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La estructura narrativa ayuda a que nos interesemos por una historia hasta el final, ya
sea un libro, una película o un videojuego. Hoy hablamos de la estructura de los tres
actos y los puntos de giro.
Sin embargo, en la estructura narrativa de un guion suele haber ciertos elementos que
impulsan el interés de esa historia. Al menos en las películas que suele ver
mayoritariamente el público.
Y de eso os hablo en este artículo: de los tres actos, los tipos de finales, y cómo
utilizar esta estructura narrativa en la práctica.
Y para hacer interesante una historia, el narrador decide cómo y cuándo muestra la
información al espectador o lector.
Estructura lineal
Típica y tópica, la estructura narrativa lineal es la más famosa y fácil de reconocer. Aunque todo
esto no signifique que funcione igual para todas las historias o que debamos usar esta estructura en
todas nuestras obras. La estructura narrativa lineal es la que nos presenta los hechos de manera
cronológica. Generalmente, empieza presentando a los protagonistas (introducción), su historia o
problema (nudo) y su solución (desenlace).
Estructura narrativa no lineal
El narrador compone la historia dando saltos en el tiempo atrás (pasado) o adelante (futuro) para
acabar explicando los hechos. Pueden aparecer personajes contemporáneos o aparecer personajes
de diferentes épocas que, entre todos, configuran la narración final.
Estructura circular
La característica principal de la estructura narrativa circular es que la historia empieza con la
misma acción con la que acaba. En esta estructura suele utilizarse el recurso literario de la
repetición, dándole al lector la sensación de “esto ya lo he leído” y dejándolo en el punto de partida.
Estructura interactiva
Este tipo de estructura narrativa le da al lector la oportunidad de crear su propia historia con su
propio final. Convierte la literatura en un tipo de juego interactivo en el que la historia avanza según
la decisión del lector.
Sin embargo, ya hemos comentado anteriormente que hay muchos tipos de narraciones. Lo bonito
de juntar palabras es no solamente crear historias, sino crear historias únicas. A continuación,
vemos algunos tipos de estructura narrativa poco convencionales que han logrado cautivar a los
amantes de la literatura.
In media res
No sabemos quiénes somos, ni dónde estamos, ni qué ocurre. La historia que se basa en la
estructura narrativa in media res empieza, literalmente, en medio de la nada. Avanzamos
mediante flashbacks (miradas al pasado) para descubrir qué nos ha llevado a la situación en la que
nos encontramos.
Narración inversa
Empezar por el final e ir avanzando desde el pasado para llegar al principio. Así funciona la
estructura de narración inversa, que puede sumergirnos en un pasado constante (englobando toda
la historia) o ir dando diferentes saltos en el tiempo pasado.
Estructura narrativa desordenada o antiestructura
El maestro Cortázar y su Rayuela son el gran exponente de esta estructura que no tiene ni
principio, ni final, ni un orden determinado. El libro está compuesto por capítulos que pueden
leerse de principio a fin (de manera cronológica), del revés (empezando por el final) o en un orden
aleatorio.
Estructura sin final
Sí, tal como has leído. La estructura narrativa sin final es la historia que no acaba, que nos deja con
un final abierto. Podemos dejar el conflicto principal solucionado, pero no cerrar todos los hilos o,
por lo contrario, cerrar algunos hilos pero no la historia principal. Las estructuras narrativas sin final
nos dejan con interrogantes y pueden dar paso a una segunda parte o, simplemente, a una reflexión
por parte del lector.
Doble clímax
Típico de historias de superhéroes en las que, una vez ha vencido al villano, aparece un
supervillano, más poderoso, más peligroso, más fuerte. Una historia que, cuando parece que ha
acabado, resurge de su historia y se relanza para seguir con la narración. Una estructura también
usada en videojuegos.
En las últimas décadas han surgido algunas discusiones en torno a la narrativa como
método de investigación para las ciencias sociales, como las proporcionadas por
(Blanco, 2011); (Salazar Henao y López Moreno, 2016); (Guillaumet, Amorós,
Ramos, Campiño y Martínez, 2018); (Pérez Villalobos-Clameria y Melo-Hermosilla,
2019); entre otros. El conocimiento que se construye sobre los fenómenos sociales
exige al investigador realizar procesos metodológicos enmarcados en el análisis y la
interpretación no solo de los hechos y problemas a los que se enfrenta en la realidad
social, sino sobre los discursos que se crean y circundan en aras de brindar
descripciones y explicaciones claras sobre dicha realidad. En este sentido, en la
construcción del conocimiento en el campo de las ciencias sociales, el investigador
asume un compromiso tácito con el lenguaje, sus reglas y usos, dado que este es
condición de posibilidad para el conocimiento, además de ser condición necesaria en
la naturaleza del fenómeno social.
Las instituciones sociales son creadas a través del uso del lenguaje y de la acción.
Los hechos y problemas sociales tienen en su naturaleza o base a la institución social
del lenguaje. A través de los actos de habla se crea intencionalmente la realidad social
(Searle 1969, 1980, 1995, 1998 y 2010). En este sentido, el lenguaje no solo es
condición de posibilidad para el conocimiento, sino para la construcción de la realidad
social, además de ser una condición necesaria para la circulación y validación de los
enunciados y teorías que se construyen sobre los fenómenos sociales.
