los estudios epistemológicos sobre esta alcanzan la
objetividad, y lo hacen precisamente en el uso del lenguaje, como lo afirman Berger y
Luckmann (1972).

La ontología y la epistemología tienen objetos de estudio diferentes, por ende, no se


sigue lógicamente que del hecho de aceptar la naturaleza subjetiva del hecho social se
siga aceptar la subjetividad epistemológica1. Innegablemente, la realidad social y el
conocimiento construido sobre esta -como el conocimiento sobre cualquier fenómeno
natural- depende ontológicamente de los sujetos. La ciencia, como lo expuso Kuhn
(2004) es una actividad humana y social, enmarcada en el tiempo y en las necesidades
del contexto; por ello, al ser construida por los sujetos no alcanza verdades absolutas,
y está restringida por los límites de nuestra condición humana. No obstante, aceptar la
ciencia como una construcción humana no implica la aceptación de la premisa que
promueve una naturaleza subjetiva del conocimiento. Los estudios científicos sobre la
realidad social, así como ocurre en las ciencias naturales, pueden ser expresados en
enunciados objetivos. En este sentido, se puede aceptar, como lo expuso Searle
(1995, 1998 y 2010), que los fenómenos sociales poseen una subjetividad ontológica y
una objetividad epistemológica.

Visto así, es posible aceptar que el conocimiento de las ciencias sociales puede
construirse y expresarse de manera objetiva, sin llegar a afirmar que, por pretender la
objetividad en el proceso y en los enunciados, se asuma una postura absolutista. Las
‘verdades’ circundantes que se expresan en las teorías que dan cuenta de los hechos
sociales son relativas al tiempo, al método y al objeto de estudio. En este sentido, la
construcción del conocimiento sobre la realidad social debe realizarse con base en
métodos y procesos confiables que den cuenta objetivamente del fenómeno. El
conocimiento sobre el mundo social no puede quedar reducido a la subjetividad del
investigador; aun cuando este, para construirlo, se valga de procesos interpretativos y
análisis discursivos. La interpretación en el proceso investigativo debe hacerse a la luz
del fenómeno estudiado y no a partir de las creencias a priori del investigador.

De acuerdo con lo expresado, el conocimiento que se construye en las ciencias


sociales demarca un reto más alto al que asumen las ciencias formales, naturales y
experimentales, en la medida en que el objeto de estudio es mayormente cambiante y
complejo. Los fenómenos sociales pertenecen a una época histórica determinada. Los
hechos sociales se dan en tiempos y espacios delimitados y quienes los estudian usan
diferentes métodos, por lo cual surgen diversas teorías. En las ciencias sociales, los
conceptos son menos variables en sus significados, pues el fenómeno está expuesto a
menos cambios de los que se presentan en el ámbito social. En este sentido, los
conceptos centrales de las ciencias sociales se tornan cambiantes y varían en el
significado de una teoría a otra; así como también cambia el significado de un
concepto cuando se estudia en una disciplina u otra. Razón por la cual, no se habla de
una ciencia social, sino de ciencias sociales; en cada estudio sobre x o y fenómeno
social se realizan aportes para comprender solo una parte de la totalidad de la realidad,
lo que exige a los investigadores de las ciencias sociales estar en continua revisión de
los conceptos fundamentales; lo que a su vez implica procesos de análisis lingüístico
en la construcción del conocimiento sobre el fenómeno social, dado que cada discurso
maneja, como lo expone Wittgenstein (2009b) su propio juego de reglas.

La narrativa como método en la investigación social

Tanto la vida social como el conocimiento que se construye en torno a esta tienen la
estructura de un relato, por ser esencialmente discursiva como lo sostienen los
estudios de (Searle, 1969, 1995 y 2010) y de (Ricoeur, 1996). Los seres humanos
construimos con nuestras prácticas y a través del uso del lenguaje las instituciones
sociales y los significados en torno a los fenómenos sociales. Hacemos relatos y al
construirlos nos apropiamos del relato de otros con quienes compartimos, además de
apropiarnos del relato teórico que sustenta epistemológicamente la realidad social.
Tomamos los relatos que otros han creado y dotado de significado para comprender e
interpretar el mundo y dotar de sentido nuestras prácticas sociales (White, 1978)
y White y Epson (1993). Es así, como la ciencia es un relato más que nos permite
entender el mundo en el que habitamos.

El conocimiento es presentado por los científicos como un relato que da cuenta de


los hechos del mundo (Rodríguez, 2019). Los enunciados de la ciencia se expresan en
términos proposicionales, incluidos los que refieren a los hechos sociales; hechos en
los que, además, a diario, intervenimos con nuestros discursos y acciones para
trasformar la realidad en la que habitamos. De esta manera, no solo creamos la
realidad social, sino que la estudiamos, analizamos, interpretamos y conocemos a
través del discurso para posteriormente trasformarla.

Pues bien, para la construcción del conocimiento sobre los hechos sociales nos
valemos de la investigación cualitativa y sus métodos; mismos que nos permiten
develar los problemas de orden conceptual y práctico que se presentan en el mundo
social e iniciar revisiones teóricas que permitan comprender e interpretar los hechos
sociales. Construcciones que se constituyen en un horizonte epistemológico para los
paradigmas sociales que orientan nuestras acciones.

La “verdad”2 esperada en los enunciados que constituyen el corpus de las ciencias


sociales - para nuestro caso las creencias que tenemos por ciertas y que llegan a ser
confiables, aun cuando sean falibles- se va entretejiendo en el marco de la ficción
narrativa, como lo proponen los coherentistas. Así, unas creencias se enlazan de forma
coherente con otras, a través de ellas se puede interpretar la realidad estudiada. El
texto mimetiza y grafica la realidad (Ricoeur, 1996), y a través de este texto podemos
empezar las interpretaciones para habitarla. En otras palabras, el lenguaje permite no
solo describir y narrar, sino explicar la realidad natural y social. El lenguaje y el uso
de este, a través de la narración, da cuenta de los hechos, máxime si consideramos que
los fenómenos sociales se construyen, regulan, instituyen y expresan lingüísticamente.

Si el fenómeno social surge en el uso del lenguaje y en la acción, y su conocimiento


se construye y expresa en términos lingüísticos, podríamos sugerir, que tal vez la
narración puede convertirse en una opción pertinente, no solo para expresar el
conocimiento, sino para construirlo. La narrativa puede ser un camino confiable -claro
está que no el único- para producir conocimiento sobre el mundo social. En la
investigación cualitativa prima el significado, el análisis del lenguaje y de las
prácticas sociales y su interpretación. “En sentido amplio, puede definirse la
metodología cualitativa como la investigación que produce datos descriptivos: las
propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta observable”
(Quecedo y Castaño, 2002, 7); por lo cual, el investigador es un lector del texto, del
mundo, de los fenómenos y de los discursos. Como lector debe estar en la capacidad,
como lo exponen (Contursi y Ferro, 2000), de interpretar realizando razonamientos
inferenciales a partir de los senderos que dibuja el narrador (los sujetos y acciones que
constituyen el problema social).

Si la vida social es un texto en la que se identifican hechos, actores, tiempo y


espacio; entonces, la vida misma, como lo expone (Ricoeur, 1996), es una narrativa.
Visto así, la narrativa, entendida como una forma lingüística que posee elementos
literarios para expresar y sistematizar las experiencias de los individuos, puede
considerarse válida para estudiar las vivencias sociales en un campo específico-el
problema - puesto que este hace parte de la realidad. La narrativa permite al sujeto
reconocerse como parte del problema y de la solución, como un ser histórico que crea
y recrea su realidad para comprenderla. Narrar permite al sujeto establecer un diálogo
entre la realidad (sus experiencias) y los fundamentos teóricos, tanto ontológicos
como epistemológicos de las ciencias sociales. Así, la historicidad y la temporalidad
de la existencia humana pueden comprenderse desde el discurso. En Sí mismo como
otro, (Ricoeur, 2003) nos permite ver que al tomar la narrativa como un método para
la construcción del conocimiento se pueden desenmascarar los procesos y fenómenos
ocultos de los individuos y de los grupos sociales. Lo anterior se sostiene dado que,
permitirá describir, interpretar, dotar de significado, explicar los fenómenos
estudiados y expresarlos a través de enunciados proposicionales (Wittgenstein,
2009a; Rodríguez, 2019), que surgen en el discurso de quienes los crean para graficar
la realidad estudiada.

Para (Miskovic, 2007), la narrativa permite estudiar la cultura, la vida, los


individuos y comunidades durante un período de tiempo, permite a demás identificar
cómo grupos marginales se inician en acciones políticas, pues la narrativa es una
historia que refleja un momento cultural determinado. Esta perspectiva exige al
investigador que su nuevo relato sea narrado objetivamente desde el problema
estudiado, las percepciones de los individuos y grupos de sujetos que intervienen y
hacen parte del fenómeno; las historias que ellos cuentan y lo que develan sus
prácticas y no desde su propia mirada.

Aceptar lo anterior, conlleva a que en los procesos de investigación cualitativa el


científico social asuma el papel de un lector que interpreta el problema desde el
discurso narrado por quienes hacen parte de este. Al investigador, el problema en sí
mismo se le presenta como un texto que debe interpretar. El texto como discurso
enmarcado en el contexto le permite develar lo oculto para comprenderlo. Así, la
narrativa como método para la investigación cualitativa permite ahondar desde los
sujetos que hacen parte de la naturaleza del problema y avanzar en el proceso de
construcción del conocimiento. La narrativa permite al investigador interpretar y
comprender de manera crítica la realidad que evocan los múltiples discursos que
circundan y originan el problema social. El proceso descrito llevará al investigador a
dar origen a un nuevo discurso fundamentado metodológica y epistemológicamente.
En otras palabras, la narrativa como método de investigación permitirá, no solo
identificar los detalles en las palabras de quienes hacen parte del objeto de estudio
(actores y creadores de la realidad social), sino de quienes la investigan; dado que el
investigador, pasa a ser lector, intérprete y escritor al narrar la realidad que interpreta.

Ahora bien, tal y como se ha expuesto, nuestra realidad social es un relato


construido por actos de habla y la narrativa nos acerca a la interpretación y
comprensión de estos en aras de explicarlos, como lo propone MacIntyre (1980).
Razón por la cual, al proponer la narrativa como un método para la construcción del
conocimiento se exige al investigador tener el conocimiento de las reglas de este tipo
de discurso. Las múltiples reglas que convocan los diferentes juegos del lenguaje
(Wittgenstein, 2009b). El seguimiento de las reglas de los juegos del lenguaje usados
para construir los relatos de la vida social es lo que permitirá alcanzar la objetividad
en el análisis e interpretación de los fenómenos. Si creamos los hechos sociales a
través del lenguaje, también debemos estar en capacidad de reconocer las reglas que
convocan los discursos que usamos, de lo contrario ¿bajo qué sustento epistemológico
descansaría la nueva narración?

