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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
En este módulo vamos a definir lo que entendemos por violencias sexuales, los tipos
de violencias sexuales que pueden tener lugar, los tipos de manifestación que pueden
adoptar, lo que sabemos acerca de sus prevalencias y por último, las respuestas de las
instituciones públicas de la Comunidad Valenciana a esta problemática. Con la lectura
del módulo III sólo pretendemos que reflexionéis sobre las diferentes cuestiones que
abordaremos.
De forma similar, pensamos que adoptar el término violencias sexuales (en vez
de violencia sexual) facilita la visibilización de un mayor número de violencias que se
encuentran enmascaradas, naturalizadas y normalizadas, y que, de nuevo, no sólo
afectan a las mujeres sino también a todas las personas que se alejan de la norma
masculina tradicional. Para nosotras, la terminología empleada es una cuestión clave
puesto que determina la percepción social de una problemática, y por tanto, las
respuestas sociales/institucionales que se desarrollan en consecuencia.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
intento o amenaza de naturaleza sexual que resulta o es posible que resulte en daño
físico, psicológico y emocional. Por su parte la OMS (2013, p. 2) en sus folletos
informativos Comprender y abordar la violencia contra las mujeres ofrece una definición
más concreta, entendiendo por violencia sexual
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
• Infancia: El abuso sexual a menores varía entre un 7% y un 36% en las mujeres y entre
un 3% y un 29% en los varones (Barth, Bermetz, Heim, Trelle y Tonia 2013; Cortés,
Cantón y Cantón-Cortés, 2011; Finkelhor, Shattuck, Turner y Hamby 2014), por lo que
constituye un problema de salud pública. La mayor parte de los estudios hallan una
prevalencia media mucho más elevada para las mujeres (19,2%) que para los varones
(7,4%) (Pereda, Guilera y Forns, 2009).
• Adolescencia: resulta una etapa de alto riesgo. Los datos procedentes de distintas
fuentes y países coinciden en el importante aumento de este riesgo durante esta
etapa vital. Existe el mismo consenso en cuanto a diferencias de género: las chicas
son las que presentan mayor tasa de abusos y agresiones, señalando algunas
investigaciones que este riesgo es 3 veces mayor que el de los varones (Planty,
Langton, Krebs, Berzofsky y Smiley-McDonald, 2013). Según este estudio, 1 de
cada 6 mujeres ha sufrido una violación o intento. En más de la mitad de los casos
eran menores de 18 años y en un 22% eran menores de 12 años. Entre los 15 y 17
años es cuando la incidencia es más elevada (Finkelhor et al., 2014).
• Población joven/universitaria: tal y como veremos más adelante, esta población
no está exenta de sufrir cualquier tipo de violencia sexual.
• Violencia contra mujeres mayores: Si bien algo más de la mitad de las mujeres
víctimas de violencia sexual son jóvenes, una parte importante de las víctimas ya
no cumple con el mito de que sólo las jóvenes son agredidas sexualmente. Existen
poco estudios sobre agresiones sexuales a la tercera edad, puesto que el edadismo
también afecta a la comunidad científica, pero las estimaciones acerca de su
prevalencia gira entre un 2,1% y un 7% y su incidencia va en aumento a medida
que el porcentaje de población mayor incrementa (Fileborn, 2017). Sin embargo,
se considera que las cifras señaladas están infravaloradas y no responden a la
realidad del problema puesto que ya se tiene constancia de su mayor
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Otras poblaciones afectadas por las violencias sexuales son las mujeres
inmigrantes y las mujeres víctimas de trata y prostitución (ver Consejería de Presidencia
y Participación Ciudadana, 2018).
