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REFLEXToNES cnÍrrcas 2t3

en un todo, junto con otras cosas' Además, la cosa material


está sujeta al cambio. Podemos conocer «la edad" de la piedra
que yace al borde del camino, y la del árbol que se yergue en
medio del campo. El tierrpo actúa sobre ellos.
La presentación de la obra de arte en cuanto obra tiene un
carácler enteramente distinto. Ante todo, nunca captamos la
obra de arte «en sLl medio». No considerspes «La Virgen del
canciller Rolin», de Van Eyck, junto con el retrato de «Arnol-
fini y su esposa)), pintado por el mismo artista. Resulta absurdo
hablar del «medio» de la obra de arte del mismo modo que se
33, LA CONCEPCIÓN HEIDEGGERIANA habla del <<medio» de las cosas materiales. La obra está ahí
DEL ARTE por sí misma, constituye un todo cerrado en sí mismo' Toda
cosa material tiene, para nosotros, 1ln caráctet fragmentario'
Si fotografiamos tlna silla en una habitación, obtendremos me-
Llegados al final de nuestras reflexiones, deseamos exponer
diante la fotografía, este carácter fragmentario. Por el contrario,
aún algunas consideraciones críticas sobre la concepción hei-
la silla pintada por van Gogh constituye un todo y una unidad
deggeriana del arte y de la obra, diciendo 1o que nos parece
en torno a la cual se agrllpan todos los demás objetos' Además,
acertado y lo oue, a nuestro parecer, debería ser reelaborado.
es absurdo hablar de un envejecimiento de la obra de arte,
Heidegger nos habla de la presentación de un mundo (Auf-
como se habla del envejecimiento de los objetos materiales.
stellen einer Welt). Nos detendremos a examinar dos cuestiones:
qué entiende el autor por «presentación» y qué por «un mundo>>.
La Novena Sinfonía de Beethoven es tan <<nueva» hoy como
cuando la cornpuso su autor. La «Margarita de Austria», de
Conviene, a nuestro juicio, recalcar la distinción que hace
Yelázqrsez, es tan <<ioven» ahora como en el siglo xi/II' Las
nuestro autor entre la «presentación» de rlna cosa cualquiera,
obras de arte no envejecen. La obra está en otro espacio y en
inclusive de la obra de arte en cuanto cosa, y la «presentación>>
otro tiempo. A través de ella, nos habla lo insólito, 1o no coti-
de la obra de arte en cuanto obra. ¿Cuáles son las diferencias?
diano. Sabido es que la obra de arte no consiste en el sonido,
Conviene, a nuestro juicio, recalcar la distinción que hace
ni en el color, ni en la piedra, sino en <<algo más>>. ZQUé es ese
nuestro autor entre la <<presentación» de una cosa cualquiera,
<<algo más»? Creemos que Heidegger tiene ruz6n ctando ve en
inclusiye de la obra de arte en cuanto cosa, y la <<presentación>>
ese algo la presentación de un mundo y la manifestación de la
de la obra de arte en cuanto obra. ¿Cuáles son las diferencias?
Tierra.
La obra de arte se halla en otro espacio y en otro tiempo;
Nos parece oportuno ponet cle manifiesto 1o que entiende
se mantiene en otra dimensión que la cosa ordinaria. Tomemos
por ejemplo la piedra, el árbol, en cuanto cosas el autor cuando habla de la obra de arte como de la presenta-
materiales.
ción de un munc{o. Tal corno la cornprendetnos, la obra de arte
No los vemos aislados de las demás cosas que los rodean, sino
es siempre, en esencia, una encarnación del espíritu humano,
que los vemos en un medio. La piedra está <<al borde» del
es decir, una unión del espíritu de1 hon'rbre con la materia'
camino, el árbol <<en>» el paisaje, y el cuadro, en cuanto objeto
material, colgado <(en» la pared. La cosa material nos es dada
El propio hombre es, en su esencia, un espíritu encarnado'
214 LA ESTÉTICA DE HEIDEGGER REFLEXIONES CNÍTTCIS 215

La obra de arte constituye la única esfera en que el hornbre en que nacimos, del oficio o ia actividad en que nos formamos,
puede afirmarse en su constitución intrínseca. Podríamos decir de las personas que han convivido con nosotros. Nuestro mundo
que cada obra de arte es, en cierto modo, una especie de símil está regido por otras leyes. Aqueilos a quienes amamos están
ontológico del hombre mismo. La creación de una obra de arte próximos a nosotros, aunque nos separe de ellos una gran dis-
constituye la actividad más profundamente humana por cuanto tancia. Los acontecimientos que han decidido nuestra orienta-
es ejecutada «a imagen y semejanza» del hombre, Es en la ción en la vida están siempre presentes en nuestra memoria,
obra de arte donde más plenamente se asocian la materia y el aunqlle se hayan originado hace ya mucho tiempo. El mundo es
espíritu y donde son más accesibles a nuestra experiencia inme- aquello en que vir.e nuestra conciencia. Cada pueblo, cada
diata, para nosotros que 1os contemplamos. La obra es espíritu época, tiene también su mundo, que es la atmósfera espiritual
encarnado. Plantéase aquí una cuestión sumamente difícil de de ese pueblo, de esa época. El mundo designa las corrientes
resolver: ¿por qué se vale el hombre de un pincel, de una culturales, sociales y políticas por las que atraviesa un tiempo
pluma, o de otro cualquier instmmento para crear una obra de histórico determinado. Designa el conjunto de las ideas, de las
arte, y dejar así un vestigio de sí mismo? ¿De dónde le surge creencias y de los principios morales. El mundo es aquello en
al hombre esta necesidad? ¿Teme no ser duradero? ZQuiere que vive la conciencia de un pueblo histórico (65).
