Nefropatía diabética: una enfermedad del sistema excretor
La nefropatía diabética es una enfermedad causada por el exceso de azúcar en la sangre,
provocando que los riñones filtren mayor cantidad de sangre y permitan el paso de proteínas a la orina. ¿Cuáles son los síntomas con los que se manifiesta? Se manifiesta de forma muy lenta. Aunque en un inicio hay cambios en los glomérulos, estos son incipientes; después, se registra un aumento progresivo de la presión arterial, lo cual se manifiesta en daños a la retina, alteraciones de la circulación de manos y pies, y un mal control de la glucemia. Después de años, el daño renal es evidente; se elimina un número abundante de proteínas por medio de la orina, se retiene agua y hay un ataque al estado general del paciente, que además se siente muy cansando y sin apetito. Los riñones pierden la capacidad para eliminar los desechos tóxicos y la única alternativa de supervivencia es el trasplante renal o la diálisis. ¿Qué hacer para prevenirla? La medida para prevenir la nefropatía diabética es controlar la glucemia. El trasplante renal es una opción, pero es poco accesible para la mayoría de los enfermos. La diálisis es una opción que consiste en introducir en la cavidad abdominal un catéter, a través del cual se mete una solución dializante para provocar que los desechos pasen de la sangre a la solución; aquí el peritoneo actúa como un filtro natural. El enfermo debe tener de manera permanente el catéter en la cavidad peritoneal y realizar la diálisis periódicamente, entre tres y cuatro veces por día para evitar que los desechos causen problemas serios. La ventaja es que este procedimiento se puede realizar en casa y el paciente puede aprender a hacerlo por sí mismo. Otra opción para pacientes que trabajan es la diálisis automatizada, la cual se realiza en casa, por la noche, mientras el paciente duerme y sólo se requiere de un lugar donde conectar la máquina de diálisis. Higiene del aparato excretor El meato urinario, orificio que conduce la orina al exterior, y el ano, guardan una distancia muy corta en la mujer. Por lo tanto, para evitar la contaminación del orificio de la uretra con el material fecal, la limpieza después de orinar siempre debe realizarse de adelante hacia atrás. Éste es el principal motivo por el que las infecciones del tracto urinario son mucho más frecuentes en la mujer que en el hombre. Es necesario beber entre litro y medio y dos litros de agua al día. Una mayor cantidad de agua en el organismo aumenta la cantidad de sangre filtrada y mantiene los riñones en buen estado.