Ahora bien, la subjetividad ontológica de la realidad social ha llevado a que,
erróneamente, algunos teóricos opten por considerar que el conocimiento que se
construye en las ciencias sociales es también de carácter subjetivo y que con ello, todo
lo que se diga en torno de un hecho social se torne válido. No obstante, los estudios
lógicos realizados por Wittgenstein (2009a); Concha, Barriga y Henríquez (2011) y
Rodríguez (2018) muestran que tales apreciaciones no son más que infortunios al
realizar inferencias sobre la construcción del conocimiento de lo social. Como lo
sostiene Searle (1995, 1998 y 2010), la realidad social es ontológicamente subjetiva,
de eso no hay duda, pero los estudios epistemológicos sobre esta alcanzan la
objetividad, y lo hacen precisamente en el uso del lenguaje, como lo afirman Berger y
Luckmann (1972).
Visto así, es posible aceptar que el conocimiento de las ciencias sociales puede
construirse y expresarse de manera objetiva, sin llegar a afirmar que, por pretender la
objetividad en el proceso y en los enunciados, se asuma una postura absolutista. Las
‘verdades’ circundantes que se expresan en las teorías que dan cuenta de los hechos
sociales son relativas al tiempo, al método y al objeto de estudio. En este sentido, la
construcción del conocimiento sobre la realidad social debe realizarse con base en
métodos y procesos confiables que den cuenta objetivamente del fenómeno. El
conocimiento sobre el mundo social no puede quedar reducido a la subjetividad del
investigador; aun cuando este, para construirlo, se valga de procesos interpretativos y
análisis discursivos. La interpretación en el proceso investigativo debe hacerse a la luz
del fenómeno estudiado y no a partir de las creencias a priori del investigador.
Tanto la vida social como el conocimiento que se construye en torno a esta tienen la
estructura de un relato, por ser esencialmente discursiva como lo sostienen los
estudios de (Searle, 1969, 1995 y 2010) y de (Ricoeur, 1996). Los seres humanos
construimos con nuestras prácticas y a través del uso del lenguaje las instituciones
sociales y los significados en torno a los fenómenos sociales. Hacemos relatos y al
construirlos nos apropiamos del relato de otros con quienes compartimos, además de
apropiarnos del relato teórico que sustenta epistemológicamente la realidad social.
Tomamos los relatos que otros han creado y dotado de significado para comprender e
interpretar el mundo y dotar de sentido nuestras prácticas sociales (White, 1978)
y White y Epson (1993). Es así, como la ciencia es un relato más que nos permite
entender el mundo en el que habitamos.
Pues bien, para la construcción del conocimiento sobre los hechos sociales nos
valemos de la investigación cualitativa y sus métodos; mismos que nos permiten
develar los problemas de orden conceptual y práctico que se presentan en el mundo
social e iniciar revisiones teóricas que permitan comprender e interpretar los hechos
sociales. Construcciones que se constituyen en un horizonte epistemológico para los
paradigmas sociales que orientan nuestras acciones.
Esta concepción sobre el conocimiento de las reglas del discurso de la narrativa nos
permite ver que además de ser un método pertinente en la construcción del
conocimiento de las ciencias sociales, puede llegar a ser considerada como un medio
para expresar proposicionalmente el conocimiento construido. Visto así, la narrativa
puede tener una doble función en la investigación social - como lo expusieron,
(Clandinin y Connelly, 1990,) - al considerarla como método que permite explicitar el
fenómeno de estudio, analizarlo e interpretarlo en los discursos de los actores y como
medio de expresión para presentar los resultados, es decir, como reconstrucción
teórica del proceso investigativo.
Concierne a las didácticas de las ciencias reflexiones sobre las cuestiones del
contenido, la intencionalidad metodológica del diseño, los medios o recursos, la
evaluación, el contexto, las formas organizativas del ejercicio docente, las necesidades
e intereses de los estudiantes, los procesos cognitivos y los obstáculos de aprendizaje.
Fenómenos que convocan cuestiones como: ¿qué enseñar?, ¿qué aprender?, ¿cómo
enseñar?, ¿cómo se aprende?, ¿qué obstaculiza los procesos de aprendizaje?, ¿qué
obstaculiza los procesos de enseñanza?, ¿cómo superar los obstáculos presentados en
la enseñanza y el aprendizaje?, entre otras. Preguntas que llevan al investigador a
circular entre la teoría y la práctica con el fin de dar cuenta del fenómeno estudiado;
además de construir conocimiento sobre dicho fenómeno y ponerlo en práctica en su
ejercicio docente, en aras de trasformar su enseñanza.
El conocimiento construido por las didácticas de las ciencias cumple con los
requerimientos que proponen (Soto, 2008; 2012), (Adúriz-Bravo, 1999) y (Adúriz-
Bravo e Izquierdo, 2002), dado que no se trata de una reflexión per se de las
experiencias de aula, sino de la revisión de la experiencia docente, centrada en la
enseñanza y el aprendizaje, a la luz de fundamentos histórico-epistemológicos. En
este sentido, el conocimiento construido en la didáctica es un conocimiento teórico-
práctico; en el que el docente además de ser actor del problema estudiado es
investigador en acción. Hace parte del fenómeno estudiado, pero a su vez debe asumir
la postura reflexiva de un sujeto que toma distancia del objeto, para mirar desde fuera
su quehacer, en aras de alcanzar confiabilidad en la construcción teórica sobre el
objeto estudiado.
