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LA VIRGEN DEL COLIBRÍ

De Patricia Suárez

01: RUIDO DE PUERTA Y MUSICA INICIAL

(entra Gersón)
GERSÓN: ¿Vos entraste el cartel, Tesy?. GERSÓN: Mirá que con el rocío de estos
días, si no lo entramos se pica. Iba a comprarle pollo al pollero de la otra cuadra
para esta noche, pero cuando fui estaba Samir y no entré. Porque después me
agarra que hablamos de política o de impuestos y me cae mal la comida al final.
Un día de estos ya no voy a poder bajar las persianas. ¿Quién lo va a hacer, vos
pensaste en eso? (ella larga un sollozo)
GERSÓN: ¿Qué… era hoy?...
TESY: hubiera tenido 40 años. ¿Justo vos me preguntás si es hoy?
GERSÓN: Cumplía el 8 de diciembre y murió el 8 de junio. Me acuerdo siempre
que es 8, porque es el número del infinito. Yo ya no me acuerdo de la carita de
chiquito, no. Y de cuando ya era grande... (se le cae algo) Pero sí, caete mierda,
que se rompa todo el piso. Mosaicos de porquería, no sirven más que para jun-
tar mugre. ¿Entonces por qué llorás, Tesy? ya sé… dejaste entrar a las gitanas,
nos robaron y no me querés decir nada?.
TESY: No se trata de las gitanas. Cerrá bien y te cuento. Poné la llave.
GERSÓN: Cuánto misterio.
TESY: Poné la tranca (Gersón hace todo lo que ella indica)
TESY: Vino una mujer a comprar. Era alta y tenía puesta una campera de esos
con plumas de ganso, que le llegaba hasta los pies. Era azul, pero estaba medio
gastada y... en la cabeza llevaba atado un pañuelo y la señora era muy blanca,
muy rubia, parecía natural el rubio. Estaba muy tranquila, hablaba muy suave.
GERSÓN: ¿Vos estás haciendo la descripción con detalles para cuando la pida la
policía y confeccione el indentikit?. Decime qué te robó y punto.
TESY: No me robó nada la señora. O sí. Pero no algo que valiera la pena.
GERSÓN: Acabáramos. ¿Qué te robó la buena señora?
TESY: Una anilina robó. Una Colibrí
GERSÓN: ¿Una anilina? Cuesta dos mangos una anilina. ¿Qué más te robó?
TESY: Yo le estaba explicando que es una labor sucia teñir, pero si es necesario,
es necesario. Azul brillante buscaba para teñir un camperón de lana, me dijo.
GERSÓN: si yo fuera bombero, hasta que escucho toda la explicación de adónde
tengo que ir con la autobomba, se quemó la casa.
TESY: No te cuento, entonces.
GERSÓN: Seguí, contame, Tesy… Ester, te estoy hablando. ¡Ester, contale a tu
marido!

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TESY: bueno, la señora me dice “¿Cómo se llama usted?” “Tesy”, le digo.
“¿Teresa?”, pregunta ella. “No, Ester”. “Tesy le dicen a las Teresas”. “Pero yo me
llamo Ester”. “No”, dice ella, “a partir de hoy se llamará Teresa. Usted va a tener
un hijo, usted y su marido”. Imaginate, yo largué una carcajada. “¿Cómo voy a
tener un hijo yo, a mi edad?” Pero ella siguió: “Usted va a tener un hijo y ese
hijo será un príncipe para los humildes y los necesitados. Cuando tenga el hijo,
vaya a un rinconcito del barrio y compre un terreno, para hacerme una capilla”
GERSÓN: ¿será posible que todos los chiflados vengan acá y no vayan al negocio
del Turco Samir? Seguí Tesy, que quiero saber cómo termina lo de tu embarazo
TESY: “Yo soy la Virgen María”, me dice la señora… “yo soy la Madre de Dios y
vine hasta acá para decirle que usted y su marido serán padres de un niño que
nos llenará de gloria”. Entonces le dije “yo ya tuve un hijo, señora. Pero se me
murió en la ruta en un accidente con mi marido. Pero ella insistió… “vas a tener
un hijo y le llamarás Mateo. Eso fue todo.
GERSÓN: Ahí fue cuando la virgen se tiró encima de la caja registradora y se afa-
nó todo…
TESY: No. Guardó el sobre de anilina, dio media vuelta y se fue.
GERSÓN: Las mecheras están raras hoy en día. Fijate el cuento que hacen por
una anilina de dos mangos
TESY: cuando se estaba yendo alcancé a preguntarle… “¿cómo la llamo cuando
hable de usted?” Ella miró para todos lados y me dijo: “La Virgen del Colibrí”.
GERSÓN: Claro. Por la anilina que te afanó…
TESY: Sí (llora)
GERSÓN: Pero si se robó nada más una anilina, explicame Tesy, ¿por qué estás
llorando así?
TESY: ¿No te das cuenta?
GERSÓN: La verdad es que no.
TESY: Voy a tener un hijo, Gersón… vamos a tener otro hijo, los dos… una segun-
da chance, los dos.
GERSÓN: ¡pero déjate de joder, Tesy!