Esta concepción sobre el conocimiento de las reglas del discurso de la narrativa nos
permite ver que además de ser un método pertinente en la construcción del
conocimiento de las ciencias sociales, puede llegar a ser considerada como un medio
para expresar proposicionalmente el conocimiento construido. Visto así, la narrativa
puede tener una doble función en la investigación social - como lo expusieron,
(Clandinin y Connelly, 1990,) - al considerarla como método que permite explicitar el
fenómeno de estudio, analizarlo e interpretarlo en los discursos de los actores y como
medio de expresión para presentar los resultados, es decir, como reconstrucción
teórica del proceso investigativo.

Apoyados en Denzin, aceptamos como premisa que “vivimos en el momento de la


narración. Está produciéndose el giro narrativo en las ciencias sociales… Todo lo que
estudiamos está dentro de una representación narrativa o relato. De hecho, como
académicos somos narradores, relatores de historias sobre las historias de otra gente.
Llamamos teoría a esas historias” (1997, p. xi), por ello, nuestro deber como
investigadores sociales convoca a la asunción de un compromiso con el discurso, con
el manejo de este para describir y narrar historias, para explicar los fenómenos; pues
como lo afirma (MacIntyre, 1981) gracias al lenguaje somos animales que
construimos y narramos los relatos y estos que dan cuenta de los fenómenos sociales
que construimos.

En el mismo sentido, (Smith,1980) expone que la investigación cualitativa que se


realiza en las ciencias sociales llega a ser un proceso empírico que convoca discursos;
mismo que no se queda en la intuición o en la reflexión subjetiva del investigador,
sino que se desarrolla en el campo social en el que se investiga. La investigación
cualitativa busca interpretar, entender y comprender los problemas y situaciones en un
contexto particular, para lo cual convoca los discursos particulares para producir
conocimiento. En otras palabras, el carácter inductivo de este tipo de investigación
convoca métodos y técnicas que permitan al investigador alcanzar el significado sobre
el fenómeno estudiado y producir conocimiento sobre esa realidad en particular. Las
interpretaciones, descripciones y comprensiones se realizan para develar el sentido y
el significado de las acciones y discursos realizados por los actores en un contexto y
tiempo determinado. Para Smith, este tipo de investigación no usa el método para
garantizar la verdad, sino como un camino para la búsqueda de un conocimiento
confiable que se sale de la especulación del investigador. En otras palabras, más que
tener como objeto la pretensión de la verdad, la investigación cualitativa propende por
la búsqueda del significado y el entendimiento del fenómeno social (Smith, 1980).
Pues bien, si “los estudios cualitativos intentan describir sistemáticamente las
características de las variables y fenómenos (con el fin de generar y perfeccionar
categorías conceptuales, descubrir y validar asociaciones entre fenómenos o comparar
los constructos y postulados generados a partir de fenómenos observados en distintos
contextos), así como el descubrimiento de relaciones causales, pero evita asumir
constructos o relaciones a priori” (Quecedo y Castaño, 2002, 12), la narrativa puede
ser considerara como un método oportuno para alcanzar tales intereses; claro está, si
el investigador logra superar las descripciones autobiográficas y anecdóticas del
conocimiento experiencial, y pasa a sustentar epistemológicamente los discursos
estudiados con el fin de alcanzar la construcción de “teorías que expliquen los datos,
las hipótesis creadas inductivamente, o las proposiciones causales ajustadas a los
datos” (Quecedo y Castaño, 2002, p. 12).

Podemos asumir, entonces -como lo suponen (Taylor y Bogdan, 1989)- que la


investigación cualitativa, a través de la narrativa como método, permite un cara a cara
entre el investigador y los actores que conforman la realidad estudiada; lo que lleva a
que en los encuentros, quienes poseen la información sobre el problema social, lo
narren en sus propias palabras y el investigador interactúe con los informantes a través
del uso del lenguaje, en aras de interpretar y alcanzar el significado de lo que le
comunican. Las historias de vida, las entrevistas y diálogos darán cuenta de las
experiencias y situaciones que acontecen. El análisis e interpretación de estas
permitirá una nueva construcción teórica que permita comprender el fenómeno y
plantear alternativas de solución a los problemas, como bien lo plantean (Arias y
Alvarado, 2015).

La narrativa como medio de expresión del conocimiento

En el apartado anterior se presenta a la narrativa como un método pertinente en la


investigación cualitativa para el campo de las ciencias sociales, dado que la naturaleza
de este tipo de discurso posee similitudes con la naturaleza del fenómeno social que se
estudia. También se esbozó brevemente que la narrativa en la investigación cualitativa
puede desempeñar una doble función; por un lado, servir como método para recolectar
historias y discursos de los actores sociales, así como también para analizar e
interpretar la información contenida en dichos relatos. Por otra parte, puede servir
como medio de construcción teórica, pues el investigador a través de su narración
puede presentar los resultados alcanzados en su proceso investigativo, describir el
problema, presentar las hipótesis y narrar cómo confrontó, analizó e interpretó los
datos en el proceso. Asimismo, la narrativa como recurso literario posibilita la
presentación de un informe final de investigación, dado que le permite al narrador
presentar a la comunidad académica su ejercicio, y exhibir -a través del texto- la
categorización a la luz de las teorías que fundamentaron el proceso, además de abrir
un espacio para las voces de los agentes vinculados en el problema de investigación.

La narrativa servirá entonces, para realizar la “recogida de datos empíricos que


ofrecen descripciones complejas de acontecimientos, interacciones, comportamientos,
pensamientos... que conducen al desarrollo o aplicaciones de categorías y relaciones
que permiten la interpretación de los datos” (Quecedo y Castaño; 2002, p. 12) y le
permite al investigador realizar procesos de re-interpretación a través del acto de
relatar. En términos de (García-Huidobro, 2016), la narrativa se sitúa como recurso
epistemológico y metodológico en la investigación; ya que, permite a quien investiga
construir de manera reflexiva el conocimiento que da cuenta del proceso realizado.
Por su estructura facilita al investigador la interpretación que realiza de los discursos
de los actores sociales a la luz de la teoría, todo lo anterior, en aras de dar sustento al
conocimiento que construye (p. 157).

La construcción narrativa del conocimiento permite dar forma y significado a los


relatos que la realidad social convoca. “La narración cobra formas y reviste
procedimientos singulares en función del material que conforma la fábula. No es lo
mismo narrar una experiencia personal que una anécdota que no nos tiene como
protagonistas (no solo en un sentido individual, sino también en términos colectivos,
nacionales, étnicos, culturales), No es igual hacer un "racconto" de un acontecimiento
cercano al tiempo de la enunciación que reconstruir lo que ocurrió hace, por ejemplo,
dos siglos” (Contursi y Ferro, 2000, 61). El sentido de la fábula social, como lo
propone (Eco,1981), es la sustancia del contenido. La narrativa permite establecer
relaciones semióticas entre las palabras, los símbolos y los actores; permite la
representación semiótica del hecho mismo. La fábula narrada es el medio de
expresión que permite el reconocimiento de la persona en su vida cotidiana (Goffman,
1994).

Construcción del conocimiento en las didácticas de las ciencias

En los últimos años ha surgido una oleada de estudios en torno a la consolidación de


la didáctica como disciplina científica. La delimitación de su objeto de estudio, la
búsqueda de métodos en la construcción del conocimiento sobre los procesos de
enseñanza y de aprendizaje, y las comunidades académicas que investigan en pos de
la construcción de un saber propio, a partir de lineamientos epistemológicos, dan
cuenta de un constructo teórico que ha ido madurando en los espacios de discusión
científica. Autores como (Astolfi y Develay, 1989); (Izquierdo,1990); (Astolfi, 1993);
(Adúriz-Bravo, 1999-2000); (Espinet ,1999); (Adúriz-Bravo e Izquierdo, 2002);
(Mestre, Fuentes y Álvarez, 2004); (Soto, 2012), entre otros, han manifestado que la
didáctica de las ciencias emerge como una disciplina autónoma, la cual ha demarcado
su objeto de estudio en los procesos de enseñanza y de aprendizaje de los contenidos
de las ciencias. Como disciplina autónoma construye un saber propio que si bien está
en relación con otras disciplinas se logra diferenciar de estas en la medida en que
delimita su objeto de estudio y busca métodos confiables apoyada en la revisión
epistemológica, todo ello para alcanzar un constructo teórico sobre este fenómeno
social que tiene lugar en el aula (Izquierdo, 1990).

La didáctica -para Adúriz-Bravo - como disciplina autónoma construye modelos


teóricos sobre los fenómenos sociales de la enseñanza y el aprendizaje en el aula. Este
saber que surge en un espacio social determinado se ha sustentado -como lo
muestran Joshua y Dupin (1993)- en diseños metodológicos que a su vez se
fundamentan en abordajes epistemológicos y psicológicos. La didáctica como
disciplina científica demarca un camino en la construcción del conocimiento en torno
al aprendizaje y la enseñanza de las ciencias, no solo porque posee datos empíricos y
marcos conceptuales propios; sino porque sus construcciones teóricas además de
tomar los fundamentos de las contribuciones de las ciencias cognitivas acaban por
aportar también a este campo del saber.

Si examinamos las conexiones teóricas de la didáctica con otras disciplinas,


acordamos que la epistemología, la historia de la ciencia y la psicología de la
educación han provisto sus fundamentos teóricos. En este sentido, mucha de la
investigación didáctica actual se puede situar en el campo interdisciplinar
llamado ciencia cognitiva , que aúna aportes de la neurociencia, la
inteligencia artificial, la teoría de sistemas y la psicolingüística. (Adúriz-
Bravo e Izquierdo, 2002, p. 136).

En este sentido, el conocimiento que se construye en las didácticas específicas, si


bien está en relación con otras disciplinas, empieza a ser considerado como un
conocimiento independiente, en la medida en que deja de lado el problema de la
formación en general, el cual convoca a la pedagogía, y estudia los procesos de
enseñanza y aprendizaje de ciencias específicas y el desarrollo de las habilidades de
pensamiento requeridas para alcanzar aprendizajes profundos sobre los conceptos que
se abordan en el aula de clase.