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Las personas agresoras pueden ejercer tres tipos de violencias: físico, sexuales y
psicológico/emocional (y dentro de la pareja, la económica). La violencia física,
psicológica y sexual (estas dos últimas en sus formas extremas) son las más fácilmente
identificables por la sociedad en general y las que mayor rechazo generan (Delegación
del Gobierno para la Violencia de Género, 2015; Igareda, y Bodelón, 2014). Sin embargo,
las violencias psicológicas más sutiles y las violencias sexuales que se salen del
estereotipo configurado por los medios de comunicación, son mucho más difíciles de
detectar incluso por estudiantes universitarias, tal y como se ha demostrado en
diferentes estudios realizados en nuestro país (Bosch et al., 2006; Valls, 2008a, 2008b),
y en investigaciones sobre violencia sexual en general (Kelly, 1988). Aquellas de menor
impacto en las víctimas (p. e., los piropos, las bromas o las miradas insinuantes no
deseadas) y las que se producen dentro de la pareja (p. e., que intente forzarte o te
fuerce a mantener relaciones sexuales) suelen generar polémica, puesto que no todo el
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mundo comparte que sean violencias. Muchas personas no identifican los piropos o
bromas machistas o LGTBIfóbicos como violencias sexuales (aunque les incomoden o
disgusten), algunas consideran que forman parte de la libertad de expresión y no
producen daño alguno, y muchas otras consideran que un hombre no puede violar a su
mujer puesto que es su pareja y tiene derecho a satisfacer sus necesidades sexuales. Sin
embargo, desde nuestro punto de vista, todas estas conductas no dejan de ser
expresiones de poder de “lo masculino” sobre la sexualidad y el cuerpo de la mujer y de
las personas con identidad y orientación sexual no normativa. Otra cuestión es que estas
conductas generen un impacto menor en la salud psicológica, física y social de una
persona (si no se producen de forma continuada) que las agresiones sexuales de mayor
impacto.
En cuanto a los tipos de manifestación de cada una de las violencias, aquellas que
conforman la violencia física son limitadas, mientras que en el caso de las violencias
sexuales y especialmente en los casos de la violencia psicológica las conductas son muy
amplias. En la figura 1 encontraréis algunos ejemplos. Es importante tener claro que los
diferentes tipos de violencias pueden adoptar formas más o menos intensas y que las
violencias sexuales y/o psicológicas pueden adoptar tanto formas sutiles como formas
explícitas. Las formas sutiles pueden incluso expresarse mediante bromas (entre risas y
en contexto distendido “¡anda que mujer/maricón tenías que ser!) o aparecer bajo
pretextos del amor romántico (p. e., una persona puede presionar a su pareja para
mantener relaciones sexuales pidiéndoselo como muestra de amor).
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• Entre alumnado Empujones, zarandeos,
HORIZONTAL FÍSICO pellizcos, quemaduras,
• Entre personal laboral bofetada, golpes, puñetazos y
asesinato
Chistes, piropos/comentarios
• Profesorado a alumnado sexuales, gestos y miradas
VERTICAL insinuantes pedir
DESCENDENTE • Cargo superior a cargo reiteradamente citas,
inferior acercamiento excesivo,
preguntar sobre vida sexual,
• Alumnado a profesorado hacer insinuaciones, pedir
VIOLENCIAS HETEROPATRIARCALES
VERTICAL abiertamente relaciones
SEXUAL
EN CONTEXTO UNIVERSITARIO ASCENDENTE • Cargo inferior a cargo sexuales, presionar después de
superior la ruptura sentimental con un
compañero/a, insultarte,
humillarte, ignorarte o aislarte
por tu identidad u orientación
• Servicios externos sexual, realizar actos sexuales
PERSONAS
bajo presión de despido, sexting,
EXTRAÑAS • Otras personas agresión sexual.
• Actual
PAREJA
• Personal
Control: saber dónde estás,
PSICOLÓGICO seguirte, mirar tus redes
EMOCIONAL sociales…
FIGURA 1. Propuesta de clasificación de las violencias sexuales en contextos universitarios. Chantaje emocional (pareja): lo
hace porque te quiere, no
quiere estar solo, suicidarse… 8
Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Centrándonos específicamente en las violencias sexuales, la literatura científica
contempla múltiples formas de clasificarla(s). Esta falta de consenso es debida a las diferentes
legislaciones existentes al respecto en cada país y a los diferentes objetivos de estudio
(Consejería de Presidencia y Participación Ciudadana, 2018). Nosotras, en primer lugar,
pondremos el foco de atención en la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre de nuestro
Código Penal para luego, mediante una actividad, analizar los cambios introducidos en la nueva
Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (conocida como la Ley “solo sí es sí”). El objetivo
de la siguiente lectura no es memorizar la clasificación, sino reflexionar sobre qué se entiende
por delito sexual y qué es lo que se juzga.