02 SALIDA Y RELOJ

Sale ofuscado y Tesy se cambia la campera. El vuelve a entrar


TESY: Fuiste a hablar con el Rabino. Aunque no me lo digas, yo lo sé.
GERSÓN: bueno, si vos hablás con un cura, yo puedo hablar con un rabino.
TESY: ¿y qué te dijo?
GERSÓN: Es confidencial lo que hablamos el rabino y yo.
TESY: a mí me podés contar.
GERSÓN: Que no, Tesy. Dice que no, que no es posible que vos estés viendo a la
Virgen María, en primer lugar, y en segundo, que quieras convertirte al cristia-
nismo, ¡al cristianismo, válgame Dios! No existe lo que vos decís.
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TESY: ¿No existe? Era muy real la persona que entró acá y se paró justo en el
punto en que estás parado vos para pedirme una anilina.
GERSÓN: Dice que si insistís con hacerte cristiana, yo me puedo divorciar de vos.
TESY: En realidad, eso fue unos momentos después de que tocara el cuero de
pecarí. Lo tocaba de una forma que yo pensé que me iba a salir con que era de
Fauna y nos metía una multa.
GERSÓN: Según la Ley judía es lo que debo hacer: divorciarme de una demente
que anda viendo divinidades de otras religiones por ahí. Yo nunca me hubiera di-
vorciado de vos, lo sabés. Y eso que las pasamos de todos los colores. Pero este
es mi límite. Mi límite es adorar a la Virgen María.
TESY: Hay que sacarlo, están en peligro de extinción, no los podemos exhibir
GERSÓN: El pecarí es un chancho. ¿Cómo se van a extinguir los chanchos?
TESY: Acordate lo que nos pasó con el lagarto overo que vos le ibas a comprar a
los nutrieros de Entre Ríos. Acordate que desgracia fue todo aquello. Maldito el
diablo que hizo los animales con cueros para que la gente se ponga elegante.
GERSÓN: Vos me hacés pensar si la mujer que te hizo el cuento del hijo no será
una de fauna. A ellos les gusta mandarse macanas; jugar al espionaje como en
las novelas esas que mirás vos.
TESY: Yo no miro novelas
GERSÓN: bueno, en esas que miraba Estebancito.
TESY: Hace veinte años que no miro novelas (se apaga lamparita). Vos tendrías
que haber sido peletero como tu tío Zabulón. Te va mejor el oficio de peletero
GERSÓN: ¿Seguís con la idea de convertirte?
TESY: Sí.
GERSÓN: Cuando te conviertas, ¿cómo te vas a llamar? María? Todas las judías
que se convierten a cristianas se llaman María. Todas las cristianas que se con-
vierten a judías se llaman Sara. Es como una ley de las religiones, un decreto.
TESY: Teresa me voy a llamar, como me lo pidió la virgen (Gerson sale) ¿Por qué
cerras? Falta una hora y pico para cerrar.
GERSÓN: Quiero hablar con vos.
TESY: Ay, no...
GERSÓN: Cuando fuimos a Zárate a buscar los cueros lagarto overo, no fuimos a
eso. Fuimos a ver a una mujer.
TESY: No me vas a hacer creer que tenías una doble vida, Gersón. ¿Apenas po-
dés con una acá y querés tener otra en Zárate?
GERSON: En La Luisa en realidad. Cuando llegamos allá, nos dijeron que la fami-
lia que buscábamos se había mudado a Hunter. Es un pueblo muy chiquito, pero
tenían campo ahí.
TESY: No sé de qué me estás hablando. Tanto misterio no me gusta; me hace
mal al estómago.
GERSON: Tu hijo había tenido amores con una mujer que era profesora de la
universidad, pero estaba casada. El marido viajaba, viajaba: ya se sabe lo que
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pasa cuando el marido viaja mucho. Un buen día, la profesora lo invita a tu hijo
a pasar unos días con ella. ¿Te acordás cuando él nos decía que se iba a estudiar
con un compañero de facultad para los exámenes?
TESY: No. Sí. Bueno no sé si me acuerdo.
GERSON: Exámenes una mierda: se iba a visitar a la profesora casada cuando el
marido no estaba. Yo lo reté cuando me enteré de toda esa inmundicia; los
amores con una mujer casada no pueden traer más que problemas.
TESY: ¿Por qué a mí no me contó nada?
GERSON: Le daría pudor.
TESY: ¿tuvo un hijo con esa mujer?
GERSON: No.
TESY: ¿y entonces para qué me contás todo esto ahora? Si el nene no me las
contó en vida, respetále esa voluntad y...
GERSON: La mujer tenía una hija que se llamaba Sofía. Era alta, rubia… blanca
TESY: ¿Vos cómo sabés que era alta, rubia y blanca?
GERSON: la conocí cuando lo acompañé a Esteban
TESY: Me estás contando un cuento.
GERSON: No. La chica ésa, Sofía cayó de sorpresa donde estaban el Esteban y la
madre de ella. No los agarró in fraganti, pero… lo vio a Esteban y se enamoró de
él. Así, ¡pum!, un rayo. Y Esteban de ella, de la chica Sofía
TESY: ¿Por qué me hacés esto?
GERSON: Esperá que termine y vas a entender.
TESY: Hay un cliente que quiere entrar.
GERSON: Que venga mañana; puse el cartel de cerrado.
TESY: Me muestra un zapato.
GERSON: Que se lo meta en el culo o se lo muestre al turco de enfrente. Oíme,
Tesy, es importante lo que te cuento. Tu hijo se enamoró de la chica y dejó de
mirar a la madre. Imaginate que la mujer se puso como una yarará.
TESY; Me estás contando una película.
GERSON: Entonces la señora le pidió al padre que intervenga, para que tu hijo y
la chica no se vieran más.
TESY: Yo la ví a esa película, hace mucho, muchos años.
GERSON: el padre se apiadó de la chica que era la luz de sus ojos y lloraba por él.
No comía, no dormía; el padre tuvo miedo que se le enfermara. Claro que no sa-
bía del romance de tu hijo con la esposa; sino, bien que lo hubiera cagado a pa-
tadas en el culo. Pero le dijo a la chica: Si este muchacho de que me hablás, es
serio, hacelo venir a casa así lo conozco y le doy el permiso para salir con vos.
TESY: Trabajaba Dustin Hoffman.
GERSON: Fue ahí cuando tu hijo me contó y me pidió que lo acompañe a con-
vencer al papá de Sofía.
TESY: Lo que no me acuerdo es el nombre de la película.

