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Introducción
El cisne negro es una película del año 2010, dirigida por Darren Aronofsky y
protagonizada por Natalie Portman, Vincent Cassel y Mila Kunis. En esta ocasión, como en
otras anteriores (Pi: el orden del caos y Requiem por un sueño), Aronofsky se adentra en un
dolor que implica este retiro del yo de la realidad. El cisne negro nos muestra la historia de
Nina Sayers, una bailarina de la compañía de ballet de New York, a quién se le presenta la
oportunidad de interpretar el papel principal de la obra el Lago de los Cisnes, evento a partir
personalidad de la protagonista.
Así, con los elementos que ofrece este encuentro entre el séptimo arte y el campo de
su subjetividad, la forma en la que vive su sexualidad, las maneras en las que se relaciona con
este análisis y con el uso razonado de los componentes de la semiología psiquiátrica y los
Descripción general
Nina Sayers, de aproximadamente 23 años de edad, es una bailarina de ballet que es
escogida para interpretar el papel de la reina cisne en una de las producciones de la compañía
a la que pertenece. Vive únicamente con su madre en un apartamento, quien también fue
evidencia la existencia de un lazo entre madre e hija muy fuerte e intenso, en donde la
protagonista es tratada por su progenitora como si tuviera mucha menos edad de la que tiene
y aún necesitara los cuidados propios que se le dan a un infante. Esto se hace evidente en la
Al inicio de la película, la madre de Nina señala que ésta tiene un pequeño sarpullido
en la zona del omóplato, y a medida que avanza la historia, la protagonista suele rascarse esta
zona constantemente lo que provoca la erupción; su madre es muy insistente en cuidar que
Nina no haga esto y en tapar la zona para que nadie lo vea, además de cortarle las uñas
constantemente y en ocasiones, ponerle calcetines en las manos mientras duerme para que no
se rasque.
Delirios y alucinaciones.
Lacan (1979) propone que los delirios en la psicosis se relacionan a una selección de
los comportamientos del paciente, por ejemplo: actitudes, juicios mentales, conductas
sociales y demás. Así mismo, junto con Freud (1923) concuerdan que estos delirios tienen
analizados.
comienza a tener períodos delirantes y alucinatorios. Una de ellas es que al mirarse al espejo,
su reflejo se mueve de manera independiente de ella, como si fuera otra persona. Esto sucede
en varias ocasiones, siempre frente a los espejos de la sala de ensayos y en general en las
bañera, y cuando abre los ojos ve a una persona idéntica a ella mirándola desde arriba con
demás personas exactamente iguales a ella, entre estas, un transeúnte que se encuentra de
compañera de baile. Ésta última constituye la figura de delirio y alucinación más fuerte y
frecuente. La más notoria es el momento en que Nina entra con ella a su casa y después de
tener una pelea con su madre, entra a su habitación y cree tener un encuentro sexual con Lily,
a quien finalmente ve como ella misma, y todo el episodio termina siendo irreal, al Nina
lavamanos se arranca un pedazo considerable de piel, y sangra mucho; para después meter la
mano en el agua y darse cuenta que no tiene ninguna herida ni rastro de sangre. Igualmente,
significativas de este animal, como son la piel con poros muy notorios, la salida de las
primeras plumas, las patas con la articulación invertida, los ojos de tonalidad roja, el cuello
Justo antes de prepararse para ejecutar la coda de Odín, el baile del cisne negro, Nina
entra a su camerino y se encuentra con que Lily está vestida y maquillada, lista para
interpretar el papel principal. Mirándola a través del espejo, ésta le dice a la protagonista que
está preocupada por el siguiente acto, que tal vez Nina no está preparada para interpretarlo.