Si nos basamos en la clasificación recogida en el anterior código penal, éste diferencia entre
(Consejería de Presidencia y Participación Ciudadana, 2018):
• Agresión sexual: para que se considere que se ha cometido una agresión sexual, es
necesario que se produzca cualquier atentado contra la libertad sexual de una persona,
mediante el uso de la violencia o la intimidación (1-5años).
Si la agresión sexual consiste enla introducción de miembros corporales u objetos por vía
vaginal, anal o bucal, entonces seconsidera violación (6-12 años). Dicha agresión puede ser
cometida por personas conocidaso desconocidas. Si la persona agresora es la pareja, no es
necesario que haya violencia física asociada.
No obstante, si además tienen lugar alguno de los siguientes actos, entonces se agravan las
penas de agresión sexual de 5 a 10 años y de violación de 12 a 15 años:
▪ Si los actos tienen un carácter degradante o vejatorio.
▪ Si los actos fueron perpetrados por 2 o más personas.
▪ Cuando la víctima sea especialmente vulnerable (por ejemplo, las personas con
discapacidad).
▪ Si la persona agresora tiene una situación de superioridad, parentesco, ascendiente,
descendiente o hermano.
▪ Si se hace uso de armas u objetos que pongan en riesgo la vida de la víctima.
• Abuso Sexual (1-3 años de cárcel o pena de multa de 18 a 24 meses): se entiende cualquier
atentado contra la libertad sexual de una persona sin su consentimiento, aunque en estos
casos no se ha empleado ni violencia ni intimidación. Se aplicarán las mismas penas, en el
caso de que la persona agresora ostente una situación de superioridad. Así, entran dentro
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
de la categoría de “abuso sexual”:
En caso de que en el delito de abuso sexual hubiera acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o
la introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las 2 primeras vías se castigará
con la pena de prisión de 4 a 10 años.
• Acoso sexual. Nuestro código penal recoge el delito de acoso sexual en contexto laboral y
docente. En el delito de acoso sexual laboral o docente, se castiga solicitar favores de
naturaleza sexual ya sea para uno mismo o para una tercera persona y debe producirse en
el ámbito de una relación laboral y docente. Para que se considere un delito el acoso, deber
ser continuado y habitual, y en todo caso, que produzca una situación objetiva e
intimidatoria grave o humillante para la víctima. Se aplica una pena de prisión de 3 a 5
meses o pena de multa de 6 a 10 meses, pero si la persona agresora tiene una relación de
superioridad con la persona víctima o le menciona que va a provocar un mal en el puesto
que ocupa, entonces las penas se agravarán.
• Incesto. Relación sexual entre familiares consanguíneos muy cercanos o que proceden por
su nacimiento de un tronco común. Por lo general es una persona mayor de la familia que
abusa/agrede a una niña o adolescente de su propia familia.
• Trata y explotación sexual (de 5 a 8 años). Se trata de la captación, transporte, traslado,
acogida o recepción (en la gran mayoría de casos de mujeres y niñas), empleando la
amenaza, el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder, la concesión o recepción de
pagos o beneficios, o aprovechándose de una situación de vulnerabilidad con fines de
explotación sexual, incluyendo la pornografía y prostitución. Existen otras formas de trata
y explotación que no tienen como finalidad la explotación sexual (trabajo forzoso,
extracción de órganos, matrimonios forzosos u obligación de realizar actividades
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delictivas).
Igualmente se considera que una persona está cometiendo un delito de prostitución cuando se
lucra de la prostitución de otra persona explotándola, aunque sea con el consentimiento de la
víctima. Hay explotación, cuando la víctima se encuentra en una situación de vulnerabilidad o
necesidad económica y personal. También se da la condición de explotación cuando se exijan
condiciones desproporcionadas y abusivas para el ejercicio de la prostitución. Las penas de 5 a 8
años se agravarán cuando:
• Grooming (pena de prisión de uno a tres años o multa de doce a veinticuatro meses,
agravándose su condena en su mitad superior cuando se emplea la coacción, intimidación
o engaño). El delito por grooming consiste en el uso de las TIC para acceder a una persona
menor de dieciséis años con una finalidad sexual (acceso carnal, producción de pornografía
infantil…). No es necesario que se consuma el delito, el mero acercamiento ya constituye
un delito en sí. También se considera grooming el contactar con una persona menor de 16
años con el objetivo de embaucarla para que le envíe mensajes, fotografías, imágenes…de
contenido sexual. En estos casos la pena puede ir desde 6 meses a 2 años de prisión.
