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Videovigilancia y Seguridad Pública

Hilda Bernal Gonzalez1


I. Planteamiento. II. Antecedentes. III. Desarrollo. IV. Derecho comparado. V. Conclusión

I. Planteamiento

La seguridad es una prerrogativa inalienable que el Estado debe garantizar. Pero esta
obligación debe materializarse de tal forma que se garantice a los gobernados la defensa de
sus derechos y libertades, así como la certeza de que no se invadirá la esfera de la
vida privada.

En la actualidad, uno de los mecanismos privilegiados por el Estado para garantizar la


seguridad de las personas es la utilización de sistemas tecnológicos como la
videovigilancia. Sin embargo, es muy importante no dejarnos deslumbrar por la
tecnología y tener presente que del mismo modo que pueden ser de gran ayuda para
prevenir y atacar a la delincuencia, también puede constituirse en una fuente de
transgresiones a los derechos fundamentales si no contamos con instrumentos
normativos adecuados para regular su utilización.

Esta será la reflexión central sobre la que versará el presente trabajo. En forma sucinta
intentaremos demostrar que en la búsqueda de dicha seguridad se pueden ver
conculcados derechos fundamentales como la libertad, la intimidad, la privacidad, la
protección de datos personales, el derecho a la propia imagen, a la libertad de transito,
de asociación y al debido proceso en el derecho administrativo.

II. Antecedentes

Autores como Francesc Guillén Lasierra (2019) y José Soto Galindo (2023), cada uno
por su lado, nos ofrecen una muy buena narrativa de los orígenes del uso de la
videovigilancia en el mundo occidental que vale la pena retomar para la construcción del
presente ensayo.

El primer dato que se tiene del uso del video es a principios del siglo XX, siendo su
precursor el ingeniero estadounidense Frank B. Gilbreth2, quien experimento con
cámaras para monitorizar el comportamiento de los obreros en una fabrica. En ese
1
Bernal Gonzalez Hilda. Egresada de la Facultad de Psicología (2007) de la UNAM; actualmente en proceso de titulación de la Licenciatura en Derecho en la
Facultad
de Derecho de la UNAM; Curso Superior de Posgrado en Derecho Civil (2019) en la Facultad de Derecho de la UNAM.
2
Soto Galindo, J. ¿Qué es la Videovigilancia? Periódico Digital ECONOMICÓN. Recuperado de https://economicom.mx
entonces el objetivo que se buscaba con la aplicación de esta herramienta era mejorar y
acelerar la producción industrial.

En la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de nuevos fenómenos sociales como
el incremento sostenido de la delincuencial, la manifestación de hechos vandálicos por
grupos de la sociedad civil, la percepción generalizada de inseguridad en los centros
urbanos y los actos reivindicatorios de los llamados “grupos terroristas”, propicio que los
gobiernos vieran en la tecnología del video un nuevo uso: la vigilancia y control del
espacio publico.

Desde esta nueva óptica, en la década de 1950 algunos países de Europa empezaron a
utilizar cámaras para controlar el trafico de vehículos y como una medida para reforzar la
seguridad en bancos y centros comerciales.

En los años sesenta Estados Unidos de América y el Reino Unido instalaron en sus
ciudades sistemas de videovigilancia para mantener el control de manifestaciones y
desórdenes en espacios públicos. Poco después, animados por su aparente eficacia,
otros países del mundo occidental adaptaron esta herramienta para la vigilancia de
infraestructura pública (escuelas y hospitales), transporte público y de la propiedad
privada.

A finales de los ochenta Francia, España e Italia aplicaron esta tecnología tanto para el
control de la criminalidad como para la vigilancia de grandes concentraciones de
personas.

Como resultado de aquella época, asistimos a la instauración de la videovigilancia no


sólo como una herramienta de control y vigilancia, sino como un instrumento
indispensable en la definición de políticas publicas de seguridad. Las razones fácticas
que sirvieron de base a los gobernantes para tomar este tipo de decisiones pueden
derivarse de la evolución expuesto en los párrafos anteriores, no obstante, vale la pena
agregar otras consideraciones que también contribuyeron a ir conformando una imagen
favorable de este tipo de tecnología, a saber: ser un instrumento simple que disfruta de
gran aprobación popular, su instalación es vista como una señal de que el gobierno se
preocupa por la protección de los ciudadanos y presentarse como una alternativa
económica para la reducción de gastos en materia de seguridad publica, sobre todo en el
área de recursos humanos.

