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SERMÓN DE MAYORDOMÍA
“C R E E R P A R A V E R”
1. Introducción:
Historia
Siendo muy joven aprendí las lecciones del trabajo duro en el campo. Junto a uno
de mis hermanos trabajábamos en una estancia de más de 40.000 has. en el
Uruguay. Su dueño era un hombre muy rico que por la diversidad de sus negocios
dejó un Mayordomo, hombre honesto y de mucha confianza para que le
administrara esta próspera estancia. Pocos conocían a su “Patrón”, sólo podíamos
saludarlo cuando pasaba en su avioneta mirando desde arriba sus propiedades.
Nosotros fuimos contratados para capar sorgo y levantábamos con emoción
nuestras manos cuando nuestro capataz nos decía ¡ahí va el patrón, saluden, él
es el dueño de la estancia!!
Cuando conocí el mensaje de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a los 17 años
comprendí el hermoso Mensaje de la Mayordomía fiel, y no he dejado hasta ahora
de predicar con insistencia y responsabilidad, porque siento que Dios me ha dado
este ministerio y soy feliz viendo muchos milagros en mi vida y en las iglesias.
Dios nos ha puesto como “Mayordomos” de todo lo que nos da para que lo
administremos sabiamente y lo hagamos prosperar.
Aunque sabemos que Dios hizo al hombre como un ser holístico: como una
Unidad Total y Completa, una vida dedicada al servicio de Dios, La Iglesia
Adventista, tradicionalmente ha dividido la Mayordomía del hombre, para su mejor
estudio, en cuatro áreas conocidas como “Las Cuatro T”
2. Proposición:
Hoy Vamos a analizar “ Un Principio” que se aplica a cada una de esas cuatro
áreas de la Mayordomía cristiana. Vamos a memorizar este principio: “CREER
PARA VER” Contrario a lo que Tomás, el discípulo de Jesús y la mayoría de los
hombres influenciados por la filosofía griega dicen: “si no veo no creo”
3. Oración de Transición:
Veremos este principio impregnado en dos historias bíblicas, dos encrucijadas del
Pueblo de Dios registradas en:
Éxodo 14: 1 – 31
Josué 3: 1 – 17
Son dos experiencias de Fe, dos experiencias donde para poder ver los milagros
de Dios tuvieron que creer, tuvieron que avanzar confiados en la promesa de Dios.
“El pueblo temió a Jehová y a Moisés, su siervo”: “Al guiar a Israel a través del
Mar, Dios tenía el propósito de fomentar en el corazón del pueblo reverencia y fe
hacia él, Pero la fe en el Señor estaba inseparablemente relacionada con la fe en
Moisés como su representante, y por esta razón había sido efectuado el milagro
mediante Moisés” (Com. Bíb. Adv. Tomo I Pg. 580)
“En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida
cristiana está acosada de peligros y se hace difícil cumplir el deber. La
imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o la muerte detrás.
No obstante, la voz de Dios dice claramente: “avanza”. Debemos obedecer este
mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque
sintamos las olas frías a nuestros pies, los obstáculos que impiden nuestro
progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda. Los que
postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y
no haya ningún riesgo de fracaso o derrota no obedecerán nunca” (P.P. Pg. 295)
Historia de Celso:
En mi segundo distrito pastoral, Un joven ya casado había vendido junto con sus
padres las propiedades que tenían en Brasil y decidieron invertir en Paraguay, un
país con mejores oportunidades en el campo. Eran fieles mayordomos con sus
diezmos y ofrendas, y el Señor los prosperó mucho, ampliaron su capital, y todo
iba de maravillas. Pero un día después de predicar un sermón sobre mayordomía,
se me acercó y pidió hablar conmigo. Me contó que mientras entregaron fielmente
sus diezmos después de cada cosecha, todo andaba perfecto, pero que hacía un
tiempo atrás hicieron una compra de unas nuevas tierras, entregaron un buen
anticipo, pero el vendedor los había amenazado que si no pagaban pronto el resto
les quitaría las tierras y perderían el anticipo. ¡Por supuesto que no querían que
esto suceda!, buscaron la manera de juntar todo el dinero que faltaba, pero,
“cometimos un grave error”, dijo Celso: tomamos el diezmo que aún no habíamos
entregado a la tesorera, y pagamos la deuda. A partir de ese momento
comenzamos a venir de mal en peor, y no estamos pudiendo salir adelante y
seguimos endeudándonos con Dios, es mucho lo que debemos en diezmos, y en
los Bancos.
Pastor, preguntó Celso ¿Qué podemos hacer? Muy fácil, le dije, debes hacer lo
que Dios dice: devolver todos los diezmos que le debes. En una oportunidad
Elena G. de White aconsejó a varios hermanos que estaban atrasados con sus
diezmos, que hicieran cuentas y firmaran un pagaré y lo entregaran a la tesorería
de su Iglesia y lo comenzaran a levantar (como levantamos los pagarés con
deudas en el Banco). Le manifesté a Celso “debes hacer planes definidos de
comenzar a ponerte al día con tus diezmos atrasados y verás nuevamente las
bendiciones de Dios”. (CSMC pg. 100-105)
¿Qué hizo Dios ese año para bendecir a Celso por creer y obedecer antes de
ver?
Ese año EEUU, que era uno de los principales productores de Soja a nivel
mundial, tuvo una cosecha muy pobre, por lo tanto los precios de la soja
aumentaron, y también ese año el Paraguay tuvo unacosecha record, lo que hizo
que Celso y su familia vieran el milagro de ver nuevamente las bendiciones de
Dios en todos los aspectos de sus vidas, incluyendo en sus finanzas, porque Dios
quiere que seamos prósperos en TODO, no tiene nada en contra de las riquezas a
menos que dejemos de ponerlo a EL en primer lugar.
5. Conclusión:
¿podemos repetir a coro el Principio que aprendimos hoy? CREER PARA VER.
Los Israelitas cruzaron en seco el Mar Rojo porque creyeron en la Palabra de Dios
y en Moisés su siervo.
Los descendientes del pueblo de Israel, cuarenta años más tarde, lograron cruzar
el Río Jordán desbordado, porque estuvieron dispuestos a poner los pies en el
agua como lo pedía Dios a través de su siervo Josué.
¿Queremos hoy ver milagros en nuestras vidas? Debemos creer y obedecer lo que
Dios nos dice a través de sus siervos sobre la mayordomía de nuestros talentos,
tiempo, templo y tesoros y veremos que el Señor es fiel en sus promesas.
Llamado: si hoy crees en esto te invito a ponerte de pie y a orar conmigo para que
Dios, a través de su Espíritu Santo, te haga tomar las mejores decisiones sobre el
mensaje que has escuchado.