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Pecados Respetables
Pecados Respetables
En la cultura griega, la
palabra pecado significaba originalmente “errar
al blanco”, es decir no atinarle al centro del
blanco. Hay algo de verdad en esa idea en la
actualidad. Sin embargo, en muchas ocasiones
nuestros pecados no se deben a nuestro fracaso
por lograr algo [el blanco], sino a la ambición
interna de satisfacer nuestros deseos (Santiago
1:14). Decimos un chisme o codiciamos porque el
placer momentáneo es mayor que nuestro deseo
de agradar a Dios.
Ansiedad y Frustacion
Ansiedad
Hace algunos años busqué en todo el Nuevo
Testamento cuáles son las cualidades de
carácter cristiano que se enseñan por
precepto o por medio de ejemplos. Encontré
que son veintisiete. No le sorprenderá saber
que el amor es el que menciona más (50
veces). Pero sí le sorprenderá saber que
lahumildad le sigue muy de cerca (40
menciones). No obstante, lo que en realidad
me asombró más fue saber que la confianza
en Dios en todas las circunstancias de
nuestra vida se encuentra en tercer lugar (13
veces). Lo opuesto de confiar en Dios se
manifiesta en alguna de estas dos actitudes:
ansiedad o frustración. El pasaje más
prominente en el que enseña sobre el tema
es Mateo 6:25-34, pues usa la
palabra afánseis veces. Otra expresión que
el Señor Jesús utilizó en cuanto a la
ansiedad es: “No temáis”, o “no tengan
miedo” (ej. Mt. 10:31; Lc. 12:7). Pablo
reforzó esta amonestación acerca de la
ansiedad en Filipenses 4:6. Y Pedro nos
exhortó en I Pedro 5:7. Cuando usted y yo
decimos a alguien “no te anfanés” o “no
temés” tratamos de amonestarlo y darle
ánimo. Pero cuando Jesús (o Pablo o Pedro)
nos dicen: “No os afanéis”, lo hacen con la
fuerza de un mandato moral. Es decir, la
voluntad moral de Dios es que vivamos sin
ansiedad. O, para decirlo de manera más
explícita, la ansiedad es un pecado.
Es pecado por dos razones. Primero, cuando
somos presa de la ansiedad, mostramos que
creemos que el Altísimo no puede cuidar de
nosotros y que no lo hará en la circunstancia
que nos está preocupando. [Segundo] El afán
es pecado porque significa que rechazamos la
provisión divina en nuestra vida. La provisión
de Dios puede definirse de forma sencilla
diciendo que Él prepara todas las
circunstancias y eventos del universo para
gloria de Él y beneficio de su pueblo.
Tendemos a centrarnos en las causas
inmediatas que nos provocan ansiedad en
vez de recordar que ellas están bajo el
control soberano de Dios. Puesto que he
tenido que luchar con la ansiedad en [cierta]
área de mi vida, he llegado a la conclusión
de que mi ansiedad no se debe a que
desconfío de Dios, sino a mi falta de
voluntad de someterme y aceptar con gozo
su agenda para mi vida. El mandato de
Pablo de no estar afanosos va acompañado
de la instrucción de orar en cualquier
situación que nos tiente a estar ansiosos
Filipenses 4:6. Puede que usted sea o no
tentado con frecuencia a caer en la ansiedad
como yo. Pero si así fuera, ¿puede usted
reconocer cuáles son las circunstancias que
lo hacen ponerse ansioso?
Frustración
Un pecado relacionado con la ansiedad es el
de la frustración. Por un lado, la ansiedad
incluye el temor, pero la frustración implica
estar a disgusto o enojado por cualquier cosa o
persona que se interponga en nuestros planes.
No acepto la actuación invisible de Dios en
cualquier cosa que enciende mi frustración.
En el calor del momento, tiendo a no pensar
en el Señor sino que me enfoco en la causa
inmediata de mi frustración. El pasaje de la
Biblia que me ha ayudado a enfrentar la
frustración es el Salmo 139:16. “Todo
aquello” se refiere no sólo a todos los días
de mi vida, sino que incluye los eventos y
circunstancias de cada día. Este
pensamiento produce gran ánimo y
consuelo. Así que cuando algo sucede que
me produce frustración, puedo citar el Salmo
139:16 y decirle a Dios: “Esta circunstancia
es parte de tu plan para mi vida en este día.
Ayúdame a reaccionar con fe, de manera
que honre tu nombre y tu voluntad
providencial. Y, por favor, dame la sabiduría
para saber cómo enfrentar esta situación
que me está provocando frustración”.
Observe cuales son los recursos que
podemos utilizar para afrontar la
circunstancia que nos produce frustración: la
aplicación específica de las Escrituras y la
dependencia del Espíritu Santo expresada a
través de la oración; estos nos ayudan a
responder de manera piadosa. A
continuación, pidámosle sabiduría práctica
para saber cómo enfrentar la situación. En
ocasiones Dios utiliza eventos que nos
producen frustración para llamar nuestra
atención o para ayudarnos crecer en un área
específica.
La ansiedad y la frustración son pecados. No
debemos tomarlas a la ligera o minimizarlas
considerándolas sólo reacciones para
enfrentar los acontecimientos difíciles de
este mundo caído. Es cierto que nunca
lograremos completa libertad de la ansiedad
o frustración en esta vida. Pero tampoco
debemos aceptarlas como parte de nuestro
temperamento.
Falta de contentamiento
> Infertilidad
La ingratitud
El orgullo
El egoísmo
Podemos ser muy conocedores de la
teología y correctos en nuestra moralidad
pero ser un fracaso en demostrar las
virtudes del carácter cristiano al cual Pablo
llamó el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
Podemos ser ortodoxos en nuestra teología
y sobrios en nuestra moralidad y aun así
estar tolerando en nuestra vida algunos de
los pecados sutiles y “aceptables” de los que
hemos hablado. Creo que todos tenemos
“puntos ciegos”, defectos de carácter, o
pecados sutiles de los cuales no estamos
conscientes. Quiera Dios que los
enfrentemos, en especial el egoísmo que
hay en nosotros.
Al estudiar este pecado, será de mucha
ayuda comenzar presentando la verdad de
que hemos nacido con una naturaleza
egoísta. Aún después de llegar a ser
cristianos, todavía poseemos la carne que
batalla contra el Espíritu y una de sus
manifestaciones as el egoísmo. Es difícil
exponer el egoísmo porque es más fácil
detectarlo en los demás que en nosotros
mismos. Además, hay distintos grados de él
así como de la sutileza que empleamos al
demostrarlo. El egoísmo de una persona
podría ser burdo y obvio. En general, a
alguien así no le importa lo que los demás
piensen de él. Sin embargo, en la mayoría
de nosotros sí nos importa la opinión de los
otros, así que nuestro egoísmo es
más delicado y refinado.
El egoísmo se demuestra en muchas
maneras, pero voy a centrarme en cuatro
áreas que podemos observar en nuestra
vida como creyentes.
La ira
(1 Pedro 2:18-20)
Las instrucciones de Pedro para los esclavos
son una aplicación específica de un principio
bíblico más general: Debemos responder a
cualquier trato injusto como si viniera del
Señor. ¿Se encuentra esta situación difícil o
trato injusto bajo el control soberano de Dios,
y él en su infinita sabiduría y bondad lo está
utilizando para conformarme más a la
imagen de Cristo? (Romanos 8:28; Hebreos
12:4-11).