Por otra parte, como lo afirma (Kuhn, 2004), la ciencia se desarrolla en un trabajo
social, enmarcado en un contexto socio-histórico; no se trata de un trabajo individual.
Característica latente en las didácticas de las ciencias. La construcción del
conocimiento en este campo del saber implica un trabajo social, en el que la
comunidad discute y trabaja bajos ciertos paradigmas que orientan sus prácticas
científicas y en el aula.
Desde la perspectiva kuhnniana de ciencia, puede sugerirse que las didácticas sean
consideradas como disciplinas científicas, dado que para construir su conocimiento:
Podría decirse entonces que, bajo los lineamientos de Kuhn, la actividad realizada
por la comunidad académica, los procesos de investigación y el constructo teórico que
se ha logrado en las didácticas de las ciencias pueden ser considerados bajo la
concepción de “ciencia”. Es preciso aclarar, que dicho constructo teórico apenas
atraviesa su primera fase. Lo anterior se afirma, dado que en las didácticas de las
ciencias la comunidad de investigadores, además de tener claros una serie de
problemas que les convoca, tiene como punto de partida para sus estudios las teorías
científicas precedentes, vinculando así, el conocimiento de la historia y enmarcando
los problemas en ese devenir histórico. Asimismo, se observa que el conocimiento que
se construye en este campo del saber se convierte en fundamento para la práctica
posterior, algo que se asemeja a la noción de “paradigma” kuhnniano.
De igual forma, se puede afirmar que hay una comunidad científica que tiene claro
su objeto de estudio, lo analiza, interpreta e investiga a la luz de un paradigma
emergente que se ha independizado, como lo plantean (Adúriz-Bravo e Izquierdo,
2002), de la pedagogía. Lo que se ha logrado en la construcción del conocimiento en
torno a la enseñanza y el aprendizaje ha superado la etapa de interpretación individual
y descripciones subjetivas al momento de dar cuenta del fenómeno o hecho. Se han
unificado creencias y criterios para su estudio, estableciendo con ello un paradigma
que orienta las acciones de los teóricos en este campo del saber. En este sentido, la
investigación en las didácticas cumple con los requerimientos esenciales para
considerar el conocimiento que se construye en este campo, como conocimiento
científico, puesto que las teorías en las didácticas específicas han logrado “una síntesis
capaz de atraer a la mayoría de los profesionales de la generación siguiente, lo que
conlleva a que las escuelas más antiguas desaparezcan gradualmente” (Kuhn, 2004, p.
45), logrando con ello autonomía en los procesos.
Ahora bien, es importante aclarar que la cientificidad alcanzada no está dada por la
demostración universal, como lo han pretendido otras ciencias. En las ciencias
sociales, específicamente en las investigaciones en las didácticas específicas, “la
calificación de lo científico de un determinado conocimiento no viene dada por la
exactitud e inapelabilidad del resultado finalmente conseguido, sino por el camino que
se ha trazado para fabricarlo, es decir, por la aplicación de un método: el método
científico”. (Prats, 2003, p. 2). En las didácticas, como en el resto de las ciencias
sociales, “la tarea de investigar ha sido un oficio artesanal y creativo que, o bien parte
de una teoría y contribuye a la trasformación de una realidad, o parte de la realidad
social para cuestionar la teoría que la explica obligándola a que se repiense, y
acompañe al investigador social, a la razón, a la intuición y a la decisión (…)”
(Sobejano, 2002, p. 121).
La vida en el aula -como fenómeno social- no escapa del discurso. Los procesos de
enseñanza y aprendizaje se construyen en el uso del lenguaje; son mediados por la
alocución que circula intencionalmente entre docente y estudiante. A diario se
construyen historias en el aula, mismas que develan el quehacer del docente y el papel
del estudiante en su proceso de aprendizaje. El docente usa múltiples discursos en el
aula. Como lo expone (Lemke ,1998), enseñar ciencias implica al docente hablar de
ciencia, usar las palabras y evocar significados y sentidos para las mismas.
Para Prats (2003), el investigador didacta es un actor en el problema; por ello, debe
estudiar la situación de la que hace parte, intervenirla y plantear soluciones. Este tipo
de investigación es un proceso entre lo teórico y lo práctico, que le permitirá al
docente-investigador conocer la realidad social que estudia en su aula, interpretarla y
comprenderla a la luz las teorías construidas, por lo cual, la narrativa llega a ser útil en
cada una de las fases de esta ciencia práctica. Pues permite recolectar información de
las fuentes directas, contrastarla con las teorías, identificar las categorías e
interpretarlas a la luz de las teorías existentes, con el fin de construir teorías para
intervenir en el problema tratando de mejorar los procesos de enseñanza y
aprendizaje.
Lo expuesto hasta ahora nos devela que el conocimiento científico es una narración
que permite describir y expresar cómo es y cómo funciona el mundo; asimismo, se ha
intentado mostrar que la narrativa, como discurso (dada su naturaleza), puede ser un
método apropiado para construir conocimiento en las ciencias sociales, y oportuno
para construir conocimiento en el campo de las investigaciones didácticas, en especial
en aquellas de enfoque cualitativo. Sin embargo, estas no son las únicas funciones que
la narrativa puede desempeñar. Narrar también se constituye en un medio para
difundir el conocimiento construido, ejemplo de ello es lo que se ha hecho en
disciplinas como la historia y la antropología; razón por la cual, en las últimas décadas
la narrativa pedagógica ha sido utilizada en el campo de la educación para expresar y
sistematizar las experiencias docentes. La narrativa, como recurso literario, puede ser
útil a la hora de dar cuenta del conocimiento construido; puede tomarse como un
medio de expresión para sustentar los hallazgos de procesos investigativos en el aula,
tal y como lo sustenta García-Huidobro (2016) “La narrativa se puede situar
epistemológica y metodológicamente en la investigación” (p. 2).