Concierne a las didácticas de las ciencias reflexiones sobre las cuestiones del
contenido, la intencionalidad metodológica del diseño, los medios o recursos, la
evaluación, el contexto, las formas organizativas del ejercicio docente, las necesidades
e intereses de los estudiantes, los procesos cognitivos y los obstáculos de aprendizaje.
Fenómenos que convocan cuestiones como: ¿qué enseñar?, ¿qué aprender?, ¿cómo
enseñar?, ¿cómo se aprende?, ¿qué obstaculiza los procesos de aprendizaje?, ¿qué
obstaculiza los procesos de enseñanza?, ¿cómo superar los obstáculos presentados en
la enseñanza y el aprendizaje?, entre otras. Preguntas que llevan al investigador a
circular entre la teoría y la práctica con el fin de dar cuenta del fenómeno estudiado;
además de construir conocimiento sobre dicho fenómeno y ponerlo en práctica en su
ejercicio docente, en aras de trasformar su enseñanza.

Para (Soto, 2012) hay una serie de elementos propios de la naturaleza de la


didáctica que permiten considerarla como una ciencia. Los objetivos, el contenido, los
métodos, los medios, la evaluación, las formas organizativas de la docencia, el
docente (maestro o profesor), el alumno y el grupo escolar son elementos que al
estudiarlos dan cuenta de los componentes esenciales de esta ciencia: objeto de
estudio, objetivo general, función esencial de la ciencia, y métodos esenciales para la
investigación. Asimismo, expone que la ciencia, además de definir y asumir conceptos
y categorías relacionados con su objeto de estudio, interpreta y aplica principios y
leyes, aportando herramientas teórico-prácticas, como las que aportan las didácticas;
mismas que posibilitan no solamente la interpretación objetiva de la realidad
circundante en el aula, sino la trasformación de esa realidad sobre la base de objetivos
previamente concebidos (Soto, 2008).

El conocimiento construido por las didácticas de las ciencias cumple con los
requerimientos que proponen (Soto, 2008; 2012), (Adúriz-Bravo, 1999) y (Adúriz-
Bravo e Izquierdo, 2002), dado que no se trata de una reflexión per se de las
experiencias de aula, sino de la revisión de la experiencia docente, centrada en la
enseñanza y el aprendizaje, a la luz de fundamentos histórico-epistemológicos. En
este sentido, el conocimiento construido en la didáctica es un conocimiento teórico-
práctico; en el que el docente además de ser actor del problema estudiado es
investigador en acción. Hace parte del fenómeno estudiado, pero a su vez debe asumir
la postura reflexiva de un sujeto que toma distancia del objeto, para mirar desde fuera
su quehacer, en aras de alcanzar confiabilidad en la construcción teórica sobre el
objeto estudiado.

Por otra parte, como lo afirma (Kuhn, 2004), la ciencia se desarrolla en un trabajo
social, enmarcado en un contexto socio-histórico; no se trata de un trabajo individual.
Característica latente en las didácticas de las ciencias. La construcción del
conocimiento en este campo del saber implica un trabajo social, en el que la
comunidad discute y trabaja bajos ciertos paradigmas que orientan sus prácticas
científicas y en el aula.

Desde la perspectiva kuhnniana de ciencia, puede sugerirse que las didácticas sean
consideradas como disciplinas científicas, dado que para construir su conocimiento:

1. 1. Parte de la observación y la experiencia. Elementos que limitan


drásticamente la gama de creencias científicas admisibles (Kuhn, 2004, p. 25).
2. 2. La comunidad científica asume la construcción del conocimiento como un
proceso histórico.
3. 3. Los investigadores han creado paradigmas bajo los cuales regulan la
construcción del conocimiento (supuestos teóricos, leyes y normas).
4. 4. Se construyen modelos de teoría en aras de dar solución a los problemas.
5. 5. Se evidencia una realización lograda mediante la ampliación del
conocimiento de los hechos.
6. 6. Se convoca en este estudio un problema (enseñanza y aprendizaje) y sobre
este la comunidad científica identifica diferentes tópicos para estudiar.

Podría decirse entonces que, bajo los lineamientos de Kuhn, la actividad realizada
por la comunidad académica, los procesos de investigación y el constructo teórico que
se ha logrado en las didácticas de las ciencias pueden ser considerados bajo la
concepción de “ciencia”. Es preciso aclarar, que dicho constructo teórico apenas
atraviesa su primera fase. Lo anterior se afirma, dado que en las didácticas de las
ciencias la comunidad de investigadores, además de tener claros una serie de
problemas que les convoca, tiene como punto de partida para sus estudios las teorías
científicas precedentes, vinculando así, el conocimiento de la historia y enmarcando
los problemas en ese devenir histórico. Asimismo, se observa que el conocimiento que
se construye en este campo del saber se convierte en fundamento para la práctica
posterior, algo que se asemeja a la noción de “paradigma” kuhnniano.

De igual forma, se puede afirmar que hay una comunidad científica que tiene claro
su objeto de estudio, lo analiza, interpreta e investiga a la luz de un paradigma
emergente que se ha independizado, como lo plantean (Adúriz-Bravo e Izquierdo,
2002), de la pedagogía. Lo que se ha logrado en la construcción del conocimiento en
torno a la enseñanza y el aprendizaje ha superado la etapa de interpretación individual
y descripciones subjetivas al momento de dar cuenta del fenómeno o hecho. Se han
unificado creencias y criterios para su estudio, estableciendo con ello un paradigma
que orienta las acciones de los teóricos en este campo del saber. En este sentido, la
investigación en las didácticas cumple con los requerimientos esenciales para
considerar el conocimiento que se construye en este campo, como conocimiento
científico, puesto que las teorías en las didácticas específicas han logrado “una síntesis
capaz de atraer a la mayoría de los profesionales de la generación siguiente, lo que
conlleva a que las escuelas más antiguas desaparezcan gradualmente” (Kuhn, 2004, p.
45), logrando con ello autonomía en los procesos.

Ahora bien, es importante aclarar que la cientificidad alcanzada no está dada por la
demostración universal, como lo han pretendido otras ciencias. En las ciencias
sociales, específicamente en las investigaciones en las didácticas específicas, “la
calificación de lo científico de un determinado conocimiento no viene dada por la
exactitud e inapelabilidad del resultado finalmente conseguido, sino por el camino que
se ha trazado para fabricarlo, es decir, por la aplicación de un método: el método
científico”. (Prats, 2003, p. 2). En las didácticas, como en el resto de las ciencias
sociales, “la tarea de investigar ha sido un oficio artesanal y creativo que, o bien parte
de una teoría y contribuye a la trasformación de una realidad, o parte de la realidad
social para cuestionar la teoría que la explica obligándola a que se repiense, y
acompañe al investigador social, a la razón, a la intuición y a la decisión (…)”
(Sobejano, 2002, p. 121).

Las didácticas de las ciencias realizan un aporte a la construcción del conocimiento


social, además sus construcciones teóricas trasforman la acción en el aula, por ello se
consideran como una ciencia aplicada. En términos de Prats, frente la didáctica
“podemos afirmar que se sitúa en el campo de la ciencia con un claro componente
tecnológico, definiendo este, como lo hace Bunge, como el campo de investigación,
diseño o planificación que utiliza conocimientos científicos con el fin de controlar
cosas, procesos, de diseñar artefactos y de concebir operaciones” (Prats, 2003, p. 3).
El conocimiento en las didácticas se mueve entre lo científico, tecnológico y técnico,
puesto que crea conocimientos científicos sobre su objeto de estudio, los utiliza para
controlar los procesos de enseñanza y aprendizaje, y diseña estrategias para realizar
mejores trasposiciones didácticas en el aula; además de usar para este quehacer
normas que orienten los procesos de enseñanza. El conocimiento construido lleva al
investigador a dar un paso para trasformar la realidad existente. A través de la
intervención didáctica el investigador pretende intencionalmente mejorar el ejercicio
docente y los procesos de aprendizaje en sus estudiantes.

La trasformación del fenómeno social estudiado (enseñanza y aprendizaje) requiere


de la construcción de conocimientos en torno al objeto de estudio y ello solo se logra
si se investiga sobre la realidad social que se presenta en el aula. Visto así, el
conocimiento didáctico surge de la práctica y permite posteriormente intervenir para
trasformar dicha práctica. Es un conocimiento en continuo movimiento, además de ser
provisional para remediar los problemas que surgen en un contexto y momento
determinado.

La narrativa en la construcción del conocimiento en las didácticas

Considerar científico al conocimiento que se construye en las didácticas de las


ciencias y reconocer su aporte en la construcción de teorías que dan cuenta de los
fenómenos sociales (enseñanza y aprendizaje) que esta ciencia en emergencia estudia
nos permite iniciar una discusión en torno al papel de la narrativa en los procesos de
investigación en el aula.

Durante mucho tiempo se ha considerado a la narrativa como un recurso que


permite realizar procesos de trasposición didáctica y contribuye a mejorar los
procesos de enseñanza y aprendizaje, como lo han expuesto (Mengo y Tenaglia,
2015). No obstante, lo que convoca a este estudio es el análisis de la narrativa como
método de investigación a la hora de construir conocimiento en didácticas y como
medio de construcción teórica; ya que, dada su estructura facilita la comunicación de
los resultados, la expresión del conocimiento construido por el docente a partir de su
intervención en el aula, puesto que le brinda el espacio para reconocerse como actor.

La vida en el aula -como fenómeno social- no escapa del discurso. Los procesos de
enseñanza y aprendizaje se construyen en el uso del lenguaje; son mediados por la
alocución que circula intencionalmente entre docente y estudiante. A diario se
construyen historias en el aula, mismas que develan el quehacer del docente y el papel
del estudiante en su proceso de aprendizaje. El docente usa múltiples discursos en el
aula. Como lo expone (Lemke ,1998), enseñar ciencias implica al docente hablar de
ciencia, usar las palabras y evocar significados y sentidos para las mismas.

