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Ensayo.

Videovigilancia y Seguridad Pública


Hilda Bernal Gonzalez
correo institucional 084311786@derecho.unam.mx

I. Planteamiento

La seguridad es una prerrogativa inalienable que el Estado debe garantizar. Pero esta
obligación debe materializarse de tal forma que se garantice a los gobernados la defensa
de sus derechos y libertades, así como la certeza de que no se invadirá la esfera
de la vida privada.

En la actualidad, uno de los mecanismos privilegiados por el Estado para garantizar la


seguridad de las personas es la utilización sistemas tecnológicos como la
“videovigilancia”. Sin embargo, es muy importante no dejarnos deslumbrar por la
tecnología y tener presente que del mismo modo que pueden ser de gran ayuda para
prevenir y atacar a la delincuencia, también puede ser una fuente de abusos y
violaciones a derechos fundamentales si no contamos con instrumentos normativos
adecuados para regular su utilización en el espacio publica.

Esta será la reflexión central sobre la que versará este trabajo. En forma sucinta
Intentaremos demostrar que en la búsqueda de dicha seguridad se pueden ver
conculcados derechos fundamentales como la libertad, la intimidad, la privacidad, la
protección de datos personales, el derecho a la propia imagen, a la libertad de transito,
de asociación y del debido proceso en el derecho administrativo.

II. Antecedentes

Autores como Francesc Guillén Lasierra (2019) y José Soto Galindo (2023), cada uno
por su lado, nos ofrecen una muy buena narrativa de los orígenes del uso de la
videovigilancia en el mundo occidental que vale la pena retomar para la construcción
de este ensayo.

El primer dato que se tiene del uso del video es a principios del siglo XX, siendo su
precursor el ingeniero estadounidense Frank B. Gilbreth1 quien experimento con
cámaras para monitorizar el comportamiento de los obreros en su fabrica. En ese
entonces el objetivo que se buscaba con la aplicación de esta herramienta
únicamente era mejorar y acelerar la producción industrial.

En la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de nuevos fenómenos sociales
como el incremento sostenido de la delincuencial, la manifestación de hechos
vandálicos por grupos de la sociedad civil, la percepción generalizada de inseguridad
en los centros urbanos y los actos reivindicatorios de los llamados grupos terroristas,
propicio que los gobiernos vieran en la tecnología del video un nuevo uso: la vigilancia
y control del espacio publico.
Desde esta nueva óptica, en la década de 1950 algunos países de Europa empezaron
a utilizar cámaras para controlar el trafico de vehículos y como una medida para
reforzar la seguridad en bancos y centros comerciales.

En los años sesenta Estados Unidos de América y el Reino Unido instalaron en las
ciudades sistemas de videovigilancia para mantener el control de manifestaciones y
desórdenes en espacios públicos. Poco después, animados por una aparente eficacia,
otros países del mundo occidental adaptaron esta herramienta para la vigilancia de
infraestructura pública (escuelas y hospitales), transporte público y de la propiedad
privada.

A finales de los ochenta Francia, España e Italia aplicaron esta tecnología tanto para el
control de la criminalidad como para la vigilancia de grandes concentraciones de
personas.

Como resultado de esta época, asistimos a la instauración de la videovigilancia no sólo


como una herramienta de control y vigilancia, sino como un instrumento indispensable
en la definición de políticas publicas de seguridad. Las razones fácticas que sirvieron
de base a los gobernantes para tomar este tipo de decisiones pueden derivarse de la
evolución expuesto en los párrafos anteriores, no obstante, vale la pena agregar otras
consideraciones que también contribuyeron a ir conformando una imagen favorable de
dicha tecnología, a saber: ser un instrumento simple que disfruta de gran aprobación
popular, su instalación es vista como una señal de que el gobierno se preocupa por la
protección de los ciudadanos y presentarse como alternativa económica para la
reducción de gastos en materia de seguridad publica, sobre todo en el área de
recursos humanos.

III. Desarrollo

1. Concepto de seguridad pública.

El Diccionario de la Real Academia define seguridad como “calidad de seguro” y


seguro es conceptualizado como “libre de todo peligro, daño o riesgo”.