III. Desarrollo

1. Concepto de seguridad pública.


2
El Diccionario de la Real Academia define seguridad como “calidad de seguro” y seguro
es conceptualizado como “libre de todo peligro, daño o riesgo”.

En el caso concreto de la seguridad pública, como en muchas otras áreas del


conocimiento, existen una multiplicidad de definiciones cuyo contenido está determinado
por la formación o corriente teórica adoptada por el estudioso del tema. Para nuestros
fines adoptaremos el punto de vista de Samuel González, quien la define como: “el
conjunto de políticas públicas y acciones coherentes y articuladas, que tienden a
garantizar la paz pública a través de la prevención y represión de los delitos y de las
faltas contra el orden público mediante el sistema de control penal y el de policía
administrativa3”

El mismo autor nos dice que dentro de los objetivos de la seguridad pública podemos
mencionar los siguientes: “mantener el orden público, proteger la integridad física de las
personas y sus bienes, prevenir la comisión de delitos e infracciones administrativas,
colaborar en la investigación y persecución de los delitos, auxiIiar a la población en caso
de siniestros o desastres y aportar elementos probatorios en el desarrollo de procesos
jurisdiccionales4”

Para llevar a cabo este conjunto de actividades se necesita la presencia de una figura
central, la policía, el recurso humano indispensable para concretar los planes y
programas de la autoridad. Sin embargo, como se narra en el apartado de
antecedentes, en el proceso de evolución de nuestras sociedades las funciones
asignadas a las instituciones de seguridad fueron aumentando a tal grado que la
capacidad humana de protección y vigilancia no solo se torno complicada sino también
insuficiente. Fué necesario entonces la búsqueda de soluciones, encontrando en la
tecnología una herramienta de auxilio para los operadores del sistema de seguridad.
Entre otras herramientas, las cámaras de video, casi de forma natural, pasaron a formar
del equipo y logística de la labor policial. Aparece entonces un vínculo inseparable: la
vigilancia y la seguridad pública.

2. Concepto de videovigilancia

Hoy en día no podemos concebir que un cuerpo de seguridad pueda desarrollar las
funciones de prevención, protección y auxilio ciudadano sin contar con mecanismos de
vigilancia adecuados.

3
Gonzales Ruiz, S. et al., (1994). Seguridad Pública en México. Problemas, Perspectivas y Propuestas. (1ª ed.) México, UNAM. p.43
4
Ibidem, p.43

3
Según la Real Academia de la Lengua Española la videovigilancia se define como
“vigilancia a través de un sistema de cámaras, fijas o móviles”. Para nosotros la
definición más adecuada es aquella que señala que la videovigilancia “es un sistema
que permite captar imágenes fijas o en movimiento, con mayor alcance, visión y
resolución, que posibilita su almacenamiento, consulta y tratamiento, a distancia,
inalámbricas, de conexión a Internet , y que se encuentra en constante incremento de
sus capacidades, según el estado actual de la propia tecnología5”
Teóricamente su aplicación tiene que producir beneficios en varios ámbitos: “reducción
del miedo al delito y del sentimiento de inseguridad en general, provocar un efecto
disuasivo para hipotéticos infractores, servir de apoyo en investigaciones policiales y
como auxiliar para los servicios inteligencia” (Guillén Lasierra F, 2019).

Pero ¿cómo se llego a este grado de interrelación entre la videovigilancia y la seguridad


pública? ¿cómo se paso de la simple observación al desarrollo de tareas más complejas
como la de seguridad industrial, inteligencia, observación total, etc.? La respuesta la
encontramos en la evolución del propio desarrollo tecnológico. Los avances que antaño
llevaban décadas, hoy en día al cabo de seis meses mucha tecnología se torna
obsoleta.

En el caso de la videovigilancia el surgimiento del sistema se ubica en la década de los


ochenta, con los llamados circuitos cerrados de televisión o CCTV, que permitía la
captación de imágenes en un monitor a blanco y negro, operando con un sistema de
datos completamente analógico. En la actualidad estos sistemas han evolucionado
hasta llegar a funcionar en un entorno digital de red, con uso de equipos IP 3 (Internet
protocol) y software especializado.