Visto así, podemos afirmar que existe una narrativa didáctica. Una narrativa que
permite al didacta investigar y dar cuenta de su proceso en el aula. Narrar los
acontecimientos que interpreta y analiza en su quehacer al estudiar los procesos de
enseñanza y aprendizaje, los obstáculos que identifica y la superación de estos a través
de intervenciones didácticas. El docente en su proceso de enseñanza narra al hacer
trasposición didáctica y como investigador en didácticas puede usar la narrativa como
método y medio para construir y expresar el conocimiento, es decir, como camino
para transitar en la construcción del conocimiento sobre el fenómeno estudiado y
como medio para presentar su informe de investigación. En este sentido, la narrativa
pasa a ser un texto para comunicar los resultados del proceso investigativo.
Conclusión
Referencias
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Prats, J. (2003). Líneas de investigación en didáctica de las ciencias sociales. En: História &
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Salazar Henao, M.; López Moreno, L. (2016). Las narrativas como método de investigación
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White, M; Epston, D. (1993). Medios Narrativos para fines terapéuticos. Buenos Aires:
Paidos
Notas
1 Para comprender con detalle la diferencia entre lo ontológico y lo epistemológico, así como el
problema de considerar, erróneamente, la herencia de una ontología subjetiva en los estudios
epistemológicos se sugiere revisar los textos de Searle, J. (1995). The Contruction of Social
Reality; así como el texto de Rodríguez, A. (2018). Naturaleza biopragmática de la moral.
Leguaje y mente, condiciones necesarias de la institución moral. Estos autores, muestran como
en la filosofía se ha considerado como antónimos objetivismo y relativismo, cuando en realidad
los opuestos son objetivismo/subjetivismo y absolutismo/ relativismo. Asimismo, dada esta
confusión, se ha considerado que por el hecho de algo ser creado por el hombre, es decir, por
poseer naturaleza subjetiva, entonces, la construcción del conocimiento también será subjetivo,
una herencia falsa, pues lógicamente no se sigue tal concepción.
2 Se torna indispensable aclarar que el uso del término “verdad” no hace alusión a una
concepción absolutista, ni universalizable, tampoco a la verdad ontológica, ni a la verdad por
correspondencia. Cuando se usa este término se hace referencia a la condición alética de los
enunciados proposicionales que se expresan en las ciencias. Para el caso específico, del interés
de este estudio, los enunciados que se producen en las investigaciones que se llevan a cabo en las
didácticas de las ciencias.
Cómo citar: /how cite : Rodríguez, A.M (2020) La narrativa como un método para la
construcción y expresión del conocimiento. Sophia 16(2) 183-195
Para que las historias tengan sentido, todo lo que sucede en ellas debe tener un
orden. Generalmente, las narraciones se organizan en torno a tres partes: planteamiento,
nudo y desenlace.
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Las noticias forman parte de los textos narrativos, pero están redactadas de una forma
especial.
Según la Agencia Espacial Europea —ESA, por sus siglas en inglés— las imágenes se
capturaron en el cielo sobre el norte de Alemania y Holanda. En ellas, es posible ver la roca
espacial bajar hasta 91 kilómetros de altitud, muy por debajo de cualquier satélite en órbita,
antes de "rebotar" de regreso al espacio.
Un meteoroide, según explicó la ESA, suele ser un fragmento de un cometa o asteroide que, al
ingresar a la atmósfera terrestre, se convierte en un meteoro, es decir, en "una luz brillante que
atraviesa el cielo". La mayor parte de ellos se desintegra en este proceso. Algunos pedazos de
ejemplares más grandes pueden llegar al suelo de nuestro planeta en forma de meteoritos. El
meteoroide captado en las imágenes, sin embargo, no bajó lo suficiente para desintegrarse por
completo y logró escapar, solo rozando los bordes del escudo protector gaseoso de nuestro
planeta, detalló la agencia espacial. El fenómeno fue registrado por las cámaras de la Red Global
de Meteoros —GMN, por sus siglas en inglés— un proyecto cuyo objetivo es construir una
imagen del entorno de meteoritos alrededor de la Tierra y proporcionar alertas en tiempo real al
público.
Ahora reflexiona...
Como hemos comentado, la narración puede ser empleada en diferentes tipos de texto.
Son narraciones no literarias las noticias, las crónicas, los reportajes, las anécdotas que
contamos, los chistes, la historieta, etc.
Texto narrativo
Te explicamos qué es un texto narrativo, su función, estructura, tipos y
otras características. Además, algunos ejemplos.
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2 min. de lectura
Los textos narrativos existen desde la Antigüedad.
¿Qué es un texto narrativo?
Un texto narrativo es cualquier texto, relato o narración que cuente una
anécdota determinada, o sea, una sucesión de acciones en un período
de tiempo limitado. Puede tener fines literarios o meramente comunicativos.