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GERSON: Entonces con la excusa de que íbamos a Zárate a buscar lo del nutrie-
ro, fuimos a a conocer a la familia de la chica. Una gente encantadora, encanta-
dora. La chica me besaba y me abrazaba a cada rato y la madre tenía cara de es -
tar masticando un gajo de limón y no saber dónde escupirlo. Después que arre-
glamos todo con el padre y la chica, brindamos y nos vinimos para casa. Esteban
estaba tan contento… todo rojo que se ponía cuando estaba contento. Ahí no vi-
mos el camión, yo no vi el camión enfrente...
TESY: Estabas borracho.
GERSON: Fue un brindis. Una copita.
TESY: Gerson… me mataste a mi hijo.
GERSON: Él era feliz en ese momento.
TESY: ¡Me lo mataste!
GERSON: Ojalá hubiera vivido cien años, ¡mil años!, pero estoy seguro que nun-
ca iba a estar tan contento como estaba en ese momento.
TESY: No me dijiste que habían bebido... Me lo figuraba, pero...
GERSON: tu hijo murió feliz, Tesy. Nunca le avisé a esa gente que Esteban... que
lo perdimos. Pero un año después, me llegó una carta de la madre. Norma, se
llama, enseña Litigación penal en tercero o cuarto año de la facultad...
TESY: ¿Norma qué?
GERSON: Norma Flórez. Un día si querés vamos y los conocés. Aunque con todo
lo que pasó, dudo que nos quieran recibir. La madre me escribió que la chica se
enfermó mucho, de los nervios, y que la tuvieron que internar.
TESY: Vos tendrías que haber sido escritor.
GERSON: La chica se solía escapar... de ausencia se enfermó la pobrecita
TESY: Escritor no, porque tenés poca paciencia para escribir y mala letra.
GERSON; Hace diez años de esto. Ayer me acordé de todo, me pregunté qué se-
ría de la chica esa. Y hoy me di cuenta que capaz era ella que se te apareció y te
dijo que era la Virgen María. Si la chica está loca, puede creerse la Virgen. Hay
locos que se creen que son Napoleón, ¿no?
TESY: ¡no Gerson, la que vino acá era la Virgen, de cuerpo presente!
GERSON: ¡Era la chica loca que se enamoró de tu hijo, Tesy! Ahora hay que dejar
todo como está y esperar a que vuelva y cuando vuelva, llamamos a Emergen-
cias para que la vengan a buscar.
TESY: nada de emergencias… acá estuvo la Virgen y me dijo que estoy embara-
zada y voy a tener otro chico
GERSON: Es la chica loca. Tu hijo le habrá contado que teníamos negocio y ella
caminó hasta acá, escapada del loquero y a pie, hasta que llegó para vernos.
TESY: ¿y por qué no me preguntó por Esteban si era quien vos decís?
GERSON: Porque capaz que no se acuerda de él… por ahí le duele tanto que no
quiere recordar… La locura duele también.
TESY: No duele.
GERSON: La locura le duele, Tesy
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TESY: Era la Virgen… la Virgen del Colibrí.
GERSON: Lo que vos quieras. Pero la próxima que venga, me llamás a mí que yo
la voy a reconocer, si es la chica. Yo soy muy bueno para las caras. Me voy a po -
ner acá atrás del mostrador y no voy a salir más hasta que la chica vuelva.
TESY: Era la Virgen del Colibrí y aunque vos no quieras, yo le voy a hacer un altar
(sale Tesy sola para buscar velas. Él, sentado, la mira)