Ésta le dice que se detenga y Lily le dice “qué tal si yo bailo el cisne negro” dándose la vuelta
para transformarse en la misma Nina. La protagonista se le lanza encima y tienen una pelea,
de Nina contra Nina, a lo cual la otra le grita a la protagonista “es mi turno, es mi turno” y
ésta responde apuñalando a su enemiga con un trozo de vidrio y gritando “es mi turno”; para
Cuando regresa para cambiarse y ejecutar el acto final como cisne blanco, tocan a la
puerta del camerino, Nina abre y se encuentra con Lily, quien la felicita y se retira. A partir
de este encuentro, la protagonista revisa el lugar donde cree que escondió el cadáver que,
ahora no puede ser de su compañera, y se da cuenta que está vacío, no hay ningún cuerpo, ni
rastros de sangre, solo los trozos de vidrios en el piso. Nina se toca el abdomen y descubre
con sí misma, con relación a su interpretación del cisne negro. El proyectarse en otras
personas, en sus compañeras bailarinas y sobre todo en Lily, y ver estas imágenes como
enemigas o como agentes que quieren dañarla, da cuenta de este conflicto con su yo. En el
delirio Nina pone aquello que la angustia de sí misma en el otro, en el exterior, a suerte de
conflicto de dos partes, de una confrontación de su yo, dividido así por las mismas
mecanismo de defensa, en tanto que Nina mantiene dos entidades, una simbolizada en el
cisne blanco, en la cual la protagonista toma una actitud controlada en donde se concentra en
ejecutar todos sus movimientos de manera perfecta, y en general en que toda su danza sea
perfecta; y, además, existe una suerte de represión en el ámbito sexual, en donde Nina tiene
Con respecto a esto, encontramos que Freud (1923) propone dos momentos para la
escisión del yo, el primero es la negación de la realidad que está perturbando en conjunto de
mecanismos como la represión, la segunda, va de la mano con las funciones del ello para
caso encontramos que Nina va a reprimir esa parte pulsional de sí, para constituir un delirio
en el que todo ello es puesto en su compañera Lily. Es aquí donde notamos el encuentro del
inconsciente. Esto resulta ser una enorme dificultad cuando se enfrenta al reto de interpretar a
la reina cisne, ya que su interpretación del cisne negro es precisamente lo contrario a lo que
ella es, seductora, sin mucho control y abierta a la sexualidad, y al deseo. La correcta
interpretación de este papel le exige a Nina adoptar las actitudes propias del cisne negro, así
que, en orden de seguir esta necesidad de perfección, se entrega de lleno a tomar las
desear y así de seducir, este cisne negro representaría, para Nina, esa falta que su madre ha
procurado llenar toda su vida. Esta entidad, Nina lo proyecta en Lily, ya que ella es todo
aquello que caracteriza al cisne negro y le hace falta a la protagonista, esta bailarina es vista
misma, en las alucinaciones se evidencia que ve a Lily como si fuera ella misma, dándose una
separación del yo, en donde hay un enfrentamiento entre ambas partes; Hay entonces un
mantenimiento de dos actitudes al mismo tiempo, las cuales son contradictorias y se ignoran
aspectos de la vida de su hija. Destacan acciones en donde la madre trata a Nina de la manera
en que se trataría a una niña pequeña, como ayudarla a vestirse, cortarle las uñas, los
constantes regaños respecto a su sarpullido, entre otras; lo cual da cuenta de una marcada
primer tipo de madre del psicótico, la madre sobreprotectora. Donde la madre no da lugar a la
falta, por ende el sujeto nunca accede al registro del deseo. Bergeret va a hablar de una madre
omnipotente que no va a dar lugar a un tercero en la relación, el padre. En ese sentido, esa
una ausencia total padre, no tanto como una entidad tangible, sino sobre todo desde una
dimensión simbólica siguiendo los presupuestos de Lacan. El padre en tanto ley (funcón
paterna), ha sido forcluido, es decir, excluida del orden simbólico de la protagonista, por lo
edípica de Nina. Puesto que al forcluir la función paterna, la castración sería confusa, así
como la solución del conflicto edípico. Esto se evidencia en momentos como el enfoque de la
habitación de la madre, donde la decoración se basa, casi en su totalidad, por fotos y pinturas
de ella y de Nina. El lugar de Nina en la relación no es claro, aún más, por el hecho que su
carrera y éxito también se imponen para la madre como una forma de auto-realización,
cumplir a través de su hija deseos incompletos en su vida, lo cual valdría la pena preguntarse
si es uno de los motores a que la relación sea planteada de este modo por parte de la madre.
