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Introducción

Cualquier persona puede ser victima de una violación, abuso sexual o agresión sexual,
sin importar la edad, raza, genero u orientación sexual. Algunas personas creen que
esto solo les sucede a las mujeres, pero no es verdad. La mayoría de las victimas de
abuso sexual son mujeres, pero 1 de cada 5 resulta ser un hombre.
Las violaciones o abuso sexual pueden traer muchos problemas tanto psicológicos
como físicos.
Los efectos psicológicos de una violación o de agresiones sexuales son a menudo
mas desbastadores que los físicos.
Las víctimas de agresión sexual se suelen sentir también aterrorizadas, ansiosas e
irritables. Pueden sentirse furiosas, deprimidas, abochornadas, avergonzadas o
culpables (incluso se preguntan que si hicieron algo para provocar la violación o si
hubieran podido evitarla). También es frecuente que sufran insomnio o pesadillas.
Ambos problemas tanto físicos como psicológicos afectan severamente la salud de
quienes son afectados por este tipo de problemas.
Objetivo General

 Crear un plan de estudio para la disminución de casos de abuso sexual.

Objetivos Específicos

 Promocionar la lucha contra la violencia sexual y los abusos familiares.

 Diferenciar las distintas formas de violencia y especificidades del abuso sexual.


Marco Teórico

NUEVA YORK, 1 de noviembre de 2017 Un número asombroso de niños, algunos de


tan solo 12 meses de edad, son víctimas de actos de violencia cometidos a menudo
por las propias personas encargadas de cuidarlos, dijo UNICEF en un nuevo informe.

“El daño infligido a los niños en todo el mundo es realmente preocupante”, dijo el jefe
de Protección Infantil de UNICEF, Cornelius Williams. “Bebés que reciben una
bofetada en la cara; niñas y niños forzados a realizar actos sexuales: “la violencia
contra los niños no escatima a nadie y no conoce fronteras”.

Una situación habitual: violencia en las vidas de los niños y los adolescentes utiliza los
últimos datos para mostrar que los niños sufren actos de violencia en todas las etapas
de su infancia y en todos los entornos:

Violencia sexual contra niñas y niños:

En todo el mundo, alrededor de 15 millones de mujeres adolescentes de 15 a 19 años


han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.
Solamente un 1% de las niñas adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual
dicen que habían tratado de conseguir ayuda profesional.
En los 28 países con datos, un 90% de las mujeres adolescentes que habían sufrido
relaciones sexuales por la fuerza dijeron, como promedio, que el autor del primer
incidente había sido una persona conocida. Los datos de seis países revelan que los
amigos, los compañeros de clase y las parejas sexuales se encontraban entre los
autores más frecuentes de los casos de violencia sexual contra los varones
adolescentes.1
La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones más graves de los
derechos humanos, extendida, arriesgada y tolerada en el mundo. Esta violencia es
tanto causa como consecuencia de la desigualdad y de la discriminación de género. A
nivel global, 1 de cada 3 mujeres han sufrido violencia física y/o sexual y en algunos
países esta proporción aumenta a 7 de cada 10.
La violencia sexual es una de las formas de violencia más extrema que sufren las
mujeres y las niñas y se define como cualquier acto sexual cometido en contra de la
voluntad de otra persona, ya sea porque la víctima no otorga el consentimiento o
porque el consentimiento no puede ser otorgado por razones de edad, por alguna
discapacidad o por algún estado de inconsciencia. 
A nivel nacional 19.2 millones de mujeres fueron sometidas en algún momento de su
vida a algún tipo de intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual. Por cada 9
delitos sexuales cometidos contra mujeres, hay 1 delito sexual cometido contra
hombres. Asimismo, en 2018, 711,226 mujeres fueron víctimas de delitos sexuales en
México: 40,303 sufrieron una violación sexual y 682,342 mujeres fueron víctimas de
hostigamiento, manoseo, exhibicionismo o intento de violación.
Todas las mujeres y las niñas están expuestas al riesgo de ser víctimas de violencia
sexual. Sin embargo, la intersección de diferentes características o factores
contextuales como la pobreza, etnia, discapacidad, estatus migratorio, situación de
desplazamiento, entre otros, aumentan su vulnerabilidad y las condiciona a enfrentar
barreras adicionales para acceder a la justicia o a servicios de apoyo.2
Centroamérica es considerada como una de las regiones con mayores índices de
violencia a nivel global. Por lo general, al hablar sobre la violencia de la región, existe
una consistencia discursiva que gira en torno a tres graves problemas, cuyo
entramado innegablemente mina la convivencia armónica de nuestras sociedades: los
homicidios de hombres jóvenes, las pandillas y el narcotráfico. Sin embargo, existe un
universo de violencias que permanece a la sombra de nuestra consciencia, deber y
actuar social. Su incidencia permea los cimientos del avance hacia el desarrollo de
sociedades justas, pacíficas e inclusivas: el universo de las violencias contra las
mujeres.
La violencia afecta de manera diferenciada a las mujeres y a los hombres, como se
muestra en el Gráfico 1. Existe una marcada disparidad en la magnitud de la
afectación que sufren las mujeres en comparación con los hombres. Durante la niñez,
estas se convierten en víctimas principales de la violencia a edades más tempranas,
sufren distintos tipos de violencia de forma simultánea y reiterada, y el riesgo de verse
afectadas permanece presente a lo largo de todo su ciclo de vida.
Gráfico 1. El continuum de la violencia afecta de forma diferenciada a hombres y
mujeres de 2017 a 2018.
Mujeres