03 SALIDA VELAS

(Ella vuelve a entrar con velas y enciende una a una mientras dice) Vení, Ger-
són. Arrodillate.
GERSON: ¿Qué? Ni en pedo, yo no...
TESY: Vení, arrodillate. Vamos a pedirle.
GERSON: ¿Esa es la Virgen?... pensé que era una muñeca que te habían traído
para coser
TESY: sí es una muñeca, pero en la santería no había ninguna virgen. Solo tenían
la del Carmen pero tiene esa cara con el ceño todo apretado, como enojada
GERSON: Yo no puedo, Tesy. Esto es una farsa
TESY: No es una farsa.
GERSON: entonces es peor, porque toda esta historia tiene un grado de insen-
satez me preocupa. De verdad estoy muy preocupado… anoche llamé al doctor
Liberman, le pregunté...
TESY: ¿vos pensás que estoy loca, no?
GERSON: Hay casos de demencia senil que empiezan muy temprano y ni vos no
te das cuenta
TESY: Yo no estoy loca, Gersón.
GERSON: eso es lo que dicen todos los locos, hasta que los…
TESY: ¿vos me vas a hacer encerrar?
GERSON: No, Tesy. Me tirás de la lengua y me hacés hablar cosas que... Me ma-
taría. Pero sí, vamos a visitar al doctor Liberman. Los dos vamos, para que veas
que no es mala voluntad.
TESY: No voy a ir.
GERSON: ¡Vas a incendiar el negocio con esas velas, Tesy, y hace tres meses que
no pagamos la póliza contra incendios. ¿Vos te acordás de tu cuñado? Qué loco
estaba ese hombre…
TESY: Si querés decir que la locura es de familia; Eli era cuñado, no hermano de
sangre.
GERSON: ¡Si ya sé quién era Eli! Mueblería que trabajaba, mueblería que le
prendía fuego. Qué hombre porfiado…
TESY: rezá conmigo, Gersón. Para que la Virgen nos vea con buenos ojos y vea
que somos dignos de recibir la gracia de Dios.
GERSON: Yo no sé rezos de cristianos.
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TESY: Vení, arrodíllate. Vos decí Amén nada más.
GERSON: ¿Amén?
TESY; Sí, yo digo la oración y vos decís Amén.
GERSON: Tesy, entendeme… yo soy judío, llevo años yendo al templo... Ponien-
do plata para la causa de Israel, poniendo plata para la persecución y castigo de
los criminales nazis... Yo...
TESY: Todas las fiestas patrias comés asado y achura. Comés bondiola.
GERSON: ¿y qué?
TESY: Bondiola, Gersón. Bondiola de cerdo, jamón.
GERSON: Un pedacito, un pellizquito una vez. Para saber el gusto que tenía...
TESY: No fue una vez, fueron muchas. Tampoco volviste a Jerusalén. Fuimos a
Tierra Santa y cuando viste el Muro de los Lamentos, dijiste: “ya está, no era ne -
cesario dejar Buenos Aires”.
GERSON: ¿y qué querés? con los impuestos que pagamos, ni pensar en ir a Jeru-
salén. Que Muro de los Lamentos ni Muro de los Lamentos… acá cuando apare-
ce el mayorista a cobrarnos, los armenios, los turcos y nosotros, nos lamenta-
mos que da calambre.
TESY: Dijiste que los israelíes eran todos unos tira bombas y unos racistas.
GERSON: No dije los judíos. Dije israelitas.
TESY: Un buen judío sabe que dice esas palabras, y se llena a su alrededor de
antisemitas. Tan buen judío ya ves que no sos.
GERSON: Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
TESY: Arrodilláte, no me hagás enojar
GERSON: Yo no quiero otro hijo. Yo quiero que por esa puerta entre Esteban, lin-
do y alto como era, sano y salvo, y me diga con esa vocecita suya que siempre
fue un poco finita: papi… perdoname por hacerte tomar. Perdoname que yo te
perdono a vos el que me hayas matado en la curva de la ruta contra el camión
TESY: Esteban no va a volver.
GERSON: Entonces, ¿yo para qué quiero otro hijo?
TESY: Para tener la oportunidad de ser padres otra vez. Y que nos muramos no-
sotros antes que el hijo, como Dios manda
GERSON: ¿vamos a ser padres para sufrir otra vez?
TESY: El viejo Simeón el día que María le presentó a Jesús en el templo le dijo:
una espada atravesará tu alma.
GERSON: ¿quién es el viejo Simeón?
TESY: La maternidad siempre es dolor.
GERSON: Conocí uno que era sastre, vivía en Las Palmas.
TESY: Terminála. Te pedí que te arrodillaras e hicieras esto conmigo. No te pedí
un acto de fé, te pedí que lo hagas por mí. No podés hacerlo, no podés y punto.
Pero después no quieras que yo te respete como esposo.
GERSON: Está bien, Tesy. Ya me arrodillo como vos querés. Pero antes decíme:
¿cómo se supone que vamos a hacer a este chiquito?... pregunto… ¿Vamos a ir a
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la cama como cuando teníamos veinte años, noche tras noche, para que en una
milagrosa vos quedés? Yo no puedo tanto, Tesy. ¿Un hijo a mis años? Nunca to-
mé Viagra, vos lo sabés muy bien. Vos sos una mujer complaciente, generosa y
me permitís el cariño... ¡Ay la puta que lo parió tener que hablar de estas cosas
con la que es la esposa de uno hace 50 años!
TESY: Cuarenta y cinco.
GERSON: Pero yo vivo agitado, el pecho me late como un caballo, si me tomo un
Viagra para hacer el hijo seguro me muero en el intento.
TESY: Cuando cumplamos las bodas de oro vamos a hacer una gran fiesta.
GERSON: Además, los bichitos, los espermatozoides míos también están viejos...
¿Qué clase de hijo me va a salir?
TESY: Es una obra de Dios, no de nuestros cuerpos materiales.
GERSON: ¿pero vos te olvidaste como se tiene un pibe, Tesy? ¿Vos creés que te
va a brotar un pibe en el vientre sin la participación de un hombre?... ¿O todo
este lío que estás armando con el vaticinio de la señora ésa, no será un cuento
para meterme los cuernos?
TESY: No voy a contestarte, Gerson… estoy enfocada en tener un hijo.
GERSON: sí claro, y yo voy a medir un metro ochenta
TESY: aunque… pensándolo bien, la Virgen del Colibrí no me dijo cómo iba a
quedar embarazada…
GERSON: y… son pequeños detalles que a veces se escapan
TESY: Tendría que haberle preguntado, pero en ese momento sólo me vinieron
ganas de reírme
GERSON: bueno, ahora sería el momento en que tendrías que llorar
TESY: No voy a llorar. Ahora tengo que tener más fé que antes.
GERSON: ¡esta es una maldición de Dios, nos tendríamos que haber ahogado to-
dos en el Diluvio; le hubiera salido a Eva un chancro sifilítico en la entrepierna
que no la hubiera dejado parir! ¡Ninguno estaría acá padeciendo por culpa de
una mujer! ¡Maldita Eva que te hace hacer lo que ella quiere! (se produce un si-
lencio) dale, empezá con los rezos, Ester.
TESY: Dios te salve, María, eres muy llena de gracia (lo mira)
GERSÓN: Amén.
TESY: Ahora no, más adelante.
GERSON: bueno hacéme una seña con la cabeza cuando va el Amén.
TESY: Bendito el fruto de tu vientre...
GERSON: Yo no conozco estas oraciones; alguna vez a alguien se las habré oído.
En la escuela en San Javier, que eran todos curas.
TESY: Jesús. Santa María, Madre de Dios...
GERSON: Yo no conozco nada de nada.
TESY: Ruega por nosotros, pecadores...
GERSON: Ningún conocimiento me quedó.
TESY: ahora y en la hora de nuestra muerte... (hace una seña) ¡Ahora!
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GERSON: Amén.
TESY: Amén

04 TIROS

GERSON: ¡Tesy, llamá al doctor!