El sexting, que desde nuestra perspectiva es una forma más de violencia sexual, recientemente
ha sido incorporado en nuestro código penal aunque no como delito sexual sino como un delito
contra la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio.
• Sexting (pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses). Constituye
un delito de sexting la obtención de imágenes o grabaciones de otra persona con su
consentimiento pero que luego son difundidos contra su voluntad. La imagen o grabación
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se produce en un ámbito personal (sin la presencia de terceros) y su difusión lesiona
gravemente su intimidad. La pena se agravará en su mitad superior, si:
- los hechos son cometidos por un cónyuge o por una persona que esté o haya estado
unida a la persona víctima por una relación de afectividad (aun sin convivencia),
- Los hechos tienen una finalidad de lucro,
- la persona víctima es menor de edad,
- la persona víctima tiene una discapacidad.
https://www.epe.es/es/igualdad/20220526/claves-ley-solo-si-es-si-13706893
https://forms.gle/tJMqrKRiZrVXMPmG7
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MAGNITUD DE LA PROBLEMÁTICA
Las diferentes formas de violencia por motivos de género son una realidad social
innegable, un problema de salud pública (OMS, 1996) y constituyen una violación intolerable
de los derechos humanos (Igareda y Bodelón, 2014). Existen múltiples estudios a nivel mundial
que demuestran la existencia persistente de esta problemática todavía a día de hoy, sobre
todo en lo que respecta a la violencia de género en parejas adultas (no así en otras poblaciones
como mujeres con discapacidad o adolescentes donde los estudios escasean). Sin embargo,
en relación con las violencias sexuales, los estudios en nuestro país son escasos, acentuándose
todavía más dicha escasez dentro del contexto universitario. Esto puede ser consecuencia de
la existencia de una creencia generalizada en la sociedad de que las violencias de género,
incluidas las sexuales, son un problema más propio de poblaciones con un perfil socio-
económico bajo. Sin embargo, esta creencia fuertemente arraigada no está respaldada por las
numerosas investigaciones que han demostrado que la violencia de género atraviesa todas las
clases sociales, culturas y niveles educativos (Dobash y Dobash, 1992; Cantera, 1999; Lorente,
2001; Gil, 2007). De hecho, según la última encuesta europea (FRA, 2014), en cuanto a las
experiencias de violencia física y sexual vividas desde la edad de los 15 años por parte de una
pareja (Tabla1), el 23% de las mujeres víctimas tenía educación primaria, el 21% educación
secundaria y el 21% educación superior. Fuera de la pareja, el 19% de las mujeres con
educación primaria han sufrido violencia física y/o sexual, mientras que esa misma situación
se ha dado en un 22% de las mujeres con educación secundaria y en un 27% de las mujeres
con educación superior. Por tanto, las mujeres universitarias no están exentas en absoluto de
sufrir violencias sexuales dentro y fuera de la pareja. De hecho, las violencias sexuales contra
las mujeres (y personas no normativas) en las universidades no son infrecuentes (Igareda y
Bodelón, 2014).
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Tabla 1. Porcentaje de mujeres que han experimentado violencias sexuales en función de su
nivel educativo.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Tabla 3. Porcentaje de estudiantes universitarias españolas que han sufrido diferentes
violencias sexuales
Porcentaje
Al menos un incidente de acoso sexual 54%
Al menos un incidente de acoso 52,9%
Acto sexual no deseado 36,7%
En el caso del Estado Español, hasta hace poco la escasez de datos sobre las violencias
sexuales en población general se ha entendido como parte de la invisibilización de las
violencias sexuales(Toledo y Pineda, 2016). De acuerdo con la última macroencuesta (DGVG,
2019), las mujeres adolescentes y jóvenes entre 16 y 24 años son las que mayores agresiones
sexuales fuera de la pareja han sufrido (11%) en comparación con aquellas mayores de 25 años
(6%). Lo mismo ocurre con respecto al acoso sexual: un 60.5% de las mujeres entre 16 y 24 años lo
han sufrido frente a un 38% de las mujeres mayores de 25 años. El hecho de que sufran mayor
acoso sexual, puede estar relacionado con la inmersión de la juventud en el mundo digital.