En términos de (Tamayo, Cadavid y Dávila, 2018), “el conocimiento científico tiene


una naturaleza multimodal”, lo que conlleva a que el docente use -como lo propone
(Wittgenstein , 2009b) - los múltiples juegos del lenguaje y sus reglas en aras de
realizar una mejor trasposición didáctica. Las ciencias que se enseñan en el aula son
constructos conceptuales que demandan canales de comunicación, significación y
aprehensión del discurso, tanto de los docentes como de los estudiantes. Los procesos
de enseñanza y de aprendizaje se sustentan en los procesos comunicativos y el
contenido que se pretende enseñar también; en este sentido, el discurso es el elemento
central que dota de significado y sentido a la realidad escolar. Desde el discurso,
además, se develan los problemas que se presentan en torno a la enseñanza y al
aprendizaje; por ello, resulta ser una buena opción usar la narración como un método
para indagar por los problemas que estudian los didactas y desde este construir
conocimiento en las investigaciones cualitativas. En otras palabras, si los procesos de
enseñanza y aprendizaje tienen en su naturaleza el componente comunicativo y, como
se ha expresado hasta ahora -siguiendo los lineamientos de Searle
(1969, 19801995 y 2010) - la realidad social en el aula es construida por actos de
habla, entonces, ratificamos que el lenguaje hace parte de la naturaleza no solo del
fenómeno social que compete a las didácticas, sino del conocimiento que circula (que
es enseñado), así como también del que se produce cuando se realiza una
investigación de aula.

En este sentido, se advierte que la narrativa llega a ser un método pertinente en la


construcción del conocimiento en didácticas, dado que brinda espacio para exponer el
problema, analizarlo y rastrear las categorías para interpretarlas, buscando con ello
superar “(…) problemas propios de la relación conocimiento-profesor-estudiante
enmarcada en un contexto sociocultural particular” (Quiroz y Díaz, 2011, p. 3). La
narrativa traza un camino para el análisis de los obstáculos que se presentan en los
procesos de enseñanza y aprendizaje, a partir de lo que los interlocutores expresan
sobre el problema.

Para Prats (2003), el investigador didacta es un actor en el problema; por ello, debe
estudiar la situación de la que hace parte, intervenirla y plantear soluciones. Este tipo
de investigación es un proceso entre lo teórico y lo práctico, que le permitirá al
docente-investigador conocer la realidad social que estudia en su aula, interpretarla y
comprenderla a la luz las teorías construidas, por lo cual, la narrativa llega a ser útil en
cada una de las fases de esta ciencia práctica. Pues permite recolectar información de
las fuentes directas, contrastarla con las teorías, identificar las categorías e
interpretarlas a la luz de las teorías existentes, con el fin de construir teorías para
intervenir en el problema tratando de mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje.

La narrativa puede considerarse como un método apropiado en la construcción del


conocimiento didáctico por la compatibilidad que tiene con la naturaleza del
fenómeno estudiado. Es importante aclarar, que no se afirma que sea el único método,
dado que la Investigación Acción Participación (IAP), la etnografía social, la
etnografía rápida, el estudio de casos, entre otros más, también llegan a ser útiles en la
construcción de este tipo de conocimiento. No obstante, a diferencia de estos, la
narrativa permite que los actores que intervienen en el problema expresen su
concepción sobre el mismo y por su naturaleza discursiva posibilita al investigador
una saturación de datos e informaciones para interpretar el fenómeno estudiado. En
otras palabras, la realidad social -en especial los fenómenos de la enseñanza y el
aprendizaje- es una construcción realizada por sujetos a través del uso de la palabra y
la narrativa brinda el espacio para que cada actor cuente su experiencia, de forma tal
que el investigador pueda contrastar las dos partes que se interrelacionan a través del
lenguaje con el conocimiento que se enseña en el aula. Asimismo, lo que se enseña
(conocimiento científico) son narraciones que describen y explican los fenómenos del
mundo. Los investigadores-docentes son narradores que crean y enseñan, a partir de
descripciones, los fenómenos físicos y sociales en formas de relatos de hecho
(ciencia); por esto, la narrativa permite demarcar el camino para transitar en la
edificación del conocimiento en las didácticas de las ciencias.

La narrativa como método posibilita al investigador comprender su papel como


docente (actor del problema), analizar su propio discurso, su proceso de enseñanza,
para iniciar procesos de reflexión y metareflexión que le permitan ser más consciente
del lenguaje que usa al trasponer didácticamente el conocimiento científico. Del
mismo modo, permite a los estudiantes expresar su discurso, y al hacerlo el docente
puede evidenciar en este las comprensiones alcanzadas por ellos. Un texto narrado
posibilita al investigador volver sobre este y comprender el fenómeno del aprendizaje,
identificar obstáculos y planear intencionalmente nuevos diseños didácticos que les
permita a los estudiantes lograr aprendizajes profundos. De igual forma, la narrativa
genera un espacio lingüístico dialéctico para que docente y estudiante se sientan
actores de estos procesos y puedan volver una y otra vez sobre sus propios discursos.
Narrar permite a los actores identificar las brechas que se puedan generar entre los
procesos de enseñanza y de aprendizaje. En este sentido, el investigador tendrá en la
narrativa un método que le aproxima, en el uso del lenguaje, a la comprensión de la
naturaleza del problema, desde las fuentes mismas: los actores o sujetos que narran
(docentes y estudiantes) y el saber narrado (conocimiento).

Así pues, la narrativa facilita un posicionamiento epistemológico que ayuda al


investigador a valorar, cuestionar y visibilizar el problema que aborda (García-
Huidobro, 2016, 157), para interpretarlo y comprenderlo. Consiente iniciar reflexiones
sistemáticas y rigurosas sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje para realizar
una construcción fiable del conocimiento.

Narrativa: un medio para comunicar el conocimiento en didácticas

Lo expuesto hasta ahora nos devela que el conocimiento científico es una narración
que permite describir y expresar cómo es y cómo funciona el mundo; asimismo, se ha
intentado mostrar que la narrativa, como discurso (dada su naturaleza), puede ser un
método apropiado para construir conocimiento en las ciencias sociales, y oportuno
para construir conocimiento en el campo de las investigaciones didácticas, en especial
en aquellas de enfoque cualitativo. Sin embargo, estas no son las únicas funciones que
la narrativa puede desempeñar. Narrar también se constituye en un medio para
difundir el conocimiento construido, ejemplo de ello es lo que se ha hecho en
disciplinas como la historia y la antropología; razón por la cual, en las últimas décadas
la narrativa pedagógica ha sido utilizada en el campo de la educación para expresar y
sistematizar las experiencias docentes. La narrativa, como recurso literario, puede ser
útil a la hora de dar cuenta del conocimiento construido; puede tomarse como un
medio de expresión para sustentar los hallazgos de procesos investigativos en el aula,
tal y como lo sustenta García-Huidobro (2016) “La narrativa se puede situar
epistemológica y metodológicamente en la investigación” (p. 2).

Visto así, podemos afirmar que existe una narrativa didáctica. Una narrativa que
permite al didacta investigar y dar cuenta de su proceso en el aula. Narrar los
acontecimientos que interpreta y analiza en su quehacer al estudiar los procesos de
enseñanza y aprendizaje, los obstáculos que identifica y la superación de estos a través
de intervenciones didácticas. El docente en su proceso de enseñanza narra al hacer
trasposición didáctica y como investigador en didácticas puede usar la narrativa como
método y medio para construir y expresar el conocimiento, es decir, como camino
para transitar en la construcción del conocimiento sobre el fenómeno estudiado y
como medio para presentar su informe de investigación. En este sentido, la narrativa
pasa a ser un texto para comunicar los resultados del proceso investigativo.

De acuerdo con lo anterior, la narrativa didáctica debe ser un discurso en el que el


docente investigador relate la experiencia docente, centrando especial atención en los
procesos de enseñanza y aprendizaje. Estos serán los ejes de su relato, pues son los
fenómenos sobre los cuales se construyó el conocimiento en los procesos de
investigación en el aula. Así, la narrativa como medio para expresar el conocimiento
debe dar cuenta del problema de investigación, de los objetivos trazados en este
proceso, de las voces que interactúan en el proceso (permitir que los actores narren) y
de las interpretaciones realizadas por el investigador, siempre contrastando los
discursos de los actores con las teorías de las didácticas. La narrativa para el
investigador, como recurso literario, es un tipo de texto en el que quien investiga
relata su experiencia en la construcción del conocimiento y a su vez da voz a los
actores del proceso de aprendizaje. No se trata de una mera descripción, sino de un
discurso en el que interpreta y dota de significados los relatos de los actores que
intervienen en el problema, contrastados con las teorías estudiadas para comprender el
problema y brindarle solución. En esta lógica una narrativa didáctica deberá mostrar a
lector los obstáculos hallados en los procesos de enseñanza y de aprendizaje y dar
cuenta de las estrategias usadas en la intervención para superarlos, contrastando la
realidad con las teorías estudiadas para brindar solución al problema detectado. La
narración debe evidenciar las categorías seleccionadas, analizadas e interpretadas y
debe mostrar los resultados obtenidos en el proceso. Por ello, se constituye en un texto
que más que describir opiniones del sujeto que estudia la realidad, pasa a argumentar
los significados y sentidos hallados en el contraste: teoría-práctica. La narración, así
entendida, debe ser un texto que, además de los aspectos propios de este tipo de
discurso literario, dé cuenta del proceso de investigación, de la construcción del
conocimiento, sin desconocer lo experiencial de los actores involucrados en el
problema, pero sin reducir la construcción del conocimiento a lo vivencial.

Conclusión

La construcción del conocimiento en ciencias sociales, en especial del conocimiento


en las investigaciones cualitativas en el campo de las didácticas, requiere métodos que
permitan interpretar y comprender los fenómenos estudiados. Tanto en la naturaleza
de los hechos sociales como en el conocimiento que se tiene de estos se halla el
lenguaje como condición necesaria para su existencia; por ello, el investigador al
estudiar los hechos sociales y sus problemas asume la obligación de interpretar y
analizar discursos, en aras de develar los significados expresados por los actores que
hacen parte del problema. El mundo social es una construcción intencionalmente
lingüística, y la enseñanza y el aprendizaje no escapan a ello.
En este sentido, el mundo social se asume como una narración y el conocimiento
que se construye sobre este también. En toda narración el lenguaje resulta ser esencial,
más en el caso de las didácticas de las ciencias; no solo porque es el elemento que
media los procesos de enseñanza y de aprendizaje, sino porque es el que permite
interpretar e inferir si se está llevando a cabo la trasposición esperada del
conocimiento científico que el docente pretende enseñar a sus estudiantes. Por ello,
tanto en la praxis de las didácticas de las ciencias como en los procesos de
investigación cualitativa en este campo del saber, el lenguaje se consolida como el
cigüeñal, lo que conlleva a una búsqueda reflexiva de métodos que permitan
interpretar y comprender los fenómenos estudiados y construir conocimientos
confiables en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje; métodos consistentes
con los problemas estudiados; por lo cual, la narrativa se considera una opción
acertada epistemológica y metodológicamente, en la medida en que sirve de medio
para la construcción y para la expresión del conocimiento que se construye.