Además, los textos narrativos pueden tener muchas formas y pueden estar en
diferentes soportes, tanto orales como escritos.
Texto Narrativo
Cuento.
11 tipos de cuentos.
Novela
Noticia.
Crónica.
Un ejemplo de texto narrativo real es una noticia, mientras que lo narrado en una
leyenda o un mito es un evento ficticio.
Ejemplos de textos narrativos con varios personajes son los cuentos. Sin embargo,
cuando alguien cuenta una historia personal, como una biografía, estamos ante
una historia con un solo protagonista.
Por ejemplo, los cuentos que comienzan con “Había una vez un castillo encantado
en el medio del bosque…”, presentan un tiempo y un espacio no definido donde se
desarrolla la acción.
Si el texto es una noticia, nos informará sobre el lugar y el momento exactos donde
tiene lugar el suceso.
Por ejemplo, en el caso de los cuentos puede ser conquistar un territorio, rescatar a
un personaje, buscar un tesoro, etc. En el caso de la poesía épica, puede ser la
lucha en el campo de batalla o las aventuras de regreso a la patria.
Cuando una persona envía un mensaje de texto contando algo que le pasó durante
el día, se convierte en autor y narrador al mismo tiempo.
Tiene un objetivo
Un texto narrativo puede tener un fin informativo (como las noticias periodísticas),
de enseñanza (las moralejas de los cuentos) o de entretenimiento (novelas, chistes,
etc.).
Ver también:
Tipos de texto
Texto descriptivo.
Texto expositivo.
Texto informativo.
Texto argumentativo.
Texto literario.
Estructura externa
Se refiere a la forma en cómo será presentado el texto: tomos, secciones, capítulos,
partes, actos, etc.
Estructura interna
Tiene que con la manera en la que se organiza la narración y las acciones
ejecutadas por los personajes. Tiene tres partes:
Introducción
Es la presentación del lugar, del tiempo y de los personajes de la narración.
Por ejemplo: “Una tarde de otoño en Buenos Aires, descubrí que había cambiado
para siempre”.
Nudo o clímax
Es la parte donde se plantea el problema o los obstáculos a los que se deben
enfrentar los personajes.
Por ejemplo: “Ya en el aeropuerto, y con todo listo para comenzar una nueva vida,
se dio cuenta de que habían robado su identidad. Ahora su rostro le pertenecía a
otra persona. Tenía que recuperarlo sin ser detectada por los agentes”.
Desenlace
Nos presenta la resolución del conflicto y la conclusión de la historia. Por ejemplo:
“Y entonces, despertó. Todo había sido un extraño sueño”.
Novela
3 DE NOVIEMBRE
«Hasta entonces yo había asistido cuatro veces al taller y nunca había ocurrido
nada, lo cual es un decir, porque bien mirado siempre ocurrían cosas: leíamos
poemas y Álamo, según estuviera de humor, los alababa o los pulverizaba; uno leía,
Álamo criticaba, otro leía, Álamo criticaba, otro más volvía a leer, Álamo criticaba.
A veces Álamo se aburría y nos pedía a nosotros (los que en ese momento no
leíamos) que criticáramos también, y entonces nosotros criticábamos y Álamo se
ponía a leer el periódico».
Poesía épica
«Díjole Minerva, la diosa de los brillantes ojos: "Vengo del cielo para apaciguar tu
cólera, si obedecieres; y me envía Juno, la diosa de los níveos brazos, que os ama
cordialmente a entrambos, y por vosotros se preocupa. Ea, cesa de disputar, no
desenvaines la espada e injúriale de palabra como te parezca. Lo que voy a decir se
cumplirá: Por este ultraje se te ofrecerán un día triples y espléndidos presentes.
Domínate y obedécenos".
Contestó Aquiles, el de los pies ligeros: "Preciso es, oh diosa, hacer lo que mandáis,
aunque el corazón esté muy irritado. Obrar así es lo mejor. Quien a los dioses
obedece, es por ellos muy atendido"».
La Ilíada, de Homero.
NARRACION
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Elementos de la narración
Texto narrativo
Estructura de la narración
Manipulación del tiempo de la historia
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Narración
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Narración es la manera de contar una secuencia o una serie de acciones realizadas
por personajes determinados a lo largo de un intervalo de tiempo determinado, es
decir, se refiere lingüística o visualmente a una sucesión.
Tanto las acciones, como personajes y lugar, pueden ser reales o imaginarios. Esto no
afecta al carácter de la narración, porque el objetivo del autor de la narración es que el
lector se imagine los sucesos que se cuentan.
Es muy importante reconocer la importancia de la narración y la evolución que ha
venido presentando hasta hoy, además es conveniente que los alumnos comprendan
que a través de ella se conocen todos los acontecimientos tanto en el aspecto literario
como en el social, cultural e histórico
Elementos de la narración[editar]
Personajes: Persona que aparece en la historia.
Acciones: Los actos que realiza cada personaje.
Tiempo: El periodo de tiempo que se le da a un personaje para realizar las acciones.
Espacio: El lugar donde ocurren los hechos.
Narrador: El narrador contempla y cuenta los hechos que suceden de una manera
ordenada, y en ocasiones juzga lo que sucede. En otras ocasiones se desconoce quién es
el narrador, pero se conoce su existencia.