pro ongar su existencia? ¿Qué misteriosas fuerzas originaron las |uzgamos acertada la afirmación de Heidegger, según la
primeras pinturas que no son conocidas, aquellas que, desde cual la obra de arte nos revela un mundo. Pensamos que esta
treinta mil años, cubren las paredes de las grutas de Lascaux revelación de la atmósfera espiritual, en que viven la conciencia
y de Altamira? Q,¡izá haya que buscar la respuesta en esta del artista y la de su época, es propia de la esencia de tixla
dirección: a través de las obras, que constituyen una encarna- obra de arte. El mundo es la <<parte>> humana, espiritual de
ción, a su imagen y semejanza, el hombre atestigua su consti- la obra de arte en cuanto encarnación. Cuanto más potente es
tución ontológica de espíritu encarnado. En su .,es», la obra el mundo, más poderosas son las obras de arte que 1o reflejan.
cle arte es un reflejo del <,es» del hombre. Las épocas espiritualmente pobres no han producido obras ex-
De esta unión (del espíritu y la materia) dimana la inme- celsas. Sabemos, por el contLario, que todo gran mundo ha pro'
diatez con que la obra de arte opera en nosotros. La escultura, ducido obras geniales. Pensemos, por ejemplo, en el arte egipcio
el cuadro, la sinfonía, aparecen inmediatamente ante nosottos; de la época de los faraones, en el arte de la Grecia antigua,
nos son dados en la experiencia espontánea. La obra de arte en el arte bizantino de los siglos Ix y x, en las miniaturas de la
está presente desde el primer instante. época carolingia, en las catedtales románicas y góticas... Pen-
Heidegger habla de la presentación de un mundo. ¿En qué semos en el Quattlocento italiano, en la pintura holandesa del
consiste este mundo? En primer lugar, sabemos lo que no es. siglo xv. Pensemos en la escuela veneciana del siglo xvIl. En
No es una suma de obietos, una colección de cosas, una acumu- cada una de esas obra.s podemos hallar todo aquello de que se
lación de entes conocidos y reconocidos. Tampoco es como un nutrían los hombres de Ia época corres¡:ondiente, aquello en
objeto. Para decirlo con el lenguaje de Heidegger: no es un que creían, todo lo que constituia su Weltanschauung.
ente entre muchos otros, ante el cual uno pudiera detenerse,
qnedarse a distancia, un ente susceptible de <<ser observado».
(65) No puede identificarse el «mundo» de Der Urspnmg des
Cacla nno de nosotros tiene su mundo. Depende del lugar eI «mundo» de §¿i¿ und Zeit,
Kunstwerkes con
216 I"A ESTÉTICA DE HEIDEGGER REFLEXIONES CNfTTCRS 217

Con frecuencia se ha observado que existe un profundo madera, los colores, el sonido... Un elemento material pertenece
vínculo entre el arte de una época determinada y la cultura a la esencia de la obra. En nuestras reflexiones críticas, nos
general de dicha época. Tomemos, por ejemplo, el impresionis- detendremos en dos cuestiones: qué significa , para Heidegger,
mo en la pintura europea. Su auge coincide con el breve período la «revelación» de la Tierra y qué significa para él la misma
durante el cual imperó el psicologismo corno casi írnico amo y Tierra. Observemos, en primer lugar, que Heidegger emplea el
señor en el terreno científico. A 1a reacción antipsicológica de término hersiellen. A menudo nuestro filósofo recurre a palabras
comienzos del siglo xx, corresponde 1a decadencia del impre- del vocabulario corriente, dándoles una significación especial.
sionismo (66). Es significativo que a los descubrimientos de la En el lengtraje corriente, se emplea la palabra herstellen en el
física nuclear y a Ia invención del microscopio electrónico co- sentido de <<fabricar>r, <<hacerr> algo, casi siempre un utensilio.
rrespondan la aparición y el auge del arte abstracto. La desapa- Representa el terminus ad quem del proceso de la producción.
rición de Ia melodía en música corre parejas con Ia de la versi- Así es como está fabricada (hergestellt) la silla, o la máquina
ficación en poesía y la de lo figurativo en la pintura. A la nueva de escribir.