Sexualidad
En primer lugar, es importante resaltar que el papel del cisne negro le exigía a Nina
explorar una sexualidad que hasta ese momento había permanecido profundamente
progresivo del Yo ante el fracaso de las antiguas defensas y el sujeto no puede investir ya
más su libido sobre los objetos externos ni sobre su propio cuerpo, ni identificarse con un
vida, regida en extremo por el Ello. El superyó, que es fruto de la resolución edipíca, y que es
vergüenza, no gobierna las conductas sexuales del psicótico. Esto se puede evidenciar en la
ocasión en la que Nina conoce a dos hombres en una discoteca y tiene relaciones sexuales
con ambos. Asimismo, la protagonista parece tener una atracción hacía el género femenino
Hipótesis diagnóstica
de Nina que consideramos propios de la estructura psicótica. Elementos como la relación con
su madre, los mecanismos de defensa, el marcado conflicto del yo y la pérdida de la realidad
conflicto de Nina que bien se asienta en su organización yoíca, también se manifiesta en una
ruptura de la realidad y el yo, dominados en gran medida por el ello. Así, el psicótico
resaltar también que la selección de nuestra protagonista para el papel constituye un elemento
movilizador de esta desorganización que causa la pérdida de realidad en ella. Sin embargo, no
es posible negar que hay elementos que vuelven la pregunta a considerar las demás
En cuanto a las neurosis vemos como se hacen presentes dos elementos significativos:
igual que la aparición de vómitos ocasionales. En segundo lugar la aparente represión propia
tiene que vivir Nina entre su personaje de cisne negro y cisne blanco. Esa cohibición también
se vería marcada por unos comportamientos infantilizados que trascienden la represión, a una
considerar los delirios y la proyección que aparece cuando este mecanismo no es suficiente,
lo cual tiene por consecuencia no la conciliación con la realidad propia del neurótico, sino la
ausencia aparente del padre. Sin embargo, en la perversión sí hay una interiorización de la ley
del padre y un portador de ésta. Mientras que en el caso de Nina claramente, su madre no
tiene deseos de portar esta ley, sino de mitigar la posibilidad de deseo de su hija e imponer su
deseo propio. Por otro lado, el papel del cuerpo y la intención autodestructiva de Nina puesta
de alucinación y delirio, al punto que se apuñala a sí misma. Sin embargo estos hechos son
consecuencia de la angustia y conflicto interior que vive nuestro personaje, sin implicar que
haya un sentido del placer a partir de dichas flagelaciones, lo cual sí sería más cercano a una
estructura perversa.
capacidad para discernir qué corresponde a la realidad y que no está comprometida, por tanto
pero sin estímulo de los órganos sensoriales. Dichas alucinaciones visuales son formadas ya
Nina cree tener el encuentro sexual con Lily; lo anterior constituye una alucinación de tipo
sexual en donde la protagonista tiene la sensación de coito sin que éste haya sucedido
realmente.
creer que Lily la persigue e intenta sabotearla para robar su papel protagónico de la reina
cisne. Segundo, se observa un delirio de transformación corporal, en donde Nina cree que su
principales de este animal (cuello largo, ojos de tonalidad rojiza, patas con rodillas invertidas,
piel con poros muy notorios, salida de plumas pequeñas, patas palmeadas y por último la
caracterizada por una presencia predominante de ilusiones y alucionaciones, con una relativa
emocionales.
Bibliografía
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