TESY: ¿Qué?
GERSÓN: Llamá al médico, a la ambulancia. Está herido, le sangra la pierna...
TESY: pero… ¿quién es?
GERSÓN: Después te explico. Ahora llamá al doctor. ¡Y dale!
TESY: ¿Gerson… de quién es ese chico?
GERSON: no sé Tesy, estaba en la calle. Se armó un tiroteo en el negocio de
Omar. Los de la droga, según él, se dispararon entre ellos y le pegaron al chico.
Le lastimaron la piernita y está perdiendo sangre, pobrecito... No te quedes pa-
rada ahí, Tesy. Andá a llamar.
TESY: ¿Es el hijo de un narcotraficante?
GERSON: ¡Pero no, mujer! Es un pibe que pedía en la calle y le pegaron sin que -
rer esos delicuentes, hijos de mala madre.
TESY: ¿No es Mateo, el hijo del lustrabotas?
GERSON: Sí, creo que sí. Pero el lustrabotas quedó tirado en el suelo, lo mata-
ron. “Agarrá el chico”, me dijo en el último suspiro, “salvámelo”. Tiene la pierna
herida, angelito, no es profunda la herida, ya me fijé, pero sangra que asusta. Es-
peremos que no sea la arteria, ¡un nene tan lindo...!
TESY: (al teléfono) Hola ¿podría hablar con el Doctor? Soy Ester Zusman, lo ne-
cesito con urgencia. Sí… ¿le puede decir que venga? Es urgente, hubo un acci-
dente muy grande… sí, en mi familia…es mi hijo

05 ES MI HIJO

GERSON: Lo dejé en la Rehabilitación. El doctor le dijo que podía empezar a an-


dar con muletas y Mateo las agarró enseguida y dio dos o tres pasitos, ¡con una
fuerza, con una garra!
TESY: Vos sos igual, Gersón.
GERSON: Y... sí. Después la enfermera le curó la herida, le limpió con una gasi -
ta…Eso debía arderle, pobre Mateíto mío. Pero él… duro, una roca. Ni una lágri-
ma, nomás me dijo: “Dame la mano, papi”. Qué chico más bueno.
TESY: Me hacés emocionar.
GERSON: Yo le iba a recordar que yo no soy el papá, que su papá era el lustrabo-
tas que... Que el Juez nos dio la tutoría nomás, que... Pero delante de los docto-
res no le iba a decir todas estas cosas ¿no?
TESY: no, por supuesto, ¿para qué? Lo ibas a confundir.
GERSON: El Juez dijo que es un año de prueba y después te dan la paternidad.
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TESY: Ese día vamos a hacer una fiesta.
GERSON: Anoche jugó con los autitos que eran del Esteban. Me hizo una cosa en
el pecho... están todos oxidados... y sí… ¿cuánto tiempo pasó…veinte años?
TESY: No sé, Gersón.
GERSON: Pero tenés que saber. Sacá cuentas, Tesy.
TESY: sabés que me tenés que decir Teresa.
GERSON: Si Tesy es lo mismo que Teresa para que te voy a decir...
TESY: (lo interrumpe) para no ofender a la Virgen. Mirá si cree que me estoy
burlando, que no me importa todo lo que yo le prometí (pausa) estuve mirando
los avisos de locales que se venden. ¿Para levantar una capilla se puede hacer
en un local o compro un terreno nomás? Tengo que preguntarle eso al Padre Pe-
layo; él debe tener idea. Igual esta tarde voy a ir a una inmobiliaria a ver qué me
ofrecen (Gerson la mira) Qué, ¿no estás convencido?
GERSON: es que nosotros no tenemos plata para comprar un local o una capilla
TESY: Lo prometido es deuda (pausa, lo mira) ¿vos no estarás pensando en ha-
cerle la circuncisión al nene, no? No va a poder ser. Él tiene su religión: es católi-
co apostólico romano y cree en el Padre y el Espíritu Santo, la Santa Iglesia cató-
lica, la Comunión de los Santos,
GERSON: Está bien, Tesy. Está bien.
TESY: La resurrección de la carne, la vida perdurable, el perdón de los pecados...
GERSON: no tenemos esa plata, y si la iglesia no pone para la cuestión divina, no
veo cómo...
TESY: La Iglesia pondrá la infraestructura
GERSON: (silencio) ¿Eso qué quiere decir, Tesy?
TESY: Los bancos, el altar de mármol, la imagen de la Virgencita pero con el
manto azul, como te dije, porque con él ella protege a todos sus hijos. Debe ha-
ber quedado divino ese manto, más azul que nunca porque lo tiñó con la anilina
que le dá ese brillo especial a las prendas...
GERSON: Parecés una propaganda de la anilina Colibrí hablando así.
TESY: Su túnica blanca, su cinturón que simboliza la obediencia y su sandalia,
¿sabés lo que simboliza la sandalia de la Virgencita, Gersón?
GERSON: No.
TESY: La diligencia que hay que tener para obrar, para que el propósito de su
aparición se cumpla. ¿Vos no viste que yo uso sandalias desde el día siguiente
que pisó nuestra casa Mateíto?
GERSON: Pensé que era porque te dolían los juanetes.
TESY: no, no es por los juanetes.
GERSON: ¡Dios mío!, ¿dónde vamos a terminar por culpa de esta loca?. Vos,
Tesi, tuviste tus abuelos, tuviste tus tías que no pudieron escapar del Holocaus-
to, tendrías que tener respeto
TESY: ¡Los tengo! Dios los tiene en su gloria y yo en mi memoria.