En conclusión, la narrativa como método permite al docente investigar su aula;


estudiar los discursos que se presentan en ella en la interacción dialéctica docente-
estudiante; abordar el análisis y la interpretación de los procesos de enseñanza y de
aprendizaje; recolectar la información de los sujetos (docentes y estudiantes) que
narran sus procesos (enseñanza y aprendizaje), triangular la información saturada a la
luz de los conocimientos escolares que circundan en el aula y que evidencian la
trasposición didáctica de los textos narrados que se enseñan (teorías científicas).
Asimismo, permite al investigador transitar, a través del discurso, en el triángulo
didáctico (docente, conocimiento, estudiante) para comprender los procesos de
enseñanza y aprendizaje; identificar los obstáculos que se presentan en estos y planear
nuevos diseños que posibiliten la superación de tales obstáculos en aras de favorecer
aprendizajes en profundidad. La narrativa se postula como un método apropiado y útil
para la construcción de estas ciencias aplicadas: didácticas. Además, de ser un buen
recurso literario para expresar los conocimientos construidos.

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Wittgenstein, L. (2009a). Tractatus logico-philosophicus. Trad. Jacobo Muñoz e Isidoro


Reguera En: Reguera, I. (Ed.). Obra completa. Vol. 1: Tractatus logico-philosophicus.
Investigaciones filosóficas. Sobre la certeza. Edición bilingüe. Biblioteca de Grandes
Pensadores. Madrid: Editorial Gredos.

Wittgenstein, L. (2009b). Investigaciones filosóficas. Trad. Alfonso García Suarez y Carlos


Ulises Moulines. En: Reguera, I. (Ed.). Obra completa. Vol. 1: Tractatus logico-
philosophicus. Investigaciones filosóficas. Sobre la certeza. Biblioteca de Grandes
Pensadores. Madrid: Editorial Gredos .

Notas

1 Para comprender con detalle la diferencia entre lo ontológico y lo epistemológico, así como el
problema de considerar, erróneamente, la herencia de una ontología subjetiva en los estudios
epistemológicos se sugiere revisar los textos de Searle, J. (1995). The Contruction of Social
Reality; así como el texto de Rodríguez, A. (2018). Naturaleza biopragmática de la moral.
Leguaje y mente, condiciones necesarias de la institución moral. Estos autores, muestran como
en la filosofía se ha considerado como antónimos objetivismo y relativismo, cuando en realidad
los opuestos son objetivismo/subjetivismo y absolutismo/ relativismo. Asimismo, dada esta
confusión, se ha considerado que por el hecho de algo ser creado por el hombre, es decir, por
poseer naturaleza subjetiva, entonces, la construcción del conocimiento también será subjetivo,
una herencia falsa, pues lógicamente no se sigue tal concepción.
2 Se torna indispensable aclarar que el uso del término “verdad” no hace alusión a una
concepción absolutista, ni universalizable, tampoco a la verdad ontológica, ni a la verdad por
correspondencia. Cuando se usa este término se hace referencia a la condición alética de los
enunciados proposicionales que se expresan en las ciencias. Para el caso específico, del interés
de este estudio, los enunciados que se producen en las investigaciones que se llevan a cabo en las
didácticas de las ciencias.
Cómo citar: /how cite : Rodríguez, A.M (2020) La narrativa como un método para la
construcción y expresión del conocimiento. Sophia 16(2) 183-195

3.- Morfologia del texto narrative

La estructura de los textos narrativos


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Para que las historias tengan sentido, todo lo que sucede en ellas debe tener un
orden. Generalmente, las narraciones se organizan en torno a tres partes: planteamiento,
nudo y desenlace.

 Planteamiento. Sitúa la acción principal y sirve para presentar a los personajes.


 Nudo. Ocupa la parte central de la historia, suele ser la parte más extensa y en ella
se desarrolla el conflicto principal.
 Desenlace. En esta parte se suele solucionar el conflicto desarrollado en el nudo.

Reflexiona
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Las noticias forman parte de los textos narrativos, pero están redactadas de una forma
especial.

Lee la noticia que aparece enlazada a continuación:

El pasado 22 de septiembre, unos astrónomos lograron registrar un fenómeno que no se ve


todos los días: un meteoroide rebotando en la atmósfera de nuestro planeta.

Según la Agencia Espacial Europea —ESA, por sus siglas en inglés— las imágenes se
capturaron en el cielo sobre el norte de Alemania y Holanda. En ellas, es posible ver la roca
espacial bajar hasta 91 kilómetros de altitud, muy por debajo de cualquier satélite en órbita,
antes de "rebotar" de regreso al espacio.

Un meteoroide, según explicó la ESA, suele ser un fragmento de un cometa o asteroide que, al
ingresar a la atmósfera terrestre, se convierte en un meteoro, es decir, en "una luz brillante que
atraviesa el cielo". La mayor parte de ellos se desintegra en este proceso. Algunos pedazos de
ejemplares más grandes pueden llegar al suelo de nuestro planeta en forma de meteoritos. El
meteoroide captado en las imágenes, sin embargo, no bajó lo suficiente para desintegrarse por
completo y logró escapar, solo rozando los bordes del escudo protector gaseoso de nuestro
planeta, detalló la agencia espacial. El fenómeno fue registrado por las cámaras de la Red Global
de Meteoros —GMN, por sus siglas en inglés— un proyecto cuyo objetivo es construir una
imagen del entorno de meteoritos alrededor de la Tierra y proporcionar alertas en tiempo real al
público.

Fragmento de una Noticia aparecida en Mundo Sputniknews. Leer la noticia completa

AlexAntropov86. Asteroid (Pixabay


License)

Ahora reflexiona...

 ¿Dónde aparecen los hechos más importantes en la noticia?


 ¿Y el resto de detalles?
 ¿Por qué crees que ocurre esto?

Elabora un pequeño texto en el que reflexiones acerca de estas cuestiones.

Tipos de textos narrativos


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Como hemos comentado, la narración puede ser empleada en diferentes tipos de texto.

Podemos agrupar las narraciones en:

Narraciones literarias. En las narraciones literarias se cuentan hechos o acontecimientos que


son ficticios, aunque sí que pueden estar inspirados en la realidad.

Existen diferentes tipos de narraciones literarias: el mito, la leyenda, la fábula, la novela, el


diario personal o el cuento.

Narraciones no literarias. A diferencia de las narraciones literarias, en las no literarias


se narran hechos reales.

Son narraciones no literarias las noticias, las crónicas, los reportajes, las anécdotas que
contamos, los chistes, la historieta, etc.

Texto narrativo
Te explicamos qué es un texto narrativo, su función, estructura, tipos y
otras características. Además, algunos ejemplos.

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2 min. de lectura
Los textos narrativos existen desde la Antigüedad.
¿Qué es un texto narrativo?
Un texto narrativo es cualquier texto, relato o narración que cuente una
anécdota determinada, o sea, una sucesión de acciones en un período
de tiempo limitado. Puede tener fines literarios o meramente comunicativos.
Además, los textos narrativos pueden tener muchas formas y pueden estar en
diferentes soportes, tanto orales como escritos.

La capacidad y el deseo de narrar, según pareciera, es propio del humano y lo


hemos puesto en práctica desde la Antigüedad. Por ejemplo, las pinturas
rupestres de la Cueva de Altamira son una forma de relato, es decir, de capturar
situaciones cotidianas o extraordinarias en un lenguaje específico, para que las
generaciones futuras puedan saber qué pasó.

Así se han transmitido mitos, relatos fundacionales, anécdotas históricas e


incluso mitologías enteras a lo largo del tiempo. Ello evidencia la diversidad
posible de los textos narrativos que el ser humano es capaz de crear.

Muchos teóricos y estudiosos del lenguaje han estudiado el texto narrativo.


Algunos de ellos, como el teórico formalista Tzvetan Todorov (1939-2017)
propusieron áreas enteras de estudio dedicadas a la narración, o sea, la “ciencia
del relato”. En el caso de Todorov, dicha disciplina obtuvo el nombre
de narratología.

Ver también: Texto literario

Características de los textos narrativos


Los textos narrativos suelen caracterizarse por:

 Contar una anécdota, o sea, un conjunto de acciones y


situaciones repartidas en un período de tiempo y en un lugar determinados,
y que puede ser real o ficticia.
 Constar de personajes (protagonistas, antagonistas, primarios, secundarios,
etc.) que interactúan entre sí mediante diálogos y acciones.
 Poseer un narrador, que es la voz que cuenta la anécdota desde un punto
de vista específico y empleando un lenguaje puntual.

Función de un texto narrativo


El propósito de todo relato es siempre uno y el mismo: hacer que el receptor se
imagine las acciones narradas a medida que le son contadas, y lograr que
viva la experiencia narrada como propia.

Esto es fácil de observar en una narración literaria, como una novela o


un cuento, pero también es lo que está detrás de formas de narración mucho
más cotidianas y comunes, como los chistes, las anécdotas o los recuerdos.

Según muchos teóricos de la materia, es nuestra capacidad de narrar uno de los


rasgos que nos hacen humanos, dado que nos permite ponernos en los zapatos
del otro y fomentar todo un sentido de empatía, de igualdad y de sociedad, que
no pueden verse en los animales.

Estructura de un texto narrativo


Cualquier texto narrativo se compone de tres fases claramente diferenciadas, de
acuerdo con lo propuesto antiguamente por el filósofo griego Aristóteles (384-
322 a. C.):

 Planteamiento. En donde se introduce al lector a la situación, a


los personajes y a todo lo que necesita saber para poder empezar el relato.
 Complicación. También llamada “nudo”, es donde las acciones comienzan a
desarrollar algún tipo de problema que aqueja a los personajes y que genera
en sí mismo tensión, angustia o inquietud.
 Desenlace. El instante final en el que las complicaciones se resuelven, de un
modo u otro, y un nuevo estado de quietud se impone en el relato.

A dicha estructura agrega Todorov dos ítems más, que son:

 Reacción o evaluación. Ubicado luego de la complicación, ocurre cuando


los sucesos son valorados o juzgados por los personajes o por el narrador.
 Situación final. Posterior al desenlace, muestra el nuevo estado de quietud o
estabilidad que surge como consecuencia de las acciones del desenlace del
relato.