Con esta nueva tecnología ahora es posible que una gran cantidad de videos e imágenes
puedan estar almacenados en la Ilamada “nube", acceder a la información desde
cualquier lugar del mundo, contar con una capacidad casi ilimitada de procesamiento y
transferencia de datos y poder almacenar altos volúmenes de información sin necesidad
de contar con equipos fijos de computo, software y servidores.

Conectividad, interoperabilidad de sistemas es lo de hoy. Lo digital es la forma como


funcionan los sistemas bancarios, el intercambio comercial, los servidores de internet, la
prestación de servicios y, dentro de éstos, la seguridad publica. Una nueva realidad de
la que emergen nuevos retos debido a que la información se convierte en un bien
intangible de gran valor, susceptible de ser mal utilizada fundamentalmente porque su
control queda en manos de un tercero desconocido, también intangible. Por ello resulta

5
Ibarra Sanchez, E. Videovigilancia y Seguridad Pública. p. 365. Recuperdo de www.juridicas. umam.mx

4
de vital importancia establecer normas locales, nacionales e internacionales que
garanticen la confidencialidad, integridad y seguridad de la información contenida en la
nube y evitar que con estas nuevas aplicaciones se conculquen derechos como la
protección de datos personales, la intimidad y la privacidad.

Los países desarrollados, los inventores y dueños de la tecnología, ya han identificado


los efectos adversos de su aplicacion en sus comunidades, por lo que sus institutos y
grupos interesados de la sociedad realizan trabajos de investigación encaminados a
construir una aceptable franja de defensa frente a la aplicación tecnológica
indiscriminada. La Red de Espacio Europeo de Investigación, el Instituto Europeo de
Innovación Tecnológica y la organización internacional Access Now son algunos
ejemplos en esta dirección. En los países emergentes los avances en la materia aún
son precarios y, en Latinoamérica, la mayoría vive la fase de negociación de la
“transferencia tecnológica”.

IV. Derecho comparado

La videovigilancia constituye pues un fenómeno donde colisionan varios derechos como


la privacidad, la intimidad, la protección de datos personales y, si le rascamos, podemos
ubicar otros tantos como la libertad, la libre asociación, la manifestación de las ideas y
la libertad de expresión, todos ellos afectados de forma directa o indirecta por la
utilización generalizada de los sistemas de videovigilancia.

Atendiendo a esta nueva preocupación, a nivel internacional, se han aprobado normas


para regular su uso de manera racional. Dicho marco jurídico está conformado por dos
tipos de instrumentos: los tratados multilaterales y las normas de derecho comunitario
contenidas en reglamentos y directivas.

Ejemplos del primer tipo de instrumentos es la Carta para el Uso Democrático de la


Vigilancia por Video, emitida por el Foro Europeo para la Seguridad Urbana, donde se
establecen los principios que deben tomarse en cuenta para la adopción de esta
herramienta: “legalidad, necesidad, proporcionalidad, transparencia, supervisión
independiente y participación de los ciudadanos” 6

En este mismo bloque el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos
y de las Libertades Fundamentales7 , en su artículo 8º dispone como pre-requisito para
decidir sobre el uso de tecnología, valorar si con esta acción se respeta el derecho a la
vida privada y familiar y la inviolabilidad del domicilio.

6
Guillen Lasierra F, (2019). Videovigilancia: Ojos para el Control (1ºedición) Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Barelona España: Editorial FUOC.
p.10eP
7
Texto disponible en: <https://www.echr. coe.int/Documents/Convention_SPA.pdf>

5
Por último, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea8, en su artículo 16,
contempla el derecho a la protección de los datos personales.

Dentro del segundo grupo de instrumentos destaca el Reglamento General de Protección


de Datos9, en cuyos numerales se incluye el cumplimiento indispensable de seis principios
para poder aplicar la tecnología de videovigilancia: licitud, lealtad y transparencia;
limitación de la finalidad; minimización de datos; exactitud; limitación del plazo de
conservación; integridad y confidencialidad.