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GERSON: ¡No hay tal gloria! ¡Ellos descansan, si se le puede llamar descansar
cuando un nazi borracho te dio un culatazo en la nuca!
TESY: Hay un solo Dios, Gersón… todo el mundo sabe que Jesús era judío. Y pa-
reciera que se olvidan que la madre de Jesús, María, era judía también.
GERSON: (aplaude) Muy bien. ¿Y qué quisiste decir con eso?
TESY: Que nosotros como judíos también tenemos que reconocer a la Virgen
como divinidad celestial.
GERSON: ¿Vos oíste hablar del Gauchito Gil, de la Difunta Correa? ¿Por qué no
son divinidades ellos, eh? ¿O Gilda, la cantante de cumbia? Tiene un santuario
Gilda, con fieles y todo... Cuando íbamos con Irigaray a buscar cueros de yacaré
siempre pasábamos por el santuario de la Gilda, todo lleno de flores y de gente.
Dicen que es milagrosa, porque dijo “Todas las personas tienen una misión en la
vida”. Chupáte esa mandarina. “Todas las personas tienen una misión en la vida”
Yo me pregunto, ¿por qué nosotros no le levantamos un santuario a Esteban
donde chocamos y él se me murió? Él también decía cosas inteligentes y era
bueno. Solo que un mal camino lo mandó a Hunter y ahí empezó su desdicha...
TESY: Te pido por favor, Gersón...
GERSÓN: no entiendo por qué le querés levantar una capilla a una Virgen y ni si-
quiera un monolito a tu hijo, tu propio hijo, carne de tu carne como tiene cual-
quier hijo de vecino donde perdió el ser, una crucecita, una piedra con dos flores
muertas…
TESY: (saca un Rosario) Voy a pedir un crédito en el banco. A mí nombre, no te
preocupes, Dios te va a perdonar (Gerson sale) ¿dónde vas? (Ella canta) es her-
moso ver bajar de la montaña los pies del Mensajero del Señor

06 ES HERMOSO VER BAJAR DE LA MONTAÑA

(Ella sale y luego entra Gerson) ¿Dónde fuiste? Hace dos horas que saliste y de-
jaste solo el negocio.
GERSON: al cementerio, con Mateíto a ponerle una flor al padre. Lo enterraron
ahí en una tumba comunal. Hoy hace un mes que se murió el padre. Que lo ma -
taron, digo.
TESY: ¿El nene estaba muy triste?
GERSON: Tiene siete años, estaba impresionado. Ahora la dejé en la escuela y la
señorita de segundo grado le habló y lo calmó. Le compré un chocolate al nene
TESY: Un cementerio no es lugar para un niño.
GERSON: Te comento que tu hijo, el otro, está enterrado en uno hace diez años
y mañana, por si te olvidaste, es el día de su cumpleaños.
TESY: Mañana es el día de la Inmaculada Concepción y con el padre Pelayo orga-
nizamos una colecta para la capilla, cantaremos villancicos...