imagen que la ciencia. de hoy nos da del mundo, corresponde, Heidegger otorga a esta palabra otro sentido. En la obra de
en el arte. una nueva manera de contemplar la realidad (67). afie, herstellen signifrca sacar a la superficie lo que yacía en el
A nuestro juicio, la obra de arte es etr momento de una fondo, iluminar lo que se hallaba en la penumbra, manifestar
6poca determinada, cle una civilización dada. La obra de arte 1o que estaba oculto. «Her-stellenn tiene, para nuestro autor, un
atestigua la grandeza de un pueblo histórico. En la obra de arte, sentido afín al de <<herdus-stellen>>. De ahí que hayamos tradu-
únese un pueblo y se asep;tlra su perduración. En la obra de arte cido este término por (<re-velación». Encontramos una idea
está paloitando Ia verdad acerca del mundo histórico. <<Esta ma- parecida en Heidegger cuando habla de la creación y emplea el
nera propia de ser de las cosas y de vivir en la Presencia, esta vocablo schóplen. En alemán esta palabra designa el acto creador
manera de ser de los acontecimientos, que forma su trama, o su de Dios, que extrae al ser de la nada; designa asimismo la acti-
hilo, es lo que permite que sean comprendidos, lo que los hace vidad creadora del artista, la cual si bien se ejerce sobre un
s;ignificativos, gloriosos o formidables.» material ya existente, saca a la luz 1o que antes no existía
Prosiguiendo nuestras reflexiones, nos permitimos destacar en absoluto. Con todo, la palabra schóplen significa también
lo que l-Ieidegger denomina <<[a revelación de la Tiema». En esta <(sacar», como sg saca el agua de un pozo. En esta acepción
expresión vemos, en cierto rnodo, \a pareja de Ia expresión está incluida la idea de alcanzar el fondo, y, a partir de éste
«presentación de un mundo». Este es * se nos dice el aspecto (invisible), de ese Urgrund, hacer que las cosas salgan a la
- ejecutacla
rnaterial de la obra. En realidarl, toda obra de arte está superficie, a la luz. Hay que reconocer que Heidegger se man-
con alguna materia. La obra se realiza mediante la piedra. la tiene fiel a su interpretación de este término. La obra de arte
es, pues, ltergestellt de un modo distinto al de un objeto cual-
(66) Cf. I-eon Chlvistek, Wielosc rzeczywistosci tu sztucc, Varsovia,
quiera: así es sacado a Ia superficie lo que hay de más profundo
Czytetrnik, 1960. en Ia realidad material. Para saber de qué se trata, debemos
(67) Cfr. un lib¡:o excelente qLle trata sobre las correspondencias hablar de la concepción heideggeriana de Ia Tierra.
existentes entre 1os descubrimientcs de las ciencias naturales de los
últimos años y la pintura abstracta: G. Schmidt, R. Schenk, A. port- Afirma Heidegger que Ia obra de arte es una revelación de
mann, Kunsf und Natur, Basilius Presse, Basilea, 1960. Ia Tierra. iQué cabe pensar de esta afirmación? En primer
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lugar, quisiéramos considerar dos cuestiones: ¿qué es la Tierra? cado, de la distinción entre el ser y el ente en la filosofla
¿cómo es? heideggeriana. Constituye ésta una dificultad capital que se
En Der Ursprung des Kunstwerkes, Heidegger se limita a plantea a todos los lectores de Heidegger, y, que nosotros sepa-
decir que la Tierra es lo que los griegos querían expresar con mos, no existe ningún comentario que exponga con claridad el
la palabra gúoG. En sus escritos posteriores, explica el filósofo, arduo problema del Ser en el pensamiento de nuestro filósofo.
con más detalles, su concepción de la rpr5or,q (68). Según é1, y Ni para el propio Heidegger este problema resulta fácil. En
desde el punto de vista etimológico, gúor.q significa lo sue se Vom Wesen der Wahrheil, el ser es llamado misterio. Heidegger
desarrolla por sí mismo, el hecho de desplegarse abriéndose, dice que está en camino hacia el ser, advirtiendo que no cabe
el mantenerse en este aparecer: das aulgehend-verweilende tomar por: definitivas las definiciones que da de é1. No obstante,
Walten. Nada hay que obietar a esta manera de entender la podemos precisar algunos puntos. En primer lugar, 9,1o4v uc
etimología del vocablo en cuestión. Efectivamente, para los significa, para Heidegger, la multiplicidad de los entes, que,
griegos, 915o16 significaba 1o real, por oposición a lo imaginario, según é1, expresaban los griegos con las palabras r& gr5oet 6vta,
lo primario, en contraposición a lo secundario, aparente, acci- ca guorxd,. El mayor reproche que hace Heidegger a la meta-
dental (69). La palabra deriva de la acción de crecet, de surgir física tradicional es el haber identificado el ser con el ente.
y manifestarse. Indica el origen de las cosas y el propio proceso Para Heidegger, gr5orq significa: 1. el ser de cada ente particu-
del crecimiento. La palabra gúouq designaba la realidad que lo lar; 2. el ente en cuanto tal y en su totalidad (das Seiende als
abarca todo y que está en la raíz de todo cuanto existe (70). solches und im Ganzen) : 3. el Set (Sein schlechthín, das Seyn).
