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Capítulo 2
LA CULTURA MOCHE O MOCHICA: RASGOS
GENERALES
96
La quincha es un sistema constructivo que emplea, fundamentalmente, madera y caña o carrizo
formando un entramado que se reviste con barro, empleándose en muros y cubiertas.
35
97
Cf. Lieske, Bärbel, Göttergestalten der altperuanischen Moche-Kultur. Veröffentlichung der
Projektgruppe Ikonographie am Lateinamerika-Institut der Freien Universität Berlin, Band I. Berlin,
2001.
98
Es muy probable que la gente de las pequeñas comunidades y grupos de personas de oficios
particulares (pescadores, campesinos, pastores) tuvo sus ideologías particulares, pero estas no han dejado
huella material reconocible en el registro arqueológico.
99
Cultura Cupisnique, de la Costa Norte, anterior y contemporánea con la cultura Chavín (sierra norte del
Perú). Aparece desde fines del periodo Inicial y abarca gran parte del periodo denominado Horizonte
Temprano; cronológicamente ubicada entre los años 2000 y 800 a.C.
100
Santiago Uceda y Moisés Tufinio, "El complejo arquitectónico religioso Moche de Huaca de la Luna:
una aproximación a su dinámica ocupacional", en: Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo
Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica,
editores, tomo II, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
2003, pp. 179-228.
101
Anne-Marie Hocquenghem elaboró un catálogo de temas de las escenas complejas que estarían
representando ritos o secciones de los ritos moche, enmarcados dentro de un calendario ceremonial
relacionado con un calendario de tareas agrícolas.Los cultos y actividades ceremoniales fundamentales
estuvieron ligados a la llegada de las aguas, la fertilidad de los campos (orden natural) y la reproducción
social en su conjunto (orden político y social). Estos eventos rituales tuvieron una cercana relación a los
eventos mitológicos que conforman la otra mitad de la iconografía Moche. Las relaciones entre ritual y
eventos mitológicos fueron tales que frecuentemente hay una versión humana y una versión mítica de la
misma actividad (Iconografía Mochica. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú. 2da.
Edición. Lima, 1987).
102
Garth Bawden, “La paradoja estructural: la cultura Moche como ideología política”. En: Moche:
propuestas y perspectivas. Actas del Primer Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril
de 1993), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores. Travaux de l’Institute Français d’Etudes Andines 79.
Universidad de La Libertad - Trujillo, Instituto Francés de Estudios Andinos y Asociación Peruana para
el Fomento de las Ciencias Sociales, Lima, 1994, pp. 389-412.
103
S. Uceda y M. Tufinio, "El complejo arquitectónico …”, op. cit.
36
104
Christopher Donnan, “La iconografía mochica”, en: Los Incas y el antiguo Perú. 3000 años de historia
1. Madrid, Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1991, pp. 258-270.
105
Ibid.
37
106
Rafael Larco Hoyle, Los Mochicas. (Pre-Chimú, de Uhle, y Early Chimú, de Kroeber). Síntesis
monográfica. Buenos Aires (Argentina), 1945; Id., Los Mochicas. 2 tomos. Museo Arqueológico Rafael
Larco Herrera, Lima, 2001.
107
Por ejemplo, en el valle de Moche la cerámica de la fase estilística Moche V sólo existe en Galindo; su
presencia es prácticamente nula en Huacas del Sol y de la Luna. En la década de los 80 y parte de los 90
se postuló que este sitio fue la capital Moche después de que Huacas del Sol y de la Luna fuese
supuestamente abandonada, pero actualmente está hipótesis ha sido deshechada.
39
Cuadro 1. Cuadro cronológico tentativo del valle de Moche siguiendo las clasificaciones periódicas de
John Rowe y Luis Lumbreras.
40
Figura 2. Las fases estilísticas de la cerámica mochica, según la clasificación de Rafael Larco.
