Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
-LXXXVII-
real de obra, no por apelación a la memoria Woolf. Por lo tanto, podríamos afirmar con
sino por presencia y permanencia del bloque ellos que «los afectos son estos devenires no
de sensación: «El monumento no es (... ) lo humanos del hombre; los perceptos (incluso la
que conmemora un pasado, sino un bloque de ciudad) son los paisajes no humanos de la
sensaciones presentes que sólo a ellas mismas naturaleza», puesto que «no se está en el
deben su propia conservación y otorgan al muindo, se deviene con el mundo, se deviene
acontecimiento el compuesto que lo conme- contemplándolo».
mora». Deleuze y Guattari coinciden así, con
El trabajo de «arrancar» el percepto de las
las definiciones de Heidegger, en cuanto al
percepciones vividas y el afecto de las afec-
hacer prevaleciente ya no la perdurabilidad de
ciones vividas constituye, como se dijo, el
la cosa sino apenas sus huellas o recuerdos,
método de la producción de la cosa artística.
sino la forma de la vigencia de las sensaciones
Dicen, cerrando este ítem, Deleuze y Guattari,
que se dejan percibir y en la cosa de valor
que cuando ese trabajo toma la forma de una
monumental: esa monumentalidad conmemo-
«elevación» (de sentido, «una puesta en senti-
rativa es finalmente, apenas capacidad de
do»), se puede hablar del concepto de estilo.
recuerdo del bloque de sensaciones. Por lo
que «el acto del monumento - o de la constitu- La figura del artista como alguien que devie-
ción socio-cultural de este concepto- no es la ne, equivale a la del vidente, a la del que es
memoria sino la fabulación», es decir, la libre capaz de ver: «Llamamos estilo -dice el es-
88 potencia evocadora del bloque de sensaciones cultor Giacometti- a visiones detenidas en el
como cosa autónoma del objeto, ni siquiera tiempo y en el espacio». Esa capacidad de
como voluntad o propósito del proyectista. detención, o cristalización, equivale a la dis-
ponibilidad de un estilo.
Nuestros autores encuentran así, como tipos
monumentales a «variedades de compuestos Al mismo tiempo, siguiendo a Nietzche, se
de sensación», en las que a menudo suelen dice que el artista es «quien ha visto algo
verificarse registros de calificación del objeto, demasiado grande y que está signado por el
como las sensaciones de vibración, el abrazo discreto sello de la muerte».
cuerpo a cuerpo, el retraimiento, la división, la
Esa condición de la artisticidad en tanto capa-
distensión ... es decir, acciones generadoras de
cidad de devenir, de ser-otro, tiene el límite
sensaciones, como vibrar, acoplar, abrir, hen-
del ambiente cultural. cuyas características
dir, vaciar... eso que, hace de la escultura el
pueden marcar los devenires y la capacidad
arte de constitución de «tipos (así calificados)
de diferenciar. Deleuze señala que la condi-
en estado puro».
ción del ambiente cultural de las zonas ecua-
La novela también depende del percepto, toriales o glaciares -es decir, donde el am-
como motor esencial de su construcción, figu- biente presente una solicitación exigente y
ras en <<el paisaje ve», como el océano en homogénea- la artisticidad escapa a la dife-
Melville, la landa en Hardy o la ciudad en rencialidad de los géneros, los sexos, los orde-
- LXXXVIII -
nes y los reinos, y en cambio, los ambientes retiene las sensaciones provocadas por el
templados presentan la condición antropo- acontecimiento original. Esa virtual encarna-
cultural de la «domesticación (culturaliza- ción que el monumento otorga, por el lengua-
ción) del origen». Esta indiferencialidad u je, al acontecimiento, no significa estipularle
homogenidad la encontraba ya el antropólogo una actualización de lo que en origen ocurrió,
R. Kusch, cuando aludía la «vegetalidad» sino en todo caso, conferirle, a ese inicial
americana o a la condición omnipresente de lo evento, la consistencia fabulada por el lengua-
andino como ambiente generador de cultura y je, de un cuerpo, una vida, un universo, que
vida 2• En esa condición de menor o mayor cobran, artísticamente, entidad autónoma. De
homogeneidad del ambiente cultural, de todas allí que pueda hablarse de un «universo
formas, según Deleuze-Guattari, «el artista Proust>>, de un «universo Rembrandt>> o de
siempre añade variedades nuevas al mundo. «Universo Debussy>>.