Tipos de texto narrativo


Los textos narrativos pueden ser de diferentes tipos, dependiendo de si poseen
una intención literaria o más bien de otra naturaleza. Así, tenemos:

 Narraciones literarias. Aquellas que persiguen un fin estético, o sea,


conmover a través de los relatos contados, y emplean para ello todos los
recursos poéticos posibles para embellecerse. Dependiendo de sus reglas de
composición, pueden pertenecer a distintos géneros, que son:
 Novelas. Grandes ficciones provistas de muchos personajes y un
tiempo largo de narración, divididas en capítulos y de lectura más o
menos larga.
 Cuentos. Relatos breves e intensos, que se leen de una sentada y que
involucran un mundo ficcional mucho más acotado que el de la novela.
 Crónicas. Narraciones poco ficcionales o más apegadas a la realidad,
características del periodismo cultural y que suelen tener como
cometido ilustrar algún evento real.
 Microrrelatos. O cuentos brevísimos, de pocas palabras y que tienden
a lo aforístico, dejando mucho al trabajo de la imaginación.
 Narraciones no literarias. Se trata de aquellas que no persiguen fines
estéticos, sino prácticos o de otra naturaleza, no siempre fácilmente
distinguible, como ocurre con los diarios íntimos, los chistes, las anécdotas y
los recuerdos.

Ejemplos de textos narrativos


A continuación, enlistamos algunos ejemplos de textos narrativos:
 Cuento corto “El camaleón”, del autor ruso Anton Chéjov.
 Fragmento del diario personal del navegante genovés Cristóbal Colón.
 Fragmento de la novela ‘El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha’, del escritor español del siglo XV Miguel de Cervantes Saavedra.
 Microrrelato “La Oveja Negra”, del autor hondureño-guatemalteco Augusto
Monterroso.

Texto Narrativo

Revisión por Eva Andrés Vicente

Licenciada en Filología Clásica

Un texto narrativo es un relato en el que se cuenta una historia que ocurre en un


lugar y tiempo concretos.

En la vida cotidiana, la narración forma parte esencial de nuestra forma de


comunicarnos, dado que se trata de una forma de contar una sucesión de hechos
en la que un sujeto o grupo de personajes realiza una serie de acciones que tienen
un desenlace.

Estos son algunos tipos de textos narrativos:


 Cuento: narración breve, con pocos personajes y desenlace rápido.
 Leyenda: narraciones que mezclan hechos reales y sobrenaturales.
 Mito: historia de corte fantástico que explica el origen de un lugar o un suceso.
 Novela: narración real o ficticia, mucho más extensa y compleja que un cuento.
 Poesía épica: narración de hechos legendarios reales o ficticios.
 Crónica: texto que sigue un orden temporal de los hechos para contar una historia.
 Noticia: género periodístico que narra brevemente un suceso actual.
 Reportaje: investigación periodística extensa sobre una persona o hecho.
 Biografía: narración sobre la vida de una persona y sus momentos más relevantes.
El texto narrativo es también un recurso que utilizamos en nuestro día a día.
Cuando enviamos un mensaje de texto en el que contamos una situación o cuando
escribimos un post en redes sociales contando nuestras experiencias sobre una
situación específica (un viaje, un encuentro, una salida, etc.) estamos redactando
un texto narrativo.
Ver también:

 Cuento.
 11 tipos de cuentos.
 Novela
 Noticia.
 Crónica.

Cuáles son las características del texto narrativo


Estas son las características y elementos más relevantes del texto narrativo:
Puede ser real o ficticio
En los textos narrativos, lo que se cuenta puede pertenecer al plano de la realidad,
pero también puede tratarse de una serie de eventos enmarcados en la fantasía o
la ficción.

Un ejemplo de texto narrativo real es una noticia, mientras que lo narrado en una
leyenda o un mito es un evento ficticio.

Puede tener uno o más personajes


En el texto narrativo no existen límites en cuanto al número de personajes, puede
tener uno solo o varios personajes. Estos pueden ser protagonistas o tener una
participación secundaria.

Ejemplos de textos narrativos con varios personajes son los cuentos. Sin embargo,
cuando alguien cuenta una historia personal, como una biografía, estamos ante
una historia con un solo protagonista.

La historia tiene un espacio y un tiempo


El texto narrativo se desarrolla en un tiempo y un espacio determinados.

Por ejemplo, los cuentos que comienzan con “Había una vez un castillo encantado
en el medio del bosque…”, presentan un tiempo y un espacio no definido donde se
desarrolla la acción.

Si el texto es una noticia, nos informará sobre el lugar y el momento exactos donde
tiene lugar el suceso.

Narra una acción


Un texto narrativo describe las acciones que realizan los personajes que, a su vez,
tienen un fin dentro de la historia.

Por ejemplo, en el caso de los cuentos puede ser conquistar un territorio, rescatar a
un personaje, buscar un tesoro, etc. En el caso de la poesía épica, puede ser la
lucha en el campo de batalla o las aventuras de regreso a la patria.

El autor del texto puede ser el narrador de la historia


Quien escribe el texto narrativo puede ser, a su vez, quien narre los
acontecimientos desde la primera, segunda o tercera persona.

Cuando una persona envía un mensaje de texto contando algo que le pasó durante
el día, se convierte en autor y narrador al mismo tiempo.

Tiene un objetivo
Un texto narrativo puede tener un fin informativo (como las noticias periodísticas),
de enseñanza (las moralejas de los cuentos) o de entretenimiento (novelas, chistes,
etc.).

Ver también:

 Tipos de texto
 Texto descriptivo.
 Texto expositivo.
 Texto informativo.
 Texto argumentativo.
 Texto literario.

Estructura del texto narrativo


Las partes de un texto narrativo se dividen en dos grandes categorías:

Estructura externa
Se refiere a la forma en cómo será presentado el texto: tomos, secciones, capítulos,
partes, actos, etc.

Estructura interna
Tiene que con la manera en la que se organiza la narración y las acciones
ejecutadas por los personajes. Tiene tres partes:
Introducción
Es la presentación del lugar, del tiempo y de los personajes de la narración.

Por ejemplo: “Una tarde de otoño en Buenos Aires, descubrí que había cambiado
para siempre”.

Nudo o clímax
Es la parte donde se plantea el problema o los obstáculos a los que se deben
enfrentar los personajes.

Por ejemplo: “Ya en el aeropuerto, y con todo listo para comenzar una nueva vida,
se dio cuenta de que habían robado su identidad. Ahora su rostro le pertenecía a
otra persona. Tenía que recuperarlo sin ser detectada por los agentes”.

Desenlace
Nos presenta la resolución del conflicto y la conclusión de la historia. Por ejemplo:
“Y entonces, despertó. Todo había sido un extraño sueño”.

Ejemplos de textos narrativos


Crónica
«Hace dos horas, cuando todo comenzó, la gente no gritaba. Nadie levantaba los
puños, ni cerraba los ojos, ni miraba el escenario con arrobo. Hace dos horas todos
hacían un ensayo general de histeria de bajo voltaje allá en la calle, cuando ellos
cinco —gafas oscuras, pantalones de cuero— bajaban de la limusina alquilada,
polarizada, vieja, entre el humo de los chorizos que se asaban en los puestos
callejeros. Hace dos horas, cuando todo comenzó, la gente aplaudía un poco, y
nada más. La gente gritaba un poco, y nada más. La gente bailaba un poco, y nada
más».

El clon de Freddy Mercury, de Leila Guerriero.

Novela
3 DE NOVIEMBRE

«Hasta entonces yo había asistido cuatro veces al taller y nunca había ocurrido
nada, lo cual es un decir, porque bien mirado siempre ocurrían cosas: leíamos
poemas y Álamo, según estuviera de humor, los alababa o los pulverizaba; uno leía,
Álamo criticaba, otro leía, Álamo criticaba, otro más volvía a leer, Álamo criticaba.
A veces Álamo se aburría y nos pedía a nosotros (los que en ese momento no
leíamos) que criticáramos también, y entonces nosotros criticábamos y Álamo se
ponía a leer el periódico».

Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.

Poesía épica
«Díjole Minerva, la diosa de los brillantes ojos: "Vengo del cielo para apaciguar tu
cólera, si obedecieres; y me envía Juno, la diosa de los níveos brazos, que os ama
cordialmente a entrambos, y por vosotros se preocupa. Ea, cesa de disputar, no
desenvaines la espada e injúriale de palabra como te parezca. Lo que voy a decir se
cumplirá: Por este ultraje se te ofrecerán un día triples y espléndidos presentes.
Domínate y obedécenos".

Contestó Aquiles, el de los pies ligeros: "Preciso es, oh diosa, hacer lo que mandáis,
aunque el corazón esté muy irritado. Obrar así es lo mejor. Quien a los dioses
obedece, es por ellos muy atendido"».

La Ilíada, de Homero.

4.- Los niveles de interpretacion del texto narrative

5.- Mito, simbolo y narracion

NARRACION

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Características de la narración literaria


Elementos de la narración

Alternar subsección Elementos de la narración


Texto narrativo

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Manipulación del tiempo de la historia

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Narración
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Narración es la manera de contar una secuencia o una serie de acciones realizadas
por personajes determinados a lo largo de un intervalo de tiempo determinado, es
decir, se refiere lingüística o visualmente a una sucesión.
Tanto las acciones, como personajes y lugar, pueden ser reales o imaginarios. Esto no
afecta al carácter de la narración, porque el objetivo del autor de la narración es que el
lector se imagine los sucesos que se cuentan.
Es muy importante reconocer la importancia de la narración y la evolución que ha
venido presentando hasta hoy, además es conveniente que los alumnos comprendan
que a través de ella se conocen todos los acontecimientos tanto en el aspecto literario
como en el social, cultural e histórico

Características de la narración literaria[editar]

Libro de análisis narratológico.

Dado que una narración es encadenamiento de sucesos, las relaciones sintácticas


fundamentales que se dan son de naturaleza causal y temporal: un hecho lleva a otro
y, por lo tanto, existe fluir temporal. En este sentido, es frecuente en un relato el uso
de conjunciones o locuciones conjuntivas que indiquen causa y
consecuencia, adverbios y locuciones adverbiales de tiempo. También, por su utilidad
para señalar hechos que se van sumando unos a los otros, es frecuente el uso de la
coordinación copulativa. En cuanto a la modalidad causal, es lógico el predominio de
cláusulas aseverativas.
Dado que el fluir temporal es un aspecto básico y caracterizador de una narración, las
formas verbales desempeñan un papel fundamental. Los tiempos verbales más usados
para narrar son los de aspecto perfectivo, esto es, aquellos que presentan la acción
como acabada. Esto es así porque son los que permiten ir encadenando las distintas
acciones una después de las otras a medida que van concluyendo. El tiempo verbal
más habitual es el pretérito perfecto simple o indefinido, además de los distintos
tiempos compuestos que también son perfectivos.
También narra sucesos extraordinarios o reales, según el autor decida
Por su significado, abundan necesariamente los verbos de movimiento, de acción y de
lengua.