En el caso concreto de la seguridad publica, como en muchas otras materias, existen


una multiplicidad de definiciones cuyo contenido esta determinado por la formación o
corriente teórica adoptada por el estudioso del tema. Para nuestros fines adoptaremos
el punto de vista del autor Samuel González quien la define como: “el conjunto de
políticas públicas y acciones coherentes y articuladas, que tienden a garantizar la paz
pública a través de la prevención y represión de los delitos y de las faltas contra el
orden público mediante el sistema de control penal y el de policía administrativa.” 2
El mismo autor también nos dice que dentro de los objetivos de la seguridad pública
podemos mencionar los siguientes: “mantener el orden público, proteger la integridad
física de las personas y sus bienes, prevenir la comisión de delitos e infracciones
administrativas, colaborar en la investigación y persecución de los delitos, auxiIiar a la
población en caso de siniestros o desastres y aportar elementos probatorios en el
desarrollo de procesos jurisdiccionales”3

Para poder llevar a cabo este conjunto de las actividades se necesita de una figura
central, la policía, el recurso humano indispensable para concretar los planes y
programas de la autoridad. Sin embargo, como ya se mencionó en el apartado de
antecedentes, en el proceso de evolución de nuestras sociedades, las funciones que
se asignaron a las instituciones de seguridad fueron en aumento a tal grado que la
capacidad humana de protección y vigilancia no solo se torno complicadas sino
también insuficiente. Era necesario entonces la búsqueda de soluciones, encontrando
en la tecnología una herramienta de auxilio eficaz para los operadores. Entre otras
herramientas las cámaras de video, casi de forma natural, pasaron a formar del
equipo y logística de la labor policial. Aparece entonces un vinculo inseparable: la
vigilancia y seguridad pública.

2. Concepto de videovigilancia.

Hoy en día no podemos concebir que un cuerpo de seguridad pueda desarrollar


funciones de prevención, protección y auxilio ciudadano sin contar con métodos y
mecanismos de vigilancia adecuados.

Según la Real Academia de la Lengua Española la videovigilancia se define como


“vigilancia a través de un sistema de cámaras, fijas o móviles”. Para nosotros la
definición mas adecuada es aquella que señala que la videovigilancia “es un sistema
que permite captar imágenes fijas o en movimiento, con mayor alcance, visión, y
resolución, que posibilita su almacenamiento, consulta y tratamiento, a distancia,
inalámbricas, de conexión a Internet, y que se encuentra en constante incremento de
capacidades, según el estado actual de la propia tecnología” 4.

Teóricamente, la videovigilancia tiene que producir beneficios en varios ámbitos:


“reducción del miedo al delito y del sentimiento de inseguridad en general, provocar un
efecto disuasivo para hipotéticos infractores, servir de apoyo en investigaciones
policiales y de vigilancia para los servicios inteligencia 5.

Pero ¿cómo se llego a este grado de interrelación entre la videovigilancia y la


seguridad publica? ¿cómo se paso de la simple observación al desarrollo de tareas
complejas de inteligencia? La respuesta está en la evolución del desarrollo
tecnológico.

El surgimiento del sistema se ubica en la década de los ochenta, con los llamados
circuitos cerrados de televisión o CCTV, que permitía la captación de imágenes en un
monitor a blanco y negro, operando con un sistema completamente analógico. En la
actualidad estos sistemas han evolucionado hasta llegar a funcionar en un entorno
digital de red, con uso de equipos IP 3 (Internet protocol) y software especializado.
Con esta nueva tecnología ahora es posible que una gran cantidad de video o
imágenes puedan estar almacenados en la Ilamada “nube", acceder a la información
desde cualquier lugar del mundo, contar con una capacidad casi ilimitada de
procesamiento y transferencia de datos y poder almacenar gran cantidad de
información sin necesidad de contar con equipos fijos de computo, software y
servidores.

Conectividad, interoperabilidad de sistemas es lo de hoy. Lo digital es la forma como


funcionan los sistemas bancarios, de intercambio comercial, de prestación de
servicios y, dentro de estos, la seguridad publica. Es una realidad ineludible de la que
surgen nuevos retos, en tanto que la información se convierte en un bien intangible
de gran valor susceptible de ser mal utilizada, fundamentalmente porque su control
queda en manos de un tercero desconocido, también intangible. Por ello resulta de
vital importancia establecer normas locales, nacionales e internacionales que
garanticen la confidencialidad, integridad y seguridad de la información contenida en
la nube y también evitar que con estas nuevas aplicaciones se conculquen derechos
como la protección de datos personales, la intimidad y la privacidad.

IV. Derecho comparado

La videovigilancia constituye pues un fenómeno donde colisionan varios derechos


como la privacidad, la intimidad, la protección de datos personales y, si le rascamos,
podemos ubicar otros tantos como la libertad, la libre asociación, la manifestación de
las ideas y la libertad de expresión, todos ellos afectados de forma directa o indirecta
por una utilización generalizada de sistemas de videovigilancia.