En contexto universitario, un estudio reciente (Valls, Puigvert, Melgar, Y Garcia-Yeste,
2016) reveló que un 2% de las estudiantes españolas habían sufrido agresión sexual, un 6%
admitió sufrir presiones para tener una relación sexual o emocional, un 7% haber
experimentado besos y/o tocamientos sin consentimiento, y un 16% la divulgación de rumores
sobre sus vidas sexuales.
Por tanto, aunque sean necesarios más estudios que ahonden en la prevalencia de las
diferentes violencias sexuales (y no en sólo las más explícitas), está claro que los datos
expuestos, aunque sólo sean LA PUNTA DEL ICEBERG, demuestran la existencia de la
problemática en nuestro país en diferentes ámbitos. Todas y todos, conocedoras o no,
tenemos a personas a nuestro alrededor que han sufrido algún tipo de violencia sexual en
algún momento de su vida.
En cuanto a las violencias sexuales contra colectivo LGTBI, no hay datos sobre la
magnitud exacta de la problemática en las universidades de nuestro país. Tomando como
referencia los datos recogidos por el Área para la Igualdad de Trato y No discriminación de
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Personas LGBTI de la Generalitat de Catalunya, en el año 2016 hubo 53 denuncias de
LGBTIfobia en Cataluña, de las cuales 31 fueron por insultos; 8 por agresiones; 7 por amenazas;
5 por discriminación; y 2 por otros motivos (Coll-Planas, Verge, Prieto y Caballé, 2018). Una
revisión sistemática de estudios sobre violencia sexual realizada en colectivo LGTBI en EEUU
(no limitado a contexto universitario) con un total de 139.635 personas, encontró que entre
un 15, 6% y 85% de mujeres lesbianas o bisexuales y entre un 11,8% y 54% de gays o bisexuales
habían sufrido agresiones sexuales (Rothman, Exner y Baughman, 2011). Las mujeres lesbianas
o bisexuales sufrían una mayor variedad de violencias sexuales que los hombres gays o
bisexuales. La difícil en estos casos es discernir si los motivos de las agresiones eran su sexo,su
orientación sexual o ambas cosas. No obstante, diversos estudios internacionales apuntana
que estudiantes con sexualidades y expresión de género no normativa sufren más agresiones
sexuales que sus compañeros y compañeras heterosexuales (Hill y Silva, 2005).
Nota fuente: cuadro extraído de la OMS (2013). Comprender y abordar las violencias contra las
mujeres. Violencia Sexual.
En los casos de las violencias sexuales a las que la sociedad le cuesta identificar, estas
también producen cambios en las actitudes, percepciones y conductas de las víctimas, aunque
el impacto en la salud física, psicológica y sexual sea menor si no se producen de forma
continuada (por ejemplo, bullying). De hecho, en la Unión Europea, algo más de la mitad de
todas las mujeres (53 %) intenta, al menos en algunas ocasiones, evitar ciertos lugares o
situaciones por temor a ser víctimas de agresiones físicas o sexuales. Las mujeres limitan su
libertad de acción a través de conductas como salir menos, beber menores cantidades y con
menor frecuencia o ir en grupo para cuidarse entre ellas según el estudio Noctambul@s
publicado recientemente (Fundación Salud y Comunidad, 2019). Por el contrario, el número de
hombres que limita sus movimientos es mucho menor (FRA, 2014). Además, sufrir estas
violencias sexuales suele afectar a la autoestima y seguridad de las víctimas, a sus hábitos de
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
vida y sus sentimientos hacia sí mismas. De no ser tratadas, pueden cronificarse.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Hay múltiples motivos que impiden que las personas víctimas interpongan una
denuncia, entre ellas (OMS, 2013):
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EJE I: Información, sensibilización y prevención. Las medidas que incluye este primer eje
se centran en la prevención de las violencias y promoción de los buenos tratos, cultura del
bienestar, deseo y placer a través de la educación formal en todos sus niveles. Es un ámbito
clave para la prevención de las violencias sexuales puesto que permite cambiar valores y normas
sociales. Igualmente, pretende informar, sensibilizar y prevenir en el ámbito de la educación
informal (ocio, deporte y entorno digital) y otros ámbitos de especial relevancia, como son el
ámbito sociofamiliar y entorno afectivo, el ámbito laboral y el espacio público.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
EJE II: Investigación, formación y detección. La investigación es clave para conocer, por
ejemplo, el estado de la cuestión, qué acciones llevar a cabo, como medir su eficacia, etc. Para
ello, es importante contar con profesionales formadas/os.