Sin embargo, Heidegger va mucho más lejos. Otorga al En el primer caso, Heidegger escribe gúorq con minúscula; en
vocablo griego un sentido muy particular, que deriva de su el segundo y tercer casos, con mayúscula. En Der Ursprung des
propia filosofía. No es raro que dé así, de una palabra, una Kunstwerkes, la pa.labra en cuestión aparece escrita siempre
interpretación que sólo a é1 Ie pertenece. En el caso que nos con mayúscula; por eso, al transcribida hemos empleado el
ocupa, nos hallamos ante el problema, extremadamente compli- término <<Tierra», escrito también con mayúscula. Pero, ¿cuáles
son, exactamente, el segundo y el tercer sentido de esta pala-
(63) Einfürung in die Metaphvsik 1¡ Der Satz von Grund, Cf.. el bra? ¿Qué significa, para Heidegger, el Ser que no se agota en
capítuloIII de este trabajo, págs. 102 y sigs. el arte, que actúa en cada uno de los entes, el Ser que opera en
(69) «Das Wort 9üo16 meint die wahre Wirklichkeit gegenüber
dem bloss Erfundenen, Vermeintlichen, Scheinbaren, in Zufálligkeit nosotros, aun cuando nosotros 1o olvidemos? ¿Significa la pala-
Augesplitterten. In jedem Falle zielt es auf ein Primáres...» Olaf bra gr5ouq Ia realidad material última, el fundamento y la base
Gigon, Grundprobleme der antiken Ph.ílosophíe, Francke Verlag, Berna'
Munich, 1959, pág. 148. de toda cosa material (de modo que entonces todo lo que es
(70) <r0üarc ist eine der seit dem jüngeren Epos háufiger werden- sería la Tierra), o significa simplemente la realidad última de
den Abstraktbildungen auf -o'r,q. Es bezeichnet noch ganz anschaulich todo lo que es? l,En qué consiste esa realidad última? Cuando
den Akt des qÜvezr., d. h. das Wachsen unrl Hervorgehen als Prozess,
weshalb der Grieche gern einem Genetiv hinzufügt wie güotq t6v Heidegger declara que en la noción que Santo Tomás da de
óytov, den Ursprung und das Wachstum der Dinge, die wir vorfinden. Ser como Actus Pun¿s está contenida la 915o16 griega, ¿qué
Es umfast aber auch den Ursprung aus dem sie erwachsen sind und quiere decir con esto? He aquí unas preguntas a las que no
irrmer neu erwachsen, also die Realitát, rlie den Dingen unserer Er-
fahrung zugrunde liegt.» W. laeger, Die Theologíe der lriihen griechí' podemos responder por el momento.
schen Denker, W. Kolhammer Verlag, Stuttgart, 1953, pág' 31' Sin tener en cuenta las implicaciones metafísicas de la
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REFLEXToNES cnÍrrces 22t
gúor,q, cabe afirmar que, para lluestro autor, gú6¿( significa, al
ojos para ver y oídos para oír. Para nosotros, Ias cosas han
menos, la totalidad de la realidad material. La misión de la
pasado a ser ordinarias, <<normales>>, semejantes unas a otras.
obra de arte consistiría entonces en revelarnos esta realidad El artista, por el contrario, ve con mayor profundidad, escucha
profunda del ser material. Y creemos que, tomada en este sen-
con sensibiiidad más amplia. Alberto Durero, que sabía bien lo
tido, la afirmación de Heidegger es justa. La obra de arte, a que es el arte y la creación artística, dijo: «El arte está en la
nuestro juicio, debería permitirnos tener acceso a la realidad
nattraleza, y sólo lo posee quien es capaz de arrancarlo de ella».
material, mostrarnos qué es esta realidad. Las verdaderas obras
Contemplando una obra de arte, hemos experimentado tal aserto
de arte actúan de esta manera.
muchas veces: de pronto, hemos descubierto el tono del cielo,
Consideremos, por ejemplo, la obra musical. ¿Dónde podre-
los colores de las hojas, los matices del agua. Sólo había que
mos hallar el camino que nos dé acceso a la realidad del sonido?
<<verificar», en la realidad, lo que la obra de arte nos había
l,En las ciencias exactas? La física nos propondrá la teoría de revelado. La obra de arte seguía siendo la única vía de acceso
las ondas sonoras, calculará la frecuencia de las vibraciones, a la luz, al color, a la forma. La pintura abstracta ha purificado
etcétera. Pero en estos datos, por 1o dernás importantísimos para
todavía más esta iniciación a la realidad material, al despojarse
el progreso técnico, no encontraremos el sonido tal cono nos de un contenido literario que no peltenece a la esencia de la
lo había hecho descubrir nuestra experiencia de hombres. Lo que pintura. Así es como entendemos nosotros lo que dice Heidegger
tendremos ante nosotros será la naturaTeza X, 1a cual nos es
sobre la revelación de la Tierra, y, efl este sentido, sus palabras
desconocida. La filosofía de la natutaleza nos proporcionará
nos parecen verdaderas y profundas.
numerosos datos sobre el ser material. Mas ella tampoco nos
Afirma Heidegger también que la Tierra se nos ¡nanifiesta
informará plenamente acerca del sonido musical. En cambio, la
como aquello que no puede ser totalmente reyelado. Para é1, ia
obra musical sí que nos da acceso a ese sonido. Dejando a un
Tierra es das Hervorkommend-Bergende. Heráclito nos ha legado
lado todas las otras cosas -- la melodía, la composición, etc.
al oír música podemos concentrarnos en la natutaleza misma del
-, estas significativas palabras: gúo'r,q xpúzcreo0ar gr).ei, (Frag. 123),
<<a la gúoq le place ocultarse>>. Aquí es donde, a nuestro juicio,
sonido, 'captarlo, percibirlo tal cual es. Hombres como Beetho'
reside la verdad profunda de la obra de arte. Esta continuará
ven, Mozart, Chopin, Honegger, Schónberg, Bartok..., tenían siendo una obra de arte, capaz de revelar la Tierta, mientras su
acceso a la realidad del sonido. En sus obras nos han señalado
elemento material se sustraiga al análisis racional, científico.
