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1853)
Este periodo duró poco para Doppler. Enfermó de tuberculosis y pronto afectó a su laringe. Dada la gravedad marchó seis
meses a Venecia para descansar. Murió el 17 de marzo de 1853 a la edad de 50 años. La ciudad le hizo un solemne funeral y
le dedicó una placa en su honor en el cementerio.
Aparte de lo señalado Doppler publicó sobre temas de magnetismo, electricidad, óptica y astronomía. Creó muchos
instrumentos, especialmente de tipo óptico, y mejoró otros ya existentes. Era conocido por tener ideas muy originales.
Algunas no podían llevarse a la práctica, pero en otros casos fueron el germen de algunas que tendrían que desarrollarse más
tarde. Así, su principio se empleó en medicina en el siglo XX. Lo hizo de la mano de otro principio de acústica, el
ultrasonido.
El examen de los ultrasonidos es muy conocido en la actualidad. Su uso durante el embarazo es prácticamente universal dado
que es inocuo y muy fiable. La técnica del Doppler está basada en un aparato que emite ultrasonidos (sonidos cuya frecuencia
es superior a los 20.000 Hz, es decir, que están por encima del límite de audición humana). Cuando se sitúa un objeto frente
al aparato, los ultrasonidos chocan contra la estructura objeto de estudio y regresan al aparato, donde un ordenador los
interpreta y transforma cada ultrasonido en un punto luminoso. Esta operación repetida millones de veces, da lugar a millones
de puntos luminosos que, en conjunto, forman una imagen. Los ultrasonidos avanzan, pues, según los principios de las ondas
mecánicas, es decir, sufren fenómenos de atenuación, dispersión y reflexión ("rebote") dependiendo de las propiedades
físicas de las estructuras que encuentran a su paso.
Se considera que una de las primeras publicaciones sobre el empleo de ultrasonidos en medicina la hizo K. T. Dussite en
1942; se publicó en una revista alemana de neuropsiquiatría. En 1955, el escocés Ian Donald, médico que durante la II Guerra
Mundial trabajó para la Royal Air Force (RAF) en asuntos de radar y sonar, asociado con un técnico llamado Tom Brown, de
la compañía Kelvin & Hughes de Instrumentos Científicos, empezó a trabajar en el desarrollo de los ultrasonidos. Tres años
más tarde demostró la utilidad de la nueva técnica al identificar una masa ovárica en una paciente diagnosticada
erróneamente de cáncer inoperable.
En 1964, Callagan y sus colaboradores aplicaron el principio de Doppler a la investigación de flujo de sangre fetal lo que
permitió su estudio con detalle. Hilo y colaboradores, de la Universidad de Washington, usaron una onda de ultrasonido de
forma continua para estudiar el flujo en los vasos periféricos. Pourcelot, de Francia, en los años sesenta contribuyó también
con sus trabajos sobre el flujo de sangre. Él y sus colegas estuvieron implicados en el desarrollo del primer equipo de Doppler
para la vigilancia del sistema cardiovascular de astronautas en el espacio.
En estos mismos años el pediatra y fisiólogo americano Robert F. Rushmer, investigaba instrumentos que le permitieran
evaluar funciones cardiovasculares en animales sin necesidad de operar. Estaba interesado en determinar las dimensiones
cardiovasculares, las presiones intravasculares y el flujo sanguíneo por medio de técnicas incruentas. Tres miembros de su
equipo de técnicos, Dean Franklin, Dick Ellis y Donald Baker lograron desarrollar un “flujómetro” multicanal de tránsito-
tiempo que permitía detectar el flujo en un vaso sanguíneo por medio del Doppler al hacer incidir una onda sonora sobre los
glóbulos rojos en movimiento dentro del vaso y luego recoger la señal de eco devuelta por esas mismas células. En el año de
1965, la primera aplicación comercial de la tecnología Doppler recibió el nombre de Doptone, un dispositivo que permitía la
auscultación del latido fetal.
