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“CADENA DE CUIDADOS”

Herramienta inclusiva en el aula.

A menudo en el aula nos


encontramos con alumnado que de forma natural cuida a quienes más lo necesitan,
tienen un mayor desarrollo de la empatía, tienen más madurez, responsabilidad, etc.
Además, en muchos centros educativos existe la figura de alumnado mediador,
ayudante, delegado, etc. Todos estos modelos son claros ejemplos de la importancia
de los cuidados y el componente humano en las aulas.
Sin embargo, en algunas ocasiones esta labor de cuidado puede convertirse en
obligación, troncándose en pesada o difícil de desempeñar. Por otro lado, el cuidado
entre iguales dirigido exclusivamente hacia un alumno/a, con NEAE, puede
traducirse en una diferenciación involuntaria (ej. Que solo trabaje en pareja el
alumnado con discapacidad visual y su ayudante, mientras el resto de la clase
trabaja individualmente). Ambas situaciones derivarían en el objetivo contrario que
pretendemos, que es promover la ética del cuidado en nuestra aula y por tanto en
nuestra sociedad.

¿Qué medida podemos llevar al aula, con todo el grupo-clase, para poner en valor la
importancia de los cuidados y sensibilizar sobre la necesidad de una mayor
corresponsabilidad? La estrategia “Cadena de cuidados” (aplicación basada en la
idea de Antonia Torres Pérez).
Esta actividad consiste en poner en una caja, o bolsa de tela opaca, papelitos con los
nombres del alumnado. En nuestro caso, hemos editado unas etiquetas en braille que
en su envés reflejan el nombre en tinta. Y sí, falta el símbolo de mayúscula en los
nombres en braille. ¡Buena observación!

Cada alumno/a, debe coger un papelito que contendrá el nombre de otro


compañero/a, a quien cuidará durante toda la semana, de tal forma que cada semana,
todo el alumnado tenga alguien a quien cuidar y sea cuidado por otro alumno/a.

Las acciones que pueda hacer para cuidar al compañero/a las decidirá el cuidador/a.
Algunos ejemplos pueden ser: acompañamiento en el recreo, servir de guía en los
cambios de aula, preguntar qué tal se encuentra, ayudarle con las tareas, a ordenar su
mesa, felicitarle por algo que haya hecho en clase (exposición o trabajo en clase,
intervención oportuna en clase, mediación positiva, etc.), resolverle alguna duda,
mostrar interés por alguna de sus aficiones, etc.

Cada semana repetiremos la misma acción y comentaremos cómo se han sentido, si


se han sentido cuidados o no y qué acciones han hecho para cuidar a su
compañero/a. A lo largo del curso, todos los alumnos/as, no solo el alumnado con
DV, habrán cuidado y habrán recibido cuidados de los demás al menos una vez.

Las cadenas de cuidados no solo dan respuesta a la atención a la diversidad, mejoran


el aprendizaje, fortalecen la empatía, la solidaridad y la educación en valores.
También origina la generación de modelos de conducta positivos y mejoran el clima
de convivencia en nuestras aulas y en los centros educativos.

Al mismo tiempo, con las cadenas de cuidados aprovechamos el gran recurso


humano que es alumnado. Con la ayuda entre iguales se consigue mejorar el clima
del centro, el desarrollo personal y social de los y las ayudantes, y los ayudados y
ayudadas y por ende, mayor disponibilidad para el aprendizaje.
Estas cadenas de cuidados forman parte del aprendizaje cooperativo, herramienta
eficaz que motiva la cooperación e interés por el aprendizaje y la superación de las
dificultades de todos, entre todos, para conseguir lo mejor de cada participante.

Esperamos que esta herramienta sirva de orientación a quienes deseen optar por la
implantación de medidas en favor de la inclusión y la participación activa.

Amalia Vioque Fernández.


Profesora Equipo específico de atención al alumnado con discapacidad visual de
Málaga (EEAADV_Málaga)

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