Para el caso de los valles de la zona norte del territorio mochica (Desde Piura
hasta Jequetepeque) la aplicación de estas cinco fases no es dable. Por lo menos para el
caso de los valles de Jequetepeque y Lambayeque, se prefiere hablar de Mochica
Temprano (que sería cronológicamente pero no necesariamente estilísticamente
equivalente a las fases I y II del sur del territorio), Mochica Medio (equivalente al
Mochica III y parte del IV del sur) y Mochica Tardío (equivalente al Mochica IV y V
del sur)108.
108
C.f. Luis Jaime Castillo y Christopher Donnan, “Los mochicas del norte y los mochicas del sur, una
perspectiva desde el valle de Jequetepeque”, en: Vicús, Krzysztof Makowski y otros, Colección Arte y
Tesoros del Perú. Lima, Banco de Crédito del Perú. 1994, pp. 143-181.
41
Figura 3. Cronología mochica en relación con el mundo, a partir de las evidencias en las huacas del Sol y
de la Luna. Ilustración modificada de la fuente del PAHL.
42
109
María Rostworowski, Costa Peruana Prehispánica, serie: Historia andina / 15, Instituto de Estudios
Peruanos, 3da. Edición, Lima. 2004, pp.19-22.
43
110
C.f. María Rostworowski, Historia del Tahuantinsuyu, serie: Historia andina / 13, Instituto de Estudios
Peruanos, 4ta. Edición, Lima, 1992; Id. Recursos Naturales Renovables y Pesca, siglos XVI y XVII;
Curacas y sucesiones Costa Norte, Obras Completas IV, Historia Andina 29, IEP Ediciones, Lima, 2005;
Patricia J. Netherly, “The Management of Late Andean Irrigation Systems on the North Coast of Peru”.
American Antiquity, vol. 49, No. 2, 1984, pp. 227-254; Id., “Out of many, one: The organization of rule in
the North Coast polities, en: The northern dynasties: Kingship and statecraft in Chimor, editado por
Michael E. Moseley y Alana Cordy-Collins, Dumbarton Oaks, Washington D.C., 1990, pp.461-487.
111
Curacazgo es el equivalente andino de cacicazgo. El término parcialidad ha sido utilizado en época
colonial de diferentes maneras y por lo tanto el significado que se le ha dado es bastante amplio. Según
M. Rostworowski, el término equivalente a parcialidad sería, en el idioma quechua, el suyu, y a partir de
esto concluye en “que la palabra parcialidad corresponde a una mitad sociopolítica de un curacazgo o
señorío, que a su vez comprendía a varios ayllus”. En este caso, la interpretación española de parcialidad
como sinónimo de ayllu o huaranga, es errónea, aunque bastante común en época colonial. No se
conocen los términos equivalentes a parcialidad o suyu en los idiomas de la Costa Norte. Rostworoski
afirma que posiblemente los términos regionales cayeron en desuso debido a su difícil pronunciación y
que ante eso se usó “en los expedientes las voces de ayllu, parcialidad, pachaca en una gran confusión y
como sinónimos entre sí. De lo que no hay duda es de la existencia de tales grupos de parentela” en la
Costa Norte prehispánica (Ensayos de Historia andina I, Obras Completas V, Historia Andina 31, IEP
Ediciones, Lima, 2005, pp. 204-212).
Por su parte, Susan Ramírez, definió parcialidad como “parte de un todo, esto es, un grupo o comunidad
nativa” y usó el término principalazgo como sinónimo de parcialidad (El mundo al revés: Contactos y
conflictos transculturales en el Perú del siglo XVI, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, Lima, 2002, pp. 41).
Para Patricia Netherly era obvio que estas parcialidades combinaban funciones sociales, económicas y
religiosas, y que brindaban a sus miembros una identidad social y – en los niveles más altos de
integración – una identidad étnica (Los señores tardíos en la costa y sierra norte, ponencia presentada en
el II Congreso Peruano “El hombre y la cultura andina”, Trujillo, 27 de octubre – 2 de noviembre, 1974).