Personajes[editar]
Los acontecimientos que suceden son acciones realizadas por personajes. Un
personaje es cualquier entidad que lleva a cabo acciones gracias a las cuales el
argumento de la narración puede progresar. Un personaje puede ser tanto una persona
como un animal o un objeto. Estas tres entidades hacen que la narración pase de una
situación inicial a una situación final.
Un ejemplo claro de una narración en la que no intervenga ningún ser vivo es La lluvia
amarilla, de Julio Llamazares.
Tipos de personajes[editar]
El protagonista es el personaje principal, en el que recae la acción narrativa, por ende,
el interés del narrador se centra en lo que hace y lo que le sucede. En la mayoría de las
narraciones el protagonista pretende resolver problemas que se le presentan. En esos
casos aparece el papel de antagonista, es decir, el personaje que se opone al
protagonista y a sus acciones, e intenta que no resuelva dicho problema. Los
personajes restantes que intervienen en la historia son los denominados personajes
secundarios.
La importancia de cada personaje es el sentido que tiene la participación de este en la
historia, y hay que tener presente la función que desempeña cada uno, con el tema de
la trama.
Caracterización de personajes[editar]
Aunque en ocasiones el personaje esté basado en una persona real, el escritor lo
describe, por lo que gracias a él se puede descubrir quién y cómo es y qué rasgos lo
caracterizan. Según esto, un personaje también se puede definir como una "creación
del autor". Siguiendo este proceso, existen varios recursos para la caracterización de
un personaje:
Descripción: El autor describe tanto física como psicológicamente al personaje para poder
retratarlo y representarlo. Puede ir tanto al comienzo del texto o cuando la acción ya ha
comenzado y el relato avanza.
Acción: Según el comportamiento y las reacciones del personaje, se puede dar una idea
de cómo es.
Diálogo: Según la conversación del personaje, se puede tener una noción de las ideas de
este y de sus intenciones, es decir, los rasgos característicos de cada personaje viene
definido por sus palabras.
Acción narrativa[editar]
Se llama historia a la serie de acontecimientos relacionados entre sí que han sucedido
en un orden determinado. Claramente una historia se puede contar de formas muy
diversas, por lo que da lugar a narraciones, órdenes y estructuras distintas. La
estructura de la acción narrativa es la manera en la que en un relato se han organizado
los acontecimientos que constituyen la historia.
En un relato la acción está constituida por capítulos, que a medida que la narración sea
más larga, los capítulos serán más extensos también.
Estructura de la acción narrativa[editar]
La estructura de los capítulos se presentan dependiendo del orden que les dé el autor
siguiendo el sentido del texto. Siempre se distingue una situación inicial y una situación
final, y los sucesos que le ocurren a los personajes es la causa de pasar de una
situación a otra. A este esquema le corresponde la estructura planteamiento-nudo-
desenlace.
Inicio: Se cuenta quiénes son los personajes, dónde y cuándo transcurre la historia y cuál
es el problema que les afecta.
Nudo: Se desarrolla el problema que afecta a los personajes, narrando todas las acciones
que realizan los protagonistas para resolver dicho problema. En los relatos largos es la
parte más extensa, y está formado por múltiples capítulos.
Desenlace: Se narra el resultado final, en otras palabras, si el personaje resuelve
finalmente dicho problema.
No todos los textos narrativos se ajustan a esta estructura, sino que en algunos casos
no existe tal presentación de personajes, y el relato, en ese caso, comienza
directamente en la mitad de la trama, lo que se denomina in medias res. En otros casos
comienza directamente por la situación final, para contar después qué es lo que ha
llevado a ese desenlace, lo que se denomina in extrema res. El autor también puede
preferir no contar el desenlace de la trama, lo que se denomina final abierto, cuando
causa al lector una imaginación de cómo terminaría el asunto.
Tiempo narrativo[editar]
Las acciones que realizan los personajes suceden una detrás de otra, y forman así una
sucesión. Para analizar el tiempo narrativo hay que tener presente el tiempo de la
historia y el tiempo del discurso o tiempo de la narración.
Tiempo de la historia[editar]
Con frecuencia el narrador indica la época concreta, pero en otros casos no la indica, y
el lector puede deducirle por la apariencia de los personajes, por ejemplo. También el
narrador puede no indicar ninguna referencia hacia la época, para que el relato tenga
una validez universal. El tiempo de la historia también comprende la cronología de los
acontecimientos.
Tiempo del discurso[editar]
Según el orden de la narración, existe una narración lineal, la cual se cuenta en el
orden en el que sucedieron los acontecimientos.
Mediante distintas técnicas el narrador puede alternar dicho orden, como sucede con in
media res, cuando la historia comienza por la mitad, y con in extrema res, cuando
empieza por el final. En otros casos se inserta la retrospección o flashback, cuando se
cuentan hechos que sucedieron en el pasado, la anticipación, que es el mismo caso
solo que los hechos suceden más tarde, y la simultaneidad, cuando ocurren al mismo
tiempo.
Mediante otras técnicas los narradores hacen uso del ritmo. El ritmo se diferencia en un
ritmo rápido, cuando los acontecimientos transcurren en un espacio corto de tiempo, y
el narrador puede incluir saltos en el tiempo o deja de explicar los hechos ya que no los
considera importantes, y en un ritmo lento, cuando los acontecimientos, que tienen una
duración corta, el narrador alarga el espacio de tiempo y hace uso entonces de detalles
tanto en las descripciones como en las reflexiones y explicaciones.