Los seres de sensación son variedades, como Una materialidad omnipresente de la obra,
los seres de concepto son variedades y los viene dada, según Deleuze-Guattari, en la
seres de función, variables», siendo, en cual- «carne», carne del Mundo y carne del Cuerpo,
quier caso, siempre el artista un propulsor de vida como encarnación y por lo tanto, funda-
devenires. mento casi indisociable de sexualidad y reli-
«El arte desmonta la organización triple de las gión. Pero si la carne pareciera constituir «el
percepciones, afecciones y opiniones, y la termómetro del devenir>> -es decir, la realidad
de la muerte-, en la obra de arte siempre se ins- 89
sustituye por un monumento -dice Deleuze-
Guattari- compuesto de perceptos, afectos y tituye un diálogo entre la carne y la osamenta,
de bloques de sensaciones que hacen las veces entre el relleno y el hueso, hasta que éste, que
del lenguaje>>. Aparece aquí el tema del len- se opone a la carne, deviene en estructura, casa,
guaje y es el lenguaje lo que se trabaja, como hábitat: «El cuerpo prospera en la casa, o un
materia, para arrancar el percepto de las per- equivalente: un manantial, un bosquecillO>>.
cepciones, el afecto de las afecciones y la sen- En realidad estas correlaciones carne/casa
sación de la opinión. podrían devenir en la institución cultural de
las «territorializaciones>>, como primaria ma-
A través del lenguaje será posible que un
nifestación del ser en el espacio. De allí que
momento que no conmemora, «susurre al oído
«el arte empieza tal vez con el animal, o por lo
del porvenir las sensaciones persistentes que
menos, con el animal que delimita un territo-
encarnan el acontecimiento>>, por lo cual ese
rio y hace una casa>>, sin separar -y esto es lo
residuo que reconocía Heidegger como huella
fundante del proceso institutivo de la artistici-
o pálida persistencia de una monumentalidad
camino de su mortalidad aparece pues, no dad- expresión de función.
como materia-monumento ni como rememo- Esta condición fundante de una especie de
ración ni como acontecimiento presencializa- «Obra de arte total» nuestros autores la encuen-
do, sino apenas como rastro de lenguaje que tran en la descripción del complejo ritual de un
- LXXXIX-
pájaro australiano, que trabaja su cuerpo y rial por el cual lo reconduce a un desmarcaje de
posiciones, los colores de su plumaje, el acon- planos sueltos, triturados, fragmentados.
dicionamiento de su territorio y el discurso
B. Cache 4 se propone, a su vez, analizar el
melódico de sus estribillos, en un ensamble
complejo marcado del territorio, la multitud
complejo de cuerpo y territorio, función y
de vectores que construyen un determinado
expresión, contrapunto, en fin, de vida y locus.
orden de lo espacial, diferentes efectos de
«Si la naturaleza es como el arte -deducen composición.
Deleuze y Guattari del ejemplo consignado-
es porque conjuga de todas las maneras estos Porque, en definitiva, todo es composición, lo
dos elementos vivos, la casa y el universo, lo que no está compuesto no es arte así sea una
heimlich y lo umheimlich, el territorio y la composición contrapuntística en la polifonía o
desterritorialización, los compuestos melódi- una arquitectónica en la sinfonía, así se trate
cos finitos y el gran plano de composición de un composición técnica en la manipulación
infinito, el estribillo pequeño y el grande». específica de los materiales a una composi-
ción estética si opera con las sensaciones.
Otra caracterización opuesta al tema del arte,
podría emerger, según Deleuze y Guattari, no Aunque sensación y material se compenetran
ya de la carne, la vida o la vitalidad del cuer- en un único proceso de composición, por el
po en el territorio sino, de las condiciones o cual, la sensación se realiza en el material y
«marcos» que propone precisamente lo terri- los materiales penetran en la sensación.