Atendiendo a esta preocupación, a nivel internacional se han aprobado normas para


regular su uso de manera razonable. Su marco jurídico está conformado por dos tipos
de instrumentos: los Tratados Multilaterales y las Normas de derecho comunitario,
como los reglamentos y directivas.

Ejemplos del primer tipo de instrumentos son el Foro Europeo para la Seguridad
Urbana, organismo que emitió la “Carta para el Uso Democrático de la Vigilancia por
Video”, donde se establecen los principios que deben tomarse en cuenta para la
adopción de dicha herramienta:

 “Legalidad
 Necesidad.
 Proporcionalidad.
 Transparencia
 Supervisión independiente
 Participación de los ciudadanos” 6.

Asimismo, en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de


las Libertades Fundamentales, se consagra el derecho al respeto a la vida privada y
familiar, del domicilio y la correspondencia como prerrequisitos para decidir el uso de la
tecnología de videovigilancia.
El Tratado 125 de Funcionamiento de la Unión Europea, por su parte, contempla el
derecho a la protección de los datos personales.

Dentro del segundo grupo de instrumentos destaca el Reglamento General de


Protección de Datos, en cuyos numerales se incluye el cumplimiento indispensable de
seis principios para poder aplicar la tecnología de videovigilancia:

 “Licitud, lealtad y transparencia.


 Limitación de la finalidad.
 Minimización de datos.
 Exactitud.
 Limitación del plazo de conservación.
 Integridad y confidencialidad7.

En este mismo grupo, Las Directrices de Videovigilancia del Supervisor Europeo de


Protección de Datos, tienen como objetivo lograr conciliar la protección de los derechos
fundamentales de las personas con el uso de tecnología con fines de seguridad pública,
a partir del cumplimiento de dos consideraciones importantes:

 Las cámaras solo se dirijan a cubrir problemas de seguridad previamente


identificados.
 Previo a la adquisición e implementación de este tipo de sistemas por parte de la
autoridad, se debe evaluar el tipo de impacto que tendra dicha desición en el
derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Los Principios Internacionales sobre la Aplicación de los Derechos Humanos a la


Vigilancia de las Comunicaciones, buscan la adhesión a estándares internacionales de
respeto a los derechos humanos mediante la adopción de trece principios:

 “Legalidad.
 Objetivo legítimo.
 Necesidad.
 Idoneidad.
 Proporcionalidad.
 Autoridad judicial competente.
 Debido proceso.
 Notificacíon del usuario.
 Transparencia.
 Supervisión pública.
 Integridad de las comunicaciones y sistemas.
 Garantias para la cooperación internacional.
 Garantias contra el acceso ilegitimo y derecho al recurso efectivo”8.
En el régimen jurídico mexicano no existe una Ley Federal que regule la instalación y
uso de la videovigilancia por parte de entidades publicas o por particulares. Tampoco
existe una norma general que garantice que la información generada por los equipos y
sistemas de videovigilancia sea tratada aplicando los principios mínimos de
confidencialidad, integridad y seguridad.

Los avances en esta materia los encontramos en las Entidades Federativas que han
comprendido que es necesario contar con algún tipo de disposición normativa que
permita su regulación, esfuerzo encomiable pero que ha sido construido sobre la base
de una serie de principios que desde su particular óptica consideran relevantes y
necesario.

Así las cosas, desde 2008 la Ciudad de México cuenta con la Ley que Regula el Uso
de Tecnología para la Seguridad Pública del Distrito Federal, instrumento a través del
cual se norma la ubicación, instalación y operación de equipos y sistemas tecnológicos
a cargo de la secretaria de Seguridad Pública.

En el Estado de Yucatán desde 2018 esta vigente la Ley de Videovigilancia del Estado,
marco normativo donde se establecen las bases para la adquisición, ubicación,
instalación y operación de las cámaras de videovigilancia y los sistemas y equipos
tecnológicos complementarios, así́ como para la recopilación, sistematización,
resguardo, custodia, administración, uso, suministro e intercambio de la información
que de ellos provenga.

Otros estados que cuentan con una legislación especifican sobre videovigilancia son
Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango y Morelos.