Velocidad y relación entre tiempos[editar]
Se refiere a la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato. Esta relación
puede ser de igualdad o no. El tiempo de la historia (TH) hace referencia a lo que se
cuenta y el tiempo del relato (TR) al cómo se cuenta. Analizando el ámbito
literario, Genette establece la siguiente clasificación:
Escena: relación de igualdad. Coloquialmente se llama "tiempo real". Existe una sincronía
perfecta entre ambos tiempos. TH=TR.
Elipsis: se da cuando hay una parte del relato que no se cuenta y suele coincidir con un
cambio de escena. Para un tiempo de la historia x, el tiempo del relato es 0. TH=TR=0.
Sumario: se trata de una aceleración del relato, una compresión de los acontecimientos de
la historia en forma resumida (se omiten ciertos detalles de la historia para hacer el relato
más corto). Esto produce que el tiempo de la historia sea mayor que el tiempo del relato. A
menudo se plantea como una transición entre secuencias. TR<TH.
Pausa: para un tiempo de la historia 0, el tiempo del relato es x. No hay nada que contar de
la historia pero sí del relato. A menudo se emplea para hacer descripciones. TH<TR.
Espacio narrativo[editar]
El espacio está constituido por las referencias que hace el narrador al lugar donde
transcurren los hechos de la historia. Hay que tener en cuenta que existen muchos
relatos donde la acción transcurre en un espacio único y, en otros relatos, la acción
transcurre en lugares diferentes. También algunos de los espacios pueden estar
definidos por escasas descripciones, solamente aparecen nombrados y, en otras
ocasiones, pueden aparecer bien definidos, dotados con descripciones, como sucede
en la obra Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio. En estos
casos cuando el espacio está descrito aparece el término de ambiente.
Narrador[editar]
El emisor de un texto narrativo recibe, de acuerdo con la función que realiza, una
denominación especial: la de narrador. No obstante, la razón de la misma estriba en la
necesidad de prever que en algunos textos narrativos el emisor y el narrador no
coinciden, o dicho con otras palabras, no son la misma persona. Tal situación se da,
como es evidente, en los textos narrativos literarios. Lo que ocurre en las novelas y en
los cuentos es que la historia que se cuenta ha sido inventada (o, por lo menos, así se
presenta); dado que esto es así, no es posible que el emisor (el autor real) haya podido
ser testigo de la misma. Por lo tanto, se entiende que quien narra no es él, sino un
narrador indeterminado también inventado por ese autor. Partiendo de esta
consideración, que nos lleva a utilizar siempre esa denominación de narrador, hay que
analizar otro factor que también depende del narrador: la perspectiva o punto de
vista que adopta para contar la historia.
Función del narrador[editar]
Un narrador es la persona que escribe cuentos, novelas, etc., en otras palabras, un
narrador es un "escritor de relatos". Definiéndolo de otra manera, un narrador es el
elemento estructural de la narración, que contempla los hechos narrados.
Autor y narrador no es lo mismo. Es el autor quien decide quién va a ser el narrador, y
qué características va a tener. Dichas características constituyen el denominado punto
de vista de la narración.
Participación del narrador[editar]
Sin haber participado en los hechos, el narrador puede conocerlos, y puede ser
también uno de los personajes que intervienen en la historia. El personaje que funciona
como narrador se denomina narrador interno, y el autor construye el relato fingiendo
que la historia la cuenta uno de los personajes.
En la mayoría de las ocasiones el narrador interno coincide con el protagonista. En este
caso predominan las formas verbales y los pronombres en primera persona. Los relatos
de este tipo se denominan narración en primera persona. Con menos frecuencia el
narrador no coincide con el protagonista, sino con un personaje secundario, lo que se
denomina como narrador testigo.
Por otro lado, un narrador externo conoce los hechos que suceden y los personajes
que intervienen, pero no participa en la historia, sino que la cuenta "desde fuera". Por
esta razón no se referencia a sí mismo. Los relatos de este tipo se
denominan narración en tercera persona.
Conocimiento del narrador[editar]
Dependiendo del grado de conocimiento del narrador, existen dos tipos:
Texto narrativo[editar]
Es un tipo de texto que narra o cuenta una serie de hechos reales o producto de la
imaginación que conforman una historia y tiene final. Se caracteriza por recrear la
forma de pensar y sentir de los personajes, describir lugares o espacios donde ocurren
las acciones centrales del relato, y construir una trama o argumento que enlaza los
hechos que van ocurriendo. En los textos narrativos se puede reconocer una
organización de los acontecimientos a partir de un inicio, un nudo o conflicto y un final o
desenlace de la historia.
Comprensión de los textos narrativos[editar]
Comprensión intratextual. Se refiere a la compresión de las relaciones de significado que
suceden al interior del texto.
Estructura de la narración[editar]
Una narración presenta siempre, como mínimo, lo que se denomina un actor o persona
completamente normal, que es aquel elemento que experimenta los sucesos o hechos
referidos en ella. En el estudio de las narraciones se ha aplicado el término actante,
que amplía la noción de personaje. Este personaje puede o no, ser también narrador
de la historia.
Esta estructura no es necesariamente identificable en otros subgéneros narrativos
como el relato o la novela o en el microrrelato.