112
S. Ramírez describe a los curacas “de estilo antiguo” de la costa norte peruana, anteriores a la
presencia castellana, como personajes que “controlaban a miles de súbditos y administraban las tierras y
recursos naturales que ellos usaban para mantenerse a si mismos. Sus súbditos los conocían, en primer
lugar y ante todo, como ‘dueños de indios’ ” y su “rango, posición y prestigio eran iguales al número de
sus súbditos (…) El cargo de curaca tenía tanto una dimensión demográfica como geográfica, aunque
esta última se aplicaba con mayor precisión al uso de recursos que a la tierra misma”. La autora resalta
que el concepto andino norcosteño de propiedad no tenía la misma connotación que el actual concepto
occidental de propiedad privada (El mundo al revés…, op. cit., pp. 37-41).
44
Según Manuel Burga, las fuentes coloniales sobre la Costa Norte no hablan de ayllu sino de cacicazgos.
“Igualmente en la numeración practicada por Juan de Hoces en 1572, se inscribe a la población
indígena, no como perteneciente a diversos ayllus, sino más bien a diferentes curacas (…) Este fenómeno
podría explicar la ausencia de propiedad colectiva de la tierra y la presencia dominante de la propiedad
de los curacas: las tierras cacicales” (De la encomienda a la Hacienda capitalista, Serie Estudios de la
Sociedad Rural 4, Instituto de Estudios Peruanos (IEP ediciones), Lima 1976, pp. 85).
113
Izumi Shimada, “Late Moche urban …”, op. cit., pp. 275.
114
Susan Ramírez, “De pescadores y agricultores: una historia local de la gente del valle de Chicama
antes de 1656”, Bulletin de l’Institut d’Etudes Andines, 24 (2), Lima, 1995, pp. 275.
115
María Cecilia Lozada y Jane E. Buikstra, El Señorío de Chiribaya en la costa sur del Perú. Serie:
Fuentes e Investigaciones para la Historia del Perú, 15, Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Lima, 2002,
pp. 35. Un ejemplo lo ofrece María Rostworowski cuando indica que el señorío de Collec centralizó su
poder bajo el liderazgo de su señor cuando los incas intentaron conquistarlos.
45
116
S. Ramírez, “De pescadores y agricultores…”, op. cit., 1995, pp. 256.
117
P. Netherly, “Out of many...”, op. cit., 1990, pp. 465.
118
M. Lozada y Jane E. Buikstra, El Señorío de Chiribaya…, op.cit., pp. 37.
S. Ramírez dice que “si el curaca no satisfacía las expectativas de sus súbditos, se le sacaba de en medio
con una rebelión o el asentamiento (…) Entonces, el curaca distribuía bienes tanto en interés propio,
como para el beneficio material de su pueblo" (El mundo al revés…, op. cit., pp. 58).
119
Ibid., pp. 36.
120
Las organizaciones segmentarias se caracterizan por la yuxtaposición de unidades semejantes que
retienen su identidad y autonomía relativa, aunque subordinándose a una estructura política mayor (Axel
E. Nielsen, “Plazas para los antepasados: descentralización y poder corporativo en las formaciones
políticas preincaicas de los Andes circumpuneños”, en: Estudios Atacameños 31, pp. 67).
46
121
Ibid.
122
Los chimúes se desarrollaron en la costa norte entre los siglos X y XIII. Son los descendientes directos
de los mochicas, lograron extenderse más al norte y al sur, y posiblemente hablaron su mismo idioma. Su
cultura material sin embargo marca ciertas diferencias con sus antecesores en los aspectos ideológicos,
políticos y económicos.
47
123
Izumi Shimada, “Los modelos de la organización sociopolítica de la cultura Moche”, en: Moche:
propuestas y perspectivas, S. Uceda y E. Mujica, editores; Actas del primer coloquio sobre la cultura
Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril de 1993), Travaux de l’Institut Francais d’Etudes Andines, Lima, 1994,
pp. 360-365.