En 1967 se publicaron los diferentes perfiles de ondas obtenidos mediante Doppler en distintas enfermedades arteriales y
venosas. En el año de 1970 Donald Baker pudo realizar el primer rastreo de flujo vascular al combinar el registro del Doppler
con una imagen bidimensional de ultrasonidos. En el año de 1976 también se determinó por primera vez el flujo de las arterias
renales por esta técnica.
A principios de los años ochenta Hatle pudo utilizar el Doppler para estudiar la velocidad del flujo sanguíneo. Se podía
determinar el grado de disfunción de las válvulas cardiacas, por un lado, y medir el flujo y presiones intracavitarias de forma
rápida y segura, por otro. Las aplicaciones de las diversas modalidades tecnológicas permiten, por tanto, obtener una gran
cantidad de información de los diferentes componentes del corazón y los grandes vasos tanto morfológica (ecografía en modo
M, bidimensional y, recientemente, tridimensional) como funcional. Así, la aplicación del efecto Doppler permite calcular la
velocidad de las estructuras en movimiento (como la sangre a su paso por las diversas cavidades y estructuras
cardiovasculares). Con esa velocidad, a través de fórmulas matemáticas extraídas de principios físicos, se pueden calcular
gradientes de presión a través de orificios o válvulas cardíacas e incluso el área de dichos orificios.
Hoy también se usa el Doppler transcraneal, técnica que se ha convertido en una herramienta imprescindible para conocer
tanto el funcionamiento de las arterias cerebrales como sus posibles alteraciones. Además de diagnosticar lesiones arteriales,
permite su seguimiento e incluso monitorizar los efectos de determinados tratamientos farmacológicos. Gracias a esta técnica
se ha mejorado la detección de enfermedades mortales como las microembolias o la posibilidad de diagnosticar infartos
cerebrales.
En nefrología y urología el desarrollo de esta técnica tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX. Comenzó con las imágenes
obtenidas de un riñón y de la vejiga urinaria en los años 50, y en 1967 se obtuvo el registro de las señales de los vasos
renales tras la introducción de la sonografía rectal. Hoy resulta imprescindible para el diagnóstico de las alteraciones de los
órganos y estructuras nefrológicas y urológicas.
Como se aprecia, el descubrimiento de Doppler no tuvo aplicaciones hasta cien años después. Aparte de las utilidades en
medicina también las tiene en cosmología, meteorología y otras áreas de la ciencia.
Algo más sobre el efecto doppler
"Lo que ocurre es que el sonido emitido por el coche cambia de frecuencia en el instante en que nos cruza. Este efecto se
llama efecto Doppler. Cuando el coche se acerca, la frecuencia es superior a la frecuencia que se hubiera emitido si estuviera
parado, y cuando se aleja, la frecuencia es inferior, todo ello debido a que la distancia entre el emisor del sonido y el receptor
cambia. Si el coche está parado y emite un sonido, éste va emitiendo sucesivamente los máximos de la onda de presión
separados por una distancia igual a la longitud de onda. Cuando el coche se acerca a nosotros y emite un máximo, al cabo de
muy poco tiempo emitirá el siguiente, pero la distancia entre los dos máximos será un poco menor debido a que el coche se
ha movido, por lo cual la longitud de onda será menor, lo que hace que la frecuencia sea mayor. Cuando el coche se aleja,
ocurre exactamente el efecto contrario, la longitud de onda aumenta por lo que la frecuencia será menor. Podéis repasar la
relación que hay entre la longitud de onda y la frecuencia que vimos en la etapa sobre el movimiento ondulatorio".
Tomado de Jordi Lagares, César Córcoles, David Mata y Pere Carrers. Comprensión física de los sistemas multimedia I.
Barcelona, Universitat Oberta de Catalunya y Universitat Politècnica de Catalunya, 2001. FUENTE:
http://www.historiadelamedicina.org/doppler.html#doppler
http://www.historiadela
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