Narrar implica que los hechos referidos estén relacionados, encadenados, y que se
vayan sucediendo de forma más o menos lógica. Lo fundamental es que la sucesión de
los hechos venga determinada por un principio de causalidad, esto es, que todo lo
narrado tenga un antes del que provenga y un después al que se dirija.
Reproducción de la voz de los personajes[editar]
Aparte de narrar los sucesos que constituyen la historia, en una narración puede ser
necesario la reproducción de las palabras o pensamientos de aquellos seres
(normalmente, personas) que los protagonizan. El narrador, a tal efecto, dispone de
dos maneras o estilos de reproducir la voz de los personajes de la historia: el estilo
directo y el estilo indirecto.
El estilo indirecto, por su parte, es el que utiliza el narrador cuando con sus propias
palabras nos reproducen la voz de los personajes, esto es, cuando, de una manera u otra,
nos resume sus palabras o pensamientos. El estilo indirecto implica siempre, por un lado, la
existencia de una selección de la información por parte del narrador (sólo reproducirá lo
que a él le parezca conveniente) y, por otro, la falta de los matices emocionales y
expresivos del personaje. Lingüísticamente, estos fragmentos estarán dominados por la
tercera persona, en tanto que no son otra cosa sino narraciones de lo que piensan o dicen
los personajes. El estilo indirecto admite gradaciones en cuanto al grado de fidelidad
respecto de la voz del personaje; en este sentido, se suele distinguir entre el estilo indirecto
propiamente dicho y el llamado estilo indirecto libre, que es una forma intermedia entre el
directo y el indirecto. En esta variante, por un lado, es el narrador quien lleva con sus
propias palabras la reproducción de la voz del personaje, pero, por otro, lo hace
introduciendo por el medio expresiones (exclamaciones, interrogaciones, léxico particular...)
que se supone reproducen directamente lo dicho o pensado por el personaje; obviamente,
el estilo indirecto libre resulta más fiel al personaje que el estilo indirecto a secas.
Personajes planos y redondos[editar]
Personajes planos: Son creados a partir de una idea, cualidad o defecto, no evolucionan a
lo largo de la narración, es decir, no cambian o varían a lo largo de la historia. Son seres
simples y típicos. El lector ya los conoce y sabe cómo actuarán. No pueden sorprenderlo.
Subgéneros[editar]
Algunos de los subgéneros de la narrativa, ordenados de más breves a más extensos
son el microrrelato, el cuento y relato, la nouvelle o novela corta y la novela.
Esta enumeración es muy general y con un objetivo meramente informativo. Hay
muchos textos narrativos e incluso poéticos, escritos en las zonas grises entre estos
géneros.
Muchos autores, por ejemplo, no consideran a la nouvelle como un género, sino como
un caso especial de novela. Es importante aclarar que la longitud no es lo único que
determina las características de los subgéneros de la narrativa. El microrrelato, por su
característica de síntesis extrema, en muchos casos bordea el límite con la prosa
poética
Origen[editar]
Nace cuando los seres humanos de las civilizaciones antiguas observaban, admirados
los que les rodeaba.
Se dice que desde cuando habitaban las cavernas, cuando emitían algunos gruñidos
para descubrir su día de caza, o al tratar de describir los elementos que encontraba en
el camino, pero más específicamente se le otorga el don de la palabra al hombre
singular quien conjura palabra e imaginación para ordenar el caos proyectando visiones
de lo inexplicado a sus congéneres
Epistemológicamente se dice que cuando uno sabe algo lo quiere narrar, la palabra
“narrar” viene del latín narrare (contar) y este se asocia con una raíz indoeuropea
presente en: conocer, ignorancia, noble, norma, nota y notario. Según (Carrasco) el
primer cuento del que se tiene noticia fue inventado por los sacerdotes mesopotámicos
para explicar el cielo., la narración toma un contexto escrito desde los papiros Egipcios
entonces los mayores eran los encargados de trasmitir los cuentos históricos de
personajes famosos, aventuras con duendes y hadas que se contaban en horas
nocturnas cambia dependiendo en contexto cultural del momento, también se destacan
los trovadores, viajeros.
Los narradores de la Edad Media entretejían historias míticas de los pueblos, en los
siglos XVI y XVII los juglares que contaban las hazañas de los héroes como el Mío Cid
quienes combinaban la música con la narración, se hace una recopilación de las
historias populares que pasan de boca en boca donde Charlees Perrault recrea estas
historias, pero también los hermanos Grimm, su éxito tuvo que ver con la conexión
entre las historias y la cultura oral del siglo XIX.
Han pasado muchos años y las personas siguen interesadas en escuchar los relatos
que otras personas cuentan, ese gusto por contar es retomado a finales del siglo
pasado por los maestros y bibliotecarios Escandinavos que generaron la hora del
cuento esta iniciativa fue reproducida en otros países de Europa y América.
De un tiempo acá en Europa está creciendo el número de los cuenta cuentos para
adultos, para algunos observadores este hecho es “una moda psicoteatral que llego de
Latino-américa” la cual se está arraigando en las grandes ciudades Europeas. Los
espacios donde se presentan los cuenta cuentos, cuenteros, narradores, van desde
escenarios al aire libre a espacios cerrados como bares de público para ver y oír relatar
a estos” actores narradores que tienen un repertorio muy amplio, cuentan historias
remotísimas hasta el último premio literario.