el camino que se ha de seguir paru alcanzatla. La obra opera sin intermediarios, en una percepción espontánea,
Con todo, podrá objetársenos lo siguiente: ¿acaso la natu- y es así como hay que acogerla. No se ha de analizar la estruc-
raleza no nos proporciona el mejor camino para llegar hasta la
tura química de sus colores ni la frecuencia de sus ondas
realidad material? Lo que sea el sonido musical podemos saberlo
sonoras. La belleza de la obra de arte, su poder, consisten,
escuchanclo el canto de los pájaros; el prodigio de la luz, obser-
por un lado, en que nos revela la Tierra en su ocultación, en su
vando un amanecer; la beTleza del color, contemplando las
disimulo. La magia de una sinfonía consiste, pof una parte, en
colinas y los prados...
el asombro con que descubrimos que el tono musical se hurta a
Ello es cierto. Pero aquí se plantea un nuevo problema: el nuestra comprensión total. Ya San Agustín comparaba la música
de la belleza natural y la belleza artística. Sin querer entrar en
con el tiempo, del que sabemos Io que es, mientras nadie nos
pormenores, podemos decir que el artista es aquel que tiene
pregunta en qué consiste. Paradójicamente, la obra nos hace
222 LA ESTÉTICA DE HEIDHGGER REFLEXI0NES cnÍrrcas )77

accesible la realicfad material, imponiéndonos, al mismo tiempo, de arte esa paz? Porque es el fruto de la intuición del artista,
la distancia que hemos de mantener respecto a ella. el don del espíritu, ese mundo luminoso capaz de captar y de
Prosiguiendo Heidegger su sondeo acerca de la esencia de unificar 1o múltiple, de reducir el movimiento y 1a vida en
la obra de arte, habla del combate que opone el mundo a la aquel punto en que ya no son sino reposo y seguridad. Trans-
Tierra. El mundo es luz, acto del pensamiento humano, clarivi- cribamos aquí un testimonio: «Nacida en una experiencia vital,
dencia del genio creador. La Tierra es oscuridad. Se revela corno y siendo ella misma vida, la poesía quiere expresarse mediante
aquella que se oculta. La lucha es inevitable, y tiene por objeto signos portadores de vida, y que conducirán a quien los reciba
hacer que perduren y se manifiesten tanto la grandeza del mundo a la inefabilidad de la experiencia original. Y dado que, en este
como Ia de Ia Tierra. Hablando de este combate, Heidegger contacto, han sido pulsadas todas las cuerdas de nuestras facul-
maneja magistralmente los ciiversos sentidos del mismo vocabio tades, también su resonancia será total...» «El canto, la poesía
alemán. El combate es un corte, un desgarrón (der Riss). Y es en todas sus formas, tratan de comunicar una experiencia sustan-
precisamente en este corte donde se revela la esencia del mundo cial... El recogimiento que tal experiencia procura actúa como
y de la Tierra. Pero der Riss signiflca también el rasgo, aquello un baño refrescante, rejuvenecedor y purificador del espíritu...
por lo que se manifiesta el carácter de una realidad dada. Así es No podemos sobreestimar la hondura del reposo de que gozan
como hablarnos de los rasgos de un rostro. Der Ris:s significa entonces las facultades. Es una concentración pacífica, tranquila,
asimismo el ttazo ejecutado con la pluma, el acto de crear una que excluye toda tensión; el alma entra en su reposo, en ese
obra (de ahí, Reissleder, Reissbrett, etc.). lugar de frescor y de paz situado por encima de todo sentimiento.
El combate, según Heidegger, no significa agitación. Para- Muere, sí, pero para revivir en la exaltación y el entusiasmo,
dójicamente, lo que se establece, mediante este combate de la en ese estado llamado erróneamente inspiración, dado que la
obra de arte, es el reposo fundamental. Porque sólo donde hay inspiración era ya el propio reposo, en el que pasé inadvertida.
tensión puede hablarse de reposo. Heidegger ve la obra de arte Ahora, el espíritu, revigorizado y vivificado, entra en una feliz
en la dialéctica del reposo en el propio seno del combate. actividad, tan fácil que todo parece serle concedido al instante
Es cierto que toda obra de arte nos aporta la serenidad. y como desde fuera. En realidad, todo estaba ya allí, en la
Pensemos en la «Anunciación» de Simone Martini. Recordemos sombra, oculto en el espíritu y en la sangre: todo cuanto va a
el Credo d,e la Misa en do menor qre Mozart no pudo ver ter- ponerse en obra se encontraba ya allí... No sabíamos ni descu-
minada. Deseamos quedarnos a solas con la obra de arte, para brirlo ni seryirnos de ello antes de habernos sumergido en esas
disfrutar plenamente del goce que expande y contemplarla en el tranquilas profundidades» (71). Tenemos aquí, vista en otra
sosiego de todo nuestro ser. Pero el reposo de la obra de arte perspectiva, la misma verdad. Lo que acaece en la intuición
no es el reposo de la muerte. La obra artística vive ante nosotros. creaclora es transferido a la obra: el reposo y la paz en el corn-
En eL Credo de Mozart está contenida toda la tensión de la fe bate.
y, al mismo tiempo, la certidumbre de un hombre Le concei;ción cle la obra de arte está hondamcnte vincultrli¡,
-quelaseangustia
halla a las puertas de la muerte. La Virgen de la <<Anun- en el pensamiento de Heidegger, a la concepción dc Ia vcxl¡rrl,
ciación» está sumida en el temor, en ese temor tan profunda- itl i)tisein, a las investigaciones ontológicas dcl filósot«r sohrc t l
mente humano que todos noso ros experimentamos ante lo des-
conocido. ¿Por qué, a pesar de este temor, irradia de la obra (7!) Raissa Maritain, .§¿rs et Nott-scns ut ¡tolsic, pAgs. ?,1 .21, 4/ 4U.
