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La homilía dominical enfatiza que la Iglesia proclama la paz y colabora con autoridades para protegerla. La nueva evangelización anima a los bautizados a ser instrumentos de paz y testigos creíbles de una vida reconciliada. Se necesita diseñar una cultura basada en el diálogo, consenso y acuerdos que promueva una sociedad justa e inclusiva. El proceso debe ser liderado por la gente y su cultura, no por élites o minorías. Se trata de un acuerdo para vivir juntos en paz
La homilía dominical enfatiza que la Iglesia proclama la paz y colabora con autoridades para protegerla. La nueva evangelización anima a los bautizados a ser instrumentos de paz y testigos creíbles de una vida reconciliada. Se necesita diseñar una cultura basada en el diálogo, consenso y acuerdos que promueva una sociedad justa e inclusiva. El proceso debe ser liderado por la gente y su cultura, no por élites o minorías. Se trata de un acuerdo para vivir juntos en paz
La homilía dominical enfatiza que la Iglesia proclama la paz y colabora con autoridades para protegerla. La nueva evangelización anima a los bautizados a ser instrumentos de paz y testigos creíbles de una vida reconciliada. Se necesita diseñar una cultura basada en el diálogo, consenso y acuerdos que promueva una sociedad justa e inclusiva. El proceso debe ser liderado por la gente y su cultura, no por élites o minorías. Se trata de un acuerdo para vivir juntos en paz
La Iglesia proclama “el evangelio de la paz” y está abierta a la
colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande. Al anunciar a Jesucristo, que es la paz en persona , la nueva evangelización anima a todo bautizado a ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida reconciliada. Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural. El padre explica que lo más imporante para poder llegar a la vida eterna, es tener buenas acciones en la tierra sobre todo nunca perder la fe y confianza en Dios.