EJE III: Intervención, recuperación y apoyo. Este eje se centra en mejorar la intervención,
acompañamiento y recuperación de las personas víctimas de diferentes violencias sexuales en
la infancia, adolescencia y etapa adulta, así como aquellas que se producen en el ámbito digital.
Como se viene reiterando, las universidades no están exentas de aplicar las medidas
contempladas en la Estrategia Valenciana contra las Violencias Sexuales. Recientemente se ha
realizado un estudio sobre la situación de la lucha contra el acoso en las universidades públicas
españolas que, en general, ha puesto en evidencia la opacidad a lahora de tratar la problemática
de las violencias sexuales en entorno universitario (ver informe Pikara Magazine, 2018).
Cincuenta universidades decidieron no proporcionar datos al respecto. Algunas no cuentan
siquiera con un protocolo contra el acoso sexual. En el caso de la UMH, cuenta con uno que
pretende salvaguardar y no revictimizar a las víctimas y que además es el primero en
contemplar el acoso por orientación sexual. El motivo por el cual queremos dar a conocer esta
herramienta al alumnado es para que conozca qué conductas son susceptibles de activar el
protocolo y cuál es el proceso. El desconocimiento de lo que constituye una conducta
sancionable y del proceso que conlleva denunciar es una barrera para la denuncia que
queremos superar. A continuación, explicamos brevemente el protocolo, aunque animamos a
que en el caso de necesitar mayor información se acceda al mismo a través de la página web de
la Unidad de Igualdad de la UMH.
El objetivo del protocolo de la UMH es fijar toda una serie de medidas de prevención y
detección de acoso sexual, así como establecer un procedimiento interno y ágil para resolver
las situaciones de conflicto que pudieran producirse en la propia universidad y contribuir y
mantener relaciones igualitarias entre las personas que conforman la comunidad universitaria.
Así, la UMH define (definiciones extraídas literalmente del protocolo):
El conflicto como la interacción de personas interdependientes que perciben oposición de
intereses, objetivos y/o valores, y que, incluso no percibiéndose por las partes relación de
asimetría o capacidad de influencia, ven a la otra persona como un obstáculo a sus metas
cuando al menos una de las partes experimenta que la situación creada merma su derecho a la
dignidad y tiene dificultad para defenderse de esta situación.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
El acoso sexual como todo comportamiento o conducta, verbal o físico, de naturaleza sexual
que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona y/o
su salud física y/o psicológica, en particular cuando se cree un entorno intimidatorio,
degradante u ofensivo.
El acoso por razón de sexo es toda conducta o comportamiento relacionado con el sexo de
una persona, con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y/o su salud física y/o
psicológica, y de crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo.
El acoso discriminatorio es toda acción destinada a discriminar, excluir, intimidar, humillar o
aislar a una persona por razón de sexo.
El acoso por orientación sexual es todo comportamiento realizado en función de la
orientación sexual de la persona con el propósito o efecto de atentar contra su dignidad y de
crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo.
Para la activación del protocolo, es necesario que la persona denunciada pertenezca a
la comunidad universitaria, aunque la Universidad (principalmente desde la Unidad de
Igualdad) adoptará todas las medidas necesarias para el apoyo y la protección de la persona
acosada. El protocolo es aplicable a TODO el personal universitario, y en particular a:
a) El personal docente e investigador, funcionario y laboral.
b) El personal de administración y servicios, funcionario y laboral.
c) El personal investigador, el personal investigador en formación y el personal de apoyo a la
investigación.
d) El personal becario designado por la Universidad, que desarrollen su actividad formativa en
el ámbito de la misma.
e) Estudiantado, siempre que la parte denunciada sea estudiante de la UMH, o cualquiera de
los colectivos referenciados en los apartados anteriores.
f) Cualquier persona que preste sus servicios en el ámbito de la UMH, incluso bajo la
dependencia jurídica de un tercero, siempre que la parte denunciada sea miembro de la
comunidad universitaria.
g) En relación con el personal de empresas externas contratadas que presta servicios en la UMH,
se aplicará lo previsto en el art. 24 de la Ley de Prevención de Riesgos y en su normativa de
desarrollo (RD 171/2004, de 30 de enero), que establece las obligaciones de coordinación de
actividades empresariales.