REFLExIoNES CRfTICAS ,?(
224 LA ESTETICA DE HEIDBGGER

es conducido por el Ser. En el seno del Ser y de los entes im


Ser y el ente. En nuestra opinión, Heidegger ha escrito sus Ganzen hay un «lugar abierto», un «luminoso calvero>>, die
reflexiones estéticas impulsado por el afán, cada vez mayor, de
Lichtung, donde el ente se nos manifiesta. Esta Lichtung, esta
penetrar el misterio del Ser. En efecto, todo cuanto el filósofo ha
offene Stelle, es más ente que los entes particnlares, por cuanto
producido, particularmente durante los últimos años (72), gira
constituye la posibilidad metafísica de la apertura del ente y de
en torno a esta cuestión, se concentra en este problema, el único
la manifestación del ser. Los entes-el árbol, la piedra... ---
verdaderamente «fragwürdig». El hecho mismo de plantear así
no se abren <<por sí mismos>>, sino por el ser presente en ellos,
el problema sitúa la concepción de la obra de arte en una y por el Ser (74). El hombre, que es un ente «ek-stático», es
perspectiva claramente definida.
conducido hacia la Lichtung del Ser, y es ahí donde ve los entes
El ente como tal y en su totalidad (das Seiende als solches particulares. Sólo porque el hombre está abierto al Ser, puede
im Ganzen), cada ente particular (jedes Seiende), el ser del reconocer los entes como tales. No es «abstrayendo» como el
ente (Sein des Seiendenl y el Ser (Sein schlechthin, das Seyn)
hombre concibe una noción del Ser, sino porque, como Ek-
son misteriosos, están cubiertos.Y sin embargo, de vez en sistenz, <<mora)> en é1. El «calvero» del Ser es el teatro de un
cuando, se opera el descubrimiento del Ser, de modo más o combate. En aquéI, el ente se nos manifiesta cubierto. Heidegger
menos profundo y más o menos claro. Esta arrancadura de la
dice que die Lichtung no es como <<un escenario cuyo telón se
oscuridad constituye la verdad. No es que nosotros supongamos
haya levantado>r, y, por otra parte, que <<la verdad no se encuen-
el descubrimiento del ente. Por el contrario, el propio Ser, y, tra al borde del camino». Es al pensador a quien el Ser descubre
en virtud de éste, el ente, hacen que, en toda la esfera de nuestro
sus secretos; y, cuanto más se los descubre, más ve el pensador
Dasein humano, nos volvamos hacia el Ser y nos dirijamos hacia
é1. En numerosos pasajes reafirma Heidegger la tesis central de
su filosofía, a saber, la de que el conocimiento del Ser no está dem es sich zurückzieht.» M. Heidegger, Der {Jrsprung des l{unstwer-
dejado a la arbitrariedad del hombre. La tesis de la metafísica kes, pág. 41.
tradicional se expresa así en un lenguaje nuevo. El Dasein es «... No somos nosotros quienes establecenros la apertur.a del ente,
sino que es la apertura del ente Ia que nos deterrnina en una esencia
constitutivamente <<Ek-slstenz» (73). Quiéralo o no, el hombre tal que, en nuestras lepresentacioncs, nos vernos asignados siempre a
ella. No sólo ese sobre lo cual sc ajusta un conocimiento ciebe ya, de
un nrodo u otro, estar al descubierto, sino que tarnbién toda la regiótt
(72) El tema de la última confe.rencia pronunciada por Heidegger en que se mueve ese <<regirse por algo» así como ese por qué una
en la Universidad de Friburgo de Brisgovia el 18 de marzo de 1962 fue adecuación de la tesis a la cosa se hace manifiesta, cleben desarrollarse
Das Sein ohne das Seiende zu denken. ya por entero en 1o abierto. Nosotros, y toclas nuestras r.epresentaciones
(73) «... Nicht rvir setzen die Unverborgenheit des Seienden voraus, adecua<las, nada seríamos, y ni sicluiera podríamos presuponer que
sondern die Unverborgenheit des Seienden bestimmt uns in ein solchcs hubiera ya algo manifiesto a que conformarnos, si la apertura del ente
Wesen, dass wir bei unserem Vorstellen immer der Unvergorgenhcil no nos hubiera expuesto ya en ese calvcro, en el que todo ente acude
nachgesetzt sind. Nicht nur das, wonach eine Erkenntnis sich richtct, a nosotros, y a partir del cual todo ente se retira».
muss schon irgendwie unverborgen sein, sondern auch der ganze Bcrciclr, (74) «Inmitten des Seienden irn Ganzen r¡,est eine ofiene Stelie.
in dem dieses Sichrichten nach etwas sich bewegt und ebenso dasjcnigc, Eine Lichtung ist. Sie ist, vom Seienden her gedacht, seiender als das
für das eine Anmessung des Satzes an die Sache offenbar wird, muss Seiende.» M. Heidegger, op. cit., pág. 41..