90
torial , los soportes de la vida. Quizás «el arte
H. Damisch 5 ha planteado un proceso histórico
no comienza con la carne sino con la casa>>
de desarrollo del arte por el cual han ido evolu-
proponen nuestros autores, por cual «la
cionando maneras de registrar sensaciones en
arquitectura es la primera de las artes>>. La
la materialidad del plano, a veces considerado
arquitectura, en realidad, según esta especu-
con espesor, a veces, como en C. Scarpa, redu-
lación, es el acondicionamiento de los mar-
ciendo toda la problemática del volumen y el
cos, las delimitaciones territoriales. Marco y
espacio a una descomposición en planos, sobre
desmarcaje sería una de las dialécticas pro-
los cuales son trabajadas las sensaciones, como
ductivas del arte. La problemática del marco existe, por así decir, una literatura o una músi-
está ligad~ a una noción intrínsecamente vec-
ca planas, llevadas a una reducción de trabajo
torial del territorio; antes que lugar existiría
sobre la materialidad esencial de palabras/sin-
así, un espacio abstracto, vectorial y abierto,
taxis y unidades de sonido y a pesar de la eli-
que puede infinitamente estructurarse (cons-
minación de relato o melodía todavía es posible
tituirse en marco de la vida) o desestructu-
un trabajo de sensaciones en ese soporte mate-
rarse (instituir desmarcajes ).
rial plano, deliberadamente reducido.
P. Bonitzer 3 define el cine como desmarcaje, un
arte capaz de producir afectos nuevos a partir de • G. DELEUZE-F. GUATIARI, ¿Qué es la filosofía ?
un proceso elaborativo de aquel espacio vecto- Editorial Anagrama, Barcelona, 1993. •
-XC -
NOTAS
' G. Deleuze-F. Guattari, ¿Qué es la filosofía?, E. ' P. Bonitzer, Le champ aveuglé, E. Gallimard, Paris,
Anagrama, Barcelona, 1993, especialmente el capítulo 7, 1981.
<<Percepto, afecto y concepto».
' B. Cache, L'ameublement du territoire, E. Seuil, Paris,
2 R. Kusch, Geocultura del hombre americano, E. F. 1994.
García Cambeiro, B. Aires, 1976. Sobre el tópico de la
' H. Damisch, Teoria della nuvola. Per una storia del/a
<<vegetalidad» en particular y de los condicionamientos
pittura, E. Costa & Notan, Genova, 1991.
que el paisaje otorga a lo cultural, La Seducción de la
Barbarie, E. Fundación Ross, Rosario, s/f.
~ Otl. /.,t' j•I·,?J1f~·r ( ~t/U~T d• 11/.t.:r· /lnfti¿,•, J'fl//1..' ,rfl ./),"J't'l"ti 1 11~ 1 11( jc Jll 'oct'Uf't' ~~· t'r/&:r· u{;r·
·. ttll/n;r· (;tla;·,::·/~~'l'"'rt' t~11UI~T /~r· Mmr.r· Jr.r tJ; -J!du.'r ,/r /:E"lf.'t"1'1'llr tlr lo Clllll('. J.w/# Jf.Jr.r
. · 1/.111/.'l;·"'';'·l""''l'''it· ,/¡, -R~'t /''''fl' h:.- la~lt/lh_'•' tJro.·tduft~,· ~·~:u/ ¡,,t.~l ·'~'~7'1~'·r. _J>a11.r _ k:·· //.tltillt~l<•'
,/.' 11/r:r· /Jtt.'Jt'/u:r •'''" ••'lltJ•t h; •1•'111 ,/.:r· ( Jn,¡///.!t/.1', tp;u-.;.· .¡ ¡~.¡.¡n. l ,;r/ lltlll'c' tjUtl!l t1 '"'"''''' 'fl/t '
!t /~11¡1. •,h/t ,,,.¡ Nlt•'IM /1,1111'~ ,/,u¡,r /,,,,. _ ;,· ( J," /.u,.;.·r' f.:,· 1.•1/tl.tÚJ.r' ,.,,
' ,.
/./.1/h" (;>lli,·,/./.1/. • /.:o·t1rJdllhiiM:,_- ·" -
91
-XCI-