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GERSON: El padre Pelayo se la va a robar a la colecta; no hay cura que no sea la-
drón. Después de todo, los curas son seres humanos, y los seres humanos no
pueden estar midiéndose en todo
TESY: Estás levantando falso testimonio. El Padre Pelayo que es una persona
proba y digna de respeto. ¿Lloró mucho Mateíto?
GERSON: Ni una lágrima.
TESY: Es un chico muy valiente.
GERSON: Parece que el padre lo cascaba. Así me dijo él; unos coscorrones de vez
en cuando y una vez que estaba chupado le dio con el cinto hasta despellejarlo.
TESY: ¿el lustrabotas? todos dicen que era un pan de Dios, que
GERSON: (la interrumpe) vendía drogas, Tesy.
TESY: ¿Qué decís?...cuando te pregunté me dijiste que no era narcotraficante
GERSON: Teresa: lo mataron porque vendía la droga
TESY: ¿Quién te contó semejante barbaridad?
GERSON: La policía me lo contó. Debía tanta plata que lo mataron
TESY: No puede ser. No puede ser...
GERSON: ¿Querés ver el expediente?
TESY: No, dejá
GERSON: mañana voy al cementerio ¿Vos me acompañás a ver a Esteban?
TESY: No voy a poder.
GERSON: ¡Teresa!, es tu hijo y mañana es el aniversario de su muerte
TESY: Prefiero recordarlo como era vivo.
GERSON: ¿averiguaste el seguro de vida? Mirá que nosotros nos vamos a morir
mucho antes que Mateíto, y si nos morimos mañana, el pobrecito vuelve a la ca-
lle. Tenemos que hacer un seguro, porque hasta que salga la adopción legal...
TESY: (saca papeles y se los va mostrando) Ya averigüé todo. Hay que poner una
prima primero, una prima, para que nos den el seguro… como una garantía.
GERSON: ¿Y a quién le vas a decir? Tu prima Rebecca se entera de esto y no te
habla nunca más.
TESY: Una prima es un monto de plata. Acá hay dos empresas que lo hacen: la
San Humberto y la Serfi. A mí me gusta más la San Humberto, por eso de la co-
munión de los santos. Pero hay que hacer un depósito contante y sonante de
ciento veinte mil pesos, entonces yo pensé…
GERSON: (la interrumpe) ¿Qué es la comunión de los santos?
TESY: La comunión de los santos es… bueno, no importa, después te explico. ¿A
vos te parece, Gersón, que contratemos la San Humberto? Para que el nene ten-
ga para ir a la Universidad, para hacerse su casita, ¿no?
GERSON: Sí, contratamos.
TESY: bueno, mañana llamo por teléfono y les digo que aceptamos. Averigüé
también del crédito, nos dan dos años para pagar. Es lo que hay, por la inflación.
GERSON: pero ¿quién te da el crédito ese, madre mía, Mefistófeles?
TESY: todos cobran lo mismo. Averigüe en el Nación, en el Provincia, todos
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GERSON: che Teresa… ¿El Vaticano no da préstamos para levantar capillas?
TESY: No, no da. Pero el padre Pelayo me dijo que vamos a hacer reuniones be-
néficas y con lo que juntamos vamos a pagar las cuotas
GERSON: Qué mal me huele ese padre Pelayo.
TESY: Peor es tu Rabino que me vino a querer... a querer convencer de que Ma -
teo se haga judío. Yo le dije que nosotros no íbamos a convencer a Mateo para
que fuera de ninguna religión. Que él tiene la libertad de elegir cuando sea gran-
de cuál será tu culto.
GERSON: Lleno de gente que practica la macumba está con eso de la libertad de
culto.
TESY: Yo no voy a obligar a mi hijo a que...
GERSON: El quiere ser judío.
TESY: No me hagas reír. No hay nadie en el mundo con dos dedos de frente, que
quiera ser judío. Con la historia amarga y de sufrimientos que tenemos los judíos
¿Mateíto va a querer ser judío?
GERSON: El quiere ser judío porque yo que soy su papá, soy judío. Así que vos y
el padre Pelayo se pueden ir yendo bien a la mierda. Ya van a ver cuando cum-
pla trece y haga el bar mitzvah.
TESY: Estás diciendo cosas de viejo
GERSON: será por eso que quiero un seguro para mi hijo, para que no quede
desamparado
TESY: ¿Con esas ideas de paternidad fue como ayudaste al otro?
GERSON: a mi otro hijo lo ayudé porque lo quería más que a mí mismo, y sufrió
por mi culpa, pero ya aprendí la lección. Mi segundo hijo no tiene por qué sufrir.
TESY: dejá de pensar pavadas. Vení, leé acá y ayúdame a cantar, que mañana
nos tenemos que lucir cantando. Vamos… Un, dos, tres... “es hermoso ver bajar
de la montaña…”
GERSON: Qué cosas raras dice la Virgen esta.
TESY: seguí cantando; o anda a la florería y retirá las flores para la ofrenda
GERSON; No, canto. Canto.
TESY: bueno dale, sigamos. (cantan) “es hermoso ver bajar de la montaña...” Po-
né alegría, Gersón, parecés un perro embichado cantando.
GERSON: ¿Qué alegría voy a tener? Si resulta que ahora voy a tener millones de
pesos de deudas por honrar a la Virgen María. Pobrecito mi Mateíto, las cosas
en las que le hacés creer.
TESY: Vamos de nuevo (ambos cantan y la luz va desapareciendo)

07 ES HERMOSO VER BAJAR DE LA MONTAÑA

Gerson le pone el manto a la virgen. Entra Tessy.