Hombres

Fuente: Elaborado por Infosura con base a datos oficiales de PNC, El Salvador; MP y
PNC, Guatemala; MP, PNC, UTECI y SEPOL, Honduras, 2017-2018.
Una característica importante de este universo es que, a pesar de tener recientes
avances en las legislaciones, tipificaciones y registros, una gran parte de este sigue
estando lejano a nuestra percepción. No logramos todavía ver ni comprender el
panorama completo de la problemática. Una razón de peso que incide en este hecho
es
que nuestras sociedades han naturalizado la violencia de tal forma que nos cuesta
reconocerla cuando esta no se expresa en golpes o agresiones sexuales. La tolerancia
social nos obstaculiza el reconocerla cuando “solo”: le arrebata el celular, cuando solo
le alza la voz, cuando solo la avergüenza, cuando solo es una mirada lasciva en la
calle, cuando solo es un chiste pasado de tono. Cuando la realidad es que, en muy
raras ocasiones, la violencia contra la mujer es un hecho aislado. Es más bien un
fenómeno reiterativo, un proceso donde esta va escalando en frecuencia y gravedad.
Una realidad que ilustra una de las dificultades de la comprensión del panorama es
determinado por la cantidad de denuncias de violencia sexual. A pesar de los
esfuerzos para registrar estos hechos, no ha sido posible tener una cifra de su
magnitud real. Este sigue siendo uno de los delitos que menos se denuncia. Datos de
la Encuesta Nacional de Violencia contra la Mujer de El Salvador del 2017, logró
establecer que 1,790,440 mujeres manifestaron haber sido víctimas de algún tipo de
violencia en algún momento de sus vidas. No obstante, apenas 549 interpusieron una
denuncia. Esta discrepancia es causada por una pluralidad de factores: la
minimización de las agresiones sexuales por parte de muchas mujeres cuando se da
contextos de pareja, la intimidación ejercida por agresores que típicamente se
encuentran dentro de un círculo íntimo, el estigma social y la falta de confianza
institucional debido a los altos índices de impunidad son algunos de los factores más
recurrentes.
Existen también brechas para identificar y cuantificar los diferentes tipos de violencias
que ejercen las nuevas modalidades de crimen organizado a nivel comunitario e
individual. Es necesario ahondar el entendimiento de algunas interrogantes, por
ejemplo: ¿difiere la magnitud de las violencias contra la mujer en los territorios
controlados por organizaciones criminales?, ¿de qué manera y qué lo determina?,
¿hay alguna relación entre las desapariciones, los femicidios/feminicidios y las
pandillas? ¿existe un rol del crimen organizado en la trata de personas?, ¿cómo
inciden las violencias en grupos específicos de mujeres como las menores de edad,
adultas mayores, las embarazadas, las mujeres con discapacidades o las que forman
parte de la comunidad LGBTI?
La violencia contra la mujer es un término relativamente nuevo que recién empieza a
ser visibilizado, y el cual ha sido tradicionalmente relegado de la intervención
gubernamental hasta décadas recientes. Si bien, hoy en día tenemos un asomo
fundamentado sobre la magnitud de los vejámenes que marcan las vidas de tantas
mujeres, no cabe duda de que todavía hay un camino por recorrer para medir con
precisión, profundizar la integración de la perspectiva de género en las agendas de
seguridad ciudadana y agregar más evidencias y realidades al estribillo discursivo de
lo relativo a la violencia en Centroamérica.
En la conmemoración el día de la mujer, inevitablemente surge la pregunta ¿hasta
cuándo vamos a seguir omitiendo, tolerando, legitimando, silenciando e invisibilizando
3
la violencia contra las mujeres? ¡Basta ya!.
1. https://www.unicef.org/colombia/comunicados-prensa/violencia-abuso-sexual-y-homicidio-
contra-millones-de-ninos
2. https://www.unicef.org/mexico/comunicados-prensa/onu-m%C3%A9xico-hace-un-llamado-
eliminar-todas-las-formas-de-violencia-sexual-contra
3. https://infosegura.org/2020/03/08/las-realidades-omitidas-de-la-violencia-en-centroamerica/

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