Elementos de la narración[editar]
 Personajes: Persona que aparece en la historia.
 Acciones: Los actos que realiza cada personaje.
 Tiempo: El periodo de tiempo que se le da a un personaje para realizar las acciones.
 Espacio: El lugar donde ocurren los hechos.
 Narrador: El narrador contempla y cuenta los hechos que suceden de una manera
ordenada, y en ocasiones juzga lo que sucede. En otras ocasiones se desconoce quién es
el narrador, pero se conoce su existencia.
Personajes[editar]
Los acontecimientos que suceden son acciones realizadas por personajes. Un
personaje es cualquier entidad que lleva a cabo acciones gracias a las cuales el
argumento de la narración puede progresar. Un personaje puede ser tanto una persona
como un animal o un objeto. Estas tres entidades hacen que la narración pase de una
situación inicial a una situación final.
Un ejemplo claro de una narración en la que no intervenga ningún ser vivo es La lluvia
amarilla, de Julio Llamazares.
Tipos de personajes[editar]
El protagonista es el personaje principal, en el que recae la acción narrativa, por ende,
el interés del narrador se centra en lo que hace y lo que le sucede. En la mayoría de las
narraciones el protagonista pretende resolver problemas que se le presentan. En esos
casos aparece el papel de antagonista, es decir, el personaje que se opone al
protagonista y a sus acciones, e intenta que no resuelva dicho problema. Los
personajes restantes que intervienen en la historia son los denominados personajes
secundarios.
La importancia de cada personaje es el sentido que tiene la participación de este en la
historia, y hay que tener presente la función que desempeña cada uno, con el tema de
la trama.
Caracterización de personajes[editar]
Aunque en ocasiones el personaje esté basado en una persona real, el escritor lo
describe, por lo que gracias a él se puede descubrir quién y cómo es y qué rasgos lo
caracterizan. Según esto, un personaje también se puede definir como una "creación
del autor". Siguiendo este proceso, existen varios recursos para la caracterización de
un personaje:

 Descripción: El autor describe tanto física como psicológicamente al personaje para poder
retratarlo y representarlo. Puede ir tanto al comienzo del texto o cuando la acción ya ha
comenzado y el relato avanza.
 Acción: Según el comportamiento y las reacciones del personaje, se puede dar una idea
de cómo es.
 Diálogo: Según la conversación del personaje, se puede tener una noción de las ideas de
este y de sus intenciones, es decir, los rasgos característicos de cada personaje viene
definido por sus palabras.
Acción narrativa[editar]
Se llama historia a la serie de acontecimientos relacionados entre sí que han sucedido
en un orden determinado. Claramente una historia se puede contar de formas muy
diversas, por lo que da lugar a narraciones, órdenes y estructuras distintas. La
estructura de la acción narrativa es la manera en la que en un relato se han organizado
los acontecimientos que constituyen la historia.
En un relato la acción está constituida por capítulos, que a medida que la narración sea
más larga, los capítulos serán más extensos también.
Estructura de la acción narrativa[editar]
La estructura de los capítulos se presentan dependiendo del orden que les dé el autor
siguiendo el sentido del texto. Siempre se distingue una situación inicial y una situación
final, y los sucesos que le ocurren a los personajes es la causa de pasar de una
situación a otra. A este esquema le corresponde la estructura planteamiento-nudo-
desenlace.

 Inicio: Se cuenta quiénes son los personajes, dónde y cuándo transcurre la historia y cuál
es el problema que les afecta.
 Nudo: Se desarrolla el problema que afecta a los personajes, narrando todas las acciones
que realizan los protagonistas para resolver dicho problema. En los relatos largos es la
parte más extensa, y está formado por múltiples capítulos.
 Desenlace: Se narra el resultado final, en otras palabras, si el personaje resuelve
finalmente dicho problema.
No todos los textos narrativos se ajustan a esta estructura, sino que en algunos casos
no existe tal presentación de personajes, y el relato, en ese caso, comienza
directamente en la mitad de la trama, lo que se denomina in medias res. En otros casos
comienza directamente por la situación final, para contar después qué es lo que ha
llevado a ese desenlace, lo que se denomina in extrema res. El autor también puede
preferir no contar el desenlace de la trama, lo que se denomina final abierto, cuando
causa al lector una imaginación de cómo terminaría el asunto.
Tiempo narrativo[editar]
Las acciones que realizan los personajes suceden una detrás de otra, y forman así una
sucesión. Para analizar el tiempo narrativo hay que tener presente el tiempo de la
historia y el tiempo del discurso o tiempo de la narración.
Tiempo de la historia[editar]
Con frecuencia el narrador indica la época concreta, pero en otros casos no la indica, y
el lector puede deducirle por la apariencia de los personajes, por ejemplo. También el
narrador puede no indicar ninguna referencia hacia la época, para que el relato tenga
una validez universal. El tiempo de la historia también comprende la cronología de los
acontecimientos.
Tiempo del discurso[editar]
Según el orden de la narración, existe una narración lineal, la cual se cuenta en el
orden en el que sucedieron los acontecimientos.
Mediante distintas técnicas el narrador puede alternar dicho orden, como sucede con in
media res, cuando la historia comienza por la mitad, y con in extrema res, cuando
empieza por el final. En otros casos se inserta la retrospección o flashback, cuando se
cuentan hechos que sucedieron en el pasado, la anticipación, que es el mismo caso
solo que los hechos suceden más tarde, y la simultaneidad, cuando ocurren al mismo
tiempo.
Mediante otras técnicas los narradores hacen uso del ritmo. El ritmo se diferencia en un
ritmo rápido, cuando los acontecimientos transcurren en un espacio corto de tiempo, y
el narrador puede incluir saltos en el tiempo o deja de explicar los hechos ya que no los
considera importantes, y en un ritmo lento, cuando los acontecimientos, que tienen una
duración corta, el narrador alarga el espacio de tiempo y hace uso entonces de detalles
tanto en las descripciones como en las reflexiones y explicaciones.
Velocidad y relación entre tiempos[editar]
Se refiere a la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato. Esta relación
puede ser de igualdad o no. El tiempo de la historia (TH) hace referencia a lo que se
cuenta y el tiempo del relato (TR) al cómo se cuenta. Analizando el ámbito
literario, Genette establece la siguiente clasificación:

 Escena: relación de igualdad. Coloquialmente se llama "tiempo real". Existe una sincronía
perfecta entre ambos tiempos. TH=TR.
 Elipsis: se da cuando hay una parte del relato que no se cuenta y suele coincidir con un
cambio de escena. Para un tiempo de la historia x, el tiempo del relato es 0. TH=TR=0.
 Sumario: se trata de una aceleración del relato, una compresión de los acontecimientos de
la historia en forma resumida (se omiten ciertos detalles de la historia para hacer el relato
más corto). Esto produce que el tiempo de la historia sea mayor que el tiempo del relato. A
menudo se plantea como una transición entre secuencias. TR<TH.
 Pausa: para un tiempo de la historia 0, el tiempo del relato es x. No hay nada que contar de
la historia pero sí del relato. A menudo se emplea para hacer descripciones. TH<TR.
Espacio narrativo[editar]
El espacio está constituido por las referencias que hace el narrador al lugar donde
transcurren los hechos de la historia. Hay que tener en cuenta que existen muchos
relatos donde la acción transcurre en un espacio único y, en otros relatos, la acción
transcurre en lugares diferentes. También algunos de los espacios pueden estar
definidos por escasas descripciones, solamente aparecen nombrados y, en otras
ocasiones, pueden aparecer bien definidos, dotados con descripciones, como sucede
en la obra Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio. En estos
casos cuando el espacio está descrito aparece el término de ambiente.
Narrador[editar]
El emisor de un texto narrativo recibe, de acuerdo con la función que realiza, una
denominación especial: la de narrador. No obstante, la razón de la misma estriba en la
necesidad de prever que en algunos textos narrativos el emisor y el narrador no
coinciden, o dicho con otras palabras, no son la misma persona. Tal situación se da,
como es evidente, en los textos narrativos literarios. Lo que ocurre en las novelas y en
los cuentos es que la historia que se cuenta ha sido inventada (o, por lo menos, así se
presenta); dado que esto es así, no es posible que el emisor (el autor real) haya podido
ser testigo de la misma. Por lo tanto, se entiende que quien narra no es él, sino un
narrador indeterminado también inventado por ese autor. Partiendo de esta
consideración, que nos lleva a utilizar siempre esa denominación de narrador, hay que
analizar otro factor que también depende del narrador: la perspectiva o punto de
vista que adopta para contar la historia.
Función del narrador[editar]
Un narrador es la persona que escribe cuentos, novelas, etc., en otras palabras, un
narrador es un "escritor de relatos". Definiéndolo de otra manera, un narrador es el
elemento estructural de la narración, que contempla los hechos narrados.
Autor y narrador no es lo mismo. Es el autor quien decide quién va a ser el narrador, y
qué características va a tener. Dichas características constituyen el denominado punto
de vista de la narración.
Participación del narrador[editar]
Sin haber participado en los hechos, el narrador puede conocerlos, y puede ser
también uno de los personajes que intervienen en la historia. El personaje que funciona
como narrador se denomina narrador interno, y el autor construye el relato fingiendo
que la historia la cuenta uno de los personajes.
En la mayoría de las ocasiones el narrador interno coincide con el protagonista. En este
caso predominan las formas verbales y los pronombres en primera persona. Los relatos
de este tipo se denominan narración en primera persona. Con menos frecuencia el
narrador no coincide con el protagonista, sino con un personaje secundario, lo que se
denomina como narrador testigo.
Por otro lado, un narrador externo conoce los hechos que suceden y los personajes
que intervienen, pero no participa en la historia, sino que la cuenta "desde fuera". Por
esta razón no se referencia a sí mismo. Los relatos de este tipo se
denominan narración en tercera persona.
Conocimiento del narrador[editar]
Dependiendo del grado de conocimiento del narrador, existen dos tipos:

 Narrador omnisciente: Conoce los aspectos y detalles de los personajes, de sus


pensamientos, sus intenciones, su historia, etc. Normalmente se compara con una serie
de divinidad que sabe todo y que se desplaza por su propia voluntad en tiempo y lugar.
 Narrador objetivista: Conoce lo que los personajes dicen y hacen, y no conoce sus
pensamientos, sus sentimientos ni el porqué de sus actuaciones.
Tiempo del narrador[editar]
Lo más habitual es que el narrador cuente historias que han sucedido en el pasado, a
éstas se llaman narraciones en pasado. Cuando los acontecimientos están sucediendo
en ese preciso instante en el que el narrador narra los hechos, recibe el nombre de
narraciones en presente. Lo menos habitual son las narraciones en futuro, cuando el
narrador narra los hechos que aún no han acontecido.
Opinión del narrador[editar]
Cuando el narrador no decide si las acciones que realizan los personajes son buenas o
malas, el narrador es objetivo. Cuando el narrador interviene en el relato y valora los
hechos que realizan los personajes, dando una opinión, el narrador es subjetivo.
Gracias a la subjetividad consigue dirigir la interpretación del lector en un sentido.