sich als Ganzes schon in Unverborgenen abspielen. Wir wáren mit ¿rll «En el seno del ente, su todo, despliega su ser un lugar abierto,
unseren richtigen Vorstellungen nichts und wir kónnten auclr nicht Es un calvero luminoso. Pensado a partir del ente, tiene rnás ser que
einmal voraussetzen, es sei schon etwas, wonach wit uns richtcn, offcrr- éste,»
bar, wenn nicht die Unverborgenheit des Seienden hereinsteht und ¿rus
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que el Ser se le escapa. El sentido de Ia existencia humana Heidegger escribe: <<Pensar es poetizar (dichten), pero no sólo
consiste en seguir las huellas del Ser. en el sentido de la poesía, arte literario (die Po,esie). El pensa-
Es en estas perspectivas metafísicas corno el {ilósofo ve la miento del Ser es el modo originai de la Poesía (die Dichtung)...
esencia del arte. En el arte, como en el ser y en la totalidad de El pensamiento dice 1o que le dicta ia veldad del Ser. tsl pel-
los entes, se desarrolla un combate. El arte tiene en sí die ofJene samiento constituye el dictare original. El pensamiento es el
Stelle, díe Lichtung, por cuanto en él se baten el mundo, es decir, poema original (die Urdichtung) , que precede a toda poesía
el Dosein ek-stático en cuanto Ek-sistenz, y laTierca, es decir, la iiteuuia, y aun el elemento poético de todo arte... Toda poesÍa
9úor,6 que se manifiesta en cuanto cubierta. El arte lleva en sí (die Díc.ktung) en este sentido lato, o en el restringido, es
la <<estructura» de la verdad. Por eso constituye una de las básicamente pensamiento. La esencia poética del pensamriento
posibilidades que tienen de revelarse el ser del ente y el Ser. asegura el reinado de la verdad del Ser» (78).
Lo bello es uno de los modos según los cuales opera la verdad iQué actitud adoptaremos ante estas afirmaciones? La filo-
en cuanto no cubrimiento. sofía de Heidegger nos muestra al hombre en cuanto Dasein,
La concepción heideggeriana de la poesía deriva de estas en cuanto Elc-sistenz ek-státicamente abierta al Ser, y guiada por
mismas premisas. La poesía (die Dichtung) no es considerada é1. Todo lo que dice Heidegger acerca del «habitar» del Ser, de
por Heidegger sino <<desde el punto de vista» del Ser que se la Lic,htung dei Ser, de la offene Stelle inmitten des Seienden,
descubre en la multitud de los entes. «Dichterisch wohnen»> sig- todo ello tiene por objeto mostrarnos la «interpertenencia» del
nifica para Hólderlin y para Heidegger, «mantenerse en la pre' hombre y clel Ser. Pero el problema fundamental sigue en pie:
sencia de Dios>> (in der Gegenwart Gottes stehen) e «impresio- ¿qué es el Ser?
narse por la esencia de las cosas» (betrofJen sein von der We- ¡Se envuelven en tanto misterio y en tan densa oscuridad las
sensniihe der Dinge) (75). Sabemos que Heidegger distingue la investigaciones sobre el Ser! En sus obras, en sus conferencias
Poesía (die Dichtung) del arte literario (die Poesíe) . Die y en sus seminarios de los últimos años, Heidegger se ha ido
Dichtung, según nuestro filósofo, constituye la más auténtica haciendo cada vez más «místico>> y «poetizante>>, Sus pensa'
y fundamental experiencia del Ser (76). Esta experiencia ha sido mientos giran sin cesar en torno al <<Seyn>> (así lo escribe ahora,
siempre «dichtend"denkende» y «denkend-dichtende» (77). La con y). El filósofo intenta recorrer, en sentido inverso, el
concepción de la Dichtung halla su más plena expresión en la
famosa fruse: Die Dichtung ist díe Sa"ge des Seins. En Holzwege,

(75) Cf. M. Heidegger, Erl¿iuterungen su Htilderlins Dichtung, pá' (78) «Das Denketr jedoch ist Dichten und zwar nicht nur eine Art
gina 39. der Dichtung im Sinne der Poesie und des Gesanges. Das Denken des
(76) «Der Dichtungscharakter des Dengens ist noch verhüIlt. Wo Seins ist die urspriingliche Weise des Dichtens. In ihm kommt allen
er sich zeígt, gleicht er für lange Zeit der Utopie eines halbpoetischen zuvor erst die Sprache zur Sprache, d. h. in ihr \¡/esen. Das Denken
Verstandes. Aber das denl<ende Dichten ist in der Wahrheit die Topo- sagt das Diktat der Wahrheit des Seins. Das Denken ist das ursprüngli-
logie des Seyns. Sie sagt diesem die Ortschaft seines Wesens.', che dictare. Das Denken ist die Urdichtung, die aller Poesie voraufgeht,
«Singen und Denken sind die nachbarlichen Stámme des Dichtens. aber auch dem Dichterischen der I(unst, insofem diese innerhalb des
Sie entwachsen dem Seyn und reichen in seine Wahrheit.» M. Hei- Bezirkes der Sprache ins Werk kommt. Alies Dichten in diesem weiteren
degger, Aus der Erfahrung des Denkens, Giinther Neske, Pfulligen, 1954, und im engeren Sinne des Poetischen ist in seinem Grunde ein Den-
páginas 23 y 25. ken. Das dichtende Wesen des Dcnhens verwahrt das Walten der
(77) M. Heidegger, Eínliihrung in die L[etaphysik, pág. 11. Wahrheit des Seins.» M. Heidegger, Holzwege, pág. 303.