En el mismo sentido las Directrices de Videovigilancia del Supervisor Europeo de


Protección de Datos10, tienen como objetivo conciliar la protección de los derechos
fundamentales de las personas con el uso de la tecnología a partir de que se cumplan dos
consideraciones importantes: a) que las cámaras de video sólo se dirijan a cubrir
problemas de seguridad pública previamente identificados y b) que previo a la adquisición
e implementación de este tipo de sistemas se debe evaluar el impacto que tendrán en el
derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Los Principios Internacionales sobre la Aplicación de los Derechos Humanos a la


Vigilancia de las Comunicaciones11, buscan la adhesión a estándares internacionales que
tengan como resultado el respeto a los derechos humanos mediante la adopción de trece
principios: legalidad, objetivo legítimo, necesidad, idoneidad, proporcionalidad, autoridad
judicial competente, debido proceso, notificación del usuario, transparencia, supervisión
pública, integridad de las comunicaciones y sistemas, garantías para la cooperación
internacional, garantías contra el acceso ilegitimo y derecho al recurso efectivo.

A nivel Nacional, en el régimen jurídico mexicano no existe una Ley Federal que regule
la instalación y uso de la videovigilancia por parte de organismo públicos o privados.
Tampoco existe una norma general que garantice que la información generada por los
equipos y sistemas de videovigilancia sea tratada aplicando los principios mínimos de
confidencialidad, integridad y seguridad.

Los avances en la materia los podemos encontrar en algunas entidades federativas que
han entendido la necesidad de contar con algún tipo de normativa que permita su
regulación, esfuerzo encomiable pero carente de una visión integral como consecuencia
de haberse construido con base en la adopción de principios aislados, considerados mas
o menos relevantes y necesarios.
8
Texto disponible en: <https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX:12012E/TXT>
9
Texto disponible en: <https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX:32016R0679>
10
Texto disponible en: https://edps.europa.eu/sites/edp/files/publication/10-03-17_video-surveillance_guidelines_en.pdf,
11
Texto disponible en: <https://necessaryandproportionate.org/ es/necesarios-proporcionados>

6
Así las cosas, desde 2008 la Ciudad de México cuenta con la Ley que Regula el Uso de
Tecnología para la Seguridad Pública del Distrito Federal, instrumento a través del cual
se norma la ubicación, instalación y operación de equipos y sistemas tecnológicos a
cargo de la Secretaria de Seguridad Pública.

En el Estado de Yucatán desde 2018 esta vigente la Ley de Videovigilancia del Estado,
marco normativo donde se establecen las bases para la adquisición, ubicación,
instalación y operación de las cámaras de videovigilancia y los sistemas y equipos
tecnológicos complementarios, así́ como para la recopilación, sistematización, resguardo,
custodia, administración, uso, suministro e intercambio de la información que de ellos
provenga.

Otros estados que cuentan con una legislación específica sobre videovigilancia son
Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango y recientemente Morelos.

Como ya se menciono, todos estos ejercicios son elogiables, ya que han incorporado en
su legislación respectiva principios y normas del derecho internacional (el caso mas
acabado es la Ley que Regula el Uso de Tecnología para la Seguridad Pública del Distrito
Federal), pero el esfuerzo es insuficientes no solo por la velocidad con la que avanza la
tecnología en general, sino también por el desfase que tenemos respecto a las normas
de carácter internacional y los efectos inmediatos de la aplicación tecnológica en
nuestras comunidades. Hay avances importantes, sin embargo, para estar a la altura
tendríamos que estar ya trabajando en como incorporar en la legislación vigente cuatro de
los preceptos contemplados en los Principios Internacionales sobre la Aplicación de los
Derechos Humanos a la Vigilancia de las Comunicaciones, es decir: la supervisión
independiente, la integridad de las comunicaciones y sistemas, garantías contra el acceso
ilegitimo y el derecho al recurso efectivo. Su integración a la legislación nacional local
(CDMX) estimularía la creación legislativa en otras entidades federativas.

V. Conclusión

La conclusión obvia es que la videovigilancia llego para quedarse y que dado el


desarrollo de los avances tecnológicos este tipo de practicas se enraizara aún mas en
nuestras sociedades, por lo que debemos estar al pendiente de que su utilización no
derive en excesos y se respeten los derechos y libertades de los ciudadanos.

