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El documento habla sobre cómo alcanzar la paz profunda a través del control de las emociones y pasiones. Explica que la calma interior se logra disolviendo las emociones negativas como el miedo y la ira, y actuando con sabiduría y compasión hacia los demás en lugar de dejarse llevar por las reacciones. También menciona que la libertad verdadera se encuentra desde adentro mediante acciones desinteresadas, no a través del consumo o situaciones externas.
Descripción original:
filosofia
Título original
DE COMO PUEDE SER CAUSADO Y DE COMO ESTA EMPARENTADO CON LA PAZ PROFUNDA EL TEMPLE FUNDAMENTAL
El documento habla sobre cómo alcanzar la paz profunda a través del control de las emociones y pasiones. Explica que la calma interior se logra disolviendo las emociones negativas como el miedo y la ira, y actuando con sabiduría y compasión hacia los demás en lugar de dejarse llevar por las reacciones. También menciona que la libertad verdadera se encuentra desde adentro mediante acciones desinteresadas, no a través del consumo o situaciones externas.
El documento habla sobre cómo alcanzar la paz profunda a través del control de las emociones y pasiones. Explica que la calma interior se logra disolviendo las emociones negativas como el miedo y la ira, y actuando con sabiduría y compasión hacia los demás en lugar de dejarse llevar por las reacciones. También menciona que la libertad verdadera se encuentra desde adentro mediante acciones desinteresadas, no a través del consumo o situaciones externas.
DE COMO PUEDE SER CAUSADO Y DE COMO ESTA EMPARENTADO
CON LA PAZ PROFUNDA EL TEMPLE FUNDAMENTAL.
El ser humano en su cotidianidad esta embuido por los vaivenes de las
pasiones. Las pasiones se nos imponen a lo largo del día, no lo podemos evitar, se nos imponen, “nos sentimos de tal manera…” decimos y dentro de esta emocionalidad subjetiva cambiamos de euforia a sentirnos deprimidos, con actitud a hallarnos que la hemos perdido. La neurociencia actual explica la correlación que hay entre las emociones y las reacciones químicas que inhiben o liberan. Este reduccionismo en lo anímico hace que se expresen ideas como; el miedo produce la activación de nuestro sistema nervioso y nuestra química. Y no podemos escapar a este determinismo, somos presa como se dice, de nuestra emocionalidad. A la realidad humana le es innata la calma profunda, lo incondicionado o lo no fenoménico no está fuera de nosotros sino, dentro. Pasar de la agitación cotidiana a una calma profunda tiene las siguientes manifestaciones: El que podremos elegir conscientemente como vamos a responder al entorno, fortalece nuestra mente precipitar la sabiduría como sinónimo de “saber conducirse” El encontrarse con la calma en medio de los vaivenes de la vida es la mentada o significativa forma de estar consigo mismo. Para esto es necesario deshacerse literalmente volverse como cenizas al decir del sabio oriental Jim ming en su libro las raíces de la sabiduría. Esto significa mantenerse durante la jornada con la menor pretensión posible, humildad extremadamente cuidadosa de sí mismo. Así mismo como Cristo expresa ama a tu prójimo como a ti mismo. Que significa que nuestra emocionalidad no se manifieste disolviéndola y controlándola implica una acción sabia. Este proceso de interiorización, disolución y cuidado fortalece a la mente (psique) no dejando “entrar” el miedo, la ira ni la codicia .Emocionalidades que producen reacciones negativas y abren en nuestras debilidades heridas sentimentales difícil de cicatrizar. La lucha del ser humano es con sus pasiones. Sedimentadas estas se precipita la sabiduría, así como, en el ejemplo de un vaso con agua al inmovilizarse yace en el fondo las partículas y se ve a trasluz. Así la sabiduría es un ver a través, no un mirar, juzgar desde la interpretación individual. Solo existe la sabiduría si se expande la compasión ser solicito en ayuda a quienes lo están necesitando haciéndolo con amor también. Amor y hospitalidad juntos propician que el otro se “sienta también en casa decimos” dejando la puerta abierta para el recibimiento y el cuidado. La vida sabia tiene como fin el encontrarnos todos en casa. Nuestro entorno se vuelve amigable puesto que ver desde nuestro interior ya no esta tan contaminados con afinidades negativas por lo tanto vamos a poder conectar mejor con nuestro entorno. El aprendizaje que le viene a cada cual es propiamente suyo, le pertenece, desplegándose a través de situaciones que nos sirven para rectificar o corregir o emendar (volver a unir partes dispersas) de nosotros mismos en el todo que significa si mismo. Ligándose por un punto de vista comprensivo que cohesiona nuestras desarmonías. Las desarmonías son sinónimo de ignorancia, ausencia de amor y sabiduría. Nos sentimos desorientados y no sabemos cómo hacer, literalmente no vemos la repuesta, buscamos a nuestro alrededor pero nada aduce dónde ni cuándo. “Estamos como perdidos” decimos. Para reconectar necesitamos fundamentalmente un espacio de libertad que da la paz profunda, aunque el hombre moderno reclame la libertad en el consumo en el individuo o en las situaciones externas esta se haya en nosotros mismos. Este espacio de libertad se genera no esperando a que suceda en la situación externa por que esta como ya dijimos esta solo para nuestro aprendizaje sino en la acción sin mayor interés. Dejemos un espacio un lugar para que digamos no fui yo quien realizo esta acción no nos otorguemos del todo la acción que no nos es propia. Vaciarse de si mismo implica cierta negación en nuestra intensión tanto como el producto de nuestra acción. No otorgarse así mismo lo bien que lo he hecho genera un espacio para la reflexión para que no solo mi pensamiento sea para mi misino; en la solicitud altruista de ayudar al otro que no es yo mismo, el cuerpo de cristo nos hace pasar por el otro con el fin de reconocernos nosotros mismos en el otro. Mi yo está incompleto, mejor, porque necesita de los otros para completar un todo. Así Cristo dice en el evangelio de Tomas, te maravillaras y cuando lo hagas te turbaras y reinaras sobre el todo universo. Que las tareas queden hechas no puede ser atribuidas totalmente a nuestra voluntad, dejemos ese espacio libre que se genere desde la consciencia y que luego se proyecte a lo que es, los entes o las cosas.