124
Peter Kaulicke, “La presencia mochica en el Alto Piura: problemática y propuestas”, en: Moche:
propuestas y perspectivas. Actas del Primer Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril
de 1993), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores; Travaux de l’Institute Français d’Etudes Andines 79,
Universidad de La Libertad - Trujillo, Instituto Francés de Estudios Andinos y Asociación Peruana para
el Fomento de las Ciencias Sociales, Lima, 1994, pp. 354; Izumi Shimada, “Los modelos…” op. cit.; Luis
Jaime Castillo y Christopher Donnan, “Los mochicas del norte…”, op. cit. Castillo y Donnan reconocen
diferencias básicas entre las entidades Moche de las mitades norteña y sureña de la Costa Norte. Las
diferencias más notorias se identificaron a partir de las formas y los rasgos estilísticos de la cerámica, el
patrón arquitectónico, el patrón funerario y la bipartición lingüística yunga (muchik en el norte y
quingnam en el sur).
125
Luis Jaime Castillo, comunicación personal.
126
Citado en Claude Chapdelaine y Victor Pimentel, La presencia Moche en el valle del Santa, Costa
Norte del Perú, Informe del Proyecto Arqueológico PSUM (Proyecto Santa de la Universidad de
Montreal). Junio, julio y agosto de 2000, Département d'anthropologie. Faculté des arts et des sciences.
Université de Montréal. Montreal, Québec, 2001.
127
“Los Mochicas del Norte…”, op. cit..
48
De existir el predominio de una parcialidad por encima de las demás (por las
razones que fuera) esto habría supuesto para la parcialidad dominante un superávit o
excedente de recursos a partir de los bienes (comida, bienes suntuarios) pero sobre todo
servicios (mano de obra) que ofrecieron sus subordinados (estimulados por el asimétrico
principio de la reciprocidad) que determinó la construcción de depósitos para su
almacenamiento (y posterior redistribución) y de espacios de carácter ceremonial-
administrativo. Igualmente, la ideología controlada por esta parcialidad supuso no sólo
la construcción o el crecimiento de las estructuras ceremoniales para convertirlas en
centros religiosos y ejes de integración, con la consecuente convocatoria de mano de
obra. También supuso la convocatoria de los mejores especialistas de las parcialidades
subordinadas para abastecer las nuevas necesidades de la parcialidad predominante, la
construcción de talleres o talleres-residencia, y la habilitación de la prestación de
servicios de abastecimiento como el caso del agua.
Claro, el fenómeno, como hemos señalado, no es uniforme a todo el territorio
mochica, si se tiene en cuenta que estamos hablando de diferentes entidades políticas,
con diferentes grados de complejidad social. Al hablar de diferentes entidades políticas
mochicas dispersas por la Costa Norte, políticamente independientes, pero con una
misma ideología, compartimos la idea Garth Bawden128 de pensar en “lo mochica”
como una religión por encima de “lo mochica” como una cultura.
128
G. Bawden, “La paradoja…”, op. cit., pp. 389-412.
129
L.J. Castillo y C. Donnan, “Los mochicas del norte…”, op. cit., pp. 178.
52
130
L.J. Castillo y S. Uceda, “The Mochicas”, en: Handbook of South American Archaeology, Helaine
Silverman y William H. Isbell, editores, Springer Science+Business Media, LLC. Nueva York, 2008, pp.
720.
131
” I. Shimada, “Los modelos…”, op. cit., pp. 381-382.
132
L. J. Castillo y S. Uceda, “The Mochicas”, op. cit., pp. 719.
53
del poder estatal133. En una siguiente fase, más o menos en el 600 d.C., la estructura
política habría cambiado, y el manejo de los órganos de gobierno habrían pasado a
manos de las elites urbanas.
Al margen de la existencia de un Estado territorial Sur y de la posible existencia
de pequeños Estados embrionarios multivalle en el norte, no debemos dejar de lado la
idea de que estas sociedades habrían tenido, a nivel regional, una estructura política
flexible y cambiante.
133
Santiago Uceda, “Relaciones sociales, políticas y económicas entre el templo y los habitantes en el
Núcleo Urbano de las Huacas de Moche”, en: Mapa Cultural y Educación en el Perú, tomo II., selección
y notas de W. Capsoli, Asamblea Nacional de Rectores, 2007, pp. 37.