Para ello será necesario avanzar en el terreno jurídico legal no solo al mismo ritmo en
que aparezca la nueva tecnología, sino también en concordancia con el contenido y
significado de las normas internacionales. No tiene sentido avanzar en el ámbito nacional
si no se hace lo conducente a nivel internacional. Dado la esencia de la tecnología, me
atrevo a afirmar que si no regulamos primero lo internacional de nada servirá contar con
7
reglas para la conducción nacional. No somos dueños de la tecnología y esto nos ubica
en una relación asimétrica y de desventaja. Si no formamos parte de los acuerdos
internacionales, los grandes corporativos nos impondrán sus reglas y condiciones para el
uso tecnológico.

No obstante, por el momento, y desde la perspectiva de esta servidora, valdría la


profundizar en un estudio más riguroso del uso que distintos actores (tanto públicos
como privados) vienen dando a la tecnología digital, sus alcances y consecuencias en los
distintos estratos sociales, pero, sobre todo, analizar a profundidad el resultado más
visible de su aplicación: mayor control sobre los ciudadanos y la transgresión de
derechos y libertades.

Estoy pensando en las aplicaciones de grabación de los teléfonos celulares y su uso


indiscriminado por cualquier usuario, incluidos los menores de edad. El incremento
notable de redes privadas de videovigilancia en las calles, colonias y fraccionamientos
sin ningún control o supervisión por parte de la autoridad y sin tomar en cuenta a las
personas que únicamente transitan por el lugar. La instalación de biométricos (huellas,
foto, voz, iris) para poder accesar a espacios públicos, bancos y áreas mercantiles. El
uso de drones con cámaras que pueden acceder a espacios abiertos o cerrados sin
previa autorización. Sistema de videovigilancia que leen las matrículas de los vehículos
de motor y que están conectadas a módulos y bases de datos para identificar si el
vehículo ha pasado la verificación, si esta autorizado para circular, si cuenta con el
seguro de autos obligatorio o si tiene reporte de vehículo robado. Las cámaras
infrarrojas que se instalan en las fronteras para la localización de inmigrantes. Los
escáneres de retrodispersión con rayos X de baja intensidad que permiten ver a través
de la ropa para detectar armas u otros materiales prohibidos. Y finalmente, quizá el mas
controvertido de todos, el sistema de análisis de contenido de vídeo (VCA) que permite
el rastreo y seguimiento de persona a partir del análisis de las imágenes ofrecidas por
las videocámaras, muy extendido en los países asiáticos para evaluar la adhesión y
conformidad con el sistema de gobierno.
En México, un método de vigilancia muy poco estudiado en sus alcances y efectos para
los ciudadanos son los C1, C2, C3, C4 o C5 instalados en cada Entidad Federativa cuyo
funcionamiento, por razones de seguridad, se mantienen en la total opacidad.

8
BIBLIOGRAFÍA

1. Gonzales Ruiz, S. et al.,(1994). Seguridad Pública en México. Problemas,


Perspectivas y Propuestas.(1ª ed.) México, UNAM.
2. Ibarra Sanchez, E. Videovigilancia y Seguridad Pública. p. 365.
Recuperdo de www.juridicas. umam.mx
3. Gian Guido Nobili.(07-06-2021). Los sistemas de videovigilancia para prevenir la
delincuencia: lecciones aprendidas. Revista Constructos Criinologicos. Vol. 01, Núm.
01, Julio 2021. pp. 97-110
4. Soto Galindo, J. (01- 20- 2023). ¿Qué es la videovigilancia?. Periodico Digital
ECONOMICÓN. Recuperado de https://economicon.mx.
5. Correa, M y otros. (2018). La Construcción de Estandares Legales para la
Vigilancia en America Latina. Parte II: Reglas Comparadas a Nivel Global. Derechos
Digitales. Recuperaado de
https://www.derechosdigitales.org/wp-content/uploads/construccion-estandares-
legales-vigilancia-II.pdf
6. Guillen Lasierra F, (2019). Videovigilancia: Ojos para el Control (1º edición)
Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Barelona España: Editorial FUOC.ePP

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