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El origen, la historia y la costumbre de regalar huevos de

Pascua
El Domingo Santo es uno de los días del año en que se consume más
chocolate, en concreto huevos de chocolate. ¿De dónde viene esta
tradición? El huevo de Pascua, desde los principios de la humanidad, ha
sido sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. En la mitología
egipcia, el huevo alcanzó importancia cuando el ave Fénix se quemó en su
nido y volvió a renacer más tarde, a partir del huevo que lo había creado
en un principio. Los hindúes también sostenían que el mundo había nacido
de un huevo.
La tradición de regalar huevos de chocolate en Pascua está muy arraigada
en países como Estados Unidos, Inglaterra y algunos países
centroeuropeos.
En los albores de la Edad Media, durante las celebraciones se regalaban
huevos de gallina o de pato a los niños. Los cristianos adoptaron esa
tradición y, probablemente, la prohibición de comer huevos durante 46
días de penitencia (Cuaresma), decretada por la Iglesia en el siglo IX,
fue lo que hizo tan popular su consumo tan pronto empezaba la Pascua.
Los huevos eran guardados durante los días prohibidos, y cuando se
terminaba esta etapa de ayuno, se regalaban de unos a otros. Para
conservar y mantener frescos los huevos, se bañaban en una fina capa de
cera líquida, creando así la costumbre de colorearlos y decorarlos para
regalarlos después.
A principios del siglo XIX, en Europa, los alemanes, italianos y
franceses ya empezaron a hacer huevos a base de chocolate, que contenían
regalos en su interior. Las duras prácticas de penitencia y ayuno se
suavizaron con el tiempo, pero la tradición de celebrar la Pascua
comiendo y regalando huevos todavía perdura.
El conejo se asoció a esta tradición de los huevos de Pascua ya que desde
tiempos ancestrales es símbolo de fertilidad y se solían realizar
celebraciones a esta diosa al inicio de la primavera, fecha en la que se
celebra la Pascua. Además, según la tradición, un conejo estuvo encerrado
en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección
Hoy en día los padres esconden los huevos en el jardín de la casa y los
niños han de recogerlos el domingo de Pascua y los depositan en cestas.
Una fiesta que los niños esperan con ansiedad y disfrutan al máximo.
¿Cómo se juega? La costumbre de esconder huevos pintados en el campo y en
los jardines de las casas para hacer las delicias de los niños que los
encuentran, es una vieja costumbre que se inició en el norte de Europa y
que se ha exportado a muchos países. Simboliza la persecución de Jesús
por parte de Herodes y los engaños puestos por Dios para evitar ser
encontrados. En la actualidad, la tradición continúa con algunas
variaciones.

En el viejo continente, se mantiene la costumbre medieval de adornar los


huevos con colores y, por este motivo, se tiñen y se pintan. Al otro del
Atlántico, en Argentina, en Brasil y en Uruguay, se conserva la tradición
de regalar huevos de Pascua, decorados artesanalmente con glasé
multicolor o bien con chocolate.

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