228 LA ESTÉTICA DE HEIDEGGER

ser a ios entes' Pero


camino de su mística: de arriba abajo, del
(79)'
aún queda sin aclarar 1o que es el ser
U"id.gge, ha declaraáo (pero tal declaración
no se halla
obras), que el Ser es una palabra no teológica'
,r, ,irgrrrrá-de sus
dónde saca esta
Ño poi""*os una definición más precisa' ¿De
Eckhart de nuestros
nmística, Heidegger, enigmático Maestro
sumergido Heidegger'
tiempos? Sabido es con qué pasión se ha.
griega' en la Poesía de
durante largos años, en^la mitología
die Gót'
Hólderlin, en los «ángeles' de Rilke' W'ír kommen lür BIBTIOGRATf¡'
Mas esta mística
ter zu spiit uncl zu frinfur das Seyn"' escribe' y
«Nuestra tarea
del S$n nos e§ absolutamente extraña' - la
esenciales' tal vez
creemos que constituye una de las más- I. Obras de Martin Heidegger
más esenoial de nuestro tiempo-es de
desmistificación' es
que la de Dios».(8O)' lür Philosophie 9 und
decir, de recordar que no huy otra mística sein und zeit, Erste Hiitfte. En lahrbuch.
tr, prr"iro recordar todo esto cuando se estudian las considera- phenomenotogische'f.ii"nlii' iia-1|e. tgiT (s)' páes' 1-438'
lái.i¿,',, Max Niemeyer, Tubinga, 1960'
ciones estéticas del filósofo,
los miste- VoiWii"r, des Gr'unies, lg2g, 4'; edición' Vittorio Klostermann'
Hasta ahora, Heiclegger no ha querido traicionar Francfort del l\,Ieno, 1955.
xoii-r*á- ios robtem á'ii' ¡,t ut opuy sik,- 1929, 2.* edición, vittorio
p
rios más profundos de su concepción del Ser' Francfort del Meno, 1951'
-ii"'b¡"u¡ung'
Klostermann,'a"t
Hó¡i;"t;;';"Á wiiii En Das innere Reich'
l A d,uras Penas ab'andona Munich, 193G37 (3), Págs. 10ó5-78'
lo que iunto al origen mora' el sifio (81)' nai'áifn'rui**" oiií"^*ánn o* Feiertage'' Halle' 1941'
(Heidegger) nun
(79) «In seinen Schriften uncl Vortrágen wirdGedanken urn das lliil"i r"tie von dir woh,h"it, 1942,1: edición' A' Francke'
zusehends "mystischer"''-il;; wieder
kreisen -seine Berna, 1954.
"Seyn" rlas er nun y'ttt""iüt'-i*-tt wieder versucht er den Weg vo* w",i"n der wahrheit, 1943,3." edición, vittorio Klostermann,
der Mystik gleichsam
"i' zu gehen: von oben nach unten' vom Francfort del Meno, 1954'
sein zum seienden,
"ágáttfirt ¡"ittts"ltg' hátte' was sein-ob mit A*A;;i;;. En Hóldertii. Gedenkschrift
"'-
z-u-seinem 100' Todestag'
"il;'á;;;^;l;h Anlásslich der Tagung fr{u"-Ñi"*eyer, Tubinga, - 1943, páes' 267 -324'
v oder i geschrieben--"'"-"i"gt"ül"t ¡-e¿eute.t' ts 44' 2'" edición' vittorio
éiner evangeli."r,"r, ataáii",'i"i Jtit tt-1954 als Gast weilte' wurde E,i;;;;r;;;;i' zu' H ¿tá-1,7ü' D ic'hiulg,1951'
in genommen: sie wollten' Klosterñann, Francfort del Meno,
er von den ur,r",",'d""*il;;i;g;" die.zar1ge -
dass er "bekenne". S"' irr-;i;T;ge
getrieben'. nannte er Sein ein un- U á;; H i,mon¡t*ut, 1949, 2'" edición, Vittorio Klostermann'
theologisches Wort. Uni et-t'f¿iiit"ti"
wórtlich: "Innerhalb des Den- ";;;
Francfort del Meno, 1955.
;tt"d*;';; oder mitbestimmend uriilic",-t550, 3." eJicün' \¡ittorio Klostermann' Francfort del
kens kann .ri"ht, uot'ogtll
'di';;;;-;;á geschieht' Wenn ich
wáre für das, was i*
i" dt'
'orbereitend
cnade Meno, 1957'
ich^die Werkstatt schliessen'>> (B;üi-^;-É*il stuiger, en) Emil--Staiger' Zu einem Vets von
vom Glauben ,o u,tg"'p'"oJiJ'l watt' wtit¿" 1956' págs' '--n¡ari*".
, -?ó;l;;;-
Paul Hühnerf l" s"dii-Hiia'ggn'' I'ist' ]28'129' Ein Briefir¡áóhsel mit Martin Heidegger, en Trit¡ium,
de ta poésre,
Zurich, 1951 (9), Págs' 1-1ó.
i'aniétoÚ-.-io¿iie et"inystirlrrc en Actuatités
"td,
Arthéme FaYard, París, 1956, Pág' 9' Etufü;;";; ¡* á¡i Máapuvsik, rs53, 2'" edición, Max Niemever'
«Schwer verlásst Tubinga, 1958.
(81) Erórterung seines Gedichts' En Merkur' Mu'
*,' Tl',r$,'#, Y:,*;i:W:I:::;-ltl''";¿;:
c"iis fíiit.-ai""
ni¿h, 1953 (7), págs. 22G58.

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