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Las agendas mediáticas o del vademécum de los golpes blandos.

En tiempos de posverdad donde la información veloz se opone siempre a la antes


estructurada verdad (Byung-Chul Hang), antaño más clara, siempre pesada, se diluye ahora en
potes de realidades construidas que por falsas no dejan en su volatilidad de hacerse
enfáticamente ciertas. No le importa al ahíto ojo digital si son verdad en realidad, la veloz
exposición a la internet las vuelve reales al ser apercibidas a través del cristal del smartphone.
Es como si el holograma de una serpiente puesta detrás de una vitrina le diera materialidad a lo
que es solo la imagen visual de un peligroso ofidio. La sombra de la antigua caverna es más
real ahora que la vida cotidiana al hacerse despaciosa y entonces la ordinaria oralidad demora
siempre más en exposición que los audios del wasap o la descarga de los videos de las redes.
Por cierto, ¿quién se pregunta si en realidad SON? En referencia a los videos o si los mismos
son inventados (¿por quién?) ¡Qué importa! Solo necesitan apariencia de verdad, una inyección
de rabia para que entre directo a nuestro cerebro reptil.
Entonces se explica por qué hoy en los tiempos de más guerras esparcidas por todo el
mundo, prácticamente se extinguen o disminuyen a casi cero los antiguos y fiables
corresponsales de guerra, o las sesudas argumentaciones en paneles donde se compone o
refuta con hechos los devenires de uno u otro bando de una situación bélica, ¡ya no se usa, no
es ‘cool’ la verdad!, pareciese hiede, no está de moda; se nos dice que el teléfono inteligente, la
internet y todas estas maravillas contemporáneas hacen que sea prácticamente innecesario
tener un portavoz mediático arriesgando su vida en el frente, un reportero de guerra. Que
conveniente, a la mediática que vende su entonación al mejor postor. Pero en realidad se han
vuelto incómodos los periodistas profesionales de larga experiencia, lentifican el proceso
porque ya no se trata de recoger los hechos de manera cuidadosa, oportuna y cierta,
sustentarlos y hacer comparativos de uno u otro lado, para qué cuando estos se pueden
construir con apremio a la medida de la querencia dominante. Los dueños de medios de
difusión tradicionales, los más grandes, no son realmente muchos hoy en día en el mundo,
pues la información la manejan cada vez menos empresas las cuales consolidan en
conglomerados a decenas de medianas y grandes en una transmedia perversa del poder cuyos
tentáculos se hunden en la política, el mundo financiero y la industria. La verticalidad del poder
de lo político-financiero-industrial es una constante en el planeta de hoy, como lo es alinearse a
y en los discursos del poder dominante, el hegemón transnacional para unificar la verdad que
es conveniente al dinero, a la sociedad preceptuada, a esos socios que marcan las líneas
gruesas y delgadas de una agenda en la goebbeliana tarea de hacerla repetida mil y mil veces
para que sea cierta. Esta lógica perversa ya impuso a los medios, incluidas las redes sociales,
el carácter de constructores de realidades paralelas incómodas y profundamente destructivas
de las ideas y gobiernos no convenientes a ese sistema mundial unívoco que detenta las
agendas de lo más mierda.
Las agendas mediáticas construyen lo que “se tiene que decir” en los medios, pero se
niegan tanto como se hacen explicitas las cacareadas objetividades y la falsa adscripción a
preceptos de objetividad, libre expresión, verdad y democracia que cual paladines de supuesta
justicia promueven desde las más retorcidas lógicas. El sentido común a muerto. Más que
sesudos documentos expuestos y públicos de enantes, son líneas gruesas delineadas en el
secretismo de los consejos editoriales que reciben el manual dictado por mecenas y financistas
enchufados al poder mundial, se escurren en evidente repertorio de libretos repetidos por
maniquíes perfectos al marketing audiovisual, ante cámaras y micrófonos acuñan vocablos
sencillos como régimen, dictador, amenaza, comunismo, u otros más elaborados como daño
colateral, revolución corpuscular, castrochavismo, Ideología de género. Cacareadas peroratas
que salmodian como salvar la democracia se amarran a derrocar al tirano, ese mismo electo por
las masas a las que son alérgicas de por sí las élites gobernantes: llámese Lula, Correa,
Cristina, Amlo, Evo, Dilma, Castillo, Petro, … no importa la latitud o el tiempo, la incomodidad es
la misma, son el mismo fenómeno que viene a destruir (¡para ellos!) la cómoda democracia de