Como ya se menciono, todos estos ejercicios son elogiables ya que han incorporado en
su legislación respectiva principios y normas del derecho internacional (el caso mas
acabado es la Ley que Regula el Uso de Tecnología para la Seguridad Pública del
Distrito Federal), pero el esfuerzo es insuficientes dada no solo la velocidad con la que
avanza la tecnología sino también por los alcances del sistema de videovigilancia que
se están aplicando en el país. De forma inmediata tendríamos que estar ya trabajando
en como incorporar en la legislación vigente los principios de supervisión independiente,
la integridad de las comunicaciones y sistemas, las garantías contra el acceso ilegitimo
y el derecho al recurso efectivo señalados en Los Principios Internacionales sobre la
Aplicación de los Derechos Humanos a la Vigilancia de las Comunicaciones.

V. Conclusiones

La conclusión obvia es que la videovigilancia llego para quedarse y que dado el


desarrollo de los avances tecnológicos este tipo de practicas se enraizara aún mas en
nuestras sociedades, por lo que debemos estar al pendiente de que su utilización no
derive en excesos y se respeten los derechos y libertades de los ciudadanos.
Para ello será necesario avanzar en el terreno jurídico legal no solo al mismo ritmo en
que aparezca la nueva tecnología, sino también en concordancia con el contenido y
significado de las normas internacionales. No tiene sentido avanzar en el ámbito
nacional si no se hace lo conducente a nivel internacional. Dado la esencia de la
tecnología, me atrevo a decir que si no regulamos primero lo internacional de nada
servirá contar con reglas para la conducción nacional. No somos dueños de la
tecnología y esto nos ubica en una relación asimétrica y de desventaja.

No obstante, por el momento y desde la perspectiva de esta servidora, valdría la


profundizar en el conocimiento del uso tecnológico que distintos actores (públicos y
privados) vienen dando lograr un mayor control sobre los ciudadanos.

Estoy pensando en las aplicaciones de grabación de los teléfonos celulares y su uso


indiscriminado por cualquier usuario, incluidos los menores de edad. El incremento
notable de redes privadas de videovigilancia en las calles, colonias y
fraccionamientos sin ningún control o supervisión por parte de la autoridad y sin
tomar en cuenta a las personas que únicamente transitan por el lugar. La instalación
de biométricos (huellas, foto, voz, iris) para poder accesar a espacios públicos,
bancos y áreas mercantiles. El uso de drones con cámaras que pueden acceder a
espacios abiertos o cerrados sin autorización previa. Sistema de videovigilancia que
leen las matrículas de los vehículos de motor y que están conectadas a módulos y
bases de datos de la policía que pueden saber si el vehículo ha pasado la
verificación, si tiene autorizado circular, si cuenta con el seguro de autos obligatorio o
si tiene reporte de vehículo robado. Las cámaras infrarrojas que se instalan en las
fronteras para la localización de inmigrantes. Los escáneres de retrodispersión con
rayos X de baja intensidad permiten ver a través de la ropa para detectar armas u
otros materiales prohibidos. Y finalmente, quizá el mas controvertido de todos, el
sistema de análisis del contenido del vídeo (VCA) que permite el rastreo y
seguimiento de persona a partir del análisis de las imágenes ofrecidas por las
videocámaras, muy extendido en los países asiáticos para evaluar la adhesión y
conformidad con el sistema de gobierno.
En México, un método de vigilancia muy poco estudiado en sus alcances y efectos
para los ciudadanos son los C1, C2, C3, C4 o C5 instalados en cada Entidad
Federativa por las diversas secretarias de Seguridad Pública, cuyo funcionamiento
por razones de seguridad se mantienen en la total opacidad.

BIBLIOGRAFÍA
1. Ruiz, Samuel, G. Seguridad Pública en México. Problemas, Perspectivas y
Propuestas. México, UNAM.
.
Ibarra Sanchez, E. Videovigilancia y Seguridad Pública. Recuperdo de
www.juridicas. umam.mx

2. Revista Constructos Criinologicos. Vol. 01, Núm. 01, Julio 2021 . Los
sistemas de videovigilancia para prevenir la delincuencia:lecciones
aprendidas.Gian Guido Nobili*

3. Periodico digital Economicon, retomado de https://economicon.mx.


Transparencia y privacidad. ¿Qué es la videovigilancia?. Jose Soto Galindo, enero
20, 2023.

4. Correa, M y Paz Canales, M. (2018). La Construcción de Estandares legales


para la Vigilancia en America Latina. Parte II: Reglas Comparadas a Nivel Global.
Derechos digitales.

5. Guillen Lasierra F, (2019). Videovigilancia: Ojos para el Control (1º edición)


Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Barelona España: Editorial FUOC.ePP

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