Texto narrativo[editar]
Es un tipo de texto que narra o cuenta una serie de hechos reales o producto de la
imaginación que conforman una historia y tiene final. Se caracteriza por recrear la
forma de pensar y sentir de los personajes, describir lugares o espacios donde ocurren
las acciones centrales del relato, y construir una trama o argumento que enlaza los
hechos que van ocurriendo. En los textos narrativos se puede reconocer una
organización de los acontecimientos a partir de un inicio, un nudo o conflicto y un final o
desenlace de la historia.
Comprensión de los textos narrativos[editar]
 Comprensión intratextual. Se refiere a la compresión de las relaciones de significado que
suceden al interior del texto.

 Compresión intertextual. Se refiere a la comprensión que pone en diálogo un texto con


otros, con el objetivo de crear conexiones y relaciones de sentido entre ellos.

Estructura de la narración[editar]
Una narración presenta siempre, como mínimo, lo que se denomina un actor o persona
completamente normal, que es aquel elemento que experimenta los sucesos o hechos
referidos en ella. En el estudio de las narraciones se ha aplicado el término actante,
que amplía la noción de personaje. Este personaje puede o no, ser también narrador
de la historia.
Esta estructura no es necesariamente identificable en otros subgéneros narrativos
como el relato o la novela o en el microrrelato.
Narrar implica que los hechos referidos estén relacionados, encadenados, y que se
vayan sucediendo de forma más o menos lógica. Lo fundamental es que la sucesión de
los hechos venga determinada por un principio de causalidad, esto es, que todo lo
narrado tenga un antes del que provenga y un después al que se dirija.
Reproducción de la voz de los personajes[editar]
Aparte de narrar los sucesos que constituyen la historia, en una narración puede ser
necesario la reproducción de las palabras o pensamientos de aquellos seres
(normalmente, personas) que los protagonizan. El narrador, a tal efecto, dispone de
dos maneras o estilos de reproducir la voz de los personajes de la historia: el estilo
directo y el estilo indirecto.

 El estilo directo es el que se manifiesta cuando la voz de los personajes se reproduce de


forma literal, esto es, cuando sus palabras o pensamientos se reproducen tal cual fueron
dichas o pensadas, sin cambiar, añadir o quitar nada. Lingüísticamente, estos fragmentos
aparecen dominados por la primera persona. Gráficamente, el estilo directo aparece
señalado por el uso de un guion que introduce la voz del personaje o por la acotación entre
comillas de esta.

 El estilo indirecto, por su parte, es el que utiliza el narrador cuando con sus propias
palabras nos reproducen la voz de los personajes, esto es, cuando, de una manera u otra,
nos resume sus palabras o pensamientos. El estilo indirecto implica siempre, por un lado, la
existencia de una selección de la información por parte del narrador (sólo reproducirá lo
que a él le parezca conveniente) y, por otro, la falta de los matices emocionales y
expresivos del personaje. Lingüísticamente, estos fragmentos estarán dominados por la
tercera persona, en tanto que no son otra cosa sino narraciones de lo que piensan o dicen
los personajes. El estilo indirecto admite gradaciones en cuanto al grado de fidelidad
respecto de la voz del personaje; en este sentido, se suele distinguir entre el estilo indirecto
propiamente dicho y el llamado estilo indirecto libre, que es una forma intermedia entre el
directo y el indirecto. En esta variante, por un lado, es el narrador quien lleva con sus
propias palabras la reproducción de la voz del personaje, pero, por otro, lo hace
introduciendo por el medio expresiones (exclamaciones, interrogaciones, léxico particular...)
que se supone reproducen directamente lo dicho o pensado por el personaje; obviamente,
el estilo indirecto libre resulta más fiel al personaje que el estilo indirecto a secas.
Personajes planos y redondos[editar]
 Personajes planos: Son creados a partir de una idea, cualidad o defecto, no evolucionan a
lo largo de la narración, es decir, no cambian o varían a lo largo de la historia. Son seres
simples y típicos. El lector ya los conoce y sabe cómo actuarán. No pueden sorprenderlo.

 Personajes redondos: Son aquellos que no encarnan una cualidad o un defecto. Se


definen por su profundidad psicológica y porque muestran en el transcurso de la narración
las múltiples caras de su ser. El lector no los conoce de antemano, por lo que no sabe
cómo actuarán. Evolucionan, cambian; pudiendo sorprender al lector con su
comportamiento. Tienen como las personas cualidades y defectos. Elementos de la
narración : Persona que aparece en la historia . Acciones : Las acciones que realiza cada
personaje . Tiempo : El periodo de Tiempo , largo o corto , que se le da a un personaje para
realizar las acciones

Manipulación del tiempo de la historia[editar]


El narrador, entre sus funciones, tiene también la de decidir en qué orden y con
qué ritmo va a narrar la historia.
Orden de la historia[editar]
Lo primero que se puede constatar es que el discurso narrativo está repleto
de anacronías, esto es, discordancias entre el orden de sucesión en la historia y orden
de sucesión en el relato. Toda narración ofrece una anacronía de orden general, puesto
que la linealidad del lenguaje obliga a un orden sucesivo para hechos que quizá son
simultáneos. Pero toda narración ofrece, a su vez, multitud de anacronías particulares o
de detalle.
El mecanismo que con más frecuencia se usa es el de la retrospección o analepsis; es
a lo que en el cine se denomina flashback, esto es, una mirada hacia atrás. Se empieza
a contar una historia y, en un determinado momento, se detiene la narración para
contar cosas que ocurrieron en el pasado. Un mecanismo menos utilizado sería el
contrario, la prospección o prolepsis, esto es, el adelantar acontecimientos del futuro.
Ritmo de la historia[editar]
En el momento de contar una historia, el narrador tiene también la posibilidad de
hacerlo deteniéndose más o menos en los acontecimientos. La sensación de mayor
minuciosidad viene producida por el uso de dos tipos de textos: la descripción (pues el
tiempo está detenido) y la digresión autorial (los comentarios del narrador). Por su
parte, la sensación de rapidez proviene del uso del resumen (contar en pocas líneas lo
que sucede en mucho tiempo) y la elipsis (eliminar fragmentos de la historia). Como
forma intermedia, estaría el diálogo, al reproducir las palabras de los personajes, con lo
que el tiempo narrativo se ajusta al tiempo real: su lectura dura lo que en teoría duraría
ese diálogo en la realidad

Subgéneros[editar]
Algunos de los subgéneros de la narrativa, ordenados de más breves a más extensos
son el microrrelato, el cuento y relato, la nouvelle o novela corta y la novela.
Esta enumeración es muy general y con un objetivo meramente informativo. Hay
muchos textos narrativos e incluso poéticos, escritos en las zonas grises entre estos
géneros.
Muchos autores, por ejemplo, no consideran a la nouvelle como un género, sino como
un caso especial de novela. Es importante aclarar que la longitud no es lo único que
determina las características de los subgéneros de la narrativa. El microrrelato, por su
característica de síntesis extrema, en muchos casos bordea el límite con la prosa
poética
Origen[editar]
Nace cuando los seres humanos de las civilizaciones antiguas observaban, admirados
los que les rodeaba.
Se dice que desde cuando habitaban las cavernas, cuando emitían algunos gruñidos
para descubrir su día de caza, o al tratar de describir los elementos que encontraba en
el camino, pero más específicamente se le otorga el don de la palabra al hombre
singular quien conjura palabra e imaginación para ordenar el caos proyectando visiones
de lo inexplicado a sus congéneres
Epistemológicamente se dice que cuando uno sabe algo lo quiere narrar, la palabra
“narrar” viene del latín narrare (contar) y este se asocia con una raíz indoeuropea
presente en: conocer, ignorancia, noble, norma, nota y notario. Según (Carrasco) el
primer cuento del que se tiene noticia fue inventado por los sacerdotes mesopotámicos
para explicar el cielo., la narración toma un contexto escrito desde los papiros Egipcios
entonces los mayores eran los encargados de trasmitir los cuentos históricos de
personajes famosos, aventuras con duendes y hadas que se contaban en horas
nocturnas cambia dependiendo en contexto cultural del momento, también se destacan
los trovadores, viajeros.
Los narradores de la Edad Media entretejían historias míticas de los pueblos, en los
siglos XVI y XVII los juglares que contaban las hazañas de los héroes como el Mío Cid
quienes combinaban la música con la narración, se hace una recopilación de las
historias populares que pasan de boca en boca donde Charlees Perrault recrea estas
historias, pero también los hermanos Grimm, su éxito tuvo que ver con la conexión
entre las historias y la cultura oral del siglo XIX.
Han pasado muchos años y las personas siguen interesadas en escuchar los relatos
que otras personas cuentan, ese gusto por contar es retomado a finales del siglo
pasado por los maestros y bibliotecarios Escandinavos que generaron la hora del
cuento esta iniciativa fue reproducida en otros países de Europa y América.
De un tiempo acá en Europa está creciendo el número de los cuenta cuentos para
adultos, para algunos observadores este hecho es “una moda psicoteatral que llego de
Latino-américa” la cual se está arraigando en las grandes ciudades Europeas. Los
espacios donde se presentan los cuenta cuentos, cuenteros, narradores, van desde
escenarios al aire libre a espacios cerrados como bares de público para ver y oír relatar
a estos” actores narradores que tienen un repertorio muy amplio, cuentan historias
remotísimas hasta el último premio literario.

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