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
Para la investigación, asesoramiento y esclarecimiento de los hechos denunciados, se ha
creado la Comisión de Actuación ante los casos de Acoso (de ahora en adelante CASA) con el
objetivo de constatar o no los hechos denunciados y elaborar un diagnóstico que permita
adoptar las medidas legales oportunas según su calificación jurídica, incluyendo
recomendaciones para su resolución. Dicho de otro modo, la CASA es un órgano técnico y
especializado, con competencias de indagación, investigación, verificación, informe y
propuesta, en materia de conflictos interpersonales.
1- Iniciación
Se puede denunciar una situación de acoso de forma directa o personal o a través de
una persona representante, presentando un escrito dirigido a la Dirección de la Unidad de
Igualdad. El escrito se presentará en el Registro de la Unidad de Igualdad o ante cualquiera de
los Registros de la UMH, aunque siempre debe ir dirigido a la Dirección de la Unidad de Igualdad.
La persona denunciante tiene hasta tres meses desde que se produjo el incidente o incidentes
para presentar dicho escrito. En el protocolo se dispone de un modelo.
Junto al escrito de denuncia se adjuntará la documentación pertinente en un sobre
cerrado (datos personales de la persona afectada, relación con la persona denunciada,
descripción de los hechos, periodo de tiempo en el que se producen los hechos, anexo III del
protocolo y todas aquella documentación que se considere oportuna para el caso).
Recibido el escrito, será la Dirección de la Unidad de Igualdad quien realice el primer
asesoramiento a la persona interesada así como la realización de un informe inicial de
valoración de la situación. Dispone de un plazo máximo de 5 días hábiles para ello.
2- Procedimiento de actuación
La Dirección de la Unidad de Igualdad deberá remitir el informe inicial a la CASA (plazo
máximo de 5 días hábiles) quien deberá valorar el expediente y la documentación, acordando
optar por un procedimiento de mediación, procedimiento formal, o por el traslado a otro
protocolo cuando se deduzca alguna otra conducta contraria al ordenamiento. En el ámbito de
la violencia de género en la pareja, no cabrá acudir a la mediación.
En caso de optarse por la mediación, y siempre que la persona denunciante y la persona
denunciada estén de acuerdo, la CASA propondrá 3 mediadores. Las parte implicadas deberán
acordar la persona mediadora y a partir de entonces la CASA dispone de hasta 3 días hábiles
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Violencia Sexual y atención. Detecta el acoso sexual en tu entorno
para enviarle la documentación necesaria. Una vez la persona mediadora haya recibido la
documentación, cuenta con 10 días hábiles para realizar las actuaciones pertinentes. Si se llega
a un acuerdo, el procedimiento termina y la CASA cesa en sus actuaciones. Si no se llegara a
acuerdo, la persona mediadora deberá comunicarlo a la CASA quien comenzará de nuevo las
actuaciones dirigidas a iniciar el procedimiento ordinario.
En caso de que no se optara por la mediación, se iniciaría el procedimiento formal. En
este caso es la persona designada por el rector quien realizará todas las actividades necesarias
para la determinación, conocimiento y comprobación de la posible situación de acoso,
pudiendo contar con el asesoramiento de alguno de los/las miembros natos/as de la comisión.
Para ello, cuenta con un plazo máximo de 15 días hábiles para realizar un diagnóstico de la
situación y elaborar un informe para la CASA. Esta deberá realizar a su vez un informe de
conclusiones con una propuesta del archivo del expediente, incoación de expediente
disciplinario, posibles medidas correctivas y persona responsable de su seguimiento o
sugerencia de acciones judiciales. Consideradas las posibles alegaciones de las personas
implicadas, la propuesta de resolución deberá ser elevada al rector/a, a efectos de su
aprobación y, en su caso, adopción de las medidas necesarias que le permitan sus
competencias.
Si la CASA concluyera que la denuncia se ha hecho de mala fe o que los datos aportados
o los testimonios son falsos, podría proponer la incoación del correspondiente expediente
disciplinario a las personas responsables. La CASA también podrá archivar las actuaciones por
falta de objeto o en caso de que la persona denunciante retirara la denuncia, salvo que de oficio
procediera a continuar con el procedimiento. La CASA deberá garantizar en todo momento el
secreto de confidencialidad y podrá adoptar las medidas cautelares que estime oportunas.
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Referencias
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