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En Cisne negro nos cuenta la historia de Nina Sayers bailarina de la compañía de ballet

de New York, a quien su director Thomas Leroy le ofrece el papel duo Odette / Odile
del Lago de los Cisnes, en la que la misma bailarina interpreta el papel del Cisne blanco
y el del Cisne Negro. Nina despierta en una habitación rodeada de peluches y de
muebles como de una pequeña princesa, más propia de una niña que de una mujer.
Luego vemos aparecer su madre Erica Sayers, sumamente controladora y posesiva con
su hija, de joven también fue bailarina (la madre gozante alcanza un status de superyó
obsceno vetándole todo acceso al mundo de su propio deseo). Una primera indicación
de la psicosis de Nina la hallamos en esa presencia excesiva de la madre y en la total
ausencia de la figura paterna, sobre la que no hay la más mínima referencia. Excepto
Nina no parece tener mucho más en su vida que la danza y a su madre.
Observamos también en Nina ciertos comportamientos propios de la retroflexión en las
lesiones que se hace rascándose con las uñas la espalda, viendo cosas en su cuerpo
indicando que tienes alteración visual, o alucinaciones, también trastornos alimenticios.
Observamos también en esas escenas iniciales los primeros síntomas que nos llevan a la
sospecha de que algo ocurre con la frágil Nina, se trata del primer encuentro con el
doble negro, la frágil Nina con su doble, como una imagen que representa lo que
quisiera ser. Se ve a Nina y, en especial con la relación que mantiene con Erica, se diría
que nunca hubo padre, acerca de la función paterna es importante la función paterna
tiene que ver con el rol que cumple dentro de la estructura simbólica que ocupa en la
familia.
Nina entra en crisis desde el momento en que puede acceder a ser la primera bailarina,
su personalidad sufre una disgregación progresiva, un mayor estado de confusión y
desestructuración y Nina no puede desarrollarse como un ser independiente, lo que
significa que al fallar la función paterna no se van a dar los procesos de castración y la
represión primaria del deseo materno que, no obstante, permiten la inscripción del
individuo en lo simbólico en la estructura familiar y en el orden social necesarios para
dar un sujeto independiente. Cuando este proceso no se da por la forclusión de la
función paterna, el individuo necesita de un espejo en el que reflejarse, o dicho de otra
manera, un modelo al que imitar, por lo queda inscrito en el plano de lo imaginario.
Coge el pintalabios y otros objetos de cosmética y estética de Beth, donde trata de imitar
a la primera bailarina.
El comportamiento de Nina cambia cuando Lily interrumpe la interpretación del cisne
negro en su prueba frente a Thomas y la relación que tiene con Lily es ambigua entre la
rivalidad y la atracción, ya que ella muestra ese lado opuesto: dionisíaca, sensual,
seductora, espontánea y alegre. El desarrollo que sufre la relación de Nina tiene una
característica de los individuos con estructura psicótica: las relaciones imaginarias
Nina va sufriendo cada vez más alucinaciones: alucinaciones visuales y cenestésicas,
delirios persecutorios, signos de despersonalización frente al espejo y delirio
persecutorio que establece con Lily, entonces al interpretar ese papel tan deseado la
lleva a tener que confrontarse con su sexualidad, su femineidad y su costado más
seductor y sensual del que no se puede apropiar. En su caso acceder a ser mujer implica
romper con el lugar de "pequeña princesa· y “dulce niña” al que su madre la tiene
condenada, aquello que teme y piensa que es negativo para sí mismo, ella lo proyecta a
través del delirio paranoico sobre el personaje de Lily.

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