GERSON: Tesy, ¿cómo es el rezo? Se me olvidó la mitad
TESY: Dios te salve María, llena eres de gracia
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GERSON: (repite) Dios te salve María, llena eres de gracia… ¿Cómo sigue?
TESY: No me acuerdo.
GERSON: ¿Cómo no te vas a acordar? Justamente vos…
TESY: (se seca las lágrimas) Se me olvidó.
GERSON: ¿Qué pasa, Teresa?
TESY: Hay un aumento en los intereses del terreno.
GERSON: ¿cómo que hay un aumento en los intereses, por qué?
TESY: en el banco dijeron que son ajustes.
GERSON: Los bancos son toda una mierda, una manga de estafadores. El otro
día me contó el turco Samir cómo el banco desalojó a unos viejitos paralíticos
que no tenían donde caerse muertos. Yo estaba con el nene, ¡el nene se llevó
una impresión! Para mí, tiene miedo de volver a ser pobre, como era con el de-
generado asqueroso del padre que le pegaba, le daba esas tundas el hijo de
puta. Estuvimos con el Mateíto toda la mañana mirando por el barrio un pelote-
ro para hacer el cumpleaños de nueve. Hay uno lindo, el Aldea Panceta, que nos
recomendaron, pero está como a veinte cuadras de acá. Y la mayoría de los pi-
bes del barrio no tienen padres con autos que los puedan llevar. Aunque… si al-
quiláramos una combi... (Tesy llora) Tesy, Teresa, amor mío, ¡lo vamos a poder
pagar! ¿Cuánto te piden para que no podamos pagar? Hipotecamos la casa, el
negocio y lo pagamos. No le vamos a sacar a la Virgen Santa su casita...
TESY: La vi…. (lo mira a Gerson fijo) A la Virgen, la vi.
GERSON: ¿otra vez…. Pero vos estás segura?
TESY: El taxi que me traía del banco, me dejó a cinco cuadras, porque había un
piquete. Yo no quería gastar una fortuna en el taxi, entonces me bajé y caminé.
Y cuando venía caminando justo abajo del puente… veo a la Virgen, ¡la Virgen
María!, que se me acerca y me dice: dame plata.
GERSON: ¿Dame plata?... ¿La Virgen te pidió plata?
TESY: Sí.
GERSON: y puede ser… seguramente necesitaba plata. Hoy todo está tan caro.
TESY: Me la quedo mirando y entonces ella se sonríe extraño y saca del bolsillo
del camperón azul una petaca, una petaca con alcohol y toma… ¡la virgen tomó
del pico de la petaca!. ¿Te das cuenta, Gerson, lo que hizo?... ¿cómo la Virgen
María va a estar tomando licor de una petaca?
GERSON: ¿Por qué no puede tomar la virgen? Digo, ¿es un pecado tomar un tra-
go? Yo creía que era un pecado de los musulmanes nada más. Brindar es lindo,
alegrar el alma de vez en cuando
TESY: Hace un buche con el licor y escupe. Delante mío, a mis pies.
GERSON; Entonces no lo tomó.
TESY: Le pregunto: ¿Usted es la Virgen María? Sí, me dice ella tan campante.
Medio que se reía y le vi que tenía emplomaduras en las muelas. Yo le levanté la
capillita, le digo, todavía la estoy pagando. “Si tenés plata para la capillita, dame
plata a mí, que necesito”, me dice
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GERSON: Es de mal gusto que le hayas reclamado lo de la plata de la capilla a la
virgen. Estuviste desubicada, Tesy. Te encontrás con la Virgen María y le salís
con el crédito hipotecario...
TESY: Le digo: Madre, ¿para qué quiere la plata?
GERSON: pero qué carajo te importa a vos, sos metida, Tesy
TESY: Me dice: ”hoy hago una fiesta y tengo que comprar alcohol para todos”
GERSON: lo que es la misericordia. A lo mejor se casa algún santo. Eso de la co-
munión de los santos quiere decir que los santos comen juntos. ¿Sabías eso vos?
¿No te lo explicó el padre Pelayo? Si todos comen juntos, es mucha plata.
TESY: ¿Adónde hace la fiesta, Madre?, le pregunto.
GERSON: ¿Vos querés que te inviten? Sos insoportable. Mi hermano Isidoro
siempre decía “Tesy nunca está conforme. La invitamos a Tandil, quiere ir a Sal-
sipuedes. La invitamos a Salsipuedes y quiere ir al Aconcagua...”
TESY: Podés ir diciéndome Ester de nuevo.
GERSON: ¿Por qué?
TESY: Me dice “la fiesta es acá, abajo del puente”. La Virgen le daba una fiesta a
los pobres.
GERSON; No sé adónde querés llegar, Tesy. No te comprendo.
TESY: La Virgen María me dice que ella vive debajo del puente… La mujer esa, la
chica esa, es una chica sin techo, una linyera, una nadie! ¡La Virgen María vive
en el Cielo, no abajo de un puente!
GERSON: No veo por qué no puede ser la Virgen. Para mí, ella entró acá y te dijo
Tesy, serás la madre de un rey. Si hubiera estado yo, me lo hubiera dicho a mí.
Pero yo ese día no estaba, porque estaba con el turco Samir hablando de….
TESY: (lo interrumpe) ¡No es la Virgen, Gerson!... No es la divinidad.
GERSON: pero mirá qué hijo hermoso nos mandó. Tiene los ojos de mi papá. ¿Te
diste cuenta?
TESY: Es hijo del lustrabotas que dicen vendía drogas
GERSON: Si yo hubiera estado acá, la Virgen habría dicho: Gersón, haré de ti una
gran nación. Te bendeciré, engrandeceré tu nombre, serás bendición, maldeciré
a los que te maldigan. En ti serán benditas todas las familias de la tierra. Porque
Mateíto va a tener un montón de hijos. El se enamorará de la chica correcta, no
como el pobrecito Esteban, y esa chica le dará un millón de hijos y todos serán
descendientes míos, nietos y biznietos de Gersón Zusman.
TESY: Mañana hacemos pastelitos a beneficio. Es la fiesta de la Asunción…
GERSON: cagamos, se va a llenar de paraguayos la capillita.
TESY: Sí.
GERSON: Con el Mateíto vamos cuando salga de la escuela. Acá cierro total
¿quién va a venir con el frío que hace...?
TESY: El padre Pelayo les va a hacer pagar los pastelitos que ustedes compren.
Porque lo que se recaudó es para levantar un cuartito atrás de la capilla que
haga de sacristía. Y para conseguir una pila bautismal de mármol.
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GERSON: Qué mal me cae siempre el padre Pelayo. Vos siempre lo defendés.
TESY: Habrá chamamé y baile después.
GERSON: capaz vaya la Virgen con los santos de abajo del puente de la autopista
TESY: Ya te dije no es la Virgen. Estoy un poco enojada con esa Virgen
GERSON: Ahora tenés un hijo. Cuando una mujer tiene un hijo, tiene que saber
contagiarle la alegría de vivir. Esto ya lo hablamos cuando el Esteban era chico…
alegrate, Tesy, Teresa, que mañana seguro que bailamos alguna pieza como
cuando éramos muchachos
TESY: Decíme Ester.
GERSON: Ester, Ester. ¿Así?
TESY: Sí, está mejor.
GERSON: ¿Vos compraste por el camino las galletitas esas que traen las chispas
de chocolate? Son las favoritas del Mateíto.
TESY: (revisa la cartera) Sí, acá están.
GERSON: Andá llevárselas que está mirando en la televisión a la esponja amarilla
esa que habla y tiene un amigo que es una estrella de mar y que es un poco ton-
to... ¡Cómo se ríe el Mateíto cuando los mira a esos dibujitos!
TESY: Patricio Estrella se llama el amigo
GERSON: Eso. Yo termino de cerrar el negocio y voy (sale)

08 BAJADA PERSIANA

(entra) ¡Esa persiana pesa cada año más, de qué estará hecha! Ay, gran Satanás
TESY: ¿cerraste bien?
GERSON: (entrando) sí, cerré bien
TESY: ¿estás seguro que cerraste bien, Gerson?
GERSON: sí Ester… tranquila… la puerta está cerrada y Mateíto está en casa
09 FINAL

(Se abrazan como protegiéndose el uno al otro y van saliendo, mientras la luz co-
mienza a bajar y la virgen comienza a moverse)

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