los pocos, la integridad de los torcidos tapados de gobierno a gobierno, la corruptela de esos
gobiernos ricos de pueblos pobres. ¡Son nefastos para el estatu quo! la verdadera amenaza de
las libertades, el peligro del desarrollo económico del país; todos los canales convergen al
unísono: la voz de opinólogos, expertos (pagados, por supuesto), influenciadores y los políticos
preclaros que reverberan las mismas verdades construidas a punto de libreto en los medios de
siempre, … entonces el terreno de la opinión se abona conscientemente para levantar
acusaciones sin fundamento que llevaron a un Lula da Silva a la cárcel no tanto por su
culpabilidad sino por ser incómodo a los intereses de ese puñado de poder que utiliza la
cámara, el micrófono o las redes como mísiles letales y penetrantes.
El golpe blando se construye a punta de micrófono y la voz de expertos, de señoritos y
señoritas gentiles hombres y damitas que han acuñado un prestigio desde la tarima de los ‘más
mierda’ en el altisonante contubernio del buen dinero al servicio a los poderosos. Ahora
amalgaman su voz a la voz de opinólogos y políticos denunciantes de las aberraciones
presentes cuando unos y otros cómodamente han olvidado a conveniencia, de cuando a no
mucho el latrocinio y peculado de los que anterior al presente gobierno, este tan incómodo para
ellos, deslizara el otro a las arcas de los mismos, tal vez un terrenito, unas acciones, un dinerillo
en el paraíso fiscal oportuno a su hacienda…
La metralla y el fusil ahora son ONG´s transnacionales que posan de labor social y ser
portaestandartes de la democracia, se encargan del calentamiento de calles, impulsan la
desazón alimentada por el libreto de la mediática y los caciques regionales o por próceres
paridos en la miseria de los ricos, estos que se han levantado dolidos por un país al que le va
mal apenas ahora, por una pobreza que se multiplicó en menos de un año y hasta por unas
catástrofes naturales que de seguro igual son culpa del que está en la casa presidencial,… todo
absolutamente todo apunta a que estamos mal hoy, ni siquiera hay duda alguna que ayer
hubiésemos estado peor y sin dudar estaremos mejor mañana con los mismos de ayer caras
lavadas o en cuerpo ajeno. Todo está planeado y se recoge en un manual escrito desde los
setenta que se llama «De la dictadura a la democracia» (Gene Sharp), amén de otros tantos
hijuelos de la misma parentela. Para entender sus lógicas, las de la única política y democracia
de frac cortada a la medida de ellos, las de esas élites furibundas, se necesita tener unos
descifradores de verdades a medias y discursos construidos con un talento inusitado para
retorcer sus propios desafueros convertidos en aciertos, sus mentiras a medias o falsas
verdades, la edición conveniente de la historia y las realidades paralelas. Para esto solo hay
que mirar los procesos sufridos en otras latitudes y otras épocas no tan lejanas, porque el guión
no les cambia, ha surtido efectos muy prominentes y beneficiosos a su avaricia y réditos
políticos, si les ha traído resultados para que cambiarlo si allí está la formula: solo es retorcer,
descreer, falsear, desprestigiar, … siempre asegurar que todo está mal y ante cualquier error
por pequeño que sea crecerlo. Es el miedo acérrimo al costosísimo -para ellos- progreso de los
muchos en oposición a la desmesurada riqueza de los pocos.
Para los que nos decimos informado y podemos traducir a otros, es un imperativo
categórico informarnos de estos estilos y procederes de una derecha que está más unida que
nunca internacionalmente y que se prestan sus voces y fortunas para torcer a su favor los
destinos de los pueblos. Si dudamos aún que las cosas que suceden ahora a nuestro país y a
un gobierno que por primera vez en décadas es en sí propuesta, que dispone de forma real no
nominal su poder para hacer con otros distintos a la caterva manceba de las élites, si
descreemos que sus ardides y cuitas, las de las élites políticas, vienen de libretos del orden
global, los mismos en muchos años e iguales desafueros, y asumimos que esto es otra teoría
de la conspiración, veremos arder la presidencia no solo en sentido figurado sino de forma
irremediablemente literal. Atentos y prestos a desentrañar esta realidad desde nuestra
inteligencia y en el hacer no dejar proliferar este veneno lesivo que espera corroer lo construido,
atentos dispuestos y adelante con nuestros proyectos de progreso desde donde estemos y con
la empatía alta para que ganemos como pueblo y no solo ganen los mismos de siempre.

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